Reclutamiento de Eliott Fitzpatrick [Naarden, Holanda~]

Al escuchar la voz de Alice, simplemente se limitó a sonreír, sin sentirse realmente molesto por esa primera palabra que le había dedicado, se sentía bien al saber que la exorcista se encontraba bien, y aunque ya le había dicho indirectamente que podía soltarla, por alguna razón que no lograba comprender en ese momento, tenía la necesidad de seguir así como estaba.

-Mientras estabas ahí tirada estuve pensando en algo... –Dijo en un susurro, sin encontrar muy bien las palabras acertadas, nunca se le había dado bien hablar a la gente con confianza, o nunca había tenido suficiente confianza con alguien como para poder hablar sin todas aquellas formalidades, cuando llegaba la hora de expresarse terminaba diciendo las cosas de forma que parecían no tener sentido o de una forma un tanto brutal para el gusto de muchos.

Esa era una de las muchas veces que no era capaz de explicarse bien, se notaba por la expresión resignada con la que ahora observaba los alrededores para asegurarse de que no hubiera quedado ningún akuma rezagado por el lugar, a pesar de que hubiera eliminado a esos akumas él solo y supiera que no iban a reaparecer, en su cabeza seguían sonando las pocas palabras que habían dejado escapar antes que Alice interceptara aquella bala en su lugar, entremezcladas con las palabras de la chica, le hicieron darse cuenta que ahora tenía una responsabilidad inmensa y que debía estar a la altura de las circunstancias, había terminado la época en la que huir era el único modo de solución a las cosas.

Entornó los ojos lentamente hacia Alice, sin parecer incomodado por la posición en la que estaban, dado que su mente no le decía que hubiera motivos por los que tuviera que haber algo raro en ello. Se sentía bien al ver que no le había nada grave, y que siguiera con la suficiente energía para seguir comportándose de una forma tan bipolar como desde el primer momento en el que se habían conocido, sonrió levemente, una vez más.

-Me alegro que estés bien. –Repuso acariciando los largos y oscuros cabellos de la exorcista una acción que le hizo quedarse de piedra durante unos segundos al haberse incluso sorprendido a él mismo por realizar una acción tan cercana cuando le costaba horrores tomarle la mano a su hermana cuando paseaban, cuando logró reaccionar se puso en pie y ayudó a la exorcista a levantarse del suelo. –Entonces, ¿Nos iremos al amanecer? –Preguntó, mientras observaba a Alice con una expresión un tanto más seria que la anterior. –Como tu has dicho no puedo quedarme aquí y tampoco quiero. Sé lo que debo hacer esta vez, que es acompañarte.

-Mientras estabas ahí tirada estuve pensando en algo...

Hubo un silencio prolongado entre ambos, Alice le iba a decir algo pero parecía que su compañero no parecía estar al tanto de que ella estaba bien, que podía caminar bien, que podía soltarla y ni el mismo se daba cuenta que había un silencio muy incomodo entre ambos. Parecía más entretenido observando el lugar donde estaban, hasta que al final sus ojos se posaron en ella.

Era una situación realmente incomoda, al menos para ella porque para Eliott parecía estar de lo mas tranquilo, como si le diera igual. Aunque parecía que siempre tenía esa expresión en su rostro, pestaño confundida al saber que le observaba y parecía ¿feliz? Le iba a llamar por su nombre para que despertara y reaccionara, sin embargo él hablo luego.

-Me alegro que estés bien. - Sintió sus manos pasar por su cabello ¿Qué demonios? Fue la palabra que paso por la mente de la chica en ese instante, le observo entre confundida y nerviosa, no pensó que Eliott haría algo así, se veía tan distante en algunas ocasiones. Pero hasta el mismo se detuvo como si estuviera haciendo algo malo y le ayudo a levantarse, cosa que agradeció Alice internamente.

. –Entonces, ¿Nos iremos al amanecer?- Ahora se veía más serio que antes, una gotita se sudor cayo por detrás de su nuca, hasta Eliott tenía sus momentos bochornosos al parecer.–Como tu has dicho no puedo quedarme aquí y tampoco quiero. Sé lo que debo hacer esta vez, que es acompañarte. - Alice reacciono al cabo de unos segundos o tal vez minutos a las palabras de Eliott, todavía estaba pensando en lo que había pasado antes.

- Claro, nos iremos al amanecer.- parecía nerviosa, pero de igual manera sonreía, tal vez para ocultarlo. Por otro lado estaba feliz que fuera un decisión propia de Eliott y que no fuera obligado.- Bueno volvamos entonces… deberías descansar.- completo ella caminando de vuelta hacia el lugar donde se alojaban.

- Es verdad, Eliott…- comento de repente mientras caminaban, casi deteniéndose.- … no tienes que despedirte de nadie… antes…- comento ella.- Digo, si tienes a alguien puedes despedirte mañana, no creo que sea bueno que desaparecieras así como así, tal vez una nota…- le sugirió ella amablemente y le observo buscando alguna respuesta en su rostro. Ya estaban al frente del lugar donde pasarían su última noche, estaba esperando una respuesta de parte de Eliott cuando el cocinero sale de allí y al verlos tan solos decide intervenir.

