Mision en Inglaterra [Metron-Midna]

-Estúpido, como se te ocurre pensar en tonterías en un momento como este- me dije a mi mismo, cuando vi correr a la chica.

Rápidamente comencé a correr detrás de ella y para evitar que se alejara más de lo necesario, hice uso de la amplia velocidad adquirida. No tarde en situarme a su lado, manteniendo un par de metros de distancia.

-Perdona, pero por lo visto soy más rápido que tú- dije sonriendo.

Mientras la gente continuaba haciendo esfuerzos por detener las llamas, y por lo visto lo estaban haciendo realmente bien, ya que el fuego había disminuido. Con suerte lograrían apagarlo antes de que alcanzara alguna de las casas cercanas.

Sin embargo algo cambio la situación. Cinco niveles 1 hicieron su aparición, aparecieron descendiendo del cielo a poca velocidad, algo de lo que no me percate hasta que uno de ellos hizo su primer disparo dirigido a la multitud concentrada allí. Al oír el disparo me detuve en seco, dirigiendo la mirada hacia el cielo.

-Mierda, esos malditos- dije algo molesto.

Pero ese no era momento de lamentaciones, debía ayudar a la gente que se encontraba en peligro. Por lo que no lo pensé mas, di media vuelta y volví a correr, aunque en esta ocasión hacia los akumas.

Al mirar hacia mi derecha lo vi- como es posible que alguien como el me lograra alcanzar?, no lo podia creer, volvi mi vista la camino y al mismo tiempo aquel chico paro y regreso, no quize saber cual era el motivo, solo segui corriendo, alejarme de aquel lugar.
Me detuve cerca de una tienda, cerca de mi hogar, estaba algo agotada despues de aver corrido por 30 minutos, nunca habia corrido asi ni mucho menos a esa velocidad.
Despues del pequeño descanso segui caminando hacia mi casa.

Con el primer y de momento único disparo, los pueblerinos que trataban de apagar las llamas del incendio, comenzaron a huir despavoridos. Guiados por el miedo y la desesperación al ver como uno de los presentes se convertía en polvo, pero lo que no sabían era que no iba a ser al único que le pasara, ya que varios disparos alcanzaron a varias de las personas que trataban de huir del lugar.

Cuando estuve a pocos metros del akuma más cercano, di un salto para caer sobre su dura piel metálica y clave mi arma sobre su pequeño rostro. Antes de que explotara salte y aterrice a varios metros de distancia.

-Alabarda voladora- susurre mientras se escuchaba la explosión de fondo.

Lance mi arma hacia los cuatro akumas restantes, los cuales fueron partidos en dos rápidamente. Una vez mi arma volvió a mis manos, contemple con desolación como las ropas de alrededor de unas quince personas, estaban esparcidas por el lugar. El resto consiguió huir de allí a toda velocidad, pero eso no significaba que estaban a salvo, ya que seguramente llegarían más de esos demonios metálicos, en busca de una mayor cantidad de víctimas.

Desactive mi inocencia al mismo tiempo que contemplaba como las llamas comenzaban a avivarse. Lentamente fueron devorando la antigua casa, hasta que esta colapso y acabo por derrumbarse. Mientras permanecía inmóvil contemplando aquella escena, el pensamiento de que podía haberlo evitado, rondaba mi cabeza. Pese a todo lo más importante era encontrar a la chica y de esta forma averiguar lo que estaba sucediendo en aquel pueblo.

Me refugie en mi casa, cerre todo bajo llave. Estaba algo tensa despues de lo sucedido. Me dirigi a mi cuarto , pense que darme un baño me calmaria un poco, asi que tome la primer ropa que encontre y me meti a bañar.

- vamos vamos tranquila- pensaba mientras el agua caia en mi- a lo mejor se va mañana u hoy mismo- dije cerrando los ojos. Termine mi baño y me vesti. me sente enfrente del tocador y me empeze a arreglar- creo que seria mejor que durmiera un poco- dije mirandome al espejo, estaba muy tensa, algo que nunca lograban hacer los niños del pueblo. Me levante y me dirije a mi cama, me acoste. Pasaron las horas, apenas daban las tres de la tarde. No consegui dormi

-AH! - grite - POR QUE ESE TIPO TUVO QUE VENIR- dije lanzando mi almohada hacia mi puerta- sera mejor que lo vigile- Dicho esto me pare y me vesti, me arregle mi cabello en forma en que mi gorra puedira ocultar mi cabello y mis ojos, por si alguna razon el me lograba ver.

