Reclutando en Paris, Francia. [Vidoll Nightray y Ichigo Kurosaki]

Me encontraba en el jardín, recostada sobre el verde pastizal mirando las nubes... Eran tan hermosas, las miraba y señalaba una por una, y también veía sus formas intentando encontrar algo semejante a cualquier objeto. Pronto Elliot salió a buscarme, era hora de la merienda.

- Vidoll-Sama! Vidoll-Sama! - Decía el ojiazul caminando e intentando buscarme. Vestía del tipico traje de sirviente, aunque yo odiaba que el vistiera así.

- Elliot-kun... Estoy aquí - Enseguida me levanté y me dirigí hacía el con una gran sonrisa, siempre lo hacía cuando lo veía.

- Vidoll-Sama... Es hora de la merienda - Me tomó de la mano y enseguida comenzó a llevarme con él dentro de la mansión -

- Ya te lo he dicho, llamame Doll-Chan... - Le dije sonriendo, a lo que esté respondió con un leve sonrojo y comenzaba a temblar.

- No puedo hacer eso Vidoll-Sama, si los patrones me descubren... me despedirian, y no creo que a usted le guste eso... ¿Verdad? - Dijo Elliot con toda la razón del mundo.

- Cierto... - Bajé la cabeza y juntos entramos a la mansión.

Ichigo daba unos pasos lentos mientras caminaba, con su capa que tapaba parte de su cuerpo y las Inocencias que llevaba en su cuerpo. Había emprendido un viaje con Inocencias recolectadas para encontrar a sus dueños alrededor del mundo. Era algo que todo general tenía como misión, y cierto que era difícil. Emprender un viaje largo, sin destino propio para encontrar pupilos y dueños de tal Inocencia, era algo que no tenía en mente, y apenas era General, era su primer viaje, y había pasado por varios lugares de París. Ciertamente era el lugar en el que se encontraban más ataques de Akumas. Quizá era el lugar perfecto para encontrar un dueño de Inocencia.

Estaba caminando por el camino de un pueblo hacia Paris, estaba cansado, era cierto, y no había comido en unos días, lo único que podía obtener era agua de los pueblos, pero la comida era otra cosa.

Su traje de general se notaba aun con la capa, si se le notaba de frente, y su cabello algo largo y naranja hacía resaltar entre las personas, aunque ahora mismo se encontraba cerca del pueblo, y quizá cerca de lo que quería encontrar. No había encontrado Akumas por varios días, y aunque era raro, era mejor, ya que podía estar tranquilo, sin angustia de salvar a alguien.

Al ver el pueblo cerca, se detubo, escuchándose que se detubo con fuerza, haciendo que un pequeño cúmulo de tierra se levantara, y que el joven se pertacara de las personas en la entrada del pueblo.

-Diablos... no creo poder soportar más... necesito comer...

Lo peor de todo, era no poder comer, puesto que no tenía dinero. Se le había acabado hace días. y necesitaba contacarse con la orden, aunque no tenía uno de aquellos aparatos para comunicarse con la orden, y buscar proviciones, así que estaba solo. No sabía cómo se las arreglarí, y en caso de llegar a un caso extremo, tendría que robar comida, sino le quedaba de otra.

Después de merendar y ver que Elliot volvia a su típico trabajo, se puso una gabardina negra que tenia un gorro con el cual se cubrió la cara y cautelosamente se dirigió a la entrada, se percató de que ninguna de las sirvientas se diera cuenta de su huída, era un día especial, en el pueblo harían algunos dulces, llevaba suficiente dinero en sus bolsillos como para comprar muchos dulces. Pronto salió de la mansión y siguió caminando intentando que los jardineros no se dieran cuenta de que era ella. Corriendo salió de la gran mansión, se quitó la capucha de la cara y se peinó el cabello de manera diferente para que nadie del pueblo se diera cuenta que era ella. Guardó los clips de su pelo en otro bolsillo para que no la reconocieran.

- Hahaha! Las sirvientas y jardineros no podrán saber que escapé y a mis padres importancia no les dará! Yay!! - Dió un salto y siguio caminando hacia la derecha, entre los mercaderos.

