Reclutamiento inesperado

Cuando llegamos a la posada, sentí como la tormenta descargaba toda su furia en el exterior. Suspiré aliviada por no estar fuera aunque otra parte de mi deseaba aquel agua helada.

Cuando nos dieron la habitación y entramos, Azura se tumbó en la cama sin pensarlo pero yo me tomé mi tiempo. Observé por la ventana el plomizo cielo y juntando un momento las manos, recé por las monjas del orfanato y por mi hermano. Realmente no creía en dios, pero me guiaba la fuerza de la costumbre.

Cuando terminé la breve plegaria, cerré los ojso relajada y pro un instante decidí no pensar en absolutamente nada de lo que había pasado hasta el día siguiente.

Me metí en cama sin desvestirme, tan solo me quité la capa y cerré los ojos acurrucada mirando hacia la ventana.

-Buenas noches señorita Azura....-y mientras decía su nombre me quedé dormida.

-Buenas noches......-exclamo en un cansado y casi inaudible susurró para enseguida caer dormida, en pocas horas anochecio, el sonido de la lluvia que habia en las afueras era relajante a pesar de que apenas lo sentia por el cansancio, la noche avanzaba y a la mitad de esta Azura desperto.

-eh?.....-dijo de manera peresoza y abrió los ojos, volteó su cuerpo, haciendo una mueca de dolor por los golpes que ahora le dolian más, despues de quitar esa expresión, volteo y movio la mirada en los alrededores de la habitación- ¿que hora es?- se dijo para sí en voz baja, sabiendo que Nine dormia a su lado y no queria despertarla. El sonido de la lluvia ahora era más notorio, parecia una regadera.

Se levanto despacio y fue hasta la ventana, movio la cortina y noto la oscuridad que habia, era de noche, no se habia dado cuenta del horario por su agotamiento y por la batalla, suspiró y se estiro, aun tenia tiempo para dormir pero prefirio tratar sus heridas primero, mañana seguramente saldrian más akumas y se armaria un gran lio.

Camino nuevamente a la cama y encendio la tenue luz, de una maleta saco unas bendas y otros articulos de curación, bendo su cabeza y sus brazos de manera rapida y con cierta presión para que no le molestaran- es el colmo.....siempre termino como momia- dijo en un susurro mientras cerraba la caja y la devolvia a la maletapara guardarla.

Volvio a recostarse a mirar el techo, el sueño habia desaparecido solo esperaba a que amaneciera.

Tuve alguna que otra pesadilla pero al final, recordando la nieve, conseguí dormir bien, sintiendo un calorcito en la nuca donde llevaba el colgante.

Cuando abrí los ojos me di cuenta de que Azura ya estaba levantada.

Me incorporé en la cama frotándome los ojos aún con sueño y la miré pestañeando.

La realidad del día anterior me golpeó de pronto.

Me levanté y me aparté con desconfianza todo lo que pude de la mujer, pero luego recordé como me había protegido y me relaje. Aun así quería respuestas pronto.

Alzando la vista clavé mis penetrantes ojos rojos en los de la mujer y esperé que comenzara a hablar ella.

Llevo su mano delante de su rostro, esta se encontraba bendada, giro su rostro hacia la chica que finalmente habia despertado, le sonrio y finalmente le hablo- Lo siento, ¿te desperte?- pregunto mientras se sentaba en la cama y llevaba sus pies al suelo sin levantarse.

Se rasco un poco la cabeza y dirigio su mirada a la ventana. El alba comenzaba a hacerse presente a traves de ella, los rayos del sol, atacaban el cuarto con gran esplendor, era algo molesto debido a que su mirada se encontraba acostumbrada a la sombra por lo que se vio obligada a cerrar uno de sus ojos.

-buenos dias- finalizo volviendo la mirada a ella y mantenienco aquella sonrisa calida en su rostro que era tan caracteristica en la joven exorcista.

