I'll Love My Murder. [Original]

Spoiler:

| Capítulo 1. | | Capítulo 2. | | Capítulo 3. |

o.o Mmmm... sublime oWo

Me ha encantado este inicio de la histopria, sinceramente. Dios, una reflexión MUY interesante, y un prólogo de la historia más que atrayente. Me gusta como esquives, es muy ligero de leer, así que aunque sea tu contrincante en el concurso de fics (el cual no me extrañaría que ganaras (?)) seguiré tu historia mientras la actualices, ¡Y espero que eso sea a menudo!

Awww muchas gracias :c me alegra que te guste xDD & que te atrape, si intentaré actualizarlo lo más seguido posible, lo intentaré al punto de un capítulo por día, pero dudo mucho lograrlo. Haha hay otras historias muy buenas en el concurso, no sé si realmente vaya a ganar, pero igual gracias por tus buenos deseos(?) c:

El prólogo me ha enamorado *¬* Escribes genial, conejito (?) xD No, ahora en serio, el prólogo está genial, es atrayente, original, y esos pensamientos que son escritos con esa sinceridad... Simplemente me encantan u.u Seguro que ganas el concurso, u obtienes alguno de los puestos, pero de eso estoy segura xDD No sé escribir tan bien como tú, con esa sinceridad, con ese... Arte *¬* ¡Olé! Aunque seamos medio-rivales en el concurso (No llego a tu altura ni en mil años) me gustaría desearte suerte, pero no lo haré, porque tú no la necesitas (Ya estoy segura de que ganarás) y porque yo la necesito toda T^T (Con mi mierda de fanfic, necesito la suerte de todo el mundo, tipo un Genki-Dama pidiendo toda la suerte del mundo (?)) Bueno, Shion se despide, a ver si nos vemos por el chat

Cuack!~~

Shiooooooooooon! -Chillando de alegría eterna & pura(?- Sinceramente, leí tu fic & me pareció muy original. Es una muuuuy buena idea, una gran locura, pero locuras hay miles. Sólo falta exprimir tu talento & lograrás ser grande! Enserio :3 es cuestión de practicar baby *-* & muchas gracias, pronto traeré el primer capítulo<3 ya lo tengo en mente xD & espero te encante *w*!

La melodía... o más bien extraña canción con un ritmo pegajoso, la había despertado de su sueño exactamente a las 5:00 a.m.. Sus ojos apenas y podían abrirse, tan sólo había dormido tres horas y veinte minutos...

—Ahh.. Que sueño, al final me quedaré dormida enmedio de la clase de filosofía.—Dijo Milah habiendo levantado sólo la parte superior de su cuerpo, comenzaba a marearse de tan sólo mirar alrededor, llevaba meses sin poder dormir doce horas completas... todo debido a la Universidad, a su carrera y al sueño de su madre antes de morir.

Su cabello negro y largo color azabache se encontraba más enredado que nunca, bueno no tanto, pero casi... todo debido a que había dado vueltas alrededor de la cama y restregaba su cabeza en la almohada por las múltiples pesadillas que tenía acerca de la mutilación de su madre, recordar la escena... recordar el cómo había llegado a ella...

Pero era bastante fuerte y fué bastante fuerte al aguantar todo el peso de la muerte de la única persona que estaba a cargo de ella, desde ese 21 de Febrero de 2002 se había vuelto completamente independiente. Más sin embargo, su padre biológico le enviaba dinero mensualmente para sus gastos personales, al igual que pagaba la colegiatura de la universidad a la que ella iba.

Milah sabía que John estaba arrepentido por haberlas abandonado hace once años, y estaba más que arrepentido de no haberlas protegido cuando el asesino se había presentado en Houston, Texas. No quiso mudarse con su padre por lo mucho que le dolería a ambos pensar en el recuerdo de Rose, su madre, él se acordaría de Rose de tan sólo ver a Milah, y Milah se acordaría de su madre de tan sólo ver a su padre, recordar los momentos en los que estuvieron juntos...