Pronto Doll salió de toda la multitud de mercaderes, estando en las afueras del pueblo, en los campos... miró a lo lejos a un hombre de capa, y el poco cúmulo de tierra que se había levantado, su desinterés se volvió a un más desinteresado y no le tomo importancia al suceso, podría ser cualquier vendedor ambulante, siguió caminando hacia un pequeño hogar que por ahí se encontraba donde unos adolescentes de su misma edad estaban.

- Daniel!! Nicolás!! - Gritó la pequeña desde lejos y fue corriendo hacia ellos. - Me pregunto quien sería aquel hombre... presiento que no es un simple vendedor ambulante... - Pensó ya estando alado de los chicos.

Al fin parecía que tendría que robar comida, esa era la única oportunidad que tenía para sobrevivir, y sin embargo, dudaba.

Mientras caminaba, vio a una persona que llevaba ropajes extraños, parecía que se quería ocultar de algo, o alguien, pero de cualquier forma, no le prestaría atención. Cuando caminaba hacia el pueblo, y la chica caminó a su lado, una Inocencia que llevaba brilló, haciéndolo reaccionar para mirar debajo de sus ropas. Una de las Inocencia realmente brilló, eso quería decir que era un elegido, aquel que pasó a su lado.

Sacó la Inocencia y miró hacia atrás, donde aquella persona seguía caminando.

(Diablos... tengo mucha hambre... pero seguir a esa persona...)

Nuevamente miró hacia el pueblo, y suspiró, mirando hacia abajo, tendría que seguir a la chica, era su trabajo, y quizá hasta consiguiera comida, o tal vez no, solo intentando lo descubriría.

Se escondió la Inocencia y siguió a aquella persona, y estar a la distancia, sin llegar a tener contacto. Quería mantener la distancia antes de acercarse, y tener el tiempo de explicar las cosas, y sin embargo, no sabía si aceptaría.

Doll se detuvo ante un puesto de comida, viendo los diferentes tipos que en esta había. Se quito la capucha de la gabardina y miró todo el dinero que traía, le alcanzaba para muchas cosas, pero simplemente lo volvió a guardar. Pronto sintió qie alguien la seguia y lo único que se le ocurrió fue seguir caminando, por lo menos hasta dar con el susodicho.

- Lo llevaré hasta un callejon, aver que hará... sé lo básico de defensa personal y, Elliot ya ha sufrido un poco de mi fuerza... Lo controlaré si intenta hacerme algo... - Siguió caminando por lo menos hasta hallar un callejon sin salida, pensando en como atacaría al que la seguía.

Mientras caminaba, seguía de lejos a aquella persona, tenía mucha hambre, y su estómago se retorcía de dolor por el hambre. Era como si alguien le metiera agujas en el estómago. Pronto no podría ni caminar, o desfallecería de dolor del estómago, por falta de alimento. Con su mano izquierda se agarraba el estómago, como intentando aliviar el dolor, aunque era imposible.

Seguía a la chica hasta un puesto de comida, a este le dolía más el estómago, oliendo la comida desde su posición. Se le hizo agua la boca, pero luego tragó saliva, y notó que la chica, luego de ver su dinero, se lo escondía de nuevo, caminando derecho. ¿Se habría dado cuenta de su presencia? eso parecía, puesto que no prestaba atención a lo demás.

-¡Oi!, ¡Oi! ¡Espera!

Hablaba en voz no tan alta, pero que quizá escuchara.

Llegó un momento en el que se escuchó un cuerpo caer en el suelo. Ese era Ichigo, quien cayó por falta de comida, pronto se desmayaría de hambre, sino encontraba algo pronto, todo por seguir a aquella chica.

-Maldición... si pudiera comer un poco...

Estaba tendido en el suelo, ya no podía caminar más, parecía que se desmayaría pronto, de no encontrar algo que comer.

Al oír aquella voz me volteé y miré desfallecer al que me seguía, en realidad no parecía mala persona, y su traje era muy llamativo. ¿Un millonario? ¿Amigos de mis padres? No lo sabía, al oír su susurro saqué el dinero que traía y me dirigí al puesto de comida.

