¿ACM o exorcista? La secta oscura

Illya sintió una sensación individualista en ese momento, como si lo que estaba escuchando, lo que venía de la boca de Will, eran palabras dichas a alguien que no era ella, como si en realidad, su verdadera posición en esa escena fuese la del mero espectador completamente despegado de la escena, que solo se limita a mirar los acontecimientos y las consecuencias de ellos sin envolverse directamente. Alguien alterno, ¿sería posible?

Ésa era una decisión que le pertenecía enteramente al último de los Marto, que quizá ya había conseguido aclarar, y por suerte se balanceaba hacia su lado, pero que sin embargo, no tenía otro nombre ni aguardaba ningún espacio para nadie más.

Así que ella sencillamente sonrió a pesar de que sus ojos reflejaran un inmenso cansancio, mirándole todavía sentada, o mejor dicho desplomada en la pared, con una mano sobre su herida cerrada tan toscamente, y la otra sosteniendo una de las piezas de Albtraum, como si apenas las fuerzas que le quedaran eran las suficientes para mantener los ojos abiertos y su atención volcada completamente en Will.

Así era como necesitaba que resultara todo… recuerdo que me había preguntado qué sentiría si conseguía llegar a este momento.

¿Es así de raro?

No está mal, pero tampoco puedo decir que me siento completamente feliz.

No. Era mentira. En parte sí se sentía plena, aunque la razón fuera triste y lamentable. De todas formas había cumplido.

Elevó su mirada hacia el techo oscuro de aquel lugar que se perdía en la altura mientras las pupilas le brillaban tal vez por las lágrimas, o quizá de una forma imaginaria por el sentimiento que sentía en ese instante, sobrecogedor y cálido como un verdadero lamento.

Mira Armand, ha sucedido. No vinimos aquí en vano.

―No has perdido tu vida en vano, tal y como querías ―susurró en la oscuridad, con la mirada ensombrecida por los mechones en su frente, y la visión del camino de una única y solitaria lágrima deslizándose a lo largo de su mejilla, cuando a pesar de todo, sonreía.







Él era un verdadero cazador. No dejaría que sus presas se salieran de sus territorios, ni mucho menos de su visión. Si no fuera porque una parte de él estaba distorsionada de la realidad, podría afirmar que los olía cerca, como el depredador que persigue a su siguiente víctima, y que sabía que de una forma lamentable ellos lo estarían esperando.

El ruido de los escombros de la parte delantera del templo viniéndose abajo no le pasó desapercibido. Supo que eso podría retrasar a las aliadas que se aproximaban a su ubicación, pero no las detendría completamente.

Creo que al menos tienen inteligencia.

Ante ese pensamiento cerró los ojos, dejándose envolver por la oscuridad para volverse uno con ella. Era la mejor forma de percibirlo todo. Sus sentidos se agudizaban ante la ausencia de uno de ellos, repartiéndose la fuerza que ahora sobraba para así ascender un poco más… si. Escuchaba todo, lo olía todo, podía sentirlo todo.

¿Dónde están? ¿Hacia dónde apunta su escondrijo, pequeños exorcistas?

Por un momento le pareció sentirlos. Más adelante, detenidos, tomando un respiro. Esperándolo. No pudo evitar sonreír mientras se deslizaba por los pasillos de la forma más silenciosa posible. Iba descalzo, casi desnudo a no ser por la parte inferior que era cubierta por lo que quedaba de sus túnicas. Toda su inmensidad musculosa y prominente quedaba al descubierto sin pudor, pero de todas formas, las sombras, muy tímidas y pueriles, lo ocultaban. Era perfecto.

Primero a los miembros de la luz, después a los que pretenden rozar las sombras.

Se recordó que ese no sería la culminación de su trabajo, sino solamente el inicio.







Con la declaración de Will acerca de lo que sería de ahora en adelante su vida, las cosas entre ellos parecieron suavizarse al menos un poco. Illya lo percibió en el tono de voz de su ahora compañero de batalla, puesto que era más considerado y quizá amistoso. Lo pensó como haber superado una capa en la coraza que él mismo se había puesto a su alrededor. Sortear el odio y el rencor para encontrar aquel rincón que todavía tenía las esperanzas de creer y ver recompensada esa fe. Por alguna extraña razón, lo entendió completamente.

Con el estremecimiento repentino del templo, y el hecho de que había movimiento más atrás, en el lugar que antes habían abandonado ellos, Illya sintió que de nuevo el tiempo volvía a correr acelerado como en una carrera desbocada a contrarreloj, ¿por qué y para qué? La vida no podía quedarse quieta durante tantos instantes, por supuesto. Las vibraciones en los muros le produjeron una molestia más en su herida, provocándole una mueca que de todas formas estaba tan oscurecida por las sombras como lo demás.

Sin dejar de escuchar a Will lo notó acercarse, también consiguiendo con dificultad incorporarse, puesto que él también cargaba con sus propias heridas. Bajo sus palabras ella rememoró en milésimas de segundo todo lo que había pasado casi un mes atrás, en la mansión de la ahora extinta familia de aquel exorcista. Los últimos momentos habían sido los más confusos para ella, pero al menos los hechos los tenía claros, así que lo comprendía.

De todas formas no pudo evitar sorprenderse cuanto el otro le ofreció su mano para levantarse, si hasta incluso abrió los ojos perpleja y completamente extrañada, ¿tanta era la diferencia entre el Will odioso y el Will amable?

Ahora sé qué tan malo es ser enemigo de éste muchacho, pobres serán los siguientes.

Saliendo apenas un poco de su asombro parpadeando con solo algo de indecisión, se apresuró en tomar la mano que se le ofrecía para incorporarse con una lentitud aprehensiva que daba a mostrar cuán cuidadosa intentaba ser Illya con su propia herida. Si, estaba cerrada, pero no por eso podía confiarse.

―No nos queda de otra más que apostar a ese único número, nein? ―respondió con un pequeño jadeo por el esfuerzo. Necesitaba ahorrar las fuerzas para cuando llegara el momento… soportar un poco más. Luego se preocuparía de su condición, resultara como resultara―. Tú tampoco vayas a fallar, ni te arriesgues más de lo necesario, ¿por favor? ―sonrió de soslayo, quizá con la cara tan pálida como un fantasma―. Se supone que debo asegurarme de que estés en una sola pieza para cuando marchemos.

Con eso le dio un ligero apretón amistoso en la mano antes de soltarlo y buscar el equilibrio en ella misma. Se aseguró de tener a Albtraum en sus dos manos, activándolo desde el inicio para evitar sorpresas desagradables.

―Gehen wir, mein geschätzt… Albtraum. ―le susurró a su arma inseparable, con la mirada reluciente de un cariño insólito, puesto que solo se lo dedicaba en ese instante a su Inocencia―. Dragón/Fúnebre.

Mientras el cambio sucedía en ambos rifles, encogiéndose y mejorando internamente la cámara donde se recreaban las violentas y peligrosas Lacrime, así como el físico hasta adoptar uno más siniestro, escuchó los pasos de alguien más acercándose. En realidad no como ecos certeramente, sino de una forma tan pero tan ligera, que si no fuera porque confiaba en su propia audición, podría haber pensado que se trataba de su imaginación.

