Reclutando en Paris, Francia. [Vidoll Nightray y Ichigo Kurosaki]

En un callejón oscuro al interior de la capital francesa, una puerta de extraña forma y decorados se materializó literamente de la nada. Al abrirse, un par de jóvenes de extravagante aspecto salieron por aquella puerta y, al estar ya con los pies bien puestos sobre la calle, la extraña puerta que conectaba con el Arca cerró sus puertas y desapareció a sus espaldas.

-Hay mucha gente, Hii~ -señaló Jasdero, viendo como al final de aquel callejón, donde la luz del día iluminaba de lleno, una gran cantidad de personas transitaba por las calles parisinas, ajenas a su alrededor.

-Tsk. Odio las concurrencias -se quejó Devitto chasqueando la lengua, pues odiaba cuando había demasiada gente. Aquello sólo resultaba un estorbo-. Bien, ¿por dónde comenzamos a buscar a ese Generalucho? -preguntó al aire mientras comenzaba a caminar.

Sin embargo, antes de poder siquiera meditar sobre la respuesta de su pregunta, un aroma inconfundible llegó a las fosas nasales de ambos Noah. Aquello sólo podía ser una cosa: comida.

Apresuraron el paso y, al ver como aquella calle era precisamente una de las avenidas principales del mercado Parisino, los gemelos no lo dudaron ni un momento. Rápidamente, se encontraron devorando comida como si su vida dependiera de ello, ignorando a la gente que reclamaba por parte de Jasdero, mientras que Devitto los insultaba como sólo él podía mientras comía.

Mas, como dice el dicho, lo que fácil viene, fácil se va. En medio de su festín, gritos de la multitud no muy lejos de donde estaban seguidos por una explosión logró separar a los gemelos de un largo pan bagguet.

-¿Y Aghogra gué? -preguntaron al unísono y con las bocas llenas de pan, evidentemente molestos por haber sido interrumpidos durante su comida.

Terminando de comer rápidamente lo que quedaba de pan, los gemelos se encaminaron hacia la fuente del caos que se estaba originando. Si no era algo que valía la pena, ya vería el causante de todo eso lo que sucedía cuando se interrumpía a Jasdevi durante su festín.

Estaba siendo jalada por Kurosaki, por fin Doll vió por primera vez a esas cosas que Kurosaki ya habia mencionado

- Ahh, son más feas que el... - Pensó mientras era jalada por Kurosaki. Cuando se alejaron de ellos y oyó que activaba algo.

- Se supone que la Inocencia destruye esas cosas - Decia para si misma lejos de Kurosaki - La inocencia me eligió a mi... entonces, ¿Puedo destruir esas cosas?... ¡Pero como! - No entendía como hacerlo, ni que hacer... solo podía quedarse observando. Intentaba encontrar una manera de "activar" la susodicha inocencia y ayudarle, pero no habia forma.

- Joder... - Una venita en su frente se hacia notoria, cruzó los brazos esperando a que Kurosaki terminara de derrotar a los Akumas y le enseñara como activar su inocencia o algo por el estilo.

Mientras corría, pudo encontrar a los Akumas que estaba disparando con sus cañones, y una sonrisa se formó en su cara, al ver que podía matar Akumas en ese instante. Por lo menos había algo interesante que hacer, y esa era eliminar Akumas.

-Se nota que ustedes siempre interfieren en el peor momento... pero ahora se irán al cielo.

Ichigo apuntó con su dedo índice a uno de lso Akumas, y de una manera extraña, salió disparado un rayo delgado con un tono rojizo, esta, al importar contra el Akuma, ocasionó una explosión que formó una humaerada oscura, y lo mismo haría con cada uno de lso Akumas. Hacer rayos pequeños no le debilitaba, a diferencia de hacer rayos grandes, cuando usaba la palma de las manos para lanzar rayos enormes. En este caso, eran el nivel más bajo de los Akumas, y vencerlos eran cosa fácil, aun para el peor de los exorcistas.

4 Explosiones se escucharon en los alrededores, y al no haber más amenazas, regresó al mismo lugar que dejó a la chica.

Al caminar hacia el lugar, vio a la chica esperar en el mismo lugar en el que la dejó, parece que no se había ocultado, y pudo observar el espectáculo desde su posición, aunque eran unas dos esquinas de diferencia de que podía ver.

-Esos, son Akumas nivel 1, con tu Inocencia puedes eliminarlos fácilmente... Ah, cierto, no te he dicho como activarla... simplemente di "actívate" o Alguna señal de invocación, y ella responderá activándose en su forma. Inténtalo.