—¿Por qué la vida te arrebata a las personas que más quieres?— Se preguntó a si misma, sin obtener respuesta alguna, comenzó a alistarse para irse a la universidad, acomodó sus cosas sin pronunciar ninguna palabra... ¿y por qué habría de pronunciar palabra? Estaba más sola que un perro abandonado.

Salió de su departamento que se encontraba en el tercer piso habiendo tomado sólo un par de tazas de café para poder despertarse, y llevaba consigo un termo con más café para beberlo cuando el sueño decidiera llevársela, la Universidad de Houston, una de las tres más grandes y la más importante en el Sistema Universitario de Houston, se encontraba a tan sólo media hora de distancia viajando en su auto.

Encendió la radio, apenas comenzaba a amanecer... así que pronto empezarían las noticias, al ponerlo en el canal correspondiente, estaba la noticia que le sacaría de su rutina.

Intentaba hacer caso omiso a las palabras del locutor, si pensaba en la idea de que un asesino estaba rondando muy cerca de su hogar, todo saldría mal, ¿Y si ella se convirtiera en una de sus víctimas? Aún no lograba comprender por qué su madre se convirtió en víctima, por qué ella... y entonces caía en la cuenta de que ella también podría caer en brazos de un asesino.

Llegó a la universidad, estacionó el auto y colocó la alarma, estaba a punto de entrar al lugar cuando su mejor amigo Alex llegó junto a ella dándole un gran susto... aún seguía medio dormida.

— ¿Qué te pasa Milah? ¿No has dormido bien? —Preguntó el joven rubio de marrones ojos, su altura era promedio, y era muy atractivo para cualquiera, todas estaban enamorada de él perdidamente, pero corrían la mala suerte de que era homosexual.

—Tú sabes bien que no he dormido nada bien, esto de la carrera me comienza a hartar. —Respondió Milah sin mirarle, ella era más pequeña que Alex, pero sólo por unos centímetros, su piel era bastante blanca, su cabello largo y sus curvas de miedo, tenía admiradores secretos por ahí, pero ninguno se atrevía a decirle sus sentimientos, y entonces la hacían pensar que era la mujer menos atractiva del mundo y entonces sólo consideraba a Alex su mejor y único amigo, no tenía tiempo para vida social.

Tanto ella como Alex estudiaban la carrera de Psicología, se sentaban juntos al menos siempre, hacían juntos los trabajos y siempre se veían como el equipo y dúo perfecto, no necesitaban de nadie más que de ellos mismos. El único problema era que Milah tendía a ser algo perezosa, ella hubiera preferido sólo trabajar ocho horas a mantenerse todo un día estudiando sin tiempo para ella. Milah era el tipo de chica callada, seria y pensativa a la que nadie le suele hablar por su semblante frío, pero Alex es el tipo de persona alegre, amable, divertido y agradable que si se había decidido a dirigirle la palabra, se complementaban el uno al otro, aunque vivieran algo lejos, siempre se contactaban por teléfono.

Las clases pasaron bastante rápido, y Milah tuvo la suerte de que los profesores se comportaron muy amable al no dejar tarea.

—Tal vez se dieron cuenta de que estaba más domida que despierta. —Comentó saliendo de una de las aulas junto a Alex.

—Si, es lo más seguro. Frank casi te da una cachetada cuando te vio dormidita en la mesa, pero se contuvo sólo porque eres mujer. —

—La suerte está de mi lado, ya sabes. —Milah sonrió con aires de grandeza. Y antes de entrar nuevamente en su auto... —Ya que no tengo trabajos que hacer, hoy iré a tu casa a ver unas películas, ¿Quieres que pase a rentar una en específico?—


—Milah, otro asesino está cerca de tu hogar... ¿Crees que sea correcto que salgas de noche?—Dijo Alex con algo de preocupación, aunque no era el único preocupado, todos los admiradores de Milah también lo estaban, todo mundo se había enterado de la noticia, y la única tranquila era Milah.

