Reclutamiento en New York

Era una noche como cualquiera, bueno la verdad era para cualquiera que viviera en el casino Black-Joke como Hisoka. Era una calurosa noche en esa enorme ciudad. Y era mi turno en la mesa nº 23 de Black Jack. A estas horas de la noche estaba lleno de gente de todas las edades hasta chicos (era un casino especial que hasta dejaba entrar chicos no era de mi gusto pero no tenia nada que hacer), además que parecían que nunca se iban ninguna de las personas. Estaba bien para el casino ya que estaba abierto las 24 hs del día y se debía ganar muy bien por eso tenia tanto personal pero a veces me parecía ver a la misma gente todo el tiempo y a veces mas personas.

Cuando Hisoka se despierta solo se levanta, se enjuaga la cara porque sino había posibilidades que se vuelva a dormir, se viste para el trabajo, pone el lote de cartas dejado por sus padres en el bolsillo derecho (siempre lo tenia por un signo de suerte) y va directo hacia la mesa nº 23 cuando vio que unas personas que nunca antes había visto iban hacia una habitación que estaba prohibida para el publico porque ahí estaban los dueños del casino. A mi no me importo pero solo fue una observación que se puso hacer

Cuando finalmente llega a la mesa el que antecedía mi turno como repartidor se fue sin saludarme cosa que me enoje bastante pero él se fue a la habitación que fueron las personas extrañas igual lo podía perdonar porque hace poco había muerto su esposa y había faltado un tiempo al trabajo. Sin mas que hacer agarre los lotes de cartas que había en la mesa y comencé a repartir las cartas para una mujer joven y linda, un anciano sentado al lado de ella y un chico que debía de tener unos 10 años.

Que empiece el juego, la casa gana…

Pasaron varias vueltas y varia gente cuando de repente vi que salían solo los 2 hombres extraños y el anterior repartidor. Cuando de repente ellos 3 le salieron como una especie de joroba negra y se terminaron transformando en unas pelotas gigantes negras con una especie de cañones de los costados.

Toda la gente comenzó a correr hacia cualquier lado y se dieron cuenta que no podían salir del casino pero no porque estaba cerrado sino porque no se podía. Las 3 pelotas negras comenzaron a atacar a la gente y vi con mis propios ojos como mataban al niño que estaba sentado en la mesa de Black Jack. En ese momento vino 1 de los 3 hacia mi y no sabia que hacer así que me escondí debajo de la mesa pero la destruyeron como si nada, cuando pensaba que estaba por morir comienza a brillar mi lote de cartas. Y no sabia que hacer podía ser mi final.

Luego de largas horas de viaje en barco desde la Orden hasta lo que era Nueva York, por fin llegó, bajó del barco como si nada y pudo contemplar lo que era una ciudad algo desarrollada y bastante gente caminar entre las calles.

Se suponía que tenía que ir a un casino donde según la gente no puede salir, si se quedaba encerrada en aquel lugar lo lamentaría. Sin embargo comenzó a caminar con las manos colocadas sobre su nuca, pasando entre aquellas personas apresuradas por ir a lugares que ella desconocía.

Vió puestos de comida, restaurantes llenos, pero no encontraba el casino. Emm, ¿Será el único casino en la ciudad? ¿O habrá más? Ni siquiera recordaba el nombre del casino, así que se detuvo a pensar.

―Como se llamaba, como se llamaba... La verdad no recuerdo―Murmuró, dejando caer sus manos a los costados mientras comenzaba a decepcionarse de su mala memoria, mayormente se le olvidaba todo, casi todo, excepto comer y dormir.

Diable salió de entre sus ropajes. No, otra vez no... no quería perseguirle por toda la ciudad y perder el tiempo. Aunque en vez de eso, éste le recordó el nombre del casino donde debía buscar la susodicha inocencia o resolver el misterio que se realizaba, Black-Joke.
Comenzó a caminar en línea recta mientras la gente le miraba raro, ese traje de exorcista llamaba mucho la atención, y ella no podría hacer nada ante aquello.