- Al fin llegan, eeeh.- comento mientras los recibía y les abría la puerta para entraran.- Es muy tarde para que una jovencita este afuera, supongo que no habrá pasado nada extraño ¿nooo?- observo a Eliott suspicazmente antes que nada, para voltear a mirar a la chica que se encontraba a su lado.

- No paso nada.- respondió rápidamente Alice, interrumpiendo a Eliott, si es que él iba a decir algo.- Bueno iré a dormir, fue un gusto en conocerle señor.- el hombre se despidió con la mano sonriendo con sus desaliñados dientes.- Nos vemos en la mañana Eliott.- fue lo siguiente que dijo, eso dejo sorprendido al cocinero.

- ¿Se verán en la mañana? Eeeh ¿Qué pasa chico?- pregunto curioso, cuando la figura de Alice se perdió por el pasillo que llevaba a su habitación. Alice se fue directamente a la habitación y cerró la puerta tras ella, dejo escapar un suspiro, mañana seria un largo día. Esperaba que Eliott no se molestara por haberle dejado allí con la palabra en la boca, pero no quería hablar demás delante del cocinero, aunque le hubiese gustado saber si se tenía que despedir de alguien, le preguntaría mañana.

Camino hacia su cama y se tiro en ella sin ninguna delicadeza, dejando que su largo cabello oscuro se esparciera por toda la cama y se quedo mirando el viejo techo por largas horas hasta que se quedo dormida.

Supo que había hecho algo malo por la manera en la que Alice había reaccionado, al menos el que cambiara de tema había servido para algo, al menos para saltarse todo el momento incomodo que cualquier persona normal podría haber experimentado, aunque Eliott antes de pensar en los otros asuntos que la exorcista había dejado caer, seguía sin saber exactamente que podría haber de malo en lo que había hecho.

No había pensado en despedirse, dado que pensaba que su familia no le echaría tan en falta, y tampoco sabría como hacerlo. Nunca se había despedido, porque nunca había tenido a nadie de quien despedirse, mientras escuchaba a Alice y al cocinero hablar entre ellos la mente de Eliott empezó a divagar hasta llegar a su hermana. La única persona en ese feo mundo surrealista del cual merecía la pena despedirse.

-Pequeño? –Soltó el cocinero al ver que el chico seguía sin responderle.

-ah? –Respondió Eliott encogiéndose de hombros. –No pasa nada, solo estoy cansado. –Respondió el chico sonriendo levemente. -¿Dónde ha dejado la madera que trajeron para mi?

-Está en la sala de estar, no teníamos espacio donde dejarlo, eh. –Respondió observando algo sorprendido como el chico sin darle ni las buenas noches se marchaba al lugar que él le había indicado.

Preparó las maderas para que pudieran ser enviadas a casa sin que el tuviera que llevarlas personalmente, la idea de despedirse por carta era sumamente extraña, quizás solo por el hecho de que fuera una carta de despedida. No sabía como empezar, primeramente nunca había hecho nada parecido, y la idea de hacerlo le quitaba el sueño. Lo único que fue capaz de hacer, fue meter en un sobre, uno de los colgantes que usaba para atar el libro y que su hermana menor siempre había intentado cogerlo prestado sin permiso, y dejarlo en un sobre, que mandaría junto a las maderas dirigidas a su hermana.

-Señor. –Susurró Eliott, al cocinero luego de encontrarle limpiando aún la cocina.

-Chico. –Fue la única respuesta que obtuvo por parte del hombre, hasta que este decidió prestarle de nuevo atención. -¿Qué puedo hacer por ti?

-Ah, me pregunto que si podría mandar unas cosas por mi a esta dirección de Francia. –Comentó, mientras le entregaba un papel con la dirección de lo que una vez había sido su casa. –Tengo que hacer otra parada antes de regresar, así que la madera me sería un lastre.

El cocinero asintió mientras se reía de una manera un tanto extraña, escondiéndose la nota en uno de sus bolsillos y observaba Eliott con una expresión un tanto socarrona.

-Una mujer por muy pequeña que sea siempre nos obliga a hacer los cambios más bruscos, eh? –Le soltó aún sonriéndole de esa forma tan extraña.

Eliott le miró extrañado por esa respuesta, le dedicó una mirada un tanto decepcionada por la manera en la que le hablaba, no le gustaban las confianzas que tenía para con él, y mucho menos lo que había querido decir con esa frase. Luego de darle las gracias, desearle que pasara buenas noches, y dedicarle una pequeña reverencia, arqueando una ceja al escucharal hombre reír otra vez, salió de la cocina.

La respuesta a las risas del cocinero había sido porque, al parecer ya había amanecido, no había dormido en toda la noche pensando en que podía hacer para despedirse de su hermana, por lo que luego de soltar una palabra que nunca nadie se imaginaría que podría haber salido de él, caminó hasta su habitación con la idea de poder dormir las pocas horas que le quedaban antes de irse.

