Misión a Zurich - Suiza [Yami & Suzaku]

Velvet era una chica muy fuerte, enfrentarse a un akuma así como si nada lo demostraba. Trate de ayudarla a levantarse, pero cuando por fin pudo hacerlo me lanzo asía un costado, cayendo al piso.
-Mierda…-me senté y vi a Velvet abajo del akuma, estaba apresada por sus garras.
El akuma levanto, lo que quedaba de su cola, y me ataco, me tire para atrás.
Suspire aliviado “estuvo cerca”.
Me levante y mire fijo asía donde se encontraba el akuma. Salte sobre el, aterrizando en su “espalda”. Este comenzó a sacudirse, amenazándome con tirarme.
-Sal de encima mío maldito exorcista.
Ya no podía aguantar por mucho tiempo, así que agarre mi daga, apuñale al akuma por detrás y comencé a deslizarla asía abajo, cortándolo por la mitad.
Este largo un pequeño gemido de dolor y exploto al instante. Mi cuerpo golpeo el suelo abruptamente y quede tendido allí.
-N-no pu-puedo moverme- dije entrecortadamente.
Podía sentir la lluvia golpear mi cara, por alguna extraña razón se sentía bien.
-Por fin acabo…- mire el cielo, estaba comenzando a despejarse poco a poco-no…aun no eh terminado debo…encontrar a los demás- trate de sentarme, había perdido mucha sangre y me sentía un poco mareado.

De un momento para otro la criatura explotó, aproveché el momento para deslizarme por debajo de este, no sabía si había sido un ataque intencional de su parte o si de verdad había desaparecido de una buena vez. Me cubrí la cabeza con los brazos y enrollé el cuerpo para que las piezas que volaran me dañaran lo menos posible.

Cuando me pareció seguro, abrí uno de los ojos, descubriéndome la cabeza con cuidado. Todo estaba tranquilo, pacífico por fin, dejando de lado la masiva destrucción que había ocurrido. Me senté, admirando la melancólica calma por un momento, el lugar parecía tornarse gris, la lluvia lo ayudaba. La gran llama se había reducido a un fino hilo de humo que se levantaba en el aire. Recordé la cadena, estaba tirada junto a mí, el óxido presente de nuevo, el brillo se había ido por completo. La tome con cuidado, como si se fuese a romper si la agitaba.

Vi de reojo algo que se movía, de inmediato giré la cabeza en esa dirección, era el Exorcista. Se veía muchísimo peor que antes.

Me levanté rápidamente y corrí en su dirección. A los pocos pasos tropecé y caí sobre una de mis rodillas, me había olvidado lo mucho que había sobre exigido a mi cuerpo. A pesar de que estaba toda golpeada y no había parte que no me doliese al moverme, me puse de pie nuevamente y me acerqué a él con un paso torpe y tambaleante.

"¡…eh!" intenté llamarlo por su nombre, pero no lo recordaba. "¿Te encuentras bien? ¿Puedes oírme?" le pregunté cuando llegué a su lado. Me tiré de rodillas al suelo. "¡ni se te ocurra morirte aquí! ¡Tienes muchas cosas que explicarme…!" miré en dirección de la ciudad, "además, ¡todo esto es culpa tuya! ¡Mas te vale que me ayudes a encontrar a mi padre y a Damien!" le dije en un tono de reproche pero a su vez, intentando hacer un chiste... aunque muy por dentro sentía una desesperación inmensa al no saber el paradero de ninguno de los dos hombres.

Sonreí, y lo sujeté con cuidado de un brazo, "volvamos a la ciudad para que te atiendan."