Pasó de nuevo entre restaurantes, tiendas, y uno que otro casino que no tenía el nombre de Black-Joke, se comenzó a desesperar. Chocó contra un muchacho, el cual cayó al suelo, casi lo ignora y evade completamente, pero en ese momentó recordó que tenía que pedir indicaciones.

―Discúlpame, no vi donde iba. Amm, antes de que te vayas, ¿Podrías decirme donde se encuentra el casino Black-Joke?―Dijo la exorcista, tendiendole la mano al chico para que se levantase, el muchacho de cabello negro se levantó con la ayuda de Doll y se sacudió el polvo de sus ropajes, era muchisimos centímetros más alto que la exorcista.―Se encuentra a varias calles de aqui, como en unas tres o cuatro―Y enseguida se fue.

La exorcista emprendió su viaje hacia ese lugar, caminando y caminando, empezaba a cansarse de caminar, y Diable, desesperado comenzó a volar rápido hacia la dirección en que les había indicado aquel chico. Doll comenzó a perseguirle y en unos minutos llegaron al Black-Joke.

―¡Tsk, estúpido Golem!―Gritó la exorcista, agitada y con la respiración lenta, miró lo que era el casino, respiró hondo y dio cinco pasos hacia la puerta, empujó aquella puerta hacia adentro, y pudo ver lo que era un casino...

Y unos tres akumas haciendo una masacre.

―Ah, tan rápido me hacen trabajar.

Antes de que la pelota negra este por matarme, se distrajo con una persona que entro en el casino. La pelota negra pareció tener miedo pero a la vez quería seguir matando y más a la persona que había entrado.

La que había entrado era una chica joven no muy grande debía de ser mas chica que Aoshi. Parecía que no tenía miedo hacia las pelotas negras que estaban destruyendo todo el lugar y a todas las personas. Llevaba una ropa extraña era como un sobretodo negro y plateado.

A Aoshi le hubiera gustado tener todo ese valor y lo tenía pero no tenía ningún arma para defenderse. Claro la chica esta tenia el valor pero además no tenia armas así que era muy valiente.

Cuando la pelota se distrajo tuve una esperanza de vivir muy grande. Había brillado más mi bolsillo pero no tenia tiempo de ver que era mi prioridad era seguir con vida así que intente correr y escaparme pero me tropecé con una silla caída, que debió caerse en todo el escándalo. Cuando me caí se callo mi lote de cartas y vi que eso era lo que brillaba en mi bolsillo. Era un brillo intenso y algo verde.

La caída que me hice con la silla y el brillo intenso del lote de cartas provoco que la pelota gigante se diera cuenta que yo estaba intentando escapar pero le mostró mucha importancia a la luz que desprendía mis cartas. Así que las agarre porque si iba a morir iba a morir con el único recuerdo de mis padres pero cuando se acerco mas la pelota negra en un acto de desesperación de Aoshi lanzo todas las cartas hacia la pelota negra.

Si esto es lo que quieres toma, hagan algo cartas.

Luego de eso muchas cartas salieron del lote de cartas y fueron directos hacia la pelota negra a una gran velocidad que lo atravesó y este exploto luego de unos segundos.

Aoshi no entendía nada. Ni que eran esas pelotas, ni que era lo que paso con las cartas o porque estas brillaban. Había muchas preguntas, ninguna respuesta y además había que sobrevivir de las otras 2 pelotas negras.

Estaba a punto de activar lo que era su inocencia, pero antes de poder hacerlo había logrado captar a un sobreviviente, quizá sería el único, el casino ya casi se inundaba de polvo blanco, cuantas víctimas inocentes, cuanta vida regada en el suelo...