Dijo guardando distancia de la chica.

Seguia esperando con los brazos cruzados algo enojada, miró todo lo que pasó un poco sorprendida. Cuando Kurosaki volvió hacia a ella...

- ¡¡¿TAN FÁCIL?!! ¡¡¿QUE TANTO ESPERABAS PARA DECIRMELO?!! - Dijo furiosa intentando no patear a Kurosaki.

- Hmp! - Se volteó de brazos cruzados insitiendo en no darle un golpe y sacó una lollipop de su bolsillo que enseguida metió a su boca.

-Lo siento, lo siento... pero recuerda que, si tienes la Inocencia activada, ¿cómo harás para atacarlos?. No esperes saber todo lo que harás de una vez, por que si te tocan esos rayos púrpura... te harás polvo. Así que paso por paso.

Parece que al fin y al cabo, hablaba con una niña. Y eso era con quien trataba. Una desperada por hacer cosas presipitadas. Si le contaba todo de una vez, de seguro no acabaría entendiendo, así que hiría paso por paso, enseñándole a usar su Inocencia con el máximo provecho, antes de que más Akumas, o algo peor aparareciera, estaba acostumbrado ya a ser atacado en los momentos menos adecuados.

-Vamos, inténtalo... no querrás que vengan más cosas de esas, y te quedes con lso brazos cruzados.

Realmente aunque su paciencia era limitada, no tenía mucha paciencia con los niños, y esperaba que esta acatara las cosas que le decía, antes de que algo malo sucediera pronto.

Si se hubiesen apresurado aunque fuese un poco, los gemelos pudieron haber llegado a tiempo a la escena. No obstante, su desinterés por el tema les hizo caminar a paso pausado, ignorando a la gente que se escapaba del epicentro del caos, por lo que al llegar al lugar en donde anteriormente habían cuatro niveles uno, ya no había absolutamente nada.

-A este paso no acabaremos nunca -murmuró entre dientes el pelinegro, cruzándose de brazos y mirando feo a unos niños que se le quedaron viendo.

-Nee, Devi~ -llamó el rubio jugueteando distraídamente con la antena azul de su cabeza para matar el tiempo-, ¿qué hacemos ahora? -cuestionó, comenzando a aburrirse al igual que su hermano.

-Pues seguir buscando. No creo que sea muy difícil encontrar al General -dijo alzando los hombros restándole importancia al asunto, pues luego de su batalla con el general Sócalo en Canadá, suponía que todos los exorcistas de dicho rango portarían el mismo uniforme llamativo.

Y así, ambos hermanos Noah, sacando sus revólvers dorados espantando a más personas, reemprendieron su búsqueda por la ciudad francesa, sin siquiera saber que realmente a quien tanto buscaban no estaba tan lejos de ellos.

Sonaba fácil para ella el "destruir" Akumas, cuando no era así. Si no le explican detalladamente como hacer las cosas, entiende otra cosa o no entiende.

- P-Perdon - Dijo con enojo.

- Pero tu lo hacias ver muy fácil, por lo que te daba tiempo a explicarme como hacerlo - Volteaba a mirarlo enojada.

- Podriamos ir a un lugar más abierto?... Si quieres que practique activando esa cosa verde, no quiero que me vean aqui... - Seguia con la misma mirada seria, ella es algo especial, es amable cuando conoce a alguien, pero al agarrarle confianza, suele ser enojona, golpeadora, brusca y violenta. Por lo que si se comporta de esa manera, se da por seguro que confia en la persona a la que grita.

La chica parecía inteligente, sabía exactamente que un lugar tan cerrado y poblado, no podría probar algo tan peligroso como su arma Anti-Akuma, podría dañar alguna propiedad, o a alguien, por lo que era buena idea ir a un lugar más abierto, por si las dudas.

-Si tenía tiempo para decírtelo, podria uno de esos Akumas matar a un civil, y creeme cuando digo que no me perdonaría por eso...

Dijo cruzando sus brazos, aunque igual con una sonrisa. Esa chica parecía de confianza, y apesar de aun ser casi una desconocida aun, podía pensar de que podría aprender rápido, pero tan solo pensar en decirle que tendría que dejar su familia para ir a la orden, era algo que queríoa aplazar hasta el último momento, primero quería ver su desempeño, antes de contarle todo lo que debe saber de un exorcista, algo que se convertiría muy pronto.

