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Todo el material que se publique dentro del foro es y será propiedad de su creador a menos que se indique lo contrario.
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School Ghost
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School Ghost
Buenas ^^
Desde hace tiempo estoy con una serie inventada por mi, que me gustaría que leyesen. Está escrita en un archivo de Word, y es una historia bastante interesante. Trata de una chica, que junto a su mejor amigo, llegan a una escuela de bachiller. Pero pronto se ven envueltos en una batalla entre dos familias ancestrales, y estaran acompañados de un profesor que le enseña a pelear, una chica solitaria que es buena manejando armas y luchando, un fantasma, que es miebro de una de las familias, y un compañero de clase al que involucran sin querer. Viviran diversas aventuras, y los protagonistas se tiene que enfrentar a un alumno perteneciente a otra de las familias, y a un profesor que le enseña a luchar, y ademas es su guardaespaldas.
Les voy a dejar los personajes aquí, para que vean como es cada uno de ellos:
-Personajes principales:
-Konan Kudoisho: es la protagonista de esta historia. Tiene 17 años, y acude al High School Kindaro (escuela de bachiller), junto a su mejor amigo Shinichi. Va a la misma clase que Shinichi y Yuko, y su tutor es Kyoya. Es descendiete de Yukari Kudoisho, el fantasma de la escuela, y es la única que la puede ver, sin contar a Yuko y Hatsuki (más tarde, Shinichi tambien puede gracias a su conexión con Konan). Al ser miebro del Clan Kudoisho, es víctima de los miebros del Clan Kogane, pero es protegida por Yuka y Hatsuki. Es una chica espontánea y agradable, a la que se le dan bien los deportes pero mal los estudios, por lo que Shinichi siempre esta ayudandola. A veces es algo abrstaída, por lo que no se entera de lo que ocurre a su alrededor. Se especializa en el manejo de una katana. Posee poderes mentales, relacionados con el Mas Allas (puede purificar fantasmas, pero como aún no tiene los poderes desarrollados, eso lo hace Yukari)
-Shinichi Kumamoto: es el mejor amigo de Konan, que siempre le llama Shin en apodo cariñoso. Siempre ha estado enamorado de ella, pero nunca se ha atrevido a confesarle sus sentimientos. Tiene 17 años, y acude al High School Kindaro junto a Konan. Va a la misma clase que Shinichi y Yuko, y su tutor es Kyoya. Cuando se entera de lo que le pasa a Konan (que es perseguida) le pide a Hatsuki que le entrene para protegerla. en un momento de la historia le ocurre algo terrible. Es un chico agradable y tímido, al que se le dan bien los deportes y el estudio, por lo que siempre está dispusto a ayudar a Konan. Se especializa en el manejo de pistolas.
-Yuko Tabaita: es una alumna solitaria y reservada. Al igual que Konan y Shinichi, llega nueva, pero porque la han saltado un curso al ser superdotada. Tiene 16 años y acude al High School Kindaro. Va a la misma clase que Shinichi y Konan, y su tutor es Kyoya. Gracias a la amistad que Konan le brinda, se abre a los demas estudiantes. Conocía desde antes a Hatsuki, por lo que está locamente enamorada de él (pero no se atreve a confesar sus sentimientos). Se siente físicamente atraída por Kyoya, aunque lo odia con toda su alma. Está especializada en el manjeo de armas (en especial katana y guadaña), en distintos tipos de lucha (karate, taekoundou, kick boxing, mui taeh...) y gracias a las enseñanzas de Hatsuki (y que pertenece al Clan Tabaita, el Clan que se encarga de la protección de los Kudoisho) sabe manejar el fuego azul.
-Kaoru Kurosawa: joven tímido y algo torpe que siempre va con una capucha. Tiene 17 años, y acude al High School Kindaro. Va a la misma clase que Shinichi, Konan y Yuko, y su tutor es Kyoya. Al llevar gafas suelen meterse con el, pero posee un gran atractivo que atrae a mas de una chica. Está locamente enamorado de Yuko, pero es tan vargonzoso que no se ateve a decirselo. Suele mandarle cartas anónimas de amor, algo que Yuko cree que es una broma. Acaba ayudando a Konan y los demas, pero es un precio que pagará caro. Al final, logra declararle sus sentimientos a Yuko. Aprende a manejar bien la guadaña con cadena (a lo Tsubaki de Soul Eater).
-Yukari Kudoisho: es una alumna que murió hace 200 años, asesinada por un miebro de su familia rival, los Kogane. Aparece en el High School Kindaro como fantasma, y se presenta como la antepasada de Konan. Yukari es alegre y muy torpe (para ser un fantasma, anda tropezandose todo el tiempo con su yukata). Es la que purifica los fantasmas y los envía al Más Allá con la ayuda de Yuka o Hatsuki.
-Hatsuki Hibara: es el tutor de Kiyoshi, pero el mentor de Yuko, Konan y Hatsuki. Tiene 27 años y profesor del High School Kindaro. Conoce a Yuko desde que ella estaba en primaria, y desde entonces está enamorado de ella. Odia a Kyoya con toda su alma, pero delante del resto de profesores fingen llevarse bien. Sabe manejar a la perfección cualquier arma y es muy bueno en bastantes tipos de lucha. Pertence a un clan de luchadores que entrenaban a los Tabaita, por eso tiene una profunda conexión con Yuko.
-Kiyoshi Kogane: es un estudiante sin escrúpulos, que quiere acabar a toda costa con la vida de Konan. Gracias a su aspecto y a su caracter misterioso, tiene locas a todas las chicas. Tiene 17 años y va al High School Kindaro. su tutor es Hatsuki. Posee los mismos poderes que Konan, pero el, en vez de purificar, lo que hace es infectar los espíritus (el Clan Kogane destruye espíritus, el Clan Kudoisho los purifica). Maneja a la perfección la katana (en una de las peleas, se enfrenta contra Yuko y ambos acaban empatados. Esto demuestra que en el nivel de armas estan igualados) y se le da bien el karate (es cinturón negro desde los 12 años). Es descendiente del asesino de Yukari.
-Kyoya Sasagawa: es profesor del High School Kindaro, y el tutor de Konan, Shinichi y Yuko. Se seinte atraído hacia Yuko, a la que intenta seducir repetidas veces cuando están a solas. Odia a Hatsuki, y siempre que discuten le dice que le quitará a Yuko. Es el mentor de Kiyoshi y el que le enseña todo. Tiene 26 años. Al igual que Hatsuki, maneja a la perfección cualquier arma y sabe muchos tipos de lucha, pero además, posee la capacidad de manejar el fuego rojo (el Clan de los Sasagawa protege al Clan de los Kogane).
Bueno, estos son los personajes, así que les dejaré la historia hasta el capitulo 2. Espero que les guste.
Capitulo 1
Capitulo 2:
Espero que les haya gustado la historia ^^ Por favor, dejen sus comentarios sobre sus opiniones, y si tienen algo que me pueda ayudar, alguna idea, o si quieren dar algun cnsejo sobre como he de escribir no duden en dejarlo
Desde hace tiempo estoy con una serie inventada por mi, que me gustaría que leyesen. Está escrita en un archivo de Word, y es una historia bastante interesante. Trata de una chica, que junto a su mejor amigo, llegan a una escuela de bachiller. Pero pronto se ven envueltos en una batalla entre dos familias ancestrales, y estaran acompañados de un profesor que le enseña a pelear, una chica solitaria que es buena manejando armas y luchando, un fantasma, que es miebro de una de las familias, y un compañero de clase al que involucran sin querer. Viviran diversas aventuras, y los protagonistas se tiene que enfrentar a un alumno perteneciente a otra de las familias, y a un profesor que le enseña a luchar, y ademas es su guardaespaldas.
Les voy a dejar los personajes aquí, para que vean como es cada uno de ellos:
-Personajes principales:
-Konan Kudoisho: es la protagonista de esta historia. Tiene 17 años, y acude al High School Kindaro (escuela de bachiller), junto a su mejor amigo Shinichi. Va a la misma clase que Shinichi y Yuko, y su tutor es Kyoya. Es descendiete de Yukari Kudoisho, el fantasma de la escuela, y es la única que la puede ver, sin contar a Yuko y Hatsuki (más tarde, Shinichi tambien puede gracias a su conexión con Konan). Al ser miebro del Clan Kudoisho, es víctima de los miebros del Clan Kogane, pero es protegida por Yuka y Hatsuki. Es una chica espontánea y agradable, a la que se le dan bien los deportes pero mal los estudios, por lo que Shinichi siempre esta ayudandola. A veces es algo abrstaída, por lo que no se entera de lo que ocurre a su alrededor. Se especializa en el manejo de una katana. Posee poderes mentales, relacionados con el Mas Allas (puede purificar fantasmas, pero como aún no tiene los poderes desarrollados, eso lo hace Yukari)
- Spoiler:
-Shinichi Kumamoto: es el mejor amigo de Konan, que siempre le llama Shin en apodo cariñoso. Siempre ha estado enamorado de ella, pero nunca se ha atrevido a confesarle sus sentimientos. Tiene 17 años, y acude al High School Kindaro junto a Konan. Va a la misma clase que Shinichi y Yuko, y su tutor es Kyoya. Cuando se entera de lo que le pasa a Konan (que es perseguida) le pide a Hatsuki que le entrene para protegerla. en un momento de la historia le ocurre algo terrible. Es un chico agradable y tímido, al que se le dan bien los deportes y el estudio, por lo que siempre está dispusto a ayudar a Konan. Se especializa en el manejo de pistolas.
- Spoiler:
-Yuko Tabaita: es una alumna solitaria y reservada. Al igual que Konan y Shinichi, llega nueva, pero porque la han saltado un curso al ser superdotada. Tiene 16 años y acude al High School Kindaro. Va a la misma clase que Shinichi y Konan, y su tutor es Kyoya. Gracias a la amistad que Konan le brinda, se abre a los demas estudiantes. Conocía desde antes a Hatsuki, por lo que está locamente enamorada de él (pero no se atreve a confesar sus sentimientos). Se siente físicamente atraída por Kyoya, aunque lo odia con toda su alma. Está especializada en el manjeo de armas (en especial katana y guadaña), en distintos tipos de lucha (karate, taekoundou, kick boxing, mui taeh...) y gracias a las enseñanzas de Hatsuki (y que pertenece al Clan Tabaita, el Clan que se encarga de la protección de los Kudoisho) sabe manejar el fuego azul.
