Alrededores de Berlin,reclutamiento en Alemania.

Llevaba 2 días caminando en dirección norte.Desde que había huido de la mansión vestia su ropa de pelea,y se sentia extraño...se sentía libre.
Esbozó una sonrisa observando las vías de la estación del tren.Aquella noche la había pasado durmiendo en un vagón abandonado,en el que ningun vagabundo se había atrevido a entrar.Tan solo un perro,abandonado.Un solitario como el...
Ahora se encontraba sentado bajo el porche de una cafetería,leyendo el periódico.
Había,al parecer,algun problema con el clima en los alrededores de Berlin...una racha de calor en pleno invierno...Alzó la vista al cielo.No había ni una nube.
Se encogió de hombros,el siempre tenia calor.
Se levantó y le devolvió el periodico a la anciana de la cafeteria,que amablemente le había dado de desayunar.Que agradable era ganarse el desayuno.
Cogió su mochila y se dirigió a la parte trasera del edificio para barrerle las hojas a la anciana mujer.Era lo minimo que podía hacer.
De pronto escuchó el sonido de un tren que llegaba a la estación.Luego, algún jaleo fuera de lo normal entre los pasajeros del andén.Igual había aparecido alguien famoso...
Contempló el sol.Parecía que había aumentado el calor.
Se encogió de hombros y siguió barriendo.Aquella noche buscaría algun sitio donde pelear para ganar algo de dinero.No quería desentrenarse.
Ojalá llegara pronto a Inglaterra.Echaba tanto de menos,a su hermana.
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Al cabo de unas horas había arreglado el cobertizo de la mujer,pero ya se había echo de noche.
Entro por la puerta trasera y se tomo un café.
Salió por la delantera,y se dirigió a los barrios de aquella ciudad,Northaüsen.Era muy tranquila de noche,pero Sei sabía que hasta las ciudades mas tranquilas guardaban secretos.
Seleccionó una puerta de un bajo de la que parecían subir gritos y musica.Golpeó 3 veces y se abrió una rendija.
Un hombre malencarado le pregunto qué quería un señorito en aquel lugar.
Sei lo miro y sonrió.El hombre bajó la mirada levemente.
-Mi nombre es Dämon,supongo que ya sabe a lo que vengo.-dijo suavemente.
El hombre abrió mucho los ojos y cerró la rendija.Al segundo siguiente Sei estaba dentro.Miro a su alrededor.Bebida,mujeres,cuchillos,sangre y...oh,en un rincon,el ring de las peleas.Había que bajar unas escaleras para llegar al recinto con arena y los espectadores miraban desde unas gradas.
Sonrió malevolamente.Su parte demoníaca estaba plenamente complacida.
Comenzaba la diversión.

Mi largo viaje me había conducido hasta un pueblo cercano a Berlín, guiado por los comentarios de algunos ciudadanos alemanes de las ciudades que había visitado, parecía que en los alrededores de la capital alemana una ola de calor estaba azotando los pueblos de la región. Eso era síntoma de que una inocencia debía de andar cerca y lo que significaba que los akumas también lo estarían, lo que significaba que podría disfrutar de una buena matanza como las que a mí me gustaban.

Llegue mediante un tren a la estación de uno de los pueblos afectados y cuando el tren hizo su parada, me baje manteniendo el paso tranquilo y sereno. No podía dejar que las ganas por matar akumas que recorrían mis venas, afectasen a la serenidad con la que caminaba.

Al bajar del tren numerosas personas que habían reconocido mi dorado uniforme se acercaban a mí alrededor, parecía que al contrario que otros pueblos o ciudades allí si sabían el significado de aquel uniforme y quién era yo en realidad. Aquella situación podía parecer molesta para cualquier otro exorcista, pero para mí significaba que si había akumas entre las personas, estarían deseando atacarme y yo podría comenzar mi peculiar banquete.

Mientras caminaban hacia el exterior de la estación, podía escuchar como las personas que me rodeaban cuchicheaban sobre mi estancia en aquel pueblo y entre los múltiples comentarios, se podían escuchar como algunos eran referidos sobre el calor que había estado azotando el pueblo y sus alrededores, pese a estar en invierno.