Al entrar en su habitación se dejó caer en la cama como un peso muerto prácticamente quedado dormido en el acto, preguntándose si aquella pequeña sensación devastadora era provocada por la idea de no volver a ver a la enana de su hermana, o por las ideas equivocadas del cocinero, si bien era cierto que había cambiado sus planes desde que había conocido a Alice, era por motivos totalmente opuestos, la idea de haberle cogido cariño ya era lo suficientemente bizarra y antinatural para él como para que hubiera otra cosa de por medio.

Había estado dormitando, teniendo flashes que pretendían ser sueños, o recuerdos de cosas que había vivido en los años que había pasado en los orfanatos. El viento parecía traer una pequeña melodía que le arrullaba palabras que no podía comprender, o quizás no eran palabras y solo era como un tarareo, sin embargo, eso se transformó en un grito ensordecedor que le hizo levantarse de golpe. Como siempre ocurría que se veía despertado así salió de la habitación sin tiempo y sus pasos le llevaron hasta donde Alice dormía.

Entró en la habitación sintiéndose luego algo culpable por irrumpir en el lugar donde alguien que apenas conocía descansaba, sobretodo desde que el cocinero le había empezado a decir cosas bizarras sobre… temas que no comprendía ni quería comprender.

-Alice, es hora de marcharnos. –Dijo intentando no sonar muy brusco. –Te compraré desayuno de camino… Pero démonos prisa. –Repuso mientras le daba un pequeño golpecito con dos de sus dedos en la mejilla, para que reaccionara, y luego dar un par de pasos atrás, para evitar cualquier reacción agresiva de su parte.

Alice se había quedado dormida profundamente, pero no tendría un sueño tranquilo esta vez. Al parecer nuevamente las pesadillas recurrirían a su cabeza, demostrando sus más horribles temores…

La noche parecía larga, era inquieta para ella, el saberse ahora estar en medio de la nada, solo acompañada de una fría y densa oscuridad, le hacía temblar, le ponía nerviosa. Mas ella misma se daba valor para enfrentar lo que vería mas adelante ¿Qué le prepararía esta vez aquello? Lo sabría cuando alcanzara el otro punto, donde la estela dejada en el piso, marcaba un sendero. Como un puente que unía dos mundos diferentes, el real y el fantástico.

Cuando llego a un extremo, el mismo paisaje antes su ojos, más bien todo seguía tan oscuro que apenas podía ver , pero lentamente todo se fue aclarando, el negro paso a ser un gris, transformándose solo en una niebla. Pero su rostro no mostraba estar feliz, se mostraba asustado ante lo que veía. Como campos de rosas delante de sus propios ojos se extendía por cada rincón que podía, entre menos densa la niebla mas rojo podía ver, hasta debajo de sus pies.

No quiso observar y tampoco siguió en aquel mundo fantasioso que su imaginación había creado, porque despertó de improvisto, agitada y sudando frió. Observo el lugar examinándolo con su mirada, rememorando lo que había ocurrido aquella mañana. Suspiro, tratando de tranquilizarse a ella misma y diciéndose que solo había sido un mal sueño y que de seguro mañana apenas recordaría, como todos los demás.

Observo por la ventana que se hallaba al lado de su cama, todavía estaba oscuro, debía ser de madrugada aún, afuera no podía ver ninguna persona, todos dormían. Se levanto para ir al baño y regreso solo para poder dormir tranquilamente, sabía que mañana tendría que levantarse muy temprano para volver a la orden y presentarle a Komui al nuevo exorcista. De seguro se alegraría, se sentó en la cama imaginado lo que haría el extraño científico cuando llegarán. Se quedo pensando un buen rato antes de volver a meterse bajo las mantas y cuando lo hizo se molesto verdaderamente y maldijo a la pesadilla que había tenido, ahora no podía dormir.


-Alice, es hora de marcharnos.- Escucho una voz sutil que le llamaba, la oía lejana, le estaba llamando, pero ella quería seguir durmiendo –Te compraré desayuno de camino… Pero démonos prisa.

¿Desayuno? Si tenía hambre, pero quería dormir un poco más, hasta que al final los golpecitos en su mejilla le hicieron despertarse completamente. Se levanto, limpiando su ojo izquierdo un poco, al parecer no había dormido mucho.- Eliott, eres molesto…- fue el comentario que hizo ella, para volver a meterse bajo las mantas, ignorando que Eliott estaba allí o que le había despertado. Solo paso un segundo hasta que se levanto nuevamente, pero esta vez rápida y bruscamente observando al chico en su habitación.

- ¡Tú! ¿Qué haces aquí?- le pregunto apuntándolo, casi sorprendida por verlo en su habitación, sin su permiso.- Eliott, no te han enseñado a tocar la puerta ¿verdad?- pregunto ella mirándolo acusadoramente.

