D. Gray man Rol
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Conectarse

Recuperar mi contraseña

últimos temas
Últimos temas
» Feliz año nuevo 2018
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyLun Ene 08, 2018 6:35 pm por Coralie Monich

» Blue Caos (rol +18) Afiliación Normal
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyVie Dic 01, 2017 9:27 am por Invitado

» Los Bibliófilos De Lima [Misión MI]
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyJue Nov 30, 2017 2:46 am por Constantine Gelassen

» [MN] Christchurch. Melancolía y suicidio.
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyDom Oct 15, 2017 1:27 am por Sigma-chan

» [MS] Rescate en Rapa Nui
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptySáb Oct 14, 2017 9:00 pm por Sigma-chan

»  — PARALLEL WORLD — YAOI +18 - Afiliación NORMAL
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyDom Sep 03, 2017 9:15 pm por Invitado

» Change of Season - Tumblr Promocional - Normal
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyDom Ago 20, 2017 10:55 pm por Invitado

» [MR] Reclutamiento Noah
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyMiér Jul 19, 2017 9:19 pm por Ismakun

» Buenaas!!
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyMiér Jul 19, 2017 8:03 pm por Ismakun

» Naruto Rol Storm
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyVie Jun 23, 2017 5:11 pm por Invitado

» Buenas .. buenas a todossss
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyLun Jun 19, 2017 9:59 am por Ismakun

» Obtener Rango Civil
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptySáb Jun 17, 2017 9:14 pm por Proxy

» Las estatuas de Namu
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyVie Jun 09, 2017 11:59 pm por Kanda Yuu

» Atrapados en la tormenta
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyVie Mayo 26, 2017 2:08 pm por Kala

» Mensaje atrasado
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyMar Mayo 23, 2017 10:37 pm por Sigma-chan

» Hola :3
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyDom Abr 30, 2017 12:32 am por Sigma-chan

» Vacaciones no vacaciones.
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyDom Abr 09, 2017 2:28 pm por Faith E. Wippler

» Poco tiempo.
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyMiér Abr 05, 2017 8:33 pm por Kanda Yuu

» Red Miles ; HS RPG | Cambio de Botón Normal
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyVie Mar 31, 2017 1:03 am por Invitado

» Ausencia u.u'
El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] EmptyJue Mar 16, 2017 4:39 pm por Kanda Yuu

Vota
Shiki Topsite!
+ Activos
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Staff
Proxy
MP | Perfil
Alice
MP | Perfil
Coralie Monich
MP | Perfil
Faith E. Wippler
MP | Perfil
Wallace Campbell
MP | Perfil
Sigma-chan
MP | Perfil
Créditos
Skin realizado gracias a los tutoriales y recursos de: sourcecode, savage-themes, Nymphea y thecaptainknowsbest. Crédito y reconocimiento por su ayuda a la hora de elaborar el skin. Especial agradecimiento a Neeve (por la caja de perfil y las estadisticas) y Tony (por los widgets utilizados aquí).

Las imágenes utilizadas en el skin no son de nuestra propiedad, todas pertenecen a sus respectivos autores y son usadas sin animo de lucro. Sólo la edición y arreglo de estas pertenecen al foro.

Todo el material que se publique dentro del foro es y será propiedad de su creador a menos que se indique lo contrario.


Hermanos
Afiliados Élite
Determination (Undertale)Crear foroCrear foroUnderworld warHeroes Of OverwatchFate/Insane EclipseBálderook University photo untitled45.pngEl lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] 40x40_zpsso7jd4wsLost SoulSeven Capital Sins | +18, Yuri, Hetero, Yaoi, Razas Mágicas School Crazy 40/40
Directorio

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Jue Jun 16, 2016 8:52 pm

Komui escribió: Desde un pequeño poblado en la provincia de Manitoba (Canadá)  hemos recibido el mensaje desesperado de una mujer que logró contactar con un grupo de buscadores que pasaban por el lugar, y es que su pequeño hijo Will lleva desparecido tres días justo después de que este le contará sobre “su amigo del bosque” que según el niño “es un ser muy raro que llora todo el tiempo, está muy triste porque no puede volver a su casa y dice que ha hecho cosas muy malas, horribles que no pudo evitar” aunado a esto desde que el chico desapareció el robo de mascotas y ganado ha ido en aumento, por esto los buscadores creen que puede ser obra de algún Akuma o de la Inocencia misma, además ya que no se hallado ningún cuerpo o rastro de polvo las probabilidades de que el pequeño Will aun este con vida son altas. Es por eso que se les envía con la esperanza de que con su ayuda se aclare este suceso. Buena suerte Exorcistas y que regresen con bien.