Se quedó un poco triste al ver que ya era un poco tarde para hacer algo, de igual manera tendría que destruir a aquellas máquinas para que no causaran más alboroto.―Innocence, fonctionner―Murmuró, pero antes de poder lanzar sus flores, muchas cartas habían cortado al Akuma que se disponía a disparar.

Vaya, al final la misión tenía un usuario de inocencia, todo era aún más interesante. Sin embargo no le dejaría toda la diversión a aquel muchacho y su lote de cartas, ella merecía un poco de aquellos Akumas.

Movió una mano y sus flores se lanzaron contra uno de los akumas, aquellas partes de inocencia se impregnaron en la coraza metálica, haciéndolo explotar.

―Sólo queda uno―Pensó, mientras movia su otra mano, señalando al Akuma restante, de nuevo las flores se movieron en esa dirección, chocaron contra el akuma y se oyó una nueva explosión.

Suspiró y desactivó su inocencia, quizá aquel muchacho tendría muchas preguntas acerca de lo que había sucedido, y aunque ella no era una niña que explicara muy bien, intentaría resolver algunas de las dudas de aquel muchacho, pues experiencia tenía.

Caminó entre las mesas tiradas y las sillas rotas, al igual que el polvo cubría sus botas. Unos cuantos pasos y se encontraba justo frente al chico, mirándole... con aquella mirada suya.―Quizá yo pueda resolver tus dudas, mi nombre es... Doll Nightray―Extendió su mano derecha en ademán de saludo.

Ahora sólo le quedaba contestar.

Luego de que la pelota negra había sido destruida por las cartas, Hisoka pudo salvarse pero no entendía ni como ni porque. Pero claro aun quedaban las otras dos y no parecían muy felices por eso. Pero de repente la chica que había entrado por la puerta principal como si no pasara nada, lanzo flores y destruyo a uno de ellos. Hisoka seguía pensando que como no tenia miedo ante esas enormes cosas que habían matado a todos en el casino.

Luego quedaba el otro, pero yo no entendía mucho así que recogí las cartas que se habían salido y destruido a la pelota negra y las guarde con las demás. Pero como si fuera posible la chica movió su mano en dirección del que quedaba vivo y las mismas flores destruyeron al otro como al segundo en morir.

Hisoka no sabia que podía hacer si salir corriendo de la chica a pesar de que ella le había salvado la vida o confiar en ella. Tal vez ella quería matarlo por diversión o algún propósito mayor que no se podía explicar fácilmente.

Luego de que el tercero muriera comenzó a caminar hacia mí haciéndose paso por las sillas, las mesas, ropas y enorme cantidad de polvo. Seguramente esa ropa era de la gente pero donde había ido la gente, además porque había tanto polvo. Ella se había acercado y le dijo a Hisoka -Quizá yo pueda resolver tus dudas, mi nombre es... Doll Nightray- así que lo único que tenía que hacer era en confiar en ella luego de haberme salvado la vida y porque vino a decirme que podía resolver mis dudas hasta me dijo su nombre como en signo de confianza.

Así que me pare de donde estaba sentado se sacudí un poco el polvo de toda la ropa y la mire para verla bien ya que con todo el disturbio no se podía saber bien como era. Ella era un poco mas baja que Hisoka y seguramente mas chica en edad también. Tenia pelo largo y castaño, su piel era pálida y sus ojos eran de color lila. Era bastante linda, bueno en verdad a Hisoka le gustaba bastante pero era muy chica para el.

Luego Hisoka le dijo –Gracias por salvarme, en serio muchas gracias. Mi nombre es Hisoka y de chico me decían “El mago” Hisoka- le extendí la mano en señal para saludarla.

Spoiler:

Un apretón de manos.
Eso daba inicio a una corta amistad, por así decirlo... a partir de que se fueran a la orden quizá nunca en su vida se volverían a ver, y nadie podría cambiar eso, hmm... ¿Cómo saldrán de ahí los dos? Según se dice que el que entra, no vuelve a salir.