Al ver que las llamas no se propagaban por las demás edificaciones, decidí ir en busca de la chica, y dejar que los aldeanos trataran de apagar el fuego. Desactive mi inocencia y colgué mi alabarda en mis espalda. Sin perder un segundo más de tiempo, me aleje de aquella zona para comenzar mi búsqueda en la dirección por la que se fue corriendo. Era difícil que estuviera por allí pero debía de tratar de encontrarla.

Pasaron varias horas de incesante búsqueda y al ver como tantas vueltas no estaban sirviendo para nada, decidí ir a calmar mi apetito, después de todo eran cerca de las tres de la tarde y mi estomago pedía a gritos algo de comida.

Entre en un restaurante mientras lo hacía alce la vista hacia el cielo, para ver como el intenso humo, ahora era apenas un hilo que se elevaba entre las casas. Respire aliviado y me senté en una de las mesas. No tardo en llegar un tipo que reconocí casi de inmediato, ya que era uno de los individuos que logro escapar del ataque de los akumas y lo que era más importante, me dio la impresión que trato de hablar con la muchacha a la que yo perseguí.

El hombre reconoció de manera casi inmediata mi llamativo uniforme y no tardo en poner un rostro un tanto serio.

-¿Tu no estabas antes con Midna?- pregunto en un tono aun más serio que lo que indicaba su rostro.

-Con que se llama Midna- pensé mientras mostraba una sonrisa, -si, he oído que tiene cierto talento tocando y me gustaría verla en acción, por desgracia se fue corriendo cuando aparecieron esos monstruos- dije en tono tranquilo.

-Si bueno, por suerte esos seres desaparecieron, pero si quieres oírla tocar podrás hacerlo en el festival que se celebrara mañana en la plaza- dijo el hombre aun de manera desconfiada.

Sali de mi casa y me puse en marcha. Camine a la plaza, ahi seria un buen lugar para buscarlo, mientras caminaba, veia que las personas hablaban de esas extrañas cosas, camine rapido, no queria saber nada de eso. Cuando llegue vi que todo estaba arreglado y que estaba muy poca gente, la cual descansaba.
Camine hacia uno de los puestos que ya estaban instlados

- Disculpe, no ha visto pasar por aqui a un sujeto de vestimentas extrañas?- le pregunte, el señor me observo y nego con la cabeza- ok, gracias- dije suspirando y alejandome de el. Segui buscando hasta que oi un extraño ruido, provenia de mi estomago, tenia tanta hambre, parecia que lo habia olvidado despues de lo sucedido- si si vayamos a visitar a blue blue- dije feliz casi cantanto y caminando hacia su restaurante,parecia que se me habia olvidado lo que hacia.
No me costo mucho llegar a su restaurante y entre, ahi el recepcionistame resivio y como siempre me llevo a mi lugar.

- gracias- dije sentandome y llame a un mesero

- que desea?- me pregunto

- ya sabes lo de siempre pero esta vez quiero todo lo de menu de postres - dije sonriendo- si descubro que falto alguno...- el mesero sabia a lo que se abstenia cuando yo llegaba y pedia el menu completo de postres

- esta bien- dijo nervioso y se fue para la cocina

Mientras esperaba me puse a observar el lugar, se me vino a la mente que tal vez podria estar el por aqui, aunque lo dudaba, blue no daba servicio a las personas que me caian mal o eso pensaba.

-Creo que eso hare ¿podrías traerme un filete?- dije de manera alegre.

El hombre se marcho para traer mi pedido, mientras yo permanecí envuelto en mis pensamientos. Debía de encontrar a la chica, pero seguramente se habría escondido o algo por el estilo, lo que hacía que la única posibilidad de encontrarla fuera del festival fuese menor que si la buscaba cuando se realizara la prueba de la música o lo que hicieran.

Mi pedido no tardo en llegar, aunque esta vez lo trajo otro hombre diferente, la desconfianza que se podía notar en las palabras del otro tipo, seguramente seria la explicación de que no volviera por mi mesa.