[off: perdon la demora T.T y por el post corto]

[off: nee, sensei no te disculpes ^^ no pasa nada]

La miré aún desconfiando pero su sonrisa me soprendió tanto que bajé la guardia y se la devolví timidamente.

-No me ha despertado señorita, no se preocupe. Espero que se encuentre bien- me sentía preocupada por las heridas que le había hecho la extraña chica del dñia anterior.- Tan solo... tan solo quiero saber porqué me ha pasado todo esto a mi. Ya no voy a poder volver a mi hogar...verdad?- sabía de sobra la respuesta.

Me sentía inexplicablemente triste y me quedé observando la lluvia por la ventana.

Azura miro a la joven que tenia en frente, esta se veia confundida, triste, eso le hizo suspirar levemente, escucho sus palabras y estas le hicieron quitar su sonrisa y bajar levemente la mirada, ¿como le responderia a esa pregunta?, era dificil pero debia de serle franca.

Aquella pausa, el silencio, solo dilataba que saliera la dificil respuesta de sus labios, por lo que cerro sus ojos y suspiro profundamente. Segundos después sus ojos volvieron a abrirse y llevo sus azuladas orbes a los rojizos de ella- Lo siento, pero no podras regresar a tu hogar....las cosas en tu vida cambiaran redicalmente- dijo para comenzar, ahora tenia la obligación de explicarle todo lo relacionado con la inocencia y la orden.

-Mira.....lo que sucedio el dia de ayer osea el poder que sacaste ayer, proviene de una sustancia llamada inocencia, es el poder que pertenece a Dios y que solo unas pocas personas son merecedoras de portar. Este poder, tu eres una portadora de la inocencia, o sea.....una exorcista- dijo he hizo una pausa pequeña para continuar- los exorcistas nos encargamos de librar una batalla, para salvar a la humanidad del Conde del Milenio, de los akumas y de los Noah, como la chica que nos atacó, Anastacia pertenece a esa familia- termino para ponerse de pie con algo de pesar.

El sol habia salido finalmente, el reloj marcaba las 7:00 am de la mañana, el movimiento en las calles era nulo, por lo que Azura prefirio marchar desde ya no sin antes escuchar la respuesta de Nine respecto a lo que le habia contado.

Y qué se suponía que debía hacer yo con todo aquello? A pesar de vivir en un convento jamás me había planteado seriamente la existencia de Dios, pero...realmente podía ser cierto.

Tenía la prueba delante. Los akuma con los que había luchado sin ir más lejos y todas aquellas cosas extrañas que me sucedían y la mujer que la había ido a buscar con su extraña guadaña... Porque me daba cuenat de sobra de que todo aquello no era normal, y mi collar tenía algo...

Quizás por eso las monjas nunca habían permitido que nadie me adoptase....acaso yo podía resultar peligrosa? Aquello me asustó. No quería dañar a nadie inocente por el mero hecho de no poder controlarme.

Miré a la mujer con decisión. Me sacrificaría. A fin de cuentas, si realmente existía un Dios, significaba que tenía algún plan para mi, si no la inocencia no estaría conmigo. no?

Erguí la barbilla y de pronto el peso de mi decisión me hizo dudar. Con una sonrisa vacilante miré a la general.

-Dígame qué tengo que hacer y lo haré.

La exorcista miro a la joven y escucho su decisión, realmente no estaba claro si es que Nine estaba segura, su sonrisa era vacilante lo cual la hizo dudar un poco- esta bien.....aceptare tu decisión y te guiare en lo que debas hacer, realmente esto de ser exorcista tiene una parte bastante buena, la cual es.....que no estaras sola, siempre estaremos para apoyarte y me encargare de entrenarte por lo que no debes temer- termino y se encamino a la puerta de la habitación finalmente para marcharse a investigar y asi poder instruir un poco más a Nine en lo que es su inocencia.