―Hisoka, emm... ¿Sabes como salir de aqui?―Preguntó soltando la mano del chico, mientras volteaba a mirar la puerta que anteriormente había abierto, pero que justo ahora estaba cerrada, un pequeño ruido estomacal se oyó durante unos segundos, Doll posó una mano sobre su estómago, había recordado que no comió antes de venir a New York, y ya los signos del hambre hacían efecto en ella.

Caminó de nuevo entre el polvo y la ropa, pateó algunas mesas que le estorbaban el camino, hasta llegar a la puerta, intentó abrirla sin usar la fuerza, pero no podía abrirse, ¡Rayos! No quería usar la fuerza ni gastar energías, por ahora no...

Pateó la puerta, pero no consiguió nada, ni siquiera un rasguño tuvo esa maldita entrada. Hmp, quizá si...

―Hisoka, ¿Has intentado salir?―Preguntó curiosa la chica, si él era un acomodador de inocencia, quizá por eso el casino no podía abrirse, y por eso a la gente dentro del lugar no le quedaba de otra más que hacerse vicios a los juegos, aunque solo eran teorías suyas, que podrían ser verdad.

Al ver que me había correspondido el apretón de manos sentí como podía confiar en ella y no debía tener miedo además que ella fue la que me había salvado la vida de esas pelotas negras. Pero me preguntaba como deberíamos salir del casino ya que la gente no podía salir pero si entrar, que eran esas pelotas negras, como ella los mató tan rápido y porque vinieron acá.

Luego Doll me pregunto si sabia como salir, parecía que estábamos pensando en eso al mismo tiempo. Le estaba por responder que no sabia porque nunca antes había intentado salir pero se escucho un ruido que muy probablemente era de su estomago. Debía tener hambre así que le dije –Si estuviera vivo el cocinero le pediría que te haga algo de comer pero no creo que halla sobrevivido a esta masacre, si quieres podemos ir a la cocina y preparo algo-.

Pero ella camino hacia la puerta haciéndose paso por las mesas, las sillas, ropas de la gente y mucho polvo pero porque había tanto polvo y no cadáveres. Cuando llego a la puerta intento abrirla pero no pudo hasta la patio para intentar tirarla, parecía un poquito alterada, pero no pudo hacerle nada ni se movió de su lugar. Eso no era un buen indicio porque parece que no podríamos escapar de ese lugar.

Pero cuando se tranquilizo me pregunto si había intentado abrirla así que me acerque hacia ella y casi me caigo por una de las mesas de la ruleta que estaba rota en el piso. Cuando llegue le dije –No, nunca lo intente porque yo vivo en este casino, es una larga historia si quieres algún día te la cuento pero nunca intente porque si me iba del casino tal vez nunca más podría ganar dinero como ahora-.

Así que me senté en una silla que había sobrevivido al desastre y me puse a pensar sobre la gente que había muerto, las pelotas negras, los dueños del local, mi futuro, las cartas, Doll y sus flores y muchas cosas mas que habían pasado ese día todo era inexplicable. No tenía ninguna respuesta y me sentía mal por toda la gente. Comencé a tener miedo por si aparecían mas pelotas negras en ese lugar y seguíamos atrapados.

―¿Sabes cocinar?―Preguntó la exorcista, mirando un poco sorprendida al chico, aunque bueno, no era algo extraño que alguien en un casino supiese cocinar, o quizá si, ni siquiera ella se entendía, pero al menos podría comer algo para abastecer sus energías, por si acaso más cosas como esas se presentaban.

Lo vio sentarse en una silla como si nada, quizá pensando en las miles de preguntas que se tenía, todas ahora sin respuesta alguna, no quería empezar tan rápido a explicar como aquellas cosas sucedieron, el por que, el como y el cuando.―Mira―Se acercó a el.―Prepárame algo de comer, y me haces todas las preguntas que quieras, yo las responderé ¿Ok?―Le dijo ya estando enfrente de Hisoka.

