Misión en Albania. [Miranda Lotto y Joey Jordison.]

Aún tenía los ojos cerrados y no pensaba abrirlos en un tiempo pues estaba experimentando una extraña sensación, era el dolor combinado con satisfacción y tal vez un poco de emoción. Antes de poder darme cuenta comencé a moverme sobre el suelo, fue cuando noté que me estaba arrastrando con mucho esfuerzo hacia donde el joven Joey.
Este último se veía feliz por lo que fuera que estuviera pensando, no entendía como podría eso ser. De repente sus heridas comenzaron a sanar, era como si nunca se hubiera golpeado contra nada y nuestra fatiga también desapareció.

-¿Que ocurre? -pregunté un poco mareado.

Aún en el suelo volteé a ver a la mujer quien seguía con aquel platillo activado, luces de color verde salían de el. ¿Sería esto responsabilidad suya?.

-Hola Stefan, ¿estas bien?-dijo la chica preocupada-no sé si puedas ayudarme a llevar a Joey-san a un lugar donde puedan atenderlo, ya no me quedan muchas fuerzaz.-la mujer estaba sudando, pero si lograban poner a Joey fuera de peligro, Miranda podría descansar

-Eh... enseguida. -le respondi a la exorcista.

Con las fuerzas recuperadas a causa de la castaña y su habilidad me senté cerca de Joey para poder tomarlo de ambos brazos y cruzarlos alrededor de mi cuello subiéndolo a mi espalda de un jalón, mis piernas se tambalearon y casi caemos ambos al suelo de nuevo cuando lo levanté, pues aun que el no era pesado, yo tampoco era fuerte. Me dio algo de vergüenza ver las caras de ambos.

-"Ngh... pesa, pesa"-repetí a mis adentros esperando no dejarlo caer.

El pobre estaba muy demacrado y no parecía cambiar su estado, en Sarandë no había doctores pues todos habían abandonado la ciudad en busca de nuevas oportunidades, ausentes en un pueblo en decadencia. Cada vez que alguien enfermaba se intentaba curar con remedios caseros, conseguir medios para transportarlo a tiempo hacia Delvinë, o simplemente dejarlo morir. Afortunadamente Joey no estaba tan grave y la habilidad de la mujer nos ayudaba mucho para ganar tiempo. Seguía con millones de preguntas en la cabeza sobre la dichosa "Inocencia", mas este no era el momento.

-Podremos llevarlo a la estación del tren, señorita. - Ciertamente estaba preocupado por ambos, pero mas preocupado aún por todo el escándalo que habíamos hecho esa noche, tendría que dejar la ciudad lo antes posible hacia donde fuera que me llevaran ellos dos. Tenía dado por hecho que si me encontraba con Alexander, toda el coraje que reuní para dejar mi casa se desvanecería y correría hacia él suplicando perdón.

Ya era pasado media noche y no tardaba en amanecer, era seguro que no pasarían trenes hasta en la mañana pero era en aquel entonces el mejor lugar para reposar.

El intento de Joey por levantarse preocupó a Miranda, pero gracias a Stefan lograrían salir de ahí en seguida.El chico parecía tener dificultades al cargar con Joy, pero Miranda sólo podía aguantar, si ella intentaba llevar a Joey, ni si quiera avanzarían dos pasos antes de que la mujer se cayera. Miranda comprendió una parte del porque Stefan quería llevarlos a la estación y asintió con la cabeza.
Llegaron a la estación, no había ningún tren, lo que sí pudo encontrar fue una caja con un botiquín de emergencias, rápidamente ayudó a Stefan a poner a Joy sobre una banca, puso su cabeza sobre sus piernas y comenzó a vendarle la cabeza, teniendo cuidado de no lastimarlo. El camino hacia la orden no sería tan largo y ahora no había peleas de por medio, así que sus poderes los llevarían a salvo, ya en la Orden, se encargarían de lo demás.
-Stefan...lo siento...pero, podrías mantenerme despierta con alguna charla , si me duermo, mi inocencia se desactivaría y estaríamos en problemas-.
La mujer vio como el sol empezaba ya a levantarse, el tren ya no tardaría mucho.

Antes de que cualquiera de los dos hablara estaba soñando despierto y tan ocupado pensando que siquiera me quería sentar, tenía la mirada fija en ellos mas no los estaba enfocando en absoluto.
-"Mi hermano salió de noche, ¿a donde habrá ido?. Ahora que recuerdo, mi papá no tiene ni idea de que me fuí, se armará un gran lío y peor de todo, va a culpar a Alexander por haberme dejado ir a "quien sabe donde", Claire y mamá estarán muy tristes. Además, ¿como les podre dar dinero si no voy a estar dibujando en las calles?" -con esto y mucho mas chocando dentro de mi mente y dejando estragos aún mas confusos solo podía escuchar murmullos por parte de la Exorcista.
Entonces algo se movió, la mano de Joey apuntó en mi dirección para sobresaltarme un poco y salir de aquel trance.

-¿Ahora entiendes... el por qué? -dijo débilmente mas en un tono decidido.

Ciertamente me daba vergüenza responder, no quería ser muy prepotente, había aún cosas que no comprendía.

