Re: [MN] Tan Frío como los Corazones

por **Etienne Freimann** Dom Oct 09, 2016 7:18 pm

La joven aun no podia decirse que fuera una exorcista modelo no tenia la intención de serlo, pero por lo menos ahora al menos parecia atender un poco a razones por lo menos en lo que se referia a misiones, si la llamaban no le quedaba otra que ir... aunque eso no significara que volviera a descentrarse cuando llegara al lugar al que le correspondia ir.

-¡Si! ¡Lo pillo! ¡Pero me dan igual esos buitres!- decia Etienne en voz alta -Si tantas ganas tienen de ver que pasan alli ¿¡Por que no van ellos?! Tanto dinero se les sube a la cabeza

Pronto llego al sitio al que le dijeron que fuera, alli habia ya cuatro buscadores y otra persona a la que tambien probablemente la estaban obligando a ir, un chico rubio que llevaba ropa por encima del uniforme... de haberlo sabido tambien podria haberse adornado ella un poco, probablemente hubiera comenzado por quitarse el emblema de la orden.

-Asi que somos tu y yo contra esas cosas- dijo ya con un tono mas relajado, pero podia notarse cierta burla en sus palabras aunque no iban dirigidas al chico, si no mas bien al resto de los presentes como si ellos tuvieran culpa de ello -Soy Etienne, una novata en esto pero en fin... al menos espero que adonde vayamos al menos podamos encontrar algun sitio para visitar

por **Lulubell** Vie Oct 14, 2016 12:00 am

Una misión en el frío, una misión donde las nuevas esperanzas del Conde por comenzar una guerra, iniciaba nuevamente. La rubia se encontraba allí, sentada frente a una chimenea según las indicaciones del Conde no iría sola a la misión, al parecer debía ser de ayuda a otra mujer en su primera misión oficial. La noé de la lujuria ya se estaba preguntando cómo manejaría la situación con esta nueva pieza de juego en su tablero. Olena era el nombre de la mujer, Ucraniana, de 31 años, una suboficial, una estratega. Eso era lo que leía en el archivo que había conseguido, papeles que lanzó al fuego de la chimenea, donde se incineraron en unos segundos.

- ¡Señorita Lulubell!- un akuma venía hacia ella, corriendo casi a tropezones por el pasillo hasta la gran y elegante sala.- Un abrigo, úselo por favor.- le pidió el akuma cual figura era de un hombre joven, ataviado en un traje de mayordomo, este le tendió un grueso abrigo de piel, bastante elegante.

- No lo necesito.- fue la simple y tranquila respuesta de la rubia, quien iba vestida en un sencillo y delgado traje negro y camisa blanca, esta última desabotonada en los primero botones, dejando ver su cuello y piel perfecta.

- Pero señorita, Lulubell. Hace mucho frió adonde va usted. Por favor se lo suplico.- exclamó el akuma, ahora de rodillas. La noé observó un momento el abrigo y luego al afligido akuma.

- Busca algo que no llame la atención.- le ordenó la Noé simplemente, para volver a sumergirse en sus pensamientos. El akuma pareció feliz con esa respuesta, a pesar de lo fría que había sido. Hizo unas reverencias y salió corriendo en busca de otro abrigo.

Aclaración:

por **Olena Kaminski** Vie Oct 14, 2016 2:08 pm

Las peticiones del Conde solían ser trabajos muy específicos y muy arraigados a su trabajo normal como miembro de la Armada Imperial, por lo que nunca había tenido problemas con cumplirlos sin tener que recurrir a las habilidades especiales de su rifle. Sin embargo, la carta que recibió le dio la impresión de que esta vez sería diferente y un nudo de nervios se le formó en la boca del estómago.

Canadá… nunca había estado allí, pero se alistó como siempre lo hacía y se despidió de su familia con la naturalidad de todos los días, sujetando con firmeza su vieja maleta y emprendiendo la marcha hacia su acceso al arca negra, tal y como la carta se lo indicaba.

La recibió un Akuma de aspecto femenino y aire servicial.

— Por aquí —le indicó.

Miraba discretamente el interior del Arca y entonces llegó a un lugar con una chimenea, donde la esperaba una mujer que ya había visto en la fiesta de té. Era uno de los miembros de la familia del Conde, de porte regio y elegante y cuyo nombre desconocía. Notó que vestía muy ligero para el clima que enfrentarían (uno que ella conocía muy bien), pero no opinó nada.

— Olena Kaminski, a sus órdenes —se presentó ante la Noé con todo el respeto y rectitud que un superior merecía.

por **Etienne Freimann** Jue Oct 20, 2016 7:37 pm

La joven analizaba la situación, notaba que al compañero que le habia tocado estaba entusiamado con la misión... quiza demasiado para su gusto, eso le hacia preguntarse si de verdad existia gente lo suficientemente estupida como para aceptar ser una herramienta de la Orden sin mas... pero aun era demasiado pronto para saber por donde iria las cosas.

Suspiro con resignación mientras se adentraba en el portal con calma, estaba ya pensando en como pasaria el tiempo por alli y en como se escaquearia de todo aquello a pesar de lo que el chico le habia dicho sobre el lugar al que iban.

Y es que no tardaron en notar el frio apenas asomarse fuera de la iglesia, desde luego no bromeaban en el informe

-No se tu, pero yo pienso en ir a algun sitio calentito para pasar el tiempo

-Etienne, nos han informado de su.... "actitud" en general- dijo uno de los buscadores - Deberia dedicarse a solucionar est..

No le dio tiempo a terminar, pues pronto la joven respondio gritando y de malas.

-¡¡Dime una vez mas lo que tengo que hacer y lo proximo que sentiras no solo va a ser el frio!!- grito la joven con un destello de ira en sus ojos, pronto se giro como si no si no hubiese pasado nada, pero en su tono serio de voz se la notaba aun bastante cabreada -Debe de quedar alguna taverna abierta, alli podremos entrar en calor y comer

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