Misión en Kenia

Seguí caminando y maldiciendo por lo bajo a la puta piedra y, cuando Joey volvió a hablar, respondí:

-Ya me dirás con quien iba a salir siendo exorcista.

La conversación era un poco estúpida, pero mejor hablar que recitarle un repertorio bien completito de insultos a la maldita piedra, ¿no?

-Eso no sería problema para mí, pero no debemos malgastar agua.- Bebí solo un par de tragos pequeños y le devolví la botella.

De verdad que no entendía a ese chico, igual trataba de ser amable que se ponía borde o creído.

Unos ojos observaban a lo lejos, mientras una risa tetrica se escuchaba.

-Bobos exorcistas.- insulto el mientras seguía riendose como si todo esto le pareciera graciosos, mas su risa parecía sadica. Su brazo isquierdo era una total espada, capaz de cortar los huesos de un ser humano.- dejem ir señorita lulubell.- exclamo el conde.- Mi espada muere por cortar cabezas de exorcistas.

-Dejalo así... tienes otra mision mas importante, infiltrate entre esa etnia.- exclamo una mujer rubia

-jajaaja.. sera muy facil...- enseguida el akuma de nivel dos tomo la forma de un humano, pasando completamente desapercibido. Para luego desaparecer.

-Bien procedan.- dijo la mujer antes de desaparecer. Un grupo de akumas de nivel uno, unos 15, se acercaron al lugar y enseguida comenzaron a disparar ciegamente, llamando la atencion de los que estaban mas cerca, asi como la etnia que había allí.

-Son demonios!!- en ese momento unas personas se aparecieron a pie de la montaña.
-Esos de ahi.- un hombre de entre la gente grito y apunto a Joey y a May.- Fueron los que le trajeron.- todos voltearon a ver a las dos siluetas que se veían a lo lejos, aunque estaban lejos podían notar que no eran de por allí. El tipo sonrió burlon para luego desaparecer entre el grupo de gente.

Un estruendo me sacó de mi observación a la montaña. Me giré sobresaltada para ver a una quincena de akuma disparando.

-Joey.- Mi primer impulso fue llamarle yh cubrirme tras una roca, para cubrirme si los disparos se acercaban demasiado y analizar la situación.

-Inocencia actívate.- Activé mi arma y miré a los enemigos, había algo que no cuadraba. "Es extraño, no veo ningún Noah o Akuma de nivel dos que dirija, aquí debe haber alguien más."

Ví como actuaba Joey y, en contra de lo que se pudiera esperar, no me molestó para nada su comentario. Miré hacia arriba.

-Yo me encargo de la cima.

Y dicho esto, sin esperar respuesta, comencé a subir, escondiéndome bastante bien debo añadir. A veces dudo si tengo huesos. No iba a cometer el error de bajar de la montaña o quedarme parada para combatir a los akuma, abandonando la inocencia a su suerte. A veces hay que arriesgarse e, incluso, hacer sacrifícios.

Iba subiendo con un ojo puesto donde pisaba y el otro en e4l cielo, atenta a cualquier posible akuma que se acercara, aunque en principio Joey debería pararlos.

Cualquiera que me viera subir pensaría que estoy loca por ir escondiéndome a cada momento que podía, de una forma bastante "elástica" a veces. "Mañana me dolerá todo".

No me costó demasiado llegar a la parte alta, me escondí encogida en el suelo tras una roca y comencé a mirar para ver donde podría estar la inocencia.

Seguíqa mirando y varias explosiones que se escucharon me hicieron saber que Joey había destruido a algunos akuma. Miré instintivamente abajo. ¿Cómo no se me había ocurrido eso?

-Bingo.

Una avertura en la roca, fuera del "camino" (porque eso que había usado para subir poco tenía de camino), allí podía estar el origen de las luces.

-En estos momentos es cuando adoro mis entrenamientos de mono.

Bajé un pie hasta una piedra saliente, llevé el otro pie a otra de esas piedras y me sujeté con ambas manos de otras rocas salientes. Fui caminando así, con mucho cuidado, hasta el agujero. Era muy estrecho, pero si había inocencia no se rompería, ¿verdad?

-Inocencia actívate.

Incliné un poco la cabeza y lance un mini ataque, de apenas unos cuantos cabellos, para ensanchar la abertura. Metí la mano dentro.

-Te pillé.

Guardé la recién conseguida inocencia en mi uniforme , asegurándome de que no cayera, y regresé al "camino".