—Mi madre siempre me dijo, cuando es tu hora... es tu hora. Me tocará morir cuando me toque.—Respondió Milah con mucha seguridad, sonriéndole. —Entonces, ¿A las 8?—

—Milah... Está bien, pero ten mucho cuidado, si sientes algún mal presentimiento, mejor quédate en casa. Prométemelo. Y quiero ver El Cuervo 4, ya sabes que no he tenido la oportunidad de ver esa película. —Le dijo Alex despidiéndose de ella con un beso en la mejilla, cerrando la puerta de su auto en cuanto ella encendió el motor, y se alejó unos metros para dejarla partir.

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7:52 p.m.

—Disculpe, ¿Tiene la de El Cuervo 4?—Preguntó Milah al hombre que atendía el Blockbuster.

—Hmm, Sí.—Contestó el hombre comenzando a buscar entre los estantes que se encontraban detrás de él, los tenía en orden alfabético así que no sería problema encontrarlo en la letra C. Pronto tomó una de las cajas y se la entregó a Milah, ella solía ir constantemente a ese Blockbuster, así que ya sabía que cantidad tenía que pagar, sólo la dejó en el mostrador, dió las gracias y salió por la puerta, que emitía un sonido por la campana instalada arriba.

Al salir pudo ver que enmedio de la calle había un cuerpo tirado, enseguida supuso que lo habían atropellado o algo le había pasado, era una calle poco transitada, y por eso le gustaba mucho pasear con su auto por ahí, aparte de que era un atajo para llegar a la casa de Alex, pero lo importante no era eso... era el cuerpo.

Miró a ambos lados de la calle intentando ver que no pasaba ningún auto, al estar segura se acercó rápidamente al cuerpo, con una mano puesta en lo que era el hombro de aquel cuerpo, comenzó a moverlo constantemente esperando obtener una reacción y poder continuar. —¿Se encuentra usted bien?—Sabias palabras que el profesor Stoute le había enseñado en el curso de primeros auxilios, pero aún continuaba sin obtener respuesta, aquel saco de carne y hueso estaba de lado, era cuestión de recostarlo y ver lo que le sucedía, y así mismo lo hizo, volteó al susodicho y pudo ver como era enrealidad.

Cabello que le llegaba un poco por debajo del cuello color castaño, barba descuidada, ropa rota y sucia, su boca se encontraba medio abierta, Milah puso un par de dedos sobre la barbilla del chico, y su otra mano sobre la frente del mismo, hizo un movimiento hacia atrás para abrir las vías respiratorias, seguidamente acercó su oído izquierdo a su boca, cerca de la nariz, mientras observaba su pecho, el pecho hacía movimientos, y podía sentir y escuchar su respiración, estaba vivo.

—Que suerte tienes, y al parecer no tienes ninguna herida. Es cómo si solo te hubieras dormido enmedio de la calle. —Rió para si misma, lo único que tenía que hacer... espera, ¿Qué iba a hacer?

—Pero no te puedo dejar aqui...—Y tomó el brazo derecho del chico, comenzando a arrastrarlo hasta lo que era la puerta de la parte trasera de su auto, se sentiría muy bien consigo misma si lograba meterlo dentro del coche sin morir en el intento, enseguida hablaría con Alex, tenía que mencionarle su decisión.

Meter un cuerpo inconsciente en un auto por una persona sin fuerza era la maniobra que merecía un record guinness, tuvo que abrir ambas puertas traseras, jalar los dos brazos del hombre hasta lograr meterlo, acomodarlo en posición fetal para que lograra entrar perfectamente en el asiento, y cerrar con mucho cuidado para no despertarlo. Habiendo hecho todo eso, tomó su celular y marcó a su mejor amigo.

—¿Milah? ¿Dónde estás? Ya son las 8:30... ¿Te arrepentiste?—Se escuchaba decir a través de la bocina.

