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Todo el material que se publique dentro del foro es y será propiedad de su creador a menos que se indique lo contrario.
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Aquí un reclutamiento casual~
D. Gray man Rol :: El mundo :: Europa
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
Cross volvió a sonreír. La niña, quisiese o no, era una monada, y ahora que la tenía más de cerca, podía darse cuenta de eso con más certeza. Con tranquilidad alargó su mano y tomó el lazo, que pendía al son del viento entre la mano de ella.
-De acuerdo, te lo explicaré con más claridad –aceptó luego de darle una última calada a su cigarrillo antes de que este se consumiera. A Cross no le salía la vena narradora, pero aún así se aclaró la garganta y prosiguió:-Aquellos monstruos que atacaron el lugar donde vivías, son llamados Akumas, y son máquinas programadas para asesinar a las personas y evolucionar con esto de nivel y poder. Un Akuma se crea a partir de la desesperación, tristeza y el odio hacia el mundo por parte de una persona que ha perdido a un ser querido. Entonces el Creador se le aparece ofreciéndole una oportunidad de hacer regresar a este mundo a esa persona, arrebatándola de las manos de ese Dios malvado, odioso y detestable. Puesto que para darle vida a un Akuma, se necesita un alma conectada con la que se quiere llamar, es obligatorio conseguir este pacto, y cuando el muerto es llamado por la persona y retorna a la vida mediante un esqueleto Akuma, se ve encerrado en él como su fuente de energía, doblegado bajo las órdenes de ese Creador –hizo una pausa, meramente efectista- lo que sigue creo que podrías imaginártelo. El Akuma recién nacido recibe su primera orden, que es la de asesinar al contratista y tomar su cuerpo para así esconderse en su piel mientras evoluciona, y luego de la tragedia, nace verdaderamente una de esas máquinas monstruosas y patéticas.
La luz de la lámpara comenzó a titubear, bajo una pequeña falla eléctrica. A lo lejos, un trueno resonó e iluminó la ventana donde yacía recostado el pelirrojo, proyectando la larga sombra de Cross en el suelo. El General alzó el lazo para que Ruri lo mirara. Venía la parte interesante del relato.
-Cosas como este lazo o mi Sentencia –y señaló con la mano libre la funda donde reposaba su pistola- tienen la habilidad de destruir esas máquinas y purificar el alma que reside en el Akuma, bajo un sufrimiento constante. La sustancia que les da ese poder es llamada Inocencia, y es considerada como la cristalización del poder que Dios envió a la humanidad para desterrar el caos que el Creador, o más bien conocido como el Conde del Milenio, quiere cernir en el planeta hasta dar con su destrucción. Aquellas personas elegidas, que tienen la capacidad de interactuar con esa sustancia y manejarla, reciben el nombre de Exorcistas, como yo…-Cross le clavó la mirada, ahora seria, directamente a sus ojos y declaró:- Y como tú ahora.
-De acuerdo, te lo explicaré con más claridad –aceptó luego de darle una última calada a su cigarrillo antes de que este se consumiera. A Cross no le salía la vena narradora, pero aún así se aclaró la garganta y prosiguió:-Aquellos monstruos que atacaron el lugar donde vivías, son llamados Akumas, y son máquinas programadas para asesinar a las personas y evolucionar con esto de nivel y poder. Un Akuma se crea a partir de la desesperación, tristeza y el odio hacia el mundo por parte de una persona que ha perdido a un ser querido. Entonces el Creador se le aparece ofreciéndole una oportunidad de hacer regresar a este mundo a esa persona, arrebatándola de las manos de ese Dios malvado, odioso y detestable. Puesto que para darle vida a un Akuma, se necesita un alma conectada con la que se quiere llamar, es obligatorio conseguir este pacto, y cuando el muerto es llamado por la persona y retorna a la vida mediante un esqueleto Akuma, se ve encerrado en él como su fuente de energía, doblegado bajo las órdenes de ese Creador –hizo una pausa, meramente efectista- lo que sigue creo que podrías imaginártelo. El Akuma recién nacido recibe su primera orden, que es la de asesinar al contratista y tomar su cuerpo para así esconderse en su piel mientras evoluciona, y luego de la tragedia, nace verdaderamente una de esas máquinas monstruosas y patéticas.
La luz de la lámpara comenzó a titubear, bajo una pequeña falla eléctrica. A lo lejos, un trueno resonó e iluminó la ventana donde yacía recostado el pelirrojo, proyectando la larga sombra de Cross en el suelo. El General alzó el lazo para que Ruri lo mirara. Venía la parte interesante del relato.
-Cosas como este lazo o mi Sentencia –y señaló con la mano libre la funda donde reposaba su pistola- tienen la habilidad de destruir esas máquinas y purificar el alma que reside en el Akuma, bajo un sufrimiento constante. La sustancia que les da ese poder es llamada Inocencia, y es considerada como la cristalización del poder que Dios envió a la humanidad para desterrar el caos que el Creador, o más bien conocido como el Conde del Milenio, quiere cernir en el planeta hasta dar con su destrucción. Aquellas personas elegidas, que tienen la capacidad de interactuar con esa sustancia y manejarla, reciben el nombre de Exorcistas, como yo…-Cross le clavó la mirada, ahora seria, directamente a sus ojos y declaró:- Y como tú ahora.
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
Cross ahora sostenía el lazo, mientras le explicaba a Ruri calmadamente. Ella le miraba a los ojos nuevamente, absorta por la información que estaba recibiendo en ese momento. No estaba tan equivocada, ese monstruo si era llamado akuma y por lo visto se podían crear más, a costa de los humanos y de una forma bastante cruel. La chica dejó caer una única lágrima, ¿significaba eso que ella también crearía un akuma? Su familia había muerto, y sentía un dolor calando en su corazón; más sin embargo no sentía algún deseo de volver a verlos.
Cuando se cayó en cuenta de que se había distraído, froto sus manos y volvió a la conversación.
- ¿Quién o qué es ese creador? – preguntó.
Un fuerte trueno se escucho a lo lejos, citaba una fuerte tormenta para ese día. Cross levanto el listón y Ruri sintió como si le estuviese llamando la atención por distraída. Nuevamente, inició con su explicación.
“Inocencia…” divago la chica.
Todo era tan extraño para ella, pero creía en las palabras de la persona que tenía en frente. Abrió los ojos cuando él le dijo que también era una Exorcista, pero esta vez no se atemorizo. La desconcertaba participar en una lucha religiosa, no tenía las suficientes habilidades y dudaba que un lazo pudiera ayudarla. Aunque Cross parecía bastante confiado de “su Inocencia” y la de ella. Ruri suspiró, no quería ver un mundo devastado por los akumas y quería ayudar de cualquier forma.
- En pocas palabras, Dios quiere que luchemos por él. Vaya. – la chica esbozó una sarcástica sonrisa – Me proclama Exorcista, pero nunca he sido una y no sé cómo controlar ese listón. ¿No le parece que soy una Exorcista ineficiente?
La pelinegra se dirigió al borde del gran ventanal, ahora se situaba hombro a... brazo con el otro Exorcista. Se cubrió la cara con sus manos, no tendría una vida descomplicada después de todo. Su cabeza trató de jugarle una mala pasada, reclamándole reposo, pero ella sólo se recostó en el brazo del hombre.
- ¿Puedo estar así un momento? – musitó – Si hay alguna cosa que me haga mejorar y ayudar en algo, sólo dígame qué y lo haré.
Cuando se cayó en cuenta de que se había distraído, froto sus manos y volvió a la conversación.
- ¿Quién o qué es ese creador? – preguntó.
Un fuerte trueno se escucho a lo lejos, citaba una fuerte tormenta para ese día. Cross levanto el listón y Ruri sintió como si le estuviese llamando la atención por distraída. Nuevamente, inició con su explicación.
“Inocencia…” divago la chica.
Todo era tan extraño para ella, pero creía en las palabras de la persona que tenía en frente. Abrió los ojos cuando él le dijo que también era una Exorcista, pero esta vez no se atemorizo. La desconcertaba participar en una lucha religiosa, no tenía las suficientes habilidades y dudaba que un lazo pudiera ayudarla. Aunque Cross parecía bastante confiado de “su Inocencia” y la de ella. Ruri suspiró, no quería ver un mundo devastado por los akumas y quería ayudar de cualquier forma.
- En pocas palabras, Dios quiere que luchemos por él. Vaya. – la chica esbozó una sarcástica sonrisa – Me proclama Exorcista, pero nunca he sido una y no sé cómo controlar ese listón. ¿No le parece que soy una Exorcista ineficiente?
La pelinegra se dirigió al borde del gran ventanal, ahora se situaba hombro a... brazo con el otro Exorcista. Se cubrió la cara con sus manos, no tendría una vida descomplicada después de todo. Su cabeza trató de jugarle una mala pasada, reclamándole reposo, pero ella sólo se recostó en el brazo del hombre.
- ¿Puedo estar así un momento? – musitó – Si hay alguna cosa que me haga mejorar y ayudar en algo, sólo dígame qué y lo haré.