Comencé a comer aquel delicioso filete, mientras pensaba seriamente en lo que hacer cuando mi estomago estuviera saciado. Podría esperar a que ese día acabara lo más rápido posible, o por el contrario, tratar de sacar más información sobre la chica, aunque no podía de dejar de pensar en que los akumas seguramente harían de las suyas y más cuando no tenía claro, su relación con la muchacha.

Una vez terminada mi comida, deje unas pocas monedas de oro sobre la mesa y me dispuse a salir de allí. Antes de que pudiera poner uno de mis pies fuera del edificio, pude ver a una chica que tenia cierto parecido a la que yo buscaba.

Sin prestarle más atención de la necesaria, salí de aquel lugar y me dirigí hacia uno de los laterales del restaurante. Cuando me asegure de que nadie miraba hacia mi posición, di un salto para aterrizar sobre el tejado de una casa cercana, desde la cual podía visualizar mejor toda la zona de alrededor.

-Es posible que sea ella, lo mejor será vigilarla- pensé mientras permanecía allí de pie.

Me gustaba viajar sobretodo si por el cargo que ostentaba podía ocupar todos y cada uno de los lujos que me merecía en el viaje. Había ido desde Londres a Lambeth en tren, un viaje tranquilo, con todo un vagón para hacer lo que quisiera, que en ese momento solo era relajarme y terminar el trabajo relacionado con el nuevo programa de política exterior que habían propuesto en el parlamento, bebiendo té, tomando caramelos y comiendo alimentos de primera calidad.

-¿Está todo como usted quería señorita Elaine? –Preguntó Hao, una de las sirvientas que se había criado prácticamente conmigo. Se sentó en el suelo apoyando la barbilla en el asiento, sonrió sin quitarme de encima sus ojos de color índigo y sin dejar de sonreír.

Me limité a asentir mientras volvía a fijar mi atención en los documentos que leía ahora, a veces me sorprendía mi dedicación a mis dos trabajos, nunca me había gustado seguir las ordenes de alguien, y ahora me esforzaba para cumplir las que me había impuesto el Conde, sin duda me resultaba paradójico.

-Shire, acércate. –Ordenó mientras estiraba uno de mis manos, al notar las orejas picudas del chico sonreí, las puntas de mis dedos, ahora de color negro tantearon el adorno gatuno antes de decidirme a quitárselo. –No quiero que llamemos la atención, pero cuando lo estime oportuno las llevarás de nuevo.

Cheshire, o Janick, que era su nombre real, se encogió de hombros lo noté suspirar aliviado, una de las razones porque le obligara a llevar esas orejas de gato era porque sabía cuanta vergüenza le daba mostrarlas en público, era en realidad otra de las tantas pequeñas torturas y humillaciones que permitía que sufriera, al fin y al cabo todas formaban parte de una larga y boba venganza que solo era una excusa para referirme a aquello que en realidad estaba haciendo: jugar.

Noté como el tren frenaba suavemente en otra estación, había olvidado en que parada nos tocaba bajarnos… menuda cabeza era la mía.

-Señorita Arádottir. –La voz de uno de los revisores del tren hizo que mis sirvientes dejaran que habían esperado durante varios minutos desde que el tren se detuviera a que yo hiciera algo, le observaran atentamente. –He venido para… ARGH!!

Al escuchar al hombre gritar como un poseído, me limité a cubrirle las orejas a Hao, sonriéndole para restarle importancia al hecho de que algo estuviera matando al pobre revisor que había tenido la mala idea de entrar en el vagón. Separé mis manos de los oídos de la chica cuando los gritos cesaron y lo único que quedaba del revisor era nada.

-¿Te has divertido Lapin Blanc? –Pregunté retóricamente, poniéndome de pie a la vez que me quitaba el polvo imaginario del vestido negro y blanco que llevaba, observé al conejo que se encontraba ahora en el lugar donde debía estar el revisor el cual ahora era solo una mancha de sangre en el suelo.

El akuma de nivel 2, tenía una apariencia demasiado mona para mi gusto, con forma de conejo, pero un poquito más grande de lo que eran los conejos reales, había sido algo difícil conseguir ponerle ropa encima, pero luego de varias disputas en las que algunas de mis queridas sirvientas fallecieron fatídicamente, llegamos a un acuerdo.

-Espero que al menos estuviera bueno. –Comenté con una dulce sonrisa.