No podía jugar a suponer.

―Viene Will, prepárate.

Elaine se mantuvo cerca de Coralie, en cuclillas cubriéndose al completo con su sombrilla la cual brilla y soltaba chispas cada vez que destrozaba un trozo de cascote de lo que fuera intentaba golpearles. A la aliada no le gustaba dárselas de súper poderosa, conocía sus debilidades por eso supo que no podía hacer, se limitó a protegerse y dejó el resto de trabajo a Derain, Beta y Coralie.

-Nana vendría tan bien en un momento como este, lamento haberle dicho que se fuera –murmuró con aire ausente, estúpidamente animado como si no fuera del todo consciente de lo que ocurría a su alrededor.
Sus ojos estaban clavados en las estacas grana que había esparcidas por toda la zona donde se encontraban. La risa que dejó escapar solo era una pequeña prueba de lo retorcida que se encontraba su mente ahora. Intentó ahogar sus carcajadas cuando todo quedo en un superfluo silencio, siempre interrumpido por el movimiento de los akuma que se iban acercando a la zona, para cerciorarse de que hubieran muerto.

-Esperaremos un poco más, en cuanto los tengamos cerca los destruiremos –Elaine no pudo estar más de acuerdo con aquella afirmación, aunque dudaba que su idea fuera exactamente igual que la de su compañera. Al fin y al cabo Coralie seguía una línea de pensamiento lógico y racional, mientras que Elaine se guiaba por una ley que muchos creían absurda y por así decirlo: suicida.

No cerró la sombrilla, porque supo que debería protegerse para cuando quedaran al descubierto y luego de hacer una seña a Derain para que se agazapara lo más que su inmenso cuerpo de akuma le permitía, la aliada se quedó inmóvil, escuchando.

Aprovechó ese corto periodo de espera para pensar, su sonrisa aún ensangrentada desapareció y por un instante su expresión para aquel que podría haberla visto era espantosamente seria para tratarse de alguien cómo Elaine. Recordó las palabras de Coralie, su agradecimiento por estar junto a ella, de algún modo aquello le hizo sentirse culpable. Tenía sus propios motivos ilógicos y egoístas por haber querido estar allí y que al poder malinterpretarse prefería no compartirlos.

- No me apetece que se salga con la suya –y en realidad tampoco le apetecía que aquel aliado del Conde fuera diciendo según qué cosas de ella por ahí. Dios debía odiarla mucho.

Un leve sonido cerca de su cabeza le sacó de sus pensamientos, y ahogó un grito asqueado cuando las piedras por las que estaban cubiertas (parcialmente) amenazaron con desprenderse, estaba claro que al haber quedado un espacio hueco no resistirían el peso de lo que estuviera sobre ellas.

Se movió de la manera más sigilosa que su cuerpo entumecido le permitía hasta que logró encontrar un pequeño punto de luz en la dirección precisa que estaba buscando y asintió distraídamente, moviendo su sombrilla hasta que la punta de esta cubrió el agujero y por ende asomara entre las piedras.

-No me gustan los lugares cerrados Coralie. Prepárate habrá mucho ruido dentro de nada –anunció antes de dejar que de la materia oscura saliera tres potentes rayos en dirección a esas preciosas estacas de color granate que habían sobrevivido del diluvio de cosas lanzadas por los akuma, y tal como había dicho Elaine, cuando su materia oscura entró en contacto con ellas comenzaron a explotar expandiendo su rango de destrucción hasta abarcar prácticamente toda la zona en la que se encontraban.

Cómo había dicho, estaban haciendo mucho ruido.

Poco a poco los pasos resonaban con mas intensidad, fuertes, seguros, cercanos, y sobretodo decididos. El líder religioso se acercaba, directamente hacia donde nos encontrábamos, como si su visión pudiera atravesar las paredes y de esa forma localizarnos en el laberinto de piedra. Pronto estaría enfrente y seria el momento en el que se llevaría acabo el ultimo enfrentamientos entre los tres.

Mi contestación a las palabras de la exorcista y la que muy a partir de ahora seria mi compañera, fue una simple sonrisa cargada de confianza. Sabia que aquel sujeto era fuerte, mas fuerte que los dos, pero no por eso iba a bajar los brazos, lo único que debía de hacer es encontrar su punto débil, si es que lo tenia.

Me aleje varios pasos de la pared y por lo tanto de donde se encontraba la pistolera, dejando el brazo izquierdo caído, muerto ante el dolor que me producía la rotura de alguno de sus huesos, mientras que doblaba levemente el derecho justo delante de mi, dejando la daga que aun portaba, a la altura de la cara. Esperando, esperando impacientemente a que la montaña de musculos hiciera su aparición, la cual no se hizo derogar.

-Ambos tienen un aspecto lamentable- una carcajada salió desde lo mas profundo de su ser, -no me puedo creer que a pesar de todo os queden ganas de seguir peleando, ¿No seria mas practico aceptar la muerte que tanto os llama?-

El tono de sus palabras era confiado, al igual que la relajación de su cuerpo cuando hubo llegado a un par de metros de donde me encontraba. Aaliyah se encontraba jugueteando aun con la daga que le había lanzado unas horas atrás, pasándosela de mano en mano, mientras tarareaba una canción que me era desconocida.

De pronto una nueva explosión surgió desde el exterior, la cual reflejaba la feroz pelea que estarían librando ambas aliadas contra los akumas del que hasta ese dia fue su compañero de armas. Aaliyah contaba con que sus akumas las eliminaran, o al menos frenaran el avance de las aliadas, dando le tiempo necesario para acabar con la vida de los dos poseedores de inocencia que se encontraban ante sus narices.

-Vaya, parece que no tengo mucho tiempo para divertirme con vosotros y esta claro que no abrazareis la oscuridad que os puedo ofrecer-

-¿Te refieres a pasar el resto de nuestras vidas siendo tus marionetas? Ehhh no gracias ya he estado mucho tiempo con ese estilo de vida y no es que me haya gustado- en ese instante lo comprendi, -su ego- cualquier enemigo habría atacado nada mas vernos, sin embargo el había preferido permanecer allí parado, hablando como si nos acabásemos de conocer. Debia distraerlo el tiempo necesario para que nuestro plan tuviera éxito.

-Si esa bella dama no ha podido derrotarme ¿Qué te hace pensar que tendras mas opciones?- su comportamiento no había variado, seguía inmóvil, como si estuviera esperando a que nosotros diéramos el primer paso.

-¿Eso no quiere decir que no pueda intentarlo, verdad?-

Rapidamente di un salto hacia el aliado, lanzándole un corte directamente hacia su pecho, sin embargo y tal como esperaba logro esquivarlo haciéndose hacia un lado, el izquierdo en este caso. Fue entonces cuando me disponía a lanzar un nuevo corte antes siquiera de tocar el suelo, sin embargo el aliado me asesto un fuerte rodillazo directamente a la boca del estomago. El impacto me ocasiono tal dolor que la daga se me escapo de entre las manos al mismo tiempo que un par de hilos de saliva salieran volando desde mi boca hasta el frio y polvoriento suelo. A pesar del rodillazo, la replica por parte de Aaliyah no había terminado, unicamente era el principio de una sucesión de golpes.