- Señora, ¿Podría darme un baguette, y algo de carne? y de paso... una botella de vino. Por favor - Dije amablemente a la señora, no suelo ser amable, pero tenia que serlo para pedir las cosas, así me lo han enseñado los maestros que han contratado mis padres.

La señora enseguida me dió una bolsa llena de comida y una botella de vino, la más barata que conocía. Le dí el dinero suficiente para pagar la comida y seguidamente a paso rápido me acerqué al hombre. Le puse la bolsa de comida y la botella de vino enfrente y me puse de rodillas a su altura.

- Oi oi... ¿Por que me sigues? - Le dije al hombre con una mirada directa y seria. Necesitaba saber el por que me seguía y que quería.

Mientras estaba tirado en el suelo, observaba con mirada seria hacia una de las paredes del lugar. Personas se quedaron viendo al joven caer, pero ninguno le fue a ayudar, por el contrario, siguieron si camino como si no hubiesen visto nada. Creyeron que era un borracho que andaba perdido, y que no lo ayudarían.

Escuchó a una persona llegar a su lado, y luego ir lejos de él, parece que le había escuchado, pero se había ido. Realmente no pensaba que así había acabado todo, moriría en al calle, por falta de comida, una manera pésima de comer. Sus ojos empezaron a cerrarse poco a poco, y finalmente, se desmayó.

Un olor lo hizo despertar, era el olor a trigo y carne lo que lo hizo despertar, se levantó rápidamente miró a al hica, otorgándole comida, para calmnar su estómago hambriento. Fue algo que no pensó, y una sonrisa se vio en él, que cuando agarró al comida, empezó a comer rápidamente. Primero agarraba un poco del Baguette con la mano izquierda, y luego la carne con la derecha, dejaba el vino a un lado, para el final.

La Inocencia nuevamente empezó a brillar, y fue cuando se detubo un momento para ver la Inocencia primero acabarái con el pan de trigo para sacudirse las manos, y agarrar la Inocencia. Era una especie de roca verde, que normalmente era de un tono verde oscuro, pero al estar cerca de su dueño, brillaba. Le mostró la Inocencia a la chica, ante su respuesta, y luego de tragar, respondió.

-Esto es lo que me trajo a ti... tócala, y verás lo que sucederá.

Lo miré comer tan rápido, que me dio nauseas por la merienda que ya habia comido. Mi mirada era de enojo.

- Rayos, si que tenía hambre... ¬¬ - Pensé al verlo comer de esa manera.

Pronto vió la cosa brillar en un tono verde. Se preguntaba que era, necesitaba explicaciones.
Cuando el joven la sacó y la mostró. No pudo evitar sonreir, su debilidad a cosas brillantes era notoria.

- ¿Que rayos es? - Pensó con los ojos brillosos y al oir lo que dijo el hombre, le miró curiosa. y enseguida agarró la cosa verde que brillaba, la agarró fuerte.

La piedra brilló muy fuerte, tanto que podría dejar ciego a cualquiera por unos segundos. Menos a las personas adaptadas a ella. Esta se volvió un pequeño rayo verde, y se acercó a las pinzas para el cabello de la chica. Las pinzas brillaron por unos segundos, y luego se apagó. La piedra había desaparecido, como si se hubiera transportado a la pinza para el pelo.

Ichigo terminó de comerse la carne. y tan solo agarró un poquito de vino, para pasar la comida. Con la parte de arriba de su mano, se quitó el líquido que le quedó en los labios y agitó la mano hacia un lado.

-Muchas gracias, hubiera muerto sino comía pronto. Aunque no me gusta beber...

Ahora, la chica debería estar sorprendida por lo que había pasado, quizá debería explicarle, cosa que haría en segundos.

-Eso lo que acabas de ver, se llama Inocencia... En toda tu vida, ¿no has visto seres de forma redonda, que vuelan, con cañones y una máscara tenebrosa? Pues esa Inocencia los destruye, y te diré que hay más piedras de estas dispersas en todo el mundo, y solo pertenecen a personas en específico, en este caso, la piedra te eligió a tí como portadora.