—Alex, tengo un problema. Verás... me acabo de encontrar con un hombre inconsciente en el asfalto, sí respira, parece que sólo se desmayó. Ya lo he metido al auto, ¿Puedo llevarlo a tu casa un momento? Necesito ver si no tiene alguna herida, trae demasiada ropa encima. —

—Milah... ¡¿Estás loca?! ¡Es un completo desconocido! ¡¿Qué tal si intenta manosearte y abusar de ti?!—

—Por eso mismo lo llevo a tu casa, tú tienes un revólver para defendernos. Quiero cerciorarme de que no es mala persona o no tiene malas intenciones, con eso del asesino hay que tener precauciones.—

—Está bien, pero si sucede algo le doy con el bate, el revólver para nada, terminarían inculpándonos a nosotros dos, y nuestra vida y carrera ahí acaba. No tardes mucho... ¿Está bien?—

—¡Gracias, Alex! ¡You're the best!—

—Ya cállate, y conduce hasta aqui antes de que me arrepienta.—

Spoiler:

Solo una pregunta, este capítulo es anterior al que posteaste en el concurso, ¿No?

Bueno, este fue un poco normalito, no me captó tanto como el anterior pero aún así fue entretenido, seguiré leyendo el fic tan pronto como lo actualices! *W*

PD: eché en falta alguna que otra descripción, pero tan solo es gusto personal. Esta parte fue puramente narrativa, y se hizo muy ligera! ^^

En todo el trayecto se quedó pensativa... en otro mundo, en su mundo lleno de colores opacos, todos tan suaves y brillantes, pero opacos. Era un mundo irreal pero era el mundo en el que ella podía pensar... —¿Por qué decidí llevarlo a casa de Alex?—

¿Por el atractivo visual? ¿Porque pensaba llevarlo a casa para tener más compañía? Lo segundo se le hacía más razonable, y también el simple hecho de que su madre siempre le decía que ayudar a los demás era bueno, la sensación de hacer feliz a alguien era muy satisfactoria.

Pero su madre nunca mencionó a qué tipo de personas podía ayudar y a qué otro tipo de personas debía dejarlas tiradas. Y su cerebro tampoco le ayudaba mucho al no pensar en ello.
Pronto llegó a la casa de Alex, él vivía completamente solo, sus padres habían muerto en un accidente aéreo cuando íban directo a Europa por un viaje que se ganaron en una rifa, estaban muy felices, y Alex también lo estaba por ellos, pero al saber la noticia se deprimió tanto que no fué a clases durante dos meses, que fué el tiempo exacto que duró en terapias para superar la muerte de sus padres.

La casa era espaciosa, y muy acogedora. Alex tenía un trabajo de medio tiempo en un Mc Donalds cercano, sólo trabajaba cuatro horas después de clase, y tenía parte de la noche libre para hacer sus deberes.
Milah tomó su celular y le marcó a Alex. Él no tardó en contestar.

—Alex, ya estoy fuera de tu casa. Necesito una persona fuerte que saque al susodicho del auto. —Dijo Milah observando por la ventanilla del asiento trasero, podía verlo ahí aún inconsciente, no podía creer que una persona durara inconsciente tanto tiempo.
—Milah, ¿Cómo es que lo metiste a tu auto?—Preguntó el rubio, sorprendido. Si necesitaba ayuda... ¿Cómo logró meterlo al auto?
—Pues... tuve que arrastrarlo, y otras maniobras que merecen un premio.—Alex al oír eso sonrió con levedad, casi suelta una carcajada al imaginarse a una pequeña enclenque subiendo al auto a un hombre pesado, ¡Que mala suerte que no pudo verlo!

Enseguida colgó y salió de la casa dirigiéndose a Milah, la saludó con un beso en la mejilla y se dirigió a la parte del asiento trasero observando al hombre, era bastante alto y se veía bastante pesado, poco a poco empezaba a creer que Milah si hizo un milagro al subir a tal tipo de hombre.

En tiempo recórd sacaron al hombre y lo llevaron a la habitación de los padres de Alex, nunca usaba esa habitación, y no tenía ninguna otra, recostaron el saco de huesos en la cama y Milah se dedicó a estudiarlo, verificando que no tenía ninguna herida de gravedad, quedándose más tranquila.

—Todo está bien, vamos a ver la película mientras descansa. —Comentó Milah, volviendo a la sala junto a Alex y cerrando la puerta de la habitación, sabía que en algún momento despertaría, y si no era en ese momento, sería al día siguiente.

