Misión en Albania. [Miranda Lotto y Joey Jordison.]

-¡Stefan! -alguien gritó mi nombre y con los ojos algo llorosos volteé para ver quien había sido, el mismo hombre con el arco estaba ahí, fue increíble el alivio que sentí en aquel momento, tal vez demasiado pues en mi apuro por correr hacia donde ellos dos tropecé con mis propios pies y caí de cara al suelo.

No había podido siquiera sobar mi golpe cuando aquella cosa que me perseguía desvió de nuevo su rumbo hacia mi listo para disparar, cerré los ojos esperando lo peor, deseando poder hacer algo.

-"Muévete, vuela, activate, haz algo." -gritaba en mi mente hablando solo hacia mi pañuelo.

Pasaron algunos segundos que me parecieron horas y seguía escuchando disparos mas nada me había ocurrido. Cuando los abrí de nuevo me di cuenta que mi pañuelo estaba sobre mi totalmente extendido y con una cola llena de luces resplandecientes, luces de colores claros, era algo que simplemente no iba bien con aquella situación, el pañuelo de uno u otro modo respondían al movimiento de mi brazos, estaba haciendo lo que yo quería que hiciera y fue asombroso. Por un momento me sentí feliz mas cuando creí que todo iba mejor el improvisado escudo que formó la cola comenzaba a flaquear, lo suficiente para terminar conmigo. En aquel instante el monstruo fue atravesado por dos flechas del hombre detrás de mi, estas no lo mataron pero si lo sacaron de si.

-...esto no puede ser... -dejé salir el aire que había estado conteniendo, no me había dado cuenta que no había estado respirando.

Me tiré al suelo sin querer ver nada. De nuevo había estado al borde de la muerte y de nuevo ellos dos me habían salvado. Mas esto no había acabado, a diferencia de los otros que nos atacaron antes, este parecía ser una especie avanzada.

Miranda corría detrás de Joey, sus piernas no eran tan rápidas, pero justo en el instante en que el chico se encontraba tirado en el suelo, Miranda temió lo peor, se incó rápidamente y activó su inocencia, la cúpula de relojes apareció a su alredeor para protegerlos de cualquier ataque y las pequeñas heridas de la caida que tenía Stefan sanaron al instante. La exorcista tomó a Stefan en brazos.-¡Stefan-san! ¿respóndeme, te encuentras bien?-decía la chica mientras lo sostenía

- Hermano... -

Después de lo ocurrido, después de haberme dejado caer al suelo para no saber nada sobre lo que iba a pasar comencé a perder la consciencia, no se si por el golpe que me di al caer o por la impresión de ser atacado por aquel monstruo. Parecía entonces estar en un sueño tranquilo y pacifico, me sentia muy bien conmigo mismo, mi cuerpo estaba ligero y cálido, hasta cierto punto esperaba no estar sintiendo lo que era morir por que quedaban aun muchas cosas que había dejado inconclusas. Sin embargo, en medio de todo eso podía oír disparos y a lo lejos la voz de una mujer que me llamaba.

- Hermano, hermano...- comencé a susurrar mientras comenzaba a visualizar lo que ocurria a mi alrededor. Una mujer me tenia entre sus brazos y movia levemente para que reaccionara. Todo estaba borroso pero podía reconocer aquel uniforme donde fuera.
-¡Stefan-san! ¿respóndeme, te encuentras bien?- ella me seguía moviendo, su voz sonada preocupada, ¿Estaría preocupada por mi?. ¿Por que, si no había hecho nada?
-Señorita...- por fin pude volver completamente en si y me senté a lado de ella aun sobando mi cabeza y tratando de enfocar mi vista. Estaba en lo que parecía el interior de una cúpula, las paredes tenían relojes y un brillo salia desde un platillo en la muñeca de la castaña. Afuera, estoy casi seguro se seguía librando una batalla, aquel otro hombre seguro estaba haya tratando de salvarnos como siempre -¿Que ocurre, por que no han acabado con "eso"?-

Me estaba temiendo lo peor, aquel monstruo parecía una versión mas fuerte de lo que habían destruido algo, si era así, el iba a necesitar mi ayuda.

El alivio que le produjo ver a Stefan reaccionar hizo que la exorcista diera un respiro, por lo menos su presencia había servido para algo.
-No es tan fácil derrotar a un akuma de ese nivel, son más evolucionados y creo que Joey puede que tenga problemas con el, si tan sólo...si tan...T^T-la mujer ya no pudo seguir, el sólo pensar en su compañero peleando sin ayuda de nadie le entristecía, y todo por no tener un pode mejor. La mujer hizo desaparecer la cúpula, en su lugar un reloj gigante apareció sobre su cabeza, ahora cualquier daño que sufrieran desaparecería, aunque sólo fuera mientras mantenía activada su inocencia.

Con la cúpula fuera y unos extraños relojes alrededor de nosotros pude por fin ver claramente lo que pasaba fuera, el monstruo aquel por fin había dejado de dispararnos pero esta vez estaba apuntándole a Joey quien no podía hacer mas que retroceder, los destellantes bombardeos se le acercaban mas y más. Yo sabía que el hombre era fuerte pero ya le había disparado al monstruo varias veces dejando daños nada mortales, por su fuera poco su arma era un arco, los arcos son prácticamente inútiles cuando tienes al enemigo frente a ti, enserio, era seguro que tenía que hacer algo.

-Gracias por la ayuda, ahora me toca a mi, ¿cierto?. -me levanté por fin del suelo para alejarme de la castaña, ahí parado y observando como el monstruo atacaba al joven espere un poco para que mi pañuelo de alguna forma reaccionara. -Activate, vamos, vamos.