La lluvia había cesado y el cielo estaba completamente despejado.
Me encontraba sentado viendo como las nubes iban desapareciendo y dejando ver un resplandeciente sol.
Velvet apareció de golpe, baje mi mirada hacia donde se encontraba ella, parecía estar bien.
Comenzó a hacerme preguntas, era molesto.
Suspire- si estoy bien, solo tengo algunos golpes nada mas- guarde mis dagas en la parte trasera de mi pantalón- además yo me moriré cuando yo quiera tu no eres nadie para permitirme o no – le respondí con un tono burlón.
Baje mi mirada, en algo tenia razón “esta vez si fue mi culpa…”
-Ya lo se- le dije exhausto de escucharla hablar- no solo debo encontrar a ese par sino también al buscador- comencé a rascarme, con una mano, la cabeza.
Velvet trato de ayudarme a levantarme, sujetándome el brazo. No quería que me ayudase, no necesitaba su compasión, estaba perfectamente bien, bueno quizás no tanto.
Comenzamos a caminar así el centro de la ciudad. Estaba todo destruido, todo por culpa de los akumas y mía, por no haber echo un buen trabajo como exorcista.
De a poco se pudo comenzar a ver gente saliendo de sus “escondites”. Eso me alivio un poco, al parecer no había echo un mal trabajo.
A lo lejos se podía ver al tonto buscador recostado en unas de las tantas casas destruidas.
-Bakaa!!- le grite para que se de cuente de que aun estaba vivo.
Giro hacia nosotros, estaba sonriendo, comenzó a correr hasta quedar a solo centímetros frente a nosotros.
-Exorcista-sama que bueno que se encuentre bien- me miro apenado- lo siento no pude hacer un buen trabajo y por mi culpa...- lo interrumpí.
-Cállate…- suspire- lo as echo bien y ahora ayúdame- el buscador me ayudo a sostenerme en pie– donde se encuentran los demás?.
El buscador señalo a un edificio casi destruido, de allí comenzaron a salir un montón de gente. De ese monto se pudo ver al mocoso salir y al anciano, estos nos vieron y se dirigieron asta acá.

Solté un chirrido bastante agudo, producto de la alegría de la imagen frente a nosotros. Caminé unos pasos para después echarme a correr en dirección a mi padre y Damien quienes hicieron lo mismo. Abracé fuertemente al hombre mayor, enterrando la cabeza en su cuello. Me era imposible formar una oración coherente por lo que me conformé con gritar y sollozar. Mi padre, mientras, me palmeaba la espalda.

"Yo sabía que eran de confianza," Damien sonrió ampliamente hacia Yami. "Shino también hizo lo suyo, si nos salvamos fue por él."

A pesar de esto, el buscador miró algo melancólicamente las ropas que estaban tendidas en el suelo. Quienes no habían tenido tanta suerte.

Aparecí de golpe (nuevamente) entre el exorcista y el buscador, abracé a cada uno con un brazo, al mismo tiempo. "¡Les debo la vida!" mas allá de la escena emotiva, lo hacía para molestar al muchacho. Ya había visto que era fácil fastidiarlo. El rastreador sólo rió.

"Si me permiten la pregunta," intervino mi padre, "¿qué fue todo esto?"

Era reconfortante era ver esa escena, bueno digo, no era que me importase el bienestar de esos sujetos, pero bueno.
Velvet corrió así aquel par y comenzó a llorar, me daban ganas de vomitar. Luego se giro asía nosotros “y a esta que le pasa?” y nos abrazo!.
-Ya ya – le dije en un intento de que me suelte- deja de comportante como una niñita- me soltó.
Suspire aliviado, odiaba que le gente sintiera pena por mi o se preocuparse, era insoportable.
Miro asía donde se encontraba el anciano al parecer nos estaba hablando a mi y al buscador.
-Bueno…eso…-comenzó a hablar el buscador, al parecer no encontraba las palabras adecuadas para describir dicho echo- eso fue…ettooo…-lo interrumpo.
-Akuma- dije cruzándome de brazos, los demás se me quedaron viendo- ejem…-me aclare la garganta- escuchen bien porque solo lo diré una vez, entendido?-las personas presentes asintieron con la cabeza.
-Un akuma es un ser creado por el Conde del Milenio para destruir a la humanidad.
Un Akuma se crea cuando una persona muere y otra desea su regreso, el aparece y los engaña diciendo que puede traerlos a la vida. La persona debe gritar su nombre, atrayendo su alma al Akuma donde queda atrapada. Una vez que se activa el akuma el conde le da la orden de devorar su alma y así quedarse con el cuerpo- me senté en un banco que estaba allí- Lo que busca el Conde es la inocencia de corazón, la misma que nosotros los exorcista buscamos. Nuestra misión es ir por el mundo buscando inocencias y personas que sean compatibles con ella, es lo que estoy haciendo en este momento. Pero deben saber que no todas las personas son compatibles.- suspire- en fin…creo que con esto eh aclarado un poco sus dudas al respecto.-mire a Velvet- todo lo que acabo de decir iba exclusivamente para ti- señalo la cadena que sostenía- esa cadena…al parecer puede que sea una inocencia, es extraño pero pudo “herir” al akuma-mire serio a la chica- esto no es fácil de decir pero…al parecer tu eres unas de las personas que es compatible con dicha inocencia, es por ello que…-pare un momento y me puse de pie- tu…eres una exorcista…eso quiere decir que deberás venir conmigo al la orden oscura, lugar donde estamos todos los exorcistas, tu eliges venir o no, pero deberás elegir rápido tendrás hasta mañana para decidir.- me acerqué a ella, le toque el hombre y me fui al hotel para poder descansar un poco-Vamos Shino.

