Concurso navideño - Quizá la navidad si valga la pena (YULLEN)

¡¡Holaaaa!! Este es el fanfic que presento para el concursooooo n.n En principio quería que fuese de dos capítulos, pero como no se puede puea se queda en one-shot.

Unas cositas:
1- Antes que nada me disculpo con las fans de Lenalee, no tengo nada en contra suyo pero no me gusta el AllenxLenalee y aquí lo dejo muy claro. No quiero que nadie se sienta ofendido.

2- Este fanfic es Yaoi, Yullen para ser exactos. Nada de críticas pos esto, si a alguien no le gusta el género no lo lee y todos felices.

3- EL DISCLAIMER: Como todos sabemos, y ojalá no fuese así, D.Gray-man no me pertenece u.u

4- La narradoraestá demasiado influenciada por el vocabulario de Kanda.

5- A toda la panda de pervertidas de fanfiction os informo: NO hay lemon ¬¬ (no me salía uno decente T-T)

Aquí está mi cutre-fic.

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Quizá la navidad sí valga la pena


Otra vez.

Otra jodida noche se encontraba caminando por los oscuros y silenciosos pasillos de la orden por culpa de aquel estúpido insomnio que no desistía en molestarle.

Y muchos se preguntarán: ¿Qué hacía Yuu Kanda, conocido hombre de hielo en la Orden Oscura, una condenada semana en la que apenas había dormido? Pues la respuesta era muy sencilla: Navidad.

Kanda nunca había sentido ningún tipo de emoción por aquella fiesta que se celebraba a finales de año y en la que toda la gente se comportaba mucho más gilipollas de lo que ya era de por si, pero aquel año en concreto ODIABA aquellas fechas. Y os preguntaréis porque las odiaba, o no porque el chico odia casi todo lo que existe ,pero bueno, hay que decirlo.

Todo comenzó cuando la euforia por las fiestas navideñas comenzó a notarse en el lugar: toda la gente iba de aquí para allá feliz de la vida pensando en la fiesta de navidad, en los regalos y a quien pensaban invitar a salir en nochebuena. Y en medio de tento ambiente de estúpidez y gente flotando en una nube a cierto conejo retrasado y pelirrojo se le ocurrió una horrible idea que tuvo mucho éxito entre la gente: dijo que Allen Walker iba a invitar a salir a Lenalee Lee aquella noche del veinticuatro de noviembre.

Desde aquello todo el mundo iba hablando de cuando se lo iba a pedir y desde entonces la irritación de Kanda no había dejado de crecer, hasta el punto de que mandaba de cinco a diez personas a la enfermería por día. La china se veía emocionada con aquella idea, aunque no lo demostrase abiertamente, e incluso Komui había aceptado esa posibilidad (N/A: Claro, tú ponle a Cross y a Lavi como otras posibles opciones para salir con su hermanita y verás que rápido acepta el hombre).

Y por si todo aquello no era suficiente, el estúpido del moyashi, aunque no había dado señal alguna de ir a hacer algo, tampoco había desmentido el rumor.

Y ahora, siendo al día siguiente nochebuena, todos estaban convencidos de que Allen iba a declararse por la mañana a Lenalee, y eso a Kanda lo tenía de un humor que espantaría al mismísimo Conde.

Así que ahí estaba, a las dos de la mañana dirigiéndose a la sala de entrenamientos para tratar de desahogarse y, con suerte, quedar tan exhausto que no se despertase en todo el día siguiente y así no tener que ver como Lenalee, aunque no tuvuiese nada en su contra, le quitaba a su moyashi. Sí, porque Yuu Kanda consideraba a Allen Walker como suyo y de nadie más, por eso lo exasperaba tanto su actitud tan amable con todo el mundo.

Kanda casi sufre un paro cardíaco cuando, al entrar a la sala de entrenamiento, encontró al moyashi allí, entrenándose a las dos de la mañana. ¿Qué hacía él allí? Aquello no tenía sentido.

El chico se debió dar cuenta de su presencia, porque dejó de entrenar y se giró a mirarlo.