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
[…]
Me detuve en la cuidad que parecía impregnada de una felicidad que curiosamente no era opacada por la lluvia. “LLuvia” me complacía de una manera tan sutil el frio que se deslizaba como agua sobre mi cabello, brazos, la sensación humectante en mi espalda…en pocas palabras me complacía estar empapado. Conforme avanzaba, la gente que pasaba un tanto asuntada por los repentino rayos se detenían un momento para mirarme, intrigados, supuse yo . Continúe caminado tranquilamente hasta llegar a una zona menos concurrida fue entonces que un sujeto tambaleante se estrelló conmigo
- cuidado ¿está usted bien?- el clima me volvía dramático así que empecé una nueva faceta de “hombre amable”
-Anastasia ¿por qué se fue de mi?- hablo suplicante con el aliento alcohólico y una lagrima que a pesar de la lluvia logre distinguir, llevaba un traje sencillo, parecía algún profesor u estudioso
- quizás porque esta ebrio- reflexione sosteniéndolo y recargándolo en la pared más cercana
- fue la culpa de ese tipo extraño- continuo balbuceante ahora denotaba furia
-¿extraño? ¿más extraño que yo?- intente razonar a pesar de estar ebrio su aspecto de blandengue me así suponer que no era muy exitoso con las damas
-usted no es extraño es un ángel con cara dorada- deje de sostenerlo y cayó deslazándose por la pared ”imbécil” de pronto empezaba a cansarme
-¿cómo era el tipo?- decidí que llegaría al final de la historia y después lo asesinaría
- pelirrojo con un traje negro y dorado… yo le llevaba flores a mi Anastasia pero él estaba con ella - dijo desde el suelo con aire desilusionado y recordando o por lo menos eso parecía ¿Traje negro y dorado?
- es el general Índigo-sama- interrumpió el Nivel 3 que surgió de un callejón cercano
- lamento que sufras tanto- después de escuchar las palabras del Akuma me incline hacia aquel hombre miserable y le estampe el cráneo contra la pared dejando una mancha de sangre pero sobre todo un cuerpo sin cabeza
-se encuentra en aquel lugar- dijo “Shadow” mientras se acercaba intentando llamar mi atención y señalando fervientemente una posada, a lo lejos un grupo de personas nos miraban asustadas
-que bueno…- mi tono sarcástico impacto un poco al Akuma que tomo su debida distancia, me levante lentamente y moviendo mis manos las gotas de agua se volvieron hielo cayendo sobre todos como agujas
- “Nieve” – estaba realmente tranquilo, por fin jugaría con alguien interesante, la nueva lluvia era acompañada de gritos desesperados y gente que intentaban protegerse bajo lo que fuera…
Me detuve en la cuidad que parecía impregnada de una felicidad que curiosamente no era opacada por la lluvia. “LLuvia” me complacía de una manera tan sutil el frio que se deslizaba como agua sobre mi cabello, brazos, la sensación humectante en mi espalda…en pocas palabras me complacía estar empapado. Conforme avanzaba, la gente que pasaba un tanto asuntada por los repentino rayos se detenían un momento para mirarme, intrigados, supuse yo . Continúe caminado tranquilamente hasta llegar a una zona menos concurrida fue entonces que un sujeto tambaleante se estrelló conmigo
- cuidado ¿está usted bien?- el clima me volvía dramático así que empecé una nueva faceta de “hombre amable”
-Anastasia ¿por qué se fue de mi?- hablo suplicante con el aliento alcohólico y una lagrima que a pesar de la lluvia logre distinguir, llevaba un traje sencillo, parecía algún profesor u estudioso
- quizás porque esta ebrio- reflexione sosteniéndolo y recargándolo en la pared más cercana
- fue la culpa de ese tipo extraño- continuo balbuceante ahora denotaba furia
-¿extraño? ¿más extraño que yo?- intente razonar a pesar de estar ebrio su aspecto de blandengue me así suponer que no era muy exitoso con las damas
-usted no es extraño es un ángel con cara dorada- deje de sostenerlo y cayó deslazándose por la pared ”imbécil” de pronto empezaba a cansarme
-¿cómo era el tipo?- decidí que llegaría al final de la historia y después lo asesinaría
- pelirrojo con un traje negro y dorado… yo le llevaba flores a mi Anastasia pero él estaba con ella - dijo desde el suelo con aire desilusionado y recordando o por lo menos eso parecía ¿Traje negro y dorado?
- es el general Índigo-sama- interrumpió el Nivel 3 que surgió de un callejón cercano
- lamento que sufras tanto- después de escuchar las palabras del Akuma me incline hacia aquel hombre miserable y le estampe el cráneo contra la pared dejando una mancha de sangre pero sobre todo un cuerpo sin cabeza
-se encuentra en aquel lugar- dijo “Shadow” mientras se acercaba intentando llamar mi atención y señalando fervientemente una posada, a lo lejos un grupo de personas nos miraban asustadas
-que bueno…- mi tono sarcástico impacto un poco al Akuma que tomo su debida distancia, me levante lentamente y moviendo mis manos las gotas de agua se volvieron hielo cayendo sobre todos como agujas
- “Nieve” – estaba realmente tranquilo, por fin jugaría con alguien interesante, la nueva lluvia era acompañada de gritos desesperados y gente que intentaban protegerse bajo lo que fuera…
Re: Aquí un reclutamiento casual~
Cross sólo permaneció quieto y en silencio, luego de haber terminado su relato y haber presenciado la reacción de Ruri. Luego de que ella se hubiese acomodado a su lado, quizá buscando calor, quizá necesitando algo de él, el pelirrojo soltó un pequeño suspiro y pasó el brazo con el que ella se apoyaba, por sus hombros, para así estrecharla un poco contra su cuerpo, casi…de forma paternal. Si hubiese sido un chico, era obvio que hubiese estado en aquellos momentos estampado contra la pared opuesta, o peor. Pero ella era una chica, y para más encima, una fémina que no la había pasado exactamente de fiesta en las últimas horas transcurridas.
-El Conde del Milenio es el enemigo principal de la Orden Oscura, y por ende, de nosotros los exorcistas. Es quién inició toda esta absurda batalla, y pone en peligro la vida de todas las personas, siempre que puede –esa fue la respuesta de Cross ante la pregunta perdida de Ruri.- Es un maldito panzón, que siempre viste elegante y con un estúpido sombrero de copa alta encasquetado en la cabeza. Lo reconocerás fácilmente, si algún día tienes la oportunidad de verlo –completó con sorna, como si esa fuese la descripción más precisa del antagonista-.
En ese instante, otro trueno cayó a lo lejos y la electricidad terminó de fallar. La estancia se iluminó con un fogonazo y luego quedó en penumbras. El pelirrojo parecía todavía no haber terminado de conversar con la niña, aún en medio de aquel silencio, sin los zumbidos de los calentadores y la estática.
-Veo que por tus últimas palabras, estás dispuesta a ser una exorcista –quizá entre la oscuridad no se notaría mucho, pero de verdad comenzaba a sonreír como siempre lo hacía. Cerró incluso el ojo, mostrando un gesto despreocupado, pero a la vez engreído- Vaya, y pensé que iba a ser más difícil convencerte. No quería verme en la obligación de incluso secuestrar a una hermosa dama como tú, Ruri, pero veo que no es necesario.
Justo en ese momento, aparecieron los gritos de la gente de allá abajo. Cross volvió a abrir el ojo, casi con pereza, como si no le llamase mucho la atención el repentino pánico colectivo que se cernía ahora, y notó lo que atemorizaba tanto a los ciudadanos. Las gotas de la amada lluvia que complacían al pelirrojo, ahora tomaban la forma de pequeñas estacas de hielo, bajo una modificación de su temperatura natural, y descendían a la tierra con saña. Resopló levemente. Su experiencia le avisaba claramente que se trataba del enemigo, lo que quería decir que lo buscaban. Algo que evitaba desde varios meses.
Sin embargo no se movió. Más bien, bostezó y se acomodó en su lugar, como un felino astuto pero a la vez perezoso.
-Parece que ellos nos han encontrado más pronto de lo que creía –rezongó, volviendo a cerrar el ojo como si fuese a dormir- No tengo intenciones de buscar a la basura, mejor que ella venga a por mí si son esas sus intenciones–declaró, esbozando una sonrisa confiada- seguramente se darán cuenta de que eres compatible con ese lazo, así que será mejor que no lo sueltes en ningún momento y empieces a sincronizarte más con él –le alargó entonces la Inocencia, que ondeaba levemente entre la mano del General:- Cuídala, y ella te cuidará a ti.
Recordaba haber escuchado esas mismas palabras de otros labios. Incluso le sonaba a un versículo bíblico. Pero, como con muchas cosas, no le importó en realidad.