Sin apenas tiempo para que desapareciese el dolor, una punzada en la espalda me hizo soltar un grito ahogado, levantando la cabeza por el impacto recibido. Mis pies no tocaban el suelo, me encontraba apoyando el estomago aun en la extremidad inferior del aliado cuando este clavo la daga que poseía en mi espalda, justo en la clavicula izquierda para ser mas exactos, para después agarrar con fuerza mi cara con su diestra, y tras hacer un medio giro, lanzarme contra una de las paredes.

Todo fue tan rápido que no había tenido tiempo de asimilar cada uno de los impactos, unicamente notaba como un enorme dolor recorría mi cuerpo al mismo tiempo que de mi espalda comenzaba a emerger una mancha de sangre.

Estaba aturdido, mareado, perdido, y como si no hubiera tenido suficiente Aaliyah se acercaba riéndose, demostrando los aires de superioridad que tanto le gustaba darse, pero al menos había logrado mi objetivo.

-¿Es lo mejor que tienes?- Una pregunta dirigida a la nada, sin saber si quiera donde me encontraba, todo mientras trataba de levantarme en un intento vano.

-No eres nada-

El aliado me había levantado en peso, dándole la espalda a la verdadera exorcista de aquel templo, concentrando toda su atención en seguir lanzándome una lluvia de puñetazos a todo el cuerpo.

Pronto fue el momento de la ofensiva, Elaine no tardo en provocar una explosion en el mejor momento con el que derribo las columnas que quedaban, causando daños a todo lo que estuviese fuera de de donde ellas y sus akumas se encontraban.

Ahora era el mejor momento de salir, debian aprovechar rapidamente aquella sorpresa que les habian monstado a aquellas estupidas maquinas que se atrevieron a matarlas, de modo que entre ella y Beta removieron con agilidad los escombros en los que estaban y se disponnian a atacar.

Aunque estaba clara una cosa, por mas lista que fuera y los planes que pudiera tener, habia ocasiones en las que simplemente lo que hacia falta era tener mas poder y sin duda es ahora por mas que no quisiera debia usar mas si queria que todo saliera como ella queria, por el fin que buscaba.

-[i]Pero en cuanto lo haga, mi tiempo sera muy limitado... si los efectos comenzasen al ver a ese ser las consecuencias podrian ser nefastas ¡He de ser rapida!- penso mientras golpeaba su propia campana y esta se torno de un negro mas oscuro que la propia noche.

Lo que ocurrio despues, los pocos akumas que habian sobrevivido a la nueva explosion no eran capaces de averguar que era lo que de verdad les estaba destruyendo ahora, la aliada parecia golpear desesperadamente al aire y sin embargo explotaban sin razon aparente, en ese momento era cuando realmente la materia oscura de la chica mas cercana al conde se mostraba en todo su esplendor.

Pero pronto Coralie mostraba los primeros signos de cansancio, su postura no era tan firme como en el comienzo, le costaba mantener la respiracion y sus brazos temblaban, debia apresurarse y ya.

-Vamos........demonos prisa, solo nos queda.....esa alimaña

Off: siento el post cutre ._.


Illya, preparada bajo su propia advertencia, aguardó escondiéndose entre la oscuridad mientras Will salía a la línea directa de batalla para así hacer lo que se proponía: distraer a Aaliyah mientras contaba con la propia exorcista para atacarle desde otro flanco en cuanto estuviese distraído. Ella no sabía bien la efectividad de dicho plan, pero ante alguna idea mejor, no le quedaba de otra más que confiar no sólo en Will, sino también en sí misma para mantener el sigilo suficiente y la misma rapidez con la cual conseguir herir a su enemigo.

A pesar de ello, no pudo evitar sentirse angustiada cuando el ruido de la batalla allí dentro comenzó a hacerse eco, junto con los golpes secos que el hombre le propinaba al último de los Marto, como las propias exclamaciones de dolor del mismo. Ella muchas veces tensó sus manos, apretando con innecesaria fuerza la empuñadura de sus rifles, conteniéndose, porque no podía hacer nada más que aguardar el mejor momento. ¿Y cuál era ese? Para empezar, el Aliado no se había movido mucho de su posición anterior, sino más bien apenas alcanzaba a dar unos pasos mientras sometía a Will con la fuerza física de su grueso y musculoso cuerpo. El rango de tiro que tenía Illya con respecto a la distancia podía ser bueno, pero no excelente. Conteniendo el aliento entonces, dio un paso adelante y luego otro, con calma, evitando hacer caso al angustiante ruido de los golpes a puño desnudo.

Al menos tenían una ventaja: la herida de antes que Illya le había hecho en el hombro a Aaliyah y parecía proyectarla con su frustración tras hacerle la misma injuria a Will con la daga, aunque en realidad la exorcista no lo supiera a ciencia cierta gracias a las sombras que los envolvían. A su frente, el movimiento constante del hombre enfrentándose a su compañero era más bien un ritmo frenético bajo siluetas ennegrecidas y apenas perceptibles. Aún así tenía que disparar, ¿y si alcanzaba a darle donde anidaba su materia oscura?

Demasiada suerte. ¿Lo intentaría?

Sin dudar apretó el gatillo de uno de sus rifles. Sólo uno. La Lacrime fue directamente hacia el cuello de Aaliyah, pero antes de conseguirlo la mano sana del hombre la detuvo en seco. Illya abrió los ojos como platos y sin perder tiempo comenzó a disparar otras más. El Aliado, ahora volviendo su atención en ella –aunque desde el inicio no la había apartado de su mente–, soltó algo parecido a un gruñido sobrenatural en volumen y tenor que hizo explosionar todas las estacas antes de tocarle, produciendo un estremecimiento en esa parte del templo que los obligó a ambos retroceder. Alejado de Will, ella aprovechó para seguir disparándole mientras se acercaba hacia el chico malherido. Lo mantenía a raya obligándole a sacar su materia oscura, que poco a poco también empezaba a hacer mella alrededor de los muros inestables. Concreto y polvillo comenzaba a caerse del techo.

Podían enterrarlo vivo, aunque corriesen el riesgo de quedar atrapados también. No, tenían que sepultarlo pero salir ilesos; Illya se fijó esa prioridad mientras alcanzaba a disparar erráticamente con los dos rifles, uno en dirección hacia el Aliado que seguía gruñendo antinaturalmente, y otro hacia arriba, dañando el techo que yacía por encima de la cabeza del hombre, apretando los dientes.

Por un momento sólo se escuchó el fuerte estruendo de todo colisionando y explotando. Las Lacrime que sacudían los muros laterales al explotar por culpa de Aaliyah, empezaron a facilitar el trabajo, y el concreto comenzó a ceder desde todas las direcciones cerca del monumental hombre.

Cuando él se dio cuenta, mostrando una mirada furtiva entre la sorpresa y la furia, los bloques se derrumbaron en torno suyo. Y no sólo eso, sino que como un efecto en cadena, también los que precedían a Illya y a Will. La primera asió con delicadeza pero prontitud al segundo para apremiarle a salir de allí, aunque sus heridas (y las de ella) no les permitieran correr de la misma forma imperiosa que cuando se encontraban en sus óptimas condiciones. Más adelante estaba la salida trasera, y si lo conseguían, podrían abandonar el templo completamente antes de que acabara por venirse abajo enteramente.