-bien vamonos ya- Agregó y abrio la puerta para cruzar el umbral y encaminarse a realizar la misión.

[off: disculpa la demora, es que la U me tiene muy ocupada y llena de trabajos jeje pero ahora si que no vuelve a pasar]

[off: no pasa nada, sé lo que es XD]

Miré como la general salía y con una sonrisa la seguí sin pensarmelo.

-Ora pro nobis...-no pude evitar susurrarlo antes de cerrar la puerta del cuarto.

Fuera hacía un poco de frío así que me puse la capucha de la capa. Aunque quizás lo hacia para no llamar la atención. No quería que aparecieran más akuma.

Las calles estaban repletas de vida, nada que ver con el desolador espectáculo del día anterior.

La gente charlaba animada sobre sus diferentes asuntos, y yo no pude evitar pensar que no deberían estar tan despreocupados. Esque ninguno se daba cuenta del peligro constante que los acehaba?

Sacudí la cabeza confusa y decidí que pensar mucho aquello me provocaría dolor y ninguna respuesta, así que me limité a avanzar entre la masa ignorante siguiendo a la general.

Finalmente habian salido al exterior, realmente hacia frio por lo que se abrigo bajo su chaqueta del uniforme para que no le congelara el viento helado, a diferencia del dia de ayer, la ciudad rebosaba de vida, risas y cuchicheos sobre los extraños sucesos y ataques del dia de ayer, eso no le dio ninguna buena espina, si el ataque de los akumas se hacia presente, habria muchas victimas.

-debemos acabar con esto pronto........es muy peligroso el echo de que haya tanta gente.......-miro al cielo en busca de aquellas asquerosas esferas del conde, pero por el momento no habian aparecido, eso era bueno en cierto aspecto.

La exorcista siguio avanzando pepro su alegria no duro mucho cuando vio a un nivel 1 acercandose en solitario, era una perfecta oportunidad para ayudar a Nine a usar su inocencia, miro a las demás personas y dió un grito- todos los que no quieran morir.....¡larguense de aqui y ocultense!- la gente la tomo como loca, sin embargo al primer disparo huyeron despavoridos.

-muy bien...tenemos el camino libre.....-Azura miro a la chica- ahora quiero que destruyas a ese akuma, utilizando y controlando tu inocencia......escuchame con atención- dijo tranquilamente- debes de confiar en el poder que se te fue otorgado....no le temas, ten fe....-dijo mientras el akuma comenzaba a acercarse- la inocencia y yo estamos para ayudarte- agrego-

Contemplé a aquel mosntruo que se nos acercaba flotando y emitiendo un extraño sonido. Sus palabras me dieron fuerza.

Di dos pasos al frente, aún recordando los acontecimientos pasados, sabía que la general jamás haría algo que me pusiera en peligro. Y no me sentía débil, aunque seguramente era gracias a aquel reconfortante calorcillo que sentía en mi nuca.

Nada más verme el akuma me ecañonó para disparar. Mi pulso se ralentizó. Por alguna extraña razón estaba tranquila. La inocencia estaba en mi y no me abandonaría.

Junté las dos manos sobre mi pecho, mientras mi nuca comenzó a brillar y la temperatura descendió en todo mi cuerpo. Mi aliento se condensaba frente a mi. Clavé los ojos en aquel desgraciado ser, y esta vez sin miedo alguno.

Avancé manteniendo la conecntración, por si acaso la luz parecía escapárseme, pero seguia a mi lado, dentro de mi, recorriendo todo mi ser.

Me moví más rápido de lo que yo pensaba que podía hacerlo, y me sentí completa al hacerlo en sincronía con la inocencia. Parecáia saber que paso tenía que dar yo en cada momento, y no me dejaba tropezar ni que el akuma me alcanzara con sus mortíferas balas.

Me situé cerca de el, y realmente no sabía porqué lo hacía, pero coloqué una mano sobre el. El monstruo no se movíó, quizás ya estaba congelado...