(Seth Macaulay)
{Gimli, Manitoba — primeras luces del alba}



Me habían levantado condenadamente temprano, apenas nos dejaron comer algo, me enredaron en el uniforme más abrigado que pudieron encontrar, metieron a Taz en un morral contra nuestra voluntad y luego la estúpida Buscadora que nos iba a acompañar a esta estúpida misión me empujó por la puerta del Arca, dejándome caer al interior de no sé dónde, en quién sabe qué parte del mundo y con un frío que me congelaba hasta los pensamientos.

Aaah~ hogar dulce hogar. Bueno… casi, Winnipeg no queda muy lejos de acá —le hablaba ella a quien sabe quién, aspirando profundamente el gélido aire y con una sonrisa de oreja a oreja.

— Bienvenidos a la casa del Señor —saludó el hombre en sotana y la buscadora lo saludó efusivamente, sin perder ese dejo de respeto que todos les tenían a estos hombres—. Se me informó que eran dos exorcistas, señorita…

Ásdís, Padre. Ásdís Helgadóttir a su servicio y del Señor —se presentó y honestamente su nombre me pareció simple y complicado a la vez—. Mi compañero traerá al otro exorcista en breve. Vienen un poco atrasados.

Si por atrasado significaba dormir un poco más en una cama caliente, prefería haber llegado tarde.

Mientras ellos hacían las formalidades que siempre pedían y que a mí me fastidiaban, pasé de largo sabiendo que lo que yo no hiciera lo tendría que hacer mi compañero. Tomé el morral y sentí a Taz temblar dentro de él, por lo que sabiendo que no podía huir como pretendía (no necesitaba más regaños de parte de esos entrometidos científicos) me senté acomodando la picota sobre mi hombro para que no me molestara y apoyé la espalda en una pared, acomodando en mi regazo el morral para compartir así calor corporal con Taz. Él pareció agradecer tanto la cercanía como la posición cercana al suelo, puesto que dejó de temblar tanto y se acurrucó, dispuesto a continuar durmiendo.

Que envidia me daba.

Vi de soslayo a la buscadora y al “padre”, analizándolos a ellos antes del lugar. El hombre era muy parecido a todos los “padres” que había visto antes, aunque era muy, muy rubio. De hecho, entrecerrando los ojos no se veía tan amarillo, sino como un blanco un poco coloreado y algo en ese pensamiento me sentó bien. La buscadora tenía el caballo castaño un poco claro, las mejillas sonrosadas por el frío y por la sonrisa que parecía nunca desaparecer ni por muy temprano que fuera. Era alta, más que yo aunque menos que el “padre”, y junto con su uniforme traía esos aparatos rectangulares con los que llamaban a los científicos. Miré con tranquilidad a mi alrededor, notando que estábamos en un lugar bastante rural, aunque no por ello menos cuidado. Bancas de madera, ventanas amplias que dejaban entrar la luz, el hombre de lamentos y la mujer melancólica… todo parecía en su lugar. Había una puerta que no parecía dirigir al exterior y dos que sí; las anoté en mi mente y volví a exhalar una voluta helada.

Aaah… tengo sueño. ¿No podíamos partir después?

Se me caían los ojos de cansancio, pero pronto me exalté un poco al sentir algo en mi abrigo moviéndose sin mi consentimiento. Me senté muy derecho, pues me iba resbalando por la pared, y con una mano enguantada (esta vez guantes completos, no quería perder las puntas de ellos por las heladas) saqué lo que ya suponía que era que se movía.

Cosita infernal aleteó libre apenas tuvo espacio y me rodeó mientras hacía ruidos de estática. Yo lo miré ya sin mucha sorpresa, pero con el mismo desagrado de siempre. No me gustaba que siguieran intentando que lo usara, esta magia rara que llamaban “tecnología” seguía sin acomodarme en lo más mínimo. No necesité darle un manotazo para alejarlo de mí, pues tuvo la mala suerte de acercarse mucho al morral de Taz y, como sabiendo qué le volaba encima, su hocico se asomó por la parte superior y casi le atrapó un ala negra. Rápidamente se alejó, volando hacia la buscadora.

Nos reacomodé y cerré los ojos, apreciando que este lugar no era para nada ruidoso. Pretendía descansar la vista sin dormir para estar a sobre aviso cuando llegara mi supuesto compañero, preparándome para quién sabe qué locura nos tocaría vivir ahora.