-Tienes razón, es muy peligroso estar aquí. Doll-san, ya que conoces estos lugares, guíame al lugar donde haya menos gente y donde nadie nos pueda molestar, así podremos practicar mejor.

Le vió cruzar de brazos y su mirada dejo de ser enojona. Por lo que dejó de cruzar los brazos. Al oir la ultima frase.

- Umm... Sigueme... Tardaremos un poco en llegar por lo que me puedes explicar todo lo que tenga que ver con la cosa verde - Se dió media vuelta y comenzó a caminar hacia el norte.

- ¿Que eres tú? - Preguntó con bastante curiosidad, no era normal encontrar a un hombre con cosas verdes que destruyera cosas extrañas. Por lo que se le ocurrió preguntar eso.

Siendo ellos como eran, obviamente en la ciudad no pasaron desapercibido. En lo absoluto. Luego de buscar por unos eternos cinco minutos, Jasdero y Devitto se aburrieron de tan monótona actividad y cuando pensaban en qué otra cosa hacer para llamar la atención del General que supuestamente estaba por allí, tres hombre uniformados se les acercaron con rostros serios.

-Jóvenes. Por favor acompáñenos -dijo el hombre en francés tan seriamente como podía.

Los Noah se miraron mutuamente y luego, con la misma expresión de aburrimiento, alzaron sus revólvers dorados. Los oficiales, al ver esa acción, dieron un paso hacia atrás y apuntaron con sus armas de servicio a los gemelos.

-¡Bajen sus armas! ¡No nos obliguen a disparar! -advirtió el oficial con el dedo en el gatillo, pensando en que ambos chicos podían ser peligrosos por su pinta de vándalos.

Mas los Noah no hicieron el más mínimo indicio de hacer caso al oficial y, antes que éstos pudiesen disparar, ellos ya habían pronunciado un "Bomba Azul" con voz plana. La bala había impactado a los pies de los hombres, quienes se vieron dentro de una roca helada inmediatamente.

La gente que estaba alrededor vio espantada la escena y mientras unos corrían despavoridos, los más "valientes" se quedaron e intentaron hacerles frente a los Noah.

Pronto, de entre el público un total de cinco Akumas de primer nive hicieron aparición, comenzando a descargar rápidamente sus balas de sangre.

-Los humanos son tan débiles y cobardes, Hii~ -rió Jasdero ante la escena que se desarrollaba frente a sus ojos.

-Y estúpidos por sobretodo. ¿Hacernos frente? No me hagan reír -agregó Devitto mirando con desprecio a quienes perecían ante las balas de los Akumas y a quienes alcanzaban a escapar.

Los Noah no se movieron de donde estaban, sólo tomaron asiento para esperar cómodamente a la aparición de algún exorcista.

-Está bien...

Dijo mientras caminaba al lado de la chica. Ya era momento de explicarle todo a aquella chica, ya que tardarían, era buen momento de explicar. Parecía que el momento de aplazar sobre irse a la orden no iba a ser tan lejana, así que hiría a paso lento para que entendiese cada cosa, y no tubiera dudas de sus decisiones.

Mientras caminaba, puso sus manos en sus bolsilos mientras miraba al frente.

-Soy un general. Si te lo explico mejor, soy el rango más alto que puede llegar un exorcista. Los Exorcistas son aquellos que manejan la Inocencia, o Armas Anti-Akuma, sería lo que llevas en tu pinza para el cabello.

Dijo señalándola.

-Los Exorcistas se encargan de eliminar a los Akumas, aquellas bolas de acero que encontraste hace unos momentos. Tu Inocencia es capaz de eliminarlos fácilmente, pero tiene que impactarles. Y puedes correr el riesgo de que si eres alcanzada por esos rayos morados, quedarías hecha polvo, te llenarías de estrellas oscuras, y cuando todo tu cuerpo esté llena de ellas, morirás enseguida.

Este dio una pausa para que la chica comprendiera cada uno de los puntos, para proseguir.

-La inocencia son estas rocas verdes.

Dijo sacando una de ellas.

Cada una tiene un propietario único, y las Inocencias se dividen en 3 sectores. Parásito, equipo y animales. La que llevas en tu pinza es un equipo, son todas aquellas Inocencias unidas a un objeto. Como mis guantes.

Dijo alzando la mano para que pudiera verlas.