Aaliyah estaba herido, pero no muerto, a pesar de que ahora la estructura en donde tantas veces había hecho de las suyas amenazara con sepultarlo. Tenía algunos rasguños, y el tiempo prolongado usando su materia oscura sin cesar le restaba algunas energías. La balanza se le había descolocado a la hora de la verdad. Como todo hombre iracundo, maldijo su suerte, pero también juró salir de allí vivo y acabar con todo lo que ahora le estorbaba.

Concentró su poder, su energía, la que le había dejado a cargo el Conde para hacer su gran golpe. Era de vida o muerte. Sin importarle lo que podría encontrarse después, si aliados o enemigos aunque los dos quisieran matarle, descargó la energía, que comenzó a triturar en piezas más pequeñas las rocas o muros que se acercaban hacia él.

Elaine tardó lo que supuso media vida en lograr salir de su escondite. Derain en realidad fue quien logró sacarla, pues los movimientos de la otra aliada se habían vuelto más torpes aún. El sonido de los akumas siendo destruidos pareció llenarle los oídos y dejarla en algo parecido al trance, mientras los dos akuma de nivel 3 y Coralie se esforzaban en eliminar a la basura que había quedado en aquella zona, Elaine tan solo se había molestado en quitarse el polvo de encima, sujetando la sombrilla con su boca y ahogando un suspiro frustrado cuando se percató que por mucho que intentara quitarse todo aquello se quedaría pegado en sus manos, las cuales estaban ensangrentadas por la sangre que emanaba de sus heridas.

-Vamos……..demoños prisa, solo nos queda…..esa alimaña

La danesa asintió con aire distraído, haciendo una señal a Derain para que se lanzara contra otro pequeño grupo de akumas y así evitar que Coralie tuviera que seguir cansándose al tener que llevar todo el peso de aquella batalla, y una vez ella misma se sintió lista, tomó de nuevo su sombrilla y desplegó un nuevo ataque de rango que golpeó contra todo aquello que estuviera a unos metros de ellas. Tenían que apresurarse, quizás sería demasiado tarde.

Tarde, ¿Para quién? Elaine no estaba segura de en quien estaba pensado. Realmente no tenía ningunas ganas que fueran esos dos niños quienes terminaran con la vida del aliado. También pensó en la exorcista castaña, ¿sería capaz de matarle? Seguramente, tenía razones suficientes si es que no se guiaba por aquella moral extremista ¿Pero y el poder? ¿Tendría el suficiente? Por otra parte, eran tan solo dos niños, y Will apenas era capaz de usar propiamente esa inocencia que le había sido concedida, entonces… ¿Sería Aaliyah quien se impusiera sobre el dúo de elegidos por Dios?

Sus preocupaciones aumentaron cuando un gran explosión provocada por el derrumbamiento de lo poco que quedaba en pie de la estructura del templo. Aquello la paralizó por completo, a ella y a los pocos akumas enemigos que quedaban en pie, que fueron destruidos en un ataque combinado por parte de Derain y Beta, los cuales parecieron ser de los pocos no afectados ante aquel estruendo. Su misión era más importante que la de ver la caída de un templo.

-¡Co-coralie! Me niego rotundamente a que esto termine así… –exclamó, dando media vuelta finalmente para encarar la derruida edificación observando cómo algunos pedazos del edificio que aun caía parecían antes de tocar el suelo probablemente por algún tipo de poder, presumiblemente el del aliado del Conde pues no se parecía en nada a como había visto usar la inocencia de la chica maravilla o de Will que era demasiado básica.

Hizo ademán de acercarse, pero las rocas que seguían cayendo del templo y era un riesgo que con su maltrecho cuerpo no podía correr. La mano ensangrentada con la que Elaine no sujetaba la materia oscura temblaba, no por el miedo, la angustia o simplemente el cansancio extremo que comenzaba a sentir. Era impotencia más bien, mezclada con una creciente molestia y rabia contenidas. Se negaba a que quedaran excluidas de todo luego del trabajo que les habían dado, les habían salvado de una probable muerte inminente en el templo horas antes… no podían negarle al menos ser testigo de aquel final.

-¿Qué propones ahora, Coralie?

Todo daba vueltas, el suelo no dejaba de moverse, agitándose de un lado a otro, ¿O quizás no fuera el suelo? En efecto lo que se movía era mi cabeza, mi visión se nublo momentáneamente, perdiendo el sentido de la orientación, tratando de recordar donde me encontraba en esos momentos.

Todo había sido muy rápido, pero poco a poco me iban viniendo imágenes de lo sucedido. Me encontraba en el exterior del templo, en la parte posterior para ser más exactos, rodeados de escombros que antes pertenecieron a las paredes del antiguo edificio. Me encontraba tumbado en el frio suelo, jadeando, tratando de no ahogarme con la sangre que escupía repetidamente.

-Salimos- fue el único pensamiento que cruzo mi mente una vez se me hubo pasado el mareo.

Recordaba cada golpe, el dolor, los gritos, los disparos y como el aliado los detuvo como si nada. El plan no había salido como esperábamos, o mejor dicho nuestro enemigo era más fuerte de lo que creíamos, aunque las explosiones producidas en el interior de la débil estructura produjeron un último derrumbe, el cual teóricamente había terminado por sepultar al líder religioso.

Sobreponerme a los golpes recibidos, y salir de allí antes de que acabáramos enterados por las rocas que caían, resulto ser complicado de lo que pudiera parecer a simple vista. Sin sentir el cuerpo, con múltiples dolores recorriéndome desde los pies hasta la cabeza, con la sangre emanando por la puñalada que me había producido mi propia arma, toda esa mezcla de inconvenientes solo me decían que me dejara caer y me resignara a la inevitable muerte. A pesar de todo logre sacar las pocas fuerzas que aun me quedaban en el interior, y guiado por la exorcista, pude salir del lugar antes de que se convirtiera en mi improvisada tumba.

-¿Esta muerto?- alcance a preguntar tratando de incorporar la mitad superior de mi cuerpo.





No, no lo estaba. Aaliyah había logrado sobrevivir, y todo gracias al poder de su materia oscura. Era lógico pensar que su poder residía únicamente a la palabra, después de todo no había mostrado nada más que esa técnica, sin embargo Aaliyah podía también lanzar ondas sonoras, y gracias a esta otra técnica logro destruir todas las rocas que iban a caer encima, logrando improvisar una ruta de escape.

Una nube de polvo se levanto desde los escombros que yacían a pocos metros sus enemigos, Revelando que en verdad no estaba muerto. A pesar de todo sus heridas y el derroche de energía empleado para escapar de la ultima trampa que se le había tendido, había hecho que su poder se redujera, aunque no lo suficiente.

-¿Eso es todo? ¿De verdad creéis que podéis matarme con algo tan simple? Sois basura, desperdicios humanos que no merecen vivir ni un solo instante más. Os romperé el pescuezo con mis propias manos- el tono de voz era más serio de lo que había mostrado hasta entonces, reflejando la ira que le emanaba de todos los poros de su cuerpo, reflejando que en verdad no iba a juguetear mas con ellos. Era la hora de terminar con sus vidas.