-Sabía mal como todos los humanos sin poder alguno. –Me respondió mientras se acercaba hasta mí y saltaba a mis brazos. –Habéis llegado tarde mademoiselle Elaine.

-Lamento no tener el poder de teletransportarme. –murmuré, mientras bajaba del vagón, si Blanc había aparecido era porque habíamos llegado a nuestro destino. –Quiero un lugar en esta pocilga quemada donde dejar mis cosas, os dejo el trabajo a vosotros Hao y Shire, no os entretengáis.

Dicho esto seguí caminando por la estación con el conejo en brazos, que ahora tenía más el aspecto de un muñeco que de algo que estuviera vivo.
-¿Cuándo hemos llegado?

-15 minutos lleva el tren detenido, esperando a que bajaras. No me gusta esperar. –me regaño el akuma, me hizo gracia a la vez que sentí el impulso de arrancarle la cabeza y darle de beber su sangre a todos los humanos que encontrara. Respiré profundamente, sonriendo de forma inocente mientras le acariciaba la cabeza. Esperando que el conejo siguiera hablando. –Hemos estado investigando un poco tal y como el conde esperaba que hiciéramos mientras esperábamos tu llegada. Fuimos al lugar del último incendio con unos niveles 1, fueron destruidos por un exorcista.

Esta vez tuve que abrazar con fuerza Blanc, porque le hubiera dejado caer por la sorpresa, o quizás por la felicidad, el Conde estaba equivocado al pensar que iba a aburrirse en ese lugar, cuanto tiempo llevaba ya sin jugar con esos graciosos exorcistas, al fin algo interesante que hacer.

-Si un exorcista está aquí debe ser por que lo que provoca los incendios es sin duda inocencia. –Dije mientras salía de la estación con expresión contradictoria. –Supongo que Kälorm está aquí también, verdad?

-Así es. –Se limitó a responder el akuma.

-Bien, le mandaremos a él para que vigile a ese exorcista. Presiento que él ya debe saber más que nosotros de todo esto. –Comenté mientras volvía a sonreír alegremente.

-¿Qué haremos nosotros? –Preguntó la máquina afelpadita, observándome con sus ojos redondos y negros.

-Vamos a hacerte hermanitos. –Bromeé mientras caminaba decidida hacia el centro del pueblo, si quería jugar con exorcistas, tendría que traerles al menos algún que otro regalo… ¿Qué mejor que un grupo de graciosos akumas para darles la bienvenida a mi juego?

Esta tan distraida pensando que no me di cuenta que mi orden ya estaba desde hace unos 15 minutos, hasta que senti como alguien me habia gritado en el oido y salte del susto, mire al que habia hecho esto, Blue estaba riendose, me acerque un poco a el y le di un zape

- si seras- dije molesta- espera.. como supiste que era yo?
- quien es la unica que come dulce a las 6 de la tarde, aqui y pide todo el menu- dijo sobandose el golpe- por cierto vino un extraño y pregunto por ti.. o yo le dije algo sobre ti
- como el vino?- pregunte comiendo un pastel- como no le vi?
- eso no lo se, pero es mejor que tengas cuidado, no me gusta para nada- me dijo algo preocupado
- no te preocupes ami tampoco- comiendo otro pastel- por eso he decidio seguirle, por su culpa esas cosas vinieron
- las cosas que ves luego?- pregunto
- si esas cosas, al parecer el piensa que soy yo el que quiere herir a esta gente y que lo quiero matar- deje de comer y ire por la ventana mas cercana- esta anocheciendo, sera mejor que me valla- me levante de la mesa
- solo ten cuidado- dijo viendome ir, luego miro a mi mesa y vio que solo me habia comido dos pasteles enteros- creo que esta muy enojada -_- - susurro levantandose y dirijiendose a la cocina

Sali del restaurante y me diriji a la plaza de nuevo, para preguntarle a las personas si habian visto a la persona que buscaba

Me quede esperando pacientemente hasta que la chica que me parecía sospechosa salió del restaurante. En ese mismo instante que la estaba viendo, parecía que mis dudas se despejaron y con la poca luz que alumbraba el pueblo, el poco parecido que le había visto antes había desaparecido.