Le tomó de la ropa y lo jaló en dirección contraria a donde se encontraba la puerta.―Dime donde está la cocina―Ordenó, deteniéndose sin haber dado siquiera diez pasos, aunque pensó durante un momento, ¿Realmente había la necesidad de no intentar salir de ese lugar? Según ella oyó del chico, el nunca había intentado salir, y justamente no quiso seguir su camino.

―Espera, creo que tengo una idea―Anunció, soltando la ropa de Hisoka y caminando de nuevo hacia la puerta, al estar frente a ella, puso una mano encima y cerró los ojos, pensando si realmente era una buena idea lo que tenía planeado, los abrió de nuevo y miró a Hisoka.―Intenta salir por ésta puerta―Le dijo, y no era opcional, era una clara orden que Hisoka tenía que seguir, ya luego explicaría el por que.

―Y no me cuestiones.

Luego de que me senté en la silla algo traumado la chica me pregunto si sabía cocinar, pero me lo dijo con un tono como si se hubiera sorprendido o algo así. Asi que le dije simplemente que si.

Luego que habia pensado mucho sobre esas cosas extrañas e inexplicables, vino acercandose Doll por todo ese desastre y me dijo preocupada como si hubiera visto que estaba preocupado y que no entendía – Mira, prepárame algo de comer, y me haces todas las preguntas que quieras, yo las responderé ¿OK?- Asi que después de eso me agarro de la ropa y me comenzó tirando para ver donde estaba la cocina, parecía hambrienta pero ni sabia a donde iba porque estaba yendo para el lado contrario de donde quedaba la cocina.

Pero de repente se paro y dijo que tenia una idea, me soltó de la ropa y comenzó a caminar hacia la puerta. Cuando llego hizo algo raro en frente de ella que no pude ver bien que estaba haciendo. Pero cuando dejo de hacerlo me ordeno que abra la puerta y parecía muy seria en que lo haga. Pero para que quería que lo haga si no se podía.

Así que no me quedo otra y camine hasta la puerta. Me hice un pequeño corte con una silla pero no era la gran herida pero salía muy poca sangre. Pero con lo decidida que estaba Doll fui directo hacia la puerta.

Cuando estuve parado en frente de ella agarre las 2 manijas de las 2 puertas principales y me lance hacia delante con toda mi fuerza pero lo extraño fue que cuando lo hice me caí de cara contra el pavimento de la calle. Era muy extraño la pude abrir y además no me había costado nada. Además si hubiera querido hubiera podido abrirla sin usar tanta fuerza.

Tal como lo esperaba, el era el causante de que la gente no pudiera salir, ya que nunca había salido por cuenta propia del lugar, exactamente eso. Salió del casino, mirando sonriente al chico en el pavimento, Hisoka. Dio un paso hacia un lado, caminando hacia otra dirección.

―Vamos, quiero ir a un buen restaurante―Le dijo mientras seguía caminando, no conocía Nueva York, pero, ya encontraría sin ayuda un restaurante, caro o barato, no importaba el precio, pero quería comer a como de lugar.

―Pienso que, si hubieras intentado salir desde hace mucho tiempo... ese casino no tendría tanto polvo como lo tiene ahora, pero al estar en ese lugar, la gente no podía salir. ¿Por qué? Creo que fue por la inocencia―Le explicó, mientras miraba de frente un restaurant, no era muy elegante, pero tan siquiera era un restaurant, enseguida entró en el local, y buscó la primera mesa desocupada que viera.

Se sentó en una de las sillas, suponía que no tendría que gritarle a Hisoka que se sentara con ella, cualquiera sabría eso. Cruzó los brazos esperando a su compañero para llamar al mesero, tenía el suficiente dinero como para una cena básica, cortesía de la Orden.