Mi cara pasó de Feliz, a... ¿Que rayos pasa?. No entendía nada de lo que sucedía y solo miraba mis pinzas para el pelo, eran especiales, pues Elliot me las había regalado en mi 14vo cumpleaños. Al oír la explicación del muchacho... comprendí solo un poco. Aun no sabia de que hablaba.

- No, nunca he visto seres tan feos... - Dirigí mi mirada a otro lado.

- A menos de que tu cuentes como uno... - Mi mirada seguia en la misma posición, estaba enojada por que no entendía nada de nada, y solo querí hacer un chiste con el comentario que hice.

- Antes que todo, Podrias decirme tu nombre? Creo que antes de que todo se explique, debe haber una presentación... - Dirigí mi mirada directa y seria hacia el hombre, y enseguida alzé mi mano para un típico estrechon de manos.

- Mi nombre es Vidoll Nightray, puedes llamarme Doll si gustas... Un gusto conocerte... emm... - Mi mano seguia en la misma posición, esperando a la respuesta del hombre.

-Ya veo... entonces tendré que empezar a explicar...

Luego que dijo sobre el "chiste" de los Akumas. Parecía una chica normal, inocente, diferente a muchas personas que quizá lo hubierna dejado tirado en el suelo, o si lo atendiera, pero no le daría comida. Era amable, y con eso, pensaba que sería fácil explicarlo, si aceptaba explicaciones que parecieran surealistas, pero que en realidad existían.

-Ichigo Kurosaki.

Estrechó la mano de la chica.

-Supongo que tendré que explicar todo desde el principio... pero antes... ¿Conoces esas personas de ahí?

Dijo señalando a un grupo de 4 hombres, los cuales tenían hachas en sus manos, tenían lso brazos colgando y sus cabezas mirando hacia abajo, con sus espaldas dobladas. Parecían unos locos asesinos.

-Espero que sean amigos tuyos... por que sino...

Al estrechar las manos con el hombre, intenté no sonreír, pero fue en vano. Solté la mano de Kurosaki y acomodé las pinzas sobre mi pelo, me lo peiné como normalmente lo hago.

- Parece buen hombre... - Pensé, aunque en realidad lo primero que pensé cuando me seguía que era un acosador o secuestrador que había descubierto que me escapé de la mansión.

Cuando Kurosaki señaló a los 4 hombres, me sorprendí. No eran amigos ni conocidos, o quizá eran bandalos que trabajaban para algunas familias que mis padres conocian. ¿Me estarían buscando? o... ¿Querran secuestrarme?.

- No los conozco para nada... no los he visto ni en una pintura... - Dije espantada.

-Entonces supongo son...

Antes de terminar la palabra, aquellos hombres parecían que se desprendían de sus pieles, y se transformaban en aquellas bolas de acero púrpura, con cañones y una máscara fea en ella. Era las mismas que dijo Ichigo, los que la chica no comprendía, y ahora podía entender lo que era. Solo que en un mal momento.

-Akumas

Dijo por último antes de agarrar el brazo de la chica y empezar a correr.

-Sígueme

Corrió rápidamente, buscnado un escodite por el que la chica se ocultara, y poder eliminar a los Akumas rápidamente, pero antes de eso, tenía que proteger a la chica inexperta, no sabía cómo activarla, y no podía decirlo ahora, ya que estaban corriendo.

Los Akumass empezaron a disparar sus armas, unos rayos púrpura que golpeaban contra el suelo y explotaban, haciendo que el sueo dispersara su tierra y inundara las calles de humo y tierra.

-Intenta buscar un lugar donde ocultarte, yo me ocupare de estos.

Dijo a la chica, ya algo lejos de los Akumas. Ichigo se voltio y corrió hacia los Akumas, quienes estaban atacando a las personas del pueblo. Tenía que protegerlas, y la única forma era eliminando el problema.

-Actívate

Sus armas se iluminaron por un rayo verde por unos momentos, sonriendo por unos momentos, al pensar en eliminar Akumas.