- Spoiler:
-Kaoru Kurosawa: joven tímido y algo torpe que siempre va con una capucha. Tiene 17 años, y acude al High School Kindaro. Va a la misma clase que Shinichi, Konan y Yuko, y su tutor es Kyoya. Al llevar gafas suelen meterse con el, pero posee un gran atractivo que atrae a mas de una chica. Está locamente enamorado de Yuko, pero es tan vargonzoso que no se ateve a decirselo. Suele mandarle cartas anónimas de amor, algo que Yuko cree que es una broma. Acaba ayudando a Konan y los demas, pero es un precio que pagará caro. Al final, logra declararle sus sentimientos a Yuko. Aprende a manejar bien la guadaña con cadena (a lo Tsubaki de Soul Eater).
- Spoiler:
-Yukari Kudoisho: es una alumna que murió hace 200 años, asesinada por un miebro de su familia rival, los Kogane. Aparece en el High School Kindaro como fantasma, y se presenta como la antepasada de Konan. Yukari es alegre y muy torpe (para ser un fantasma, anda tropezandose todo el tiempo con su yukata). Es la que purifica los fantasmas y los envía al Más Allá con la ayuda de Yuka o Hatsuki.
- Spoiler:
-Hatsuki Hibara: es el tutor de Kiyoshi, pero el mentor de Yuko, Konan y Hatsuki. Tiene 27 años y profesor del High School Kindaro. Conoce a Yuko desde que ella estaba en primaria, y desde entonces está enamorado de ella. Odia a Kyoya con toda su alma, pero delante del resto de profesores fingen llevarse bien. Sabe manejar a la perfección cualquier arma y es muy bueno en bastantes tipos de lucha. Pertence a un clan de luchadores que entrenaban a los Tabaita, por eso tiene una profunda conexión con Yuko.
- Spoiler:
Ya se que es Tyki Mikk, pero es que el personaje le pega al profesro...eso sí, imaginenlo sin las cruces xD
-Kiyoshi Kogane: es un estudiante sin escrúpulos, que quiere acabar a toda costa con la vida de Konan. Gracias a su aspecto y a su caracter misterioso, tiene locas a todas las chicas. Tiene 17 años y va al High School Kindaro. su tutor es Hatsuki. Posee los mismos poderes que Konan, pero el, en vez de purificar, lo que hace es infectar los espíritus (el Clan Kogane destruye espíritus, el Clan Kudoisho los purifica). Maneja a la perfección la katana (en una de las peleas, se enfrenta contra Yuko y ambos acaban empatados. Esto demuestra que en el nivel de armas estan igualados) y se le da bien el karate (es cinturón negro desde los 12 años). Es descendiente del asesino de Yukari.
- Spoiler:
-Kyoya Sasagawa: es profesor del High School Kindaro, y el tutor de Konan, Shinichi y Yuko. Se seinte atraído hacia Yuko, a la que intenta seducir repetidas veces cuando están a solas. Odia a Hatsuki, y siempre que discuten le dice que le quitará a Yuko. Es el mentor de Kiyoshi y el que le enseña todo. Tiene 26 años. Al igual que Hatsuki, maneja a la perfección cualquier arma y sabe muchos tipos de lucha, pero además, posee la capacidad de manejar el fuego rojo (el Clan de los Sasagawa protege al Clan de los Kogane).
- Spoiler:
Bueno, estos son los personajes, así que les dejaré la historia hasta el capitulo 2. Espero que les guste.
Capitulo 1
- Spoiler:
- [Hace 10 años]
-Jooo, Shin, eso es trampaaa. Mientras contabas seguro que no cerraste los ojos y viste donde me escondía- resopló una niña pequeña. Shin sonrió tímidamente a su amiga. Esta llevaba el corto cabello recogido en dos coletas en la parte alta de la cabeza, y lo miraba desafiante y enfadada con unos preciosos ojos ámbar. Sin saber por qué, Shin se sonrojó.
-No te he mirado, he tenido los ojos cerrados todo el tiempo Konan, te lo juro- prometió el niño. Sus ojos verdes miraban sonrientes a la niña, y eran sinceros.
-Bueno…te creo porque eres tú Shin, pero si llega a ser otro…. ¡¡AUUU!!- exclamo la niña. Un balón de cuero le había golpeado la cabeza y ahora se la frotaba para aliviar su dolor.
-Lo siento, no pretendíamos hacerte daño- exclamó una voz femenina. Konan se giró y observó como una chica alta y muy guapa se acercaba a ellos. Se agachó a la altura de Konan y le acarició la cabeza- ¿Estás bien pequeña?- preguntó la chica. Konan asintió con la cabeza. Detrás de la chica apareció de pronto un chico mucho más alto y muy guapo también.
-Sayoko, ¿están bien?- preguntó el chico.
-Si Naoto, tranquilo- contesto la chica llamada Sayoko sonriendo.
Shin observaba la escena colocado al lado de Konan, a la que se había acercado cuando comenzó a frotarse la cabeza.
-Mirad, para compensaros, os invitamos a tomar un helado… ¿vale?- preguntó Sayoko sonriendo a Konan y Shin. Estos abrieron inmensamente los ojos, y Konan, dio un paso adelante y se encaró a la chica.
-Nuestras mamas dicen que no debemos aceptar cosas de desconocidos- espetó Konan. Sayoko la miró unos instantes sorprendida, pero luego comenzó a reírse.
-Tienes razón, perdón por no habernos presentado…yo soy Sayoko, y este es mi amigo de la infancia Naoto- contestó Sayoko sonriente. Konan se mostró confusa, y después resignada.
-Está bien, os dejamos que nos invitéis a un helado porque ya sabemos quiénes sois- murmuró, enfurruñada. Sayoko, Naoto y Shin rieron divertidos.
Los dos pequeños pasaron una tarde sumamente agradable. Después de comer los helados, Sayoko y Naoto les invitaron a jugar al fútbol con ellos.
Las horas se pasaron volando. Cuando se cansaron de jugar, se tumbaron en el césped, y Sayoko le contó que Naoto y ella no se habían separado desde que se conocieron. Habían hecho juntos la guardería, la primaria, la secundaria, y el curso en el que estaban ahora, el bachiller. Konan se mostró muy sorprendida por la unión de los dos amigos. Cuando fue hora de regresar a casa, se despidieron de sus nuevos amigos y caminaron hasta el bloque de apartamentos donde vivían puerta con puerta. Al llegar a la entrada de su casa Konan se detuvo:
-Shin… ¿me prometes una cosa?- preguntó la chica, con la mirada baja. Shin la miró preocupado.
-¿Qué cosa Konan?- preguntó el chico en modo de contestación. Inesperadamente, Konan lo cogió e la mano, algo que hizo que Shin se sonrojase.
-¡¡Que estaremos juntos siempre, como Sayoko y Naoto!! ¿Me lo prometes?- preguntó Konan, con un brillo en la mirada. Shin reconoció ese brillo. La historia de amistad entre sus dos nuevos amigos la había impresionado, y quería seguir su ejemplo.
-¡¡Claro que sí Konan!! Estaremos juntos para siempre, te lo prometo- contestó el chico, enlazando su meñique con el de Konan.
Ambos niños se sonrieron el uno al otro al umbral de las puertas…
[Presente]
-¡Konan! ¡¡Konan despierta, ya hemos llegado, tenemos que bajarnos del autobús!!- exclamó una voz masculina.
Konan, con cara de sueño, miró a su amigo de la infancia. Shin había cambiado muchísimo en los últimos diez años. Su pelo había pasado de ser una maraña de rizos de un tono rubio trigo incontrolables, a unos preciosos mechones dorados que caían sin dificultad sobre su frente. Mientras estaban en primaria, Konan tuvo que encararse muchas veces con los niños que llamaban a Shin “cuatro ojos”, debido a que tuvo que llevar gafas durante toda la primaria y la mayor parte de la secundaria. En el último curso, había decidido ponerse lentillas, por lo que sus ojos verdes fueron más visibles para todo el mundo, y empezó a tener popularidad entre las chicas. Había crecido considerablemente, y Konan recordó como en la primaria, ella le sacaba a él una cabeza. Ahora, era él el que le sacaba dos a ella.
Konan suspiró, se desperezó, y miró por el cristal su nueva escuela. Por fin habían pasado al bachiller, y lo habían hecho juntos, tal y como Shin le había prometido aquella tarde cuando tenían siete años. Cogió a Shin de la mano, y le sonrió:
-¡Venga Shin, que llegaremos tarde a nuestro primer día, y quiero saber si estamos en la misma clase!- exclamó Konan. Sin que su amiga lo viese, Shin se sonrojó. En secundaría por fin descubrió que es lo que le pasaba con Konan. Estaba enamorado de ella, pero no tenía el valor suficiente para confesarle a su amiga sus sentimientos, ya que temía que ella lo rechazase y su relación no volviese a ser la misma. La miró mientras ambos corrían hacia los carteles donde se anunciaban los componentes de las clases. Su pelo castaño, anteriormente recogido siempre en dos coletas, ahora ondeaba suelto sobre su espalda. Su cuerpo era pequeño y bien formado, y Shin siempre tenía unas ganas tremendas de abrazarlo. Sus ojos seguían siendo igual de vivaces que cuando tenía siete años, y eso es lo que más le gustaba a Shin de ella. Como pudo, se ajustó sus gafas de montura fina (solamente las llevaba para leer, ya que normalmente usaba lentillas) y siguió a su amiga. Se detuvieron delante de un grupo creciente de chicos que se arremolinaban antes unos cuantos carteles.
-¡Aparataos, que quiero ver en qué clase estoy!- exclamó Konan, metiéndose a codazos entre la gente. Tras unos segundos esperando a su amiga, esta salió con gesto triunfal de entre la gente y se lanzó a los brazos de Shin- ¡Estamos en la misma clase Shin, qué alegría!- exclamó Konan, sonriendo. Shin la abrazó también y se sonrojó. Se alegraba muchísimo de que él y Konan estuviesen juntos.
De entre las sombras, una figura femenina, vestida con un precioso yukata azul marino, observaba feliz la escena. Sonrió para sus adentros y se giró:
-Por fin ha aparecido…llevo tanto tiempo esperando este momento- murmuraba, mientras se disponía a caminar. De pronto se pisó la ropa y cayó al suelo provocando un escándalo que nadie oyó- Jooo, siempre igual…algún día de estos tengo que cambiar este maldito yukata que siempre me hace tropezar…- exclamó, levantándose y limpiándose el polvo del atuendo. Miró una vez más al lugar donde Konan y Shin se habían estado abrazando, pero se encontró con la figura esbelta y bonita de una chica de cabellos negros y ojos azules. Estaba sola, y miraba a su alrededor como buscando a alguien. La chica del yukata sonrió- Menos mal que ella también está aquí…hay que proteger a aquella chica como sea…- volvió a murmurar, desapareciendo en la nada…
Capitulo 2:
- Spoiler:
- Konan y Shin escogieron unos sitios junto a la ventana. Ella se sentaría delante y él en la fila de al lado. Pronto todos estuvieron dentro del aula, y a los cinco minutos de sonar la campana, entró el profesor.