La situacion no hacia ams que torcerse cada vez mas y eso comenzaba a angustiarla, ahora lo poco que quedaba del dichoso templo se estaba viniendo abajo y poco faltaba para que fueran sepultadas, notaba tambien como Elaine tambien sentia tanto cansancio como frustracion y es probablemente no las ayudaria, debia pensar...

¿Cuantos movimientos podria realizar antes de que los efectos de su propia arma la afectasen por completo? probablemente dos movimientos que debia de calcular al dedillo, el arma de su amiga no funcioanria para quitarse escombros de por medio y solamente contaba con los akumas.... Aqui Beta podria ser de utilidad.

Lo que no se espero fue que otra explosion hizo que los escombros se apartasen por detras del grupo ¿Un golpe de suerte? Mucha coincidencia....pero al menos no tendrian que gastar muchas mas fuerzas para tratar de salir de alli.

-Es el mejor momento de seguir, yo sugiero que salgamos por alli y terminemos con esto de una vez- decia la joven mientras hacia esfuerzo por salir corriendo, seguida de cerca por Beta.

Lo que ella habia notado es que estaban ya muy cerca, no deberian tardar demasiado en verle y, por suerte, asi era.. pues alli mismo estaba y bastante cabreado.

-¿¡No te han enseñado a meterte con los de tu edad!?- decia la lider de los ACM desde lejos para hacerse oir- Ya va siendo hora de que mueras por todo cuanto has hecho


Muy a lo lejos, el mayordomo observaba con detenimiento lo que ocurria, mas no totalmente se estaba manteniendo al margen pues fue el quien tuvo que abrirles camino a su dueña y sus acompañantes si querian seguir... una cosa era crear a un ACM despiadado y cruel y otra era dejarla morir, pero no estaba contento.

-Señorita Monich, por querer seguir usando la cabeza antes que su poder se ha visto envuelta en una situacion mayor- decia para si - Tal vez su pelea contra Aaliyah le ayude a abrir los ojos

Y de pronto, los tres puntos de aquel extraño triángulo malverso se unían alrededor de un encuentro extraño, espontáneo, guiado por acontecimiento tras otro que a pesar de ser desordenado, tenía su propia manera de manifestarse exacto y perfecto.

Pero qué coincidencia.

Illya había tenido que usar más de la fuerza que estimaba para ayudar a apresurar no sólo sus pasos, sino también los de Will de a ratos, cuando podría haber amenazado con quedarse atrás gracias al cansancio. La edificación se les venía encima, o eso recordaba hasta que pudo resumir todo su esfuerzo en un suspiro hondo tras comprobar que por suerte habían llegado a tiempo a la salida mientras que todos los escombros se apilaban, desprendiendo una leve cortina de polvo, en el suelo.

Ahora le dolían los brazos, con los que mantenía aún aferrado a Albtraum, lo cual le produjo una mueca: sentir el ronroneo leve pero constante de su arma activada y al acecho ya no era tan fácil de lidiar como antes. No podía quejarse: ella era la débil. Su arma crecía, amenazaba con dejarla atrás, ¿podría ser algo así posible? Ahora se encontraba viviendo la respuesta misma.

Tsk.

―¿Está muerto?

La voz de Will le pareció más débil de lo normal, ¿o se lo estaba imaginando? Podría ser que no. La sangre manaba de su herida y para variar, lucía más golpes y magulladuras en su cuerpo que ella misma: aquel hombre había intentado hacerlo polvo y casi lo conseguía literalmente.

¿Ya no había rastro de la existencia de Aaliyah? A ella le parecía que algo raro todavía circundaba en el ambiente, como una energía tensa que casi se le antojaba familiar, ¿entonces era…? Con la respiración regulizándosele, mientras todo a su alrededor se atenuaba (los instantes de oscuridad movidos repentinamente hacia la luz le habían encandilado), intentó mirar en derredor, sólo para asegurarse.

¿Eso también podía ser posible? El sitio donde antes habían dejado al Aliado estaba cubierto por una neblina grisácea gracias al concreto partido, pero que a pesar de ello, con el paso del tiempo, empezaba a hacerse más ligera y daba a conocer la silueta erguida que aún yacía de pie en el suelo, también resguardado por la energía de la materia oscura utilizada para su protección.

―Podría haber sido una buena noticia. ―respondió por fin Illya sin poder evitar abordar el lado irónico de la situación, ladeando una sonrisa que de humor nada tenía, ¿es que aquella cosa estaba hecha de diamante o qué? ¡No se moría con nada!

―¿Eso es todo? ¿De verdad creéis que podéis matarme con algo tan simple? Sois basura, desperdicios humanos que no merecen vivir ni un solo instante más. Os romperé el pescuezo con mis propias manos.

Sonaba bastante enojado. Por lo menos habían conseguido hacer algo en él tras todos aquellos intentos, aunque no fuera algo exactamente positivo. A Illya de por sí le desagradaron sus insultos, pero no picó ni se dio por aludida, ¿para qué si apenas tenía tiempo de pensar en lo siguiente que podrían hacer antes de acabar hechos nada frente a aquella bestia? Instintivamente aferró a Albtraum y su descarga de energía le provocó otra punzada de dolor. Definitivamente la falta de práctica le estaba cobrando factura.

Y en ese momento ellas aparecieron. A la exorcista no le quedaban ganas para sorprenderse, de modo que sólo se limitó a observar mientras se llevaba una mano hacia el hombro contrario que sentía más adolorido de lo normal, con la expresión de quién aguarda anticipadamente que del sombrero saliera el típico conejo blanco. Uno de los rifles gemelos quedó suspendido en el aire sostenido por la cadena.

El show no estaba completo sin ustedes.

Pero eran convenientes, eso no lo podía negar.

Para acabar con todo aquel numerito tan problemático y trágico, eran necesarias. Aún tenían poder.







Para que la ira le carcomiera más, tuvieron que haber aparecido aquellas mujeres. Vivas. Algo dentro del cuello de Aaliyah chasqueó como si las venas de pronto se le hubiesen tensado de golpe tras no retener la impotencia, o su propio malhumor que incrementaba con cada segundo que pasaba.

El predador no debe perder la calma. Fue lo que se recordó para intentar tomárselo con más paciencia, aunque en ese momento fuese casi imposible con las presencias que tenía ahora en torno suyo y le suponían un serio problema.

No había más Akumas alrededor, ¿dispondría de algunos adicionales? En ese momento no lo sabía. Parecía que de todas formas, tendría que vérselas con todos él sólo.

Las palabras a lo lejos de la supuesta Aliada del Conde hicieron que se girara para mirar en el horizonte la silueta de aquella mujer acercándose junto con su compañera.

¿Ah?

¿Había escuchado lo que había escuchado? El robusto y prominente hombre rompió en carcajadas. ¡Absurdas! ¿Qué se suponía que eran de verdad aquellas dos, si ahora parecían de alguna forma tachar de crueldad lo que él hacía y que de alguna forma, ellas también?