Miré al exorcista alejarse, estábamos los tres en silencio.

Inocencia

"No se a ustedes pero a mí esto me suena a novela fantasiosa. Fantasiosa de maas"

"Mmm," miré la cadena y analicé lo sucedido con un poco más de calma. Todo parecía tener mas sentido, pero aún así, Damien tenia razón, todo parecía sacado de un libro. Si no lo hubiese vivido en carne propia, me le hubiera reído en la cara al muchacho de negro.

Giré la cabeza hacia mi padre, estaba callado. ¿Creerá seriamente que voy a dejar la ciudad para irme con un extraño?

"Bueno," quebró el silencio una vez más, "Velvet, estás herida," volteó hacia mi padre, "quédense esta noche en casa, está mucho mas cerca que la de ustedes. Mi señora madre estará mas que gustosa de la visita."

...¡¡Madre!!... me desesperé de nuevo, "¿has- hasta dónde llegó el ataque? ¿Afectó a toda la ciudad?"

"No," apoyó ambas manos en mis hombros para que me relajara, "no va más allá de está parte de la ciudad. Tu madre de seguro ni se enteró de lo sucedido." Me sonrió, aunque por algún motivo, no era reconfortante. "Gracias por la invitación, mocoso. Aceptamos con gusto."

Damien sonrió al instante, hablando de cien cosas a la vez, como si nada hubiera pasado. Nos dirigimos hacia su casa.

La noche fue bastante común, fue agradable volver a ver a la familia de Damien. A pesar de eso, fui a acostarme no bien terminamos de cenar. Me dolía todo el cuerpo y estaba más que exhausta, aunque me costó dormirme. Supongo que seguía algo shockeada.

Ir por el mundo... me giré sobre uno de los costados y miré la cadena. No me animaba a alejarme de ella, era extraño y ridículo a la vez. Siempre quise viajar y ahora que tengo la oportunidad, estoy dudando alcé la vista en la oscuridad, hacia la cama de enfrente, donde estaba mi padre.

Lo escuché suspirar, "te la hizo difícil, ¿no?" Me sorprendí un poco, creía que estaba dormido, "si de verdad quieres ir, no tengo objeciones. Todo esto suena raro pero parecen de esas cosas que sólo pasan una vez y a ciertas personas."

No le contesté.

"Damien me contó como te comportaste frente a la situación, pareciera como si de verdad esta "inocencia" te hubiera elegido" se rió suavemente.

Ya tenía varias cosas en favor de dejar la ciudad, pero aún así dudaba. No era algo fácil de decidir.

Pude finalmente dormirme aunque no fue mas de 3 o 4 horas. Era de madrugada, no estaba segura qué hora pero amanecería pronto. Sin pensarlo más, tomé la cadena junto con algunas de las cosas que me parecía iba a necesitar y salí lo más silenciosa posible de la habitación. Si lo seguía pensando, no me animaría a tomar tal cambio.