El sol se estaba poniendo, lo que significaba que debería de empezar a buscar un lugar en donde pasar la noche. Era hora de moverme de allí, por lo que di un salto para caer nuevamente a la calle. Debería de ser paciente y esperar hasta el día siguiente o al menos eso pensaba hasta que decidí volver a la plaza, para recolectar más información de la gente del lugar.

Cuando salí de la orden no pensé que esa misión iba a requerir demasiado tiempo, después de todo tenía la idea firma que sería algún akuma haciendo de las suyas, pero por lo visto hasta ese momento, no tenía muy claro quién o qué era el responsable de los incendios.

Camine por las distintas calles, hasta llegar a la plaza del pueblo. Al igual que cuando la abandone horas antes, aun permanecía llena de gente que caminaba de un lado a otro, terminando los últimos retoques para el festival del día siguiente.

-Supongo que será mejor preguntarle al que se encargara del concurso- pensé dirigiéndome hacia un escenario que había sido preparado para la ocasión.

Había decidido que Shire y Hao se quedaran en el pequeño hostal que habían encontrado, había pagado una buena suma de dinero a los que lo llevaban para que fueran discretos con su llegada, sin embargo tenía propuesto usar a la familia que lo regentaba a los nuevos akumas, para que estos fueran creciendo en nivel. Aunque me satisfacía enormemente la cantidad de akumas que había podido crear. Observé a las bolas con cañones y les sonreí con extraña ternura mientras pensaba en que hacer con ellos.

-¿Los vas a llevar al centro de este pueblucho? –Me preguntó Blanc saltando a mis brazos una vez más. Que Akuma más malcriado había hecho… -¿Qué haces? –Volvió a preguntar cuando en un acto inconsciente le acariciaba la cabeza.

-Nada. Pensaba. –Respondí sumiéndome en un pequeño silencio una vez más. –Quédate con ellos. No quiero que hagan acto de presencia aún… ¿No hay algún pueblo cerca en el que puedan alimentarse un poco? Me vendría bien que algunos de tus nuevos hermanitos crecieran un poco hasta subir de nivel, ya me entiendes.

-No te prometo nada. –Fue lo único que me dijo antes de saltar a regañadientes de mis brazos. –Si no me divierto, vas a tener que pagar.

-Usaré a Nana para comunicarnos. –Respondí mientras empezaba a caminar alejándome del bosque en el que por ahora habíamos decidido refugiar a los pequeños akuma, algo me decía que no era el momento para soltarles y que hicieran de las suyas. Así que debía muy a mi pesar, resignarme a esperar la señal que me diera a entender que ese sería el momento perfecto para poder soltarles.

Había tenido que cambiarme, por una ropa un poco más discreta para no llamar la atención, lo cual para mi era totalmente horrible tener que pasar por un simple aldeano común y corriente como todas esas almas de cántaro. Pocas personas sabían como iba a disfrutar al verles morir, pero lo que más deseaba era escuchar ya sus gritos de horror.

Con paso ligero llegué cerca de la plaza central del pueblo, cuando algo muy parecido a un guante de titanio enorme que ahora tomaba el color oscuro de mi vestido me tomó por la cintura y me refugió en las sombras que ofrecía el pequeño callejón del que había pretendido pasar de largo.

-Hola Kälorm. –dije sin siquiera levantar hacer ademán de mirarle. -¿Por qué has hecho eso?

El akuma metamorfo de nivel 3, dejó escapar un largo suspiro, como si tuviera que tener muchísima paciencia para tratar conmigo, era un Akuma divertido.

-¿No recuerdas que me habías mandado a vigilar al exorcista? –Preguntó lentamente, con su voz ligeramente andrógina. –Es el pelirrojo de la alabarda en la espalda.

Mis ojos tardaron en ubicarle pero cuando conseguí verle, simplemente sonreí de oreja a oreja, esto iba a ser pero que muy divertido. Fue entonces cuando me percaté de la decoración que cargaba la plaza y el escenario, supe que eso era lo que había estado esperando como señal para saber cuando debía atacar.

-¿Entonces, es una inocencia? –Pregunté en silencio mientras sacaba del bolsillo un caramelo redondo de color negro.

-Cuando los akuma de primer nivel se encontraron con él Blanc me aseguró que estaba teniendo una charla interesante con una chica. –Respondió.