-El Conde del Milenio es el enemigo principal de la Orden Oscura, y por ende, de nosotros los exorcistas. Es quién inició toda esta absurda batalla, y pone en peligro la vida de todas las personas, siempre que puede –esa fue la respuesta de Cross ante la pregunta perdida de Ruri.- Es un maldito panzón, que siempre viste elegante y con un estúpido sombrero de copa alta encasquetado en la cabeza. Lo reconocerás fácilmente, si algún día tienes la oportunidad de verlo –completó con sorna, como si esa fuese la descripción más precisa del antagonista-.
En ese instante, otro trueno cayó a lo lejos y la electricidad terminó de fallar. La estancia se iluminó con un fogonazo y luego quedó en penumbras. El pelirrojo parecía todavía no haber terminado de conversar con la niña, aún en medio de aquel silencio, sin los zumbidos de los calentadores y la estática.
-Veo que por tus últimas palabras, estás dispuesta a ser una exorcista –quizá entre la oscuridad no se notaría mucho, pero de verdad comenzaba a sonreír como siempre lo hacía. Cerró incluso el ojo, mostrando un gesto despreocupado, pero a la vez engreído- Vaya, y pensé que iba a ser más difícil convencerte. No quería verme en la obligación de incluso secuestrar a una hermosa dama como tú, Ruri, pero veo que no es necesario.
Justo en ese momento, aparecieron los gritos de la gente de allá abajo. Cross volvió a abrir el ojo, casi con pereza, como si no le llamase mucho la atención el repentino pánico colectivo que se cernía ahora, y notó lo que atemorizaba tanto a los ciudadanos. Las gotas de la amada lluvia que complacían al pelirrojo, ahora tomaban la forma de pequeñas estacas de hielo, bajo una modificación de su temperatura natural, y descendían a la tierra con saña. Resopló levemente. Su experiencia le avisaba claramente que se trataba del enemigo, lo que quería decir que lo buscaban. Algo que evitaba desde varios meses.
Sin embargo no se movió. Más bien, bostezó y se acomodó en su lugar, como un felino astuto pero a la vez perezoso.
-Parece que ellos nos han encontrado más pronto de lo que creía –rezongó, volviendo a cerrar el ojo como si fuese a dormir- No tengo intenciones de buscar a la basura, mejor que ella venga a por mí si son esas sus intenciones–declaró, esbozando una sonrisa confiada- seguramente se darán cuenta de que eres compatible con ese lazo, así que será mejor que no lo sueltes en ningún momento y empieces a sincronizarte más con él –le alargó entonces la Inocencia, que ondeaba levemente entre la mano del General:- Cuídala, y ella te cuidará a ti.
Recordaba haber escuchado esas mismas palabras de otros labios. Incluso le sonaba a un versículo bíblico. Pero, como con muchas cosas, no le importó en realidad.
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
Ruri se sintió reconfortada por el tacto con aquel hombre, en lo profundo de su mente pensaba que permitirse estar de esa forma con un desconocido estaba mal pero… solo se alegró de que Cross no fuera cortante con ella.
- El Conde del Milenio… ¿qué gana con la destrucción de la humanidad?
Otro trueno resonó en el lugar, dando un toque meramente terrorífico a la charla que a Ruri le pareció estremecedor. - Vaya, y pensé que iba a ser más difícil convencerte. No quería verme en la obligación de incluso secuestrar a una hermosa dama como tú, Ruri, pero veo que no es necesario.
- Me está dando una pésima impresión suya… Cross – dijo Ruri – ¿Acaso es usted un acosador de jovencitas?
De ningún modo la chica se dejaba impresionar por las tontas palabras del hombre, sólo era una red de mentiras que había estado acostumbrada a romper en Londres. El amor era algo vacío y sin fundamentos, eso era lo que ella creía y por ahora no pretendía cambiar su manera de pensar. Unos gritos hicieron girar a Ruri en sí, a través de la ventana y debajo del brazo de Cross, los pequeños aldeanos corrían hacia sus casas, huyendo de algo que ella no podía ver.
“¿Un animal salvaje?”
Ruri levantó la vista al escuchar de nuevo la voz del pelirrojo, ella comprendía varias cosas que él le explicaba pero aún así sentía que se había perdido cientos de años en el mundo. Alguien los perseguía y él estaba muy tranquilo, pero ella no podía confiarse; no todavía. La chica agarró el lazo y lo sostuvo cerca de su pecho, aceptaba la misión de ser Exorcista pero no sabía cómo ni cuándo comenzar. Al parecer, lo primero que debía hacer era manejar su Inocencia, sincronizarse con ella.
- Supongo que se gana con el tiempo, ¿no? – Ruri se levantó del marco de la ventana, situandose ahora en frente del hombre – Podré tener diecisiete años, pero sé que soy capaz de defenderme.
- El Conde del Milenio… ¿qué gana con la destrucción de la humanidad?
Otro trueno resonó en el lugar, dando un toque meramente terrorífico a la charla que a Ruri le pareció estremecedor. - Vaya, y pensé que iba a ser más difícil convencerte. No quería verme en la obligación de incluso secuestrar a una hermosa dama como tú, Ruri, pero veo que no es necesario.
- Me está dando una pésima impresión suya… Cross – dijo Ruri – ¿Acaso es usted un acosador de jovencitas?
De ningún modo la chica se dejaba impresionar por las tontas palabras del hombre, sólo era una red de mentiras que había estado acostumbrada a romper en Londres. El amor era algo vacío y sin fundamentos, eso era lo que ella creía y por ahora no pretendía cambiar su manera de pensar. Unos gritos hicieron girar a Ruri en sí, a través de la ventana y debajo del brazo de Cross, los pequeños aldeanos corrían hacia sus casas, huyendo de algo que ella no podía ver.
“¿Un animal salvaje?”
Ruri levantó la vista al escuchar de nuevo la voz del pelirrojo, ella comprendía varias cosas que él le explicaba pero aún así sentía que se había perdido cientos de años en el mundo. Alguien los perseguía y él estaba muy tranquilo, pero ella no podía confiarse; no todavía. La chica agarró el lazo y lo sostuvo cerca de su pecho, aceptaba la misión de ser Exorcista pero no sabía cómo ni cuándo comenzar. Al parecer, lo primero que debía hacer era manejar su Inocencia, sincronizarse con ella.
- Supongo que se gana con el tiempo, ¿no? – Ruri se levantó del marco de la ventana, situandose ahora en frente del hombre – Podré tener diecisiete años, pero sé que soy capaz de defenderme.
Última edición por Koharu el Miér Ago 19, 2009 6:30 pm, editado 3 veces
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
La gente empezaba a morir y el exorcista no aparecía “es de esos a los que no les importa”sonreí una vez más con mucha fuerza y habiendo matado a la mayoría me dispuse a quitarme la máscara, realmente detestaba ocultar mi identidad pero no había otra opción según las palabras del Conde, guarde entonces la máscara en uno de los bolsillos de mi gabardina y terminando mi ataque de hielo caminé colocándome justo enfrente de la posada . La lluvia que se volvía inclemente me ayudaría, mi brazo derecho se disolvio y en un movimiento lento pero preciso el agua empezó arremolinarse y cuando una enorme masa se encontraba comprimida salió disparada contra la Posada que pronto resintió su fuerza provocando que columnas, muros y ventanas explotasen.
“No tengo nada que perder, ni nada que ganar lo único que poseo es el recuerdo de una muerte triste… de una muerte indigna”
Un trueno retumbo en el horizonte y algunos restos de la construcción salieron despedidos por la fuerza del ataque, la lluvia mantenía su sinfonía provocando que el silencio de las voces no afectara en absoluto, mi brazo aparecio nuevamente y el agua que regresaba triunfante de su hazaña arrastro con ella varios cuerpos entre ellos el de un bebe, lo recogí tomándolo con ternura y con delicadeza removí algunos mechones pequeños que cubrían su rostro.
-culpa a Dios por esto- el Akuma Nivel 3 que aun permanecía a mi lado me miro asustado como si dudara de mis intenciones
- sabes…soy un asesino y estoy feliz de serlo…conozco muy bien las reglas- hice una pausa prolongada - y realmente espero que no te atrevas a mirarme así nuevamente- el Akuma hizo una reverencia cosa que calmo un poco mis emociones. Me quede ahí esperando a que alguien apareciera sabia de ante mano que no había muerto por un ataque así…
“No tengo nada que perder, ni nada que ganar lo único que poseo es el recuerdo de una muerte triste… de una muerte indigna”
Un trueno retumbo en el horizonte y algunos restos de la construcción salieron despedidos por la fuerza del ataque, la lluvia mantenía su sinfonía provocando que el silencio de las voces no afectara en absoluto, mi brazo aparecio nuevamente y el agua que regresaba triunfante de su hazaña arrastro con ella varios cuerpos entre ellos el de un bebe, lo recogí tomándolo con ternura y con delicadeza removí algunos mechones pequeños que cubrían su rostro.
-culpa a Dios por esto- el Akuma Nivel 3 que aun permanecía a mi lado me miro asustado como si dudara de mis intenciones
- sabes…soy un asesino y estoy feliz de serlo…conozco muy bien las reglas- hice una pausa prolongada - y realmente espero que no te atrevas a mirarme así nuevamente- el Akuma hizo una reverencia cosa que calmo un poco mis emociones. Me quede ahí esperando a que alguien apareciera sabia de ante mano que no había muerto por un ataque así…
Re: Aquí un reclutamiento casual~
-Parece que ha empezado –Cross no pareció haber escuchado las últimas palabras de Ruri. Miraba a través de la ventana con un aire calmo y repentinamente serio.