Y todavía tendría que hablar de los akumas, noahs, aliados, inocencia, tipos de inocencia, exorcistas, la orden oscura, bah, tantas cosas acerca de eso, ¿Por qué tenía ella que hacerlo? No tenía la menor idea.

Pero esperaba poder explicarlo bien.

Luego de haber podido escapar del casino pero sin saber porque el pudo hacerlo y era tan fácil. Doll comenzó a caminar hacia la calle pero no sabia a donde hasta que dijo que iba a buscar un restaurante. Así que me pare rápido y la comencé a seguir al lado de ella.

La gente nos veía con cara extraña y seguramente era por mi extraño aspecto y por su extraña ropa. Pero ella parecía que no le importaba o no lo noto porque seguramente estaba obsesionada en buscar un restaurante.

Entonces comenzó a explicarme porque no se podía salir del casino. Y me dijo que la causa era porque yo nunca había intentado salir, que la causa de la muerte de la gente era por mi causa, por mi inocencia. Pero que es la inocencia. Porque tuve la culpa de que tanta gente muriera. Había tantas preguntas pero ella parecía entender todo y no estaba preocupada, bueno eso aparentaba.

Cuando estaba por preguntarle ella encontró un restaurante y salio disparada hacia allá. Cuando entre al restaurante era algo lujoso y Doll se fue a sentar rápidamente en una mesa vacía. Me había visto y estaba con los brazos cruzados así que me apure en sentarme en la silla vacía en frente de ella.

―La inocencia―Prosiguió al verlo sentado frente a ella mientras llamaba al mesero.―Es una sustancia divina, o algo así he oído, que es compatible únicamente sólo con una persona, y se puede fusionar con un objeto―Le explicó, el mesero se acercó a la mesa.―¿Qué se les ofrece?―Preguntó.

Doll pidió pollo frito y jugo, miró a Hisoka sin expresión alguna, el mesero ya había tomado la orden de la chiquilla, pero faltaba tomar la orden del chico, que llamaba mucho la atención por su extraña apariencia -que Doll no había notado- entre la multitud en el restaurante.―¿Y a usted?―Se dirigió a Hisoka, mirándole amablemente.

―Aunque, la dicha inocencia no solo puede fusionarse con un objeto, en este caso tus cartas, también puede fusionarse con una parte del cuerpo, a lo que le llamaríamos inocencia de tipo parásito, e incluso con un animal, tus cartas... son de tipo equipo―Si el chico no lograba entender, no le daba importancia ya que lo importante era irse de ahí para lograr no causar problemas ni destrozos en la ciudad.

El mesero intentaba ignorar las palabras de la señorita, por respeto, pero eran demasiado interesantes como para intentar no oír, o comentar, y tuvo que contenerse a formular una duda que enseguida vino a su mente por el hecho de no parecer entrometido, aunque estaba siéndolo.

―Por otra parte, las máquinas que atacamos... les llamamos Akumas, realmente no sé que significa pero esas cosas tienen niveles, y las que acababas de ver son las menos poderosas que las que tendrás que ver en un futuro―Siguió contándole, y ahí terminaría, era lo básico que ella sabía aunque ciertamente olvidaba cierta cosa, que mencionaría al final, bueno, igual le quedaba hablar sobre los exorcistas.

Pero, había que dejar que el chico ordenara.

Cuando me senté en frente de ella, Doll lo primero que hizo fue llamar al mesero y antes de que llegara comenzó a explicarme un poco de las cosas que había pasado en el casino Black Jack hace no mas de unos minutos, donde había pasado desde cosas inexplicables para la gente normal hasta la misma muerte de personas.

Lo primero que comenzó a explicarme fue la Inocencia. Según ella la Inocencia era una sustancia divina que solo era compatible con una persona y se podía fusionar con un objeto.