Era cierto que no había pensado en las consecuencias que seguirían al haber entrado en la habitación de Alice sin permiso. Y aunque la escuchaba hablar, sin tampoco ignorar la mirada acusadora que le había dirigido, debía admitir que seguía demasiado agitado como para comprender lo grave que quizás era a los ojos de la chica la intrusión que había cometido. Era paradójico, pues por muy alterado que le hubiera dejado aquel grito, notaba su pulso mas calmo de lo normal, su respiración demasiado pausada, exageradamente tranquila. Algo, un sentimiento quizás que le evocaba un recuerdo que tan solo parecía poder recordar en sueños, lograba imponerse sobre cualquier otro que pudiera predominar hasta ese momento. Inspiraba temor, traía aquella falsa quietud que solo podía ser preludio de alguna desgracia, o que al contrario de lo que pensaba hasta ahora, fuera lo que quedaba después de tal  trágico suceso, el último reducto de una acción que mezclara todo el terror y la agonía de aquel momento que era incapaz de recordar. Era, la milésima de segundo después de que toda su alma se desencajara en una mueca burlesca y horrorosa por algo que no llegaba a comprender, impotencia, miedo, tristeza…. Era un todo, congelado en su memoria y que se repetía cada vez que cerraba los ojos.

Observó a Alice, en un intento de saber como explicarse, sin parecer a sus ojos un completo idiota o un chico de acciones perturbadas. No se le ocurrió ninguna en ese momento, su corazón seguía en un puño, por la incertidumbre y la impotencia que le hacía sentir el no verse capaz de reconocer aquella voz. ¿Qué acto habría presenciado como para que su mente lo hubiera escondido en las más profundas capas de su subconsciente? Entornó los ojos con aspecto avergonzado, estaba claro que no había sido su intención interrumpir los sueños de la joven exorcista y mucho menos irrumpir en su habitación con malas intenciones. El terror que le había sobrevenido al despertarse de algún modo solo lo había sabido aplacar yendo a un lugar que le sirviera de mejor refugio que en su habitación, y era así como había llegado a parar al dormitorio de Alice. Una de las pocas personas, por muy poco que conociera, que le hacía sentirse de alguna boba manera, seguro. Quizás porque en el fondo y aunque le costara admitirlo confiaba en ella.

Miró por la ventana que el sol ya iluminaba un poco más la ciudad, era sin duda una buena hora con la que partir sin que nadie se diera cuenta, sopesó la idea de dejarle a Alice dormir un par de horas más, no debían salir de ahí a escondidas de nadie, no había familiares de los que escapar por si intentaban retenerle.

-Si bien, he recibido de la mejor educación que uno podría tener desde mis 13 años. Siempre me inculcaron la buena educación por lo que sé que antes de entrar en un lugar, sobretodo si da a una cámara privada como lo es la habitación de cualquier persona, se ha de llamar a la puerta y esperar autorización. –Respondió, aún sin volver a redirigir su mirada a la exorcista, la reacción que había tenido ella le habría resultado al final, más incomoda de lo que había esperado que fuese en un principio. –Se que no hay justificación para haber dejado olvidados mis modales, pero necesitaba entrar. Creo haber sufrido un pequeño ataque paranoico, y yo, no sé. Lo siento mucho.

Eliott no esperó respuesta por parte de la exorcista, seguía sintiendo que acarreaba sobre el aún, los efectos secundarios de esas extrañas ilusiones acústicas producidas por pesadillas que ni tan solo recordaba luego de haber abierto los ojos. No sabía como exteriorizar aquella angustia que le perseguía, y sumado a que ahora la idea de haber hecho algo malo en cuanto a invadir la privacidad de alguien, sin ser capaz de explicar porque lo había hecho, le hacía sentirse estúpidamente decaído. Sus pasos le alejaron del pasillo donde se encontraba la habitación de la exorcista, le guiaban hacia la salida de la humilde y hogareña posada, en su camino observó como las maderas ya habían desaparecido, al igual que ya no había rastro del cocinero de amarillenta dentadura. Al salir del lugar, dejó que su espalda reposara contra la fachada medio destrozada del hotelito, dejando que los tenues rayos de sol bañaran su rostro con su luz cálida y a la vez distante.

Y fue en ese momento, en el que recordó que había sido en una mañana parecida a esa cuando tomó la decisión obligada de huir de un fantasma. De una pesadilla, que el mismo había propiciado.

Alice fue cambiando su expresión de algo fastidiada a una sorprendida, por su respuesta tan… educada. Bien eso estaba molestando a Alice, pero fue superada por su preocupación por el chico, ya que no pensó que reaccionaría de esa manera tan ¿rara? No sabía cómo describirlo en ese momento, solo se quedo viéndolo, escuchando sus palabras, ella iba hablar pero una parte de ella quería dejarle terminar, para que al menos estuviera tranquilo.

Cuando Eliott había terminado se había retirado de la habitación de Alice, de una manera tan apacible, tal como la forma en la que había hablado ¿Tal vez lo había ofendido? Aquella pregunta o afirmación sobre “si le había enseñado a tocar la puerta antes de entrar”, no debió haberla mencionado. Estaba poniendo en duda su educación ¿En verdad le había afectado tanto?

