Residencia Datura

Mansión Datura escribió:Una elegante construcción de dos pisos, situada en una de las colonias más lujosas del país y aledaña al Castillo Presidencial, con fachada de piedra en colores cobrizo y caoba, arcos pálidos y grandes ventanales. Pisos de madera fina y barandales de plata, espaciosas habitaciones, recepción, sala, comedor, cocina y grandes baños. Posee una entrada empedrada y dos jardines laterales más el central frente a la casa, una pequeña fuente se ubica en la recepción. Altas rejas de metal protegen la casa. Arquitectura claramente de su natal Francia. Varios mayordomos y mucamas se encargan de su mantenimiento diario. Un hogar acogedor...

La ventaja que más le gustaba a la francesa de vivir en un país de economía naciente y en búsqueda de desarrollo, era sin duda la oportunidad de inversión en los diferentes y “nuevos” mercados de aquella nación. Existían rubros que necesitaban del capital necesario para su crecimiento y a Serpens le encantaba inmiscuirse en ese tipo de negociaciones, de hecho siempre que su estimado Monsieur Conde no le requería, la de ojos esmeralda ocupaba su tiempo en la planeación de un nuevo negocio.

En esta ocasión se trataba del ramo minero. Una nueva veta de plata se hubo hallado en el norte del país y el Presidente hubo abierto la posibilidad de que aquellos interesados y con capital disponible visitaran la nueva mina, por lo que la joven empresaria se hubo trasladado hasta ahí.

Y ahí estaban. Un grupo de diez personas, todos diferentes de nacionalidad y una sola mujer: Serpens Datura, algo que sin duda causaba molestia y admiración pues debido a su historia y sobre todo su fama de mujer astuta e independiente incomodaba a más de uno de los diferentes competidores que se “enfrentaban” a ella con la intención de ser socios mayoritarios o dueños de un nuevo negocio.

Incluso a alguien se le hubo ocurrido esparcir el rumor de que como mujer se le permitía tanto poder e influencia debido a que seguro era hija bastarda del Presidente Díaz, pues conocían de su fanatismo por Francia y su gusto por viajar a aquel país… sin embargo, quien hubiese sido el “regador de la pólvora” seguro se arrepintió después ya que lejos de perjudicar a la morocha acabó por elevar su popularidad a un grado tal que en ese tiempo la Datura tuvo un crecimiento acelerado en todas sus compañías. Así que finalmente un día los empresarios “olvidaron” ese rumor e incluso lo tacharon de absurdo.

-Entonces que empiece nuestra estimada Mademoiselle Datura- comentó sonriendo el joven estadounidense una vez el grupo estuvo sentado a la mesa en aquella habitación improvisada como sala de juntas. Aquel joven rubio de aspecto desenfadado era el recién heredero del apellido Clive y el principal (único) competidor al que la ojiverde tenía que ponerle atención, y es que su familia ya tenía acaparada la mayoría de las minas en la República.

-Por favor no. Las “Blancas” siempre tiran primero…- respondió con calma y cierta mirada retadora mientras se acomodaba altivamente en el asiento.

Aquella sería una negociación interesante…

Para: Eveline Queen
De: Conde del Milenio

Mi muy querida Serpens, se que este es un favor muy grande, pero ya es tiempo para hacer uso de tus habilidades. El lugar al que debes ir es en Toliara, si lo sé, un lugar bastante alejado donde te encuentras, pero confió en que sabrás como llegar fácilmente al lugar.
Saludos Coordiales
Conde del Milenio.

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Información Off Rol:

Spoiler:

-Merci beaucoup- pronunció la mujer de ojos verdes mientras daba una leve reverencia a los presentes y recogía con calma sus pertenencias sobre la mesa, la mayoría eran papeles entre los cuales resaltaba un contrato de compra-venta. Y es que para sorpresa de los presentes la Reina había conseguido ganar la posesión de la mina.

-Supongo que con esto nos estaremos viendo más seguido- comentó el joven Clive una vez que los otros asistentes se retirarán, la aludida se limitó a sonreír con tranquilidad -no dudes en pedir mi ayuda si es que te “atoras” con algún asunto, la verdad es que una competencia sana siempre es bienvenida- continuó el rubio mientras extendía la mano a la morocha.

-Claro- contestó ella mientras correspondía el gesto con suavidad, de hecho si alguien viese en aquel momento a la Dama Negra juraría hallarse frente a una mujer pacífica y muy agradable pero quien se iba a imaginar lo contrario si la Datura era una experta en el arte del engaño.