―Creo que no nos hemos visto antes mujer ―contestó sin embargo con el tono severo y frío, fulminándola con la mirada―. ¿O debería decir compañera? Justo ahora puedo ponerlo perfectamente en duda, tras las acciones que tú y tu compañera se encuentran realizando, ¿ayudando exorcistas?, ¿deteniendo el caos? ―se carcajeó―. ¿Pagaré por todos mis males? Te diré una cosa: sólo hago mi trabajo. ¿O es que no se te pasó por la cabeza que era la destrucción lo que quería el Conde conseguir con la ayuda de nosotros en cuanto aceptaste trabajar para él?, ¿cuál era tu inocente ilusión entonces? No me digas que la paz mundial, querida… ―Aaliyah le dedicó a Coralie una mirada de compasión y lástima― porque si no querida, has llegado al bando equivocado.

Allí iba la carga de la certeza que el hombre depositaba en sus palabras, no solamente gastadas como golpes de voz consecuentes, sino también contaminadas bajo el poder de su propia materia oscura, con las cuales se encontraba dispersando la ofensiva para debilitar las fuerzas de aquellas mujeres entre el ambiente con ayuda de sus ondas letales y persuasivas.

¿Quién iba a rendirle cuentas a quién ahora?

Elaine se limitó a seguir a Coralie, cabía la probabilidad de que perderse si hubiera optado por hacer las cosas un poco más a su modo, y era algo que no podían permitirse, estaba herida y cansada pero era consciente de que su compañera estaba rozando su límite, y eso sería más peligroso que caer rodando de nuevo por todas esas piedrotas que habían sorteado con suerte, en algún momento Elaine dio media vuelta y se detuvo, dejando que Coralie se adelantara.

-Derain márchate con las otras dos, os veré cuando esto termine. No necesito que por alguna razón te conviertas en un estorbo –anunció, esbozó otra sonrisa con un aire menos demente que las anteriores, y luego de hacer un ademán con la mano que sujetaba la sombrilla salió tras Coralie. No corrió pero si fue dando saltos lo que le quedaba de trayecto porque le pareció que iba más rápido de aquel modo que cojeando cual lisiada.

Cuando llegó hasta ellos escuchó las voces de Coralie y el otro aliado del Conde, los ojos de Elaine se entrecerraron y miraron de soslayo a los niños exorcistas encogiéndose de hombros al verlos en aquel lamentable estado, y perturbadoramente aliviada al ver que seguían con vida, sensación que pareció dejar atrás al chasquear la lengua con molestia al notar que uno de sus compañeros seguía hablando, rompiéndole por completo sus pequeñas fantasías.

-¿Crees que estaba deteniendo el caos? –al terminar de hacer la pregunta Elaine no pudo evitar ponerse a reír, sus carcajadas salían con tanta facilidad y estridencia que no eran más que el claro atisbo de esa demencia que caracterizaba a la aliada del Conde en Dinamarca–. Yo juego a ser consecuente, tu casi me matas en ese templo con tu grupo selecto de akumas y pueblerinos pirados, es normal que te lo agradezca de este modo. Vuestros juegos de moral superior me ponen enferma –si la materia oscura de aquel hombre mermaba algún tipo de fuerza en Elaine, ella ya no era consciente, hubiera mentido si dijera que podía sentir su cuerpo el cual se movía por inercia, se guiaba por esa consecuencia, Elaine jamás dejaría en pausa un juego que hubiera comenzado, debía terminarlo fuera como fuese.

¿Qué pensaba hacer? ¡Terminar con todo!

Algo en su mente le imponía que atacara a aquel hombre que de algún modo llenaba de ruido su mente hecha un lio, no necesitaba que viniera el extraño de turno a tratar de liarla más y es que en el fondo a Elaine ya no le importaba nada de lo que había ahí, su impulso principal había sido el de cargarse a todos los que habitaban en el pueblo y era algo que casi habían conseguido, era pura consecuencia, ella solo la hacía cumplir. Ese hombre gigantesco y que por alguna razón se le inspiraba antiestético le había tratado de matar… ¿Cuántas? ¿Tres o cuatro veces? Lo justo, lo consecuente, es que le devolviera el favor.

¡Hazle callar de una maldita vez!

Eso era, no había nada más que hacer que probarle. Elaine era consciente de que pronto su cuerpo cedería aún si ella no quería, pero mientras fuera posible haría lo posible para observar ver como reaccionaba y jugar su baza final, por eso mismo tan solo movió la sombrilla y dejó que uno de sus ya tan vistos rayos saliera de ella en dirección al otro aliado del Conde, por loco que pareciera no le importaba si llegaba a esquivarlo pues lanzo otros dos más cada uno desviado en un ángulo u otro, volvió a reírse a carcajadas, casi atragantándose de nuevo con otra arcada producida por la sangre agolpada en su garganta.

Ya todo estaba listo para el final~

Ahora si que estábamos todos los protagonistas en escena, una situación que solo se pudo llevar a cabo cuando la segunda de las aliadas había llegado arrastrando su cuerpo malherido entre los escombros, en la misma dirección en la que lo hizo su compañera.

Dos exorcistas, tres aliados, en cualquier otra situación podría parecer que los enviados divinos estaba perdidos y más si mencionábamos que ambos estaban agotados, sin embargo la situación era bien distinta. Las dos aliadas recién aparecidas no iban a atacar a los indefensos exorcistas, sino que sus ataques iban dirigidos a una amenaza mayor, al tercer aliado, aquel cuyo objetivo había pasado a ser el de aniquilar a esas cuatro personas, no por una orden del conde, sino por pura venganza.

Tras la breve conversación entre los poseedores de la materia oscura, la última incorporación inicio un ataque mediante tres rayos, los cuales iban dirigidos hacia el líder religioso de una ciudad ya en ruinas. Aaliyah se mantuvo quieto, inmóvil, observando los movimientos de los rayos mientras se ocupaba de inhalar aire, después le limito a soltar un grito tan agudo que los cristales de las casas cercanas a las ruinas quedaron hechos polvo. Los rayos fueron desviados gracias a una onda de sonido que se formo a su alrededor, la cual se fue expandiendo poco a poco hasta que el ataque eléctrico choco contra columnas o rocas cercanas, evitando de esta forma el ser golpeado de forma directa.

-Veo que es inútil tratar de razonar con vosotras. Solo sois perros rabiosos que necesitan ser sacrificados por el bien de aquellos que les rodean- mientras hablaba el efecto principal de su materia oscura era activado, el cual consistía en debilitar tanto el cuerpo como la mente del enemigo, obligando a hacer aquello que él quisiera. -Os habéis atrevido a venir a mis dominios, a atacarme, a destruir el imperio que estaba forjando, y todo por vuestras razones egoístas, lo siento por vosotras señoritas, pero no me dejáis alternativa-

Después aquellas últimas palabras, Aaliyah lanzo un nuevo grito, volviendo a general otra onda de sonido que choco directamente contra los escombros que pisaban ambas enemigas, para que acabara causando un temblor de tierra, lo que conllevo a un nuevo derrumbe, aunque esta vez solo en la zona afectada. Tras aquello y como si no estuviera satisfecho lanzo un par de ondas más directamente hacia los cuerpos de sus enemigas.