Deseé en ese entonces con la misma intensidad que aquella vez en la que el monstruo me iba a atacar, mi pañuelo respondió casi al instante y tal cometa se elevó en el aire creando un resplandor en las penumbras de aquella turbulenta noche, la cola de colores cambiantes se desplegó desde uno de los extremos y una especie de hilo muy fino se enredó en cada uno de los dedos de mi mano derecha causándome unos extraños cosquilleos. Corrí lejos desde donde estaba la mujer hasta aquel hombre... ahora si necesitaría decir su nombre, si tan solo lo recordara...
"Joey" así le habia dicho la castaña antes en la ciudad.

-"Las flechas no son muy fuertes, pero si le diera con una de ellas con gran potencia y desde cerca..." -tenía que comentárselo pero no encontraba oportunidad de reunirme con el pues aquella cosa se interponía en medio.

-¡Joey! -grite, mi voz salio extraña pues hace tiempo no decía nada y tampoco pensaba en hacerlo antes. - ¡Hazte a un lado! -con mi cometa estaba listo para golpear a esa cosa fuera lo que fuera, si bien no podía hacerle mucho daño planeaba por lo menos distraer su atención para que Joey le disparara.

El chico reaccionó muy rápido, a comparación de los reflejos de Miranda que eran más lentos. La exorcista corrió tras el después de pararse del suelo intentando no caerse, si necesitaban de ella era mejor estar cerca si pasaba algo.

-Las flechas no son muy fuertes, pero si le diera con una de ellas con gran potencia y desde cerca, digo, suba a su cabeza o algo... -vaya... las palabras salieron de mi justo como las había pensado. Directo, sin titubeos, sin dudas, esperaba realmente no haberlo ofendido con mi pésimos modales al referirme a alguien que merecía un poco más de respeto.

Mi mirada se quedó en blanco esperando cualquier regaño... El joven Joey parecía, sin embargo, muy confiado con lo que había dicho, es como si me estubiera esperando. No se si para bien o para mal, debería de confiar en él.

-Voy a entretenerlo y ver si puedo hacer algo con la cola de esta cosa -señalé mi pañuelo mientras salía corriendo de nuevo hacia el monstruo que volvía a enfocarse después de nuestro movimiento.

Como he dicho antes, no soy buen corredor y antes de poder frenar y mover mi cometa aquella cosa me soltó un golpe con su brazo, un golpe tan fuerte que me levantó del suelo y lanzó en un camino largo hacia el suelo, recorrí unos cuantos metros arrastrando la cara con el pasto hasta quedar estampado contra un árbol, fue tan repentino que no pude sentir el dolor del impacto hasta segundos después.

-Nhg... -no estuve ni unos segundos dañado cuando un aura hizo desaparecer mis heridas.

-¡Stefan!-gritó la chica que de inmediato corrió a su lado, cosa que atrajo la atención del akuma. La chica se dio cuenta, pero no dejó que el miedo se apoderara de ella, o mejor dicho, si tenía bastante miedo, pero lo concentró en correr más rápido, la adrenalina estaba al máximo. Llegó barriéndose y cubriendo a Stefan, antes de que el akuma pudiera golpearlos, la cúpula apareció y el akuma no les pudo dañar.
-Stefan, si puedes seguir, sal de aquí con un ataque sorpresivo...lo siento mucho es lo único que se me ocurre en éste momento-.

Justo en cuanto reaccioné de aquel golpe me di cuenta que mis heridas no estaban, no sabía como era pero de seguro fue por la habilidad de la mujer.

-Voy a salir de nuevo -le sonreí para que no se preocupara e hice lo más estúpido que había hecho en el día, salí corriendo sin importarme done estaría el monstruo o el joven Joey.

No era un escena muy placentera. Ambos estaban mal heridos, Joey en el piso sangrando demasiado y el monstruo se tambaleaba por ahí en sus últimos pasos con una flecha medio enterrada en la frente, alguna especie de luces verdes se expandían por un cuerpo como si fuera a morir en poco tiempo, más en sus últimos momentos estaba determinado a darle muerte al exorcista, se acercaba tambaleante hacia Joey por eso hizo le que creí adecuado, corrí hacia donde el siniestro títere y salté a su espalda para desorientarlo. Elevé mi cometa y luego jalé el hilo para que impactara hacia aquella cosa, dio en el blanco y enterró aún más la flecha que Joey había puesto en su frente.

-¡Asqueroso niño! -fue lo último que alcanzó a decir antes de que ambos cayéramos al suelo de golpe para luego convertirse en cenizas que se desvanecieron facilmente con el mismo viento que movía el cometa.

Me quedé ahí en el suelo preguntándome sobre el estado de ambos Exorcistas, les debía la vida, habían arriesgado mucho por mi. Incliné la cabeza para voltear a ver a Joey y sonreír al notar que su herida no era mortal.
Luego de eso solo quería dormir.

Miranda quitó su cúpula de relojes y de nuevo activó su inocencia de manera que el reloj gigante apareció sobre su cabeza. Las heridas y todo el cansancio físico que Joey y Stefan pudieran sentir o tener se desvanecería, al menos hasta que llegaran a un lugar donde pudieran atenderlos.
La chica corrió con lágrimas en los ojos hasta donde estaba Stefan y lo llevó junto con Joey.
-¿Están bien?, ¿les duele algo?...los siento...la habilidad de mi inocencia no es permanente, pero hasta que lleguemos a un lugar seguro puedo aguantar-.