La primera impresión que Konan tuvo de él es que era muy joven. Tenía el cabello a la altura de los hombros, de un tono marrón chocolate, y unos bonitos ojos castaños. Era alto, y vestía con un traje de color oscuro. Unos murmullos de aprobación se escucharon en grupo femenino de la clase. Konan supo por qué…el profesor le había parecido guapo. Este sonrió, se aclaró la garganta, y comenzó a hablar:
-Buenos días clase, mi nombre es Kyoya Sasagawa, y seré vuestro tutor este curso- se presentó. Las chicas se empezaron a reírse sofocadamente. Realmente les parecía guapo- Bien, ahora os iréis presentado uno por uno, y diréis algo sobre vosotros, para romper el hielo con vuestros nuevos compañeros. Sé que muchos de vosotros ya os conocéis, pero habrá alguno que otro que estará aquí sin tener ningún amigo o compañero- explicó, y cuando dijo la última frase, miró directamente al fondo del aula. Konan fue la única que se dio cuenta de eso. Y sin poder evitarlo se giró. En el último pupitre de la fila de la ventana, mirando las vistas, se encontraba una chica de cabellos largos de color negro. Sus ojos azules oscuros desprendían soledad. Konan no entendió porque el profesor Sasagawa había mirado a aquella chica.
Entonces comenzaron las presentaciones. Pronto llegó el turno de Konan. Se levantó y sonrió:
-Mi nombre es Konan Kudoisho, y me encanta el deporte- comentó Konan. Ahí fue donde ella causó buena impresión, pero esta vez sobre los chicos. Miraron a Konan embelesados, y algún que otro murmuró “Que guapa”. Konan se sentó y guiñó un ojo a Shin, que fue el siguiente en levantarse.
-Mi nombre es Shinichi Kumamoto, pero mis amigos me llaman Shin. Me encanta jugar al baloncesto y se me da bastante bien la cocina- explicó, sonriendo dulcemente tras sus palabras. Ahí sí que causó muy buena impresión, sobre las chicas, y para sorpresa de Konan, algunos de los chicos. Sus compañeros se fueron presentando uno a uno, y entonces le llegó el turno a la chica que estaba sentada al fondo de la clase.
-Me llamo Yuko Tabaita y me gusta practicar kendo y artes marciales- eso fue todo lo que dijo. No sonrió, sino que simplemente se sentó en su silla y bajó la mirada hacia el pupitre. Todo el mundo se la quedó mirando, y entonces el profesor captó la atención de la clase con un carraspeo.
-Dejad que os explique una cosa. Yuko no debería estar aquí, en realidad ella tendría que cursar el último año de secundaria baja, pero antes de acabar el curso, le hicieron unas pruebas de inteligencia, y con los resultados descubrieron que posee un coeficiente intelectual superior a la media, por lo que decidieron pasarla al bachiller directamente. Por eso mismo Yuko no conoce a nadie de esta clase ni de ninguna de las otras, porque este no es su año, por lo que os voy a pedir que ayudéis a Yuko en todo lo que necesite- explicó el profesor. Konan pensó que ya tenía sentido el que mirase a Yuko cuando dijo que alguno de la clase estaba ahí sin tener ningún amigo o compañero. Konan volvió a mirar a Yuko, que miraba de nuevo por la ventana. Se la veía sola y perdida, como si no supiese que hacía allí. Konan suspiró, y dirigió la mirada al frente de la clase. Pero dio un pequeño respingo. Detrás del profesor, una figura translúcida, vestida con un yukata azul marino decorado con pequeñas flores, cruzó la tarima donde el profesor explicaba el plan del curso, y atravesó la puerta como si nada. Konan se frotó los ojos, pensando que a lo mejor seguía teniendo sueño. Sacudió la cabeza, atendió al profesor, e intentó olvidar lo que acababa de ver.
La campana sonó a la hora de comer. Varios profesores habían pasado por el aula presentándose e informando de lo necesario para sus clases. Uno de ellos, pensó Konan, había captado especialmente la atención de las alumnas, y se dio cuenta de que era la primera vez que Yuko elevaba la cabeza y miraba al profesor. Era mucho más alto que su tutor, con el cabello de un precioso tono azabache que le llegaba un poco por encima de los hombros. El flequillo le cubría parte de unos hipnotizantes ojos ámbar, debajo de uno de los cuales tenía un pequeño y bonito lunar. Vestía un poco más informal que su compañero, con el que rió a carcajadas durante un instante. Según recordaba Konan, se presentó como Hatsuki Hibara, e iba a ser el profesor de Biología y Geología, y Física y Química (asignaturas que definitivamente Konan iba a llevar mal). El profesor Hibara había eliminado de su atuendo la chaqueta y la corbata, e iba con un par de botones de la camisa desabrochados. Tras su marcha, todas las alumnas se quedaron suspirando mientras miraban a la puerta.
Cuando sonó el timbre, nadie hizo caso de la petición del profesor de ayudar a Yuko a integrarse. Los chicos y chicas que habían sido amigos en la secundaria baja se arremolinaron en pequeños grupos, para luego salir con sus cajas de comida al pasillo, o juntar las mesas para comer en la clase. Konan sintió pena por Yuko, y tras sacar su caja de comida, y hacerle un gesto a Shin, se acercaron a la chica:
-Oye Yuko, ¿te apetece comer con nosotros?- preguntó Konan con una gran sonrisa en el rostro. Yuko, que había sacado su caja de comida, se mostró sorprendida, pero seguidamente negó débilmente con la cabeza.
-No gracias…pero agradezco tu ofrecimiento- murmuró, y dicho esto, salió del aula con algo de prisa.
Konan miró sorprendida a la perta, y se encogió de hombros:
-Bueno, que se le va a hacer, a lo mejor necesita tiempo para integrarse- comentó para sí misma- Venga Shin, quiero que seamos los primeros en llegar a la azotea, allí es donde mejor se está de todo el instituto- exclamó Konan. Shin asintió mientras sonreía. Recordaba perfectamente el primer día que había comido en la azotea de la secundaria.
Era un sitio tranquilo, donde podías observar que hacía la gente en el patio, y hablar sin que nadie escuchase tus conversaciones. Shin y Konan siempre habían adorado ese lugar, y desde el primer día de secundaria, habían decidido comer en la azotea. Ambos se encaminaron por las escaleras…
Al otro lado del instituto, Yuko, sentada al lado de una ventana, comía su almuerzo ensimismada. El arroz estaba soso y un poco tibio, las salchichitas estaban todavía algo calientes, y las bolitas dulces de pulpo se habían enfriado. Suspiró mientras dejaba a medias la comida. Y una presencia captó su atención:
-Vaya Yuko… ¿cómo es que no estás con los demás alumnos comiendo?- preguntó una voz masculina ciertamente atractiva. Yuko, por primera vez en todo el día, curvó los labios hacia arriba para sonreír. Dejó la caja a un lado, se levantó, se encaminó hacia la figura y la abrazó.
-Te he echado de menos…pensaba que te quedarías en la secundaria- murmuró.
-Tranquila…tenemos que estar juntos ¿recuerdas? Tu clan y el mío deben permanecer unidos, como siempre ha sido- contesto la voz. Yuko asintió con la cabeza mientras se abrazaba más fuerte a la figura.
-Vaya, por fin os encuentro, llevo toda la mañana paseando por las clases buscándoos a los dos, y no veáis que aburrimiento- exclamó de pronto una voz infantil. Yuko y su acompañante se giraron y vieron a una chica vestida con un precioso yukata azul. Su pelo negro estaba recogido en un gran lazo rojo, y sus ojos negros estaban algo cubiertos por el flequillo. Dichas esas palabras, se dispuso a avanzar, pero, como le había sucedido esa misma mañana, pisó el atuendo y cayó el suelo provocando un estrépito- ¡¡AUUU!! Siempre igual jo, he de deshacerme de este maldito yukata…me pone de los nervios- murmuró, mientras la figura a la que Yuko había abrazado reía con sinceridad. Se acercó la chica, se agachó y le tendió la mano.
-Yukari, para ser un fantasma eres bastante torpe…me parece increíble que tropieces con tu propia ropa- comentó la voz.
-Hay que darse cuenta de una cosa…antes de morir asesinada por el Clan Kogane, Yukari era igual de patosa…no creo que su descendiente sea así- murmuró. Yukari se quedó mirando a Yuko.
-Entonces… ¿tú también la has visto no?- preguntó Yukari a la chica. Yuko asintió- ¿Y tú Hatsuki?- preguntó entonces Yukari.
-Yo tengo una ligera idea de quién es…pero no me quiero arriesgar todavía…hay que esperar a que se manifiesten sus habilidades…- murmuró el profesor Hibara.
De pronto sonó la campana. Yuko alzó la cabeza y miró al profesor y a la fantasma:
-He de irme ya, no puedo llegar tarde a clase- comentó, mientras se giraba y cogía la caja de la comida. Dicho esto, desapareció por los pasillos. Hatsuki resopló.
-Bueno Yukari…yo también me tengo que ir…tu sigue vagando por el colegio, y no te preocupes si te tropiezas…la ventaja de ser un fantasma es que puedes pasearte por cualquier lugar sin ser vista ni oída- dijo Hatsuki, mientras se alejaba del fantasma fumando un cigarrillo.
Yukari suspiró y se encamino flotando en la dirección contraria.
Cuando la fantasma hubo desaparecido, de entre la oscuridad surgió una gran sombra negra que se deslizó rápidamente por los pasillos, hasta llegar a un aula vacía. Allí, dos figuras masculinas discutían:
-No debes ser tan descuidado…la descendiente de tus enemigos está cerca, y debes acabar con ella- murmuró una voz masculina y madura.
-Y tu enemigo también está aquí, por si no te habías dado cuenta- contestó otra voz, más desdeñosa y joven. El chico observó la sombra que se había posado a sus pies. De pronto, del centro de la sobra surgió una boca y dos ojos.
-Mi señor…he visto al fantasma de la chica asesinada por su antepasado…está aliada con los dos clanes que protegen a la familia…- susurró la sombra. La figura que estaba enfrente del chico escuchaba la conversación.