Busqué entre los cajones un papel y algo con qué escribir. Me despedí ahí mismo, con algo corto y conciso. Era muy cobarde para despedirme personalmente de mi padre y de Damien. Tampoco me explayé demasiado, porque cuanto más escribía, mas me arrepentía.

Salí de la casa y me dirigí hacia el mismo lugar donde nos despedimos del exorcista el día anterior. Era muy temprano pero no podía conmigo.

Nos estábamos dirigiendo así el hotel. El sol ya se estaba ocultando y los faros de la ciudad comenzaron a prenderse una por una.
-Yami…-le buscador me estaba llamando.
-Que quieres? – le respondí sin verle.
-Esta seguro?.
-De que?.
-De lo que izo, de esa chica- el buscador me agarro el brazo y se pudo delante de mí.
-De que demonios me estas hablando?- mire para un costado.
-Vamos no se haga el tonto conmigo…Ud. sabe muy bien a lo que me refiero- se cruzo de brazos.
Suspire- Aun no me dices que es lo que quieres?- estaba comenzando a molestarme su actitud.
-Lo que trato de decir es que si esta seguro de lo que izo, de haberle propuesto a Velvet-san ser una exorcista, Ud. sabe muy bien lo que significa…-su cara parecía preocupada- si ella acepta tendrá que separarse de sus seres queridos, de donde nació además…-lo interrumpo.
-Eso ya no es nuestro problema la que tiene que decidir es ella, estoy seguro que sabe las consecuencias de ser un exorcista- le toque el hombre para que tratara de relajarse- vamos ya esta oscureciendo.Llegamos al hotel. Entre al baño y me duche, el maldito buscador salio para buscar algo de comer, me recosté en la cama y mire al techo.
Shino entro a la habitación, con la comida en mano.
-Exorcista-sama perdón por la tardanza.- me entrego la comida.
No lo mire y comencé a comer. Luego de terminar, me decidí a dormir.
Desperté, aun tenia un poco de sueño, mire la hora ya eran las 6:30 hs.
-Si que pasa rápido el tiempo- me sorprendí al ver la hora.
-Ya es hora -dijo Shino, parado en frente de mi.
Me aliste y salimos del hotel.
-Esta seguro?- dijo el tonto buscador comenzando de nuevo. No le dije nada y seguí caminando.
A lo lejos pude ver a Velvet, estaba recostada en la pared.
Sonreí- Oie niñita que haces a estas hora aquí?- esto ultimo se lo dijo en un tono burlón.
Me acerque a ella y la mire.
-Y?...Que as decidido?.

Lo miré a él y luego a la ciudad destruida.

"No se qué hacer conmigo misma. Si de alguna forma puedo evitar que este tipo de cosas se repita... ¡no voy a decir que no! Además..." cambié completamente la cara de seriedad "...¡me llevarás a pasear por el mundo! GRATIS." Dejé salir mi entusiasmo, intentaba distraerme y pensar en positivo. Sabía que si no lo hacia, terminaria arrepintiendome y corriendo de vuelta a casa.

"Y bueno... ¿a dónde vamos primero?"

Estaba confundido “gra-gratis? Yo nunca dije que…bueno mientras venga a la orden esta todo bien…” me dije a mi mismo.
-Bien…debemos ir a la estación hoy saldrá nuestro tren – comencé a buscar algo en mi bolsillo- aquí están los pasajes…ahora andando.
Yo llevaba la delantera, la chica y el buscador me seguían atras.
Tomamos el tren que se dirigía a la orden oscura, iba hacer un largo viaje y yo ya quería llegar, necesitaba hacer tratar mis heridas.

(Cambio de escena).

Miré la ciudad una última vez antes de subirme al tren, atrpeyando al buscador y empujando gente. Solamente había viajado en semejante cosa una vez en mi vida y cuando era muy chica, por lo que todo era relativamente nuevo para mí. Claramente era muy diferente de las carretas a la que acostumbraba, y no solo eso, ¡era primera clase!. Está de más decir que me aproveché de cada uno de los lujos que brindaba.

(Cambio de escena)