En mi regazo, Taz roncaba ya.



Última edición por Faith E. Wippler el Jue Sep 01, 2016 11:03 am, editado 2 veces
Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Dom Jun 19, 2016 3:38 am

Cuando la puerta del Arca volvió a abrirse, desvié la mirada para que su intensa luz no me dañara los ojos. Fue un instante nada más, pero al cerrarse dos pares de pisadas armonizaron con las voces de la buscadora y del “padre” este.

Hablaron dos voces, una presentándose y presentando a la otra. Ángel… era un nombre extraño. En el tiempo que llevaba en la Orden, mientras los científicos intentaban culturizarme sobre su extraña religión de un Dios (la verdad es que prefería la soledad durante mis tiempos en la enfermería, pero no podía echarlos aunque quisiera) habían hablado de esos seres místicos. Debía de de familia muy devota para que sus padres le llamasen así, ¿no?

Sin molestarme en fingir interés, iba a seguir con lo mío pero el otro se me acercó. Se presentó, aunque ya había oído su nombre, y me sonrió mientras se recargaba contra la pared. Aunque no estábamos lado a lado, la cercanía me incomodó y procuré cubrir nuevamente mi cabeza con la capucha del largo abrigo, pese a que ya me había visto.

Seth Macaulay —le respondí sin muchas ganas; había aprendido que ya sólo respondiendo a esas mundanas preguntas de rutina podía quitarme a las otras personas de encima. Esperaba éste también se complaciera con poco.

Taz roncó un poco fuerte, pero no despertó. Era gracioso, porque a veces cuando roncaba muy fuerte se despertaba a sí mismo. No podía evitar reírme de él cuando pasaba, porque despertaba desorientado y buscando a algún culpable, cuando no era otro más que él.

El cuchicheo del otro grupo pronto murió y ambos buscadores se nos acercaron mientras el hombre de negro se retiraba por la puerta que no conducía al exterior.

Un gusto conocerle, exorcista Ángel. Ásdís Helgadóttir a su servicio —se presentó ella ante el recién llegado, dando una cabeceada que supongo era una especie de gesto de respeto—. Exorcista Seth, él es mi compañero Andrew Hitch. Espero podamos todos trabajar bien juntos —y nuevamente se mostraba alegre y enérgica, cosa que a este punto de la mañana me parecía irritante.

Ya hemos acabado con las formalidades y hemos reunido un poco de información adicional. La mujer que inició todo esto vive muy cerca de aquí, así que propongo que vayamos allá en primer lugar —habló el otro buscador con más serenidad que Asis*.— Después de eso podemos dividirnos e ir a recolectar información sobre la desaparición del ganado antes de internarnos en el bosque.

Aaah… supongo que acá comienza la locura.

Me levanté con pereza y reacomodé el cinto en mi pecho para dejar el pico atrás y a Taz adelante, acunándolo en mis brazos para que no tuviera que despertar aún. Sabía que si mwalimu estuviera aquí me regañaría por cómo trato a Taz, pero odio ese concepto de “Inocencia” como tal para él, así que puedes irte al diablo que yo lo trato como quiero. Abrí un poco el morral para que entrara aire y pudiera respirar bien y me encaminé hacia la salida. Asis rápidamente se puso a mi lado.

Oooh~ que lindo, ¿es su mascota? —…al parecer es de las que gusta de hacer conversación durante las misiones. Que fastidio.

…es mi Inocencia —pensé que los buscadores eran informados de los detalles sobre nosotros antes de embarcarse en un nuevo suicidio. Supongo que no.

¡Una Inocencia tipo animal! Nunca había visto una antes, sólo he visto las equipamiento —exclamó con un asombro que rayaba en lo infantil.

Pues aquí Ángel es un exorcista parasitario —¿por qué nos llama por el nombre? Suelen ser un poco más prudentes los buscadores, anteponiendo el título de “exorcista” cuando menos.

¡¿En serio?! —prácticamente gritó, girándose para ver directamente al susodicho—. ¿Qué es? No te ves extraño… ¿dónde está su Inocencia, exorcista Ángel? Espere, espere… déjeme adivinar —antes de dejar de observarla de soslayo noté cómo entrecerraba los ojos y se ponía en pose pensativa, analizándolo de pies a cabeza.