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"Un cuervo negro se posaba en lo que era un refrigerador viejo, que se encontraba en un basurero lleno de agua, con algunas llamas alrededor, con su pico negro como la noche golpeaba el electrodoméstico que en su interior contenía un cadáver de una persona. Los recuerdos de aquel joven, o tal vez sus sueños, se hacían presentes, se veía a sí mismo caminar entre plantas parecidas al trigo, teniendo en sus manos un ramo de rosas rojas, en frente de sí... un árbol grande y hermoso, en una de sus ramas colgaba un columpio, en el que se encontraba sentada una mujer que no le daba la cara... La recordaba perfectamente, a su amada... al amor de su vida, que volteaba a verle con un pañuelo que cubrían sus hermosos ojos azules que le habían arrebatado y por su mejilla recorría una lágrima color carmesí.

Y entonces resucitaba, al tener una razón por la que volver a vivir. Salía del refrigerador completamente asustado, frustrado y desesperado, gritando y tropezando en el agua, con la respiración entrecortada como si hubiera huído a toda velocidad de algún monstruo encontrado.
Se detenía en la tierra, cubriéndose y temblando por el frío intentando regular su respiración."

Y de la misma forma, los recuerdos indescriptibles de imágenes sádicas y crueles, atormentaban la mente de aquel pobretón que yacía en una cama, oía truenos, veía rayos... podía sentir la lluvia en sus manos, y podía ver la imagen de una persona sin aquel par de ojos marrones que lo enloquecían, pero que habían aparecido en sus manos cubriéndolas de aquel líquido carmesí que comenzaba a obsesionarlo.

Oía los gritos de desesperación de las víctimas de la última película que había visto, y él, al igual que ellos... gritaba de desesperación.
Abrió los ojos con brusquedad, levantando la mitad de su cuerpo mirando a la puerta, respirando agitadamente, sorprendido y asustado a la vez, observó todo a su alrededor... no era el lugar donde él recordaba haber estado por última vez.
—¿Dónde mierda estoy?—Se preguntaba en voz alta, y se dirigía a la puerta para descubrirlo, al salir de aquella habitación pudo ver un pequeño pasillo que llevaba a otra habitación, donde un par de siluetas en la oscuridad eran iluminadas por la luz de la pantalla de tv.

Viéndo la escena donde un hombre se dirigía a un refrigerador en malestado, y sacaba de su contenido el cuerpo de una hermosa mujer vestida de rojo, llorando y tal vez agonizando del dolor que le provocaba verla así.
Se acercó lentamente al par de siluetas, se le ocurrió una gran idea para sacarlos de su mundo de acción y descubrir que había pasado con él.

—Me deben una vida y un par de ojos azules.—Sonrió divertido, esperando la reacción de las dos personas que tenía enfrente que no le daban la cara, Milah abrió los ojos como platos, espantándose, pensando en que el Edward Furlong había salido de la película para atormentarlos igual. Aunque no hubieran hecho nada.

Alex reaccionó de la misma manera, pero sus ojos de amor se notaban... tenía un fanatismo por Edward que se había emocionado tanto que se levantó de su asiento y volteó su cuerpo para ver a su amado su decepción fue tan grande al ver que era el tipo que Milah había traído. Milah también volteó, sonrojándose al ver la sonrisa de aquel apuesto muchacho en fachas horrorosas, y ocultando su rostro para poder calmarse más.

—¿Me ves con los ojos azules para que te los deba?—Respondió Milah con sarcasmo, para evitar seguir enamorándose de aquel.
—No, pero me podrías explicar dónde estoy y qué hago aquí. ¿Tienen de comer?—
Contestó el joven, con un poco de ilusión, había pasado días sin comer y necesitaba probar bocado, era justo y necesario, completamente justo y completamente necesario.
—Para que comas debemos saber tu nombre, y luego te explicamos el resto.—Respondió Alex con ese aire retador, y una cara de arrogancia, típico de él.
—Yo te lo explicaré todo, pero él tiene razón.—Milah sonreía, le parecía chusca la situación, y al parecer el joven no tenía malas intenciones después de todo.
—Me llamo Aaron, me dicen A.—