La batalla había comenzado y no podía intervenir en ella. Mi cuerpo estaba machacado, el agotamiento era grande, y lo peor de todo, si alguno de los presentes se daba cuenta de que trataba de huir del lugar, sería capaz de lanzarme un ataque que seguramente no podría esquivar.

Uno de los rayos de Elaine que fue desviado por el líder religioso, choco contra una de las rocas al lugar en donde nos encontrábamos la exorcista y yo, ambos contemplando lo que sería un espectáculo digno de ver.

-La lástima es que gane quien gane nosotros estaremos perdidos de todos modos. Dudo que ellas nos dejen ir después de haberme seguido hasta aquí- comente con ironía una vez me recupere del aturdimiento producido por el primer grito de Aaliyah.

El aliado comenzaba a dar síntomas de flaqueza, seguramente debido a los últimos desgastes que se vio obligado a hacer. Su respiración era más agitada, la herida de su brazo no paraba de sangrar, y su cuerpo ya no mantenía del todo su postura erguida. ¿Su fin estaba cerca? Yo deseaba que a si fuera.

Coralie sonreia de una forma siniestra a pesar de la situacion, ya sabia quien era, cual era su poder y que estaba tratando... la verdad es que lo sentia en la mente e incluso debia obligarse en mas de una ocasion no ceder antes las palabras de aquel mentecato...

No era mas que un hombre sediento de poder, el tipo de persona que no solamente trata de hacer de sufrir a otra gente con el que ya tenia sino que ademas siempre estaba en busca de mas poder y sin jamas satisfacerse, sin duda uno de los tipos de persona que la lider de los ACM pretendia hacer desaparecer, por si fuera poco le cuestionaba el bando en el que estaba ¿Acaso no tenia ni idea de los verdaderos planes de el conde y ella? Ese tipo estaba resaltando su firma de muerte y ella se iba a hacer cargo de que asi fuera.

-¿Has terminado de hablar, traidor?- dijo cortante antes las palabras de su oponente, siendo sinceros aquel tipo habia atacado a un ACM que habia tenido la desgracia de que la maldita inocencia se le habia estancado en el cuerpo y por si fuera poco las habia atacado a Elaine y ella casi sin pensarlo- La sentencia que te impondre sera la muerte-

Los movimientos que tenian eran se reducian a casi uno antes de que su cuerpo pagara las consecuencias y Elaine que aun haciendo todo lo que podia tambien estaba en las ultimas ¡Debia acabar la batalla y ya!

Tratando de anticipar a Aaliyah la joven hizo acopio de fuerza en sus piernas para saltar tan alto como podia y asi asestarle el golpe final, cuando alcanzo una buena altura se dispuso a cortarle por la mitad usando la habilidad de su arma hacia tiempo ya activada, por mas poderoso que fuese el ACM, al ignorar por completo las habilidades de la francesa le haria parecer que trataria de atacar en picado cuando en realidad iba a ser atacado desde esa distancia, solo esperaba que hiciera lo que hiciese,Elaine contase tambien con su propio plan

Aaliyah sabía que la situación era difícil, pero su orgullo era suficiente como para mantenerlo de pie sin huir, listo para intentar destruir a las otras que él desde su propia posición también consideraba traidoras así tuviese (a esas alturas) que morir en el intento solamente llevándose a una por lo menos, ¿pero quién traicionaba a quién? Eso no importaba. Por un momento pareció entender que los ideales entre ellos estaban trastocados, porque a pesar de servir al Conde, parecían diferir del fin con sus acciones, lo cual le parecía estúpido porque sólo podía existir un único objetivo dentro de aquella Guerra Santa que deseaba conseguir su propio bando. Y ese era la destrucción de la humanidad. Cualquiera con más de dos dedos de frente podía deducirlo si de verdad se ponía a meditar… y por alguna razón creía justamente que aquella mujer de la campana no lo terminaba por entender.

La idea le hizo soltar una carcajada de júbilo que detuvo al comprobar cómo con más facilidad el aliento se le iba del pecho. La pérdida de sangre lo dificultaba todo, y eso le terminaba por podrir cualquier atisbo de buen humor que podría tener de pronto. Con un gruñido volvió a escuchar a la de la campana, atento a sus movimientos, y siguió con la mirada aquel enorme salto.

Pero a pesar de que no lo demostrara, él también se hallaba tanteando el terreno muy a su manera. Ya metido en la línea de fuego no le tocaba más que inspeccionar su entorno directamente, lo cual lo hacía más riesgoso, pero si sabía sacarle provecho, también favorable.

Había visto el arma de la que se llamaba Elaine aún sin que él lo supiera, la sombrilla que descargaba electricidad como rayos en direcciones que parecía elegir a voluntad la mujer. Algo peligroso, pero que por los momentos se sentía capaz de lidiar hasta cierto punto. Conocía aquellas tierras mejor que ellas, a pesar de que todo fuera ahora escombros y piedras que estorbaran en el camino. Él no necesitaba correr mucho más que para esquivar lo que pudiese venírsele encima.

Dividió su atención muy concienzudamente en dos partes, la que podría atisbar la reacción de Elaine contra las ondas desde abajo, y la que mantenía a Coralie también desde esa altura, mirando lo que podría hacer. Esa campana no podía servir solo para embestir, por lo que siguiendo la lógica, al verla golpearla para que vibrara, pensó que su resultado podría ser el de un ataque a distancia.

Apenas tuvo tiempo para esquivar el ataque, dándose cuenta por la intensidad que cobraba el aire desde arriba cerca de su cuerpo (el torso desnudo podía percibir con más facilidad el correr del viento), cuando la vibración cortante se avecinaba hasta él a pocos metros de impactarle directamente. Se echó hacia atrás con un salto también fuerte, simultáneamente a su garganta descargando otro ademán de voces potentes para que de las que no se podía salvar, al menos se amortiguaran chocando contra su propio poder. Algunas apenas le pasaron por el lado, creándole cortaduras cerca de los hombros (el brazo herido le hizo soltar un gruñido animal) y torso, pero nada verdaderamente grave.

Ahora él también las estaba entendiendo. De nuevo empezó a hablarles, retrocediendo muchos pasos más para que cuando Coralie cayera al suelo, su campana no le llegara hasta él, y la distancia de nuevo estuviese como un factor determinante. Pero sus palabras estaban en otra lengua, quizá antigua, ¿latín? Con ellas podía hacer el efecto principal de su poder aún más fuerte, y con ello quizá conseguir el embotamiento de los sentidos de aquellas dos mujeres para poder aprovecharse.

Sabía que para ambos casos, le era peligroso acercarse en un combate cuerpo a cuerpo contra las dos, por lo que se limitó a volver a descargar en un momento otra de aquellas ondas letales contra la danesa, para luego lanzar limpiamente la daga que cargaba consigo directamente hacia el pecho de la Aliada de la campana, pero no se contuvo con eso. Para hacerlo más difícil, también impulsó la velocidad del cuchillo con sus ondas por detrás, mientras que siguiendo su instinto volvía a retroceder anticipando la distancia que de nuevo se contentaba con mantener para sentirse seguro, aún en control con todo.