-Estas son las más normales, a diferencia de las otras dos. La tipo animal son las Inocencias que se convierten, o se unen a un animal, haciendo que estos puedan destruir Inocencias, sería como un compañero. Y la última, y la más rara, son las tipo parásito, son las Inocencias que se unen al cuerpo de una persona, sea el brazo, los dientes, el cerebro, lo que sea, mientras que sea una parte del cuerpo. ¿Hasta ahora entienedes?

Antes de esperar a que la chica entendiese, continuas explosiones se escucharon en la ciudad. Parecía que nuevamente habían aparecido Akumas nivel 1, esta vez causando nuevamente rebuelo en la ciudad.

- Y esto es lo que sucederá cuando un exorcista llega a la ciudad, a cualquiera, ven, veamos cómo se desarrolla tu Inocencia en tiempo real, yo te protegeré.

Dijo sonriendo, y corriendo algo rápido, para que la chica lo alcance.

Mientras caminaba oia las explicaciones que Kurosaki le daba. Lograba comprenderlas completamente, el problema era que ella tambien seria una Exorcista, y el no saber como usa su "cosa verde" como ella le llama.

- Si, entiendo... - Al oir las explosiones se espantó, y al oir sobre su cosa verde, no dudó en seguir al General a paso rápido.

- Apresurate, Si mueren civiles no te lo perdonaras, recuerdalo - Le dijo mirandole directamente, y comenzó a correr superando a Kurosaki, e intentando concentrarse para la hora en que active su cosa verde.

-Eso ya lo sé...

Dijo corriendo mucho más rápido, superándola y llegar a la ciudad rápidamente, buscando a los Akumas, quienes habían iniciado todo esto. Estaba algo molesto, ya sabía que algo así sucedería, pero el proteger a los demás era su trabajo, y dejar que personas mueran frente a él eran lo que le hacían dudar de seguir, pero más que nada, salvar vidas era la razón de su existir.

Al encontrar a uno de los Akumas, activó su Inocencia, diciendo "actívate" y luego lanzó a través de su dedo índice un rayo delgado hacia él, destruyéndolo y haciendo una pequeña humaerada oscura. Pasó una de las esquinas, y al mirar a uno de los lados, no pudo evitar ver algo que le sorprendió ne seguida, dos chicos, uno de cabello amarillo con una antena, y el otro de cabello oscuro y más alto que el otro. Ya los había visto en oceanía, hace una década, en Australia, y todavía no se podía olvidar de aquellas caras que le hicieron tan difícil la misión. Casi uno de sus Akumas lo hace morir, peor había logrado sobrevivir.

-Maldición... ellos aquí...

En ese momento, recordó que la chica estaba cerca, y miró hacia otro lado, donde se supone que estaba ella.

-¡Huye!, ¡Ellos no son como los demás Akumas!

Si los llegaba a ver, ella sabría a qué se refería.

Mientras esperaban a que alguien llegase, dejando que los Akumas hicieran lo que quisiera pues realmente a ellos no les influía mucho lo que hiciesen, los Noah habían materializado un mazo de cartas y se encontraban enfrascados en se juego.

-Hmm... ¿tienes un siete? -preguntó Devitto viendo su mano, la cual realmente no era la mejor del mundo.

-Hee~ No, pero tengo un seis -respondió el rubio viendo atentamente su mano, la cual era mucho mejor que la de su hermano.

-¡Huye!, ¡Ellos no son como los demás Akumas! -escucharon a alguien exclamar cerca de donde estaban.

Despegando las miradas de sus cartas, los gemelos vieron a un hombre de cabello anaranjado, el cual parecía estar gritándole a la nada. Dejando su juego para más tarde, los Noah se levantaron con sonrisas altaneras y volvieron a empuñar sus revólvers.

-Ya era hora de que llegaras General -pronunciaron al unísono Jasdero y Devitto, sin dejar de esbozar aquellas sonrisas confiadas y autosuficientes.

Sin embargo, al verlo un poco más detenidamente al hombre, le encontraron un aire familiar. Un vago y poco conciso recuerdo pasó por sus mentes, por lo que se voltearon a ver mutuamente para discutir sobre aquel sujeto.

-¿No te parece conocido, Dero? -cuestionó el pelinegro apuntando distraídamente al General con su revólver.

-Hmm... sí, pero Dero no recuerda de dónde, Hii~ -respondió el menor riendo, sin siquiera voltear a ver a Ichigo.

-¿Dónde lo habremos visto antes? -se preguntó en voz queda Devitto, antes de alzar desinteresadamente los hombros y voltear la vista al General-. Naah~ No importa ya -concluyó para posteriormente mandar a los Akumas a por él.