Caminé un poco más rápido, incómodo con el ambiente que se estaba formando. Era… rara la familiaridad de este par de buscadores. Los que me habían tocado eran variados, pero oscilaban entre lo tosco y lo absurdamente miedoso. Andrew y Asis parecían muy cómodos entre ellos y con nosotros, pero su cercanía no terminaba por agradarme.

Sentí la presencia del hombre cerca de mí, pero ni intenté mirarlo. Me concentré en el camino mientras devoraba el maravilloso paisaje blanco con la mirada. Si hubiera un poco más de luz, pues aún estaba un poco de noche rehusándose a huir del amanecer, la blancura me hubiera cegado.

Discúlpala, es… fácilmente excitable —no me digas—. No te dejes engañar, Ásdís es una buscadora competente, lleva varios años en el trabajo. Pero nunca había vuelto a Manitoba y estar tan cerca de casa la emociona —no sé si la trataba de excusar o qué, pero la verdad es que no lograba que empatizara con ella en lo más mínimo. — Además, cuando todos los días puede ser tu último día, es bueno mantener el buen humor, ¿no lo crees? —tengo que admitir que tenía una buena sonrisa este buscador, bastante convincente.

Pero no lo suficiente.

Alcé los hombros en gesto de “no sé, supongo, quizás” y seguí caminando, acercando un poco más a Taz a mi pecho al sentirlo temblar ligeramente. El aire acá afuera estaba mucho más helado y podía ver mi propio aliento cuando respiraba por la boca. Era fascinante, algo que nunca vi en Tanganica, pero era tan frío el aire que me estaba costando un poco respirar. Aunque era un deseo estúpido e ingenuo, esperaba que no tuviéramos muchos enfrentamientos; así Taz no tendría que meterse en un suelo tan helado como este.

Mientras caminábamos, supongo que disfrutando de la quietud de la mañana, un par de personas aparecieron. Nos quedaron observando –aunque como vamos vestidos, todos de negro y kaki, era imposible no llamar la atención– pero nosotros íbamos con objetivo claro.

Al fondo de esta calle, una pequeña casa se alzó frente a nosotros.

Llegamos.

Spoiler:
Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Mar Jun 21, 2016 10:24 pm

Mientras aguardábamos a que alguien nos recibiera, procesé la información que mis ruidosos compañeros compartieron de camino acá. En primer lugar, mi compañero exorcista era tan o más alegre (escandaloso) que los buscadores. Segundo, o tenía un problema con la ropa o realmente no sentía el frío porque yo no quería sacar ni un dedo de los guantes y él al parecer intentaba desnudarse. Y por último, ¿Inocencia que le daba alas? Eso era… nuevo. Extraño. Nunca había oído de él ni de una habilidad similar; todos los exorcistas con quienes había compartido algún momento una misión eran tipo equipamiento. Aunque volar no era algo que me pareciera atractivo (si los humanos estuvieran hechos para volar, todos naceríamos con alas, ¿no?) sí me producía curiosidad.

Miré con cautela a Ángel, pero antes de poder centrarme en su espalda una voz trémula me asustó por lo inesperada que fue. La mujer de la que tanto hablaban se asomó por la puerta, apenas asomándose por el marco y apenas abriéndola lo suficiente para que pudiéramos pasar de a uno.  

El interior denotaba que la casa había tenido mejores días, pero de todos modos era más bonita por dentro que por fuera. Había una chimenea prendida, aunque la leña pronto necesitaría ser reemplazada por seguir calentando el interior.

Muchas gracias por recibirnos y disculpe nuestra intromisión. Intentaremos ser lo más breves posible —dijo Asis una vez ya estábamos todos dentro. Tengo que admitir que su cambio de tono me sorprendió; su porte era regio, pero accesible. Ojos serenos que producían confianza y su voz amable, pero profesional, sin titubear en ningún momento.

Ya empezaba a entender a lo que Andrew se refería cuando hablaba de ella como competente.

…¿quiénes son? El Padre Andersen me advirtió sobre su llegada —hablaba con voz débil, un poco ronca, como si tuviera la garganta desgastada. No tomó asiento y mantuvo su distancia de nosotros, pero aún así tomó el valor de vernos con una mirada dura y agotada.

Sus ojos nos repasaron, analizándonos como si buscara peligro o algo en nosotros, y cuando nuestras miradas se cruzaron, no pude evitar ahogar un quejido un poco audible.