-¿Crees que me importa las cosas que hable en sus horas de trabajo? Me da igual lo interesante que estuviera con esa pueble… ah. –Me reí al notar la mirada asesina del akuma clavada en mi nuca, y me limité a lamer el caramelo un par de veces más. –Es que no te has explicado bien. Bueno pues Kälorm, quiero que encuentres a esa chica y la sigas, yo me encargaré de vigilar a nuestro exorcista por ahora… pero antes de irte quería preguntarte algo… Por lo que parece van a celebrar un festival, verdad? ¿Sabes cuando será?

El akuma hubiera podido sonreír al ver el brillo de mis ojos que era un preludio de las atrocidades que mi cabeza había empezado a maquinar, al no hacerlo sonreí yo por él recibiendo una palmadita sobre mi cabeza, antes de que el akuma volviera a cambiar de forma.

-He podido escuchar que decían que se celebrará mañana. –Me respondió Kälorm antes de alzarse al vuelo en forma de ave rapaz.

-Ya lo has oído Nana, mañana. –Dije alegremente mientras salía a la plaza, observando mi reflejo, el cual ahora poseía ojos rojos.

-Iré a comunicárselo a Blanc inmediatamente mi señora. –Respondió mientras hacía una inclinación y desaparecía, momento en el cual, mi reflejo en el cristal volvió a ser igual de nítido que el de cualquier persona que se en la ventana.

Al cabo de unos segundos mis ojos volvieron a ponerse en el exorcista, sin duda todo aquello sería muy interesante.

Despues de haber preguntado a cada persona decidi que tenia que dejarle de buscar.Estaba exausta la verdad, casi no habia comido y seguir buscando de noche por los rubos en los que iba se empezaba a poner peligroso.Tome el camino de regreso, mientras caminaba,miraba como las calles estaban vestidas de focos de colores, de los adornos brillantes , al ver eso me tranquilizaba. Mire al cielo y vi uan linda luna llena. Adoraba cuando se ponia asi, pero eso fue suficiente para que me llegara algo de inspiracion y ponerme a tocar antes de marcharme a mi hogar.
Corri lo que me quedaba para salir de aquel lugar y dirigirme hacia una casa abandonada cerca de la plaza. Tome un pequeño suspiro al llegar, despues me diriji a la parte trasera, dodne estaban unas escaleras, Subi por ellas y pronto me encontre en el techo de esa casa.Me sente en el techo, tenia una linda vista de la luna y del lugar. Tome mi ocarina y empeze a tocar.
Pronto el pueblo empezo a llenarse de mi musica.

Me acerque hasta la plataforma que había sido preparada para la ocasión. Allí se encontraban un par de hombres, los cuales parecían estar dando los últimos retoques a los adornos.

-¿Me podríais decir cuál de vosotros es el que se encarga de lo de la música?- pregunte mirando con detenimiento los arreglos que ponían.

-Soy yo chico, dime que deseas- dijo uno de los hombres.

Lejos de lo que esperaba, no era un hombre mayor sino todo lo contrario. Era un chico de unos veintiocho años aproximadamente, y por las ropas que llevaba, parecía pertenecer a alguna de las pocas familias ricas del poblado.

-Dígame, ¿mañana participara una chica que se llama Midna?- pregunte con interés.

-Si claro, es la mejor, se apunto la primera…- antes de que pudiera continuar volvió a sonar la misma música que se escucho horas atrás, -ves, es ella, toca tan bien- dijo el encargado como si estuviera drogado.

La música había vuelto a surgir, lo que indicaba que debería de tratar de localizarla ahora que aun podía. Por lo tanto sin pensármelo dos veces, salí corriendo de la plaza y salte al tejado de una de las casas.

-Ahora no se me va a escapar- pensé con rabia.

Debía encontrarla y averiguar su relación con los incendios, si se trataba de alguien relacionado con el conde y por lo tanto solo buscaba la destrucción del pueblo, o simplemente poseía en su poder algo que lo causara inconscientemente y por lo tanto seguramente sería una inocencia.

Comencé a correr por los tejados lo más rápido que podía, pese a la oscuridad de la noche, la luz procedente de la calle, era suficiente para que mis pasos fueran precisos y veloces. El hecho de que la música sonara por todo de la misma forma, dificultaba mi búsqueda, pero aun así debía hacer un esfuerzo y encontrar a la chica.