Mientras decía la primera parte de la explicación apareció el mesero. El mesero era de media edad pero parecía bastante fuerte y que podía seguir en el negocio mucho tiempo. Doll ordeno un pollo frito y un jugo. Pero luego me comenzó a mirar raro seguramente por mi extraña apariencia. Ya era normal para mi, eso pasaba desde que me bestia y que me hice los tatuajes.

Cuando estaba por responderle que quería ordenar. Doll comenzó a explicar la segunda parte sobre la inocencia. Dijo que la inocencia se me había unido a mis cartas y que había otro tipo de inocencias. Además dijo que había otras Inocencias, algunas que se podían unir al cuerpo, que se llaman tipo parasito; o otras que se podían unir a algún animal. Mis cartas eran de tipo equipo. Hasta ahí entendía bastante pero no entendía como la inocencia se unió a mis cartas o porque yo era el que era compatible con esa inocencia.

Mientras hablaba Doll me di cuenta como le prestaba atención el mesero. Seguramente porque era un tema muy interesante pero era de muy mala educación que la escuchara pero no creo que el mesero vuelva a escuchar algo de esto en su vida.

Luego, Doll, comenzó a explicar sobre las pelotas negras que en realidad no eran pelotas negras sino eran una especie de maquina de matar se llamaban Akumas y tenían niveles. Pero no había terminado dijo que los Akumas que matamos eran los mas débiles que existen y eso que habían matado a tanta gente en poco tiempo.

Pero de repente se callo y era hora de aprovechar ese silencio para poder ordenar. Así que le dije al mozo que solo quería un vaso de agua. Cuando el mozo se alejo le pregunte a Doll –Tengo unas preguntas ¿Por qué la Inocencia se unió a mis cartas? ¿Por qué yo soy el que es compatible con la Inocencia? ¿Por qué no pudimos salir del casino hasta que yo no abrí la puerta? ¿Por qué todo esto me pasa a mi?- Entonces me calle porque eran muchas preguntas y talvez ella no tenia todas las preguntas y esto solo era un sueño muy pero muy largo.

A lo pronto el mesero trajo los pedidos y se fue para no interrumpir más la conversación, ahora si podían hablar todo lo que quisieran, ya nadie tenía intenciones de saber de aquello.―Yo creo que esas cartas son muy especiales para ti, no sé cuanto, pero algo han de valer―Le contestó a la primera de sus preguntas, mientras tomaba un sorbo del jugo que había pedido.

Mientras a la siguiente pregunta, ella exactamente no tenía idea alguna, ni siquiera sabía que responder, y le dio un bocado a su cena, mientras le contestaba con la boca llena.―La verdad no sé por que eres compatible con la inocencia, es algo que hasta yo me pregunto―Tragó.―Y nadie podía salir, por el hecho que tus cartas hicieron algo extraño al casino, no cuestiones por que, ni siquiera yo lo sé, y, no sé por que esto te pasa a ti―Fue lo último que dijo por lo menos hasta terminar de comer.

Comió bocado tras bocado, y bebió todo el jugo, eso serviría por si acaso llegaban más akumas, o si acaso alguien o algo intentaba interrumpir los hasta ahora buenos planes de la exorcista.―¿Serías capaz de irte conmigo para convertirte en exorcista?―Le preguntó a Hisoka.

―Los exorcistas, somos personas compatibles con la inocencia al igual que tú... y nos encargamos de asesinar esas máquinas llamadas Akumas, encontrar más exorcistas o inocencias―Le explicó por si acaso dudaba acerca de ello, sería una decisión difícil para cualquiera que tuviera una familia, pero al ver que él solo vivía en un casino, pensó que no le sería difícil dejar Nueva York.

Aunque, no muy pronto una pequeña sorpresa o desgracia les acechaba en el fondo de un callejón, algo o alguien esperaba poder salir de una vez por todas a causar pena y muerte a toda la gente de ese pequeño o grande lugar, olía inocencia y no precisamente le caía del todo bien.

―Les ha llegado su hora―