Al igual que la casa, la mujer tenía un aspecto sumamente descuidado. Su pose era encorvada y pesada, como si le pesaran los hombros, le temblaban las manos y dudaba que fuera por el frío; su piel era pálida, pero con un tinte amarillento como de enfermo y no se había peinado el cabello en días. Sin embargo, lo más llamativo eran sus ojos. La esclera tenía una coloración rojiza, como si tuviera los ojos resecos (de tanto llorar) y profundas ojeras demarcaban sus ojos; no había dormido.

Pero sus ojos eran azules. Azul profundo, hermoso, casi eléctrico ante su desconfianza ante nosotros. Estaban opacos por el agotamiento y los sentimientos, pero su color seguía siendo bello… muy parecidos a los de mi—

Mi nombre es Andrew Hitch y ella es mi compañera Ásdís Helgadóttir. Ellos son Ángel Zaerg y Seth Macaulay, y nosotros estamos encargados de la investigación sobre la desaparición de su hijo —nos presentó formalmente el buscador, evitando claramente las menciones sobre la Orden y todo eso; sólo a las autoridades de los diferentes lugares, aquellos que reconocían nuestros uniformes, se les daba un poco más de información. Con civiles como ella había que manejar con cuidado las palabras y como las palabras me suelen traicionar, prefería dejarles a ellos ese trabajo.

Una amarga y sardónica mueca se dibujó en el rostro de la mujer y su mirada, de ser posible, se endureció un poco más.

¿Otros más? ¿Qué pueden hacer ustedes… qué los hace tan especiales para que ustedes puedan encontrar a mi hijo?

Señora--

¡TRES DÍAS! —casi gritó, pero la ronquera de su voz se lo impidió. Tuvo que detenerse a toser antes de seguir.— Tres días y nadie lo ha encontrado. Nada. Ninguna pista. Ni un zapato, ni un cabello… ni siquiera sus huellas en el bosque…

Los hombres del pueblo más aptos para la caza salieron a buscarlo. Los perros cazadores también. Cada atardecer han vuelto y nunca tienen nada que decirme. Mi esposo se encerró desde ayer en la taberna, culpándome por la desaparición de mi niño. Discúlpenme si sueno incrédula, ¿pero por qué creen que ustedes podrán encontrar a mi Will cuando nadie más ha podido?


Había enfrentado incontables enemigos hasta este momento. Desde máquinas asesinas hasta humanos dotados de habilidades extraordinarias que sólo los ayudaba a ser mejores asesinos. Tenía experiencia frente a la crueldad humana, incluso antes de convertirme en exorcista. No obstante, aún así un miedo que se traducía en respeto hacia esa mujer me pesaba en el pecho y el estómago. Frente a mí se alzaba una madre oso, cuya cría se le había privado y en cualquier momento iba a explotar.

El silencio era pesado entre nosotros. Pero por supuesto, Taz encontró que era el mejor momento para despertar, sintiendo el calor del interior de la casa, y removerse inquietamente para ir hacia la fuente de calor. Qué anti climático.

No, Taz, deja… —intenté contenerlo, pero no había caso—. ¿Le molesta si miiii… mascota se duerme cerca del fuego? No está acostumbrado al frío —sentí las orejas calientes de vergüenza, pero intenté disimularlo lo mejor posible; que bueno que tenía aún la capucha puesta. Taz asomaba su cabeza por el morral y por mi abrigo, moviendo su nariz inquietamente mientas seguía sacudiendo todo su cuerpo.

Supongo que tan inesperado para ella fue como para mí. Su guardia se quebró, confundida, pero asintió lentamente sin despegar los ojos de Taz. Me abrí el abrigo y arrodillé, dejando que él caminara hacia la chimenea y así estirara las patas. Me saqué el morral, dejándolo en mi espalda como la picota y me acerqué a Taz pasando al lado de ella, musitando un “disculpe” que sólo ella podría oír y retomando posición alerta una vez que Taz se acomodó muy cerca del fuego, feliz por sentir menos frío y dormir más a gusto.

Aún me daba envidia.

Spoiler:

Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Lun Jun 27, 2016 3:18 am

Cualquier esperanza que tuviera sobre mi compañero murió al instante en que volvió a dar un estúpido discurso muy fuera de lugar. Tuvo que ser Andrew quien interviniera y la pobre mujer, antes de echarnos, se veía más afectada que cuando llegamos si eso era posible.

Pese a todo, Ángel fue capaz de insistir en sus “promesas” y estuve muy tentado a imitar a Andrew, pero me contuve. Asis y yo intercambiamos una mirada; aunque intentaba ocultar algo parecido a una triste resignación, quizás para mantenerse a ella misma con ánimos, de todos modos fue fácil notarlo. Su rostro era como un libro abierto.