-¡¡K-Kanda!!- Dijo, claramente sorprendido por que estuviera allí. Bueno, tampoco era muy lógico estarlo a esa hora, ¿no? Y Kanda hubiese jurado que se había sonrojado, pero por la falta de luz no podía asegurar nada, además que eso sería a causa del ejercicio.

Y el japonés, manteniendo su costumbre, lo ignoró y fue a ver con que podía entrenar.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó el niño, no haciendo caso al hecho de que, como muchas otras veces, había sido ignorado por el mayor.

-No es asunto tuyo.- Contestó de forma desagradable. No quería ser tan rudo, pero para ese momento ya estaba seguro de que si el crío se estaba entrenando a esas horas era, sin duda, para tener el valor suficiente de pedirle salir a la china.

Allen se molestó por aquella respuesta, así que camino hacia el otro.

-No tienes porque ser tan antipático.

-Y tú no tienes porque estar jodiendo siempre.- Respondío, y se abofeteó mentalmente al ver la expresión triste que adoptó el rostro del moyashi.

Un incómodo silencio se instaló entre ambos, silencio que rompió Allen.

-O-oye, Kanda... ¿mañana vas a hacer algo?- Preguntó tímidamente, sonrojándose hasta las orejas.

-Cargarme a cualquiera que me venga con la mierda esa del espíritu navideño.

-Oh...- Allen pareció entristecerse, pero se mordió el labio y siguió hablando.- Lo decía por... bueno... porsiqueríasveniracenarconmigo.- Dijo atropelladamente y casi pareció encogerse, seguramente esperando su muerte.

La expresión de Kanda era todo un poema en aquel momento, y el japonés podía agradecer la oscuridad y el hecho de que Allen estuviese demasiado avergonzado como para notar aquella cara mientras procesaba la información.

Silencio.

Silencio.

Silencio.

-¿Es alguna broma de mal gusto del conejo?

-No.

-¿Vas en serio?

-Si.

-Si me mientes te mataré.

Allen levantó la cabeza sorprendido.

-¿Eso es un "sí"?

Asentimiento.

Y el albino se lanzó a abrazar al pelinegro, ante la sorpresa de este y de Allen al sentir como era correspondido en su abrazo.

Permanecieron así un rato hasta que Kanda decidió salir la duda que lo estaba molestando desde que toda aquella mierda comenzó y no lo había dejado pegar ojo prácticamente en toda la semana.

-¿Y el rumor sobre la china?

-Ah, eso. Es cosa de Lavi completamente. Me sabe mal por Lenalee pero yo no la veo de esa forma.- Hizo una pausa y añadió.- Komui va a matarme.- Estremecimiento.

-Y una mierda.- Fue la agradable respuesta de Kanda, antes de separarse un poco de Allen y conectar sus labios en un beso que, supo inmediatamente, ambos habían anhelado.

Cuando se separaron Allen lo miró un rato y sonrió con diversión.

-Deberías irte a dormir, esas ojeras son horribles.- Dijo, refiriendo a las oscuras ojeras que se habían formado bajo los ojos de Kanda durante aquella semana.

-Imbécil, ¿de quién te crees que es la culpa?

-¿Es mía?- Preguntó de forma inocente, aunque con una felicidad que Kanda encontró retorcida por saberse causador de aquello en el frío samurái.

Por la mirada de psicópata homicida que recibió supo que era mejor dejarlo allí y que un Yuu Kanda cabreado con insomnio era mucho más peligroso que un Yuu Kanda de mala leche normal.

Le dio otro beso al japonés y se separó para irse a dormir, ahora él también podría dormir, después de todo había ido a entrenar por los nervios de declararse a Kanda al día siguiente.

-Buenas noches.

Y, por primera vez en su vida, recibió un saludo de vuelta de parte del japonés.

-Buenas noches.

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No es necesario decir que aquella nocha Kanda durmió como no lo había hecho en años y, como tampoco había hecho en años, se despertó a media mañana.

Al salir de la habitación se cruzó con varios grupos de gente con claro aspecto de decepción y(o enfado, y todos le huían conscientes del terrible cabreo del japonés en los últimos días y sin saber que aquel era uno de los escasos días en su vida que podía decir que se encontraba "feliz".

Iba caminando por un pasillo, que se encontraba desierto porque todos se alejaban a su paso, cuando una mano lo sujetó del brazo y lo atrajo al interior de una habitación.

-¿Qué pasa moyashi? ¿Ahora me acosas?- Preguntó borlón a su "secuestrador".

Allen hizo un gesto de silencio llevándose un dedo delante de los labios y miró por la poca abertura de la puerta hacia el pasillo.

Por el lugar donde momentos atrás había estado Kanda ahora desfilaban una seria de engendros mecánicos de esos que si te encontrases en la calle saldrías huyendo. Sobre una de estas máquinas iba Komui, armado con un bazooka y con un brillo extraño en los ojos.

Cuando la comitiva pasó de largo Allen dejó salir un suspiro de alivio y, ante la ceja interrogante levantada de Kanda, comenzó a explicar lo que pasaba.

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-- Flashback --

Allen entró al comedor a desayunar aunque, por primera vez en muchísimo tiempo, no tenía hambre. Se le había formado un nudo en el estómago por saber que tenía que rechazar a Lenalee y le haría daño a la chica, no quería herir a una amiga pero no había otra forma de acabar con aquello sin que pasase a mayores.

Localizó a Lenalee sentada en una de las mesas de la zona central del comedor junto a Lavi, se estaba riendo, seguramente de una de las bromas del pelirrojo.

Se acercó a ellos, los saludó muerto de los nervios y se sentó.

-Lenalee... ¿podemos hablar un momento?- Preguntó, haciendo crecer el nudo en su estómago.

La chica se tensó de golpe, se ruborizó levemente y asintió.

Lavi se levantó y se fue discretamente, aunque quedándose cerca de ellos para poder oir todo lo que dijeran. Un silencio sepulcral se instaló en el comedor y todos los ojos se posaron sobre ellos.

-Yo... veras...- Aquello costaba mucho más de lo que se había imaginado, y se miraba las uñas desesperadamente como si en ellas fuese a encontrar la clave de lo que tenía que decir.

Lenalee también estaba más y más nerviosa y, desde luego, aquel incómodo silencio que los rodeaba no ayudaba en nada.

Allen sabía que lo que diría ahora heriría a su amiga, pero era mejor cortar aquello de raiz. Se mordió el labio y levantó la mirada para posarla en los ojos de Lenalee.

-No puedo salir contigo hoy.

Una exclamación de sorpresa y decepción se extendió por el gran comedor y el rostro de Lenalee perdió todo el color. Las lágrimas amenazaron con salir de sus ojos, pero ella parpadeó varias veces y las retuvo.

-¿Por qué...?- Preguntó con voz ahogada, haciendo que el nudo en el estómago de Allen creciese aún más.

-Ya he quedado con alguien, lo siento.- Respondió el chico.

Ahora las exclamaciones fueron de sorpresa y un destello de alivió cruzó los ojos de la china. Seguramente ella se sentía aliviada de saber que no era ella el motivo por el que Allen la rechazaba, sino que era porque él ya quería a otra persona.

-Lo entiendo, Allen-kun.- Dijo Lenalee.- No pasa nada. Yo... iré a dar una vuelta.

Allen asintió y Lenalee abandonó el comedor. Estaba claro que la chica necesitaba desahogarse.

Una vez pasada la sorpresa inicial algunos se fueron a contar el chisme a los que se lo habían perdido y otros, entre los que se encontraba Lavi, se acercaron a Allen con la palabra "curiosidad" pintada en la frente.

-Moyashi-chan, ¿con quién has quedado que no se lo dices ni a tu querido amigo?- Lloriqueó el pelirrojo poniendo cara de niño bueno y pallando estrepitosamente en el intento.

-No puedo decirlo, Lavi.

-¡¿Por qué no?!- Preguntó el chico haciendo un puchero.

-No.. no sé si quiere que se sepa.- Respondió Allen, con una gren gota tras la cabeza por la actitud tan infantil de su amigo.

-¿Cómo no iba a querer alguna chica que se supiera que sale contigo?- Este era Jerry, diciéndolo como si fuese lo más obvio del mundo. Allen pensó que si supiera quien era "la chica" no habría dicho eso, su cuello peligraba demasiado.

-Ya... pero...- Allen estaba en un verdadero problema. No sabía como convencerles de que "ella" no quería que se supiese, aunque en verdad Kanda no había comentado nada al respecto pero, por si las moscas, Allen no iba a arriesgarse, sin dar a entender que era persona era Kanda. Porque, sin lugar a dudas, la opción más fácil sería decir "porque os rebanará el cuello a todos so hacéis un solo comentario".

Por suerte para Allen, se salvó de tener que responder gracias a que una pared del comedor explotó. Pero esa suerte se desvaneció de inmkediato al vere entrar a Komui Lee sobre un enorme, y seguramente terriblemente macabro, Komurin encabezando a un buen grupo más de estos.

-- Fin del Flashback --

-- Fin del Flashback --

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-Y el resto ya te lo puedes imaginar.- Concluyó Allen con pesadez su relato.- Llevo aquí una hora, en cualquier momento se percatará de la presencia de esta puerta y estoy muerto.

Kanda había escuchado atentamente la historia y, sin decir nada, cogió a Allen del brazo y comenzó a caminar hacia la puerta.

-¡E-Espera! ¿Adónde me llevas?

-Al único sitio en todo el edificio donde Komui, por muy ejército de robots asesinos que lleve, jamás se atrevería a entrar.

Y así lo hizo, quince minutos después y tras un camino en el que habían ido escondiéndose a cada rincón, un sorprendido Allen se encontraba en la habitación de Kanda.

-Espérate aquí un momento.- Dijo Kanda antes de salir.

No le costó mucho encontrar lo que buscaba, fue suficiente con seguir el rastro de personas inconscientes y con horribles marcas en sus cuerpos para encontrar a la tropa de robots tenebrosos y su, aún más rtenebroso, líder avanzando por un pasillo.

Se acercó, desenfundando a mugen por el camino, y sin mediar palabra partió dos robots.

-¡¡¿¿PERO POR QUÉ HAS HECHO ESO, KANDA-KUN??!!- Gritó llorando a mares Komui al ver sus "preciosas creaciones" caer destruidas.

En lugar recibir de una respuesta, todo lo que vió el chino fue a Kanda acercarse y, después, oscuridad.

Por su parte el japonés acabó con las demás máquinas y volvió por donde había venido. Entró a la habitación, cerró la puerta y se sentó en la cama.

-Destruidos.

Allen lo miró con los ojos abiertos como platos para, una vez repuesto de la sorpresa, lanzarse sobre él y besarlo apasionada,ente. ¡¡Lo había salvado de pasarse todo el día escondiéndose de un loco homicida!!

Kanda aceptó gustoso el beso y se anotó mentalmente, aunque no fuese algo que estuviese en su forma normal de actuar, hacer más cosas por Allen. Si lo iba a recompensar valía la pena.

Llevó los brazos alrededor de la cintura de Allen, que se había puesto sobre él con una pierna a cada lado, y lo acercó más a su cuerpo.

Y, como siempre hay algo que interrumpe estas escenas, el estómago de Allen hizo un fuerte ruido reclamando el desayuno que le había sido negado.

Allen se separó sonrojado y dijo:

-¿Vamos a desayunar?- Preguntó sonriendo, debía admitir que se moría de hambre y estaba seguro que Kanda también tenía, pues lo había atrapado cuando se iba a desayunar.

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Ambos salieron de la habitación de Kanda. Allen pensaba alejarse un poco de él para no entrar juntos y que no pensaran nada allí, después de todo aún no sabía si el mayor quería llevar en secreto o no la relación

Para sorpresa, conmoción y felicidad de Allen, Kanda pasó un brazo por sus hombros y así entraron al comedor.

Cabe añadir que las caras de todos eran de asombro total y aalgunas incluso de terror, seguramente habían pensado que era el fin del mundo o algo así.

Tanto Kanda como Allen ignoraron el hecho de que las miradas de todas estaban posadas en ellos, Kanda agradeció mentalmente que Lavi ya no se encontrara allí pues no tenía ganas de lidiar con ese gilipo... ehm ese chico en esos momentos, y se acercaron donde estaba Jerry, que también los miraba con cara de pasmado, a pedir su desayuno.

Después de aquella entrada se corrió como la pólvora el rumor de que la persona por la que Allen había rechazado salir con Lenalee era nada más y nada menos que Yuu Kanda. Bueno, se corrió ese rumor y el que decía que Komui había aparecido medio muerto en un pasillo y rodeado de los restos de sus Komurines, aunque ese ahora ya tenía sentido.

Y, como es de esperar, la parejita no se libró de una visita de Lavi, que venía directamente fugado desde la biblioteca, que terminó con Kanda siendo sostenido por Allen para que no se lanzara a matarlo y Bookman llevándoselo, noqueado, de vuelta a la biblioteca.

El día pasó sin grandes contratiempos, lleno de miradas disimuladas y cuchicheos por donde uno de ellos pasaba y con Komui inconsciente en la enfermería.

Lo más destacable después del desayuno y antes de la noche fue que Lenalee se acercó a Allen y se disculpó por el comportamiento infantil y extremadamente violento de su hermano.

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Aquella noche se podría definir como extraña. Cuando la pareja se encontró en la entrada, el lugar estaba repleto de gente que estaba allí "por casualidad". Allen estaba sonrojado por la situación y Kanda decidió que se veía muy violable, así que se dispuso a aumentar aquel sonrojo. ¿Y que mejor forma que un apasionado beso frente a cincuenta personas? Pues ninguna apta para menores, de modo que se decantó por esa.

Aquello no solo hizo que Allen se sonrojara hasta las orejas, sino que también se sonrojaron todos los allí presentes, Kanda no, y muchas chicas suspiraron encantadas con la escena.

La cena transcurrió bastante tranquila, en un restaurante elegido por Allen porque le gustaba mucho la comida del lugar y, de paso, tenían soba. Siempre que incluyamos en el término "tranquila" el casi infarto de la camarera al escuchar todo lo que pedía Allen, o las caras de asombro de todos los clientes y camareros al ver que el chico se lo comía tan feliz y enima pedía más de veinte platillols de postres diferentes.

-Te va a dar algo como sigas comiendo así.- Dijo Kanda, que simplemente había pedido un té como postre.

-¡Que va! Además esto está buenísimo, deberías probarlo.

-No me gusta el dulce.- Contentó secamente el japonés.

-¿No?- Preguntó Allen con una sonrisa maliciosa. Se llevó un pastelillo a la boca, se levantó, rodeó la mesa y besó a Kanda.

Las caras de asombro, y algunas de asco, de toda la gente que se encontraba en el restaurante no se hicieron esperar, pero ambos lo ignoraron y siguieron con el beso, compartiendo aquel pastelillo de nata y chocolate que, Ksnda tuvo que reconocer, no estaba tan mal.

-¿Quieres probar otro?- Preguntó juguetón Allen al separarse.

-Porque no.

Dicho y hecho. Allen se llevó un pastelillo de fresa a la boca y repitió la acción.

Al terminar de cenar el peliblanco insistió en que quería dar una vuelta por la cuidad, así que en eso estuvieron hasta que el frio les obligó a volver.

Estaban cerca de la entrada cuando Allen se detuvo, se giró hacía Kanda y dijo:

-Gracias por este día.- Dicho esto unió de nuevo sus labios a los del japonés y lo abrazó por el cuello. Kanda correspondió al beso abrazando a Allen por la espalda.

En ese momento se escucharon de lejos las campanadas de un reloj que anunciaban el cambio de día y comenzó a nevar.

-Feliz navidad.- Dijo Allen al separarse.

-Feliz navidad.

Y volvieron a besarse, mientras Kanda pensaba que, después de todo, quizá la navidad no estuviese tan mal.

--FIN--

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¡¡¡Eeeeeeks, me salió muy pastelón!!!

Bueno, ¿qué os ha parecido? Que opine alguien por favoooor T-T

Me ha tocado ponerlo en dos partes u.u

si estuvo muy bueno... pero... por que no seguiste, yba muy bien

a ti se te es complicado seguien ???