Siempre había considerado que espiar a la gente era de muy mal gusto, sin embargo cuando la situación lo requería no quedaba más que resignarme y seguir con el plan establecido. El exorcista parecía ser alguien levemente inteligente, lo cual me pareció incluso fascinante últimamente las personas parecían volverse más estúpidas con los años, y enfrentarse con alguien que no solo iba a resultar un peligro por la inocencia, si no porque parecía ser capaz de razonar era… más de lo que había esperado en un principio.

Cuando la música comenzó a sonar, fue como el augurio de que iba a suceder aquello que había querido evitar al menos hasta al día siguiente durante el festival. Esa maldita música hizo reaccionar al exorcista de tal manera que me hizo ver que aquello era la señal que había estado buscando y que tenía algo que ver con la chica de la que Kälorm le había hablado.

La cosa estaba mal, pensé mientras observaba como el exorcista se subía a un tejado y empezaba correr por encima de las casas del pueblucho en busca de esa niña tan oportuna. Lo malo de no tener ahora a Nana era que no podía comunicarme con el resto de los Akumas, al menos con Kälorm que era quien había visto a la muchacha para que despistara al exorcista, así que solo me quedaba a mí hacer el paripé. Corrí a un lugar algo lo suficiente lejos del exorcista, y me subí al tejado de la casa.

-En fin… -Murmuré mientras abría la sombrilla y esta tomaba un color carmín, esta empezó a soltar chispas con fuerza, si pudiera ser cierto diría que la materia oscura que residía en ella estaba deseando hacer ya de las suyas. Con suerte Kälorm lo vería también y haría algo por su parte.

La materia oscura empezó a dar vueltas a gran velocidad sobre si misma, pareció tardar unos segundos en cargarse. Cuando pareció tener toda la potencia que precisaba en ese momento del circulo eléctrico que rodeaba la sombrilla salieron siete potentes rayos que impactaron contra el suelo, y algunos atravesaron los cristales de la casa que tenía en frente y que era algo más alta que en la que me encontraba yo. El sonido que esto provocó hizo gran estruendo, seguido por algún que otro grito aterrorizado. Sonreí, mientras cerraba la sombrilla y bajaba del tejado, con esto me daba por satisfecha durante los próximos minutos. Ahora tocaba que Kälorm hiciera su parte.

[-en otro lugar del pueblo-]

El Akuma de nivel 3 llamado Kälorm, se había propuesto cumplir con la misión que Elaine le había dado, pero era difícil reconocer de entre ellos a una simple humana. Pero su habilidad le daba la ventaja de poder distinguirles de entre todos ellos por sus sueños e ilusiones. Sus habilidades giraban en torno a eso, en poder jugar con las mentes de otros y tomar forma de cualquier cosa que viera. Muchas veces Elaine le había preguntado acerca de su historia, pues había estado a su lado desde que era un nivel1, pero no desde el día de su creación, y su pasado era algo que tenía poco interés o utilidad a ojos de la máquina metamorfa.

Pero antes de poder poner en práctica sus habilidades la música inundó el pueblo, pudo sentir que había algo en aquella melodía que no era normal, quizás algo místico… Inocencia, tal y como el conejo blanco había dicho, esa niña parecía tener en su poder un pedazo de inocencia. Al cabo de pocos minutos enfocó a una muchacha sentada sobre un tejado usando una ocarina, esa era la susodicha. Antes de poder hacer nada, el sonido de varios rayos atrajo su atención. Reconoció el ataque de Elaine, puesto que ya lo había visto varias veces, tampoco le fue difícil comprender que era lo que pretendía conseguir la aliada del conde Milenario con eso, sin duda el exorcista habría reconocido la melodía de la niña, dado que ya la había escuchado antes, lo único que le quedó por hacer fue tomar la apariencia de la chica, si ella decidía seguir tocando a pesar del pequeño escándalo que Elaine había montado, solo le quedaba esperar a que el exorcista llegara hasta ellos, engañarle y llevarla lejos de la verdadera muchacha.

Si Elaine quería esperar al día siguiente para arrasar con todo el pueblo y eliminar a la niña compatible con la inocencia… seguiría sus órdenes, a pesar de que fuera una idea que a sus ojos era demasiado peligrosa. Esperar traía consecuencias malas, muchas veces.