-Dejad los cuchicheos para más tarde…si queremos acabar con la descendiente, tenemos que hacer que se quede sola en algún momento, y ahí atacarla…- explicó.
-¿Cómo sabes que el descendiente es una chica? –preguntó la figura que estaba sentada.
-Muy fácil…en ese clan, son las mujeres las que poseen el poder…en cambio en el tuyo son los hombres…tener que ser tu cuerpo de protección me da algunas ventajas de conocer cosas sobre tu familia- explicó con soberbia. La figura que estaba sentada se levantó.
-Es mejor que nos larguemos ya…ese idiota de Hibara me echará la bronca si llego tarde, y en mi primer día, eso es muy deprimente- tras eso, el joven salió del aula. En cambio, la otra figura se quedó unos momentos mirando a la sombra que se había quedado allí suspendida.
-¿Por qué estás ahí parado? Tienes mejores cosas que hacer que mirarme inútil…sigue espiando a los guardaespaldas- y dicho esto, se marcho. La sombra, que se había echado a temblar cuando la figura le habló, se deslizó por la oscuridad…
Espero que les haya gustado la historia ^^ Por favor, dejen sus comentarios sobre sus opiniones, y si tienen algo que me pueda ayudar, alguna idea, o si quieren dar algun cnsejo sobre como he de escribir no duden en dejarlo
Invitado
Invitado
Re: School Ghost
Perdon por el doble post, pero los seis capítulos no me cabían en uno...les dejó aquí los cuatro siguientes, y por faor, no duden en opinar:
Capitulo 3:
Capitulo 4:
Capitulo 5:
Capitulo 6:
Capitulo 3:
- Spoiler:
- Ya en la clase, Yuko se sentó en su sitio y miró por la ventana. Todos sus compañeros entraban en el aula, y continuaron hablando hasta que el profesor Sasagawa se sentó en su asiento:
-Bien chicos, ahora encargaré los encargados de la limpieza del próximo curso. El primer mes, los encargados serán Shinichi Kumamoto y Aiko Momomiya. El siguiente a ese, los encargados serán Yuko Tabaita y Ayumi Fujowara. Al siguiente, se encargaran Konan Kudoisho y Kaoru Kurosawa…- explicó el profesor, mientras iba nombrando a los alumnos de la clase por parejas para la limpieza. Al acabar, los miró a todos- Y ahora, ya que es el primer día, dejo que os marchéis pronto a casa. Hoy no hace falta limpieza, pero mañana sin falta os tendréis que quedar- y dicho esto, cerró el cuaderno de alumnos, se levantó, recogió sus cosas y se marchó por la puerta despidiéndose con la mano.
Konan se levantó y miró a Shin:
-Venga, que necesito ir a comer un helado y dar un paseo por el parque. Dejaremos las carteras en casa y nos pasaremos la tarde fuera ¿vale?- preguntó con una gran sonrisa a su amigo. Este sonrió a su vez como muestra de asentimiento, se levantó, y salieron de la clase.
Konan, que miraba su amigo sonriendo, no se fijo en el chico que justo pasaba delante de ella. Konan cayó al suelo con un ruido sordo. El chico, que se había girado al sentir el contacto con Konan, la miró con asco:
-Cuidado por dónde vas enana- espetó con mal humor. Konan se levantó con ayuda de Shin.
-¿Se dice perdón sabes?- contestó Konan. El chico se paró en seco, se giró y miró a Konan con antipatía. Sus ojos eran de un ligero tono violeta oscuro, y su pelo de un precioso tono azul, con un flequillo que le cubría la frente. Las chicas de alrededor empezaron a reír nerviosas.
“Otro más a la lista de chicos guapos…ya van cuatro con este idiota. No entiendo que le pasa a las chicas de este instituto por favor” pensó Konan.
-No te voy a pedir perdón, porque te has cruzado en mi camino ¿entendido?- dijo con mal tono el chico. Konan se levantó y le agarró del cuello de la camisa.
-Oye niñato, no te vayas dando por ahí aires de “soy-el-mejor-y-nadie-se-cruza-en-mi-camino”, porque eso es lo que hace que me cabree de verdad, y cabrearme el primer día de clase no es muy agradable que digamos- dijo Konan, que soltó el cuello del atuendo bruscamente. El chico la miró con mas asco todavía, y sin Konan esperarlo, descargó su puño sobre ella.
Konan cerró los ojos y elevó los brazos esperando a un golpe que no llegaba. Las exclamaciones de asombro se escucharon entonces, y Konan no hizo otra cosa que abrir los ojos.
Ante ella, Yuko, girada en su dirección, había parado el puño con una sola mano. Suspiró con resignación, y para mayor asombro de la gente, dejó la cartera en el suelo, y sin esfuerzo alguno, realizó una sencilla llave de muy thai al chico, y lo dejó en el suelo en un abrir y cerrar de ojos:
-Nunca aprenderás Kiyoshi Kogane…incluso en la secundaria te metiste en muchos líos el primer día de clase- dijo Yuko, sentándose encima de la espalda del chico y agarrando su brazo todavía.
-Vaya… ¿a quién tenemos aquí? ¡Yuko Tabaita, que sorpresa! Y yo que esperaba no verte más…pensaba que te quedabas en ese cutre instituto de secundaria- murmuró el chico al que Yuko había llamado Kiyoshi.
-Sabes perfectamente que soy lo suficientemente inteligente para saltarme un curso, pero nunca quise hasta ahora…- murmuró Yuko indiferente.
-Je…siempre serás la niña empollona que apenas tiene amigos… ¿crees que aquí va a ser distinto? No eres más que una chica rara y solitaria que lo único que se le da bien son los estudios…- comentó Kiyoshi. A Yuko le temblaron los hombros. Levantó su mano a una altura considerable y le soltó un gran bofetón al chico en el rostro.
-Como vuelvas a intentar dañar a alguien más que no se lo merezca, no te llevaras un bofetón, sino un puñetazo muchísimo más fuerte- murmuró Yuko en el oído del chico. Dicho esto, se levantó, cogió su cartera, y sin esperar agradecimientos por parte de Konan, se marchó. Todos se quedaron mirando la esbelta figura de Yuko mientras caminaba. Kiyoshi se levantó y espió al suelo.
-Maldita niñata…- todo el mundo se giró para mirarle. Kiyoshi se encaminó en dirección contraria y desapareció. El gentío que se había congregado alrededor de la Yuko, Konan, Shin y Kiyoshi se disperso. Los chicos murmuraban que habría estado bien que Yuko hubiese mostrado su ropa interior. Las chicas, por su lado, cuchicheaban sobre Kiyoshi, diciendo que era muy guapo, rebelde y que lo que necesitaba era una chica que le quisiese, y así se ablandaría y rompería esa coraza de duro que llevaba.
“Tonterías más grandes no se han escuchado en esta vida… ¿coraza de chico malo? ¡Por favor, eso no se lo creen ni ellas!” pensó Konan. Solo quedaron en el pasillo ella, Shin, y uno de los chicos de su clase, que esa mañana se había presentado como Kaoru Kurosawa, un chico al que le gustaba la informática y realizar vídeos, y que se había quedado mirando la zona de pasillo por donde Yuko se había marchado
-Ufff…no me esperaba menos de Kiyoshi Kogane…- murmuró Kaoru, calándose la capucha sobre la cabeza.
-¿A qué te refieres?- preguntó entonces Shin.
-Konan Kudoisho y Shinichi Kumamoto ¿no? Encantado, yo soy Kaoru Kurosawa- se presentó- y lo que decía, es que no esperaba menos de Kiyoshi Kogane…el primer día ya se pelea- suspiró el chico, mientras desenvolvía un chupa-chups y empezaba a saborearlo.
-¿Tú acaso estabas en el instituto de Yuko y ese idiota?- preguntó entonces Konan.
-Para nada, pero como dije antes, me gusta hacer videos. Y eso me llevo a realizar un video sobre la feria deportiva de la secundaria a la que iban ellos dos. Mi tío es el director de mi anterior instituto, y me recomendó a su amigo, que es el director del anterior centro de Yuko y Kiyoshi…- explicó Kaoru, con el dulce en la boca- No veáis las que armaba Kiyoshi…también ahí se peleaba bastante con Yuko…las artes marciales se le dan bastante bien a esa chica, que excepto en kárate, ganó todo medalla de oro- concluyó. Kaoru se ajustó las gafas al puente de la nariz mientras empezaba a caminar.
-¿Medalla de oro en todo menos en kárate?- preguntó Shin, curioso.
-Pues eso, en todas las disciplinas de artes marciales, Yuko ganó medalla de oro exceptuando el kárate, ahí ganó la medalla de plata- explicó Kaoru encogiéndose de hombros, como si no hubiese tanto que explicar.
-¿No me digas que la medalla de oro la gano…?- murmuró Konan, señalando con la cabeza hacia atrás, refiriéndose a Kiyoshi.
-Exacto, Kiyoshi Kogane, campeón de kárate…fue la única disciplina que Yuko no quedo primera…y fue ahí donde se montó la pelea…al acabar los juegos, yo me disponía a ir a mi casa para elaborar el vídeo, pero unos alumnos de último curso vinieron a por mí, y me dijeron que tenía que grabar una cosa. Yo obedecí, y lo que ellos querían que grabase era una pelea que hubo entre esos dos…no veáis la que armaron. A Yuko no la dijeron nada. El director, según me contó mi tío más tarde, la había perdonado por su la alumna modelo, pero en cambio a Kiyoshi lo castigaron durante un mes…creo que la rivalidad entre ellos viene de mucho antes, pero no puedo asegurar que estuviesen juntos en la primaria- concluyó Kaoru, mientras se calzaban los zapatos.
-Vaya…es increíble, no me esperaba eso de esa chica…se la ve tan…tan…- murmuró Shin.
-¿Solitaria? ¿Reservada? ¿Distante?- preguntó entonces Kaoru.
-Exacto- asintió Shin- ¿Y tú qué opinas Konan?- preguntó entonces su amigo.
-Pues también estoy sorprendida…me ha asombrado la fuerza que ella tiene…pero bueno, dejemos eso a un lado y larguémonos Shin- exclamó Konan, agarrando a su amigo por la corbata mientras lo arrastraba fuera. Shin levantó una mano.
-¡Adiós Kaoru, ya nos vemos mañana! –exclamó Shin. Acto seguido, alcanzó a Konan, que se giró, hizo lo mismo que Shin y gritó un alegre “¡Adiós!”.
Kaoru se quedo solo en el rellano. No había nadie más a su alrededor. Eso era lo que tenía el primer día de clase, la gente se iba muy rápido. Sin prisas, sacó de su bolsa la pequeña y poco elaborada nota que había redactado durante la hora de la comida.
