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Las imágenes utilizadas en el skin no son de nuestra propiedad, todas pertenecen a sus respectivos autores y son usadas sin animo de lucro. Sólo la edición y arreglo de estas pertenecen al foro.
Todo el material que se publique dentro del foro es y será propiedad de su creador a menos que se indique lo contrario.
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Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
D. Gray man Rol :: El mundo :: Europa
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
- Spoiler:
- Off:Hnos. Von der Beck escribió:Esto pareció sacar de sus cabales tanto al detective tanto como al Marianno, cuya boca se tuvieron que cerrar mutuamente con ayuda del otro.
No sabes cuánto morí con eso xDD. Ñee, no te preocupes Von-kun. No la interpreté en mi post porque ahí sí que quedaría largo, pero ya voy al rescate xD
—¡Muévanse más rápido, par de inútiles, o la cola para las atracciones va a ser verdaderamente larga! —apremió Illya sin soltar de la mano al danés, más que eso apretándola para no perderlo de vista.
En vez de encaminarlos hasta el sitio con el paso ligero, grácil y felino con el que siempre contaba, lo hacía de manera ruda, tosca, jalándolos a ambos o dándole empujones apremiantes que varias veces a Marianno le dolieron literalmente.
—I-Illya-dono, ¿se puede saber qué le sucede? —cuestionó al cabo de un rato el buscador mientras se sobaba un antebrazo con la otra mano.
Ella frunció el ceño de manera desagradable y lo fulminó con los ojos entornándolos, que hizo que el pobre hombre retrocediera levemente por el miedo, alzando las palmas en son de paz.
—¿Qué no escuchaste? ¿O es que eres sordo, Marianno? —Contestó la jovencita con un tono que hacía creer que el buscador tenía problemas— ¿Hola~?, ¿todavía hay espacio en la azotea que amueblar? Lo dije hace rato, no me hagas repetirme.
El buscador dio un respingo claramente ofendido, y buscó la mirada del danés casi pidiendo ayuda, ¿qué le sucedía? Para variar, en ese momento la joven exorcista tenía el cabello suelto, sin ninguna coleta, algo que no solía hacer cuando estaba de misión puesto que le estorbaba, o eso pensó el buscador al cabo del tiempo que estuvo conviviendo con ella. Pero de sopetón no dijo nada, ni replicó cuestión alguna; quizá el misterio de su actitud pudiese resolverse si le seguían el juego, o eso pensó que pensaba Christian de modo que decidió considerarlo también.
—Vas a tener que ganarme tooooodas las atracciones donde tengan buenos premios, Chris —repentinamente soltó la muchacha con voz suave, y en contraste, una mirada claramente maliciosa— O si no va a haber problemas~
¿Qué clase de problemas?, pensó el buscador ahora sí nervioso. La risita que dejó escapar la chica mucho menos le agradó; era la misma que cualquier villana de teatro soltaría en la cúspide de su momento. Una muy malévola bruja.
Al final, sabiendo la exorcista que tarde o temprano aparecerían, lo hicieron.
Fueron tres, y trataron de arremeter contra el pobre Roger en una esquina, cuando Illya llevaba atrasada a él varios pasos. Lo salvó a tiempo, puesto que una milésima de segundo más, y hubiese terminado aplastado contra el muro llevándose uno que otro hueso en el proceso. Ese detalle fue el que la extrañó más.
¿Aplastado?
Cuando obligó al viejo a estar detrás de ella, y él obedeció sin ninguna réplica, puesto que todas se le habían quedado pegadas al paladar junto con su lengua, desenfundó con un ágil movimiento uno de sus rifles con la mano libre y los apuntó. Tres Akumas de nivel uno que miraban fijamente a su nuevo objetivo: el antaño alemán que contenía sus gritos de terror y sorpresa con el dorso de su mano mordiéndola, con los ojos abiertos de par en par por la misma acción.
—No se mueva de aquí, Roger —el tono de Illya se tornó repentinamente gélido, mientras con la mirada enfocaba a sus peores enemigos, los ojos relucientes de un instinto asesino abrupto— Acabaré en un momento, sólo espere.
—¡¿P-pero qué demonios son esas cosas?! —gritó sin contenerse.
Illya lo miró unos pocos segundos, y luego fijó la vista en los Akumas, que extrañamente, no disparaban aún. Parecían aguardar algo, suspendidos en el aire como estaban, y eso encendió unas luces en el interior de la mente de la exorcista en color rojo, ¿qué tramaban? Daba la impresión de que no querían lastimar a Roger… ¿pero por qué?
!!!!
Podrían creer que se trata de su doble…
Tenía sentido. Pero no estaba allí para comprobar dicha teoría. Estaba para hacerlos trizas, como buena cazadora de Akumas que era. De modo que sin darse más tiempo para vacilar, alzó el rifle que cargaba en la mano lentamente hasta apuntarlos amenazadoramente.
—Carnero/Virgine —siseó y en un chispazo su arma ya estaba hecha contra los Akumas.
En ese momento ellos dispararon hasta Illya, que con una pirueta a ras del suelo salió librada del campo de fuego hasta rodar varios metros y poder incorporarse, saltar, y alejarse lo suficiente para seguir salvada de todas esas balas sangrientas que intentaban arremeter contra ella. Un movimiento ágil y elástico con la muñeca y ya estaban en su punto de mira de nuevo.
Bang, bang, bang.
La descarga de las Lacrime sin embargo fue más numerosa. Miles de estacas sueltas a quemarropa atravesaron a los Akumas, se les clavaron dentro de sus metálicas pieles, y en menos de un segundo explotaron junto con ellos posteriormente de escucharse el chasquido letal que lo propiciaría.
Roger se encogió soltando un grito de miedo y sorpresa, echado en el suelo repentinamente con las manos entrelazadas sobre su nuca de la misma manera que hiciera alguien que estuviera pasando por un terremoto a gran escala. Illya se le acercó a paso tranquilo mientras guardaba su rifle con una maniobra seca, y se acuclilló a su frente con una nueva sonrisa calmada en sus labios, inspirando la tranquilidad que el alemán necesitaba.
—Ya se han ido, Roger, no tiene por qué preocuparse más.
El hombre se levantó lentamente, con cautela, mirando furtivamente sus alrededores, y al identificar la hoguera humeante donde antes habían estado los monstruos, soltó un suspiro de alivio.
—Por el amor a Dios, ¿me puede explicar qué eran esas cosas? —soltó con la voz aflautada, distinta a la suya normalmente, efecto del miedo.
—Para variar, monstruos; lo demás se lo contaré en el camino, señor. Todavía tenemos mucho que recorrer para llegar al meollo del asunto.
Illya lo ayudó a incorporarse con gentileza, y Roger, un poco más sosegado, le señaló el sitio donde tenían que seguir. Tal parecía, tendrían que resumir el tour hasta los puntos más importantes.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
'Estamos conviviendo con una mujer, ¿como es que olvidamos traer el látigo?'
La persona que tenían ahora frente a ellos lucía exactamente como la alemana a la que tan exitosamente se había acostumbrado, entonces, al parecer comprender todo este nuevo asunto de las relaciones humanas, el tablero se tambaleaba y movía todas su fichas. ¿Qué es lo que debía hacer ahora que su idea de esperar a ver que ocurría no funcionaba? Tomaría un riesgo, como siempre lo hacía.
-¿Hola~?, ¿todavía hay espacio en la azotea que amueblar?- el comentario trajo de vuelta también al danes.
Ahora se sentía un tanto divertido por la expresión dibujada en el rostro de Marianno, internamente debía de ser un circo, estaba confundido y pedía a gritos ayuda del danés. Anders debía de ayudarlo, interferir a favor de su compañero, ser maduro y racional.
-Vas a tener que ganarme tooooodas las atracciones donde tengan buenos premios, Chris. O si no va a haber problemas~
-... -giró su mirada, hacia uno de los puestos frente a ellos, un puesto de tiro al blanco que de momento no era del todo concurrido- ¡Por allá Illya! Ese gran oso de peluche tiene su nombre escrito- al apuntar con su mano hacia el establecimiento rompió con la mirada calculadora que tenía hasta hace poco.
-Mas te vale ganarlo -le dio un leve golpe en el costado de un brazo, y tomándole de la mano se lo llevó prácticamente a rastras.- Anda, anda, saca ese dinero de una buena vez. No seas avaro.
Era una escena de chiste, por lo menos para el hombre. A pesar de lo hilarante de la situación el detective parecía seguir la corriente a la perfección, la acción de pasear a esta Illya por los puestos, gastar dinero y ganar premios en las atracciones se prolongaba lo suficiente para que las conclusiones necesarias salieran a la luz. Había un problema...
Illya cargaba ya con un enorme peluche producto de la primera atracción, una manzana acaramelada que siquiera había comenzado a comer y acarreaba al detective y Marianno con premios varios de la feria, esto era suficiente para cualquier chica, ¿por que no retomaba la misión? ¿Qué tanto duraban los desplantes de las mujeres? Había un problema...
Una mujer tan pequeña y de vestimenta extraña, un hombre encapuchado que cargaba un armatoste de metal, un par que llamara tanto la atención fácilmente ensombrecería la presencia de un hombre tan común como el detective. Era alto, pero no demasiado, tenia el cabello largo, pero no demasiado, ojos azules como el común denominador de la población alemana. ¿Entonces por que las miradas se centraban solo en él? ¿Por que la gente murmuraba a sus espaldas? ¿Por que se alejaban? A lo lejos, se acercaba el problema...
-Esto me huele a gato encerrado... -las personas de la feria poco a poco se comenzaron a desplazar dejando espacio en el medio, tres policías uniformados se abrían paso en dirección al trío, ¿coincidencia?
-¿Que ocurre exorcista-sama?- se preguntó el buscador asomando su mirada entre dos grandes peluches y una caja de regalo, poco a poco el danés dirigía a Illya y Marianno hacia uno de los puestos, intentando salir del rango de vista de los uniformados.
-Christian Anders, esta usted arrestado.
-...y yo soy el gato. -acto seguido uno de los policias sometió al oji-azul contra una pared de los puestos, un tanto de brutalidad innecesaria puesto que este siquiera se resistió. En menos de dos segundos le habían esposado las manos y ahora lo dirigían a un automovil de la policia y la situación se le salió de las manos- Espere, espere, ¡Están ustedes equivocados! ¡¿De que me acusan?!-
-Christian Anders, se le acusa por disturbar el orden en vía pública.
-¿A que se refieren? -su cabeza ahora se encontraba sobre el techo de metal del automóvil y su cabello se fue hacia un lado, cubriendo casi todo su rostro. Los policías revisaban que no tuviese armas sobre si, confiscaron desde su maleta, hasta sus cigarrillos y su billetera.
-Tenemos varios testigos que lo aseguran. Ha sido usted visto manifestando un comportamiento lascivo y esta bajo cargos por acoso sexual.
¿...c- cómo?
-Malditos turistas, ¿cuando aprenderán? Estarás un buen tiempo en la cárcel, bastardo asqueroso.
Christian fue subido a la patrulla a la fuerza y mientras recitba algunas groserías en danés. Antes de partir, Marianno logró correr hacia donde él, los regalos que con tanto tedio ganaron entre los dos estaban ahora por todo el camino rumbo a la acera.
-Exorcista, exorcista-sama, ¿que esta pasando? -no podía creer que tomaran preso a Christian, el buscador no se había despegado de él en ninguna momento del día como para creer lo que los policias decían, e incluso, conociendo la personalidad e intereses del danés, los cargos eran por demás absurdos.
-Marianno, tu vas a tener que golpearla.-el hombre dudó, ¿que es lo que estaba balbuceando el detective? ¿Deliraba? -Golpearla, tienes que golpear a Illya. Ya me dirás el resultado.
Entonce la patrulla arrancó y Marianno tuvo que despegarse de la ventana para evitar ser arrastrado junto con la misma, la estela de humo que dejó el escape del motor se perdió junto su compañero. Entonces dudó. Las palabras de Christian Anders sonaron demasiado serias, aun que de principio fueran una tontería. Estaría hablando enserio, por mas extraño que sonara, los métodos de Anders siempre eran eficaces, por lo tanto buenos.
En un acto repentino Marianno pareció volver a la realidad, se giró de golpe, buscando desesperadamente a la exorcista que hasta hace poco estaba junto con ellos. A la derecha puestos, a la izquierda mas personas, personas, personas. Por ningún lado se veía.
Había desaparecido.
Por otro lado, Roger e Illya se encontraban en medio de un recorrido aparentemente casual para cuando el ruido de botes de basura derribados logró alterar los nervios tan fácilmente quebrantables del antiguo. Se giró al instante y vio una figura conocida salir desde un callejón por el cual acababan de pasar. Sonreía seguro, orgulloso, pero de una forma inquietante.
-¡Hey, dulzura!-se acercó el detective y tocó el hombro de la alemana para llamar su atención- ¿Acaso no nos tendríamos que encontrar hacía tiempo? Comenzaba a extrañarlos.
La persona que tenían ahora frente a ellos lucía exactamente como la alemana a la que tan exitosamente se había acostumbrado, entonces, al parecer comprender todo este nuevo asunto de las relaciones humanas, el tablero se tambaleaba y movía todas su fichas. ¿Qué es lo que debía hacer ahora que su idea de esperar a ver que ocurría no funcionaba? Tomaría un riesgo, como siempre lo hacía.
-¿Hola~?, ¿todavía hay espacio en la azotea que amueblar?- el comentario trajo de vuelta también al danes.
Ahora se sentía un tanto divertido por la expresión dibujada en el rostro de Marianno, internamente debía de ser un circo, estaba confundido y pedía a gritos ayuda del danés. Anders debía de ayudarlo, interferir a favor de su compañero, ser maduro y racional.
'Debía de.'
-Vas a tener que ganarme tooooodas las atracciones donde tengan buenos premios, Chris. O si no va a haber problemas~
-... -giró su mirada, hacia uno de los puestos frente a ellos, un puesto de tiro al blanco que de momento no era del todo concurrido- ¡Por allá Illya! Ese gran oso de peluche tiene su nombre escrito- al apuntar con su mano hacia el establecimiento rompió con la mirada calculadora que tenía hasta hace poco.
'Pero entonces no sería divertido'
-Mas te vale ganarlo -le dio un leve golpe en el costado de un brazo, y tomándole de la mano se lo llevó prácticamente a rastras.- Anda, anda, saca ese dinero de una buena vez. No seas avaro.
Era una escena de chiste, por lo menos para el hombre. A pesar de lo hilarante de la situación el detective parecía seguir la corriente a la perfección, la acción de pasear a esta Illya por los puestos, gastar dinero y ganar premios en las atracciones se prolongaba lo suficiente para que las conclusiones necesarias salieran a la luz. Había un problema...
Illya cargaba ya con un enorme peluche producto de la primera atracción, una manzana acaramelada que siquiera había comenzado a comer y acarreaba al detective y Marianno con premios varios de la feria, esto era suficiente para cualquier chica, ¿por que no retomaba la misión? ¿Qué tanto duraban los desplantes de las mujeres? Había un problema...
Una mujer tan pequeña y de vestimenta extraña, un hombre encapuchado que cargaba un armatoste de metal, un par que llamara tanto la atención fácilmente ensombrecería la presencia de un hombre tan común como el detective. Era alto, pero no demasiado, tenia el cabello largo, pero no demasiado, ojos azules como el común denominador de la población alemana. ¿Entonces por que las miradas se centraban solo en él? ¿Por que la gente murmuraba a sus espaldas? ¿Por que se alejaban? A lo lejos, se acercaba el problema...
-Esto me huele a gato encerrado... -las personas de la feria poco a poco se comenzaron a desplazar dejando espacio en el medio, tres policías uniformados se abrían paso en dirección al trío, ¿coincidencia?
-¿Que ocurre exorcista-sama?- se preguntó el buscador asomando su mirada entre dos grandes peluches y una caja de regalo, poco a poco el danés dirigía a Illya y Marianno hacia uno de los puestos, intentando salir del rango de vista de los uniformados.
-Christian Anders, esta usted arrestado.
-...y yo soy el gato. -acto seguido uno de los policias sometió al oji-azul contra una pared de los puestos, un tanto de brutalidad innecesaria puesto que este siquiera se resistió. En menos de dos segundos le habían esposado las manos y ahora lo dirigían a un automovil de la policia y la situación se le salió de las manos- Espere, espere, ¡Están ustedes equivocados! ¡¿De que me acusan?!-
-Christian Anders, se le acusa por disturbar el orden en vía pública.
-¿A que se refieren? -su cabeza ahora se encontraba sobre el techo de metal del automóvil y su cabello se fue hacia un lado, cubriendo casi todo su rostro. Los policías revisaban que no tuviese armas sobre si, confiscaron desde su maleta, hasta sus cigarrillos y su billetera.
-Tenemos varios testigos que lo aseguran. Ha sido usted visto manifestando un comportamiento lascivo y esta bajo cargos por acoso sexual.
¿...c- cómo?
-Malditos turistas, ¿cuando aprenderán? Estarás un buen tiempo en la cárcel, bastardo asqueroso.
Christian fue subido a la patrulla a la fuerza y mientras recitba algunas groserías en danés. Antes de partir, Marianno logró correr hacia donde él, los regalos que con tanto tedio ganaron entre los dos estaban ahora por todo el camino rumbo a la acera.
-Exorcista, exorcista-sama, ¿que esta pasando? -no podía creer que tomaran preso a Christian, el buscador no se había despegado de él en ninguna momento del día como para creer lo que los policias decían, e incluso, conociendo la personalidad e intereses del danés, los cargos eran por demás absurdos.
-Marianno, tu vas a tener que golpearla.-el hombre dudó, ¿que es lo que estaba balbuceando el detective? ¿Deliraba? -Golpearla, tienes que golpear a Illya. Ya me dirás el resultado.
Entonce la patrulla arrancó y Marianno tuvo que despegarse de la ventana para evitar ser arrastrado junto con la misma, la estela de humo que dejó el escape del motor se perdió junto su compañero. Entonces dudó. Las palabras de Christian Anders sonaron demasiado serias, aun que de principio fueran una tontería. Estaría hablando enserio, por mas extraño que sonara, los métodos de Anders siempre eran eficaces, por lo tanto buenos.
En un acto repentino Marianno pareció volver a la realidad, se giró de golpe, buscando desesperadamente a la exorcista que hasta hace poco estaba junto con ellos. A la derecha puestos, a la izquierda mas personas, personas, personas. Por ningún lado se veía.