Cerrando los ojos dejé que el hielo me sumiera en su fría compañía y el dolor desapareció de mis entumecidos brazos mientras congelaba a la criatura.

-Ahora ya puedes descansar...- le susurré mientras mantenía los ojos cerrados.

No los abrí hasta que el prísteno estallido resonó en mis oídos y mis pestañas quedaron bañadas por pedacitos minúsculos de cristales de hielo, que parecían el rocío de una mañana de invierno.

Sin saber por qué, no me salía una sonrisa. Y a la vez. mi corazón me decía que aquello era lo correcto.

Me acerqué lentamente a mi maestra. Gracias a ella había descubierto algo que jamás había siquiera imaginado poseer. Y le estaba muy agradecida.

Creo, que me sentía orgullosa de poder llegara ser exorcista.

Observo con detenimiento el desempeño de Nine, marcando una sonrisa en su rostro, parecia que podia controlar perfectamente la inocencia, no como la vez pasada que se salio de control, suspiro al ver como finalmente terminaba de derrotar al nivel 1 enviandolo a descanzar en paz y salvando su alma de aquel cruel destino.

-¡Bien echo Nine!- le dijo mientras la joven se le acercaba, su rostro denotaba orgullo y agradecimiento, Azura marco mas la sonrisa en su rostro, le agradaba el echo de que lo lograra.Puso su mano en su hombro y lo presiono levemente- felicitaciones, estoy orgullosa de ti- le comentó y miro al frente, delante de ellas, no a mucha distancia observo que se encontraba el hospital que se mencionaba en la misión, finalmente se pondria en marcha para resolver el asunto.

-ven, debemos entrar y comenzar a resolver este asunto- dijo y dentro de el los recibio una enfermera bastante joven, miro a la jovencita con normalidad, sin embargo a la exorcista le observo con un poco mas de detenimiento y cierto atisbo de desagrado.

-bienvenidas, en que puedo ayudarles- dijo de manera seca.

Recibí muy contenta las palabras de mi maestra y mi sonrisa se ensanchó un poco más. Por primera vez en su vida me sentía orgullosa de mí misma.

De pronto, Azura se giró hacia un hospital cercano y entró en el.

-Ven, debemos entrar y comenzar a resolver este asunto- le dijo.

La miré sin comprender demasiado a qué se refería pero supuse que tendría más cosas que hacer que estar conmigo, asíq ue me limité a seguirla.

Una vez entro del hospital, adopté una expresión más formal y... mas tensa. Me dio la sensación de que el lugar desprendía un aura de hostilidad casi palpable.

Mi mente me indicó que me mantuviese callada y observase.

Pudo sentir la mirada de desprecio en el acto, aquella mujer era muy mala para ocultar sus emociones, por lo que solo se limito a saludarla y a pedir que le dejaran conversar con el medico principal del hospital, con desagrado le mira y hace una sonrisa mal fingida- vengan por aqui, las llevare con el doctor principal Andrew que tambien es el administrador del lugar- dice y continua el camino por un pasillo.

-muchas gracias- responde con cierta ironia en su voz, haciendole un gesto a Nine para que vigile bien el lugar, sus alrededores y las acciones tanto de la mujer como del hombre que veran proximamente.

Las tres mujeres llegan a una oficina y la abre despues de tocar- Dr. Andrew tengo unas visitas que desean conversar con usted- dice la mujer con desanimo.

-dejalas pasar Elisa- muchas gracias ya puedes retirarte- dice sonriendo mientras les da la bienvenida a las exorcistas y les pide que se sienten, al momento en que salio la joven, el doctor adopto una actitud asustadiza preocupada. Miraba a todos lados y por ultimo se acerco a los rostros de las jovenes.

-gracias a Dios han llegado.....-dijo, palabras que sorprendieron a la exorcista.