-Claro.... -Asentí con la cabeza. Al recordar todo lo ocurrido haya atrás ya no estaba permitido decir mentiras y aun que lo hiciera, se darían cuenta. Había oído historias de mi padre sobre ataques de monstruos extraños a ciudades con efectos paranormales, mas nunca sabíamos que era lo que pasaba después. Bien... ahora se que los exorcistas daban final a aquellos acontecimientos, y claro, todos se lo agradecían.
-Claro, claro. - aquella voz inconfundible de nuevo. Honestamente no quería voltear. -Niño, te estoy hablando, ¿qué haces fuera de casa? -preguntó algo molesto, como si no conociera la respuesta.
-Hermano, yo... -me volteé tranquilamente esperando no quebrar mi expresión al chocar contra la suya.

Justo al voltear un puñetazo en la mejilla me hizo reaccionar por completo, me arrojó lejos y dejó tirado en el suelo preguntándome aún que había sucedido.

-Olvidaste tus cosas. -ahi estaba mi hermano conteniendo su rabia. Arrojó mis par de maletas y el estuche de mi contrabajo cerca de donde yo estaba, aún, con una expresión de incertidumbre y sin siquiera sobar mi herida sangrante.

La exorcista notó como Joey comenzaba a recuperarse y dejó que se levantara, parecía bastante serio en ese momento, ella no lo interrumpió.
Fue un momento después que apareció su hermano y le propino un duro golpe, si ella había pedido que la mantuvieran depierta, esta si que era una buena forma. Sin embargo no iba a meterse a discutir, eso ya era cosa de los hermanos, defenderlo sólo traería problemas, por lo que permaneció en silencio, el ruido de un tren se podía escuchar a lo lejos.

Yo seguía en el suelo con la mirada hacia ningún lado tratando de reaccionar de aquel golpe, el nunca me había golpeado, no tan fuerte, siempre eran palmadas en el hombro o coscorrones leves. Sentía que todo lo había estado haciendo mal, en algún momento me había convencido de que dejar la casa para protegerlos estaba bien, ahora ya no tanto...

-Estoy... bien. -o por lo menos físicamente hablando. Con la mano sobre mi mejilla que aún ardía me volteé desde le suelo para ver a el joven Joey, el pobre lucía aún muy demacrado y aún así se había levantado a ver como me encontraba.

El sol ya estaba saliendo y un par de personas comenzaban con sus actividades en la ciudad.

-Oye, tu. -habló mi hermano- No te metas. -desde ahí caminó hacia donde yo estaba y me extendió la mano para levantarme.
-Hermano, el solo quiere...
-...Protegerte, pero ese es mi trabajo. ¿Entiendes? -asentí con la cabeza, parecía estar poniendo mucho esfuerzo en cada una de las palabras que salían de su boca, es raro de mi hermano el que hable enserio frente a gente que no sea de la familia.- Papá me va a regañar, pero estoy casi seguro de que tu si quieres irte con este par de sujetos, bueno, ya eres mayor de edad y puedes hacer lo que quieras.
-Yo solo quiero...
-Solo asegúrate de visitarnos de vez en cuando, ¿de acuerdo?-y me sonrió como si nada hubiera ocurrido.

Eso quería decir que estaba de acuerdo, ¿cierto?. Justo algo así entendí.

-De acuerdo. -por fin pude comprender lo que ocurría, con una sonrisa en el rostro abracé a mi hermano quien me correspondió un poco, el si me iba a dejar irme y estaba de acuerdo conmigo.

Justo al mismo tiempo el tren se asomó por la lejanía, estaba a punto de llegar. Con un poco de esfuerzo tomé mis dos maletas y pude alzar el estuche de mi contrabajo.
Volteé a ver a ambos exorcistas esperando por su respuesta después de aquella escena.

Miranda se alivio que nada pasar a más, antes de irse se despidió del hermano de Stefan con una reverencia, se acercó a Joey y ofreció su hombro como apoyo.
-Umm...¿vamos?-le preguntó a Stefan con una sonrisa, y entró al tren para buscar un lugar cerca de la ventana, la enfermera tendría que arrastrarla en cuanto todo terminara.

(OFF: nyaaaaaaaaa fue divertido reclutarte Stefan, y gracias Joey por no desesperarte de mi jojojojojo)

-Stefan... vamos.

El tren... nunca antes había subido a uno y ahora lo haría para despedirme de mi familia, me volteé a ver a mi hermano que asintió con el rostro mas calmado y viendo más seguro a ambos exorcistas, le correspondí a la sonrisa y tomé mis dos maletas para subirlas al tren, mi hermano me ayudó a meter el estuche del contrabajo pues siempre se me había hecho pesado y me despidió agitando la mano pues en cuanto subí el tren comenzó a andar.
No recuerdo nunca antes haberme sentido más triste, ver a mi hermano alejarse... no, era yo quien me estaba alejando, lo observé despedirse hasta perderle de vista. Mi hermano había quedado atrás y los exorcistas estaban esperando dentro de uno de los vagones del tren.
Fue entonces cuando pude por fin ponerme a llorar, ahí parado frente a la puerta del tren me encogí en mi mismo tratando de no hacer mucho ruido. Era mucho lo que había dejado atrás, es mas, todo lo había dejado atrás así que lo que me esperaba debería ser suficiente por lo menos para distraer mi mente de todo aquello.

-¿...Qué sigue ahora? -pregunté mientras llegaba a donde ambos Exorcistas y me sentaba en el asiento frente a ambos.