Cuando a sus ojos, la silueta de aquel Aliado comenzó a cambiar, el hombre rápidamente se incorporó por fin y tomó a la chica con un brazo. Justo cuando la estructura comenzaba a abollarse por una fuerza siniestra, él ya los había alejado lo suficiente para no verse heridos por alguno de los cristales que se dispararon por la ventana ahora completamente rota. Ya para los momentos en donde parte del techo de madera se desprendía peligrosamente, una especie de barrera visible sólo por dentro, les protegía de eso y mucho más.
-Ah, vaya, parece que esta vez me tocó uno bastante ruidoso y molesto –comentó Cross con un tono de voz en plan el-cielo-es-azul, mientras se encendía un cigarrillo con toda la calma del mundo- No pensé que iba a causar estragos y además, tomarse la molestia de matar a todas las personas que podrían ser testigos –reflexionó, y la inflexibilidad de su voz se ensombreció un poco- Hay que ver que a todos los que me envía el Conde les faltan unos cuantos tornillos en la cabeza. Escucha, Ruri, este será tu primer enemigo. Digamos que yo no puedo mostrarme a mis anchas frente a todos los oponentes que me tocan, y a veces tengo que usar unos cuantos trucos sucios para mantenerme en el anonimato… pues bien, este caso no será la excepción, o sino todo lo que he planeado por años se irá al garete. Necesito que tú seas la que lo enfrente “cara a cara” ¿comprendes? –el pelirrojo escuchó en medio del silencio sepulcral unos pasos resonar abajo, e hizo una leve mueca. Se le acababa el tiempo de las explicaciones- Yo estaré siempre cerca, al pendiente de todos los movimientos que se sucedan, pero alguien debe dar la cara, para que esos dementes no sigan destruyendo todo a su paso libremente. Ese es el trabajo de un exorcista, ¿estás preparada para llevar a cabo tu nueva labor?
Fuera del campo creado por María, que aún no pensaba dar la cara ni hacia sus propios aliados por órdenes de Cross, lo demás era un caos. Parecía impresionante, como en menos de pocos segundos todo el lujo que podía ofrecer aquella posada ahora se resumía a un completo desastre, si bien, no tan grande, de alguna manera escandaloso. Como si una tormenta se hubiese precipitado con saña únicamente hacia esa edificación.
Cross tomó por los hombros a Ruri y la guió hasta la salida del campo. A sus ojos, el pelirrojo y toda su imponente gala se había esfumado, y sólo estaba ella en medio de la habitación.
-Están allá abajo, puedo oírlos –se escuchó entonces a Cross, como si estuviese a su lado. Hizo una pausa prolongada- Las damas primero –indicó con algo de sorna en su voz, ese tipo de tono que incluso podía dar a pensar que el General se encontraba sonriendo.
Y lo estaba.
[Off: weeh, por aquí puede venir el trauma que deje a Ruri peliblanca xDU -rima]
Cuando a sus ojos, la silueta de aquel Aliado comenzó a cambiar, el hombre rápidamente se incorporó por fin y tomó a la chica con un brazo. Justo cuando la estructura comenzaba a abollarse por una fuerza siniestra, él ya los había alejado lo suficiente para no verse heridos por alguno de los cristales que se dispararon por la ventana ahora completamente rota. Ya para los momentos en donde parte del techo de madera se desprendía peligrosamente, una especie de barrera visible sólo por dentro, les protegía de eso y mucho más.
-Ah, vaya, parece que esta vez me tocó uno bastante ruidoso y molesto –comentó Cross con un tono de voz en plan el-cielo-es-azul, mientras se encendía un cigarrillo con toda la calma del mundo- No pensé que iba a causar estragos y además, tomarse la molestia de matar a todas las personas que podrían ser testigos –reflexionó, y la inflexibilidad de su voz se ensombreció un poco- Hay que ver que a todos los que me envía el Conde les faltan unos cuantos tornillos en la cabeza. Escucha, Ruri, este será tu primer enemigo. Digamos que yo no puedo mostrarme a mis anchas frente a todos los oponentes que me tocan, y a veces tengo que usar unos cuantos trucos sucios para mantenerme en el anonimato… pues bien, este caso no será la excepción, o sino todo lo que he planeado por años se irá al garete. Necesito que tú seas la que lo enfrente “cara a cara” ¿comprendes? –el pelirrojo escuchó en medio del silencio sepulcral unos pasos resonar abajo, e hizo una leve mueca. Se le acababa el tiempo de las explicaciones- Yo estaré siempre cerca, al pendiente de todos los movimientos que se sucedan, pero alguien debe dar la cara, para que esos dementes no sigan destruyendo todo a su paso libremente. Ese es el trabajo de un exorcista, ¿estás preparada para llevar a cabo tu nueva labor?
Fuera del campo creado por María, que aún no pensaba dar la cara ni hacia sus propios aliados por órdenes de Cross, lo demás era un caos. Parecía impresionante, como en menos de pocos segundos todo el lujo que podía ofrecer aquella posada ahora se resumía a un completo desastre, si bien, no tan grande, de alguna manera escandaloso. Como si una tormenta se hubiese precipitado con saña únicamente hacia esa edificación.
Cross tomó por los hombros a Ruri y la guió hasta la salida del campo. A sus ojos, el pelirrojo y toda su imponente gala se había esfumado, y sólo estaba ella en medio de la habitación.
-Están allá abajo, puedo oírlos –se escuchó entonces a Cross, como si estuviese a su lado. Hizo una pausa prolongada- Las damas primero –indicó con algo de sorna en su voz, ese tipo de tono que incluso podía dar a pensar que el General se encontraba sonriendo.
Y lo estaba.
[Off: weeh, por aquí puede venir el trauma que deje a Ruri peliblanca xDU -rima]
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
Sin previo aviso, Cross tomo a Ruri y la aparto del marco de la ventana. La chica trato de forcejear con él, pero al darse cuenta de que todo empezaba a derrumbarse no se opuso. Aún sostenía el listón entre sus manos y, lo levantó por encima de su cabeza cuando el techo amenazaba con caerse encima de ellos. Una barrera azulada los protegía de los grandes escombros que caían encima de ellos, más sin embargo no era su Inocencia. Ruri sintió un dolor punzante en su pecho y la habitación de repente dio vueltas. Trato de incorporarse como pudo, sin escuchar en absoluto a Cross. Ahora lo único que le interesaba eran sus heridas, que empezaron a sangrar por debajo de la bata. La chica contuvo sus lágrimas, no eran momentos para preocuparse por su salud.
Cuando el pelirrojo habló de nuevo, ella se anudo una coleta alta con el listón para que sus cabellos no estorbaran su vista. A medida que Cross le explicaba el plan del día, ella iba frunciendo poco a poco sus cejas. Definitivamente, la buena impresión que le había dado el hombre desde un comienzo se esfumaba por la borda. Por lo que Ruri pudo comprender, pretendía que ella se enfrentara al enemigo mientras él “estaba pendiente de todos los movimientos.” Ella, que no sabía a la perfección como usar la Inocencia. Estaba segura que el trabajo de un Exorcista no era proteger a los cobardes, ni mucho menos servir de carnada, como Ruri ya preveía.
“Cobarde inescrupuloso” – pensó.
Cross la empujo afuera de aquel extraño campo azulado, dejándola sola en la habitación ahora en ruinas. Ruri observó sus manos temblorosas mientras una gota de sudor frío escurría por su cara. No miró a Cross cuando este la invito a dar un paso, sólo sentía asco de él.
- Las damas primero y una… - musitó.
Oyó unos gritos sofocados en algún lado de la edificación, lo que provoco que se preocupara por las personas que también se encontraban allí al momento del accidente… aunque fueran por unos segundos ya que su atención quedó centrada en lo que se acercaba sigilosamente entre los escombros. De verdad que no tenía ganas de volver a ver a un akuma como aquel de la otra vez.
Off: Puede ser un buen punto para su cabello blanco xD
Cuando el pelirrojo habló de nuevo, ella se anudo una coleta alta con el listón para que sus cabellos no estorbaran su vista. A medida que Cross le explicaba el plan del día, ella iba frunciendo poco a poco sus cejas. Definitivamente, la buena impresión que le había dado el hombre desde un comienzo se esfumaba por la borda. Por lo que Ruri pudo comprender, pretendía que ella se enfrentara al enemigo mientras él “estaba pendiente de todos los movimientos.” Ella, que no sabía a la perfección como usar la Inocencia. Estaba segura que el trabajo de un Exorcista no era proteger a los cobardes, ni mucho menos servir de carnada, como Ruri ya preveía.
“Cobarde inescrupuloso” – pensó.