- Eliott… esper…- pero ya se había ido, Alice se levanto.- Ese chico es muy extraño…- se dijo así misma, hasta ella misma se dijo que tal vez había reaccionado de una mala manera, tal vez el le tomo como si estuviera enojada. Seguramente Eliott era demasiado sensible, a pesar de ser un chico, y eso ella no lo sabía. Negó con la cabeza, hasta que opto por lo último.- Eliott es demasiado sensible…- se dijo en voz alta, tal vez hoy había despertar algo inquieta por el sueño que había tenido, la cual no era una razón para tratar así a un chico tan sensible como él.

Al final ella misma se enojo por estar pensando tanto tiempo en ello, especialmente estaba algo enojada con Eliott, por hacerla pensar tanto en un problema que ella consideraba menor y de poca importancia. Se levanto, regañando a Eliott en su mente, diciendo cosas como que era muy sensible y demasiado paranoico.

Tomo su pocas pertenencias, eran pocas ya que sabía que iba a quedarse allí por algunos días antes de volver a la orden. Aunque deseo no hacerlo, odiaba regresar y estar en cerrada allí en espera de una nueva orden, es mas odiaba esa palabra “orden”, no le gustaba para nada hacer caso a los mandatos de aquellas personas ocultas en las sombras. Aunque Komui fuera muy diferentes y un poco más consciente del tema que tenían con los exorcistas.

Salió de la habitación, no había nadie en el pasillo algo bueno, no quería encontrarse con nadie en ese instante. Con Eliott era inevitable eso, ya que debían irse juntos. Al llegar afuera, allí lo vio y le dio un golpe en la cabeza, no fue un golpe, mas bien fue leve, casi como una caricia.- ¡Oye no tienes porque comportarte así!- le grito Alice con ambas manos en su cintura para luego cruzarse de brazos y fruncir el ceño, así ocultar su estado de preocupación con que le había dejado allí en su habitación.

- No estoy enojada, así que deja de afligirte.- comento ella adelantándose, porque empezó a caminar enseguida, dándole la espalda a Eliott, pero se detuvo de repente y se dio la vuelta.- Y no vuelvas hacer lo que hiciste allá arriba, ni que te hubiera insultado…- comento ella soltando un bufido de cansancio, para luego percatarse de algo.- ¡No me digas que si te insulte!- exclamo repentinamente preocupada, observando a su ahora, compañero de viaje.

Eliott cerró los ojos al sentir la mano de Alice sobre su cabeza, realizando una acción que no supo si identificar como un sucedáneo de golpe o de caricia, sin embargo no pudo evitar terminar por sonreír al ver que su ahora compañera de viaje no estaba molesta con él. Alice se puso en marcha enseguida, por lo que decidió seguirla.

La visión de aquel pueblo iluminado por los rayos del sol era indescriptible, quizás aquella percepción era por el hecho de que solo la hubiera visto a oscuras y por eso ahora pareciera ganar más atractivo de lo que hubiera visto si no fuera por tantos problemas que la oscuridad había traído a Naarden.

Cuando Alice exclamó algo acerca de que él se hubiera sentido insultado por lo que había ocurrido en la habitación no supo exactamente como decirle lo que había ocurrido, sobretodo porque ni él encontraba una explicación a su comportamiento.

-No, no me he sentido insultado, y no sé muy bien a que te refieres con lo de no hacer lo que hice allá arriba. –Murmuró mientras se llevaba la mano hacía la nuca, esbozando una pequeña y disimulada mueca de incomodidad. –No volveré a entrar sin llamar, eso seguro. Pero no me he marchado porque me sintiera incomodo. Es solo que, siento mucho haber interrumpido tu sueño Alice. Despertar me sienta mal, sobretodo las noches en que logro soñar algo. –Intentó explicar, mientras sonreía levemente intentando restar importancia a ese momento extraño que por alguna inquieta razón quería olvidar.

Siguió caminando sin querer pensar en la razón o el motivo que le había llevado a actuar tan raro desde la mañana, y tampoco se sentía inspirado para seguir hablando sobre lo que fuera que fuese que hablaban las personas mientras viajaban. Aunque la idea de no saber hacia donde íban provocaba que la curiosidad de Eliott fuera creciendo, no quería hablar sobre su siguiente parada porque quería mantener viva la incertidumbre que provocaba ese pequeño misterio.

-Alice. –la llamó repentinamente. Al parecer, algo le había llamado la atención lo suficiente como para compartirlo con la exorcista, sin embargo, algo hizo que se volviera a quedar en silencio nuevamente. Era la primera vez, o al menos que era consciente, que veía a la chica con claridad, bajo la brillante y cálida luz del día. Por alguna razón que Eliott no comprendía sintió que sus mejillas desprendían más calor de lo normal, hasta el punto de hacerse insoportable -Ah… ¿Paramos para comprar desayuno? -Preguntó mientras esbozaba una sonrisa un tanto nerviosa. -Supongo que el viaje será algo largo, verdad?

Alice parpadeo sin comprender las palabras de Eliott, cuando término de hablar solo lanzo un bufido entre molestia e incomprensión.- Bueno lo importante es que ahora estas mejor.- comento ella alegremente para seguir caminando al lado de él, llevaba una sonrisa en su rostro.- Además no les des tanta vuelta a esos sueños que dices tener, solo son eso… sueños…- Luego de aquellas palabras se formo un silencio, algo aburrido para Alice, quien gustaba de hablar, aparte que tenía una gran y basta energía que parecía inagotable.