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Luces rojas y azules, autos pintados en blanco y azul oscuro que iban a toda velocidad a un solo destino. Un callejón sin salida del barrio más pobre y abandonado de la ciudad. Según la información de un adulto que paseaba en su auto para llegar a hacer un estudio en cierto asilo que se encontraba a algunos kilómetros de ahí, como buen observador vió uno de los pies blancos de un cuerpo, salió de su auto y se dirigió a investigar, al ver que era una muchacha de las mismas características físicas de la anterior que habían asesinado, llamó a la policía, esa muchacha en aquel callejón, había sido apuñalada en el vientre, yacía desnuda y una bala atravesaba su frente.

Era cuestión de minutos para que los autos policiacos llegaran, los detectives también llegaban y los reporteros pronto llegarían, muy similar a como llegarían las moscas si dejaban el cuerpo ahí durante días.
—Sí, es el mismo asesino.—Decía un hombre adulto, de características atléticas, que apesar de que podría ser deportista, había decidido ser detective de crímenes, le llamaban Swan, y había capturado a los asesinos seriales más buscado, capturó al menos 6, y eso se incluye en su historial de investigaciones.
—¿Por qué lo cree, Señor Swan? —Preguntaba un joven, delgado y de unos 19 años, cabello oscuro y bien peinado, era su asistente, Swan lo llamaba Red. Y todas sus amiguitas Reddie, que sonaba a "Ready", y es que él siempre estaba listo para cualquier cosa, cómo el decía... "Nació preparado."
—Fácil, querido Red. La chica es parecida a la anterior que encontraron N Macgregor Way—Contestaba Swan, cerrando los ojos y encendiendo un cigarrillo para calmarse y concentrarse, inhalaba un poco y luego soltaba una bocanada de humo. —Esperemos que ésta vez haya cometido un error.

Spoiler:

Nya, nya, me guztó me guztó *W* Solo un detalle que he notado al final, el hecho de que deduzca que es del mismo asesino tan solo porque la víctima es semejante a la anterior... es "poco profesional" para un detective, podrías buscar otro tipo de análisis y "razón" para que piense así, como un cliché de tu asesino, un objeto que siempre deja, una cicatriz, un corte en común... lo que sea, algo que le identifique xP

Tan solo es mi opinión, claro. En cualquier caso, esperando con ganas al siguiente capítulo *W*

Capítulo 3. Una morada azul.

— Sí, rézale a tu Dios para que éste hijo de puta haya cometido un error... Aunque es ligeramente algo imposible para ser la cuarta víctima en ésta semana. Sin embargo, mi deducción no solo se basa en las características físicas generales... si no en las heridas, le dispararon justo en la cabeza, exactamente en el mismo lugar donde se encontraron heridas de bala en las tres jovencitas anteriores, las puñaladas son lo nuevo... —Comenzó a hablar el detective, Red... sorprendido se quedaba boquiabierta ante tales observaciones, bien todos saben que deducir por sólo las características físicas sería prácticamente erróneo -más para alguien que resulta ser un profesional y muy afamado por sus capturas-.

Pronto Red había decidido fotografiar a la víctima para encontrar más similitudes con las víctimas anteriores, Swan comenzaba a pensar más allá de lo que cualquiera de los presentes podría imaginar, pensaba en posibilidades e imaginarias respuestas que aún no eran la conclusión ni la solución al problema, pero si no comenzaba a analizar con profundo detenimiento mientras su aprendiz tomaba las pruebas suficientes para examinar con muchísima más profundidad... no estaría cumpliendo su trabajo.

—Mr. Swan... he tomado fotografías suficientes de las heridas que tiene la joven, y los forenses se han comprometido en brindarnos toda la información posible, trataran de encontrar algún tipo de huella o indicio, cualquier cosa.—

Aunque Jefferson Swan siempre diga que Reddie sólo es un aprendiz tonto que sólo sabe ir a prostíbulos, tenía que admitir que resultaba de mucha ayuda y hacía gran parte del trabajo que el mismo Swan odiaba a hacer... recopilar información. Lo único que a Swan le interesaba a hacer era usar esa información y juntarla hasta encontrar la verdadera historia, lo que ocurrió y el siguiente paso que daría la persona a la que estuviesen buscando.