— Ya saben dónde está la puerta —arrastró esas últimas palabras antes de marcharse hacia otro cuarto, sin siquiera molestarse en echarnos personalmente de allí.

La vi marcharse sin decir nada (¿qué cosa podía decirle?) y Asis se me acercó. Taz seguía durmiendo feliz de la vida.

¿Asis? —la llamé.

Se dice Ásdís —me corrigió con un leve guiño de risa.

Eso mismo. ¿Qué tan novato es él? —le pregunté, dándole poca importancia al asunto. — Palabras así… ¿qué tan poco ha vivido él de todo esto? —no podía considerarme un experto ni nada parecido, pero había vivido suficiente mierda, dolor y muerte en los últimos meses de mi vida para saber que palabras como las que Ángel había dicho sólo terminaban siendo mentiras. Bien intencionadas, pero mentiras al fin y al cabo.

No todos sobrellevamos este empleo de la misma manera, ¿sabes? —no me respondió a lo que yo preguntaba, pero intuí por su respuesta que no llevaba mucho. — Hay gente como él y como yo que aún le sonreímos a la vida. Debería intentarlo, exorcista Seth —¿era una reprimenda? Porque sonaba como una.

Es más cruel de esa manera —murmuré entre dientes mientras ella se dirigía a la salida, diciéndole algo a Andrew que no alcancé a entender. Mwalimu podía ser el peor maestro de la historia, pero si algo me había enseñado era que era mejor dejar la ingenuidad lo más rápido posible o pagaría las consecuencias una vez más.

Los rostros de Issa y Yuan pasaron por mi mente mientras me agachaba a recoger a Taz, quien me reclamó por alejarlo de su fuente de calor. De los dos, Taz era quien mantenía la inocencia más intacta y me bastaba y sobraba que fuera así. No necesitaba reprimendas ni discursos inspiradores; esto no iba así.

¿Ya estás listo? —me preguntó Ángel justo cuando había terminado de acomodar a Taz dentro del morral y engancharlo nuevamente a mi pecho para darle mi calor antes de internarnos nuevamente en el frío de este lugar. Iba a responderle, pero me tomó por sorpresa al tomarme la mano (¿para qué diablos lo había hecho?) y al mirarme directamente a los ojos.

La incomodidad vino antes que la molestia; nadie nunca me miraba a los ojos y prefería mantenerlo así. Frunciendo el ceño, le arrebaté mi mano con más fuerza de la estrictamente necesaria y pasé por su lado casi chocándole con el hombro en mi camino a la salida. No me importaba que fuera más alto o mayor que yo; nadie me tocaba sin mi permiso.

No te atrevas a tocarme de nuevo —le espeté al pasar junto de él.

Afuera estaban ambos buscadores y al verme salir, Adis* nos indicó rápidamente el camino por el cual seguiríamos. Sin detenerme me interné nuevamente a la calle y pronto sentí las presencias nuevamente de Adis y Andrew cerca de mí.

Durante unos minutos, pude caminar en completa tranquilidad. Acariciaba superficialmente el morral cada vez que sentía a Taz temblar y podía escuchar cuchicheos de los buscadores, captando algunas palabras aquí y allá. Claramente estaban ideando un plan de acción, en vista que al menos yo no tenía precisamente iniciativa, y preferían discutir algunos detalles antes de darnos a entender qué se traían entre manos. La verdad es que no me importaba mucho esto, pero deseaba que pronto se decidieran por algo, pues aquí hacía mucho frío para caminar por admirar el bello paisaje.

Bueno, no conseguimos nada de la madre del niño —no me digas… qué acotación más inteligente—, en unas pocas horas el sol estará en su cénit y tenemos que aprovechar lo más posible las horas del día. —aunque por la endemoniada hora a la que habíamos llegado me hacía sentir que nos quedaba un día interminable por delante, sus palabras y su tono de voz me daban a entender que no era taaaan cierto.

Sí. Aquí en Manitoba, en Canadá en general, tenemos pocas horas de luz. Después del medio día no tendremos más de cinco horas, menos ahora que es invierno, por lo que sugeriría que nos separáramos y nos comuniquemos por medio de sus gólems. Ustedes podrían ir directamente al bosque y Andrew y yo a busc… —la idea de quedarme solo con ese idiota no era de mi agrado y supongo que Adis se dio cuenta, pues rápidamente cambió sus palabras. —… ooooo podríamos ir todos juntos. ¡Sí! ¡Qué magnífica idea!