El día transcurrió con rapidez, el sol pegaba con dureza sobre las calles del poblado, lo que producía una gran calor. Lo más sorprendente era que al llegar la noche el calor siguió siendo el mismo que por la mañana, algo que no era normal. Durante mi recorrido por el pueblo pude apreciar como un par de tipos corpulentos, me observaban de lejos y manteniendo las distancias, aquello solo podía significar que o bien era akumas que esperaban el momento para atacarme o por el contrario eran humanos con malas intenciones. Fueran quienes fueran estarían condenados si llegasen a poner un dedo sobre mí.

Durante el transcurro de mi rastreo del pueblo, paso por al lado de la puerta de un bajo, de su interior se podían apreciar gritos y música, aquello habría llamado al atención de otro de los generales, pero no la mía. Continúe mi camino alejándome de la puerta cuando los dos hombres extraños hombres se acercaron corriendo por mis espaldas.

[off lo dejaste facil ^^.Por cierto, cambio a postear en 1º persona, me gusta como te quedan los post.]

Aquella noche al parecer,los contrincantes no merecían la pena ni el esfuerzo. Aburrido tras ganar 4 peleas,cogí mis cosas y las libras que había ganado, y salía al aire nocturno.

De pronto, dos hombres corrieron ante mi, al parecer en aparente persecución de un tercero que se encontraba unos metros mas allá,y que por culpa de la oscuridad no pude distinguir con claridad.

Contemplé como el más grande de los maleantes(o aquello me parecía que eran)se dirigía al sujeto e cuestión y lo atacaba, mientras el otro se quedaba un tanto rezagado observando.

Observé el cielo nocturno, repleto de estrellas.Aquella noche había sido tan aburrida...

Dejé caer la mochila a mis pies y me dirigí tranquilamente hacia el 2º hombre.Este se giró rapidamente hacia mi, cosa que me sorprendió, pues apenas había hecho ruido al moverme, pero no le dí mayor importancia.

-Bonita noche, verdad?-La pregunta quedó flotando en el aire.

De pronto, el hombre pareció volverse loco y se arrojó contra mi. Lo esquivé, un tanto extrañado,pero enseguida mi cuerpo respondió al ataque. Me situé con un paso, a unos centímetros de su cuerpo y golpeé su mandíbula con el puño derecho.

Y pasó algo extraño.

Lo normal habria sido que el hombre se cayera al suelo noqueado,o como máximo,que se desplazara unos metros. Pero...romperle el cuello?

Sin salir de mi asombro,vi doblarse hacia atrás el cuello del hombre con un extraño y escalofriante crujido, y contemplé asqueado,como caía de rodillas. Miré mi mano derecha, buscando alguna señal de algo que hubiera podido potenciar de aquella forma el golpe y sorprendiéndome por 3º vez aquella noche, descubrí que el guante se había vuelto de color rojo y desprendía mucho calor. Y mientras lo miraba, volvió a su habitual color negro.

Sacudí la cabeza incredulamente. Probablemente el calor me había afectado.

Me aproximé al cuerpo arrodillado del hombre y le di una patada, haciéndolo caer de lado. Me extrañaba el hecho de no sentir remordimiento alguno por su muerte. Acaso tan negra se había vuelto mi alma?


Sin detenerme a pensarlo, me di la vuelta para observar como se las apañaba el sujeto al que perseguían.

Me quede observando como uno de ellos se precipitaba contra mi puño en harto, mientras que el otro se quedaba más atrás. Esquive el puñetazo que me lanzo el extraño hombre sin mucha dificultad, pese a que esquive su golpe siguió intentando golpearme repetidas veces, pero para su desgracia esquivaba todos sus golpes sin mucho esfuerzo.

Cuando aquel hombre se harto de dar puñetazos al aire comenzó a deformar su cuerpo, al hacerlo de su cara salió un pequeño cañón con el que me apunto, en ese momento no pude evitar soltar una risa algo tenebrosa, al mismo tiempo que daba un pequeño salto hacia atrás.