Cross la empujo afuera de aquel extraño campo azulado, dejándola sola en la habitación ahora en ruinas. Ruri observó sus manos temblorosas mientras una gota de sudor frío escurría por su cara. No miró a Cross cuando este la invito a dar un paso, sólo sentía asco de él.
- Las damas primero y una… - musitó.
Oyó unos gritos sofocados en algún lado de la edificación, lo que provoco que se preocupara por las personas que también se encontraban allí al momento del accidente… aunque fueran por unos segundos ya que su atención quedó centrada en lo que se acercaba sigilosamente entre los escombros. De verdad que no tenía ganas de volver a ver a un akuma como aquel de la otra vez.
Off: Puede ser un buen punto para su cabello blanco xD
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
Me harté de esperar de pronto sentí que aquel sujeto realmente era fuerte y arrogante o tenia tendencias extrañas, caminé hacia la posada y mientras ingresaba entre los escombros pateé algunas vigas que resultaban estorbosas, aún con el bebé en brazos y el Akuma nivel 3 siguiéndome me dispuse a sacar “por las buenas” al engreído que no osaba aparecer
-Exorcista sal de una vez no me hagas rogarte para mirar tu estúpido rostro- esta vez usé un tono sínico en mi voz deseaba pelear, entonces un ruido llamo mi atención había alguien oculto dentro de un mueble antiguo que parecía a ver resistido mi ataque
-hay alguien ahí- murmuró el Akuma, como si fuese un gran descubrimiento me limité a mirarlo con desprecio y me aproxime lentamente al lugar de donde provenían los ruidos
- que desdichado me siento- dije mientras de una patada destrozaba el mueble y un grito ahogado estremecía los pocos objetos que aún quedaban en pie
- lo siento he matado a otra persona- aún mantenía mi actitud despreocupada y mirando al bebé lo arrullé con los brazos con aire paternal
-está arriba Joven Índigo - esta vez el llamado Shadow se disponía a subir por lo que quedaba de las escaleras, cosa que me resultó estúpido pues él no tenía esa necesidad
- iré a visitarlo- dije interrumpiendo sus intenciones, inmediatamente se detuvo
- buenas noches- hablé con voz tranquila esperando que me escuchara mientras iniciaba mi asenso por las “escaleras”. Al llegar y caminar sobre lo que quedaba del piso me topé con un área que parecía la menos afectada y una jovencita que se encontraba consternada
-estoy buscando a un sujeto… Me llaman Índigo y este bebé…pues no sé cómo se llama- me acercaba lentamente pues sentía la presencia de alguien más en la estancia
-es la inocencia-hablo exaltado el Akuma, que señalando a la mujer había aparecido de entre la penumbra
-¿en serio? Pues quizás puedas ayudarnos, creo que este bebé se siente muy solo y tú podrías aliviar un poco su dolor- continúe con voz dulce tomé al bebé entre mis manos y lo levanté en un gesto cariñoso después de que diéramos algunos giros lo arrojé contra ella provocando un ruido sordo y que parte del cadáver se dañara…
-Exorcista sal de una vez no me hagas rogarte para mirar tu estúpido rostro- esta vez usé un tono sínico en mi voz deseaba pelear, entonces un ruido llamo mi atención había alguien oculto dentro de un mueble antiguo que parecía a ver resistido mi ataque
-hay alguien ahí- murmuró el Akuma, como si fuese un gran descubrimiento me limité a mirarlo con desprecio y me aproxime lentamente al lugar de donde provenían los ruidos
- que desdichado me siento- dije mientras de una patada destrozaba el mueble y un grito ahogado estremecía los pocos objetos que aún quedaban en pie
- lo siento he matado a otra persona- aún mantenía mi actitud despreocupada y mirando al bebé lo arrullé con los brazos con aire paternal
-está arriba Joven Índigo - esta vez el llamado Shadow se disponía a subir por lo que quedaba de las escaleras, cosa que me resultó estúpido pues él no tenía esa necesidad
- iré a visitarlo- dije interrumpiendo sus intenciones, inmediatamente se detuvo
- buenas noches- hablé con voz tranquila esperando que me escuchara mientras iniciaba mi asenso por las “escaleras”. Al llegar y caminar sobre lo que quedaba del piso me topé con un área que parecía la menos afectada y una jovencita que se encontraba consternada
-estoy buscando a un sujeto… Me llaman Índigo y este bebé…pues no sé cómo se llama- me acercaba lentamente pues sentía la presencia de alguien más en la estancia
-es la inocencia-hablo exaltado el Akuma, que señalando a la mujer había aparecido de entre la penumbra
-¿en serio? Pues quizás puedas ayudarnos, creo que este bebé se siente muy solo y tú podrías aliviar un poco su dolor- continúe con voz dulce tomé al bebé entre mis manos y lo levanté en un gesto cariñoso después de que diéramos algunos giros lo arrojé contra ella provocando un ruido sordo y que parte del cadáver se dañara…
Re: Aquí un reclutamiento casual~
-Cualquier cosa que te pregunten, en tu vida me has visto.
Dentro, invisible en el campo de su segunda Inocencia, Cross afilaba su rojizo mirar en dirección a la única entrada hacia esa habitación. Afuera, además del silencio agrio que se mezclaba con aquel molesto zumbido de quietud, se escuchaban voces. Frases de tono tranquilo, y otros gritos que se enmudecieron de un momento a otro. Estaban lo suficientemente lejos como para diferenciar el significado de aquella brusca “conversación”, si era eso lo que se estaba llevando acabo abajo, pero aún así, el General pudo hacerse una idea de lo que se sucedía. No le gustaba para nada.
Tampoco le gustaba mucho lo que inevitablemente tenía que permitir que sucediese dentro de poco. Si hubiese sido su estúpido aprendiz, no sentiría algún remordimiento, pero como no se trataba de él, sino más bien, de una mujer y además, herida, su mente se volvía un mar de frases contradictorias. Tenía que darle a entender a Ruri qué significaba de verdad la guerra contra el Conde con una dosis rápida. No podía dárselas del honorable maestro que se llevaba a su aprendiz en un tiempo notable y le enseñaba gota a gota lo que era atravesar por sí mismo un camino y un destino. No en ese momento; era eso lo que se cocía en el interior de la mente de Cross, a pesar de mantener un gesto calmo y el pulso firme. La hora de la verdad se acercaba y lo sabía.
En realidad, él sabía muchas cosas, pero como es de suponer, era la clase de hombre que no daba a mostrar tan fácilmente sus cartas, si ni siquiera se dignaba a colocarlas sobre la mesa. Eso sólo en los momentos indicados. Así se marcaban sus victorias, por lo regular.
Era gracias a que sabía muchas cosas, que pudo entender perfectamente que el hombre que ahora se le presentaba a Ruri a su frente respondiendo por el nombre de Índigo, sin poder verlo a él gracias al poder de María, no era un Akuma, sino un mero Aliado del Conde. Los Akumas hablaban, él escuchaba. Eso era todo.
¡Una mujer, Cross! ¡Vas a dejar a una mujer, pequeña y lastimada en frente de semejante persona! Piénsatelo mejor
Sólo quiero que lo entienda
Cuando le lanzó despiadadamente el cadáver de aquel pequeño bebé que arrullaba con ternura teatral, Cross alzó instintivamente la mano donde momentos antes había apretado con fuerza el mango de Judgment conteniéndose, y apuntó a aquel hombre, a un paso de jalar el gatillo y ponerle un alto a la escena. Pero se detuvo. Era cruel, pero también era lo mejor para ella. Había pasado en el peor momento. Cross maldijo el tiempo en el que estaban, y que justamente en el se hubiese encontrado a Ruri. Hubiese preferido que sucediese meses atrás, cuando andaba a sus anchas y sólo esperaba al acecho, urdiendo sus planes. O quizá después de haber dado su magno golpe. Pero en la frontera del inicio y el desenlace… eso sí que era tener mala suerte. O un castigo divino, ¿desde cuando Dios le odiaba tanto? ¿Qué había hecho para merecer eso? De acuerdo, no necesitaba que nadie le respondiera.
Aún así, esbozó una pequeña sonrisa. Vaga y desganada, como quién intenta ocultar un lamento. Pero al fin y al cabo una sonrisa.
La mano libre la dejó flácida al lado de su costado correspondiente, y luego empezó a mover los dedos en función a las señales que con tanta concurrencia usaba. Luego de eso, María comenzó a hurgar un poco en la mente de aquel Akuma de nivel tres, demasiado peligroso y avanzado para la pequeña exorcista. Quizá cuando se quisiese lanzar al ataque, no podría ni moverse… quizá hasta ni hablar. Sin que nadie se diese cuenta, claro, pues ese era el estilo de Cross. Lo mejor de todo era que, así como los humanos, los Akuma poseían una mente frágil y primitiva. Relativamente parecido a la raza que el Conde quería eliminar.
Era irónico.