Me detuve tras unos segundos con el aire tenso alrededor de nosotros y suspiré pesado. Tenía que admitir (mentalmente, nunca en voz alta) que me estaba comportando como un niño caprichoso. No nos estaban enviando aquí por placer; un niño perdido y muchos animales desaparecidos por consecuencia de una posible existencia de Inocencia o enemigos en este lugar. Mwalimu ya me hubiera golpeado cuando menos unas cuantas veces si estuviera aquí conmigo, haciéndome repetir una y otra vez todas las cosas que me enseñó durante nuestros meses juntos.

No era momento para encapricharse porque mi compañero no me agradaba. Sólo nosotros podemos enfrentarnos a lo que sea que esté en ese bosque, me guste o no.

No. Si todos vamos al bosque, ustedes podrían morir —les dije, percatándome después de quizás lo cruento que sonó. Sentí un pequeño retorcijón en el estómago, pero lo ignoré, al igual que las caras de Issa y Yuan que a este punto las tenía tatuadas en los ojos—. No queremos bajas innecesarias. Taz y yo partiremos con el bosque y ustedes vayan… a donde quiera que fueran a ir.

Hubo un minuto de silencio, pero Adis rápidamente recuperó todo el ánimo perdido.

Muy bien. Con eso queda decidido —dijo mientras se sacaba algo del bolsillo. Ese algo fue lanzado al aire y repentinamente la cosita infernal esa volvió a la vida; no recordaba que ella lo tuviera.— Nos comunicaremos por gólem. Apenas tengamos información nueva y/o relevante, nos pondremos en contacto. Tengan un poco de comida para el camino y, por favor, antes que caiga el sol si no han encontrado nada, vuelvan y continuaremos mañana.

Había algo en su voz que me convencía que era una mala idea seguir de noche, aunque no supe precisamente qué. Asentí quedamente, acariciando una vez más a Taz, y tomé las provisiones que Adis me pasó. Afortunadamente mi abrigo traía suficientes bolsillos, porque como pusiera la comida en el morral de Taz, la perderíamos antes de darnos cuenta.

Vi a Andrew decirle algo a Ángel, pero preferí ignorarlos. Me despedí parcamente de Adis y me encaminé por donde ésta me dijo que hallaría la salida al bosque. De todos modos no hubiera sido difícil hallarla, puesto que los árboles del mencionado lugar eran tan altos que muy pocas casas podían ocultarlos de plena vista.
Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Sáb Jul 02, 2016 12:23 am

Lidiar con Ángel me estaba resultando difícil. Era demasiado diferente a todos los otros exorcistas que había conocido, pero pensándolo bien mis referencias no eran las mejores: estaban Will, Basil… Sei… sí, definitivamente los peores ejemplos. Su disculpa me tomó algo por sorpresa, sólo Rohfa y Shifu alguna vez lo habían hecho y siempre por alguna estupidez de Rikei, así que no pude responderle porque, la verdad, no sé qué se debe decir ante una disculpa.

En fin. Cuando se me adelantó, dejé que se fuera. Parecía necesitar botar energía y la verdad es que prefería la distancia. Escuché un quejido de Taz y le susurré que no se preocupara, que no lo sacaría a menos que fuera necesario. Con este frío de locos, ojalá no tuviera que sacarlo nunca, aunque aún así abrí un poco más el morral por si le faltaba aire.

¿Hm? ¿Qué sucede allí? me pregunté notando movimientos extraños más adelante, más o menos por donde debía estar Ángel.

No percibí peligro inminente, por lo que sólo troté hasta alcanzarlo. A medida que me acercaba noté en el camino algo, un bulto que rápidamente tomó forma de cuerpo. Éste, que pertenecía a un hombre como comprobé una vez estuve a la suficiente distancia, estaba inmóvil en la nieve y todo su alrededor estaba manchado de lo que obviamente era sangre. Me detuve a unos pocos pasos y me sorprendió darme cuenta que, estando ya muerto, me causó muchísima menos impresión que si lo hubiera visto morir.

Tuve que contener una mueca que se iba a parecer mucho a una sonrisa sarcástica. Definitivamente no era el momento de sonreír, pero me parecía muy… irónico y de algún modo triste que algo así no me causara la misma impresión que antes.

Estúpido mwalimu.