-Madness- dije juntando las palmas de mis manos.

Los dos semicírculos de mis hombros se juntaron dando forma a la espada dorada con la que acabaría con aquel akuma de un golpe. Empezó a girar mi arma y me lance hacia el hombre deformado, con un simple corte le partí por la mitad antes de que pudiera alcanzarme alguno de sus disparos.

Tras la explosión, me gire hacia donde estaba el otro hombre, que para mi sorpresa estaba tumbado en el suelo con el cuello roto. Me acerque lentamente hasta el cuerpo tirado en la calle, mientras clavaba mi vista en el muchacho que había delante de mí. Al parecer él había sido el causante de aquello y nada mas acercarme clave mi arma en el cuerpo del hombre para que este se convirtiera en polvo tras en la explosión.

-¿Has sido tú el que lo ha matado?- le pregunte mirándole directamente, con la espada aun en la mano.

Si estaba aburrido pareció olvidárseme en el instante en el que el otro hombre sacó su espada. Un arma increíle. Se preguntaba dónde la llevaba, pues juraría que no le había visto ninguna.

Y lo mejor fue que al clavársela a aquel ser -ya había descartado la idea de que fuese un humano común- este explotó.

Contempló todo aquello sin inmutarse lo más minimo, aunque por dentro le picaba la curiosidad.

Entonces, el sujeto de la espada se acercó hacia donde el estaba y le clavó la espada al hombre que el había matado. De nuevo,algo se removió en su interior. Tras aquel expectáculo,el sujeto se dirigió por fin a el.

-¿Has sido tú el que lo ha matado?-

Sei lo miro, buscando la respuesta apropiada. De alguna forma sentía respeto por aquel hombre enmascarado. Miró la espada y de nuevo alzó la vista al cielo nocturno. Tras todo aquello, supuso que debía irse. Al día siguiente se levantaría temprano para cojer un tren a una ciudad costera. Por fin se marchaba a Londres. El pensamiento le provocó una triste sonrisa.

-No debería llevarme ningún mérito,pues tan solo pretendía noquearlo. Supongo que ha sido un golpe de suerte -se giró y caminó hacia donde había dejado la mochila - mis puñetazos no son mortales si yo no quiero que lo sean, y en este caso no quería. Ande con cuidado amigo,estas calles no son seguras a estas horas, aunque-miró de nuevo al hombre y a la espada unos segundos y echó a andar tranquilamente- no creo que le hiciera falta mi ayuda. Un placer- alzó la mano a modo de despedida y se alejó.

Mientras caminaba volvió a mirar su guante y a sacudir la cabeza. Que cosas. Juraría que la espada del hombre había surgido de un brillo similar al que había emitido su guante. Suspiró pensando en el duro suelo del vagón de tren.

Observe como el muchacho se marchaba de la zona haciendo me una advertencia que me pareció graciosa por ser quien era, y pese a que dijera que solo le había golpeado era imposible que un akuma fuese derrotado por otra cosa que no fuese la inocencia. Desactive mi arma y comencé a seguir al muchacho desde lejos, observando si llevaba algún objeto fuera de lo común con él, pero no parecía el caso, por lo que no me quedaba otra que preguntárselo.

Mire a mi alrededor para comprobar que no hubiese mas akumas al acecho y tras hacer mi comprobación me encamine hacia el aquel joven. En un momento me coloque a su lado caminando con paso firme y manteniendo la vista al frente.

-¿Tienes idea de a quién o a que has matado?- pregunte sin mirarle, -¿no has notado nada raro al golpearle?- le pregunte mientras revisaba sus manos por si tenía algún objeto guardado en ellas.

Por lo que parecía aquel joven no llevaba encima ningún objeto extraño, si siquiera se podía apreciar el brillo de la inocencia en ninguna parte de su cuerpo, pero algo debía de tener para poder haber destruido a aquel a aquel akuma sin ningún problema, algo que encontraría y que era posible que fuese el causante de aquel calor.

-¿Tienes idea de quién soy yo?- le termine preguntando a la espera de ver que era lo que sabía con exactitud.

Para mi sorpresa,el hombre no se quedó atrás. Me siguió. No le di mayor importancia, no me asustaba por esas cosas.

Al cabo de unos segundos se puso a mi altura y me habló, sin dirigirme la mirada.

-¿Tienes idea de a quién o a que has matado?-su mirada no se desvió del frente-¿no has notado nada raro al golpearle?-ahora miró mis manos. Eso me sorprendió levemente, y apreté involuntariamente el puño derecho. Pero no me detuve ni le miré. -¿Tienes idea de quién soy yo?-

Conseguido. Me había intrigado. Me detuve y me situé unos pasos alejado de el. Lo observé de arriba abajo de nuevo. Los detalles más importantes me parecieron su máscara,y el hecho de que ya no llevara la espada. Recordando el tamaño del arma, me pareció sorprendente.

Recordando mis modales, perdidos hace ya tiempo pero que de alguna forma sentía la necesidad de emplear, decidí responderle.

-Veamos...-suspiré y cambié el peso del cuerpo de una pierna a la otra- no tengo idea de a quien he matado o a qué, ya puestos tampoco me interesa. Me da la sensación de que el mundo está un poco mejor sin eso. Si he notado algo raro...-lo evalué con la mirada decidiendo si podía confiar en el o no. Suspiré de nuevo, cansado- me ha parecido raro, como ya he dicho, matarlo de un solo puñetazo y mi guante...bueno, supongo que será cosa del calor pero brilló de una forma similar a su ausente espada-dije señalandolo vagamente con la mano- y respecto a lo último...mis dotes adivinatorias no son en exceso brillantes, pero me da la sensación de que no es alemán, ni es pobre, y desde luego no necesita ayuda ni contra las personas ni contra eso de allí atrás. Y por alguna extraña razón-sonreí levemente- parece estar tan insatisfecho de la vida y tan aburrido como yo, pero...solo son conjeturas de un simple vagabundo. Espero no haberle importunado, y si me disculpa-de nuevo me di la vuelta y reemprendí la marcha- mi mullida cama de vagabundo y mis interesantes asuntos de vagabundo me esperan. Le invitaría a mi palacio de madera, pero estoy seguro de que tiene un lugar mejor para dormir. Así que, gütten näght y si se aburre, mire las estrellas, siempre es más interesante que mirar el mundo que nos rodea...-

Tranquilamente continué mi camino hacia la estación de trenes.

Tras escuchar las palabras del extraño muchacho no pude evitar sonreír, por lo dicho debían haber sido los guantes los causantes de la muerte en aquel akuma de nivel inferior, además de los causantes de la ola de calor que estaba azotando la zona.

Comencé a seguir al muchacho por las calles del pueblo, siempre manteniendo una distancia de varios metros, hasta llegar a la estación de trenes. La estación estaba totalmente vacía, ya fuese por las horas nocturnas en las que estábamos o por la ausencia de ningún tren que estuviera dispuesto a partir, aquello me daba el lugar idóneo para dejarle las cosas claras a aquel muchacho. Di un gran salto y me puse de pie sobre uno de los vagones desde el que miraba fijamente al joven de los guantes.

-Mi vida no es aburrida, como puede serlo si me la paso matando- dije soltando una carcajada, -dime chico ¿quieres convertirte en exorcista?- dije aplacando mi risa, -si quieres dejar de aburrirte en este mundo y encontrar diversión, tu mejor opción es ser un exorcista, ya que por si no lo sabías tus guantes son los causantes de la muerte del otro tipo que no era más que un akuma- tras decir esto doy un salto para caer delante del joven, -que me dices ¿no te gustaría divertirte matándolos?- dije en un tono del que se podía apreciar crueldad.

Debía tratar de convencer a aquel joven para que se convirtiera en exorcista, ya que poseía el modo de controlar una de las tantas inocencias que hay repartidas por el mundo, en el caso que no quisiera no me quedaría otra que obligarlo a aceptar mi proposición, después de todo el había destruido a uno de mis dos presas de aquel día y mientras aparecían mas debía de divertirme a la vez que recuperaba una nueva inocencia.

Al final me había seguido hasta la estación de trenes. Me traía sin cuidado. Me dirigí a mi vagón pero el extraño se subió en el y me habló de nuevo.

-Mi vida no es aburrida, como puede serlo si me la paso matando- dijo soltando una carcajada, -dime chico ¿quieres convertirte en exorcista?- dijo aplacando su risa, -si quieres dejar de aburrirte en este mundo y encontrar diversión, tu mejor opción es ser un exorcista, ya que por si no lo sabías tus guantes son los causantes de la muerte del otro tipo que no era más que un akuma- tras decir esto dió un salto para caer delante mía, -que me dices ¿no te gustaría divertirte matándolos?- dijo en un tono del que se podía apreciar crueldad.

Lo contemplé allí plantado delante mía sin inmutarme. Me sacaba unos cuantos centímetros, pero por alguna extraña razón no me intimidaba su cuerpo... lo que me causaba respeto era el odio que parecía emanar de el...

Negando con la cabeza,lo rodeé y coloqué mis cosas en el vagón. Luego me apoyé contra una de las paredes exteriores del vagón y le miré, asimilando todo lo que me había dicho. Podía tratarse de un loco...Sonreí. Sin duda estaba loco. Pero, de alguna forma sabía que no le mentía.

Miró sus guantes,y miró al hombre. Una idea cruzó mi mente y me hizo sonreir.

-Lo que me dices suena interesante...Pero, quiero intentar algo. Te propongo lo siguiente:- Dämon estaba despertandose dentro de mi,y sonreí de esa forma tan especial que producía escalofríos en quien la miraba. Porque en mi sonrisa solo había deseo de sangre y locura. Mi cuerpo ansiaba luchar y mis ojos destellaban friamente, se establecía en mi interior una tensión controlada que solo se desataba en el combate y que me producía la mayor de las alegrías. -He tenido una mala noche,el akuma o como se llame de antes apenas me llegó para un calentamiento.Pero quizás seas diferente a la chusma habitual con la que me encuentro...-mi sonrisa se hizo más amplia y peligrosa-lucha contra mi...con tu espada, si puede ser. Si no me consideras digno,lo entenderé. Y cuando terminemos, te daré mi respuesta.

Observe al hombre sin descruzar los brazos ni mover un centímetro mi posición.No sabía quien era, ni qué podía llegar a hacer...Lo único que tenía era la certeza de que era fuerte. Más fuerte que yo, quizás...Dämon se estremeció dentro de mi.

Al fin y al cabo,había sido una noche aburrida.

No pude evitar soltar otra carcajada al escuchar sus palabras, aquel muchacho estaba sentenciando su propia muerte si me hacia activar mi espada, pero dado que a los únicos que debía matar con ella eran a los akumas no podía usarla con aquel chico, quien sabe qué pasaría si mataba a una persona con ella.

-Si uso mi espada estarías muerto en menos de un segundo y te necesito con vida- dije riendo, -pero si lo que quieres es pelear, no tendré compasión contigo- dije mientras apretaba mis puños.

Las ganas de matar me seguían invadiendo todo mi interior, ni si quiera la muerte de aquel akuma las había aplacado y aquel muchacho me estaba brindando la posibilidad de desahogarme con él. Con gran velocidad me coloque al lado del joven y tras cogerlo por la ropa lo lance varios metros de separación del vagón del tren, pero antes de que pudiera tocar el suelo ya me había movido y colocado delante suya. En ese momento le golpee nuevamente en el estomago lanzándole contra el vago en el que estaba apoyado.

-Debes saber que yo no me muevo por amabilidad ni ninguno de esos sentimientos estúpidos- dije mirándole fijamente, -para tu información el akuma que mataste solo era de primer nivel, uno de nivel superior te hubiera hecho pedazos- dije mientras esperaba su reacción, -sin mencionar que mi fuerza y velocidad son superiores a las tuyas- dije en tono serio.

Los golpes se sucedieron a una velocidad muy superior a la de un humano normal. Lo unico que pude hacer fué contraer el estómago para minimizar el daño y aguantar el tirón. Lástima que no hubiera usado la espada, me habría gustado volver a verla.

Asimilé sus palabras lentamente. Amabilidad?Para qué demonios quería yo aquello? Era una palabra absurda, solo se tenía amabilidad con los débiles. Ya sabía que el era más fuerte que yo,y Dämon se removía de la emoción, pero que no se creyera que le iba a suplicar ni una sola vez.

Que aquel akuma era solo un nivel bajo? Eso era interesante. Significaba que los habia más fuertes.

Pensé de nuevo en los golpes que había recibido.Hacía mucho tiempo que nadie me golpeaba en una pelea y dudaba que jamás hubiera luchado con alguien asi.Dämon se agitaba pletórico y cada vez me costaba más conservar la calma.Sonrei con una extraña mueca de dolor.Hacía mucho tiempo que nadie me golpeaba en una pelea y dudaba que jamás hubiera luchado con alguien asi.Dämon se agitaba pletórico y cada vez me costaba más conservar la calma.


-No me importa demasiado nada de lo que me has dicho. Si hay más akuma,lo único que querría saber es que son y como los mato. -Me apoyé en el vagón y me impulse hacia delante dos pasos, hasta quedar a unos cm del hombre- No sé por qué tienes algún interés en mi, si es tan evidente tu fuerza no deberías necesitar ayuda con esos monstruos,no? Pero si me prometes que será divertido-le lancé un puñetazo a la mandíbula que lo hizo retroceder un paso. Me sorprendió gratamente su resistencia.-puede que te siga. -contemplé mis manos y sentí un extraño calor reconfortante. Luego volví a mirarle colocandome en una posición que parecía relajada pero con todo el cuerpo en tensión.

-Tengo la extraña sensación, de que mis guantes son el motivo de tu interés. Me equivoco acaso?

Recibí el puñetazo de aquel muchacho haciéndome retroceder un paso, no pude evitar reír ante aquella acción, el golpe hubiera sido fuerte contra cualquier otra persona, pero para mí era algo bastante más débil que otros golpes que he recibido en misiones anteriores, antes de contestar las palabras de aquel muchacho debía hacerle comprender las consecuencias de aquel golpe y era algo que lamentaría.

Lance un parte golpes directamente hacia las costillas del joven, acto seguido me situé a su lado derecho para lanzarle una patada con la planta del pie directamente a su costado y sin bajar la pierna golpearle en su muslo derecho, cambiando nuevamente de posición me coloque a sus espaldas y tras cogerle el brazo izquierdo, se lo puse en la espalda de manera que sintiera dolor, para finalizar le golpee con mi puño derecho en su espalda, mientras que aun sujetaba su brazo izquierdo con mi mano izquierda.

-A mi me da igual lo que te pase, pero mi trabajo es encontrar inocencias y a portadores de ella y tu eres uno- dije dando un salto hacia atrás, -tus guantes son esa inocencia, por lo que debo de llevar a la orden oscura que es la centrar de los exorcistas para que te conviertas en uno y desde luego que será divertido, no hay nada mejor que matar akumas- dije riendo de forma tenebrosa, -tú eliges ¿aceptas o te obligo a aceptar?- le pregunte esperando su respuesta.

Resistí los golpes como pude. No me esperaba que me los devolviera tan rápido pero aquello me gustaba. A fin de cuentas la pelea era mi vida.

Cuando terminó, supongo que porque de momento no le interesaba matarme, mantuvo el agarre sobre mi brazo izquierdo en una dolorosa posición. Me alegre de que los años de pelea me sirivieran aunque solo fuera para saber aguantar los golpes.

-A mi me da igual lo que te pase, pero mi trabajo es encontrar inocencias y a portadores de ella y tu eres uno- dijo dando un salto hacia atrás, -tus guantes son esa inocencia, por lo que debo de llevar a la orden oscura que es la centrar de los exorcistas para que te conviertas en uno y desde luego que será divertido, no hay nada mejor que matar akumas- dijo riendo de forma tenebrosa, -tú eliges ¿aceptas o te obligo a aceptar?- me preguntó esperando mi respuesta.

Lo contemplé mientras me masajeaba el brazo. Las costillas me dolían bastante, pero dudabe que alguna se me hubiese roto. El brazo crujió un momento y luego dejo de dolerme. No era la 1º vez que me dislocaba un miembro.

Medité todo lo que aquel hombre me había dicho. Me atraía la idea de luchar y matar a aquellos seres,y deseaba saber algo más de mis guantes. Iba a responderle, cuando me acordé de lo que me había llevado a aquel pueblo, y a aquella estación. No podía irme y hacer lo que el quería. Primero debía encontrarla a ella.

Suspiré. Me habría gustado mucho decirle que si. Aquel hombre me inspiraba respeto. Pero mi hermana lo era todo.

Dejando que la ira acumulada me consumiera, permití que 'el' saliera fuera y tomara el control. Era el turno de Dämon, pensé con n último atisbo de cordura, antes de que mi ser racional fuera consumido por una neblina roja.

La adrenalina me hacía sentir como si tuviera fuego en los puños. Me lancé sobre el hombre, dandole un puñetazo en un lateral de la costilla,apuntando a una zona blanda. Se inclinó ligeramente. Lo cogí por la nuca y efectué un barrido con la pierna izquierda, buscando sus rodillas.Al desequilibrarlo lo golpeé con un puño en la mandibula haciendo que se impulsara y cayera al suelo. Sonriendo sadicamente me situé a su lado y le susurré al oido:

-Oblígame-.

Me aleje de nuevo, sin ser consciente de mis movimientos, simplemente consumido por el combate,actuando como lo haría un animal, puro instinto.

Y esperé. Porque sabía de sobra que el no estaba vencido. Probablemente lo unico que había hecho había sido enfadarlo. Sei lamentó todo aquello. Dämon tan solo sonrió.

Vi como se lanzaba hacia mí el muchacho con todas las intenciones de golpearme, me coloque a la defensiva a la espera de sus golpes. Me dirigió un golpe a las costillas que bloquee sin esfuerzo, tras eso me cogió por la nuca y trato de golpearme las rodillas, pero solamente me dio en la derecha ya que la izquierda la levante, lo que me hizo perder el equilibrio, tras eso trato de golpearme en la mandíbula pero esquive su golpe rodando por el suelo.

-Oblígame- dijo el muchacho colocándose a mi lado.

-Tú lo has querido- dije levantándome de un salto, -eres muy lento, demasiado lento- dije mirándolo fijamente.

En ese momento cogí una de las piedras del suelo y se la lance a gran velocidad hacia la cabeza, inmediatamente después me coloque a sus espaldas y le lance numerosos puñetazos, acto seguido me coloque enfrente de él para lanzarle un último puñetazo al pecho. Una vez más todos los golpes iban a gran velocidad, me habría cabreado tanto que no iba a tener compasión con él, todos mis movimientos seria a la máxima velocidad de la que disponíamos los generales, si aquel mocoso quería cabrearme lo había conseguido.

-Inútil, yo no soy un exorcista normal como la mayoría, soy un general, ya te dije que no estás a la altura y por desgracia para ti e rebasado mi limite- dije cabreado, -quieres que te obligue pues lo hare, ya te dije que yo no tengo compasión por nadie y aunque sea a pedazos llevare tu cuerpo a la orden- tras decir esto di un gran salto en el aire, -madness- grite activando mi inocencia.

Una vez tuve mi espada activada, comencé a girarla aun en el aire para justo después lanzarla contra el suelo delante del muchacho lo que genero una pequeña explosión que levanto el suelo e hizo volar hasta la puerta del vago que estaba al lado, la zona se ilumino y se envolvió con una luz brillante toda la zona afectada. Si aquel muchacho quería ver mi espada acababa de recibir la onda expansiva de uno de mis ataques.

-Has tenido bastante, maldito idiota- dije cogiendo mi arma y desactivándola.