-Alice.- Se detuvo al escuchar su nombre y volteo a observar a su compañero, con una expresión que decía ¿Qué pasa? Sin embargo, lejos de que Eliott siguiera con su oración, se quedo observándola, eso la incomodo un poco, especialmente por el silencio que había quedado nuevamente entre ellos. -Ah… ¿Paramos para comprar desayuno? Se veía nervioso y levemente sonrojado.-Supongo que el viaje será algo largo, ¿Verdad?

Las palabras “Que raro es” pasaron fugazmente por la mente de la exorcista, mientras una gotita de sudor corría por su gota.- ¡oh si! ¡Desayuno!- grito ella demasiado feliz como para evitar alzar la voz y olvidando el estado de nerviosismo de su compañero. En verdad tenía hambre y ahora que mencionaban comida pues, le daba más hambre de lo normal. Había pensado en comer algo en cuanto abordaran algún tren para ir a la orden.

- Pues si el viaje será largo, bueno andando.- comento ella caminando esta vez más enérgicamente y buscando un lugar donde comprar desayuno. Al final encontraron un lugar muy bonito, parecía una simple y modesta cafetería: allí dentro se podía oler el aroma del café recién hecho y además también del aroma de pan recién hecho, eso hizo que ha alice le diera mucha más hambre que antes. El local no era nada del otro mundo; las ventanas eran de colores eso podía notarse ya que los rayos del sol al atravesar el lugar le daban al lugar otros colores, aparte del color acre que tenían la paredes. Las pequeñas mesas y sillas eran ya de un color mas oscuro, casi llegando a negro. Había una gran tabla que era el mostrador, allí se podía ver una gran cantidad de dulces para acompañar con el café, también té.

- ¡Bienvenidos!- comento la mujer que estaba detrás de este mismo, mientras molía los granos de café. Los dejaba en una taza y le echaba agua caliente.- Aquí tiene.- comento ella, mientras le daba su taza humeante a un anciano que pago y se fue a sentar en una mesa con toda la tranquilidad.- En que puedo ayudar a esta pareja.- comento la mujer de manera maternal, mirando a ambos chicos como quien miraba a una pareja en una cita, aunque de por sí la mujer no quería ser grosera ni mucho menos entrometida.

- Bueno creo que tomaremos algo…- decía algo indecisa la chica, mientras miraba algunos dulces.- Tiene té ¿no?- la dependienta asintió con la cabeza felizmente, no eran los únicos allí tomando un desayuno caliente, habían otras personas que parecían disfrutar de los dulces y del café.- Pues quiero un té y también algunos dulces.- enseguida Alice le apunto varios dulces que habían en el mostrador para sorpresa de la encargada. Esta ponía cada dulce que pedía Alice en una bandeja, se pregunto si todos esos eran para ella o para ambos.

- Y el joven pedirá algo ¿mas?- quiso saber la mujer mientras le daba su taza de té a Alice, está ultima miraba los dulces como quien mirara una gran tesoro lleno de joyas y oro, parecía una pequeña niña inocente. Esperaba que Eliott ordenara para poder comer algunos.

Eliott pudo notar como sonreía levemente cuando Alice había emprendido la marcha de nuevo de una manera más enérgica en busca de algún lugar donde desayunar. Dedicó unos segundos a agradecer a lo que fuera, que la exorcista tuviera ese poco normal apetito, y aquel momento extraño, al menos para él hubiera pasado ya. Por lo que decidió seguir caminando, sin querer prestar más atención a la chica, aunque ahora más que molestarse por la manera hiperactiva que tenía ella de buscar un lugar donde poder desayunar, se encontraba sumamente ofendido por el hecho de que mágicamente ahora no le importara, e incluso se permitiera mirar sin sentir un resquicio de… En fin, las caídas que había tenido durante aquellos días le habían pasado factura.

Al entrar en la cafetería, el olor a los dulces, pastas, chocolates y tes pareció clavarse en cada parte de su cuerpo, al igual que la sensación de que su estomago hubiera sido reemplazado por un agujero negro, Eliott se llevó una mano al estomago con la intención de que eso pudiera amortiguar el ruido que su estomago amenazaba con hacer si no empezaba a comer algo de lo que había expuesto. Siguió en silencio mientras sus ojos quedaban fijos en las siluetas de colores que proyectaban en el suelo los rayos de sol que atravesaban las ventanas de diferentes colores, aquel detalle le pareció curioso lo suficiente como para que el lugar terminara de agradarle.

-¡Bienvenidos! –Dijo una mujer, que se encontraba detrás del mostrador, que consistía en una gran barra, donde tenían expuestos la mayoría de dulces que tenían en la cafetería. A Eliott le gustó la manera cuidadosa en la que la mujer molía los granos de café, también sintió un extraño bienestar al percatarse de que todos los dulces estaban ordenados, por el color, tamaño y tipo, ni él en su momento más obsesivo podría haberlo hecho mejor, se alejó levemente de Alice y de la mujer que ahora entregaba una taza de café a un anciano, para poder observarlo todo mejor. –En que puedo ayudar a esta pareja? –Comentó la mujer, embelesada en sus fantasías rosas lo suficiente como para no percatarse de que uno de los que conformaban la susodicha pareja, Eliott, había dejado caer algo que parecía ser un recipiente para el azúcar, en un movimiento brusco como reacción a sus palabras.

Por suerte pudo llegar a cogerlo antes que cayera al suelo, y no sin maldecir lo torpe que era, volvió a dejarlo en su sitio, observando por el rabillo del ojo la expresión sorprendida de la mujer por el pedido de Alice.

-¿Y el joven pedirá algo más? –Le preguntó la encargada de la cafetería, luego de entregarle la taza de té a Alice.

En algún momento parecía que había perdido su algo personalidad insensible y asocial típica de la región de Francia en la cual vivía junto a sus tíos adoptivos, pues el chico volvió a sentir como sus mejillas amenazaban con encenderse como respuesta a la expresión que ofrecía la mujer, la cual para empeorar las cosas desde el punto de vista de Eliott, le sonrió amablemente.

-Yo… -Murmuró el chico con aspecto indeciso. –Yo quisiera una taza de café, con leche, más leche que café. –Comentó rápidamente mientras miraba hacia otro lado, repentinamente se sentía intimidado por toda la energía que llevaban los que se encontraban ahí. –Ah, ¿Podría ponerme también esos dos dulces de ahí, si es usted tan amable? –Preguntó sonriendo levemente, aunque sin terminar de comprender el porque la mujer sonreía divertida antes sus palabras… ¿Es que había dicho algo gracioso?, ladeó la cabeza para observar a Alice, tenía una expresión de felicidad enmarcada en su rostro, la cual le daba un aire inocente e infantil que le hacía ver graciosa.

Al percatarse de que la mujer observaba como él miraba de reojo a la exorcista, le miró con aspecto un tanto apenado y ofendido, sobretodo por aquella sonrisa que ella dibujaba en ese momento, seguramente malinterpretando por seguro la situación. Solo sentía curiosidad, era normal dado que estaba acostumbrado a ver a su compañera en la oscuridad, ahora era una novedad poder verla a plena luz del día, era solo eso.

-Muchas gracias. –Murmuró Eliott mientras tomaba su taza de café, y tomaba la bandeja de los dulces para alejarse con ella, impidiendo que Alice pudiera comer cualquier cosa de las que había ahí, hasta que se sentaran. –La gente de este lugar se recupera muy rápido de las situaciones extrañas. –Dijo en un susurro el chico, mientras se encogía de hombros. -¿Y la orden te paga las cosas que necesitas durante tus misiones, Alice? –Preguntó con curiosidad, mientras desviaba la mirada hacia la calle, observando como la gente comenzaba a salir de sus casas, para seguir de nuevo con sus días, como si lo ocurrido los últimos días hubiera formado parte de una extensa pesadilla.

Alice se sentó felizmente junto a Eliott, y apenas toco el asiento comenzó a comer sus dulces, más bien devorarlos, estaban deliciosos, eran dulces y además muy suaves al contacto con su paladar. Comió uno y luego otro mientras escuchaba que Eliott le hacia una pregunta. Antes de contestarle, trago lo que tenía en su boca, tenía hambre pero no iba a olvidar sus modales.

- Pues si.- comento ella.- Los costos del viaje son pagados por la orden, la insignia es prueba de eso.- exclamo mostrándole la insignia de plata que tenía sobre su pecho.- Es como un permiso que tenemos y que nos permite ir a muchas partes.- le comento alegremente ella para seguir comiendo sus dulces, trago de nuevo antes de hablar nuevamente.- Bueno, aunque siempre traigo un poco de dinero conmigo.- le comento ella, como si de un secreto se tratase.

Alrededor suyo todo era silencioso, Eliott no era muy conversador que digamos, a diferencia de las demás personas allí. Como por ejemplo, había un grupo de tres personas que comían y hablaban divirtiéndose de lo lindo, sacando carcajadas a veces, de seguro por las bromas que se gastaban entre ellos. Soltó un bufido, se aburría de sobremanera su compañero era muy tranquilo o tal vez aparentaba serlo.

- Entonces…- comento ella de manera dudosa, no muy convencida si preguntarle.- No te despedirás de nadie.- no era una pregunta, era una total afirmación por parte de la exorcista, que se le quedo viendo.- En todo caso si no quieres hacerlo… no lo hagas…- intento disculparse por sus palabras anteriores, que habían sonado un poco mal con respecto a la actitud de Eliott. Miro el piso por un momentos.- Solo sentía curiosidad, después de todo no te aseguro que volverás a ver a tus mas cercanos de nuevo.- se lo dijo mientras volteaba a verle de nuevo. En su rostro se denotaba la preocupación, como también la curiosidad por saber la respuesta de su compañero.