Luego de escuchar las palabras de Will, Illya suspiró dejando que se escapara de su boca un montón de señales sobre lo cansada que se hallaba en ese momento. Sencillamente no se sentía más, ni las heridas, ni los músculos resentidos, porque parecía que inevitablemente estaba llegando a su límite. No se creía capaz de mantenerse hasta el final observando la batalla entre los Aliados, y de hecho, tampoco quería llegar a vivir el momento en que luego tuviesen que verse las caras con el o los vencedores.

―Ellas, él, la rubia, la otra rubia ―Illya soltó un resoplido suave haciendo una mueca―. No vine hasta acá por ellos, sino por ti, y ahora que la misión está completa no hay nada que nos ate aquí.

Ni era lo más conveniente permanecer allí. Ella lo sabía. Aquel rayo que había pasado muy cerca de ellos gracias a la repelencia de Aaliyah lo demostraba. Podían incluso morir por accidente, más que de forma decidida gracias a algún ataque premeditado, y eso sólo podría ser algo totalmente ridículo, patético, más cuando recordaba por todo lo que había pasado hasta conseguir llegar a aquel momento.

Illya arrugó la nariz graciosamente mientras se encargaba de mirar su alrededor con atención. Los escombros eran muchos, junto con algunos pedazos de muros que a duras penas se mantenían en pie. Gracias al estruendo que propiciaba cada choque de poderes, gritos, o rayos, sus andares pasarían desapercibidos, pero si los miraban por mucho tiempo, seguramente los detendrían. O quizá no. En una batalla que apenas comenzaba, ella sabía que llegaba un momento en que todo lo demás desaparecía a excepción del objetivo a determinar. Alguien con experiencia en encuentros de ese tipo lo sabía muy bien.

―Si usamos el entorno a nuestro favor y conseguimos que apenas nuestra presencia pase como un adorno más del sitio, entonces para cuando se den cuenta habremos por lo menos logrado salir de los alrededores del ahora inexistente pueblo ―le dijo a Will con decisión, como quién plantea el plan de acción antes de ejecutarlo sin vacilar. Como sabía que ahora era él el que estaba más herido de entre los dos, se acercó hasta donde estaba para pasarle un brazo por los hombros y ayudarle a caminar con más rapidez así como evitar que por culpa de sus heridas, pudiera desvanecerse sin ella interceptarlo de inmediato―. Es eso, o de verdad resignarnos a ser aniquilados. Te podrás imaginar que para estas alturas, yo no estoy dispuesta a dejárselos por lo menos tan fácil. Quieren arreglar sus asuntos entre ellos, y eso está bien, porque nos es oportuno.

Illya sabía que era cuestión del objetivo de cada uno. Quizá sonaba dura, insensible o desagradecida, pero su ética como exorcista no podía dar pie a nada más que eso. Todo se había decidido incluso mucho antes de que ellos llegaran a cruzar por primera vez aquel pueblo. Se decidió en cuanto cada uno años atrás quizá había escogido el bando de aquella Guerra al cual servirían sin chistar.

Elaine observaba, porque en realidad no sabía qué era lo que debía hacer ahora. Observaba y a la vez no lo hacía, así funcionaba ella o al menos era como se lo había demostrado hasta ahora. Se limitó a protegerse de las ondas sonoras del aliado del Conde soltando un rayo contra el probable derrumbe y se dejó llevar hacia atrás por la potencia del disparo, quedando un poco más cerca de donde él se encontraba. Se cubrió con su propia materia oscura mientras una parte de ella se disculpaba con Coralie, pues sabía que no estaba siendo justa al no poner todas sus fuerzas en eliminar a aquel hombre. Quería matarle, porque por su culpa se sentía un poco más cansada de todo, un poco más muerta y mucho más consciente del por qué la había tomado contra él.

Pensar en aquel bastardo le ayudaba supuestamente a olvidar a esos dos niños, que habían sido elegidos para ser sus enemigos, y el no recordar durante un tiempo limitado su presencia ahí era lo único (y quizás lo último) que podía hacer por ellos. Elaine era una jugadora consecuente y por ello sabía que no podía favorecerles más, ni tratar de cuidarles, había elegido el otro camino y ya no había vuelta atrás, y tampoco lo querría de otra manera. En su persistente locura existía aquella lógica aplastante que jamás traicionaría, era una Aliada del Conde y lo sería hasta el mismo final.

¿No era maravilloso seguir con eso de la consecuencia aún si supiera a que la llevaría?

-¡Claro que lo es! Ha-ha-ha-ha –exclamó entre carcajadas tan estridentes que apenas podía escucharse pensar, pero que así conseguía que hiciera oídos sordos a las palabras del aliado. No dudaba que hicieran efecto pero a esas alturas apenas sentía nada y el latín la irritaba incluso más que otras lenguas que no fueran nórdicas.

Sabía donde residía la materia oscura de Aaliyah, creía intuir la mayor parte de sus habilidades (y decía intuir porque en aquel momento ni convencida estaba de lo que veía), tenía nivel, pero como ellas estaba herido y se estaba forzando demasiado. Elaine supo que tenía que ayudarle a agotarse aún más, aunque intuyera que él al igual que ella no se detendría hasta que su propio cuerpo le impidiera seguir, lo único que quedaba ahora era valerse de su resistencia y “rezar” para ser los mejores.

Carraspeó y cerró la sombrilla, sabiendo lo expuesta que quedaba ahora pero así era ella nunca pensando en las consecuencias que aquello le acarrearía a su cuerpo. Se permitió por unos segundos (puede que tan solo fueran milésimas de uno) mirar a aquellos dos niños, esbozando por acto-reflejo una sonrisa, una en la que mostraba sus dientes ensangrentados, pensando y quizás deseando en alguna parte de su cabecita loca que siguieran su instinto de supervivencia y salieran de ahí mientras podían.

¿De todos modos, qué les quedaba en ese lugar? Nada. La chica Maravilla había ganado aquel duro y pesado juego, Will por su parte dejaba de ser aquel niño disperso y perdido. Deberían irse, mientras ellas se conformaban con las sobras de aquel lugar.

-Que corran o se arrastren, pero que se marchen si son inteligentes~ –murmuró al tiempo que se dejaba caer de rodillas y hundía la sombrilla entre los cascotes del templo ruinoso.

Soltó un potente descarga usando la técnica de projektil, redirigiendo el rayo de manera irregular hacia donde se encontraba el aliado, o al menos cerca de él, había esperado hasta el final aun sabiendo que eso era fatal para ella. Las ruinas que poblaban el suelo saltaron por los aires al entrar en contacto con el rayo, algunas rompiéndose ante las ondas letales de la danesa, que no detuvo el flujo del rayo hasta que supo que había suficiente energía donde se encontraba aquel tarado medio desnudo, cuando toda la potencia del proyectil quedó condensado en esa misma zona explotó.

Elaine no supo ver si había dado de lleno, pues por instinto una vez terminado el ataque sacó la sombrilla y trató de protegerse recibiendo aquella onda letal que pareció golpearla parcialmente y abrir nuevos cortes y heridas por las cual manaría lo que seguro era otro poco de la birria de sangre que le quedaba.