“No he podido evitar fijarme en ti, en tu belleza. Nunca pensé que desearía volver al colegio, pero lo deseo simplemente por verte”
Era algo sencillo, pero a la vez romántico, y no le había llevado mucho tiempo, pero aún así, no había querido poner su nombre. Suspiró, y buscó entre las taquillas la persona a la que iba a meter el mensaje. Pronto dio con el nombre que buscaba.
-Bueno…espero que le guste…- murmuró, mientras metía la nota en la taquilla. Miró el nombre que había en la pegatina y sonrió- Yuko Tabaita…- murmuró para sí, ajustándose las gafas y marchándose del instituto…
Capitulo 4:
- Spoiler:
- Pasaron los días y las semanas. Konan no había vuelto a tener problemas con Kiyoshi, por lo que Yuko y Kiyoshi no peleaban. Yuko había comido con ellos un par de veces desde el incidente del primer día, y por otro lado, Kaoru, había empezado a hacer buenas migas con Shin. Un día de vuelta a casa, cuando se habían despedido de Kaoru, Konan y Shin charlaban sobre la excursión a la playa que iban a hacer desde el viernes hasta el lunes. Según les había dicho Kyoya, era una concentración de fin de semana para que los alumnos de primer curso se llevasen mejor. Cuando se quedaron si temas, Shin soltó lo primero que se le ocurrió:
-Me parece que a Kaoru le gusta Yuko…se que come con nosotros todos los días, y la verdad, me encanta que tengamos otro componente en el grupo, pero me he dado cuenta de que los dos días que Yuko ha comido con nosotros, Kaoru le ha ofrecido su comida, y a parte, no ha parado de mirarla…- murmuró. Konan se detuvo y miró a Shin mosqueada.
-¿¡Es qué no sabes hablar de otra persona que no sea Kaoru!?- preguntó evidentemente mosqueada. Shin la miró con los ojos abiertos, y de pronto comenzó a reírse, a la vez que se sonrojaba, ya que empezaba a entender la situación.
-Tranquila Konan, que no te voy a abandonar por Kaoru. Lo que pasa es, que después de tantos años en compañía de una chica, y sin tener apenas un amigo de sexo masculino, por fin tengo un colega con el que hablar de cosas de tíos- explicó Shin, colocando una mano sobre el hombro de Konan “Tiene celos…madre mía, que feliz soy…” pensó Shin. El rostro de Konan se relajó.
-Es que…se os ve tan bien juntos, que he llegado incluso a pensar que me abandonarías por él…- murmuró Konan, bajando la mirada. Shin se emociono. Abrazó fuertemente a su amiga.
-Nunca te abandonaré Konan…por muchos kilómetros que nos separen en el futuro, yo siempre estaré contigo…recuerda que hicimos una promesa ¿no?- preguntó Shin, separándose de Konan y enlazando su meñique con el de ella. La diferencia entre ambos era inmensa. El meñique de él era grande y delgado, y el de ella, más pequeño y frágil. Konan sonrió a Shin y asintió. Durante unos instantes, permanecieron en esa postura, y después, ambos se dirigieron a sus casas.
A la mañana siguiente, todo el primer curso esperaba en la puerta del colegio con sus mochilas de acampada. Kyoya y Hatsuki habían repartido a los alumnos de grupos de ocho, los cuales dormirían en la misma habitación del albergue. Las chicas se alarmaron, pero Hatsuki explicó, para el alivio de todas, que cada habitación del albergue contaba con un salón y dos cuartos más pequeños donde cabían perfectamente cuatro futones de matrimonio y además sobraba espacio.
Konan miró su grupo. Por un lado se alegraba. Las personas que le habían tocado de su clase, elegidas expresamente por Hatsuki, el tutor de la otra clase (le había explicado que cada tutor escogía cuatro alumnos de la otra clase), eran Shin, Yuko (que no se encontraba allí) y Kaoru. Pero los de la otra clase, escogidos por su tutor Kyoya, eran dos chicas rematadamente estúpidas que miraban fugazmente a los chicos de grupo, un chico algo tímido de aspecto simpático, y la única persona en ese mundo que Konan no quería ni ver en pintura…Kiyoshi Kogane.
Konan resopló con fuerza justo cuando Hatsuki pasaba por ahí:
-¿Algún problema Konan?- preguntó, parándose frente a la chica.
-No profesor Hibara, ninguno, lo que sí, tengo una duda ¿qué pasa con las otras dos clases de primero?- preguntó Konan.
-Ah, ellos se van a otro lugar. Durante el curso haremos tres concentraciones. Una es en la playa, o sea, esta, la segunda en la montaña, donde estaréis con la clase del C y la tercera en el campo, en una granja, donde estaréis con la clase del D- explicó Hatsuki sonriendo. Konan asintió. Al menos no tendría que soportar al idiota de Kiyoshi durante las otras dos concentraciones. Cuando Hatsuki se alejó para seguir formando grupos, Shin se acercó a Konan.
-Se ve que no te hace mucha gracia estar con Kiyoshi en el grupo ¿verdad?- preguntó con sarcasmo. Konan lo miró con algo de furia- Vale, vale, perdona- contestó riéndose.
-Bueno…aunque sea Yuko está en el grupo de las chicas…que si me llega a tocar con alguna de las niñas esas…- murmuró, señalando con el pulgar al grupo de chicas de su clase que solían suspirar cuando alguno de los dos profesores más guapos (Kyoya y Hatsuki) daban sus asignaturas.
-Bueno, pues en el viaje podrás hacer más migas con Yuko, ya que te sientes tan agradecida de tenerla contigo- murmuró entonces Shin. Konan se giró hacia él y lo miró incrédula.
-¿No te vas a sentar conmigo en el autobús?- preguntó Konan visiblemente mosqueada.
-Por favor, déjame aunque sea en la ida, en la vuelta iré contigo te lo prometo, es que Kaoru me quiere hablar de algo personal, y solo puede quedar entre chicos- suplicó Shin. Konan lo miró fijamente unos segundos más y suspiró.
-De acuerdo, pero en la vuelta te sientas conmigo- exigió. Shin sonrió y besó a Konan en la mejilla.
-Gracias, eres la mejor Konan- murmuró Shin, algo sonrojado por su atrevimiento. Konan, por primera vez, se sonrojó por lo que Shin acababa de hacer. Dentro del instituto, observando una nueva nota anónima en su taquilla, estaba Yuko. Había ido a recoger el paraguas por si les llovía en la concentración. La nueva nota rezaba así:
“Querida Yuko:
Espero con ganas pasar la concentración a tu lado. Quiero ver los fuegos artificiales contigo, y disfrutar de una preciosa noche junto a la hoguera”
Yuko suspiró. Ya era la séptima nota que encontraba desde el primer día de clase. La guardó de nuevo en la taquilla, y se dispuso a irse, cuando se dio de bruces con Kyoya:
-Yuko, venga que el autobús se irá sin ti y te perderás la concentración- dijo Kyoya, posando su mano sobre el hombro de la chica. Cualquiera que los hubiese visto de lejos o de cerca podría pensar que era un gesto de profesor a alumna. Yuko asintió levemente, sacudió su hombro y salió del edificio. Kyoya se la quedó mirando y suspiró- ¡Que difíciles son las adolescentes de hoy en día! –murmuró.
-¿Qué te he dicho sobre Yuko?- preguntó una voz a sus espaldas. Kyoya se giró y vio a Hatsuki.
-¡Ah, Hatsuki! ¿Me has preguntado que qué me tenías dicho sobre Yuko?…espera que lo recuerde… ¡Ah ya lo recuerdo!...me dijiste que no me acercase a ella- contestó. Hatsuki se acercó más a Kyoya y le agarró por el cuello de la camisa.
-Exacto, y si te atreves a ponerle una mano encima, te juro que no volverás a ver la luz del sol nunca más- amenazó Hatsuki. Kyoya sonrió.
-¿De verdad crees que te tengo miedo? Mientras el heredero de los Kogane tiene plena conciencia sobre sus poderes y los maneja a la perfección, la descendiente de la familia a la que “tu querida” Yuko se empeña en proteger aún ni sabe que esos poderes existen, y tampoco conoce la existencia de su antepasada…- murmuró. Hatsuki lo soltó lleno de rabia- Lo que me imaginaba…tendrás que esforzarte mucho…la batalla final está cerca, y si tu heredera no sabe manejar sus poderes…la tienes perdida…- murmuro, antes de marcharse hacia el autobús para organizar a los grupos. Hatsuki se quedo solo en el rellano y golpeó las taquillas con fuerza…
Capitulo 5:
- Spoiler:
- El viaje en el autobús para Konan fue un verdadero suplicio. Yuko se había pasado el viaje entero mirando por la ventana, sin decir ninguna palabra. Lo único que pudo aliviar a Konan, fue tener a Shin y Kaoru al lado, con los que hablaba de vez en cuando. Cuando llegaron al albergue, el sol brillaba con fuerza sobre el océano. Konan respiró el aroma a sal y sonrió. No veía el mar desde los cuatro años, y volver a sentir los rayos del sol y la brisa marina la reconfortaba.
Las habitaciones del albergue eran realmente espaciosas. El salón contaba con una televisión, una mesa en el centro de la sala con un brasero para el invierno, y metida en un armario, una pequeña neverita llena de bebidas refrescantes para el verano. Los cuartos mencionados por Hatsuki eran, tal y como él había dicho, muy grandes. Las dos chicas que las acompañaban inmediatamente se cogieron los huecos de al lado de las ventanas. Konan suspiró mientras Yuko dejaba su bolsa en el suelo. La cabeza de Shin apareció por la puerta:
-Chicas, acaba de pasar Hatsuki. Dice que nos encontraremos en la playa cuando nos hayamos instalado- comentó. Pero detrás de Shin, apareció la cabeza de Kaoru.
-Y cuando dice que nos encontraremos en la playa cuando nos hayamos instalado, quiere decir ya- dijo, reprimiendo una sonrisa. Dicho esto, ambos desaparecieron y las dos chicas comenzaron a reírse sofocadamente.
-Dios en serio, que mono que es Shin- murmuró una.
-Y Kaoru es tan gracioso…- murmuró la otra.
-Pero el mejor de todos es Kiyoshi- susurró la otra con evidente sonrojo.
-¡Si, Kiyoshi es el más guapo de todos!- apoyó su amiga.