—Te lo agradezco, Red, hay que marcharnos a analizar las evidencias.—

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Luego de un largo rato observando a un tipo con el hambre de quinientos perros callejeros, Milah aún no sabía que hacer con el tipo, no sabía en qué momento él diría "Bueno, gracias por todo... es hora de irme a las calles" -porque la pobre no imaginaba que aquel atractivo muchacho tuviera un hogar-.

Ni siquiera se inmutó cuando la intensa mirada azulina del castaño se había posado en los inexpresivos ojos de la azabache, que miraban hacia la quinta hamburguesa que Alex había preparado y ya estaba preparando la sexta por si acaso, pero A*, continuaba mirando esos ojos marrones que seguían mirando su exquisita cena... le llamaban la atención, le llamaban demasiado la atención, y Alex pudo notar ese momento en que las miradas de ambos ni siquiera intentaban conectarse y el como Milah intentaba con todo su corazón socializar, literalmente.

—¿Quieres de mi hamburguesa?—Aaron rompió con el silencio, y Milah casi se cae de la silla... sorprendida al haber sido sacada de su ensimismamiento. —No, perdón... sólo estaba pensando.—

—No te preocupes, ella se queda así de hipnotizada cuando está enamorada. —Comentó Alex en un tono burlón, aunque entre broma y broma la verdad se asoma, y no era tanto mentira de que a Milah comenzaba a agradarle el tipo en cuestión.

—Estás loco, tú más que nadie sabes que eso es una completa mentira. —Rió. Y practicamente, todos rieron al mismo tiempo, aunque no hubiera ningún chiste de por medio.

Y luego de una hora más, parecía la hora de marcharse. —Alex, ya me voy... Es tarde y creo que debo estudiar. Emm... —Sus nervios comenzaban a notarse al tener que dirigirle la palabra al alto castaño guapo sensual que se encontraba detrás de ella, como esperando a que sucediera algo para poder marcharse.

—Aaron, ¿Quieres que te lleve a tu casa? O... prefieres tomar un taxi... o el bus... o caminar... o sim-—A la interrumpió.

—No tengo casa, no tengo a nadie.—Y su mirada era la de un típico perrito abandonado que necesitaba un hogar.

—¿Necesitas una morada?—Preguntó Milah.

—Si fuera azul sería más perfecta.—Aaron sonrió, y Milah soltó una risa, que a A le pareció tierna, y entonces ambos se despidieron de Alex dirigiéndose al apartamento de Milah, al subir los escalones el pelicastaño observaba con detenimiento al paquete que tenía enfrente suyo, él bien sabía que no era nada fea, es más... la veía muy hermosa y atractiva, tanto que comenzaba a sentir una ansiedad y unas ganas pasionales de hacerla suya en ese mismo momento.

Si era posible y la señorita que lo ayudó se lo permitía, en cuanto estuvieran más cómodos ella sería suya completamente, porque algo tenía muy encuenta... y eso era... la interminable ingenuidad de la joven, con la cual podría jugar y entretenerse, al punto de parecerle interesante... tener una casa, un techo, comida, dinero y hacer lo que quiera, todo a causa de la ingenuidad de una solitaria joven.

No tardaron nada en llegar al apartamento, Milah dió las indicaciones suficientes para disponerse a ir a dormir, a pesar de los múltiples alagos por parte de A, Milah en ningún momento se sonrojó ni mostró ingenuidad.

—En algún momento caerás... en algún momento.—Se dijo a si mismo, como el único objetivo que tendría que cumplir, se proponía una semana... sus deseos sexuales tendrían que ser satisfacidos al termino de la semana.




*: A sería el apodo para referirse a Aaron. Iba a usar el nombre Alexander, pero me di cuenta de que en muchos fics ya era usado, LOL! Se pronunciaría como en inglés, dado el ambiente estadounidense que tiene. c:

Notas: