Alrededores de Berlin,reclutamiento en Alemania.

Me salvó el puro instinto. En ningún momento pude colocarme para atacar, y apenas conseguía bloquear sus golpes. Mi mejor opción era intentar que me dieran en zonas no vulnerables.

Tras moverse a gran velocidad se paro delante mía y se burló de mis movimientos.

Me incorporé lentamente haciendo recuento. La zona que mas me dolía era la pierna derecha, por un mal bloqueo que me había clavado la madera en el muslo.

Me giré y moví todas las piezas de madera. Aquello debía pesar mas de 80 kg. Correr parecía un chiste. Apenas conseguía desplazarme a un ligero trote. Sin embargo estaba decidido a no quejarme.

Al darme la vuelta vi dirigirse hacia mi, unos objetos. Maldiciendo mentalmente me agache para esquivarlos justo a tiempo, pero tras la última venía el con su espada. Sonreí y apoyé todo el peso en el lado izquierdo del cuerpo. Eso me permitió una relativa velocidad en la pierna derecha. La alcé y golpeé la piedra, devolviéndosela directamente a la cara.

-Supongo que tambien podré atacar.- le dije apoyando el peso de nuevo en la pierna derecha, lo que me provocó un latigazo de dolor. Tenía que tener cuidado con que el no lo notara.

La piedra paso cerca de mi cabeza, al ver aquello no puede evitar sonreír, pese a que le costaba moverse con todo el peso parecía que se estaba acostumbrando. Rápidamente me lance hacia él y le lance varios golpes directos a las extremidades, tras lo que di un salto y me coloque encima de todo el bloque de madera que llevaba a la espalda. Ejercí presión hacia abajo y luego di un salto para caer a sus espaldas.

-Claro que puedes defenderte, pero la cuestión es si eres capaz- dije riendo.

Después de aquellas palabras recogí numerosas piedras de la zona y di un salto para caer sobre el vagón, deje la espada en el techo del vagón, acto seguido le lance una lluvia de piedras a distintas zonas del cuerpo.

-Veamos si eres capaz de esquivarlas- dije riendo.

Aquello había comenzado a divertirme, estaba claro que no iba a disfrutar tanto como el placer que sentía a la hora de destruir a los akumas, pero el torturar a alguien también era divertido, lo único que me gustaba realmente era matar y hacer subir a todos los que pudiera, por lo que parecía estaba llevando a cabo ese principio de razonamiento.

Saltó sobre la mole de troncos y se me doblaron las rodillas.Todavía me estaba recuperando del ataque tras la piedra cuando me había echo eso.

Supuse que sería mejor que dejara salir a Dämon. Quizás asi aquello se pusiera interesante.

Mi cuerpo se estremeció levemente cuando la euforia se llevo toda mi racionalidad. Mantuve levemente el control para oir al general. Al parecer me retaba a esquivar unas piedras.

En el estado en el que me encontraba, el dolor de la pierna pareció olvidárseme. Me apollé sobre la mano derecha haciendo el pino en el suelo,esquivando las dos primeras piedras, y girando atrapé una con la otra mano. Antes de caer, golpee una piedra en dirección al general, que estaba subido en el techo del vagón.

La sangre me hervía y lancé la piedra al aire para golpearla con una patada, hacia los pies del general. Tras aquello me agache de forma que podía correr con un poco de velocidad sin que me incomodara tanto la carga y salté al vagón.

Una vez allí arriba sonreí macabramente al general, permaneciendo agazapado. Igual que un animal. Esperando el siguiente movimiento mientras flexionaba los brazos.

Me quede observando como el muchacho me lanzaba varias piedras, las cuales esquive sin ninguna dificultad, después de eso dio un salto para caer sobre el techo del vagón. No pude evitar reír ante aquella situación, rápidamente cogí la espada de madera y con gran rapidez me coloque a sus espaldas para darle un empujón con la suela de mi bota.

-Todavía eres muy lento- dije observándole

Tras eso me limite a dar un salto sobre el montón de manera de forma que sintiera más peso, acto seguido caí sobre el suelo y recogí varias piedras que lance contra el muchacho. Sin quitar la sonrisa de mi rostro recogí una piedra de mayor tamaño y la lance a gran velocidad contra el estomago del muchacho.

-Al menos parece que lo haces mejor, eso ya es un consuelo- dije en tono más aburrido.

Observé todos sus movimientos, me aparté de la patada haciendo que diera en la madera de la espalda, y cuando saltó sobre mi ya estaba preparado. Mi cuerpo se movía por instinto y soporté el peso bien.

Riéndome salté a un lado justo para esquivar la siguiente ráfaga de piedras que me lanzó, pero de pronto una más pesada vino hacia mi.

Durante un segundo,dudé pero Dämon actuó por instinto, como siempre. Desplazando el cuerpo para evitar que me diera en el estómago cogi la piedra con la mano izquierda y sin frenarla la lancé directa a la cabeza del general. Salté por encima del vagón y aterrizó a las espaldas de este. Agachado, mandé una patada hacia la mano de la espada, apuntando con cuidado a los dedos para que no le diera tiempo a esquivar la piedra y la patada.

Pare la piedra que me había lanzado con antebrazo izquierdo, mientras que la patada la bloquee con la espada de madera. Tras cubrirme de esos golpes lance uno con la espada directamente a sus piernas acto seguido di un pequeño salto hacia atrás para inmediatamente mis pies tocaron el suelo, me lance hacia delante. Con el puño izquierdo lance un puñetazo al pecho, al mismo tiempo lance un golpe con la espada al costado derecho. Tras eso di un salto hacia atrás y le mire fijamente.

-Creo que ya has conseguido mejorar la velocidad, ahora solo queda que domines la inocencia- dije de manera seria, -quítate todo eso y trata de activarla y desactivarla varias veces seguidas- dije sin moverme del lugar.

Ahora que sabia defenderse solo queda que supiera controlar la inocencia, tenía que comprobar hasta qué punto la dominaba y si lo anterior no fue más que una casualidad. Por muchos movimientos y golpes que supiera realizar, todo aquello le resultaría inútil si no sabía controlar el poder de la inocencia. Era hora de continuar con las clases, para que aprendiera a usarla como es debido, y costara lo que costara haría que la supiera controlar

Con una sonrisa macabra salté para evitar el barrido de su espada, pero nada más me puse en el suelo me atacó de nuevo. Me cubrí con los brazos del puñetazo al pecho y la espada me golpeó en las costillas.

Solté el aire de golpe, resintiéndome un poco y le mire con una mueca.

-Creo que ya has conseguido mejorar la velocidad, ahora solo queda que domines la inocencia- dijo de manera seria, -quítate todo eso y trata de activarla y desactivarla varias veces seguidas- dijo sin moverme del lugar.

Mi cerebro procesaba de manera extraña las palabras, pero solté toda aquella carga que llevaba encima. Mi primer impulso fué lanzarme sobre el, pero intenté controlarme. Sin embargo no pude evitar lanzarle la mochila de troncos a la cabeza.

Con una sonrisa, miré mis guantes y junté los puños a la altura de mi cara con los codos doblados. No sabía como, pero los movimientos se producían solos. De nuevo el instinto de Dämon me ayudaba.

-Dämon der flammen-exclamé sonriendo malevolamente. Los guantes brillaron fuertemente y pronto sentí el conocido calor abrasador. Embelesado observé los movimientos de las llamas que cubrían los guantes, y que parecían alegrarse de estar cerca mía. Mis ojos capturaron la belleza diabólica del fuego y el calor se extendió por mis venas.

La sensación de libertad era plena. Con un rugido de triunfo salté sobre el general y golpeé la mochila de madera, destrozandola y prendiendo fuego a la ropa del general. Riendo salvajemente me lancé dando una voltereta desde el techo del vagón. Me sentía mucho más veloz sin la carga de madera y me dirigí hacia los árboles del bosque.

Una vez alli, di un puñetazo a un tronco al azar, que con un chasquido fue atravesado por la bola de fuego,callendo hacia a trás. Cuando rodeé el árbol comprobé satisfecho que la bola había atravesado 2 troncos más antes de extinguirse.

Intenté recordar lo que me había dicho el general, pero las palabras no tenían lógica.

Riendo macabramente segui derribando arboles, provando diferentes golpes y encadenándolos. Y los árboles caían y caían. Los únicos testigos de mi locura morían bajo mis manos...

Me eche a un lado para esquivar la mochila de madera, tras eso observe como el muchacho activaba la inocencia y se lanzaba encima de la mochila compuesta de maderas, para golpearla y quemarla, una de las llamas salto a mi traje quemando la esquina inferior de este. No me preocupe ya que se apago al instante, pero al girarme hacia el muchacho, pude ver como este se había ido al bosque y había comenzado a derribar árbol tras árbol, no me quedaba otra que entrar en acción.

-Madness- grite mientras corría hacia el bosque, -ese inútil acabara consumido por la inocencia- dije molesto.

Al llegar donde estaba el comencé a saltar de árbol en árbol hasta llegar a la copa de uno de ellos, acto seguido di un salto hacia el cielo y comencé a girar mi arma en el aire. Cuando estaba suficientemente alto, lance mi espada dorada contra el suelo a pocos metros del muchacho, al clavarse se volvió a crear la misma onda expansiva que antes solo que esta vez con bastante más fuerza, los arboles fueron derribados y arrancados, el suelo levantado y volando.

-Estúpido, o controlas la inocencia y te dejas de comportar de esa forma, o acabara consumiéndote y matándote, tú eliges- dije al caer al suelo.

Recogí mi espada y le mire fijamente, estaba harto de las estupideces de aquel mocoso, aunque si quería morir ¿Quién era yo para evitarlo?, solo me interesaba matar y si ese pobre desgraciado quería suicidarse, no tenia por que evitarlo, pero la inocencia era algo que si me interesaba, después de todo era un motivo más para que me atacasen los akumas.

De nuevo la onda expansiva y esta vez, aunque me cubrí logró desplazarme unos metros.

El golpe me sacó de aquel extraño estado y sacudí la cabeza, calmándome. Cuando me incorporé, bastante entumecido por el impacto, Dämon estaba relajado y había dejado paso a Sei. Tranquilamente, alcé una mano para desactivar la inocencia tras lo cual miré al general, que parecía bastante molesto por mi comportamiento.

Sentí algo parecido a la vergüenza por haberme dejado dominar tan facilmente. Tenía que aprender a controlar aquel demonio de una vez.

Suspirando, recordé las anteriores órdenes de activar y desactivar la inocencia y lo hice sin demasiado esfuerzo, aunque me daba la impresión de que las llamas brillaban menos que cuando Dämon tomaba el control.

Me asustaba el hecho de poder dañar a alguien si no conseguía controlarme bien, y los akuma sacaban lo peor de mi. Apreté los puños y clavé mis rojos ojos en los blancos del general.

-La activo y desactivo sin problema. Algo más de tortura, Vati?-estaba de mal humor y no me apetecía ser educado.

Al oír nuevamente la forma en la que me llamaba no pude evitar darle otro puñetazo en la cabeza, tras eso desactive mi inocencia y me separe varios metros de él, me gire y clave mis ojos en su rostro.

-Recuerda todo lo que has aprendido y lo que es más, desde ahora te permito que te autodenomines como un exorcista- tras esas palabras le lance una hoja doblada hacia su cuerpo, -ese es un mapa de la ubicación de la orden oscura en Inglaterra, con ese mapa iras hasta allí y en la entrada pregunta por Komui y dile que vas de mi parte, no creo que tengas dificultades para dar con el lugar- tras decir aquello me di la vuelta para marcharme.

El puñetazo ya no me dolió porque me había acostumbrado. Cogí la hoja de papel que me había tirado y sonreí. Por fin podría ir a Inglaterra. Me sentía raro com oexorcista, pero lo mejor era la sensación de que ahora podría buscar más a mi hermana.

De mucho mejor humor evalué al que había sido mi mentor duante una noche. Y no pude evitar sonreir. Echaría de menos sus puñetazos en la cabeza.

A lo lejos, con la luz del alba, pude oir el sonido de un tren que se acercaba. No podía permitirme perderlo.

Eché a andar sin mirar atrás, cada vez más entusiasmado. Con una sonrisa, se me ocurrió algo.

De un salto subi a un arbol activando mi inocencia y usando el fuego para escribir en grandes letras en la madera.

Me aseguré de que estaba bien escrito, salté del árbol y eche a correr hacia el tren sin borrar la sonrisa de mis labios.

En el arbol podía leerse escrito con fuego:

-CUANDO SEA MAS RÁPIDO IRÉ A POR TI -y destacado en letras mas grandes- VATI!!

Y salté al techo del vagón del tren en el último momento, solo para ver su reacción, lo llamé a gritos y le hice una reverencia en cuanto se giró:

-Un placer, Winters Socalo! Ahi te dejo un recuerdo!-y me rei a carcajadas.

Me fui de allí en cuanto le deje claro todo a aquel mocoso, todo lo que debía de saber. Mi próximo destino no lo tenía claro solo iría hacia donde mis pies me llevaran. En ese momento oigo como el mocoso me llamaba a gritos y al girarme leo las palabras que había dejado escritas, rápidamente cogí uno de los troncos que le puse en los brazos y se lo lance hacia la cabeza.

Tras aquello me fui de allí sin prestarle atención, solo quería ir en busca de mas akumas a los que descuartizar, si mis pies me llevaba hasta una nueva inocencia sería bien recibida, pero mi principal idea era la de encontrar mas akumas. Ya había amanecido por lo que solo me quedaba ir al pueblo y buscar algo que comer, ya vería cual sería mi próximo destino. Mientras caminaba veía como las personas se dirigían hacia la estación, seguramente a coger un tren e irse de allí o tal vez para recoger a alguien, lo único que me tenía claro era que la ola de calor había desaparecido, y el motivo estaba claro.

(Cambio de escena)

Riéndome mientras esquivaba el tronco, que para la distancia venía bastante rápido caminé por el techo y me metí en el vagón restaurante.

Mientras me sentaba y desempeñaba mi papel de noble, a pesar de estar lleno de sangre y golpes, pensé en la hoja que me había dado y lo abri.

Allí decía como llegar hasta aquella orden, había que escalar no se qué roca...bien.Lo arrugué y me lo guardé en uno de los bolsillos.

-Por favor, camarera, traigame toda la carne del menú.- y estirándome en el sofá esperé a calmar mi hambre.

Ya estaba un poco más cerca de ella...cada día más.

[cambio de escena]

Creatividad: 2
Concordancia: 2
Realismo: 0 (dañar de esa manera a un nivel 2 cuando ni uno del rango D puede hacerlo, hace bajar tu realismo, pero además a eso le sumo que te llevaste varios golpes y que seguías peleando como si nada)
Razonamiento: 1 (controlaste muy rápido el nivel de tu inocencia, sin contar que fuiste capaz de dañar gravemente a un nivel 2 cuando acababas de conocer que la tenias)
Ortografía: 1 (tuviste algunas faltas pero fueron pocas)
Total: 6 puntos

Con esto y con lo que te dije durante toda la misión espero que vayas mejorando y que te acuerdes de los consejos que te di. No olvides poner tus puntos en tu firma.
Ahora debes ir a la entrada de la orden, tras entrar y que Komui revise tu inocencia, podrás postear en disponibles y libres.

(Fin de la mision)