Y tras esa conversación sin sustancia, ambas salieron del cuarto. Konan se quedo mirando la puerta, y acto seguido se dispuso a salir por ella, pero se acordó de Yuko. Se giró y la vio colocando los futones:
-Yuko, deja eso para más tarde, ya los pondremos la vuelta- dijo Konan sonriente. Yuko la miró sorprendida, asintió brevemente con la cabeza, se levantó y siguió a Konan hasta la playa, donde todos los estudiantes de la clase A y de la clase B estaban ya reunidos.
Kyoya y Hatsuki explicaron el plan del fin de semana. Durante toda esa tarde harían juegos en la playa (voleibol, carreras de sacos en la arena…), después cenarían, y alrededor de la hoguera podrían hablar entre ellos.
Al día siguiente realizarían clases de surf por parejas, y la pareja que mejor surfease al final del día se ganaría un positivo para la nota. Después de eso, se sentarían todos en círculo y cada uno se tendría que identificar con algo del lugar. Ya, por la noche, volverían a hacer lo del día anterior.
Y el último día era el mejor, según los dos tutores. Las clases se separarían por grupos (los grupos ya hechos) y se les darían pistas, que les llevarían a otras pistas, y se pasarían así el día entero. Hatsuki y Kyoya les dijeron que era una especie de búsqueda del tesoro a lo grande, ya que debían buscar en una gran parte del bosque. Y ya, por la noche, se encenderían los fuegos artificiales y se cenaría en la playa.
El lunes por la mañana, los alumnos se podían levantar a la hora que quisiesen, y podían pasar el día en la playa, en el bosque, en los baños o en las mismas habitaciones, jugando a las cartas. Por la tarde, volverían al instituto y ya al día siguiente retomarían las clases. Todos se mostraron conformes y comenzaron los juegos.
El día transcurrió con normalidad, y Konan tuvo que admitir que se pasó muy bien. No se acordó de mirar la hora hasta que notó como el sol desaparecía entre las montañas. Tras la cena, Konan y el resto de sus compañeros, se sentaron alrededor de la hoguera. Kaoru iba de un lado a otro con una cámara de video, murmurando a todos que iba a realizar una especie de documental sobre la concentración. Yuko, por otro lado, se encontraba alejada del grupo, sentada en la arena mirando al horizonte. Konan había ido un par de veces a preguntarle si le apetecía ir con ellos a hablar, pero Yuko, muy educadamente, había rechazado las invitaciones.
Lo demás transcurrió con normalidad. El día siguiente fue igual de entretenido. Konan formaba pareja con Shin, y Yuko con Kaoru. Al final del día, la pareja que se había compenetrado mejor había sido la de Shin y Konan. Cuando se sentaron todos en círculo, comenzaron a identificarse con algún objeto o ser vivo que había encontrado:
-Yo me identifico con los pájaros- dijo Shin cuando le llegó el turno- Al igual que ellos, yo voy a mi aire, sin importarme nada más- concluyó con una sonrisa, ganándose así la admiración y las risitas de las chicas. El siguiente fue Kaoru, que se identificó con el agua, argumentando que como ella, él era claro, conciso y no tenía secretos.
La siguiente fue Konan:
-Yo me identifico con una concha, porque, aunque parezca dura por fuera, en mi interior hay alguien dulce que solo sale cuando no se ve amenazada- explicó con una gran sonrisa. Esta vez se llevó la admiración de los chicos. La siguiente fue Yuko, que se quedó mirando el fuego mientras pensaba y suspiraba. Entonces habló.
-Yo…me identifico con la arena…-murmuró- Porque un grano, junto a otros, forma algo grande y fuerte, pero un grano de arena solo, es delicado…- dijo. Todo el mundo se sorprendió por la profundidad de sus palabras. Konan captó el significado al instante. Yuko quería decir que ella era como un grano de arena, y que cuando estaba con Konan y los otros dos, se sentía como la arena misma. Konan sonrió a Yuko mientras la gente seguía identificándose con otras cosas. Por primera vez, Yuko le devolvió la sonrisa a Konan, aunque era una sonrisa algo débil.
“Bueno…algo es algo” pensó Konan alegre para sus adentros.
Tan pronto se hubo extinguido el fuego de la hoguera, todo el mundo volvió a su cuarto. Al día siguiente, en la búsqueda del tesoro, Konan apenas tuvo roce con Kiyoshi, por lo que el día transcurrió con normalidad. Desgraciadamente, fue otro grupo el que ganó el juego.
Pronto llegó la hora de la última hoguera. Konan deseaba que llegase el momento, pues se había comprado un precioso vestido azul celeste, con unas sandalias a juego. Konan, en el aseo de las chicas, que se encontraba al final del pasillo, se recogió el cabello en un moño, dejando unos cuantos mechones sueltos, y como adorno, se colocó una horquilla que tenía pegada una flor azul artificial.
Cuando estuvo lista, se dirigió a la habitación. Ya dentro, se asombró bastante. Kaoru, vestido con unas bermudas cortas negras, una chaqueta de manga corta con una capucha de color negra, y una camiseta blanca de manga larga, Shin, con unas bermudas iguales a las de Kaoru, solo que vaqueras, una camisa azul, y debajo una de manga corta blanca, y por último, Yuko, que era la razón del asombro de Konan.
Llevaba un precioso vestido blanco de volantes, unas sandalias de esparto con tacón que hacían juego con el traje, y el pelo lo llevaba suelto, con una pequeña flor blanca enganchada en una horquilla.
“Yuko está preciosa” pensó Kaoru para sus adentros.
-Bueno, vamos a la hoguera, hoy son los fuegos artificiales y no me los quiero perder… ¿dónde está ese idiota de Kiyoshi?- preguntó Konan, mirando hacia los lados. No quería que esa fantástica noche se la estropease aquel inútil.
-Kiyoshi se marchó hace unos cinco minutos, por lo que no te estropeará la noche, ya que no le veremos ni un pelo- contestó Kaoru sonriendo.
Shin, que apenas había pronunciado palabra desde que Konan entró, se levantó sonrojado y cogió a su amiga de la mano:
-Ve…venga, no vayamos a llegar tarde y empiecen los fuegos sin nosotros- dijo Shin, bastante sonrojado. Kaoru y Yuko se quedaron a solas en la habitación.
-Bu…bueno… ¿vamos?- preguntó Kaoru, visiblemente sonrojado. Yuko lo miró unos instantes, asintió y se levantó. Ambos siguieron a Shin y Konan.
Ya en la playa, Kaoru y Yuko se sentaron a mirar el mar. Konan, sin darse cuenta de nada, se acercó a ellos y se sentó al lado de Yuko, a la que ofreció dos calamares asados:
-Toma, uno para ti y otro para Kaoru- dijo. Yuko pasó uno de los calamares a Kaoru y dio un pequeño mordisco al suyo. Shin, que estaba sentado al lado de la hoguera asando un calamar para él, se dio cuenta de que Konan estaba estorbando a Kaoru. Recordó la conversación que había tenido con su amigo en el viaje de ida…
[Flashback]
-Y bueno… ¿de qué me querías hablar?- preguntó Shin intrigado. Kaoru miró hacia adelante, atrás y al otro lado de los asientos para asegurarse de que nadie le escuchaba.
-Te lo voy a confesar porque eres mi amigo, pero por favor, no se lo digas a nadie, ni siquiera a Konan ¿vale?- preguntó el chico. Shin, extrañado, asintió- Bien…es que…Yuko me gusta desde el primer día…- susurró Kaoru.
-¡¡Lo sabía!!- exclamó Shin contento consigo mismo. Kaoru le mandó a callar visiblemente sonrojado. Shin sonrió y pidió perdón articulando simplemente los labios.
-Bueno…he estado dejándole notas anónimas durante todo este tiempo, pero me he hartado, y voy a aprovechar la convivencia para declararle mis sentimientos, por lo que te tengo que pedir que mantengas a Konan alejada de Yuko ¿harías eso por mí?- preguntó Kaoru. Shin se mostró sorprendido, pero asintió con una sonrisa dulce.
-Pues claro, por mi amigo lo que sea- dijo Shin. Kaoru lo miró agradecido y también sonrió…
[Fin del flashback]
Shin se acercó rápidamente a los tres:
-Konan, ven conmigo- exclamó Shin. Konan se le quedó mirando con un gesto interrogante en el rostro- Ven conmigo anda, tu calamar ya se está acabando, asaremos otro y nos sentaremos a recordar viejos tiempos ¿vale? O si lo prefieres, hablamos con Zetsu- comentó, señalando al compañero de clase de Kiyoshi que le había tocado estar en su grupo, y que era bastante simpático. Konan se encogió de hombros.
-Vale…- murmuró. Se levantó, se giró hacia Yuko y Kaoru y se despidió con la mano. Kaoru, sin que ninguna de las chicas se diera cuenta, miró a Shin agradecido. Este le devolvió una gran sonrisa de ánimo.
Kaoru suspiró y miró de reojo a Yuko. Esta observaba como las olas rompían en las rocas. La luna, que la iluminaba en compañía del fuego de la hoguera, realzaba sus facciones y la hacían parecer más guapa. Kaoru acercó su mano a la de Yuko por la arena y carraspeó sin cogérsela:
-Yu…Yuko…- murmuró Kaoru. La chica se giró y le miró con unos profundos ojos azules como el mar. Kaoru se sonrojó.
-¿Pasa algo Kaoru?- murmuró Yuko. Este tragó saliva con fuerza.
“¿Por qué me cuesta tanto declararle mis sentimientos? En las cartas no era tan difícil… ¡Por favor cerebro no me falles ahora!” pensó Kaoru para sí mismo. Kaoru se caló las gafas y miró de nuevo a Yuko.
-Yuko…desde el primer día de clase…bueno no espera, esto no tiene nada que ver…aunque en realidad sí pero bueno, no tiene mucha importancia…- balbuceaba Kaoru. Yuko lo miró sin comprender. Kaoru se sonrojó todavía más- Bu…bueno, lo que quiero decirte es que…verás, desde el primer día tu a mi me…- Kaoru no pudo acabar la frase. Una voz madura, masculina y atractiva sonó a sus espaldas.
-Yuko….tienes que venir un momento conmigo- dijo Hatsuki. Yuko, como impulsada por un resorte se levantó.
-Cla…claro profesor Hibara- murmuró Yuko algo sonrojada. Entonces se acordó de que Kaoru estaba diciéndole algo- Ah, Kaoru ¿qué era lo que me estabas diciendo?- preguntó Yuko, agachándose hasta la altura de Kaoru.
-No…nada importante…puedo decírtelo otro día perfectamente…- murmuró Kaoru, bastante abochornado y deprimido. Yuko lo miró sin comprender, se encogió de hombros, le dio un ligero beso en la mejilla a Kaoru y murmuró “Ya nos vemos más tarde”. Dicho esto, se fue con Hatsuki. Kaoru se llevo una mano a la mejilla rojo como un tomate.
