Ataque a Transilvania~

A aquello se había visto reducido. A depender del perdón de una chica para sentirse aliviado... El demonio se había enfriado de pronto convirtiendose en... nada más que un niño.
Raras veces era consciente de la edad que tenía. Y en aquel momento se dio cuenta de que probablemente, la 'niña' era mayor que el.

Sintió en lo profundo de su mente como Dämon se carcajeaba.

Por absurdo que sonara, aquella realidad no le hacía sentir tan mal, allí parado delante de un tren lleno de polvo y recuerdos de muertos, observando un cielo que no conocía y siendo sujetado por una niña que era mayor que el...

Al parecer las carcajadas de Dämon eran contagiosas, porque por alguna extraña razón, notó como su cuerpo se convulsionaba y la mandíbula le temblaba.

Los ojos le picaban un poco, así que se los frotó con el dorso de la mano que tenía libre, y luego se dejó caer con la espalda apoyada en el vagón justo al lado de Jaylen. Estando ella de pie y el sentado eran casi de la misma altura. Ella tan solo le sacaba unos cm.

La sonrisa no desapareció de su ara cuando la miró a ella y le revolvió el pelo. Parecía mucho más pequeña con aquel vestido azul que le venía grande. Sintió una punzada de remordimientos al verle las heridas de los brazos...

-Míranos, un crío idiota y una pequeña momia medio muertos en un tren derrumbado preocupándonos por los sentimientos del otro. Y la pequeña momia quiere curar al gran idiota... -dejó de revolverle el pelo pero no apartó la mano. Simplemente posó su vista en el horizonte y siguió hablando.- No pienses que eres débil, ni sientas que eres una carga para mi. El no saber no es tu culpa, y además, nadie nace aprendido. Cuando lleguemos a la orden, seguro que en poco tiempo hasta eres capaz de tumbarme a mi, así que no debes estar ni un poco molesta por no poder hacer más cosas ahora. Deberías verme a mi y al general que me reclutó. Comparado con el no soy más que... un crío- la sonrisa se hizo más amplia.- Y además, para ser una enana lo has hecho genial, hasta me has curado y ayudado en un montón de cosas. Lo que deberías hacer, es preocuparte menos por los demás y más por lo que tu sientes en realidad. No importa como te vea el resto, ni si sabes o no comunicar tus emociones, ni como comportarte. Nadie es perfecto, sabes? Ni siquiera Dios. Así que limítate a vivir como sabes, y no como deberías saber. Porque el único juez con derecho a juzgarte es tu corazón. - No lamentó nada de lo que dijo, aunuqe sabía que el no podía aplicarse esas mismas normas. Pero ella no era como el. Ella era buena, y se merecía ser feliz.

Y sintiéndose extraño, tiró levemente de la mano de ella y la sentó en su regazo. No la tocó con los brazos, tan solo la dejó ahí snetada con su mano en la pequeña de ella y el resto del cuerpo relajado.

-Ahora tan solo debemos esperar a que el murciélago de las narices aparezca Katze... - mascullo entre dientes mientras se le cerraban los ojos. No se dio cuenta de que le había llamado por el mismo nombre que Dämon.

Se sentía bastante relajado por primera vez en los últimos días.

Al escucharle hablar inclinó la cabeza la cabeza hacia delante para poder observarle con mayor detenimiento, la idea de verse como una momia le hizo sonreír levemente, y escucharle hablar también le alivió bastante, le daba igual lo extraño que sonara lo que le estaba diciendo, pero personalmente, se sentía bien al saber que no había ningún problema entre ellos que ella no supiera.

-Es algo que intento hacer ya Fiù… -Comentó, pero era consciente que su corazón solo funcionaba si iba de la mano con la extraña lógica que conformaba la vida de Jaylen

Se sorprendió dejado escapar una especie de murmullo que intentaba ser una exclamación, cuando hizo que se sentara sobre él. Le pareció extraño, pero intento restarle importancia, la importancia que su imaginación extraña, de niña que había sido encerrado en un internado regentado por monjas, le había dado durante los primeros segundos.