Dentro, invisible en el campo de su segunda Inocencia, Cross afilaba su rojizo mirar en dirección a la única entrada hacia esa habitación. Afuera, además del silencio agrio que se mezclaba con aquel molesto zumbido de quietud, se escuchaban voces. Frases de tono tranquilo, y otros gritos que se enmudecieron de un momento a otro. Estaban lo suficientemente lejos como para diferenciar el significado de aquella brusca “conversación”, si era eso lo que se estaba llevando acabo abajo, pero aún así, el General pudo hacerse una idea de lo que se sucedía. No le gustaba para nada.
Tampoco le gustaba mucho lo que inevitablemente tenía que permitir que sucediese dentro de poco. Si hubiese sido su estúpido aprendiz, no sentiría algún remordimiento, pero como no se trataba de él, sino más bien, de una mujer y además, herida, su mente se volvía un mar de frases contradictorias. Tenía que darle a entender a Ruri qué significaba de verdad la guerra contra el Conde con una dosis rápida. No podía dárselas del honorable maestro que se llevaba a su aprendiz en un tiempo notable y le enseñaba gota a gota lo que era atravesar por sí mismo un camino y un destino. No en ese momento; era eso lo que se cocía en el interior de la mente de Cross, a pesar de mantener un gesto calmo y el pulso firme. La hora de la verdad se acercaba y lo sabía.
En realidad, él sabía muchas cosas, pero como es de suponer, era la clase de hombre que no daba a mostrar tan fácilmente sus cartas, si ni siquiera se dignaba a colocarlas sobre la mesa. Eso sólo en los momentos indicados. Así se marcaban sus victorias, por lo regular.
Era gracias a que sabía muchas cosas, que pudo entender perfectamente que el hombre que ahora se le presentaba a Ruri a su frente respondiendo por el nombre de Índigo, sin poder verlo a él gracias al poder de María, no era un Akuma, sino un mero Aliado del Conde. Los Akumas hablaban, él escuchaba. Eso era todo.
¡Una mujer, Cross! ¡Vas a dejar a una mujer, pequeña y lastimada en frente de semejante persona! Piénsatelo mejor
Sólo quiero que lo entienda
Cuando le lanzó despiadadamente el cadáver de aquel pequeño bebé que arrullaba con ternura teatral, Cross alzó instintivamente la mano donde momentos antes había apretado con fuerza el mango de Judgment conteniéndose, y apuntó a aquel hombre, a un paso de jalar el gatillo y ponerle un alto a la escena. Pero se detuvo. Era cruel, pero también era lo mejor para ella. Había pasado en el peor momento. Cross maldijo el tiempo en el que estaban, y que justamente en el se hubiese encontrado a Ruri. Hubiese preferido que sucediese meses atrás, cuando andaba a sus anchas y sólo esperaba al acecho, urdiendo sus planes. O quizá después de haber dado su magno golpe. Pero en la frontera del inicio y el desenlace… eso sí que era tener mala suerte. O un castigo divino, ¿desde cuando Dios le odiaba tanto? ¿Qué había hecho para merecer eso? De acuerdo, no necesitaba que nadie le respondiera.
Aún así, esbozó una pequeña sonrisa. Vaga y desganada, como quién intenta ocultar un lamento. Pero al fin y al cabo una sonrisa.
La mano libre la dejó flácida al lado de su costado correspondiente, y luego empezó a mover los dedos en función a las señales que con tanta concurrencia usaba. Luego de eso, María comenzó a hurgar un poco en la mente de aquel Akuma de nivel tres, demasiado peligroso y avanzado para la pequeña exorcista. Quizá cuando se quisiese lanzar al ataque, no podría ni moverse… quizá hasta ni hablar. Sin que nadie se diese cuenta, claro, pues ese era el estilo de Cross. Lo mejor de todo era que, así como los humanos, los Akuma poseían una mente frágil y primitiva. Relativamente parecido a la raza que el Conde quería eliminar.
Era irónico.
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
Oyó por última vez al pelirrojo, antes de ver la figura de un hombre de tez bastante blanca, con un intenso cabello oscuro, que sostenía un pequeño bebé durmiente entre sus brazos. Pensando que no vería a uno de esos akumas por ahora, Ruri se calmó un poco. Era un hombre común después de todo, tal vez había logrado salvar a ese bebé del derrumbe, aún así si Cross había dicho que alguien les perseguía… ¿entonces era ese hombre su persecutor?
De la nada apareció uno de esos monstruos, pero su apariencia era completamente diferente al que Ruri recordaba, su cuerpo parecía humano y hacia que toda su piel se erizara. El akuma la señaló revelándole al hombre, que correspondía al nombre de Índigo, la Inocencia que se ondeaba en sus cabellos.
“Bueno… ahora se que el hombre no es tan bueno como pensaba” – trató de darse ánimos.
Índigo sostuvo al bebé en el aire mientras se dirigía hacia Ruri. Esta, aterrorizada por lo que pudiera hacerle el hombre al bebé quiso gritarle, decirle que parara, pero todo fue en vano cuando lanzó al pequeño hasta ella. Cayó en el pecho de Ruri, derrumbándola en la madera. La chica abrió sus ojos al darse cuenta que el bebé ya no estaba dormido, nunca lo había estado. Sus ojos se anegaron de lágrimas y al mismo tiempo que palpaba la cabeza hueca del ser humano, buscando algún indicio de vida. Ruri tiro al bebé bruscamente, sólo quería tenerlo lejos. Su cuerpo, sus manos, incluso su cara estaban teñidos de la poca sangre que le había quedado al pequeñito, confundiéndose con su propia sangre. Por más que quisiera ayudar a las personas con su “nuevo poder”, por más que deseara detener los planes del tal Conde del Milenio, todo esto era demasiado para ella. Si las siguientes batallas que le esperaban fueran igual de esta, viendo destrucción a su alrededor; ella simplemente no podría soportarlo.
Paso sus temblorosos dedos por su cara, tratando de limpiarse las lágrimas y la sangre. Comenzó a ver borroso y de repente su cuerpo peso el doble, recordando las heridas que se habían abierto. Ruri trató de levantarse como pudo, presionando sobre su estomago para intentar refrenar la hemorragia. La chica miro severamente al Índigo, había decidido no permitirse cargar con la muerte del pequeño, ya suficiente tenía con la de su familia y los aldeanos de su hogar. Desocupo su mente de cualquier pensamiento, debía concentrarse. No porque el desgraciado de Cross la hubiera abandonado permitiría que el akuma y el hombre se salieran con las suyas, pagarían por todo el daño hecho. No sólo al bebé, sino a las personas que habitaban en el pequeño pueblo.
- ¡Miserable! ¡Era tan sólo un pequeño! – gritó Ruri, halando uno de los extremos de su listón para desatar el fácil nudo.
La Inocencia danzó entre el viento, aún sin liberarse, su color azulado se disolvía entre los cabellos de su dueña, ahora adquiriendo un tono blanquecino.
De la nada apareció uno de esos monstruos, pero su apariencia era completamente diferente al que Ruri recordaba, su cuerpo parecía humano y hacia que toda su piel se erizara. El akuma la señaló revelándole al hombre, que correspondía al nombre de Índigo, la Inocencia que se ondeaba en sus cabellos.
“Bueno… ahora se que el hombre no es tan bueno como pensaba” – trató de darse ánimos.
Índigo sostuvo al bebé en el aire mientras se dirigía hacia Ruri. Esta, aterrorizada por lo que pudiera hacerle el hombre al bebé quiso gritarle, decirle que parara, pero todo fue en vano cuando lanzó al pequeño hasta ella. Cayó en el pecho de Ruri, derrumbándola en la madera. La chica abrió sus ojos al darse cuenta que el bebé ya no estaba dormido, nunca lo había estado. Sus ojos se anegaron de lágrimas y al mismo tiempo que palpaba la cabeza hueca del ser humano, buscando algún indicio de vida. Ruri tiro al bebé bruscamente, sólo quería tenerlo lejos. Su cuerpo, sus manos, incluso su cara estaban teñidos de la poca sangre que le había quedado al pequeñito, confundiéndose con su propia sangre. Por más que quisiera ayudar a las personas con su “nuevo poder”, por más que deseara detener los planes del tal Conde del Milenio, todo esto era demasiado para ella. Si las siguientes batallas que le esperaban fueran igual de esta, viendo destrucción a su alrededor; ella simplemente no podría soportarlo.
Paso sus temblorosos dedos por su cara, tratando de limpiarse las lágrimas y la sangre. Comenzó a ver borroso y de repente su cuerpo peso el doble, recordando las heridas que se habían abierto. Ruri trató de levantarse como pudo, presionando sobre su estomago para intentar refrenar la hemorragia. La chica miro severamente al Índigo, había decidido no permitirse cargar con la muerte del pequeño, ya suficiente tenía con la de su familia y los aldeanos de su hogar. Desocupo su mente de cualquier pensamiento, debía concentrarse. No porque el desgraciado de Cross la hubiera abandonado permitiría que el akuma y el hombre se salieran con las suyas, pagarían por todo el daño hecho. No sólo al bebé, sino a las personas que habitaban en el pequeño pueblo.
- ¡Miserable! ¡Era tan sólo un pequeño! – gritó Ruri, halando uno de los extremos de su listón para desatar el fácil nudo.
La Inocencia danzó entre el viento, aún sin liberarse, su color azulado se disolvía entre los cabellos de su dueña, ahora adquiriendo un tono blanquecino.
Última edición por Koharu el Sáb Ago 29, 2009 8:57 pm, editado 1 vez
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
- ¡Miserable! ¡Era tan sólo un pequeño!- dijo la joven mientras lentamente su pelo se tornaba blanco, sin decir palabra alguna y tras quedar frente a ella me incline y delicadamente tome sus cabellos
-Es realmente lamentable, estas sangrando- mi voz se volvió suave y deslizando mis manos justo en donde se encontraba la herida la presione levemente tiñéndome de aquel liquido carmesí
“No tengo nada que perder, ni nada que ganar lo único que poseo es el recuerdo de una muerte triste… de una muerte indigna”.”Eso es lo que veo en tus ojos Dibrael…perecen el cielo apunto de romper en llanto…”
-y no parece que quieran ayudarte ¿aun así planeas enfrentarme?- concluí mientras me llevaba los dedos a la boca y disfrutaba del sabor metálico, el Akuma nivel 3 que parecía ansioso me miro suplicante realmente deseaba probar a la “mujercita”
-estoy decepcionado ansiaba pelear con alguien fuerte, en cambio me he topado con una mujer que además de todo esta herida…realmente estoy aburrido- tranquilamente di la vuelta y me dispuse a retirarme cosa que el Akuma parecía no aprobar
-debemos destruir la inocencia es la misión que nuestro Conde-sama nos ha encomendado- realmente parecía alterado note que empezaba nuevamente a dudar de mi
-es cierto “maquina”…pero antes que el Conde se encuentran mis convicciones pero dudo que lo entiendas - seguí caminado sin mirarlo
-¿te atreves a traicionar al Conde-sama?- salto entonces en un intento por destruirme, lo intercepte en el aire y en segundo quedo congelado al caer ambos su cuerpo se desintegro
-como sea…niña será mejor que te vayas tengo planeado destruir este pueblo y todos los que pueda en las próximas horas…te lo digo por que quiero que vivas…- al terminar mis palabras el lugar entero se congeló y empezó a caer en grandes fragmentos de hielo que al llegar al suelo explotaban en pedazos…
”Pero no me hagas caso tan solo soy un Ciego”
-Es realmente lamentable, estas sangrando- mi voz se volvió suave y deslizando mis manos justo en donde se encontraba la herida la presione levemente tiñéndome de aquel liquido carmesí
“No tengo nada que perder, ni nada que ganar lo único que poseo es el recuerdo de una muerte triste… de una muerte indigna”.”Eso es lo que veo en tus ojos Dibrael…perecen el cielo apunto de romper en llanto…”
-y no parece que quieran ayudarte ¿aun así planeas enfrentarme?- concluí mientras me llevaba los dedos a la boca y disfrutaba del sabor metálico, el Akuma nivel 3 que parecía ansioso me miro suplicante realmente deseaba probar a la “mujercita”
-estoy decepcionado ansiaba pelear con alguien fuerte, en cambio me he topado con una mujer que además de todo esta herida…realmente estoy aburrido- tranquilamente di la vuelta y me dispuse a retirarme cosa que el Akuma parecía no aprobar
-debemos destruir la inocencia es la misión que nuestro Conde-sama nos ha encomendado- realmente parecía alterado note que empezaba nuevamente a dudar de mi
-es cierto “maquina”…pero antes que el Conde se encuentran mis convicciones pero dudo que lo entiendas - seguí caminado sin mirarlo
-¿te atreves a traicionar al Conde-sama?- salto entonces en un intento por destruirme, lo intercepte en el aire y en segundo quedo congelado al caer ambos su cuerpo se desintegro
-como sea…niña será mejor que te vayas tengo planeado destruir este pueblo y todos los que pueda en las próximas horas…te lo digo por que quiero que vivas…- al terminar mis palabras el lugar entero se congeló y empezó a caer en grandes fragmentos de hielo que al llegar al suelo explotaban en pedazos…
”Pero no me hagas caso tan solo soy un Ciego”
Re: Aquí un reclutamiento casual~
[Off: Antes de que empiecen a leer, entren un poco en ambiente: https://www.youtube.com/watch?v=xeFGsErs084 x3]
Mientras Cross contemplaba la escena, su mente empezaba a cavilar un sin fin de ideas. Sus principios le dictaban tomar una decisión rápida, fuese radical o no, pero la conciencia, esa parte ávida y calculadora en él lo detenía mirando los pro y contra de cada una de las acciones que podría realizar en aquel momento. Había sentido la necesidad de sencillamente volarle la tapa de los sesos a aquel niño, en varias ocasiones. Sobretodo cuando maltrataba a Ruri, pero todavía sus ideales se imponían. Era una dura forma de hacer que alguien aprendiese algo, incluso la niña empezaba a mostrar claras muestras de verse consternada hasta el límite de ello. Cuando miró sus cabellos, que empezaban a carecer de color, supo entonces que la escena le había afectado en lo más hondo.
Mira que eres malvado, Cross, hasta ahora has dejado con marcas y cicatrices a todos tus alumnos, estén a la vista o no. Sólo para que aprendan…
¿Pero qué aprenden exactamente?
El fugaz recuerdo de un pequeño Allen recostado sobre una lápida, llorando lágrimas y sangre con el lado izquierdo de su rostro a carne viva y la Inocencia activada le asaltó de pronto. A él también se le había decolorado el cabello, ora por la maldición, ora por el horrendo shock que había recibido al pensar por unos momentos que había tomado la vida de su propio padre. Y todo porque él se habría tomado su tiempo y hubiese permitido que las cosas “sucediesen”.
Cross hizo una mueca, aún en el campo invisible de María. Por lo general, no sentía ni pizca de compasión por su estúpido aprendiz. Para esos momentos, el que se hacía llamar Índigo tomaba una decisión un tanto peculiar: parecía no querer tomar la vida de Ruri, ni su Inocencia, y eso al Akuma no le gustaba en absoluto. El General entornó los ojos, mientras relajaba la mano que le ordenaba a su segunda Inocencia, y deshacía el hechizo alrededor de la bestia. Al final comprobó que no tendría que molestarse en deshacerse personalmente de él, puesto que al presenciar una posible traición para con su amo y señor Conde, arremetió contra el Aliado y terminó ganándose la muerte convertido en un pilar de hielo. Cross enarcó una ceja.
Con que hielo, ¿Eh? O mejor dicho… agua
En el momento en que aquel hombre anunciaba su retirada, no sin antes hacer saber en voz alta sus planes para el pueblo, el pelirrojo inmediatamente se acercó hasta donde estaba Ruri y la ingresó en el territorio secundado por María, sin importarle la reacción que podría conllevar esto para el enemigo. Había cambiado ligeramente. Ahora no era sólo un campo de invisibilidad, sino también protector. Los fragmentos de madera congelada impactaban contra el y rebotaban. Los dos estaban a salvo. Cross sonrió.
-Buena reacción –felicitó- pero de ahora en adelante has de saber que con una sola amenaza no lograrás nada, al menos en tu nivel. Si vas a atacar, entonces no dudes ni un segundo en hacerlo, puesto que tus enemigos no lo harán, y tampoco vacilarán ante una oportunidad de acabar con tu vida –la mirada del pelirrojo, antes incluso cálida, se tornó seria y frívola, mientras la giraba en dirección al lugar donde estaba Índigo.- Con esas heridas no podrás hacer mucho, pero aún así mantente alerta –advirtió antes de rezongar un suspiro, mientras la cargaba sobre uno de sus hombros y avanzaba unos pocos pasos.
Se escuchó un disparo entre todo el ruido que propiciaba aquel repentino derrumbe, y una bala le cruzó el rostro al Aliado, probablemente rozándole la mejilla y propiciando una leve herida. Acto seguido, en un resplandor azul armonía, la silueta de ambos exorcistas se fue haciendo poco a poco visible. Cross Marian entraba en escena oficialmente, y su sonrisa llena de sorna acompañada de una mirada despiadada hacía juego con su posición en aquel tablero de ajedrez.
-Me esperaba algo más violento por parte de un Aliado del Conde, pero veo que eres distinto, escoria –su voz resonó por toda la estancia. La mano derecha sostenía en alto su Inocencia, de dónde expelía humo el cañón.- Antes de que incluso intentes demoler la cuarta parte de la ciudad con tu poder, tendrás la cabeza hueca y quedarán tus sesos secándose al sol –con movimientos elegantes, el pelirrojo se encendió parsimoniosamente un cigarrillo y exhaló la primera bocanada de humo con tranquilidad. Seguía sonriendo de esa manera- Pero algo me dice que esperabas que me uniese a la partida ¿no es así? Te creo un poco menos estúpido que los de tu calaña.
Nuevamente le daba la mirada, esta vez como si en vez de una persona, estuviese mirando a un insecto. Y es que para el General, para su modo de pensar, no había mucha diferencia.
Mientras Cross contemplaba la escena, su mente empezaba a cavilar un sin fin de ideas. Sus principios le dictaban tomar una decisión rápida, fuese radical o no, pero la conciencia, esa parte ávida y calculadora en él lo detenía mirando los pro y contra de cada una de las acciones que podría realizar en aquel momento. Había sentido la necesidad de sencillamente volarle la tapa de los sesos a aquel niño, en varias ocasiones. Sobretodo cuando maltrataba a Ruri, pero todavía sus ideales se imponían. Era una dura forma de hacer que alguien aprendiese algo, incluso la niña empezaba a mostrar claras muestras de verse consternada hasta el límite de ello. Cuando miró sus cabellos, que empezaban a carecer de color, supo entonces que la escena le había afectado en lo más hondo.
Mira que eres malvado, Cross, hasta ahora has dejado con marcas y cicatrices a todos tus alumnos, estén a la vista o no. Sólo para que aprendan…
¿Pero qué aprenden exactamente?
El fugaz recuerdo de un pequeño Allen recostado sobre una lápida, llorando lágrimas y sangre con el lado izquierdo de su rostro a carne viva y la Inocencia activada le asaltó de pronto. A él también se le había decolorado el cabello, ora por la maldición, ora por el horrendo shock que había recibido al pensar por unos momentos que había tomado la vida de su propio padre. Y todo porque él se habría tomado su tiempo y hubiese permitido que las cosas “sucediesen”.
Cross hizo una mueca, aún en el campo invisible de María. Por lo general, no sentía ni pizca de compasión por su estúpido aprendiz. Para esos momentos, el que se hacía llamar Índigo tomaba una decisión un tanto peculiar: parecía no querer tomar la vida de Ruri, ni su Inocencia, y eso al Akuma no le gustaba en absoluto. El General entornó los ojos, mientras relajaba la mano que le ordenaba a su segunda Inocencia, y deshacía el hechizo alrededor de la bestia. Al final comprobó que no tendría que molestarse en deshacerse personalmente de él, puesto que al presenciar una posible traición para con su amo y señor Conde, arremetió contra el Aliado y terminó ganándose la muerte convertido en un pilar de hielo. Cross enarcó una ceja.
Con que hielo, ¿Eh? O mejor dicho… agua
En el momento en que aquel hombre anunciaba su retirada, no sin antes hacer saber en voz alta sus planes para el pueblo, el pelirrojo inmediatamente se acercó hasta donde estaba Ruri y la ingresó en el territorio secundado por María, sin importarle la reacción que podría conllevar esto para el enemigo. Había cambiado ligeramente. Ahora no era sólo un campo de invisibilidad, sino también protector. Los fragmentos de madera congelada impactaban contra el y rebotaban. Los dos estaban a salvo. Cross sonrió.
-Buena reacción –felicitó- pero de ahora en adelante has de saber que con una sola amenaza no lograrás nada, al menos en tu nivel. Si vas a atacar, entonces no dudes ni un segundo en hacerlo, puesto que tus enemigos no lo harán, y tampoco vacilarán ante una oportunidad de acabar con tu vida –la mirada del pelirrojo, antes incluso cálida, se tornó seria y frívola, mientras la giraba en dirección al lugar donde estaba Índigo.- Con esas heridas no podrás hacer mucho, pero aún así mantente alerta –advirtió antes de rezongar un suspiro, mientras la cargaba sobre uno de sus hombros y avanzaba unos pocos pasos.
Se escuchó un disparo entre todo el ruido que propiciaba aquel repentino derrumbe, y una bala le cruzó el rostro al Aliado, probablemente rozándole la mejilla y propiciando una leve herida. Acto seguido, en un resplandor azul armonía, la silueta de ambos exorcistas se fue haciendo poco a poco visible. Cross Marian entraba en escena oficialmente, y su sonrisa llena de sorna acompañada de una mirada despiadada hacía juego con su posición en aquel tablero de ajedrez.
-Me esperaba algo más violento por parte de un Aliado del Conde, pero veo que eres distinto, escoria –su voz resonó por toda la estancia. La mano derecha sostenía en alto su Inocencia, de dónde expelía humo el cañón.- Antes de que incluso intentes demoler la cuarta parte de la ciudad con tu poder, tendrás la cabeza hueca y quedarán tus sesos secándose al sol –con movimientos elegantes, el pelirrojo se encendió parsimoniosamente un cigarrillo y exhaló la primera bocanada de humo con tranquilidad. Seguía sonriendo de esa manera- Pero algo me dice que esperabas que me uniese a la partida ¿no es así? Te creo un poco menos estúpido que los de tu calaña.
Nuevamente le daba la mirada, esta vez como si en vez de una persona, estuviese mirando a un insecto. Y es que para el General, para su modo de pensar, no había mucha diferencia.
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Re: Aquí un reclutamiento casual~
Índigo se acerco a Ruri, pese a la amenaza de esta, tomo unos de sus cabellos antes de presionar la herida abierta del estomago. La chica ahogo un grito, sentía como su sangre se drenaba cada vez más. Se arrodillo en el piso, sosteniéndose de las manos mientras trataba de respirar normalmente. El listón aún se encontraba en su mano, pero no reaccionaba frente a nada. Ruri levantó su cabeza cuando el hombre volvió a hablar, cada palabra estaba llena de veneno; como él. Lamió la sangre que le había quedado al lastimarla, para después tacharla de débil. En ese momento, ella sentía un profundo asco por el tal Índigo. Mientras que este tenía una pequeña discusión con el akuma, que termino en la muerte del segundo. Volvió a levantarse, no iba a permitir que aquel hombre se saliera con las suyas.
“Por favor Inocencia, por favor ayúdame a destruirle” – rogó en sus pensamientos.
El listón seguía quieto en su mano, sin responderle a su portadora. Hubo maldiciones y una que otra palabra poco usual en señoritas, cuando el hombre le reveló a Ruri sus planes para con la aldea. Antes si quiera de que ella pudiera detenerle, sintió una presencia a su lado al mismo tiempo que unos fragmentos, que a Ruri le parecieron estalagmitas, caían furiosamente sin llegar a causarle daño.
- Buena reacción –dijo Cross, haciendo que la chica se helara.
Ella miro cortante al Exorcista, prestando atención a cada una de sus palabras. De cierto modo le agradeció que la haya ayudado, aunque lo haya hecho tarde. Aún así, el fastidio que sentía hacia él era inevitable. Anudó el listón azulado a su muñeca, haciendo presión contra ella. Ya sabía del poder de aquella barrera, por lo que se mantuvo medianamente tranquila cuando oyó el disparo. Por lo que podría entender, Cross se había “dignado” a salir de su escondite y presentarse ante Índigo. Así que, de suposición, la barrera también podía ocultar lo que se encontraba dentro de ella, aparte de proteger de cualquier ataque externo.
– Vaya Exorcista el que es – musitó.
La peli ¿blanca? Sentía cierta curiosidad por ver en totalidad los poderes de Cross, ya sabía de contado que era un cobarde que sólo pensaba en su propio beneficio, lo había demostrado al ser capaz de dejarla a su suerte, pero debía haber una razón capaz para que su mente la procesara que simple egoísmo. Ruri aguardó por Cross, que retó al hombre, detrás suyo sintiéndose completamente inútil.
"Debe existir algo que pueda hacer" – pensó.
“Por favor Inocencia, por favor ayúdame a destruirle” – rogó en sus pensamientos.
El listón seguía quieto en su mano, sin responderle a su portadora. Hubo maldiciones y una que otra palabra poco usual en señoritas, cuando el hombre le reveló a Ruri sus planes para con la aldea. Antes si quiera de que ella pudiera detenerle, sintió una presencia a su lado al mismo tiempo que unos fragmentos, que a Ruri le parecieron estalagmitas, caían furiosamente sin llegar a causarle daño.
- Buena reacción –dijo Cross, haciendo que la chica se helara.
Ella miro cortante al Exorcista, prestando atención a cada una de sus palabras. De cierto modo le agradeció que la haya ayudado, aunque lo haya hecho tarde. Aún así, el fastidio que sentía hacia él era inevitable. Anudó el listón azulado a su muñeca, haciendo presión contra ella. Ya sabía del poder de aquella barrera, por lo que se mantuvo medianamente tranquila cuando oyó el disparo. Por lo que podría entender, Cross se había “dignado” a salir de su escondite y presentarse ante Índigo. Así que, de suposición, la barrera también podía ocultar lo que se encontraba dentro de ella, aparte de proteger de cualquier ataque externo.
– Vaya Exorcista el que es – musitó.
La peli ¿blanca? Sentía cierta curiosidad por ver en totalidad los poderes de Cross, ya sabía de contado que era un cobarde que sólo pensaba en su propio beneficio, lo había demostrado al ser capaz de dejarla a su suerte, pero debía haber una razón capaz para que su mente la procesara que simple egoísmo. Ruri aguardó por Cross, que retó al hombre, detrás suyo sintiéndose completamente inútil.
"Debe existir algo que pueda hacer" – pensó.
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