“Me ha besado la mejilla…madre mía que feliz soy” pensó Kaoru, sonriendo.
Hatsuki y Yuko se encaminaron por el bosque. Ella se mostraba confundida ¿A dónde la llevaba? Ya habían pasado el albergue, y estaba empezando a preocuparse:
-Hatsuki… ¿qué está ocurriendo?- preguntó Yuko, visiblemente preocupada. Hatsuki se paró en seco, miró a los lados para comprobar que no había nadie alrededor, y miró a Yuko a los ojos.
-Yuko…es tu padre…acabo de hablar con Yukari. Dice que ha tenido que mandarlo al Más Allá…lo siento- murmuró Hatsuki, visiblemente triste. Yuko no sabía que decir. Su padre era lo único que le quedaba en este mundo, y ahora ya no estaba. Había perdido a su madre a los cuatro años, algo que aún no había superado. Bajo la mirada, y Hatsuki, esperando su reacción, la abrazó con fuerza. Yuko rompió a llorar y se abrazó al pecho de Hatsuki.
-¿¡Por qué tiene que pasarle esto!?- preguntó Yuko llorando. Hatsuki la abrazó mas fuerte todavía, como si así pudiese disipar su dolor.
-Lo siento Yuko…de veras que lo siento…Yukari ha contactado conmigo…dice que vio a tu padre vagar por los pasillos, y ella tuvo que ayudarle a cruzar al Más Allá…no supe que decir cuando me lo contó…- murmuró, visiblemente consternado- La primera en saberlo debías ser tú, pero como yo te he insistido en que bloquees tu mente para que tus enemigos no entren, tampoco pueden hacerlo tu amigos- susurró, mientras las lágrimas comenzaban a aflorar en sus ojos.
Pasaron bastante tiempo así. Yuko pasó de llorar convulsivamente a sollozar con hipidos. Tras calmarse un poco, cerró los ojos y suspiró:
-Venga Yuko, es mejor que regresemos al albergue….acompáñame a mi cuarto, que así te doy algo para que duermas bien esta noche- murmuró Hatsuki. Yuko asintió, y con el brazo de Hatsuki rodeando su hombro, se marcharon…
[Al mismo tiempo que eso ocurría, en la playa]
-¡Venga, hagamos una prueba de valor!- sugirió Konan. Los chicos con los que ella había estado hablando la miraron extrañados- ¡Oh venga! ¿La típica prueba de valor de cruzar el cementerio y sacar una foto al mausoleo? Así probaremos quien es el más o la más valiente- explicó Konan.
-¿Prueba de valor? ¡Me apunto! –exclamó Kaoru, que había escuchado las últimas palabras de Konan. Todos los demás asintieron con las palabras de Kaoru…también se apuntaban. Mientras se encaminaba hacia el cementerio, Shin se acercó a Kaoru.
-¿Qué tal con la declaración a Yuko? –preguntó.
-Pues bien…hasta que el profesor Hibara apareció y se la llevó…pero me dio un beso en la mejilla, así que algo es algo- explicó Kaoru. Shin le puso una mano en el hombro en señal de disculpa.
-Ya tendrás otra oportunidad. Lo bueno de estar en la misma clase, es que tenemos varias concentraciones para que te declares, por no hablar de las ferias y las vacaciones- murmuró Shin. Kaoru, más animado por las palabras de su amigo, asintió con la cabeza.
Pronto llegaron al lugar y comenzó la prueba de valor. Muchos la superaron, entre ellos Shin y Kaoru, otros, en cambio, se rajaron a medio camino, como Zetsu, su compañero de equipo. La última fue Konan:
-¡Bien, por fin me toca a mí!- exclamó. Cogió la cámara que Kaoru le tendía- Volveré enseguida, y si oís algún grito, no os preocupéis…aunque dudo que oigáis alguno- murmuró, adentrándose en el cementerio.
A medida que caminaba, el frío se apoderaba de su piel. Pronto empezó a tiritar, y ya, cuando llevaba recorridas tres cuartas partes del cementerio, expulsaba vaho por la boca. Konan se extrañó. Sus compañeros no habían dicho nada sobre aquel frío. Y de pronto la notó. Una presencia a sus espaldas. Sin saber cómo pudo hacerlo, se giró y se encontró cara a cara con un fantasma de un solo ojo, con una lengua enorme. No tenía pelo en la cabeza, vestía un kimono negro y calzaba unas sandalias de madera de las antiguas.
Por mucho que gritase, de su boca no salía ningún sonido. Se había quedado sin voz. Con todos los esfuerzos que tenía, se alejó del fantasma que se acercaba a ella. Pero milagrosamente, cuando salió del cementerio, aquel horrible ser se quedó parado.
Konan, para asegurarse, corrió hasta que sus piernas no pudieron más. Fue entonces cuando vio las sombras. Al principio se asustó, pero al ver que eran humanas, y una de ellas llevaba un vestido de volantes, pensó que a lo mejor era Yuko con algún chico. Konan sonrió, y sin poder evitarlo, decidió espiar a su amiga.
Pero cuál fue su sorpresa, al ver que el chico al que Yuko abrazaba no era otro que el mismísimo profesor Hatsuki. Este murmuraba palabras a Yuko, que lloraba sin parar. Por mucho que agudizase el oído para escuchar su conversación, solo capto algunas palabras.
“…yo te he insistido…tampoco…tus amigos” murmuraba el profesor. Cuando Yuko se hubo calmado, Hastuki volvió a murmurar más palabras, las cuales solo unas pocas llegaron a los oídos de Konan “…regresemos….acompáñame a mi cuarto…esta noche”. Dicho esto, rodeó a Yuko con un brazo y se la llevo.
Konan se quedó quieta unos instantes más, y se llevo la mano a la boca.
“¿El…el profesor Hibara está abusando de Yuko?” se preguntó a sí misma.
Tras pasar unos segundos en esa posición, y tras haberse asegurado que Yuko y Hatsuki se hubieran ido, Konan salió de su escondite y fue corriendo a la entrada del cementerio. Allí, a regañadientes, mintió diciendo que no había tenido valor para llegar al final del cementerio, que había salido corriendo hacia el bosque y se había perdido hasta que vio la luz de las linternas. Todos la disculparon, y cuando todo el mundo se hubo marchado, y Konan, Shin y Kaoru se dirigían al albergue (pues los fuegos artificiales ya habían pasado mientras duraba la prueba de valor), Konan pensaba en como preguntarle a Yuko lo de Hatsuki.
[Habitación de Hatsuki y Kyoya. Cuarto de Hatsuki]
“Se ha dormido…pobrecita, esto ha sido un duro golpe para ella…” pensó Hatsuki, mientras acariciaba la cabeza de una Yuko completamente dormida.
Cuando llegaron al cuarto, Yuko se había derrumbado de nuevo y se había echado a llorar. Hatsuki la había consolado, le dio un poco de sake para que se calmase, odiándose a sí mismo por haber dado alcohol a una menor, y después de que Yuko dejase de llorar, le había dado una pastilla para dormir, y enseguida se sumió en un sueño profundo sobre las piernas de Hatsuki, que se sonrojó visiblemente, y se controló para no hacer algo de lo que luego se arrepintiese.
“Yuko está tan mona cuando duerme… ¡No Hatsuki! ¡Contrólate, es tu alumna y tu protegida, no puedes hacerle esto!” pensó. No quería despertarla, porque si lo hacía, a lo mejor volvía a echarse a llorar “Es mejor que esta noche se quede aquí…no quiero verla llorar…no quiero que sufra…no importa si ese idiota de Kyoya me dice algo…lo único que me importa es la seguridad de Yuko” pensó Hatsuki. Apartó a Yuko con cuidado de sus rodillas. La cogió en brazos, y la metió en el futón matrimonial sin los zapatos. Hatsuki se quitó la camiseta, e intentado sin éxito no rozar con sus brazos el cuerpo de Yuko, se metió bajo las sábanas.
Se arropó, y a la vez arropó a Yuko, y abrazando a la chica contra su pecho, se quedo dormido…
Capitulo 6:
- Spoiler:
- A la mañana siguiente, Konan se despertó cuando la calidez de los rayos de sol rozaron su cuerpo. Lo primero que hizo fue mirar el reloj.
“Las doce menos cuarto…” pensó para sí. Se levantó, abrió la puerta que daba al salón y se encontró con que Kaoru, Shin y Zetsu estaban viendo la tele. Konan se quedó mirando a su alrededor, buscando a Yuko con la mirada. Kaoru miró hacia el cuarto que había detrás de Konan:
- Konan ¿sabes acaso dónde está Yuko?- preguntó Kaoru algo preocupado. Konan, que hasta entonces había tenido una cara de sueño que no podía con ella, se desperezó de golpe.
-¿No ha estado aquí?- preguntó alarmada.
-No que yo sepa…nosotros nos hemos despertado pronto para el torneo de artes marciales…desde las cinco estamos en pie, y no hemos visto salir a Yuko de la habitación en ningún momento- explicó Zetsu. De pronto Konan recordó la conversación que había escuchado entre Yuko y Hatsuki.
-Ahora mismo vengo- murmuró Konan con rabia en la voz. Y tras eso, salió corriendo con el pijama puesto.
-¿Qué le pasa a estas horas?- preguntó Kaoru a Shin.
-No lo sé…todas las mañanas es igual- contestó sonriendo.
Sin darle importancia al asunto, continuaron viendo la televisión.
[Habitación de Hatsuki y Kyoya. Cuarto de Hatsuki]
Unos golpes despertaron a Hatsuki. Este gruño para sus adentros.
“Ese idiota de Kyoya se habrá dejado las llaves” pensó, mientras abrazaba a Yuko con más fuerza. Los golpes continuaron. Hatsuki ya se harto.
-¡Esta abierto, puedes abrir la puerta perfectamente!- gritó, tapándole los oídos a Yuko para que no se despertase.
Esperaba que Kyoya se metiese en su habitación y saliese en seguida a la playa para hacer el turno de la mañana. Pero al oír que su puerta se abría se incorporó.
Abrió la boca para soltarle a Kyoya unas cuantas palabras malsonantes, pero se calló al ver a Konan en la puerta. Estaba realmente enfadada, y cuando fijó su vista en Yuko, su rabia aumentó:
-¿¿¡¡Le parece bonito lo que está haciendo!!??- exclamó Konan con furia. Hatsuki la miró sin saber a qué se refería- ¿¡Qué hace Yuko aquí si puede saberse!? ¿¡Y por qué esta en su cuarto, durmiendo en su futón!?- preguntó Konan, mas furiosa todavía. Una especie de gruñido débil capto la atención de ambos. Yuko se estaba despertando.