Había desaparecido.
Por otro lado, Roger e Illya se encontraban en medio de un recorrido aparentemente casual para cuando el ruido de botes de basura derribados logró alterar los nervios tan fácilmente quebrantables del antiguo. Se giró al instante y vio una figura conocida salir desde un callejón por el cual acababan de pasar. Sonreía seguro, orgulloso, pero de una forma inquietante.
-¡Hey, dulzura!-se acercó el detective y tocó el hombro de la alemana para llamar su atención- ¿Acaso no nos tendríamos que encontrar hacía tiempo? Comenzaba a extrañarlos.
Invitado
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
—Illya… Illya… ¿señorita Illya?
Marianno se abría espacio entre la gente de la feria, abandonando a su suerte el montón de premios y regalos que momentos antes el detective había ganado desperdigados en el suelo, para encontrar a la otra joven que los había estado acompañando momentos antes de que se hubiesen llevado tras las rejas al detective, que por cierto, tal suceso era una cuestión que todavía no terminaba de entender, y le parecía ridículamente absurda, valía la redundancia.
Golpearla… ¿cómo se supone que haré eso?
La sola idea le parecía un sacrilegio, algo que atentaba completamente contra todos sus principios tanto de buscador como de hombre. Además, estaba seguro que la consecuencia sería claramente catastrófica. Nunca había visto a Illya enojada, y si por si acaso lograba hacer lo que le había pedido el danés, esperaba que tampoco tuviese en ese instante la oportunidad para contemplar un resultado que lo llevara a eso: la cólera de la exorcista. Algo en su interior le decía que podría resultar mucho peor que el mismísimo apocalipsis.
De todas formas nada de eso estaba pasando a su alrededor, ni tampoco la pequeña oportunidad de iniciarlo. Lo único que podía hacer en esos momentos el buscador era abrirse paso entre la multitud y buscar con la mirada a la alemana, primero, para saber por qué se había alejado de ellos, y segundo, para que entre los dos fuesen a la comisaría a ver a Christian y tratar de arreglar el asunto que lo mantendría ahora preso allá.
Nada. Todas resultaban ser siluetas desconocidas, completamente distintas al cuerpo esbelto de la exorcista que por cierto, lograba resaltar bastante incluso estando uniformada bajo el emblema de la Orden.
Cuando Marianno pensó que la marea humana no tenía fin, llegó hasta la salida de la feria y el océano vivo lo escupió fuera, donde el aire era menos viciado y los murmullos no eran constantes, ni aturdidores. De su abrigo extrajo un pañuelo con el que se secó la frente, con el ceño fuertemente arrugado ante la concentración, pensando en lo que debería hacer, la situación, y como todo comenzaba a retorcerse inevitablemente como si estuviesen viajando en espiral.
Tanto fue así, que no se dio cuenta de que una sombra ajena llevaba tiempo proyectándose tras él hasta que la misma estuvo escandalosamente alargada y deforme. Cerca. Marianno abrió los ojos como plato y se giró, topándose con lo que menos se esperaba en ese momento. Las cosas, como había dicho, comenzaban a ponerse claramente en su contra.
—¿Christian?, ¿qué hace aquí?, ¿dónde está Marianno?, ¿Por qué no está con usted?
Illya parpadeó confundida al encontrar repentinamente al detective al frente suyo, junto a Roger. El anciano parecía estar igual. Durante el camino le había estado relatando de forma ambigua, pero aceptable, lo que habían sido los monstruos destruidos un tiempo atrás, para calmar sus angustias. El alemán pareció satisfecho, pero no por eso menos inquieto. Saber que unas alimañas como ellas los estuviesen siguiendo probablemente en cualquier rincón de la ciudad…
El danés alzó las palmas repentinamente como si desease detener así el torrente de preguntas con las que le saludó la jovencita.
—Vamos, vamos, un poco más lento ¿sí? —Repuso con una sonrisa que Illya jamás le había visto en los labios— primero, se suponía que debíamos encontrarnos hace tiempo atrás, ¿recuerda? Lo que respecta a Marianno, pues, al parecer se quedó entretenido cumpliendo con un favor que le pedí. Seguramente pronto estará con nosotros.
Illya ladeó la cabeza levemente royendo dentro de su cabeza la respuesta del detective, ¿notaba algo raro en él? Un poco, pero supuso que se trataba de otras de sus excéntricas escenas para amoldarse al caso, ¿no? De modo que terminó por creerle y asintió casi con solemnidad.
—Ya veo —contestó devolviéndole la sonrisa con algo de reticencia— ¿encontraron algo importante sobre el caso?
—Sí, sí, claro, ¡Por supuesto! —repuso con exagerada energía y le pasó un brazo por los hombros a Illya con tacto. El gesto la sorprendió e hizo que diera un pequeño respingo imperceptible— Justamente iba a guiarles hasta el sitio donde encontramos un montón de información interesante, para que vean lo que nosotros presenciamos con nuestros propios ojos, ¿me siguen?
La exorcista parpadeó.
—¿Eh? ¿Qué clase de lugar es ese?
—Ya verás, ya verás~ ¿me sigues o no?
Ella inclinó la cabeza hacia abajo de nuevo pensando. Por un instante soltó un pequeño “hummm” casi ingenuo y después asintió. Roger yacía callado; no opinaba nada, ni tampoco los demás se veían en necesidad de preguntarle algo. Los seguiría, fueran a donde fueran. Una idea que no le agradaba del todo al danés y por ello necesitaba dejarle fuera de alguna manera.
—Sin embargo, me gustaría que el…errr… señor fuese a buscar a Marianno. Debe estar ahora mismo en la plaza central del pueblo, sabrá usted cual es, me imagino —agregó con tanta prisa que se notaba claramente que lo estaba despachando— ¡Vaya ahora mismo por él y no se tarden! Él sabe dónde queda el sitio al que vamos a ir, claro. Andando linda, no perdamos tiempo —apremió.
Con el mismo brazo sobre los hombros de Illya, abandonó junto con ella al viejo que siquiera tuvo tiempo de cuestionar las instrucciones del danés. En la sonrisa del mismo se veía deliberada autosuficiencia, propia de él, no obstante, acompañada de otra cualidad más que la exorcista jamás le había visto en lo que llevaba conociéndole. Además, ¿le había dicho ‘linda’?
—¿Está seguro que es buena idea dejarle ir solo por Marianno?
—¿Qué? —el danés paró de tararear alegremente y la miró sin cambiar un ápice la expresión— Ah, sí. Claro. No te preocupes, Marianno sabrá emmm… cuidar de él, por supuesto.
Mentiroso
En silencio se dejó llevar, hasta que comenzaron a dejar casas, calles, esquinas y lugares concurridos atrás, cerniéndose en una parte de la ciudad por demás sola tanto como silenciosa. El verdadero Christian había dicho antes que por donde estaba, había gato encerrado. Pues para Illya, en ese mismo instante, la situación era idéntica.
Los muros eran más oscuros y opacos, y hacía más frío. Aunque de manera imperceptible todo, era claro que ese sitio representaba el típico suburbio mendigo y aterrador de todas las ciudades y pueblos. El lado donde los niños evitaban jugar porque seguramente les saldría un fantasma en medio del griterío pueril, o para efectos alemanes, quizá hasta un…
De repente se vio acorralada entre Christian y la pared. Illya se encogió por instinto y el aliento se le aceleró en un tris tanto como los ojos se le abrían como platos, ¿hasta ahí llegaba el ritual de acecho? Parecía que sí. De pronto se vio embargada de la típica inmovilidad sorpresiva, cuando no terminas de procesar bien lo que sucede a tu alrededor, completamente distinto de lo que se imaginaba.
—¡Bueno, bueno! Al fin solos —murmuró con deliberada lascivia el detective, chocándose su aliento contra el rostro de Illya que incluso parecía aterrorizada.
Espera, no me digas que...
Oh…
Oh, oh. Esto debe ser una mala broma…
—¿Perdón?
—¿Te había dicho antes Illya que te ves mu~cho más sensual con el cabello suelto? —comentó con tono pícaro al mismo tiempo que con una mano deshacía el nudo que se había hecho ella con un lazo para atarse los cabellos en una cola baja. Los largos y abundantes mechones se deslizaron en un vals hacia los lados y cayeron en cascada sobre los hombros de la exorcista.
¿¡Me está flirteando!?
La aludida enarcó una ceja entre su rostro atónito.
—¿Y yo le había dicho antes que jamás pensé que le diría algo así a una mujer y mucho menos de frente?
“Christian” se carcajeó y en su mirada brilló evidentemente la lascivia cuando posó sus ojos sobre la hermosa dama. Illya se preguntó en qué momento el mundo había dejado de ser mundo, y a qué dimensión paralela había arribado que ahora nada era como parecía.
—Dejemos de un lado la charla.
La aprisionó, hasta el punto en que ella pudo sentir el pecho de él sobre el suyo, y se inclinó hacia sus labios, ¡La iba a besar! Sin embargo reaccionó a tiempo y colocó una mano sobre su boca. Lo que acabó por probar el danés fue el dorso de su mano, y lo que vio al abrir los ojos, perplejo, fue la mirada de la exorcista repentinamente reluciente por la fiereza. Illya percibió el olor a nicotina, menta, y parcialmente la esencia de Christian Anders en el aire viciado que a duras penas compartía, inquietantemente trastocado.
Con la mano libre le dio un empujón en un costado y lo apartó lo suficiente. Illya se escabulló y se puso detrás del danés, a varios pasos lejos de él.
—¿Tampoco le había dicho antes que no me van los pervertidos libidinosos?
Cuando el danés se volvió a mirarla, se dio cuenta de que le apuntaba con un arma. Su rifle. Y en su mirada había algo parecido a la indignación, la rabia, y el bochorno. A pesar de que dentro de Illya se estuviese cociendo el aire a fuego vivo por no haber previsto eso, o mejor dicho, haber dejado que pasase hasta tal punto, tampoco podía evitar que las mejillas se le tintaran de granate y los labios semejaran la mueca de una auténtica dama avergonzada.
El doppel se quedó inmóvil mientras posaba los ojos en la boca del cañón de Albtraum. Sin embargo, seguía sonriendo confianzudamente y con deseo.
—Vamos, ¿ni siquiera puedo darte aunque sea un mordisco?
Illya entornó los ojos y le fulminó con la mirada.
—Busque su muerte natural, Chris.
De todas formas no sabía, y temía, que en realidad, fuese más peligroso de lo que aparentaba. Que un simple rifle pudiese detenerlo.
Marianno se abría espacio entre la gente de la feria, abandonando a su suerte el montón de premios y regalos que momentos antes el detective había ganado desperdigados en el suelo, para encontrar a la otra joven que los había estado acompañando momentos antes de que se hubiesen llevado tras las rejas al detective, que por cierto, tal suceso era una cuestión que todavía no terminaba de entender, y le parecía ridículamente absurda, valía la redundancia.
Golpearla… ¿cómo se supone que haré eso?
La sola idea le parecía un sacrilegio, algo que atentaba completamente contra todos sus principios tanto de buscador como de hombre. Además, estaba seguro que la consecuencia sería claramente catastrófica. Nunca había visto a Illya enojada, y si por si acaso lograba hacer lo que le había pedido el danés, esperaba que tampoco tuviese en ese instante la oportunidad para contemplar un resultado que lo llevara a eso: la cólera de la exorcista. Algo en su interior le decía que podría resultar mucho peor que el mismísimo apocalipsis.
De todas formas nada de eso estaba pasando a su alrededor, ni tampoco la pequeña oportunidad de iniciarlo. Lo único que podía hacer en esos momentos el buscador era abrirse paso entre la multitud y buscar con la mirada a la alemana, primero, para saber por qué se había alejado de ellos, y segundo, para que entre los dos fuesen a la comisaría a ver a Christian y tratar de arreglar el asunto que lo mantendría ahora preso allá.
Nada. Todas resultaban ser siluetas desconocidas, completamente distintas al cuerpo esbelto de la exorcista que por cierto, lograba resaltar bastante incluso estando uniformada bajo el emblema de la Orden.
Cuando Marianno pensó que la marea humana no tenía fin, llegó hasta la salida de la feria y el océano vivo lo escupió fuera, donde el aire era menos viciado y los murmullos no eran constantes, ni aturdidores. De su abrigo extrajo un pañuelo con el que se secó la frente, con el ceño fuertemente arrugado ante la concentración, pensando en lo que debería hacer, la situación, y como todo comenzaba a retorcerse inevitablemente como si estuviesen viajando en espiral.
Tanto fue así, que no se dio cuenta de que una sombra ajena llevaba tiempo proyectándose tras él hasta que la misma estuvo escandalosamente alargada y deforme. Cerca. Marianno abrió los ojos como plato y se giró, topándose con lo que menos se esperaba en ese momento. Las cosas, como había dicho, comenzaban a ponerse claramente en su contra.
—¿Christian?, ¿qué hace aquí?, ¿dónde está Marianno?, ¿Por qué no está con usted?
Illya parpadeó confundida al encontrar repentinamente al detective al frente suyo, junto a Roger. El anciano parecía estar igual. Durante el camino le había estado relatando de forma ambigua, pero aceptable, lo que habían sido los monstruos destruidos un tiempo atrás, para calmar sus angustias. El alemán pareció satisfecho, pero no por eso menos inquieto. Saber que unas alimañas como ellas los estuviesen siguiendo probablemente en cualquier rincón de la ciudad…
El danés alzó las palmas repentinamente como si desease detener así el torrente de preguntas con las que le saludó la jovencita.
—Vamos, vamos, un poco más lento ¿sí? —Repuso con una sonrisa que Illya jamás le había visto en los labios— primero, se suponía que debíamos encontrarnos hace tiempo atrás, ¿recuerda? Lo que respecta a Marianno, pues, al parecer se quedó entretenido cumpliendo con un favor que le pedí. Seguramente pronto estará con nosotros.
Illya ladeó la cabeza levemente royendo dentro de su cabeza la respuesta del detective, ¿notaba algo raro en él? Un poco, pero supuso que se trataba de otras de sus excéntricas escenas para amoldarse al caso, ¿no? De modo que terminó por creerle y asintió casi con solemnidad.
—Ya veo —contestó devolviéndole la sonrisa con algo de reticencia— ¿encontraron algo importante sobre el caso?
—Sí, sí, claro, ¡Por supuesto! —repuso con exagerada energía y le pasó un brazo por los hombros a Illya con tacto. El gesto la sorprendió e hizo que diera un pequeño respingo imperceptible— Justamente iba a guiarles hasta el sitio donde encontramos un montón de información interesante, para que vean lo que nosotros presenciamos con nuestros propios ojos, ¿me siguen?
La exorcista parpadeó.
—¿Eh? ¿Qué clase de lugar es ese?
—Ya verás, ya verás~ ¿me sigues o no?
Ella inclinó la cabeza hacia abajo de nuevo pensando. Por un instante soltó un pequeño “hummm” casi ingenuo y después asintió. Roger yacía callado; no opinaba nada, ni tampoco los demás se veían en necesidad de preguntarle algo. Los seguiría, fueran a donde fueran. Una idea que no le agradaba del todo al danés y por ello necesitaba dejarle fuera de alguna manera.
—Sin embargo, me gustaría que el…errr… señor fuese a buscar a Marianno. Debe estar ahora mismo en la plaza central del pueblo, sabrá usted cual es, me imagino —agregó con tanta prisa que se notaba claramente que lo estaba despachando— ¡Vaya ahora mismo por él y no se tarden! Él sabe dónde queda el sitio al que vamos a ir, claro. Andando linda, no perdamos tiempo —apremió.
Con el mismo brazo sobre los hombros de Illya, abandonó junto con ella al viejo que siquiera tuvo tiempo de cuestionar las instrucciones del danés. En la sonrisa del mismo se veía deliberada autosuficiencia, propia de él, no obstante, acompañada de otra cualidad más que la exorcista jamás le había visto en lo que llevaba conociéndole. Además, ¿le había dicho ‘linda’?
—¿Está seguro que es buena idea dejarle ir solo por Marianno?
—¿Qué? —el danés paró de tararear alegremente y la miró sin cambiar un ápice la expresión— Ah, sí. Claro. No te preocupes, Marianno sabrá emmm… cuidar de él, por supuesto.
Mentiroso
En silencio se dejó llevar, hasta que comenzaron a dejar casas, calles, esquinas y lugares concurridos atrás, cerniéndose en una parte de la ciudad por demás sola tanto como silenciosa. El verdadero Christian había dicho antes que por donde estaba, había gato encerrado. Pues para Illya, en ese mismo instante, la situación era idéntica.
Los muros eran más oscuros y opacos, y hacía más frío. Aunque de manera imperceptible todo, era claro que ese sitio representaba el típico suburbio mendigo y aterrador de todas las ciudades y pueblos. El lado donde los niños evitaban jugar porque seguramente les saldría un fantasma en medio del griterío pueril, o para efectos alemanes, quizá hasta un…
De repente se vio acorralada entre Christian y la pared. Illya se encogió por instinto y el aliento se le aceleró en un tris tanto como los ojos se le abrían como platos, ¿hasta ahí llegaba el ritual de acecho? Parecía que sí. De pronto se vio embargada de la típica inmovilidad sorpresiva, cuando no terminas de procesar bien lo que sucede a tu alrededor, completamente distinto de lo que se imaginaba.
—¡Bueno, bueno! Al fin solos —murmuró con deliberada lascivia el detective, chocándose su aliento contra el rostro de Illya que incluso parecía aterrorizada.
Espera, no me digas que...
Oh…
Oh, oh. Esto debe ser una mala broma…
—¿Perdón?
—¿Te había dicho antes Illya que te ves mu~cho más sensual con el cabello suelto? —comentó con tono pícaro al mismo tiempo que con una mano deshacía el nudo que se había hecho ella con un lazo para atarse los cabellos en una cola baja. Los largos y abundantes mechones se deslizaron en un vals hacia los lados y cayeron en cascada sobre los hombros de la exorcista.
¿¡Me está flirteando!?
La aludida enarcó una ceja entre su rostro atónito.
—¿Y yo le había dicho antes que jamás pensé que le diría algo así a una mujer y mucho menos de frente?
“Christian” se carcajeó y en su mirada brilló evidentemente la lascivia cuando posó sus ojos sobre la hermosa dama. Illya se preguntó en qué momento el mundo había dejado de ser mundo, y a qué dimensión paralela había arribado que ahora nada era como parecía.
—Dejemos de un lado la charla.
La aprisionó, hasta el punto en que ella pudo sentir el pecho de él sobre el suyo, y se inclinó hacia sus labios, ¡La iba a besar! Sin embargo reaccionó a tiempo y colocó una mano sobre su boca. Lo que acabó por probar el danés fue el dorso de su mano, y lo que vio al abrir los ojos, perplejo, fue la mirada de la exorcista repentinamente reluciente por la fiereza. Illya percibió el olor a nicotina, menta, y parcialmente la esencia de Christian Anders en el aire viciado que a duras penas compartía, inquietantemente trastocado.
Con la mano libre le dio un empujón en un costado y lo apartó lo suficiente. Illya se escabulló y se puso detrás del danés, a varios pasos lejos de él.
—¿Tampoco le había dicho antes que no me van los pervertidos libidinosos?
Cuando el danés se volvió a mirarla, se dio cuenta de que le apuntaba con un arma. Su rifle. Y en su mirada había algo parecido a la indignación, la rabia, y el bochorno. A pesar de que dentro de Illya se estuviese cociendo el aire a fuego vivo por no haber previsto eso, o mejor dicho, haber dejado que pasase hasta tal punto, tampoco podía evitar que las mejillas se le tintaran de granate y los labios semejaran la mueca de una auténtica dama avergonzada.
El doppel se quedó inmóvil mientras posaba los ojos en la boca del cañón de Albtraum. Sin embargo, seguía sonriendo confianzudamente y con deseo.
—Vamos, ¿ni siquiera puedo darte aunque sea un mordisco?
Illya entornó los ojos y le fulminó con la mirada.
—Busque su muerte natural, Chris.
De todas formas no sabía, y temía, que en realidad, fuese más peligroso de lo que aparentaba. Que un simple rifle pudiese detenerlo.
Invitado
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
La situación se había vuelto terrorífica en cuestión de segundos en la tranquila ciudad de Kiel. Las personas se dispersaron más rápido que las tropas se movilizaban en la guerra Franco-Prusiana, solo que ellos gritaban mucho más. ¡Monstruos, monstruos! Algunos se daban el tiempo incluso para alarmar aún más a la población y claro estos eran los primeros en morir.
-Lo que nos faltaba- Marianno se encontraba escondido detrás de una pila de escombros de lo que hacia pocos minutos era una de las atracciones de la feria.
Minutos antes de que un nivel 2 apareciera a espaldas del buscador y este apenas pudiese haber salido bien librado de la situación para correr y esconderse junto con otro par de aterrados nativos. ¿Pero que podría hacer un simple buscador si no rezar y esperar por los verdaderos héroes?
-Tengo que salir de aquí, a como de lugar.
-Muerte natural... -musitó con tranquilidad el detective, un pensamiento que no fue mas que superficial. A pesar de que sus conocimientos seguían tan inmaduros como siempre, no tenían ese toque impertinentemente astuto y sagaz que llevaba de la mano.- Cabe decir que usted me ha matado con su belleza, señorita.-un claro ejemplo- Y a partir de ahora, no hay nada que yo pueda hacer al respecto.
A pesar de la tentativa de muerte, el hombre no parecía tener miedo de lo que le fuera a pasar si Illya disparaba. Si bien Christian Anders era osado, no era estúpido. ¿Por que tentar así a los nervios de una chica fuera de si? Estaba enojada y avergonzada a la vez, no podría ser peor. Él mas que nadie debía de saber que no sería precisamente recibido en el cielo.
-Y creo que usted tampoco- con una de sus manos tomó la punta del cañón del rifle y lo dirigió hacia su corazón- Señorita, señorita, esta su rostro tan rojo como un tomate, sus manos tiemblan y su rostro es encantador, cualquier hombre con medio cerebro podría haberlo notado. Y para un hombre joven como yo, sería un desperdicio no intentar un movimiento.
La situación era por demás incómoda, ahora el hombre se había aproximado a la exorcista tanto como su rifle le permitía, sus palabras de seducción eran contrastantes con el poco interés que se supone tenía, se fijaba en trivialidades, detalles que no venían al caso, completa despreocupación por si mismo y... parecía manifestar sentimientos. Había dejado de lado el caso que tanto le interesaba y se preocupaba solo por la belleza de la exorcista.
Con su mano libre tomó a la Exorcista del cuello y le acarició un poco, la atrajo hacia a él por una segunda vez y cerrando los ojos le besó sin más. Sin rodeos. Sin calidez. La calidez que se supone un cuerpo humano debía de transmitir.
-¡Alto ahí Christian Anders!
Fue cuando aquel momento se vio interrumpido por la repentina separación de ambos para que el hombre pudiese evadir la tapa de un bote de basura que se precipitaba hacia su rostro. Tuvo que soltar a Illya y retroceder unos cuantos pasos para dar paso al proyectil y que cayera lejos de donde ellos estaban.
-Que acto tan perturbador he de decir-se escuchó por segunda vez, el doble volteó su mirada hacía todos lados buscando de donde provenía la voz.- O será que nunca me he considerado como un miembro activo de la blastolagnia
Una figura se abrió paso en la escena, haciendo una entrada triunfal de la cual él siquiera estaba conciente: a lo alto se encontraba el detective danés Christian Anders, quien parecía haber estado observando todo desde lo alto de un edificio de por ahí. Al cual fácilmente se pudo tener acceso dentro de la larga cadena de callejones y puentes que era la ciudad de Kiel.
¿Pero cómo?
Cabía explicar como minutos ántes el danés se había hecho de las suyas para librarse del trío de policías que no le quitaban los ojos de encima. Inventándose una vida de crímenes que no había cometido, jugando con los miedos de tres ciudadanos en una población tan propicia a las muertes repentinas, haciendo un detallado y terrorífico psicoanálisis donde se echaba la culpa de todas las muertes acontecidas en la ciudad. Describía a detalle como destrozaba a sus víctimas, se divertía con las mujeres y torturaba a los hombres, parecían relatos recién salido de la boca de Allan Poe. Entonces la detonante: una variable que favoreció las cosas para el danés, un simple gato atravesándose en su camino y una exagerada reacción causó que el conductor se quebrara y la patrulla perdiera el control y arremetiera contra un farol de luz y en medio del caos Christian se las ingenió para salir de ahí.
-Ahí estan, se lo dije. -a su derecha, un anciano conocido que parecía contener su respiración con esfuerzo. Roger, el hombre con el que se había topado en su búsqueda.
-Y tiene razón, ese sujeto no se parece nada a mi. -bromeó y bajó de un salto para quedar a pocos metros de donde ellos estaban aunque se tambaleó un poco pues al frente aún llevaba puestas las esposas con las que le habían sometido hacía poco.- Su mirada me da escalofríos.
El doppel respondió a la mirada tan penetrante que Christian le estaba propinando, era la situación más irreverente a la que un ser humano se podía someter. Tras escasos segundos de verse mutuamente un ruido tan perturbador como unas afiladas uñas rasgando una pizarra fue emitido por el doppelganger y luego desapareció de ahí convertido en una sombra. La imagen deformada se desplazó por las paredes y calles alemanas hasta desaparecer a la distancia.
-Parece que se estuvo divirtiendo Illya -habló por fin Anders confrontando a la alemana, aun que no podía sacarse de la cabeza las acciones de su doble y lo bizarro que había sido.
-¿¡Usted lo ha visto?! Era un doppelganger, justo como lo imaginamos. Ahora él también tiene uno -se entrometió Roger después de haber bajado las escaleras y reponerse del esfuerzo tan extenuante para alguien de su edad.
-Si, y lo más seguro es que la señorita Illya también. Marianno y yo tuvimos un percance parecido...-con mucho esfuerzo Anders se las arregló para sacar su caja de cigarrillos de su bolsillo.- Solo que con menos 'diversión', que curioso. ¿Los doppelganger son opuestos completos o no del todo?.
Con todo y las complicaciones de escapar no se había olvidado de recoger sus cosas e incluso dejar una nota de agradecimiento a los policías cuya intervención le dio tiempo de pensar sobre el caso. Ahora se encontraba lidiando con la multi-tarea de sostener su cigarrillo con su boca y encender un fósforo, todo mucho más difícil con las manos esposadas.
[Blastolagnia: Atracción a mujeres muy jóvenes]
-Lo que nos faltaba- Marianno se encontraba escondido detrás de una pila de escombros de lo que hacia pocos minutos era una de las atracciones de la feria.
Minutos antes de que un nivel 2 apareciera a espaldas del buscador y este apenas pudiese haber salido bien librado de la situación para correr y esconderse junto con otro par de aterrados nativos. ¿Pero que podría hacer un simple buscador si no rezar y esperar por los verdaderos héroes?
-Tengo que salir de aquí, a como de lugar.
-Muerte natural... -musitó con tranquilidad el detective, un pensamiento que no fue mas que superficial. A pesar de que sus conocimientos seguían tan inmaduros como siempre, no tenían ese toque impertinentemente astuto y sagaz que llevaba de la mano.- Cabe decir que usted me ha matado con su belleza, señorita.-un claro ejemplo- Y a partir de ahora, no hay nada que yo pueda hacer al respecto.
A pesar de la tentativa de muerte, el hombre no parecía tener miedo de lo que le fuera a pasar si Illya disparaba. Si bien Christian Anders era osado, no era estúpido. ¿Por que tentar así a los nervios de una chica fuera de si? Estaba enojada y avergonzada a la vez, no podría ser peor. Él mas que nadie debía de saber que no sería precisamente recibido en el cielo.
-Y creo que usted tampoco- con una de sus manos tomó la punta del cañón del rifle y lo dirigió hacia su corazón- Señorita, señorita, esta su rostro tan rojo como un tomate, sus manos tiemblan y su rostro es encantador, cualquier hombre con medio cerebro podría haberlo notado. Y para un hombre joven como yo, sería un desperdicio no intentar un movimiento.
La situación era por demás incómoda, ahora el hombre se había aproximado a la exorcista tanto como su rifle le permitía, sus palabras de seducción eran contrastantes con el poco interés que se supone tenía, se fijaba en trivialidades, detalles que no venían al caso, completa despreocupación por si mismo y... parecía manifestar sentimientos. Había dejado de lado el caso que tanto le interesaba y se preocupaba solo por la belleza de la exorcista.
Con su mano libre tomó a la Exorcista del cuello y le acarició un poco, la atrajo hacia a él por una segunda vez y cerrando los ojos le besó sin más. Sin rodeos. Sin calidez. La calidez que se supone un cuerpo humano debía de transmitir.
-¡Alto ahí Christian Anders!
Fue cuando aquel momento se vio interrumpido por la repentina separación de ambos para que el hombre pudiese evadir la tapa de un bote de basura que se precipitaba hacia su rostro. Tuvo que soltar a Illya y retroceder unos cuantos pasos para dar paso al proyectil y que cayera lejos de donde ellos estaban.
-Que acto tan perturbador he de decir-se escuchó por segunda vez, el doble volteó su mirada hacía todos lados buscando de donde provenía la voz.- O será que nunca me he considerado como un miembro activo de la blastolagnia
Una figura se abrió paso en la escena, haciendo una entrada triunfal de la cual él siquiera estaba conciente: a lo alto se encontraba el detective danés Christian Anders, quien parecía haber estado observando todo desde lo alto de un edificio de por ahí. Al cual fácilmente se pudo tener acceso dentro de la larga cadena de callejones y puentes que era la ciudad de Kiel.
¿Pero cómo?
Cabía explicar como minutos ántes el danés se había hecho de las suyas para librarse del trío de policías que no le quitaban los ojos de encima. Inventándose una vida de crímenes que no había cometido, jugando con los miedos de tres ciudadanos en una población tan propicia a las muertes repentinas, haciendo un detallado y terrorífico psicoanálisis donde se echaba la culpa de todas las muertes acontecidas en la ciudad. Describía a detalle como destrozaba a sus víctimas, se divertía con las mujeres y torturaba a los hombres, parecían relatos recién salido de la boca de Allan Poe. Entonces la detonante: una variable que favoreció las cosas para el danés, un simple gato atravesándose en su camino y una exagerada reacción causó que el conductor se quebrara y la patrulla perdiera el control y arremetiera contra un farol de luz y en medio del caos Christian se las ingenió para salir de ahí.
-Ahí estan, se lo dije. -a su derecha, un anciano conocido que parecía contener su respiración con esfuerzo. Roger, el hombre con el que se había topado en su búsqueda.
-Y tiene razón, ese sujeto no se parece nada a mi. -bromeó y bajó de un salto para quedar a pocos metros de donde ellos estaban aunque se tambaleó un poco pues al frente aún llevaba puestas las esposas con las que le habían sometido hacía poco.- Su mirada me da escalofríos.
El doppel respondió a la mirada tan penetrante que Christian le estaba propinando, era la situación más irreverente a la que un ser humano se podía someter. Tras escasos segundos de verse mutuamente un ruido tan perturbador como unas afiladas uñas rasgando una pizarra fue emitido por el doppelganger y luego desapareció de ahí convertido en una sombra. La imagen deformada se desplazó por las paredes y calles alemanas hasta desaparecer a la distancia.
-Parece que se estuvo divirtiendo Illya -habló por fin Anders confrontando a la alemana, aun que no podía sacarse de la cabeza las acciones de su doble y lo bizarro que había sido.
-¿¡Usted lo ha visto?! Era un doppelganger, justo como lo imaginamos. Ahora él también tiene uno -se entrometió Roger después de haber bajado las escaleras y reponerse del esfuerzo tan extenuante para alguien de su edad.
-Si, y lo más seguro es que la señorita Illya también. Marianno y yo tuvimos un percance parecido...-con mucho esfuerzo Anders se las arregló para sacar su caja de cigarrillos de su bolsillo.- Solo que con menos 'diversión', que curioso. ¿Los doppelganger son opuestos completos o no del todo?.
Con todo y las complicaciones de escapar no se había olvidado de recoger sus cosas e incluso dejar una nota de agradecimiento a los policías cuya intervención le dio tiempo de pensar sobre el caso. Ahora se encontraba lidiando con la multi-tarea de sostener su cigarrillo con su boca y encender un fósforo, todo mucho más difícil con las manos esposadas.
[Blastolagnia: Atracción a mujeres muy jóvenes]
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
Illya ladeó la cabeza en silencio hacia otro lado, luego de que el doble de Christian se esfumase como el humo a merced del viento, y el propio detective se acercara hasta ella junto con un Roger confundido y por demás sorprendido. Siguió callada cuando el otro le dirigió la palabra y luego comenzó a cavilar para sí, mientras luchaba con el problema que significaban sus esposas entre la tarea que trataba de llevar a cabo.
Apenas escuchó la referencia hacia un doppel idéntico a ella, lo suficientemente claro como para arrugar la nariz levemente y entornar los ojos hasta dejarlos como finas ranuras quizá aún afiladas.
Luego suspiró, sacando poco a poco el aire embravecido que se le había acumulado en el diafragma, y se acercó hasta el danés que continuaba ensimismado en lo suyo. Le dio un codazo en pleno pecho, en absoluto delicado, y después tomó la cadena que unía las esposas. Con el mismo rifle que sostenía encañonó un extremo hacia el lado más solitario del lugar y disparó. Las dos uniones metálicas se separaron con un ruido seco ensordecido por el estruendo que se hizo eco entre los callejones, y quedaron colgando lado a lado, flácidas, mientras Roger entreabría con temor los ojos para ver qué había quedado del detective –había jurado que la exorcista le disparó-.
Lo que pudo observar fue a la chica ya separada del otro que ahora estaba libre, con una sonrisa satisfecha, y algo le dijo que con eso, se había quitado un enorme e irritante peso de encima.
—Así que un doppelganger —musitó con suavidad, y el alemán tuvo que tallarse los ojos para ver si en realidad se trataba de la misma persona que antes había parecido contrariada— Me preguntaba si ya había logrado captar con todo esto, Christian, alguna pista esencial para encontrar el fenómeno, o lo que causa estas… desagradables apariciones. Porque puede que yo si la tenga.
Illya lo miró con elocuencia, enarcando una ceja, y aún con la sonrisa tranquila y pacífica en los labios. Bien, le había molestado bastante lo que tuvo que verse obligada a vivir, a pesar de que en realidad todo hubiese sido nada especialmente perturbador puesto que a final de cuentas, el doble era eso, más que una suerte de espectro; de todos modos, en su fila de ecuaciones, uno de los dos semejantes tenía que pagar, y a juzgar por la ausencia del responsable, pues a su origen le tocaba la engorrosa tarea. Esperaba no le molestara, gracias.
Instantáneamente, una multitud asustada les pasó por el lado, huyendo y gritando despavoridamente maldiciones y temores en alemán. Roger les siguió con la mirada teniendo el gesto perturbado, ¿ahora qué? Y después sintió las idénticas ganas de correr cuando vio el motivo de tanta algarabía.
Diversos balones de fútbol mal fabricados, como les llamaba cariñosamente Illya a los Akuma nivel uno, se alzaron en lo alto de los cielos y abrieron fuego contra los ciudadanos. Muchos corrían a esconderse y otros caían presa de sus balas, que en un parpadeo lograban desintegrarlos hasta reducir sus existencias a sopladas de ceniza.
—¡Dios mío, esas bestias otra vez! —Roger se puso instintivamente las manos en la cabeza con los ojos desorbitados, ¿volvían a buscarlo?
A su lado escuchó un chasquido, la recarga de un arma, y cuando se volvió, encontró a la exorcista con sus dos rifles empuñados en ambas manos, mirando con un deje molesto a los nuevos intrusos. Lentamente, casi como si fuera inevitable, alzó el derecho y tuvo en su mira a uno de los tantos balones. Antes de que la pobre máquina se volteara, sintiendo un mal presentimiento, fue empalado literalmente por una estaca que le atravesó por un lado y le salió por el otro. El disparo de la Lacrime se hizo con una trayectoria igual de rápida que un pistón. La explosión fue inminente, y con ello, la atención de los otros también.
Marianno corría ahora. La bestia de nivel dos, que bien llevaba ese nombre en alto, le había interceptado y ahora le buscaba con sus fauces para poder asesinarlo, ¿alguna preferencia en especial? Tal vez. Reconocía muy bien su traje de buscador, quizá desde el inicio, y así parecía presentir, también estaría pronto cerca de los exorcista que seguramente estaban asediando el pueblo en busca también de la Inocencia. Para variar, no podía permitirlo, y sus ansias de matar eran tan grandes, que tan sólo pensar en la carne rasgada que cubría sus uniformes dejando salir la sangre cálida, le hacía soltar un alarido de impaciencia. Todavía se reducían a meras imaginaciones, y él necesitaba la realidad.
—¡Illya-dono! ¡Christian!, ¡auxilio!
Marianno gritó, y seguido de eso el nivel dos le acompañó con un rugido demoledor. Mientras el buscador se abría camino entre la multitud, pensó, a todas estas, si desde esa distancia podrían haberle escuchado los dos exorcistas.
Apenas escuchó la referencia hacia un doppel idéntico a ella, lo suficientemente claro como para arrugar la nariz levemente y entornar los ojos hasta dejarlos como finas ranuras quizá aún afiladas.
Luego suspiró, sacando poco a poco el aire embravecido que se le había acumulado en el diafragma, y se acercó hasta el danés que continuaba ensimismado en lo suyo. Le dio un codazo en pleno pecho, en absoluto delicado, y después tomó la cadena que unía las esposas. Con el mismo rifle que sostenía encañonó un extremo hacia el lado más solitario del lugar y disparó. Las dos uniones metálicas se separaron con un ruido seco ensordecido por el estruendo que se hizo eco entre los callejones, y quedaron colgando lado a lado, flácidas, mientras Roger entreabría con temor los ojos para ver qué había quedado del detective –había jurado que la exorcista le disparó-.
Lo que pudo observar fue a la chica ya separada del otro que ahora estaba libre, con una sonrisa satisfecha, y algo le dijo que con eso, se había quitado un enorme e irritante peso de encima.
—Así que un doppelganger —musitó con suavidad, y el alemán tuvo que tallarse los ojos para ver si en realidad se trataba de la misma persona que antes había parecido contrariada— Me preguntaba si ya había logrado captar con todo esto, Christian, alguna pista esencial para encontrar el fenómeno, o lo que causa estas… desagradables apariciones. Porque puede que yo si la tenga.
Illya lo miró con elocuencia, enarcando una ceja, y aún con la sonrisa tranquila y pacífica en los labios. Bien, le había molestado bastante lo que tuvo que verse obligada a vivir, a pesar de que en realidad todo hubiese sido nada especialmente perturbador puesto que a final de cuentas, el doble era eso, más que una suerte de espectro; de todos modos, en su fila de ecuaciones, uno de los dos semejantes tenía que pagar, y a juzgar por la ausencia del responsable, pues a su origen le tocaba la engorrosa tarea. Esperaba no le molestara, gracias.
Instantáneamente, una multitud asustada les pasó por el lado, huyendo y gritando despavoridamente maldiciones y temores en alemán. Roger les siguió con la mirada teniendo el gesto perturbado, ¿ahora qué? Y después sintió las idénticas ganas de correr cuando vio el motivo de tanta algarabía.
Diversos balones de fútbol mal fabricados, como les llamaba cariñosamente Illya a los Akuma nivel uno, se alzaron en lo alto de los cielos y abrieron fuego contra los ciudadanos. Muchos corrían a esconderse y otros caían presa de sus balas, que en un parpadeo lograban desintegrarlos hasta reducir sus existencias a sopladas de ceniza.
—¡Dios mío, esas bestias otra vez! —Roger se puso instintivamente las manos en la cabeza con los ojos desorbitados, ¿volvían a buscarlo?
A su lado escuchó un chasquido, la recarga de un arma, y cuando se volvió, encontró a la exorcista con sus dos rifles empuñados en ambas manos, mirando con un deje molesto a los nuevos intrusos. Lentamente, casi como si fuera inevitable, alzó el derecho y tuvo en su mira a uno de los tantos balones. Antes de que la pobre máquina se volteara, sintiendo un mal presentimiento, fue empalado literalmente por una estaca que le atravesó por un lado y le salió por el otro. El disparo de la Lacrime se hizo con una trayectoria igual de rápida que un pistón. La explosión fue inminente, y con ello, la atención de los otros también.
Marianno corría ahora. La bestia de nivel dos, que bien llevaba ese nombre en alto, le había interceptado y ahora le buscaba con sus fauces para poder asesinarlo, ¿alguna preferencia en especial? Tal vez. Reconocía muy bien su traje de buscador, quizá desde el inicio, y así parecía presentir, también estaría pronto cerca de los exorcista que seguramente estaban asediando el pueblo en busca también de la Inocencia. Para variar, no podía permitirlo, y sus ansias de matar eran tan grandes, que tan sólo pensar en la carne rasgada que cubría sus uniformes dejando salir la sangre cálida, le hacía soltar un alarido de impaciencia. Todavía se reducían a meras imaginaciones, y él necesitaba la realidad.
—¡Illya-dono! ¡Christian!, ¡auxilio!
Marianno gritó, y seguido de eso el nivel dos le acompañó con un rugido demoledor. Mientras el buscador se abría camino entre la multitud, pensó, a todas estas, si desde esa distancia podrían haberle escuchado los dos exorcistas.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
Mas no era posible. La plaza principal de la que ahora todos oían despavoridos estaba a varios edificios y calles de distancia desde donde una igualmente caótica escena tomaba lugar.
La batalla de ambos exorcistas no se comparaba por la que estaban a punto de experimentar si tan solo se desplazaran hacia donde Marianno.
Los astutos intentos de Illya por captar la atención de los akumas habían tenido éxito, lamentablemente solo tres perseguidores de humanos fueron los que se separaron el grupo principal. Cuando estaba sobre el techo del edificio, Anders ya había podido notar los destellos de los disparos, el humo y a una aglomeración de monstruos mucho más grande de la que ahora estaba acompañándolos. Tendrían que regresar a la feria a 'jugar' con los akumas y no hacer de esta misión su última atracción.
-Anciano, escóndase y no salga.- le indicó Christian al hombre al mismo tiempo en el que su tercer 'robot' (el mismo creado a partir un reloj de mano que el detectie cargaba siempre consigo) acababa con lo que quedaba del pequeño grupo de akumas que andaban por ahí. Perdidos.
-¿Q-que hay sobre mi doble, no se supone que me quede con ustedes para estar protegido?
Ahora la situación en aquel lugar donde el trio de encontraba se había vuelto un poco más silenciosa si lo comparamos con el resto de la ciudad, aún así Roger insistía en cubrir su espalda quedándose cerca de alguno de ellos dos.
- Por lo del asunto del doble no se preocupe, la unica 'cosa' que puede matarlo ahora es la misma 'cosa' a la que nos estaremos enfrentando hayá -¿para que molestarse enseñándole etimología a un ciudadano?
Entonces señaló con su mano hacia el epicentro del infienro en el cual Kiel se habia convertido y dio parte a lo tortuoso que sería el terreno de ida y como el simple hecho de presenciarlo podría causarle un infarto al antiguo.
-¿No sería más seguro que fuera con ustedes?
-¡Oh bueno, claro! Y ya encaminados, ¿por que no se ata un tiro al blanco en la espalda y le pide a los akumas que le disparen?
Eso aclaró las cosas para Roger quien, entendiendo la negativa a la perfección, aprovechó el momentáneo cese al fuego para dejar a los dos exorcistas solos e introducirse en una de las cass de por ahí. Seguro a los inquilinos no les molestaría un intruso, siempre y cuando este no disparara balas venenosas.
Por su parte, Christian, a pesar de la experiencia de enfrentar a su doble, no parecía del todo distraído de su principal objetivo: resolver el caso. Volteaba a todos lados como siempre solía hacer al encontrarse en un lugar que desconocía, razonaba sin siquiera demostrar la tormenta de ideas y silogismos que era su mente. Era el universo de Christian Anders del cual psicólogos podrían escribir cientos de libros.
Estaba en si el adaptarse a las adversidades y fingir perfectamente que le valían un bledo.
-Andando.
Tomando a Illya de la muñeca como tantas veces a él le había tocado, se la llevó de regreso a tomar la misma ruta que él había usado para llegar hasta donde estaban. Si su orientación no le fallaba, era cuestión de subir las escaleras de emergencia y saltar por unos cuantos techos para llegar a la zona de acción.
Comenzó a caminar hacia las escaleras cuando su inocencia materializada en aquel pequeño ser se montaba sobre uno de sus hombros y aferraba sus cuatro alargadas extremidades cual araña. Esto no pareció molestarle y es mas, le ahorraba la molestia de tener que volver a formarlo, ya estaban en medio de la batalla al fin y al cabo.
Subió los primeros peldaños y el ruido metálico de los pedazos de esposas que aún llevaba colgando en cada una de sus muñecas chocando contra la estructura de metal le hizo recordar el comentario de la alemana.
-Si va a matarme y perforar mi cuerpo por lo que ha hecho mi doble, por favor en ese orden. -sonrió de lado volteando a ver a la mujer en coordinación con su extraño amigo -Pero antes me gustaría escuchar sus conclusiones sobre este curioso caso...
La batalla de ambos exorcistas no se comparaba por la que estaban a punto de experimentar si tan solo se desplazaran hacia donde Marianno.
Los astutos intentos de Illya por captar la atención de los akumas habían tenido éxito, lamentablemente solo tres perseguidores de humanos fueron los que se separaron el grupo principal. Cuando estaba sobre el techo del edificio, Anders ya había podido notar los destellos de los disparos, el humo y a una aglomeración de monstruos mucho más grande de la que ahora estaba acompañándolos. Tendrían que regresar a la feria a 'jugar' con los akumas y no hacer de esta misión su última atracción.
-Anciano, escóndase y no salga.- le indicó Christian al hombre al mismo tiempo en el que su tercer 'robot' (el mismo creado a partir un reloj de mano que el detectie cargaba siempre consigo) acababa con lo que quedaba del pequeño grupo de akumas que andaban por ahí. Perdidos.
-¿Q-que hay sobre mi doble, no se supone que me quede con ustedes para estar protegido?
Ahora la situación en aquel lugar donde el trio de encontraba se había vuelto un poco más silenciosa si lo comparamos con el resto de la ciudad, aún así Roger insistía en cubrir su espalda quedándose cerca de alguno de ellos dos.
- Por lo del asunto del doble no se preocupe, la unica 'cosa' que puede matarlo ahora es la misma 'cosa' a la que nos estaremos enfrentando hayá -¿para que molestarse enseñándole etimología a un ciudadano?
Entonces señaló con su mano hacia el epicentro del infienro en el cual Kiel se habia convertido y dio parte a lo tortuoso que sería el terreno de ida y como el simple hecho de presenciarlo podría causarle un infarto al antiguo.
-¿No sería más seguro que fuera con ustedes?
-¡Oh bueno, claro! Y ya encaminados, ¿por que no se ata un tiro al blanco en la espalda y le pide a los akumas que le disparen?
Eso aclaró las cosas para Roger quien, entendiendo la negativa a la perfección, aprovechó el momentáneo cese al fuego para dejar a los dos exorcistas solos e introducirse en una de las cass de por ahí. Seguro a los inquilinos no les molestaría un intruso, siempre y cuando este no disparara balas venenosas.
Por su parte, Christian, a pesar de la experiencia de enfrentar a su doble, no parecía del todo distraído de su principal objetivo: resolver el caso. Volteaba a todos lados como siempre solía hacer al encontrarse en un lugar que desconocía, razonaba sin siquiera demostrar la tormenta de ideas y silogismos que era su mente. Era el universo de Christian Anders del cual psicólogos podrían escribir cientos de libros.
Estaba en si el adaptarse a las adversidades y fingir perfectamente que le valían un bledo.
-Andando.
Tomando a Illya de la muñeca como tantas veces a él le había tocado, se la llevó de regreso a tomar la misma ruta que él había usado para llegar hasta donde estaban. Si su orientación no le fallaba, era cuestión de subir las escaleras de emergencia y saltar por unos cuantos techos para llegar a la zona de acción.
Comenzó a caminar hacia las escaleras cuando su inocencia materializada en aquel pequeño ser se montaba sobre uno de sus hombros y aferraba sus cuatro alargadas extremidades cual araña. Esto no pareció molestarle y es mas, le ahorraba la molestia de tener que volver a formarlo, ya estaban en medio de la batalla al fin y al cabo.
Subió los primeros peldaños y el ruido metálico de los pedazos de esposas que aún llevaba colgando en cada una de sus muñecas chocando contra la estructura de metal le hizo recordar el comentario de la alemana.
-Si va a matarme y perforar mi cuerpo por lo que ha hecho mi doble, por favor en ese orden. -sonrió de lado volteando a ver a la mujer en coordinación con su extraño amigo -Pero antes me gustaría escuchar sus conclusiones sobre este curioso caso...
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
Illya parpadeó inocentemente, mostrando en el rostro una expresión completamente perpleja en cuanto Christian jaló de ella. Si, era la primera vez en realidad, que el detective llegaba a hacer algo como eso, y le pareció irónico, puesto que se le antojaba como una escena inversa entre los dos, cuando ella antes tiraba de él para guiarle. Sin discutirle, se guardó los rifles en ambas fundas con la mano libre mientras la Inocencia se daba un alto.
—Huh~ —rezongó con cierto tonillo infantil mientras caminaba tras el detective, momentos después de haber despedido a Roger con una sonrisa en plan “todo estará bien, póngase a salvo” y la mano agitándose en dirección suya. Pareció calmar al hombre, que además se mostró inquieto, como si no supiera qué hacer ante algo así, y desapareció sin mucha dilación; una pésima experiencia con mujeres hermosas a claras luces.
En el aire se percibía de buena gana el olor a humo, destrozos, y el inconfundible eco de las balas de sangre de los Akumas arrasar con todo a su paso. Gritos, gente corriendo, buscando resguardo, animales chillando, ladrando o rabiando ante la inquietud, la repentina esquizofrénica comedia, era lo que abundaba en esos momentos. Incluso en ese rincón recluido, por donde ascendían ambos exorcistas, se podía escuchar claramente los avances que causaban las máquinas del Conde en cuanto a infundir terror se referían. Illya temía que Marianno estuviese perdido, desorientado, o en el peor de los casos, en peligro.
—Si va a matarme y perforar mi cuerpo por lo que ha hecho mi doble, por favor en ese orden.— Christian se volteó a mirarla con una sonrisa, igual que su arma anti-akuma en sincronía— Pero antes me gustaría escuchar sus conclusiones sobre este curioso caso...
En ese momento la alemana ladeó la cabeza parpadeando, casi tiernamente, como si no le hubiese entendido del todo.
—¿Mis conclusiones? —volviendo los ojos hacia arriba como si rememorara, Illya se llevó un dedo a los labios pensativa— realmente no se trata de algo tan concreto como eso, sino simplemente de un pálpito…
Flash Back
—¿Eh? ¿Alguna parte inusual al que haya ido aquella vez?
Ella asintió con la cabeza varias veces y le sonrió, guardando la condenada libreta por fin en uno de sus bolsillos. Allí donde estaban, no era más que una calle normal, común y corriente, tan cotidiana como las personas tradicionales que la abordaban en ese momento, cada una metida en sus propios asuntos.
—Si, me gustaría que pensara, o tratara de recordar si en algún momento sintió por un instante que algo raro pasaba, o si fue a algún lugar al cual regularmente no acostumbraría a ir —Illya sonrió casi con disculpa al obligarlo a hacer otro esfuerzo más— No es por nada en especial, claro, pero seguramente nos serviría bastante.
—Entiendo.
Roger arrugó el ceño pensando, mirando el frente con concentración aunque sin enfocar ninguna cosa en especial. Estaba inmerso, e Illya esperó paciente a que alguna idea se asomara a su mente. Estando al lado suyo, y disimuladamente en su espalda, trazó el símbolo del Espejo Humeante, que a su vista, resplandeció discretamente, abriendo la puerta de lo desconocido parcialmente, como cuando se le deja una brecha de espacio en el umbral al gato para que se resguarde de la lluvia, bienvenido.
No surtió efecto hasta después de unos segundos, que una luz invadió los ojos del alemán por primera vez, y se mostró repentinamente emocionado. No en su rostro, ni mucho menos en la respiración, pero Illya supo que algo lo había agitado por dentro al mirar sus colores, repentinamente inquietos y chillones.
—Aquella vez había acompañado a mi nieta a la feria… sé que es una tontería no haberlo mencionado antes, pero en realidad aquella vez estaba realmente desanimado y aburrido; ya era muy tarde, y atender a esa pequeña inquieta era más de lo que podía hacer —el hombre se relamió como si de pronto la boca la tuviese seca— recuerdo que cuando la dejé con sus padres decidí buscar un sitio donde estar en silencio y a gusto, mientras ellos continuaban con su diversión; a mi edad prefiero algo calmado. Pero cuando pasé por varios de esos sitios sentí una inquietud que fue repentina. Como cuando de pronto te das cuenta de que hace mucho viento y está oscuro, ¿sabe a qué me refiero? —Illya asintió callada, mirándolo con una curiosidad atenta que hizo que se ruborizara levemente, disimulándola con un carraspeo— pues bien, recuerdo también que cuando estuve en la casa de los espejos la piel se me puso de gallina al verme reflejado en incontables direcciones con ese ambiente; ese sitio queda muy alejado de todas las demás atracciones, y estaba solo. Pensé sin mucho sentido que podría aparecer de pronto un fantasma e inmediatamente salí de allí con esa idea en mente...
Fin del Flash Back.
—…Así que pienso que es un punto bastante posible para el paradero de la Inocencia —acabó de relatar la joven, y para ese entonces, ya habían saltado uno que otro techo encontrándose cerca de donde se concentraba el pánico en general— ¿Qué le parece?
Allá debajo de pronto se materializó, saliendo estrepitosamente del interior de un muro ahora derribado, la silueta de una bestia mecánica que caminaba a cuatro patas. Más delante de él, otra figura más pequeña y delgada se aproximó a su campo de visión mientras huía de tal monstruosidad. El concreto hecho trizas saltó en varias direcciones y una nube de polvo se formó, no lo suficientemente espesa como para evitar la visión, pero si molesta. Hizo a Illya estornudar.
—¿¡Dónde están los exorcistas!? —bramó la bestia.
—Mfff~ creo que nos llaman —mencionó Illya tranquilamente mientras se cubría con un dedo la nariz.
Marianno allá abajo, los localizó enseguida y pareció verdaderamente aliviado. Illya también lo reconoció, y abrió los ojos de sorpresa al hacerlo. Menuda suerte la que se había cargado el buscador en su posición.
—O~ye, ¡con nuestro asistente no te metas!
El Akuma volteó hacia el origen de aquella cantarina y caprichosa voz, y en el mismo instante en que lo hizo, miles de estacas carmesí se precipitaron contra él, impactando contra su cabeza, unas rebotando, y otras explosionando. Un grito de cólera salió de la garganta bestial del nivel dos.
—Huh~ —rezongó con cierto tonillo infantil mientras caminaba tras el detective, momentos después de haber despedido a Roger con una sonrisa en plan “todo estará bien, póngase a salvo” y la mano agitándose en dirección suya. Pareció calmar al hombre, que además se mostró inquieto, como si no supiera qué hacer ante algo así, y desapareció sin mucha dilación; una pésima experiencia con mujeres hermosas a claras luces.
En el aire se percibía de buena gana el olor a humo, destrozos, y el inconfundible eco de las balas de sangre de los Akumas arrasar con todo a su paso. Gritos, gente corriendo, buscando resguardo, animales chillando, ladrando o rabiando ante la inquietud, la repentina esquizofrénica comedia, era lo que abundaba en esos momentos. Incluso en ese rincón recluido, por donde ascendían ambos exorcistas, se podía escuchar claramente los avances que causaban las máquinas del Conde en cuanto a infundir terror se referían. Illya temía que Marianno estuviese perdido, desorientado, o en el peor de los casos, en peligro.
—Si va a matarme y perforar mi cuerpo por lo que ha hecho mi doble, por favor en ese orden.— Christian se volteó a mirarla con una sonrisa, igual que su arma anti-akuma en sincronía— Pero antes me gustaría escuchar sus conclusiones sobre este curioso caso...
En ese momento la alemana ladeó la cabeza parpadeando, casi tiernamente, como si no le hubiese entendido del todo.
—¿Mis conclusiones? —volviendo los ojos hacia arriba como si rememorara, Illya se llevó un dedo a los labios pensativa— realmente no se trata de algo tan concreto como eso, sino simplemente de un pálpito…
Flash Back
—¿Eh? ¿Alguna parte inusual al que haya ido aquella vez?
Ella asintió con la cabeza varias veces y le sonrió, guardando la condenada libreta por fin en uno de sus bolsillos. Allí donde estaban, no era más que una calle normal, común y corriente, tan cotidiana como las personas tradicionales que la abordaban en ese momento, cada una metida en sus propios asuntos.
—Si, me gustaría que pensara, o tratara de recordar si en algún momento sintió por un instante que algo raro pasaba, o si fue a algún lugar al cual regularmente no acostumbraría a ir —Illya sonrió casi con disculpa al obligarlo a hacer otro esfuerzo más— No es por nada en especial, claro, pero seguramente nos serviría bastante.
—Entiendo.
Roger arrugó el ceño pensando, mirando el frente con concentración aunque sin enfocar ninguna cosa en especial. Estaba inmerso, e Illya esperó paciente a que alguna idea se asomara a su mente. Estando al lado suyo, y disimuladamente en su espalda, trazó el símbolo del Espejo Humeante, que a su vista, resplandeció discretamente, abriendo la puerta de lo desconocido parcialmente, como cuando se le deja una brecha de espacio en el umbral al gato para que se resguarde de la lluvia, bienvenido.
No surtió efecto hasta después de unos segundos, que una luz invadió los ojos del alemán por primera vez, y se mostró repentinamente emocionado. No en su rostro, ni mucho menos en la respiración, pero Illya supo que algo lo había agitado por dentro al mirar sus colores, repentinamente inquietos y chillones.
—Aquella vez había acompañado a mi nieta a la feria… sé que es una tontería no haberlo mencionado antes, pero en realidad aquella vez estaba realmente desanimado y aburrido; ya era muy tarde, y atender a esa pequeña inquieta era más de lo que podía hacer —el hombre se relamió como si de pronto la boca la tuviese seca— recuerdo que cuando la dejé con sus padres decidí buscar un sitio donde estar en silencio y a gusto, mientras ellos continuaban con su diversión; a mi edad prefiero algo calmado. Pero cuando pasé por varios de esos sitios sentí una inquietud que fue repentina. Como cuando de pronto te das cuenta de que hace mucho viento y está oscuro, ¿sabe a qué me refiero? —Illya asintió callada, mirándolo con una curiosidad atenta que hizo que se ruborizara levemente, disimulándola con un carraspeo— pues bien, recuerdo también que cuando estuve en la casa de los espejos la piel se me puso de gallina al verme reflejado en incontables direcciones con ese ambiente; ese sitio queda muy alejado de todas las demás atracciones, y estaba solo. Pensé sin mucho sentido que podría aparecer de pronto un fantasma e inmediatamente salí de allí con esa idea en mente...
Fin del Flash Back.
—…Así que pienso que es un punto bastante posible para el paradero de la Inocencia —acabó de relatar la joven, y para ese entonces, ya habían saltado uno que otro techo encontrándose cerca de donde se concentraba el pánico en general— ¿Qué le parece?
Allá debajo de pronto se materializó, saliendo estrepitosamente del interior de un muro ahora derribado, la silueta de una bestia mecánica que caminaba a cuatro patas. Más delante de él, otra figura más pequeña y delgada se aproximó a su campo de visión mientras huía de tal monstruosidad. El concreto hecho trizas saltó en varias direcciones y una nube de polvo se formó, no lo suficientemente espesa como para evitar la visión, pero si molesta. Hizo a Illya estornudar.
—¿¡Dónde están los exorcistas!? —bramó la bestia.
—Mfff~ creo que nos llaman —mencionó Illya tranquilamente mientras se cubría con un dedo la nariz.
Marianno allá abajo, los localizó enseguida y pareció verdaderamente aliviado. Illya también lo reconoció, y abrió los ojos de sorpresa al hacerlo. Menuda suerte la que se había cargado el buscador en su posición.
—O~ye, ¡con nuestro asistente no te metas!
El Akuma volteó hacia el origen de aquella cantarina y caprichosa voz, y en el mismo instante en que lo hizo, miles de estacas carmesí se precipitaron contra él, impactando contra su cabeza, unas rebotando, y otras explosionando. Un grito de cólera salió de la garganta bestial del nivel dos.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
[Off: Ahg, esta cosa se trabó y borró todo lo que llevaba escrito -se golpea la cabeza sobre el escritorio- Veamos que recuerdo.]
Bingo. Eureka. Bravo. Lo había encontrado.
La respuesta apareció en la mente de Christian como si una manifestación divina se tratase, claro, sin la religiosidad. Una epifanía. Si, después de escuchar el relato de Illya la solución fue tan clara que daban ganas de darse una palmada en la frente o algo por el estilo. De cierto modo agradecía el haber escuchado la historia, eso tan solo confirmaba la teoría que ya tenía y terminaba de llenar los huecos que quedaban.
Por un lado el detective estaba satisfecho, haber separado grupos pudo parecerle una pérdida de tiempo y una excusa para deshacerse del hombre paranoico pero la relación entre los relatos de Roger y la información que consiguió el detective embonaron perfectamente.
Entonces voletó, mas que a la escena, observó por un momento a la exorcista junto a él y sonrió. No con ternura ni nada, mas bien orgullo, de alguna forma aquella niña estaba desempeñando su papel.
-"Indudablemente lo tiene todo a la vista."-entonces se giró, la vista puesta a la distancia- "Pero no es capaz de razonar a partir de lo que ve. Es usted aún demasiado tímida a la hora de hacer deducciones."
¿Que se podía decir? No creía que nunca nadie en este lado del charco fuese a desarrollar siquiera algo parecido al intelecto casi sobrehumano que tenía el detective. Nadie se había desarrollado como él, y aun que hubiese similitudes, nadie tendría aquella curiosidad estúpida que brotaba por sus venas y hervía cada vez que olía a misterio.
Echó un rápido vistazo al terreno frente a ellos, estaba todo lleno de escombros y polvo, aún así todavía quedaban grandes vestigios de lo que una vez había sido una feria familiar. Ahora los numerosos faroles y anuncios eran sofocados por el humo de los edificios destruidos y las explosiones, los puestos que quedaban en pie eran escondite para los desafortunados ciudadanos y los akumas aún merodeaban por sobre la zona de la feria en busca de un desesperado, listos para disparar a cualquier cosa que se moviera.
-O~ye, ¡con nuestro asistente no te metas!- fue cuando cruzó miradas con la bestia, si es que a esos artefactos de metal se le podían llamar ojos. Ahí estaba el monstruo, enfocando a lo lejos a los que serían responsables de su muerte, aun que el lo pensara en viceversa.
La lluvia de balas propinada tan repentinamente por Illya fue la detonante para que Christian ejecutara la primera idea que se le vino por la cabeza.
-Bien, es hora de hacer alguna estupidez sin planificación previa.-
Como si no hubiese estado poniendo atención al akuma que bien podía aplastarlo con una pata, Christian dio un salto hacia el suelo bajo de ellos, se sujetó en un barandal del segundo piso para acortar distancia y se balanceó hacia adelante, al caer rodó distribuyendo el peso cual paracaidista y se levantó de golpe para salir corriendo y disminuir cuanto antes el trayecto entre él y su objetivo. ¿Marianno? ¿El akuma? Ninguno, a los dos los pasó de largo, el buscador aterrado incluso se llegó a preguntar si tan solo sabía si estaban ahí.
-¡Alto ahí! ¡Exorcista! -la bestia se giró hacia donde el exorcista corría y emitió otro rugido, exigía que Anders le pusiera la atención que un engendro endemoniado merecía.
No era como si el danés eligiera detenerse, se dio cuenta apenas que había cometido un grave error y aparentemente no le quedó mas remedio mas que hacer una pausa a su carrera. Su camino se vio bloqueado por un cuarteto de nivel 1 hacia el frente y ahora, un incorporado nivel 2 hacia atrás. Estaba acorralado.
-Vale, vale -se dio media vuelta para no darle la espalda al enemigo más fuerte- Monstruos armados primero.
Con las manos alzadas como si fuera un criminal, giró su mirada evitando cualquier movimiento que abriera el fuego hacia él, buscaba algún lugar al que correr más no se encontró mas que en una gran explanada con la única opción de rogar por misericordia. ¿Pero por que no le disparaban? ¿Por que no era una coladera aún?
Movió un pie hacia la derecha. El simple movimiento causó una reacción en el nivel dos que había adoptado una postura inclinada hacia enfrente, como un toro a punto de embestir. Movió su pié de regreso y el Akuma pareció sacar humo de su boca. Lo estaba retando en un duelo uno a uno y los nivel dos no eran mas que una barrera de espectadores. Era un juego, uno el que no estaba dispuesto a jugar, su mente ahora no estaba concentrada en hacerse el torero, solo le interesaba llegar a su objetivo. Inconvenientemente localizado como una atracción casi a las afueras de la feria.
Bingo. Eureka. Bravo. Lo había encontrado.
La respuesta apareció en la mente de Christian como si una manifestación divina se tratase, claro, sin la religiosidad. Una epifanía. Si, después de escuchar el relato de Illya la solución fue tan clara que daban ganas de darse una palmada en la frente o algo por el estilo. De cierto modo agradecía el haber escuchado la historia, eso tan solo confirmaba la teoría que ya tenía y terminaba de llenar los huecos que quedaban.
Por un lado el detective estaba satisfecho, haber separado grupos pudo parecerle una pérdida de tiempo y una excusa para deshacerse del hombre paranoico pero la relación entre los relatos de Roger y la información que consiguió el detective embonaron perfectamente.
Entonces voletó, mas que a la escena, observó por un momento a la exorcista junto a él y sonrió. No con ternura ni nada, mas bien orgullo, de alguna forma aquella niña estaba desempeñando su papel.
-"Indudablemente lo tiene todo a la vista."-entonces se giró, la vista puesta a la distancia- "Pero no es capaz de razonar a partir de lo que ve. Es usted aún demasiado tímida a la hora de hacer deducciones."
¿Que se podía decir? No creía que nunca nadie en este lado del charco fuese a desarrollar siquiera algo parecido al intelecto casi sobrehumano que tenía el detective. Nadie se había desarrollado como él, y aun que hubiese similitudes, nadie tendría aquella curiosidad estúpida que brotaba por sus venas y hervía cada vez que olía a misterio.
Echó un rápido vistazo al terreno frente a ellos, estaba todo lleno de escombros y polvo, aún así todavía quedaban grandes vestigios de lo que una vez había sido una feria familiar. Ahora los numerosos faroles y anuncios eran sofocados por el humo de los edificios destruidos y las explosiones, los puestos que quedaban en pie eran escondite para los desafortunados ciudadanos y los akumas aún merodeaban por sobre la zona de la feria en busca de un desesperado, listos para disparar a cualquier cosa que se moviera.
-O~ye, ¡con nuestro asistente no te metas!- fue cuando cruzó miradas con la bestia, si es que a esos artefactos de metal se le podían llamar ojos. Ahí estaba el monstruo, enfocando a lo lejos a los que serían responsables de su muerte, aun que el lo pensara en viceversa.
La lluvia de balas propinada tan repentinamente por Illya fue la detonante para que Christian ejecutara la primera idea que se le vino por la cabeza.
-Bien, es hora de hacer alguna estupidez sin planificación previa.-
Como si no hubiese estado poniendo atención al akuma que bien podía aplastarlo con una pata, Christian dio un salto hacia el suelo bajo de ellos, se sujetó en un barandal del segundo piso para acortar distancia y se balanceó hacia adelante, al caer rodó distribuyendo el peso cual paracaidista y se levantó de golpe para salir corriendo y disminuir cuanto antes el trayecto entre él y su objetivo. ¿Marianno? ¿El akuma? Ninguno, a los dos los pasó de largo, el buscador aterrado incluso se llegó a preguntar si tan solo sabía si estaban ahí.
-¡Alto ahí! ¡Exorcista! -la bestia se giró hacia donde el exorcista corría y emitió otro rugido, exigía que Anders le pusiera la atención que un engendro endemoniado merecía.
No era como si el danés eligiera detenerse, se dio cuenta apenas que había cometido un grave error y aparentemente no le quedó mas remedio mas que hacer una pausa a su carrera. Su camino se vio bloqueado por un cuarteto de nivel 1 hacia el frente y ahora, un incorporado nivel 2 hacia atrás. Estaba acorralado.
-Vale, vale -se dio media vuelta para no darle la espalda al enemigo más fuerte- Monstruos armados primero.
Con las manos alzadas como si fuera un criminal, giró su mirada evitando cualquier movimiento que abriera el fuego hacia él, buscaba algún lugar al que correr más no se encontró mas que en una gran explanada con la única opción de rogar por misericordia. ¿Pero por que no le disparaban? ¿Por que no era una coladera aún?
Movió un pie hacia la derecha. El simple movimiento causó una reacción en el nivel dos que había adoptado una postura inclinada hacia enfrente, como un toro a punto de embestir. Movió su pié de regreso y el Akuma pareció sacar humo de su boca. Lo estaba retando en un duelo uno a uno y los nivel dos no eran mas que una barrera de espectadores. Era un juego, uno el que no estaba dispuesto a jugar, su mente ahora no estaba concentrada en hacerse el torero, solo le interesaba llegar a su objetivo. Inconvenientemente localizado como una atracción casi a las afueras de la feria.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
…¿Y este a dónde cree que va?
Illya sudó una gota mientras veía cuán descarado era Christian y pasaba de largo entre el nivel dos y Marianno, borrándolos de su mapa visual sin contemplación. Pero no fue eso lo que la hizo entornar los ojos acusadoramente y estar tentándole a apuntarle con los rifles para que se detuviera, sino la mera razón de que de marcharse cuán plácido, le dejaba a ella el trabajo arduo y sucio de cargarse a los Akumas solita.
Y no era ella la única exorcista en el lugar, ¿cierto? Tampoco es que la compañía asesina de sus antagonistas fuese agradable, sobre todo para su persona, que tanto los “amaba”.
De modo que agradeció la misma reacción del Akuma, e incluso que lo hubiese rodeado para ponerlo de lleno en la situación. A Christian había que plantearle las cosas claramente, como a un niño pequeño que se le corrige para no volver a cometer el error. Lástima; no parecía que funcionara la táctica, al menos no eternamente. Illya agradecía de todas formas que por los momentos surtiera efecto, a base de mortal amenaza de súbita destrucción.
La exorcista contempló la escena hasta que quedaron los dos individuos de frente, en un duelo de miradas, y luego arrugó el ceño, su mirada se oscureció metafóricamente, desefundó sus rifles y apuntó al nivel dos.
—Carnero/Virgine.
Un chispazo. Illya disparó a quemarropa y el estremecedor sonido lo desató todo. Varias de las Lacrime rebotaron en la piel del nivel dos, y otras las esquivó a tiempo echándose hacia un lado. Por suerte, todas apenas y rozaron a Christian mientras pasaban de largo, levantando una cortina fuerte de viento a su paso. Unos pocos nivel uno explotaron al ser lentos para procesar las cosas, y darse cuenta de que inesperadamente el fuego se había abierto en esa zona. Desolada, por cierto. Nadie en su sano juicio se quedaría allí para mirar tal locura desatarse. Hubo diversas explosiones y un rugido amenazador.
El nivel dos en cuestión parecía un enorme y metálico perro sobrealimentado, por lo desmesurado de su corpulencia. Sus fauces eran del tamaño de un carromato y los dientes pulcramente afilados, hechos para desgarrar lo que habría a su paso. De un color cromo, su artificial fisonomía destellaba en resplandores cada vez que el ángulo del sol se lo proponía. Unos ojos de punto amarillos y llenos de rabia y ansiedad. Verdadera máquina de matar.
Illya volvió a disparar a fuego cruzado con los dos rifles en las manos, la cadena de la quimera balanceándose ligeramente. El Akuma corría en su dirección evadiendo las balas, y cuando estuvo a punto de embestirla con el hocico, ella saltó igual a un gato montés y se elevó en el aire. Aterrizó de nuevo, propinándole una patada a la bestia de regalo, y luego un golpe de lleno con la culata de su arma. Se escuchó un retumbe, como una roca contra el metal, y el nivel dos retrocedió adolorido con la zona afectada abollada ligeramente.
—Aaarg! ¿Cómo te has atrevido, mocosa? —aulló fulminando con la mirada a la exorcista.
—¿Huh? Pero si es mi trabajo, señor Akuma —…quién se encogió de hombros con simplicidad y volvió a dispararle mientras corría en su dirección igual que sus balas.
La bestia retrocedió, pero no a tiempo para que Illya le volviese a golpear fortuitamente con su arma cuerpo a cuerpo. Increíble, era tan escurridiza como un felino, apareciendo y desapareciendo de un parpadeo a otro. Cuando el nivel dos trató de azotarla furioso y desorientado con sus dientes, alcanzó sin embargo a rasgarle pare del uniforme y el costado. Illya chasqueó los dientes quedando al lado de Christian, mirándolo de reojo con la mirada entornada y fría. Sentía algo de calor y dolor en una costilla, adivinando que se estaría manchando su ropa por la caliente sangre.
—Oh~ Christian, Si intenta marcharse de nuevo como si nada, juro que la que lo dejará como una coladera seré yo —advirtió la joven como si nada mientras lo miraba significativamente y traspasaba como un rayo— Como verá, un poco de ayuda no me vendría mal —completó entonces palpándose con el dorso de la mano hecha un puño la zona herida.
Marianno por su parte salió del campo de fuego y corrió a buscar sus implementos como buscador. Encontró su barrera anti-Akuma, y se inclinó presurosamente hacia el objeto para comenzar a prepararlo para la batalla, a una cuadra del sitio. Él también quería aportar algo en el trabajo.
Illya sudó una gota mientras veía cuán descarado era Christian y pasaba de largo entre el nivel dos y Marianno, borrándolos de su mapa visual sin contemplación. Pero no fue eso lo que la hizo entornar los ojos acusadoramente y estar tentándole a apuntarle con los rifles para que se detuviera, sino la mera razón de que de marcharse cuán plácido, le dejaba a ella el trabajo arduo y sucio de cargarse a los Akumas solita.
Y no era ella la única exorcista en el lugar, ¿cierto? Tampoco es que la compañía asesina de sus antagonistas fuese agradable, sobre todo para su persona, que tanto los “amaba”.
De modo que agradeció la misma reacción del Akuma, e incluso que lo hubiese rodeado para ponerlo de lleno en la situación. A Christian había que plantearle las cosas claramente, como a un niño pequeño que se le corrige para no volver a cometer el error. Lástima; no parecía que funcionara la táctica, al menos no eternamente. Illya agradecía de todas formas que por los momentos surtiera efecto, a base de mortal amenaza de súbita destrucción.
La exorcista contempló la escena hasta que quedaron los dos individuos de frente, en un duelo de miradas, y luego arrugó el ceño, su mirada se oscureció metafóricamente, desefundó sus rifles y apuntó al nivel dos.
—Carnero/Virgine.
Un chispazo. Illya disparó a quemarropa y el estremecedor sonido lo desató todo. Varias de las Lacrime rebotaron en la piel del nivel dos, y otras las esquivó a tiempo echándose hacia un lado. Por suerte, todas apenas y rozaron a Christian mientras pasaban de largo, levantando una cortina fuerte de viento a su paso. Unos pocos nivel uno explotaron al ser lentos para procesar las cosas, y darse cuenta de que inesperadamente el fuego se había abierto en esa zona. Desolada, por cierto. Nadie en su sano juicio se quedaría allí para mirar tal locura desatarse. Hubo diversas explosiones y un rugido amenazador.
El nivel dos en cuestión parecía un enorme y metálico perro sobrealimentado, por lo desmesurado de su corpulencia. Sus fauces eran del tamaño de un carromato y los dientes pulcramente afilados, hechos para desgarrar lo que habría a su paso. De un color cromo, su artificial fisonomía destellaba en resplandores cada vez que el ángulo del sol se lo proponía. Unos ojos de punto amarillos y llenos de rabia y ansiedad. Verdadera máquina de matar.
Illya volvió a disparar a fuego cruzado con los dos rifles en las manos, la cadena de la quimera balanceándose ligeramente. El Akuma corría en su dirección evadiendo las balas, y cuando estuvo a punto de embestirla con el hocico, ella saltó igual a un gato montés y se elevó en el aire. Aterrizó de nuevo, propinándole una patada a la bestia de regalo, y luego un golpe de lleno con la culata de su arma. Se escuchó un retumbe, como una roca contra el metal, y el nivel dos retrocedió adolorido con la zona afectada abollada ligeramente.
—Aaarg! ¿Cómo te has atrevido, mocosa? —aulló fulminando con la mirada a la exorcista.
—¿Huh? Pero si es mi trabajo, señor Akuma —…quién se encogió de hombros con simplicidad y volvió a dispararle mientras corría en su dirección igual que sus balas.
La bestia retrocedió, pero no a tiempo para que Illya le volviese a golpear fortuitamente con su arma cuerpo a cuerpo. Increíble, era tan escurridiza como un felino, apareciendo y desapareciendo de un parpadeo a otro. Cuando el nivel dos trató de azotarla furioso y desorientado con sus dientes, alcanzó sin embargo a rasgarle pare del uniforme y el costado. Illya chasqueó los dientes quedando al lado de Christian, mirándolo de reojo con la mirada entornada y fría. Sentía algo de calor y dolor en una costilla, adivinando que se estaría manchando su ropa por la caliente sangre.
—Oh~ Christian, Si intenta marcharse de nuevo como si nada, juro que la que lo dejará como una coladera seré yo —advirtió la joven como si nada mientras lo miraba significativamente y traspasaba como un rayo— Como verá, un poco de ayuda no me vendría mal —completó entonces palpándose con el dorso de la mano hecha un puño la zona herida.
Marianno por su parte salió del campo de fuego y corrió a buscar sus implementos como buscador. Encontró su barrera anti-Akuma, y se inclinó presurosamente hacia el objeto para comenzar a prepararlo para la batalla, a una cuadra del sitio. Él también quería aportar algo en el trabajo.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
Christian sudó frío al escuchar el rugido del Akuma quien había recibido los disparos, no por eso si no mas bien por que una de las mortales balas del rifle de la alemana le pasó prácticamente rozando. ¿'Accidentalmente'?
Era una gran suerte para el que aquella criatura fuera su aliada, por que tenerla como enemiga no supondría nada bueno. Tenía mas experiencia y un mayor control sobre su inocencia, hecho que no le terminaba de agradar al hombre tan habituado a estar por encima. Pero lo aceptaba e intentaba sacarle provecho, sabía que de una u otra forma la mujer se pudo encargar de aquella aberración por su cuenta. Al menos eso formuló hasta que vio como sus ataques no surgieron efecto y en cambio Illya había terminado con el costado sangrante.
Al colocarse la mujer junto a él instintivamente entrecerró los ojos y se puso tensó, es como si hubiera estado esperando a que la chica le abofeteara por su osadía. Afortunadamente esta solamente le dedicó una mirada.
-Oh~ Christian, Si intenta marcharse de nuevo como si nada, juro que la que lo dejará como una coladera seré yo. -la chica prácticamente lo partió con la mirada, Anders no pudo evitar sonrojarse un poco y cortar el contacto visual, girando su mirada hacia el suelo a su izquierda, como un niño reprendido, apenado- Como verá, un poco de ayuda no me vendría mal .
-"Si las miradas mataran"-fue lo primero que se le vino a la mente.
Aun que lo que decía Illya fuese cierto él no lo aceptaría. No abiertamente. Si, lo que había hecho fue tonto y se estaba colocando él mismo en una situación crítica de la cual solo no podría salir con vida. ¿Y que?
-Tomo riesgos... ese es mi defecto. Usted ya sabía de antemano que yo no estoy aquí para salvar gente.- fue su única defensa.
Ahora que las cosas se habían 'calmado', de nuevo el monstruo que había sido distraído por el ataque de Illya pareció centrar su atención en el joven hombre el cual hace tiempo se creyó lo suficientemente listo para rebasarlo e ignorarlo. ¿Los akumas podrían ser resentidos? ¿Estaría este intento de búfalo realmente retando al detective?
-No hay remedio... necesitamos eliminar a estos akumas y evitar que lleguen a la casa de los espejos. ¿Esta conmigo?- valla descaro de preguntar eso ahora. Ahora que tendría que dárselas de torero.
Con un movimiento súbito el detective lanzó a su 'mascota' directamente a la cara del nivel dos, esta pequeña araña metálica se dispuso a obstaculizar su vista y arañar lo más que podía. Esta acción tan repentina pareció activar a los demás nivel uno que rondaban por ahí y abrieron fuego adonde los exorcistas estaban. Christian le dio un leve empujón a Illya para quitarla del camino y por su parte él salió corriendo rumbo a un lugar sin tantos escombros. Si iba a jugar con el Akuma cara a cara, no quería obstáculos.
-¡Ven acá, exorcista! -gruñó la bestia, al momento en el que seguía perfectamente los pasos del hombre. Se olvidaba de todo y iba tras de su presa. Obviamente era una criatura fácilmente irritable.
Todo parecía ir de acuerdo al plan, derrotar a una cantidad de nivel uno sería más que pan comido para la alemana. Sin embargo a lo lejos estos parecían concentrarse atacando una de las atracciones, eran fácilmente unos diez. ¿Habría humanos?
-Illya voltee... -se dijo el danés a si mismo, casi pidiendo ser escuchado de una u otra manera. No era algo que podría gritar, no en medio del campo de batalla y estando tan lejos de la mujer o tan cerca de la bestia. Una bestia que bufaba y echaba vapor, esperando a cualquier movimiento del detective.
Era una gran suerte para el que aquella criatura fuera su aliada, por que tenerla como enemiga no supondría nada bueno. Tenía mas experiencia y un mayor control sobre su inocencia, hecho que no le terminaba de agradar al hombre tan habituado a estar por encima. Pero lo aceptaba e intentaba sacarle provecho, sabía que de una u otra forma la mujer se pudo encargar de aquella aberración por su cuenta. Al menos eso formuló hasta que vio como sus ataques no surgieron efecto y en cambio Illya había terminado con el costado sangrante.
Al colocarse la mujer junto a él instintivamente entrecerró los ojos y se puso tensó, es como si hubiera estado esperando a que la chica le abofeteara por su osadía. Afortunadamente esta solamente le dedicó una mirada.
-Oh~ Christian, Si intenta marcharse de nuevo como si nada, juro que la que lo dejará como una coladera seré yo. -la chica prácticamente lo partió con la mirada, Anders no pudo evitar sonrojarse un poco y cortar el contacto visual, girando su mirada hacia el suelo a su izquierda, como un niño reprendido, apenado- Como verá, un poco de ayuda no me vendría mal .
-"Si las miradas mataran"-fue lo primero que se le vino a la mente.
Aun que lo que decía Illya fuese cierto él no lo aceptaría. No abiertamente. Si, lo que había hecho fue tonto y se estaba colocando él mismo en una situación crítica de la cual solo no podría salir con vida. ¿Y que?
-Tomo riesgos... ese es mi defecto. Usted ya sabía de antemano que yo no estoy aquí para salvar gente.- fue su única defensa.
Ahora que las cosas se habían 'calmado', de nuevo el monstruo que había sido distraído por el ataque de Illya pareció centrar su atención en el joven hombre el cual hace tiempo se creyó lo suficientemente listo para rebasarlo e ignorarlo. ¿Los akumas podrían ser resentidos? ¿Estaría este intento de búfalo realmente retando al detective?
-No hay remedio... necesitamos eliminar a estos akumas y evitar que lleguen a la casa de los espejos. ¿Esta conmigo?- valla descaro de preguntar eso ahora. Ahora que tendría que dárselas de torero.
Con un movimiento súbito el detective lanzó a su 'mascota' directamente a la cara del nivel dos, esta pequeña araña metálica se dispuso a obstaculizar su vista y arañar lo más que podía. Esta acción tan repentina pareció activar a los demás nivel uno que rondaban por ahí y abrieron fuego adonde los exorcistas estaban. Christian le dio un leve empujón a Illya para quitarla del camino y por su parte él salió corriendo rumbo a un lugar sin tantos escombros. Si iba a jugar con el Akuma cara a cara, no quería obstáculos.
-¡Ven acá, exorcista! -gruñó la bestia, al momento en el que seguía perfectamente los pasos del hombre. Se olvidaba de todo y iba tras de su presa. Obviamente era una criatura fácilmente irritable.
Todo parecía ir de acuerdo al plan, derrotar a una cantidad de nivel uno sería más que pan comido para la alemana. Sin embargo a lo lejos estos parecían concentrarse atacando una de las atracciones, eran fácilmente unos diez. ¿Habría humanos?
-Illya voltee... -se dijo el danés a si mismo, casi pidiendo ser escuchado de una u otra manera. No era algo que podría gritar, no en medio del campo de batalla y estando tan lejos de la mujer o tan cerca de la bestia. Una bestia que bufaba y echaba vapor, esperando a cualquier movimiento del detective.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
Illya volteó, y los vio. Antes había estado atenta a todo lo que sucedía en su entorno: los bestiales intentos del nivel dos y sus secuaces por acabarlos, la insolencia de Christian, que sólo logró que ella le dirigiese una mirada por demás gélida y antinatural en su carácter, tanto como el pobre Marianno que casi no era notado, y buscaba el mejor momento para integrarse en el campo de batalla sin ser una molestia ni salir inútilmente herido. Pero todo cambió en un segundo, ese donde la alemana atisbó por el rabillo de sus ojos, de nuevo lejos del Akuma a una distancia prudente, lista para auxiliar a Christian, el movimiento excesivamente “encendido” que se desataba más adelante en la feria.
Más Akumas. Más destrucción. Gritos de personas inundaron ligeramente el sitio, traído el sonido por el aire que iba en su misma dirección. Melodías disonantes leves, como el chillido ahogado de varios roedores.
Illya apretó los dientes y desvió su atención del nivel dos por fin, volviéndose hacia donde estaban los otros esbirros de peor calaña, tanto esos que estaban cerca, como los que a lo lejos disparaban sin cesar.
—Ach, Ärgernisse!
Bufó, y después arremetió contra los nivel uno que también comenzaron a abrir fuego advertidos por los gritos de la exorcista. Illya rodó en el suelo mientras mantenía forzosamente a Albtraum en su frente, disparando sin cesar un montón de estacas enfocadas hacia los Akumas. Gracias al movimiento, pocas lograban impactar, pero por la cantidad, suficientes fueron para despejar su vista y poder observar lo que más adelante había. Nuevamente destrucción sin cesar.
—Mist! —no lo había notado, pero las palabras de su boca brotaban en alemán sin percatarse. Un acento marcado que denotaba rabia e irritación.
Antes siquiera de que pudiese moverse y hacer alguna otra acción ofensiva, algo realmente duro y frío le aprisionó la espalda y la estampó contra el muro más cercano de un solo aventón.
—Ngh…
Illya estuvo a tiempo de ladear el rostro para no romperse la nariz, y al contrario, fue su mejilla izquierda la que mayor daño tuvo. Una comezón irritante le recorrió la cara y juró que en ese momento la tenía completamente roja en el lado zurdo; era así, más algunos rasguños adicionales que se colorearon de carmín por igual.
El nivel dos había comenzado a dar vueltas y vueltas, con su hocico y enorme cola extendidas como látigos furiosos. Lo que le había dado a Illya había sido el largo extremo inferior que se agitaba con violencia. No sólo había hecho eso para ella, sino principalmente contra el detective, tratando de llevárselo de por medio con sus fauces. Dicha estrategia maniobrada para abarcar el terreno de batalla completo, sus dos contrincantes atacados a la vez. Parecía ser menos tonto de lo esperado.
Un aullido idéntico al de los lobos solitarios, lleno de júbilo, salió de su boca.
—¡Morirán ahora mismo, pequeñas ratas!
De sus hombros, se reveló algo que antes muy difícilmente pudo haber sido notado; dos compartimientos de donde se mostraron idénticos cañones, como una bestia armada hasta los dientes. Las pezuñas de sus patas de pronto se tornaron afiladas, metálicas, como espadas chinas blandidas y en conjunto. Letales.
—Verán realmente lo que es exterminar insectos —siseó gozoso y se lanzó primero a por el detective, con las zarpas extendidas como enormes ramos.
La cola moviéndose como si tuviese vida propia, trató de volver a golpear a Illya. Esta vez la aludida saltó a tiempo para evitar una nueva azotaina, y en el aire, con el ceño fruncido y la mirada despiadada le disparó en el lomo repetidas veces. Los rifles escupieron las Lacrime en sucesión, igual a una ametralladora en toda potencia, y ganó con ello un quejido de dolor y sorpresa por parte de la bestia. Varias de las estacas, iguales a unas angustiantes esquirlas de cristal, se clavaron dentro del nivel dos y explotaron con un ruido sordo.
—Jum.
En ese mismo instante apareció por fin Marianno, y con la barrera anti-akuma apresó al enorme lobo monstruoso entre las retentivas paredes de aquel nuevo cuadrado tecnicolor. Miró a Christian y exclamó agitado:
—¡Es el momento, detective!
Illya se volvió abruptamente entonces hacia donde a lo lejos había visto antes a sus diminutos y danzantes blancos. Corrió hacia ellos a paso apresurado y les disparó repetidas veces. Las Lacrime se perdían en la lejanía, y causaban tan pocas explosiones que Illya chasqueó la lengua de frustración.
—Komm an mein… Fußbälle!
Cerca de la feria, las personas huían a toda prisa y gritaban sin parar del miedo. El ambiente no podía ser más aturdidor, si no fuera por la creciente esquizofrenia que se anidaba con cada desgarrador gemido.
Off:
~¡Ah, molestias!
~¡Maldición!
~Venid a mi, balones de fútbol.
Todo en alemán, para variar x3~
Más Akumas. Más destrucción. Gritos de personas inundaron ligeramente el sitio, traído el sonido por el aire que iba en su misma dirección. Melodías disonantes leves, como el chillido ahogado de varios roedores.
Illya apretó los dientes y desvió su atención del nivel dos por fin, volviéndose hacia donde estaban los otros esbirros de peor calaña, tanto esos que estaban cerca, como los que a lo lejos disparaban sin cesar.
—Ach, Ärgernisse!
Bufó, y después arremetió contra los nivel uno que también comenzaron a abrir fuego advertidos por los gritos de la exorcista. Illya rodó en el suelo mientras mantenía forzosamente a Albtraum en su frente, disparando sin cesar un montón de estacas enfocadas hacia los Akumas. Gracias al movimiento, pocas lograban impactar, pero por la cantidad, suficientes fueron para despejar su vista y poder observar lo que más adelante había. Nuevamente destrucción sin cesar.
—Mist! —no lo había notado, pero las palabras de su boca brotaban en alemán sin percatarse. Un acento marcado que denotaba rabia e irritación.
Antes siquiera de que pudiese moverse y hacer alguna otra acción ofensiva, algo realmente duro y frío le aprisionó la espalda y la estampó contra el muro más cercano de un solo aventón.
—Ngh…
Illya estuvo a tiempo de ladear el rostro para no romperse la nariz, y al contrario, fue su mejilla izquierda la que mayor daño tuvo. Una comezón irritante le recorrió la cara y juró que en ese momento la tenía completamente roja en el lado zurdo; era así, más algunos rasguños adicionales que se colorearon de carmín por igual.
El nivel dos había comenzado a dar vueltas y vueltas, con su hocico y enorme cola extendidas como látigos furiosos. Lo que le había dado a Illya había sido el largo extremo inferior que se agitaba con violencia. No sólo había hecho eso para ella, sino principalmente contra el detective, tratando de llevárselo de por medio con sus fauces. Dicha estrategia maniobrada para abarcar el terreno de batalla completo, sus dos contrincantes atacados a la vez. Parecía ser menos tonto de lo esperado.
Un aullido idéntico al de los lobos solitarios, lleno de júbilo, salió de su boca.
—¡Morirán ahora mismo, pequeñas ratas!
De sus hombros, se reveló algo que antes muy difícilmente pudo haber sido notado; dos compartimientos de donde se mostraron idénticos cañones, como una bestia armada hasta los dientes. Las pezuñas de sus patas de pronto se tornaron afiladas, metálicas, como espadas chinas blandidas y en conjunto. Letales.
—Verán realmente lo que es exterminar insectos —siseó gozoso y se lanzó primero a por el detective, con las zarpas extendidas como enormes ramos.
La cola moviéndose como si tuviese vida propia, trató de volver a golpear a Illya. Esta vez la aludida saltó a tiempo para evitar una nueva azotaina, y en el aire, con el ceño fruncido y la mirada despiadada le disparó en el lomo repetidas veces. Los rifles escupieron las Lacrime en sucesión, igual a una ametralladora en toda potencia, y ganó con ello un quejido de dolor y sorpresa por parte de la bestia. Varias de las estacas, iguales a unas angustiantes esquirlas de cristal, se clavaron dentro del nivel dos y explotaron con un ruido sordo.
—Jum.
En ese mismo instante apareció por fin Marianno, y con la barrera anti-akuma apresó al enorme lobo monstruoso entre las retentivas paredes de aquel nuevo cuadrado tecnicolor. Miró a Christian y exclamó agitado:
—¡Es el momento, detective!
Illya se volvió abruptamente entonces hacia donde a lo lejos había visto antes a sus diminutos y danzantes blancos. Corrió hacia ellos a paso apresurado y les disparó repetidas veces. Las Lacrime se perdían en la lejanía, y causaban tan pocas explosiones que Illya chasqueó la lengua de frustración.
—Komm an mein… Fußbälle!
Cerca de la feria, las personas huían a toda prisa y gritaban sin parar del miedo. El ambiente no podía ser más aturdidor, si no fuera por la creciente esquizofrenia que se anidaba con cada desgarrador gemido.
Off:
~¡Ah, molestias!
~¡Maldición!
~Venid a mi, balones de fútbol.
Todo en alemán, para variar x3~
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
El detective ahora se encontraba entre las fauces de la bestia y la pared. Illya había hecho lo que podía para ayudar e incluso, afortunadamente, ella si se preocupaba por que hubiera menos víctimas de lo posible y corrió en la ayuda de los humanos atrapados en alguna de las atracciones por ahí.
¿Que podía hacer Anders? ¿Que podía hacer un detective cuya máquina destrozaba niveles uno pero apenas rasgaba a aquella colosal bestia? ¡Que frustrante ser aún un insulso novato!
Si algo no tenía estimado Chrisitan era el morir. Le encantaba desafiar a algo tan grande como la muerte pero enserio rogaba por no despertarla cada vez que le molestaba, la muerte no era una opción, no, no sabiendo que al fallecer simplemente se convertiría en un montón de carne en descomposición y no habría tal cosa como una vida después. Tragó saliva al notar el desplante de armas por parte de la bestia, era ridículamente grande, estaba armado, y no parecía tan tonto, ¿que podría ser peor?
-¡Es el momento detective!
-"¡¿M-momento para correr?!"-pensó Anders de primera instancia. Luego se iluminó. Estaban en una maldita feria, no una feria normal si no una con varias atracciones, grandes atracciones.
Si bien su arma no podría hacer un gran daño, su intelecto marcaría la diferencia de una forma favorable. El grito de Marianno le pareció la situación perfecta para ejecutar su plan, si lo hacía correctamente saldría bien librado de la situación. Y con bien librado nos referíamos a: vivo. Ya su compañera había resultado herida por su estupidez, algo tenía que hacer para compensarlo.
-Marianno, mantenlo hasta mi señal.
Su señal, ¿que tanto podría ese mosaico de colores mantener a una bestia tan grande? Lo suficiente. Eso esperaba.
El joven salió corriendo como tantas veces lo hacía, daba gracias al entrenamiento diario que recibió antes de entrar a la policía en Dinamarca y mantenía ahora, de otra forma estaría dando su ultima reserva de energía, sin embargo, se sentía como si nada. Encontró lo que estaba buscando, una montaña rusa, gracias.
-Ahí estas, motivo de mis jaquecas -dijo para si mismo el exorcista volteando una última vez a ver al nivel dos que por ahora era exitosamente retenido.
En el camino agarró un martillo utilizado en una de las atracciones y entonces saltó lo mas alto que pudo para alcanzar uno de los barandales de madera que tenia la estructura. El hombre tuvo que escalar tablón tras tablón mientras que su inocencia fácilmente se desplazaba hacia arriba, era una especie de araña después de todo, se podía torcer tanto como el danés quisiera y llegar antes de lo esperado. Tras menos tiempo del que se imaginó llegó a colocarse sobre uno de los rieles, aun no estaba en la parte mas alta pero si una considerable en relación con la distancia al suelo, al levantarse sintió un leve golpe de vértigo que lo hizo tambalearse.
-Woah, esta alto aquí.-Con todo y su posición aprovechó para revisar el lugar, justo como lo vio antes en el techo. Caos, destrucción, polvo, gritos y explosiones.
Luego se puso a trabajar, él y su arma anti-akuma hacian lo posible por deteriorar el estado de la montaña rusa. Su arma utilizaba sus puntiagudas patas para desatornillar los rieles y Christian rompía con el martillo la mayor cantidad de soportes que podía. Otro rugido le hizo dejar su acto de vandalismo, el nivel dos se había soltado y siquiera se molestó en arremeter contra Marianno cuando corrió hacia donde el detective. Enserio le tenía rencor.
Una. Dos. Tres veces la bestia embistió contra la estructura de madera intentando que el hombre bajara. Pero aun no era tiempo. Cuatro, cinco, seis. Y Anders se dejó ver, bajó casi deslizándose por un barandal y se puso de frente a la bestia, caminó unos pasos para colocarse al centro de la montaña. Se quitó su chamarra y cual loco la sujetó haciéndola parecer un torero, irritando al toro. Esto hizo enojar al nivel dos quién no lo pensó dos veces para correr rumbo al danés, su arma anti-akuma saltó sobre el bloqueando su vista, este se desvió y termino chocando contra la estructura, entrando justo en el centro de ella.
-¡Olé!- habló en un extraño acento español. Tal y como lo había planeado, las maderas se derribaron sobre la bestia en un efecto dominó. Todas y cada una de las partes cayeron. -Parece que salió bastante b...-no terminó su oración para cuando supo que aquella osadía le había costado caro.
Una madera salió volando y atravesó prácticamente el brazo de Anders, era pequeña, del tamaño de una flecha pero aún así quedó incrustado en su ante brazo izquierdo, otras astillas volaron y le razgaron mientras que su arma no alcanzó a salir y quedó sepultada junto con sus esperanzas de que esto se facilitara.
-¡Maldición! -gritó seguido de unas cuantas obscenidades en su idioma. El brazo le ardía como los mil demonios y si no hacía algo pronto se infectaría. Si tan solo se hubiera alejado y puesto su chamarra...
-Exorcista-sama, ¿se encuentra bien? -llegó un preocupado y agitado Marianno, había visto como el nivel dos corrió hacia él pero no supo nada desde su posición. Lo primero que notó fue la camisa negra de Anders escurriendo sangre de su brazo, tenía bien marcados los músculos por lo que sopesó la opción de que fuera sangre de otra persona, luego lo vio quejarse y supo que era suya.- Esta herido...
-Brillante deducción Watson, el cielo es azul, ¿también lo notaste? -un comentario tan obvio nunca hacia gracia, no ahora que su orgullo estaba herido y su collar vuelto a la normalidad.
Por si fuera poco se escucharon movimientos debajo de la madera, no era el final. Tan solo un tortuoso y mas complicado principio, con el cual, por ahora, no podría lidiar.
-Larguémonos de aquí, con Illya. -respondió mientras se sujetaba el brazo sangrante. Sabía de ante-mano que ahora su enemigo estaría mucho mas enojado que antes. ¿Daños? ¿Potencia? Eso no lo sabía ni se pensaba quedar a averiguar.
¿Que podía hacer Anders? ¿Que podía hacer un detective cuya máquina destrozaba niveles uno pero apenas rasgaba a aquella colosal bestia? ¡Que frustrante ser aún un insulso novato!
Si algo no tenía estimado Chrisitan era el morir. Le encantaba desafiar a algo tan grande como la muerte pero enserio rogaba por no despertarla cada vez que le molestaba, la muerte no era una opción, no, no sabiendo que al fallecer simplemente se convertiría en un montón de carne en descomposición y no habría tal cosa como una vida después. Tragó saliva al notar el desplante de armas por parte de la bestia, era ridículamente grande, estaba armado, y no parecía tan tonto, ¿que podría ser peor?
-¡Es el momento detective!
-"¡¿M-momento para correr?!"-pensó Anders de primera instancia. Luego se iluminó. Estaban en una maldita feria, no una feria normal si no una con varias atracciones, grandes atracciones.
Si bien su arma no podría hacer un gran daño, su intelecto marcaría la diferencia de una forma favorable. El grito de Marianno le pareció la situación perfecta para ejecutar su plan, si lo hacía correctamente saldría bien librado de la situación. Y con bien librado nos referíamos a: vivo. Ya su compañera había resultado herida por su estupidez, algo tenía que hacer para compensarlo.
-Marianno, mantenlo hasta mi señal.
Su señal, ¿que tanto podría ese mosaico de colores mantener a una bestia tan grande? Lo suficiente. Eso esperaba.
El joven salió corriendo como tantas veces lo hacía, daba gracias al entrenamiento diario que recibió antes de entrar a la policía en Dinamarca y mantenía ahora, de otra forma estaría dando su ultima reserva de energía, sin embargo, se sentía como si nada. Encontró lo que estaba buscando, una montaña rusa, gracias.
-Ahí estas, motivo de mis jaquecas -dijo para si mismo el exorcista volteando una última vez a ver al nivel dos que por ahora era exitosamente retenido.
En el camino agarró un martillo utilizado en una de las atracciones y entonces saltó lo mas alto que pudo para alcanzar uno de los barandales de madera que tenia la estructura. El hombre tuvo que escalar tablón tras tablón mientras que su inocencia fácilmente se desplazaba hacia arriba, era una especie de araña después de todo, se podía torcer tanto como el danés quisiera y llegar antes de lo esperado. Tras menos tiempo del que se imaginó llegó a colocarse sobre uno de los rieles, aun no estaba en la parte mas alta pero si una considerable en relación con la distancia al suelo, al levantarse sintió un leve golpe de vértigo que lo hizo tambalearse.
-Woah, esta alto aquí.-Con todo y su posición aprovechó para revisar el lugar, justo como lo vio antes en el techo. Caos, destrucción, polvo, gritos y explosiones.
Luego se puso a trabajar, él y su arma anti-akuma hacian lo posible por deteriorar el estado de la montaña rusa. Su arma utilizaba sus puntiagudas patas para desatornillar los rieles y Christian rompía con el martillo la mayor cantidad de soportes que podía. Otro rugido le hizo dejar su acto de vandalismo, el nivel dos se había soltado y siquiera se molestó en arremeter contra Marianno cuando corrió hacia donde el detective. Enserio le tenía rencor.
Una. Dos. Tres veces la bestia embistió contra la estructura de madera intentando que el hombre bajara. Pero aun no era tiempo. Cuatro, cinco, seis. Y Anders se dejó ver, bajó casi deslizándose por un barandal y se puso de frente a la bestia, caminó unos pasos para colocarse al centro de la montaña. Se quitó su chamarra y cual loco la sujetó haciéndola parecer un torero, irritando al toro. Esto hizo enojar al nivel dos quién no lo pensó dos veces para correr rumbo al danés, su arma anti-akuma saltó sobre el bloqueando su vista, este se desvió y termino chocando contra la estructura, entrando justo en el centro de ella.
-¡Olé!- habló en un extraño acento español. Tal y como lo había planeado, las maderas se derribaron sobre la bestia en un efecto dominó. Todas y cada una de las partes cayeron. -Parece que salió bastante b...-no terminó su oración para cuando supo que aquella osadía le había costado caro.
Una madera salió volando y atravesó prácticamente el brazo de Anders, era pequeña, del tamaño de una flecha pero aún así quedó incrustado en su ante brazo izquierdo, otras astillas volaron y le razgaron mientras que su arma no alcanzó a salir y quedó sepultada junto con sus esperanzas de que esto se facilitara.
-¡Maldición! -gritó seguido de unas cuantas obscenidades en su idioma. El brazo le ardía como los mil demonios y si no hacía algo pronto se infectaría. Si tan solo se hubiera alejado y puesto su chamarra...
-Exorcista-sama, ¿se encuentra bien? -llegó un preocupado y agitado Marianno, había visto como el nivel dos corrió hacia él pero no supo nada desde su posición. Lo primero que notó fue la camisa negra de Anders escurriendo sangre de su brazo, tenía bien marcados los músculos por lo que sopesó la opción de que fuera sangre de otra persona, luego lo vio quejarse y supo que era suya.- Esta herido...
-Brillante deducción Watson, el cielo es azul, ¿también lo notaste? -un comentario tan obvio nunca hacia gracia, no ahora que su orgullo estaba herido y su collar vuelto a la normalidad.
Por si fuera poco se escucharon movimientos debajo de la madera, no era el final. Tan solo un tortuoso y mas complicado principio, con el cual, por ahora, no podría lidiar.
-Larguémonos de aquí, con Illya. -respondió mientras se sujetaba el brazo sangrante. Sabía de ante-mano que ahora su enemigo estaría mucho mas enojado que antes. ¿Daños? ¿Potencia? Eso no lo sabía ni se pensaba quedar a averiguar.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
~Misma melodía que en el post anterior~
Dentro de la feria todo era humo, gritos, estruendos y derrumbamientos sin parar. Si el tiovivo en ese momento estuviese funcionando, sería más lento de lo que aparentaba mostrarse la voracidad de los Akuma nivel uno por verlo todo reducido a cenizas. Un incendio por allí, otro por allá, la nube de polvo de un puesto destrozado, y cómo no, cristales, madera y tela rasgada, rota, desperdigada por el suelo. La alusión a una zona que no volvería a ser la misma después de ese día.
En el momento en que Illya llegó para ponerle fin a ello, todo comenzó a degenerarse con mayor lentitud, e incluso lo más desastroso se detuvo. Abatía, con la misma furia con que una fiera arremete contra su presa a los Akuma a su paso. La lluvia de sus Lacrime era imparable, y zumbaban cortando el aire por encima de las cabezas de los ciudadanos que aún así corrían despavoridos sin saber distinguir lo que era malo y bueno en ese instante. Sólo sabían que sus vidas corrían peligro, y la mejor forma de asegurarlas era saliendo de allí. Bien por ellos, y por la exorcista; le ahorraban el trabajo de gritarles mientras disparaba a quemarropa.
En un principio todo era fácil, gracias a que recién aparecía en escena y podía atacar a sus enemigos sin que ellos se percatasen de su presencia; pero con el paso del tiempo su silueta acabó intercalada e inmersa en el campo de batalla, y con ello, el factor sorpresa se deshizo con la misma velocidad que una galleta hundida en el agua. Ahora los Akuma la retaban, se abalanzaban contra ella y disparaban casi todos a la vez contra la escurridiza y esbelta silueta que huía de ellos saltando, rodando o corriendo sencillamente, buscando resguardarse en alguna tienda, escombro o rincón donde poder sobrellevar las balas y tomar el momento ideal para devolverles el favor con el triple de velocidad y peligro.
Illya se apostó detrás de un enorme muro sobresaliente y roto que recibió la descarga de balas de sangre en su lugar. Luego se asomó ligeramente hasta ver al cuarteto que venía siguiéndola y arrinconándola desde rato pasado y disparó con la mirada entornada, fría, y la estela de un sentimiento completamente ajeno a ellos presente con cada detonación y estaca que los empalaba. Cuatro pulcras explosiones que se unieron a la algarabía de sonidos en que se había envuelto el aire de la feria de Kiel.
Salió rápidamente de ese sitio y buscó la presencia de más Akumas. Adelante había, dos disparando hacia un entorno en específico de dónde no venía ni un solo grito humano, quizá ahogado por el aterrador ruido de cada disparo. Sin pensárselo echó a correr hacia allá con Albtraum aferrado al frente…
…y justo en ese momento a su lado le pareció que pasaba la silueta de una chica de su misma estatura y complexión. Cuando el instante se sucedió, pasando varios segundos, Illya detuvo su andar de golpe y se giró bruscamente hacia atrás, con los ojos como platos por la sorpresa y la boca entreabierta de la misma forma.
—Hola, ¿se te ha perdido algo?
La chica que le devolvía la mirada le sonreía de manera inquietante y saludaba con una mano de forma cínica. Sus ojos, su cabello, su rostro, ella, era idéntica a la propia Illya Van Kindlmüller que la miraba aturdida; las dos caras de mismos rasgos se reflejaban en las pupilas de ambas. A la exorcista le tomó algo de tiempo articular palabra.
—¿Tú qué…?
La otra Illya la interrumpió señalándole lo que había a su espalda.
Illya volteó instintivamente a mirar y encontró a los dos nivel uno a su frente, encañonándola y proyectando sus inmensas sombras por encima de ella.
—Oh.
Su doppel se despidió con el mismo ademán descarado y soltó una risilla divertida al mismo tiempo que se daba media vuelta.
—¡Nos vemos!
—¡No, espera! —antes de volcar su atención de nuevo en la desconocida, los nivel uno empezaron a disparar.