Sus dedos acariciaban la taza, que alguna vez había tenido un poco té, ya que ella ya se lo había terminado completamente. Había sabido exquisito y claro necesitaba un poco de líquido para pasar aquellos dulces que había comido. Podría decirse que ahora se encontraba completamente satisfecha y lista para comenzar el viaje hacia la orden. Un viaje largo y de seguro luego tendría que partir de nuevo a otra misión.

A veces el silencio que Eliott mismo imponía lograba hacerle sentirse culpable, podía notar que a Alice no le gustaba la tranquilidad, más bien se le notaba de lejos que era una de esas personas que prefería pasarse una tarde entre risas con la gente a quien apreciaba, pero él, era diferente. Por varias razones que algunas personas podían comprender y otras no les interesaría, Eliott prefería mil veces el silencio, al menos por su parte, cuando se había crecido en lugares donde lo único que se escuchaban por encima de todo, eran gritos o llantos, había aprendido a estimar aquellos ratos en el que no podía escuchar nada como si de regalos se trataran.

Escuchó lo que Alice tenía que decir, sin llegar a comprender el tono que empleaba para expresarlas, era una chica muy extraña, más que extraña, la frase exacta sería: muy diferente a él. Quizás por eso, la exorcista no terminaba de llevarse bien con él, también podía ser posible que por lo diferentes que eran, él la mayoría de veces solo pudiera ver en Alice aquella personalidad extraordinariamente bipolar que a veces más gracia le inspiraba algo de miedo, y ella solo podía ver de Eliott una persona demasiado tranquila, por lo tanto aburrida, con cruces neuróticos.

-Si me he despedido, pero como ya te dije, yo no vivo aquí. –Respondió mientras sonreía levemente, dejando su taza vacía sobre la mesa, guardando silencio durante unos segundos. –Le mandé algo a mi hermana, es más pequeña yo. Aunque no tengamos la misma sangre, tiene un carácter parecido al mío, ella me dio el libro. –Comentó, su sonrisa fue menguando, y aunque le hubiera gustado poder decir algo más, supo en ese momento de que en aquel mundo ya no le quedaba nadie. –Había alguien de quien me hubiera gustado despedirme, hace tiempo, ahora solo la escucho gritar en mis sueños.

Luego de sus últimas palabras, volvió a dejar que se impusiera en el lugar, observó al trío de amigos que reían alegremente, hablando de las estupideces que habían hecho durante los día de oscuridad, la visión de ellos tres le hizo torcer levemente sus labios en una mueca que pretendía ser una sonrisa, quizás nostálgica. Y fue el sentimiento que le hizo sentirse bien, de ver que había gente que gracias a ellos podían seguir sonriendo un día más, lo que le impulsó a ponerse de pie, y caminar hasta la salida

-Te sigo Alice. –Dijo finalmente, cuando su compañera le alcanzó, disponiéndose a encaminarse hacia la orden.

(cambio de escena?)

Alice parpadeo ante el comentario de Eliott luego de hacer su pregunta, tal vez insistía mucho. Aunque no entendió lo último que dijo, o tal vez si sabía su significado, pero no quiso preguntarle por aquello, no quería molestar a Eliott mas de lo debido. Así que solo le observo y le sonrió amablemente.- Bueno entonces… creo que está bien.- comento por último sonriéndole encantadoramente.

Fue cuando él se levanto de la mesa en donde los dos estaban sentados, Alice se apresuro para tomar el último sorbo de Te que le quedaba para luego seguirlo, había prisa al menos para él.- Espera Eliott…- comento para seguirlo, pero al ver que llego hasta la puerta se tranquilizo, pensó que se iría sin ella.

-Te sigo Alice.

- Bien, entonces andando.- Comento saliendo del lugar. El sol brillaba por encima de sus cabezas, la exorcista respiro profundamente el aire de este lugar, seguramente sería la última vez que viniera por aquí. Dio un último vistazo a la calle donde estaban y por donde partirían luego, dejando grabado aquellas imágenes dentro de su cabeza y recordando lo que había pasado en aquel lugar y el cómo conoció a Eliott. Volteo a ver, a quien ahora sería s u compañero de viaje y le sonrió.

- Espero que te guste el lugar donde vamos.- le dijo ella.- Por cierto conocerás a un tipo llamado Komui, es una buena persona… aunque algo estrafalario…- le empezó a contar mientras iba recordando las cosas que había en la orden. Como la buena comida, eso si que no se olvidaría Alice, y el extraño chef del lugar. También de que allí hacia científicos muy simpáticos. Aunque siempre estaban ocupados. Y como había otros exorcistas que conocería con el paso de tiempo., personas igual que él aceptaron unirse a la orden a pesar de lo que significan, muchos dependían de ellos: los exorcistas.

(cambio de escena)

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Creatividad: 1 pts
Concordandia: 2 pts
Realismo: 1 pts
Razonamiento: 2 pts
Ortografía: 2 pts

Me gusta como roleas Lan, al igual el como interactuas tu personaje y tus post estan bien escritos. Pero eso si falto un poco mas de cratividad en general y realismo en cuanto descripción de batallas owo, pero eso es algo que irás mejorando con el tiempo x3.

Total: 8 puntos.