Sus ojos azules se pusieron en ambas manos, era consciente de lo bajita que era, pero en comparación al chico seguramente se debía ver como una niña, pensó que era mejor así, no le gustaba que la gente esperara cosas de ella por la edad que tuviera y que ella por lo extraña que era no poseía.

-Quiero uno de esos murciélagos para mí. –Fue lo único que dijo antes de cerrar los ojos y darse el permiso de quedarse dormida.

Esta vez no soñó con la muchacha de los anillos, ni con los Akuma, en realidad podría haber jurado que no vio nada, sino más bien durmió con la misma sensación que tenía cuando se encontraba en los bosques de su hogar, o cuando Whistle crecía.

Sintió un peso sobre su cabeza que le hizo abrir los ojos, bostezó, sintiéndose lo suficientemente perezosa como para no moverse de donde estaba.

-Esferita. –Murmuró al ver al objeto que había sido denominado murciélago por el exorcista. -¿Ya es hora de irnos? –Preguntó con pereza, al ver a la esfera negra que abandonaba su cabeza para seguir revoloteando por sobre ellos, se sorprendió al ver que estaba anocheciendo. -¿Sei?

Le pesaban un montón los párpados. Casi parecía que tuviera piedras encima. Además, se estaba tan bien sin sentir nada en absoluto...

-Sei?

La melodiosa voz en húngaro lo trajo de vuelta al atardecer de la ciudad rumana. Parpadeó igual que un buho ante la escasa luz del crepúsuculo y se estiró.

De pronto notó como un peso se escurría hacia un lado e instintivamente lo sujetó. Cuando sus ojos por fin se enfocaron como siempre, vio el rostro de Jaylen a unos cm del suyo. Ahora que lo pensaba, le había llamado por su nombre.

Dämon se rió. El simplemente esbozó una sonrisa torcida. Ahora se despertaba con una mujer encima, desde luego...

Con un carraspeo se incorporó con ella en brazos y alzó la vista ante el constante aleteo del golem.

-Tsk, maldito bichejo, ya era hora de que volvieras. Mira que hecharte toda una noche para encontrar a un buscador... - el golem aleteó furiosos sobre su cabeza y luego se posó en su cuello- Ok, te perdono por esta vez. Bueno, y que has econtrado?
Observó como el golem lazaba de nuevo el vuelo y se dirigía al otro lado del vagón.

Hechó a andar con Jaylen en brazos, sin darle mayor importancia, ya estaba acostumbrado a su presencia y más a llevarla encima.

Cuando terminó de rodear el vagón, una enorme diligencia negra apareció ante ellos.

Un buscador se bajó de un salto de la parte delantera y le hizo una reverencia a la que Sei correspondió con un leve gesto de cabeza.

- Señor Exorcista, hemos venido lo más pronto que hemos podido. Lamento mucho la espera y... disculpe que le pregunte, pero donde está el otro exorcista que iba con usted? Se encuentra usted bien? Y sus ropas? Le falta la chaqueta...- ignorándole por completo, Sei se acercó a la diligencia y abrió la puerta. Depositó a Jaylen dentro y le indicó que se tumbara en el sofá- Tiene muchas heridas y parece agotado! Además, quién es esa mujer que...- la mirada de Sei lo atravesó. Le comenzaba a doler la cabeza de tanto ruído. Ya no se acordaba de lo que era estar con otra gente... a fin de cuentas ella era tan agradablemente silenciosa....- Oh, disculpe mi impertinencia señor, estoy seguro de que usted estará agotado y no tendrá- Sei se subió al escalón y se asomó ligeramente dentro.

Tuvo que pensar las palabras antes de hablar. Ahora le resultaba extraño emplear el inglés en vez del melodioso húngaro.

- Gracias por haber acudido. Y ahora si me disculpa... - y cerró la puerta sin más.

Una vez dentro se llevó una mano a la frente con resignación y miró a Jaylen sin saber muy bien que decir. Le extrañaba que el buscador hubiese dicho mujer en vez de chica o niña....

Quizás el era el ciego.

Soltó un quedo quejido cuando casi la tiró al suelo al despertarse, pero por sus escasas energías o a lo mejor el sueño le impidió levantar la voz, y como la cogió antes de que cayera, no le dio la más mínima importancia. Le sonrió perezosamente, evitando ponerse a bostezar una vez más.

Jaylen sintió el impulso de alargar los brazos y coger a la esfera negra que tanto parecía haberla fascinado, lo miraba tan fijamente que cuando dieron la vuelta al vagón y se toparon con aquella gran diligencia sus ojos azules se abrieron de par en par, y girando la cabeza en un movimiento mecánico para poder mirar a Sei, sus labios se entreabrieron, preparados para dejar salir una sarta de preguntas que el solo plantearlas en su cabeza ya le mareaban.

La chica observaba con curiosidad al hombre que ahora hablaba… ¿Quién se suponía que era él? Y antes de siquiera notarlo se vio sentada en un sofá… Intentaba pasar por alto las palabras del nuevo aparecido las cuales no llegaba a comprender porque llegaban entrecortadas y sus frases sin terminar. Su cabeza le taladraba con todas las preguntas nuevas que tenía, tanto que sentía como poco a poco el sueño iba desapareciendo.

A pesar de seguir sentada, decidió dejar reposar sus piernas sobre el sofá, su cuerpo estaba magullado y el simple hecho de sentirlo le hacía querer golpearse aún más por haber quedado así, solo esperaba hacerse fuerte pronto…

Al entrar el chico exorcista, alzó la mirada, ladeando levemente la cabeza, planteándose que decirle primero, y percatándose de que empezaba a desarrollar curiosidad crónica.

-… Ah... ¿Quiénes son? –Preguntó soltado una extraña risa, al percatarse que de todas las preguntas que tenía esa era la que menos importancia tenía para ella ahora, y que solo pudo acallar llevándose una de sus manos frente a su boca, cerrando los ojos con la fuerza suficiente para que la herida de su frente le hiciera daño.

–Lo siento, es que… Nunca me había dado cuenta de lo pequeñito que era mi mundo... Tengo tantas preguntas por hacer, y la mayoría me parecen incluso estúpidas, que me estoy provocando jaqueca. –Comentó mientras volvía a abrir los ojos y su mano tomaba a Whistle, por alguna razón le hacía calmarse, estaba nerviosa…? Era por aquel hombre que había hablado como si comprendiera menos que ella, aunque fuera en temas diferentes. -¿Estás bien? ¿Te duele la cabeza?

La miró con interés, pues le daba la impresión de que estaba mejor que antes. Quizás el sueño le habia sentado bien.

Recordando su pregunta, negó levemente con la cabeza.

-No es que me duela, esque me molesta el... oírles hablar tanto - suspiró - Por cierto, son buscadores. Gente que trabaja para la orden pero no es compatible con la inocencia y ayudan a los exorcistas. Son... buenas personas, supongo. Y no te preocupes, es normal estar nerviosa. A fin de cuentas, acabas de empezar una nueva... vida. - dijo esto último con un amargo sabor de boca. Quizás ella hubiera estado mejor sin tener nada que ver con todo aquello... Ni siquiera sabía si tenía familia...

Sintió como la diligencia se ponía en marcha con un lento traqueteo y de pronto se sintió enfadado.

Se inclinó hacia delante y la miró fijamente.

-Jaylen... porqué vienes conmigo? - no sabía por qué le preguntaba aquello. A fin de cuentas una vez tenía la inocencia debía ser exorcista o sino correría peligro... pero no quería obligarla.

A fin de cuentas ella no era el...

Cerró los ojos mientras escuchaba a Sei hablar, se encontraba bien, pero poco a poco sentía que una vez más al estar tan relajada iba quedándose dormida. Exorcistas, buscadores, Akuma, inocencia… Todos tenían nombres interesantes y por alguna razón sabía que cuando estuviera sanada por completo estaría más que dispuesta a tirarse de cabeza en ese mundo que la había escogido para pertenecer en él.

Algo en el silencio hizo que abriera los ojos de nuevo, podía escuchar por el cambio de respiración del chico cuando algo no iba bien en él, le observó detenidamente, ahora parecía molesto por alguna razón…

-Jaylen... porqué vienes conmigo?

Sus ojos azules se abrieron ligeramente más de lo normal ante la sorpresa que le produjo aquella pregunta, cuando para ella era simplemente obvia. Por muchas razones que ahora flotaban en su cabeza ahora.

-Pues obviamente porque tú me dijiste que te siguiera. –Respondió ladeando la cabeza. –Confío en ti, además Sei… no sería lógico ni correcto irme luego de lo que ha pasado. –Se rascó la cabeza sin saber muy bien cómo explicar las cosas o si él lo estaría entendiendo como ella quería que lo comprendiera. –Quiero ayudar, yo también quiero ser exorcista y hacerme fuerte, soy consciente de que ahora ese es mi deber... Y si no te hubiera seguido… -Jaylen sonrió de oreja a oreja, mientras ladeaba la cabeza observando a aquel abanico de metal. –Si no hubiera decidido confiar en ti y seguirte. Las oportunidades de poder volver a verte se hubieran reducido a cero. Así que espero que todas esas razones, hayan servido para que sepas que no me siento obligada a venir. Quiero ir contigo y entrar en la orden.

[off: perdón por la tardanza, estoy teniendo problemas para conectarme por sobrecarga de trabajo de la uni y cosas de la familia, mil perdones en serio.]

Contempló a la chica una vez más, fijándose en el brillo de sus ojos y la sonrisa que esbozaba al mirar su abanico.

Así que ella... quería todo aquello. Y ''el todo'' al parecer le incluía a el. Inexplicable el motivo por el cual su corazón decidió alegrarse en ese preciso instante.

Alzó un momento la cortina de la ventanilla y observó el gris y frio paisaje de Rumanía. Había algo inexorable en la belleza de aquellas tierras... y el jamás las olvidaría.

Se recostó contra el cómodo asiento de la diligencia, que le parecía un mullido colchón después del suelo de los vagones del tren.

Pensó en el ataque, en sus heridas, el nivel 2, el idiota de su compañero perdido, y la pequeña katze...

Ella estaría bien. Al menos los buscadores la llevarían hasta la Orden y le explicarían como llegar a la entrada principal.

A el ya no lo necesitaba... y daba igual lo que el quisiese.

Su sonrisa se hizo más ancha y extendió una mano hacia la cara de la chica. Sin embargo, en el último instante, solo le rozó la mejilla levemente y su mano se posó sobre su pelo, revolviéndoselo mientras sonreía.

-Entonces me alegro de haberte encontrado, prinzessin. -le dijo con voz suave. Y mientras retiraba la mano de su cabeza, observó que tres cabellos habían quedado entre sus dedos. Su sonrisa se tornó extraña e inclinó levemente la cabeza para que ella no pudiera verle los ojos.- Nos volveremos a ver y cuando lo hagamos, me darás ese baile que me debes.-Cumpliría su promesa, lo sabía. Quería que ella lo entendiera. No era un adiós, era un hasta siempre. Pero no era capaz de mirarla en aquel momento. Tenía que desconectar.

Maldijo en su mente. Aquello no le gustaba, pero era lo que tenía que hacer. Si no sería imposible dejarla...