Le hubiesen dado, sino fuera porque como un cometa Illya pasó por debajo de ellos, el espacio que dejaban libre entre sus cuerpos y el suelo al poder levitar, y se colocó en una nueva posición donde les miraba la espalda.
—Ach! ¡Era mi oportunidad para evaporizarla! —se quejó antes de azotarlos con Albtraum en alto y fundirles una lluvia de su Inocencia en impacto letal, descargando su frustración en ellos.
Se escuchó el metal abollarse, y la bella dama saltó con agilidad, rodó por el suelo y estuvo a tiempo de alejarse de las dos máquinas antes de que explotaran y la envolviesen en sus llamaradas. Una vaharada de viento enrarecido la obligó a cerrar los ojos y taparse la boca y nariz con la mano, luego se llevó las palmas hacia su cabello y trató de peinarlo, acomodando los mechones rebeldes por detrás de sus orejas, rehaciendo la coleta alta en un moño hacia el lado derecho.
—Primero muerta que desarreglada por esas cosas —farfulló entre dientes mientras acababa la faena.
Luego miró en derredor: el camino que tenía a ambos lados desolado con miles de desperdicios barridos por el viento idéntico a una calle fantasma. Illya suspiró cerrando los ojos con calma.
—Si ese intento de copia ha ido a por Christian y Marianno entonces estaremos en problemas… —luego se lo pensó mejor, y pareció aún más preocupada— mejor dicho, yo estaré en problemas.
Después de todo, ¿no había sido ultrajada de una manera muy sutil por la copia del detective?, ¿qué podría ella esperar de su propia doble, tan distinta a Illya misma, que nada anidaba en su interior parecido al deseo hacia Christian?
Sin pensárselo mucho echó a andar a largas zancadas.
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Re: Misión casual en Kiel [Illya, Christian and... ¿Marianno?]
Ambos hombres terminaron caminando entre escombros de nuevo, la escena tan ruidosa de hace pocos instantes se había reducido a un silencio espectral, un ambiente oscuro y una densa aura. Había escombros por todos lados por que se tenía que cuidar por donde caminaban, por los akumas, no había ninguno a la vista. ¿Pero Anders que sabía del ser asediado? No usaba ningún uniforme que lo pusiera en la mira.
-¿Podría repetirme que es lo que estamos haciendo?- preguntó el buscador mientras veía aún preocupado el brazo sangrante del detective pues este último parecía haberse olvidado del pedazo de madera incrustado en su cuerpo. Estaba más entretenido buscando quien sabe que.
-Estoy buscado algo... -el exorcista respondía lo mas breve posible, estaba concentrado sus habilidades de observación en algo mucho más importante: Él mismo. - Lotería.
Anders dejó un momento de sostener su herida y utilizó su brazo sano para romper un vidrio de una caseta de informaciones encontrada casi al centro de lo que suponía era la totalidad de la feria, no sin antes envolver su brazo derecho con su chamarra -lo que menos quería ahora eran vidrios rotos incrustados también-. Al romper la ventana introdujo su mano por el agujero, maniobró hasta alcanzar la perilla y abrir el lugar que estaba cerrado desde dentro. En el interior, solo ropas y cenizas.
-¿No se supone que nos reuniéramos con Illya-dono? - por su lado el buscador mantenía su distancia, había aprendido rápido que cuando Christian se concentraba en algo era que porque tenía un plan en mente, un plan usualmente peligroso... aun que eficiente.
-Primero lo primero- el danés salió de la pequeña cabina con un maletín metálico color blanco cuya cruz roja en el centro indicaba que era un botiquín de primeros auxilios.
Claro, él parecía ser lo primero, no las multitudes agonizantes que podrían estar sepultadas en cualquier lugar de la feria.
Pasaron pocos segundos y el par pareció establecerse a espaldas de un puesto de tiro al blanco, no estaba tan destruido como todos los demás y por lo tanto, no había tanto polvo que pudiera infectar las heridas tan abiertas del exorcista. Del botiquín sacó un pedazo de algodón y una botella de alcohol que, por un momento, fingió bebería solo para alarmar a Marianno. Una vez pasada la broma y una risa del detective, continuó con lo que debía hacer.
-¡Christia~an! - el silencio se rompió de repente. Una voz aguda pero familiar les hizo voltearse.
A sus espaldas. Illyana, aparecida de la nada y sin previo aviso, con una sonrisa macabra, como tramando una broma de mal gusto. Al detective se le generaban unas ligeras nauseas, o una combinación de escalofríos cuando escuchaba ese tono tan irritante.
-Hola, la estaba esperando. ¿Todo bien por hayá? -con un tono lo mas calmado que pudo el hombre disimuló su preocupación, actuaría como si nada. Con una mirada entendió a Marianno para que... cerrara el pico.
Sabía que ella no era Illya, no, sus ropas estaban intactas y su cara tan perfecta cual muñeca de porcelana, sin ninguna clase de rasguño ni polvo. Fue lo primero que notó al verla, como si incluso antes de reconocerla hubiese visto aquellos errores, su mente era bastante sorprendente cuando de notar detalles se trataba.
-¿Que ocurre Chris? Perforaste tu brazo ¿Así de aburrido estabas?-alcanzó a decir para ocultar su nerviosismo acerca del saludo tan natural del detective. ¿La habría descubierto? ¿Cómo podría él saberlo?
Christian sonrió de lado y cerró sus ojos un momento, tanto como para reírse del Doppel como para no sentir el ardor que el alcohol le causaba sobre su herida. Un botiquín no brindaba las herramientas necesarias para un proceso quirúrgico pero por lo menos mantendría el área limpia, presionada y evitaría complicaciones. Secó solo la sangre que escurría de la abertura y vendó enseguida con un par de gasas, el fluido seco de su brazo aún permanecería ahí, no era tiempo para limpiarlo todo.
-Es hora de irnos.
-A... ¿a donde?- preguntó Marianno casi tan sorprendido como la doble.
-A la casa de los espejos, ¿a donde más?
La sola mención de aquel lugar paralizó a Illyana, incluso el efecto en la voz que procuró el detective hizo efecto más rápido de lo esperado. Aun que ambos hombres le dieron la espalda listos para partir, la joven se quedó ahí parada, su cuerpo comenzó a temblar e incluso por un segundo sus ojos parecieron brillar con un resplandor verdusco.
A lo lejos, explosiones de nuevo. Los akumas nivel uno hacían de las suyas apareciendo como cucarachas ahora que las luces se habían apagado de nuevo; esos energúmenos esféricos hacían de las suyas sobre la casa mencionada. Tanto Marianno como Christian salieron corriendo, el ultimo sin embargo se detuvo por un momento al prever su error.
-Oh no... -alcanzó a musitar antes de tener sobre él a la exorcista. Su teoría encajaba perfectamente ahora.
Illya se había acercado a él para darle la vuelta y abalanzarse sobre el afectado, ahora se encontraba sobre el suelo con la chica sobre él. ¿Que era mas peligroso que un ente encolerizado con figura femenina?
-Hombre del demonio, tan concentrado en tus propios intereses y solo enfocado en los defectos de los demás. No vez las cosas buenas de la vida- definitivamente el doble de Illya, comentarios groseros, hirientes y sin sentido. La figura sobre el hombre se había tornado algo de miedo.
-¿Maldición, ahora que? Tengo trabajo que hacer...-
-¿Lo vez? Esto se trata solamente de ti. -una presión. Ahora el doble se empeñaba en hacer a Christian gritar, con su palma presionó la herida del danés con fuerza, haciéndole emitir un grito ahogado que salió mas bien como un grave gemido.
La situación se volvió en una misión de hacer al chico olvidarse de su misión con un dolor agudo como distractor. La fuerzo sobre su herida era cada vez mayor, ardía y le punzaba con una insistencia horrorosa, sentía como cada fibra de sus músculos gritaba de dolor y sangraba con fluidez.
-¡Illyana dejame ir! ¡Tienes que hacerlo, es por tu propio bien! -gritó al fin, procurando quitarse de encima a la chica que se negaba con mas resistencia de la esperada.
La pelirroja se resistió por un buen tiempo, los intentos de Anders eran cortados por el dolor, ahora incluso ahora su abdomen estaba siendo lastimado, con una rodilla femenina incrustándose lo más que podía. Asfixiándolo. Desesperándolo como ningún akuma lo había logrado. Hubo forcejeos e intentos del detective por sacarse de encima a un ser que disfrutaba de verlo sufrir, se estaba sofocando y no había progreso alguno. Pataleaba cuanto podía y su herida solo se estrujaba más. Al final hubo un golpe.
Por fin el detective había pasado esa delgada linea que quedaba en su conciencia de lo que se debía hacer y lo que no. Ahora si, era el colmo. Había golpeado fuertemente a Illya en la mejilla y dado fin a su tortura.
-Entiendo -sonrió la chica alemana- Agradezco que haya jugado conmigo un tiempo, supongo -llevó sus manos a las mejillas del danés y le acarició un poco. Ahora se acercaba... se acercaba con los ojos cerrados. ¡Se acercaba a besarlo! Ya había tenido la misma incómoda experiencia con una mujer danesa, no fue bonito.
La escena que estaba por presentarse no podría terminar bien. El lado racional de Christian le decía que la detuviera, metiera la mano, escupiera, lo que fuera; pero era un hombre al fin y al cabo y los instintos eran fuertes.
Lo único que hizo fue cerrar los ojos para amortiguar el impacto moral. Pasaron segundos después de que el joven sintiera una leve brisa rozando sus labios, eso y seguido un alivio físico. Ya no había presión sobre él y entonces supo que el doppel había desaparecido, como una estela de brillos color verde en orientación hacia la casa de los espejos. Confirmado.
-Ni una palabra-comentó el detective tras un tiempo, mientras se llevaba un cigarrillo a la boca, esperando que su adicción contrarrestara el mar de ideas que era su mente y nada tenia que ver con el caso.
Marianno estaba ahí, el que no debía decir 'ni una palabra' al respecto. Al cabo de otros momentos decidieron no abordar el tema y se dispusieron de nuevo hacia su destino tantas veces interrumpido, esperando encontrarse con su compañera en el camino pues en su estado, no había mucho que Anders pudiera hacer. Nada mas que pensar y pensar otro poco.
-¿Podría repetirme que es lo que estamos haciendo?- preguntó el buscador mientras veía aún preocupado el brazo sangrante del detective pues este último parecía haberse olvidado del pedazo de madera incrustado en su cuerpo. Estaba más entretenido buscando quien sabe que.
-Estoy buscado algo... -el exorcista respondía lo mas breve posible, estaba concentrado sus habilidades de observación en algo mucho más importante: Él mismo. - Lotería.
Anders dejó un momento de sostener su herida y utilizó su brazo sano para romper un vidrio de una caseta de informaciones encontrada casi al centro de lo que suponía era la totalidad de la feria, no sin antes envolver su brazo derecho con su chamarra -lo que menos quería ahora eran vidrios rotos incrustados también-. Al romper la ventana introdujo su mano por el agujero, maniobró hasta alcanzar la perilla y abrir el lugar que estaba cerrado desde dentro. En el interior, solo ropas y cenizas.
-¿No se supone que nos reuniéramos con Illya-dono? - por su lado el buscador mantenía su distancia, había aprendido rápido que cuando Christian se concentraba en algo era que porque tenía un plan en mente, un plan usualmente peligroso... aun que eficiente.
-Primero lo primero- el danés salió de la pequeña cabina con un maletín metálico color blanco cuya cruz roja en el centro indicaba que era un botiquín de primeros auxilios.
Claro, él parecía ser lo primero, no las multitudes agonizantes que podrían estar sepultadas en cualquier lugar de la feria.
Pasaron pocos segundos y el par pareció establecerse a espaldas de un puesto de tiro al blanco, no estaba tan destruido como todos los demás y por lo tanto, no había tanto polvo que pudiera infectar las heridas tan abiertas del exorcista. Del botiquín sacó un pedazo de algodón y una botella de alcohol que, por un momento, fingió bebería solo para alarmar a Marianno. Una vez pasada la broma y una risa del detective, continuó con lo que debía hacer.
-¡Christia~an! - el silencio se rompió de repente. Una voz aguda pero familiar les hizo voltearse.
A sus espaldas. Illyana, aparecida de la nada y sin previo aviso, con una sonrisa macabra, como tramando una broma de mal gusto. Al detective se le generaban unas ligeras nauseas, o una combinación de escalofríos cuando escuchaba ese tono tan irritante.
-Hola, la estaba esperando. ¿Todo bien por hayá? -con un tono lo mas calmado que pudo el hombre disimuló su preocupación, actuaría como si nada. Con una mirada entendió a Marianno para que... cerrara el pico.
Sabía que ella no era Illya, no, sus ropas estaban intactas y su cara tan perfecta cual muñeca de porcelana, sin ninguna clase de rasguño ni polvo. Fue lo primero que notó al verla, como si incluso antes de reconocerla hubiese visto aquellos errores, su mente era bastante sorprendente cuando de notar detalles se trataba.
-¿Que ocurre Chris? Perforaste tu brazo ¿Así de aburrido estabas?-alcanzó a decir para ocultar su nerviosismo acerca del saludo tan natural del detective. ¿La habría descubierto? ¿Cómo podría él saberlo?
Christian sonrió de lado y cerró sus ojos un momento, tanto como para reírse del Doppel como para no sentir el ardor que el alcohol le causaba sobre su herida. Un botiquín no brindaba las herramientas necesarias para un proceso quirúrgico pero por lo menos mantendría el área limpia, presionada y evitaría complicaciones. Secó solo la sangre que escurría de la abertura y vendó enseguida con un par de gasas, el fluido seco de su brazo aún permanecería ahí, no era tiempo para limpiarlo todo.
-Es hora de irnos.
-A... ¿a donde?- preguntó Marianno casi tan sorprendido como la doble.
-A la casa de los espejos, ¿a donde más?
La sola mención de aquel lugar paralizó a Illyana, incluso el efecto en la voz que procuró el detective hizo efecto más rápido de lo esperado. Aun que ambos hombres le dieron la espalda listos para partir, la joven se quedó ahí parada, su cuerpo comenzó a temblar e incluso por un segundo sus ojos parecieron brillar con un resplandor verdusco.
A lo lejos, explosiones de nuevo. Los akumas nivel uno hacían de las suyas apareciendo como cucarachas ahora que las luces se habían apagado de nuevo; esos energúmenos esféricos hacían de las suyas sobre la casa mencionada. Tanto Marianno como Christian salieron corriendo, el ultimo sin embargo se detuvo por un momento al prever su error.
-Oh no... -alcanzó a musitar antes de tener sobre él a la exorcista. Su teoría encajaba perfectamente ahora.
Illya se había acercado a él para darle la vuelta y abalanzarse sobre el afectado, ahora se encontraba sobre el suelo con la chica sobre él. ¿Que era mas peligroso que un ente encolerizado con figura femenina?
-Hombre del demonio, tan concentrado en tus propios intereses y solo enfocado en los defectos de los demás. No vez las cosas buenas de la vida- definitivamente el doble de Illya, comentarios groseros, hirientes y sin sentido. La figura sobre el hombre se había tornado algo de miedo.
-¿Maldición, ahora que? Tengo trabajo que hacer...-
-¿Lo vez? Esto se trata solamente de ti. -una presión. Ahora el doble se empeñaba en hacer a Christian gritar, con su palma presionó la herida del danés con fuerza, haciéndole emitir un grito ahogado que salió mas bien como un grave gemido.
La situación se volvió en una misión de hacer al chico olvidarse de su misión con un dolor agudo como distractor. La fuerzo sobre su herida era cada vez mayor, ardía y le punzaba con una insistencia horrorosa, sentía como cada fibra de sus músculos gritaba de dolor y sangraba con fluidez.
-¡Illyana dejame ir! ¡Tienes que hacerlo, es por tu propio bien! -gritó al fin, procurando quitarse de encima a la chica que se negaba con mas resistencia de la esperada.
La pelirroja se resistió por un buen tiempo, los intentos de Anders eran cortados por el dolor, ahora incluso ahora su abdomen estaba siendo lastimado, con una rodilla femenina incrustándose lo más que podía. Asfixiándolo. Desesperándolo como ningún akuma lo había logrado. Hubo forcejeos e intentos del detective por sacarse de encima a un ser que disfrutaba de verlo sufrir, se estaba sofocando y no había progreso alguno. Pataleaba cuanto podía y su herida solo se estrujaba más. Al final hubo un golpe.
Por fin el detective había pasado esa delgada linea que quedaba en su conciencia de lo que se debía hacer y lo que no. Ahora si, era el colmo. Había golpeado fuertemente a Illya en la mejilla y dado fin a su tortura.
-Entiendo -sonrió la chica alemana- Agradezco que haya jugado conmigo un tiempo, supongo -llevó sus manos a las mejillas del danés y le acarició un poco. Ahora se acercaba... se acercaba con los ojos cerrados. ¡Se acercaba a besarlo! Ya había tenido la misma incómoda experiencia con una mujer danesa, no fue bonito.
La escena que estaba por presentarse no podría terminar bien. El lado racional de Christian le decía que la detuviera, metiera la mano, escupiera, lo que fuera; pero era un hombre al fin y al cabo y los instintos eran fuertes.
Lo único que hizo fue cerrar los ojos para amortiguar el impacto moral. Pasaron segundos después de que el joven sintiera una leve brisa rozando sus labios, eso y seguido un alivio físico. Ya no había presión sobre él y entonces supo que el doppel había desaparecido, como una estela de brillos color verde en orientación hacia la casa de los espejos. Confirmado.
-Ni una palabra-comentó el detective tras un tiempo, mientras se llevaba un cigarrillo a la boca, esperando que su adicción contrarrestara el mar de ideas que era su mente y nada tenia que ver con el caso.
Marianno estaba ahí, el que no debía decir 'ni una palabra' al respecto. Al cabo de otros momentos decidieron no abordar el tema y se dispusieron de nuevo hacia su destino tantas veces interrumpido, esperando encontrarse con su compañera en el camino pues en su estado, no había mucho que Anders pudiera hacer. Nada mas que pensar y pensar otro poco.
“Los doppels son solo eso, dobles contrarios
Los dobles no parecen tener contacto físico con su original.
No parecen tener experiencia con los tratos sociales convencionales.
Tampoco son malvados... solo... traviesos.”
Los dobles no parecen tener contacto físico con su original.
No parecen tener experiencia con los tratos sociales convencionales.
Tampoco son malvados... solo... traviesos.”
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