-Mmmm… no hagáis tanto ruido...quiero dormir- murmuró la chica, mientras se levantaba. Cuando abrió los ojos no supo ubicar donde se encontraba. Cuando enfocó la vista, y vio a Hatsuki sin camiseta se sonrojó. Después fijó su vista en Konan, que la miraba preocupada, y ahí fue cuando abrió los ojos inmensamente- ¿Don…dónde estoy?- preguntó. Konan se acercó a ella, la cogió con suavidad y la puso en pie.
-Venga Yuko…larguémonos de este sitio. En el autobús vendrás de vuelta conmigo y no dejaré que ese tío te vuelva a tocar- dijo Konan, saliendo por la puerta. Yuko comprendió que estaban en la habitación de los profesores.
Hatsuki se levantó y cortó el paso a las dos chicas:
-Konan, no es lo que parece…- empezó a decir.
-¿Ah no? ¡Pues dígame que hacía abrazando a Yuko en el bosque y porqué le decía que viniesen aquí!- exigió Konan- ¡Y de paso también porqué tiene esas confianzas con una de sus alumnas!- exclamó. Yuko la miró alertada.
-Konan…- murmuró la chica. Konan la miró con dulzura, mientras que con la mirada le decía que dejase que Hatsuki explicase la versión de los hechos.
-Está bien, pero solo para aclarar este malentendido…Ayer recibí una llamada al móvil. El padre de Yuko falleció ayer por la noche- explicó Hatsuki. De pronto, la mirada de rabia de Konan se tornó en sorpresa. Miró a Yuko para comprobar que el profesor no mentía, y al ver las lágrimas que comenzaban a aflorar en sus ojos comprobó que era verdad- Llamé a Yuko para decírselo, y vi que era mejor hacerlo alejados de todo el mundo, para que nadie la agobiase. La pobre se echó a llorar…seguramente oíste que yo le decía que deberían haberla llamado a ella primero, pero que Kyoya y yo habíamos insistido tanto en que dejaseis los móviles en las habitaciones, que la llamaron muchas veces al móvil, y tampoco la pudieron localizar en casa, y todo para que os divirtierais con vuestros amigos y compañeros- explicó Hatsuki, mintiendo sobre lo que verdaderamente había dicho. Hasta que Konan no descubriese sus poderes no podía saber nada.
-¿Y por qué se trajo a Yuko a su habitación? ¿Y las confianzas que tenéis?- preguntó Konan.
-Eso es más fácil de explicar. La traje a mi habitación, porque tengo unas pastillas para ayudar a dormir, y pensaba darle una a Yuko, pero nada más tomársela, se durmió, y por no despertarla pensé que era mejor que se quedase aquí a dormir. Y lo de las confianzas, es más sencillo de lo que crees. Yo trabajaba de profesor en el instituto de secundaria de Yuko, fui su tutor durante todos esos años, yo conocía a su padre, por eso tengo esas confianzas con ella. Además, en el anterior instituto fui su profesor de artes marciales y kendo, por lo que, además de vernos en clase nos veíamos por las tardes y fines de semana- explicó Hatsuki. Konan miró de nuevo a Yuko, que, sin poder evitarlo, se derrumbó de nuevo en los brazos del profesor. Konan supo entonces que Hatsuki decía la verdad. Conocía a Yuko desde mucho antes que ella, y se preocupaba por su salud y seguridad.
-Pero… ¿por qué está ahora en este instituto?- preguntó Konan.
-Pues cuando Yuko pasó las pruebas de inteligencia con éxito, decidieron meterme a mí en este instituto, y fue pura casualidad. Cuando Yuko me vio el primer día estaba muy contenta de volver a tenerme de profesor- explicó, acariciando la cabeza de Yuko, que se había calmado un poco. Konan miró a su amiga con pena y se acercó a ella. Yuko miró unos instantes a la chica, y se separó de Hatsuki para abrazar a Konan.
-Tranquila…estamos aquí para ayudarte…- murmuró Konan en su oído. Yuko asintió, y ambas, cogidas de la mano, se marcharon de la habitación. Hatsuki suspiró.
-Bueno…ahora solo queda esperar que Konan descubra sus poderes por su cuenta…- murmuró Hatsuki para sí mismo…
Pasaron las semanas. Pronto llegó el mes en que Konan y Kaoru tenían que encargarse del turno de limpieza. Se habían dividido el trabajo de tal manera que los dos acababan a la vez, y cada día uno recogía los útiles de limpieza.
Uno de esos días, Konan tuvo que quedarse en el recreo para preparar las cosas para la tarde. Sin quererlo, escuchó una conversación entre varias chicas:
-Sí, según dicen, el fantasma de esa chica sigue vagando por los pasillos de la escuela- murmuró una de ellas. Konan, curiosa, se acercó
-Eh ¿de qué habláis?- preguntó. Las chicas se giraron al oír su voz y se lo explicaron.
-Dicen, que hace doscientos años, este era un colegio únicamente femenino. Pues bien, a este colegio acudía una chica llamada Yukari. Era una chica muy patosa, siempre andaba tropezándose con el yukata reglamentario de la escuela, uno azul marino con dibujos de flores, y muchas veces se perdía- explicaron. Konan trago saliva. Ella había visto a una chica con un yukata azul marino con dibujos de flores el primer día. Asintió la cabeza como pudo, pidiéndole a las otras que continuasen- Bien, pues un día, sin saber cómo, apareció muerta en una de las clases. Y cuentan, que desde ese día ha estado apareciéndose en este colegio- concluyó. Konan tragó saliva, pero hizo un gesto negativo con la mano.
-Anda, ¿Quién se cree eso? Los fantasmas no existen. Seguramente la gente que veía a la chica eran amigos suyos y debido al shock creían verla, no hay otra explicación- dijo Konan, mientras terminaba de colocar las cosas. Las chicas se encogieron de hombros y se marcharon de la clase. Konan las siguió, para volver con sus amigos y el día transcurrió con normalidad…
-Bueno Konan, hoy te encargas tu de guardas las cosas ¿no?- preguntó Kaoru, recogiendo su cartera.
-Sí, iros Shin, Yuko y tú tranquilos. Ya regresaré a casa- contestó Konan con una gran sonrisa.
-De acuerdo, nos vemos mañana- dijo Kaoru, despidiéndose de Konan con la mano y saliendo de la clase. Konan suspiró, y tras coger todo el material de limpieza, se dirigió a la última planta.
-¿A quién demonios se le ocurre poner el armario de la limpieza en el último piso?- se preguntó Konan a sí misma, con un ligero mosqueo. Lo que Konan había llamado “armario de la limpieza” era una sala donde se guardaban varias fregonas, escobas, trapos y productos de limpieza para las clases. Ya una vez dentro, la chica colocó cada cosa en su sitio y suspiró.
Cerró la puerta, dejó la llave en el pequeño colgador que había a lado y se dispuso a marcharse, pero de pronto, la temperatura del pasillo comenzó a descender. Konan se detuvo. La última vez que algo así le había pasado, un fantasma con un solo ojo la había perseguido.
Esta vez el vaho no tardó en salir por su boca. Se había quedado paralizada del miedo ¿Y si era la chica de la leyenda? ¿Esa tal Yukari? Konan tragó saliva.
-Cálmate Konan…será que se ha estropeado la caldera y por eso hace frío si…- murmuró para sí, intentado tranquilizarse. Pero un grito salió de su boca cuando notó una mano fría agarrándole el tobillo. Esta vez sí hubo sonido en su voz, sobre todo cuando Konan vió al ser que la había cogido. Era una especie de humano, con cara de reptil, de cinco ojos y dientes grandes. Su lengua era bífida como las de las serpientes.
-Por fin te encuentro Konan Kudoissssssho…mi amo essstará muy contento de que te haya atrapado…me recompessssará con crecessss- siseó el bicho, con una voz muerta que apestaba.
-¿¿¿¡¡¡Qué demonios eres tú!!!???- gritó Konan. El ser rió con carcajadas malévolas.
-Exactamente essssoo niñita- murmuró. El demonio se dispuso a llevarla a la zona oscura del pasillo. Konan no supo de dónde sacó el valor para hacerlo, pero con la pierna libre le asestó una fuerte patada a aquel ser, que soltó a la chica al recibir el golpe.
Lo primero que hizo Konan fue correr para el sentido de la luz, pero cuando salió a la azotea, se dio cuenta de su error. Se giró al escuchar un estruendo, y vió que el demonio salía a la luz. No le afectaba, y eso alarmó a Konan. No estaba segura. Caminó hacia atrás, y se chocó contra la pared:
-No tienesss esssscapatoriaaa esstúpida…mássss te hubiesssse valido venir conmigo- siseó. Konan cerró los ojos, maldiciéndose a sí misma por no haber huido en otra dirección. Ahora iba a morir allí, y nadie podría hacer nada para salvarla.
Pero un grito desgarrador la sacó de sus pensamientos. Frente a ella, una figura pequeña y femenina, con un cabello negro y largo, atravesaba al monstruo con una guadaña de metal oscuro. El demonio retrocedió y miró a la salvadora de Konan:
-¡¡Tú!!- siseó con furia- Ellosss no me dijeron que essstaríasss aquí. Te tenían que mantener ocupada losss otrosss dosss- murmuró.
-¿Qué otros dos? ¿El león y el cocodrilo? Con esos acabé en un abrir y cerrar de ojos, y Yukari ya los ha mandado al Más Allá…algo que va a hacer contigo muy pronto…- Konan desvió su mirada de la chica de la guadaña a una chica que acababa de aparecer. Era la que había visto el primer día de clase. El yukata azul marino le llegaba por debajo de los tobillos. Su rostro era dulce, y mientras se acercaba al reptil, una luz salió de sus manos.
-Pobrecito…tienes que someterte a ese ser tan horrible…tranquilo, pronto se acabará tu dolor, te reunirás con tus amigos…- murmuró con voz dulce. El reptil se la quedó mirando, y para asombro de Konan, su rostro se volvió humano. Era un chico de pelo castaño y ojos verdes. Miró a la fantasma unos instantes antes de que una luz lo envolviese.
-Gracias…- fue lo único que murmuró, antes de desaparecer. Konan estaba incrédula. Una mano frágil y de tono pálido apareció en su campo de visión.
-¿Estás bien?- preguntó Yuko Tabaita, con la guadaña en la otra mano…
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