De pronto un personaje surgido casi de las sombras irrumpió con un leve tosido, se trataba de un joven de cabellos castaños y ojos pardos.

-Ama Datura- dijo cuando tuvo la atención de los presentes y le extendió con cortesía un sobre con su nombre, Serpens agradeció y de inmediato leyó su contenido, un brillo muy especial iluminó sus esmeraldas ojos.

-A sido un placer Monsieur Clive, pero ahora debo retirarme a cumplir con más de mis labores- dijo haciendo una leve reverencia.

-Tan pronto te retiras? Vaya… si que eres una mujer muy ocupada espero tener la oportunidad de verla pronto Mademoiselle- dijo el americano despidiéndose con un beso en la mano de la Datura.

- Au revoir- fue lo último que pronunció la francesa antes de salir rumbo a Toliara acompañada del Akuma mensajero.


[Cambio de escena]

Aquella era una excelente mañana para disfrutarse en el jardín. El clima era fresco y las nubes proporcionaban una cómoda sombra sin dejar de lado los rayos del gran Sol, eso le gustaba bastante a la Datura así que por ello no había desaprovechado la oportunidad de trabajar en el exterior.

Mientras la servidumbre se dedicaba a podar los arbustos y mantener limpia la mansión, la francesa comía pacíficamente una apetitosa manzana roja mientras leía el último informe financiero de una de las empresas en su poder. Dio otro mordisco a la fruta y sonrió, recordando que esta (la manzana) había llegado como regalo desde USA por parte del joven Clive quien se había empeñado en llenarla de atenciones desde su encuentro en la mina.

Serpens esperaba que el hombre tuviese intenciones menos frívolas que el simple hecho de gustar de las viudas, tal vez fuese un tanto más interesante si sus acciones estuviesen encaminadas a "tener a sus enemigos más cerca"... Después de todo seguía siendo una posibilidad y ella no le respondería hasta que esta opción fuese la de más alta probabilidad.

Volvió a comer otro pedazo de manzana.

De pronto uno de los mayordomos se acercó hasta ella llevando una carta que logró que la de ojos esmeralda se notase realmente contenta, dejó de lado la fruta y con calma leyó el contenido del documento.

-¿Esta segura Mademoiselle que no quiere que trocemos su manzana?- indagó el mayordomo cuando notó a su Ama terminar con su lectura, la aludida le dedicó una sonrisa.

-Merci y por favor que sea para que pueda ir comiéndole, debo viajar hacia el continente asiático, una nueva oportunidad de negocio se ha presentado.- explicó poniéndose de pie y dirigiéndose al interior de la residencia.

Las noticias del Conde siempre le hacían sentir tan animada.



[Cambio de escena]

Terminaba de su entrenamiento, en el salón dispuesto para ello en el piso subterráneo de la residencia, cuando le dieron aviso de la misiva que había recibido en calidad de urgente; así que agredeciendo el gesto del mayordomo se colocó la toalla al rededor del cuello y luego una gabardina para evitar que el calor de su cuerpo en movimiento se perdiera de improviso tras salir del área.

Mientras ascendían por las escaleras, la francesa aprovechó para abrir el sobre y comenzar a leer, su sirviente agregó entonces que la carta había llegado acompañada de un joven pelirrojo y ojos azules que tenía la tarea de acompañarla una vez estuviera lista para el viaje. La de ojos verdes sonrió abiertamente, pues con sólo mirar el remitente le fue fácil suponer la identidad del que servía como mensajero y después guardia, una risa sincera salió de sus labios tras terminar con las palabras de Monsieur...

-Parto hacia los Países Bajos, un colega necesita algo de asesoría con su nueva empresa- comentó al de traje y sin preguntar más nada se adelantó para dar aviso a las personas pertinentes en el puerto, que su Señora necesitaría que su barco estuviese listo para zarpar, además de preparar el equipaje que llevaría la dama. Serpens se dirigió a la sala donde el de cabellos rojizos había sido instalado cómodamente y se dedicaba a curiosear los bocadillos que tenía en frente.

-Nos vamos en media hora, si tienes hambre puedes acercarte al centro mientras tanto, lamentablemente "mis humanos" no son parte del menú- dijo con tranquilidad y se alejó rumbo a su habitación para alistarse. El akuma asintió, pero se encontraba satisfecho así que simplemente se acomodó en el sofá dispuesto a esperar.

Una vez paso el tiempo indicado la mujer de negro y su acompañante se trasladaban en carreta hacia la estación...


[Cambio de escena]