Evitando cualquier contacto visual se cruzó de brazos y apoyó las piernas al lado de ella en el asiento poniendo una sobre la otra.

-Y ahora, duérmete de una vez que tienes que estar agotada. - se sorprendió al encontrar un ligero tono de reproche en su voz.

En su interior Dämon se moría de risa. Realmente se estaba comportando como un crío. O eso... o tenía bastante envidia.

Qué estúpido era el corazón de los hombres.

Con los ojos entornados se dejó llevar por el traqueteo de las ruedas y los cascos de los caballos mientras se alejaban de aquella ciudad desolada. Al parecer una parte de el se quedaba allí... en las manos de una pequeña chica de melodioso acento húngaro y su abanico.

Y no se sentía en absoluto mal, pensó mientras sonreía para sus adentros.
Nada mal.

[cambio de escena]

Sus ojos se pusieron en el chico mientras le escuchaba hablar, algo de lo que decía le hacía pensar que algo no estaba bien, le hizo arquear las cejas con una mueca dubitativa, pero por alguna razón decidió que lo mejor era no decir nada, y como siempre se mantuvo en silencio.

Supuso que le explicarían como irían las cosas cuando estuviera mejor, o cuando pareciera dispuesta a guardar en su memoria todo lo que fueran a decirle, ahora se sentía cansada y por alguna razón distraída. Su ya conocida personalidad casi estoica le impedía seguir una línea de razonamiento empático que le ayudara a comprender porque parecía ser que sus conocimientos sobre las personas no eran lo suficientemente profundos para entender porque la gente hacía según qué cosas.

-Y ahora, duérmete de una vez que tienes que estar agotada.

-Estoy cansada. –Asintió la chica mientras sonreía apagadamente al sentir como se alejaban poco a poco del que había sido su hogar durante años, se hacía a la idea ya de las advertencias silenciosas del exorcista y por las cosas que había entrevisto, que no volvería a ver ese lugar, no a la destruida ciudad, si no a su familia, y los bosques que tanto adoraba. Su nueva vida estaría marcada por la inocencia y la muerte.

-Quizás sí debería seguir durmiendo. –Anunció por primera vez mostrándose algo incomoda ante la situación que le esperaría cuando volviera a abrir los ojos, imaginaba muchas cosas y todas ellas le hacían intuir que a partir de ahí ya no debería mostrar ni un ápice de debilidad -… Buenas noches, Sei. -Dijo, recostándose una vez más y dejando que sus párpados cayeran pesadamente, intentando relajarse de nuevo.

En eso se reducía todo, según le habían enseñado, aceptar las debilidades de uno, para con el tiempo hacerse más fuerte… y Jaylen supuso que ese, era su momento para demostrarlo.


[cambio de escena]

Revisando~

Jasdebi

Participación en la misión: 2 pts. (Podrías haber participado bastante más...realmente la misión ha sido conducida por dos de los exorcistas,quedando tus acciones relegadas a un segundo plano).
Concordancia y originalidad: 2 pts.
Interpretación: 3 pts.
Realismo: 3 pts.
Respeto de las normas ya establecidas: 3 pts.

Total: 13 pts.


Ryota

Ya esta muerto,para que vamos a evaluar .-. eso sí,te recomendaría te reconciliaras con los signos de puntuación (en algunos de los primeros posts me he ahogado literalmente ...U),y que mejores un poco tus descipciones,algo pobres en algunos posts...Con eso dicho,guardemos un minuto de silencio...


Sei

Originalidad: 3 pts. (Lo mismo os habéis pasado de creativos e eu).
Concordancia: 3 pts.
Interpretación: 3 pts.
Realismo: 3 pts.
Respeto de las normas ya establecidas: 3 pts.

Total: 15 pts.


Jaylen

Creatividad: 2 pts.
Concordandia: 2 pts.
Realismo: 2 pts.
Razonamiento: 2 pts.
Ortografía: 2 pts.

Total: 10 pts.


Cierro.