No alcancé a escuchar lo que fuera que murmuró Ángel, aunque sí noté que tenía algo en sus manos que antes no tenía. Mientras él examinaba esa cosa, yo observé el lugar con atención. Apenas habíamos entrado al bosque había notado que, aparentemente, sólo había una entrada al pueblo. Aparentemente, porque no había más que árboles que delimitaran las fronteras y, por ende, el acceso del pueblo al bosque y viceversa eran numerosas, cosa que nos favorecía en caso de emergencia o nos ponía en desventaja si lo que fuera que buscáramos quisiera ir a atacar a la gente. La fila de árboles que flanqueaba el camino se mantenía bastante regular hasta donde nosotros íbamos, pero el reguero de sangre indicaba que el hombre había llegado al camino principal por el flanco a mi izquierda y que iba hacia el pueblo hasta que se desvió hacia Ángel antes de caerse muerto.

El rastro de sangre teñía fuertemente la nieve de rojo oscuro (bajo su cuerpo casi negro), pero el rastro se perdía entre los árboles. Mi yo de siempre me gritaba a toda voz que era una pésima idea seguir la sangre fuera del camino del bosque, que podía ser una trampa y que debía dar media vuelta en ese mismo instante y regresar a la Orden para nunca más volver a salir. Sin embargo, mi voz de exorcista que se parecía terriblemente a la de ese maldito hombre negro que aún pretendo olvidar (con risas sarcásticas y sádicas de fondo, cortesía de las pesadillas que mwalimu me regaló para el resto de mi vida) me decía que era un gran camino que seguir, que obviamente nos llevarían un paso más cerca del misterio de este pueblo y, quizás, nos dirigiría hacia donde estuviera el niño perdido.

Bueno, al parecer el camino se presentó por sí solo —musité en voz alta, volteando a ver a Ángel.— DeberíamoAAH--! —no pude evitar exclamar mientras le daba un manotazo a algo negro que se me cruzó por delante sin aviso, exaltándome.

Escuché estática y una voz anormalmente natural salir del cuerpo del pequeño demonio negruzco.

Exorcista Seth, por favor no golpee a su golem o lo puede romper —era la voz de Adis que salía de ese terrible objeto. Ugh. Cómo lo odiaba.

Buscadora Adis, por favor no use su magia negra sin aviso o lo voy a romper —me salió la respuesta sarcástica sin siquiera proponérmelo, aún con el corazón en la garganta por la repentina aparición del estúpido golem. Sentía las garras de Taz rascarme el pecho por sobre la tela y, de algún modo, lo encontré bastante reconfortante.

Es Ásdís.

Eso. ¿Qué quieren, tan rápido encontraron algo? —el golem seguía intentando acercarse como mosca molesta. Bastó que Taz sólo asomara la cabeza para que prefiriera irse a volar cerca de Ángel que de mí.

Pues somos unos buscadores muy eficientes, ¿sabe? —dijo ella del otro lado del golem y ya sin esa rara estática de fondo—. En fin, al parecer el grupo de búsqueda de la mañana ha vuelto y les falta un miembro. Nos enteramos que siguen sin encontrar rastros del pequeño, pero un nuevo rebaño ha desaparecido muy cerca de donde vieron la última vez a su compañero perdido, cosa que es raro porque se suponía que el granjero las tenía resguardadas en un granero después de que empezaron a desaparecer, pero el señor está bien. ¡En fin! Sería un buen lugar para empezar su búsqueda y, de ser posible, encontrar al nuevo civil perdido. Las coordenadas son--

No son necesarias —la interrumpí—. Ya lo encontramos.

Un extraño ruido me robó toda la atención. Era muy tenue y casi lo eclipsó el viento que poco a poco comenzaba a levantarse en el bosque (estúpido clima), pero tenía el oído bastante entrenado después de estar constantemente atento al sonido de unas campanitas que se oían muy despacio. No obstante, éste no era nada similar al tlin, tlin que éstas emitía, sino más parecido a… ¿nieve...  crujiendo?

Obvio, tenía que venir más o menos de la dirección de donde la sangre dejaba rastro.

Vamos Taz —le hablé a mi pecho contra todo mi sentido común, pero bastó una misión para darme cuenta que los exorcistas tenían todo menos sentido común.

Y sin más, abandonado a la cosa infernal esa que hablaba con la voz de Asdi*, me fui siguiendo la sangre.

Spoiler:
Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Sáb Jul 09, 2016 12:06 am

Odiaba que cada Akuma tuviera una habilidad diferente; los volvía siempre impredecibles. El día de pronto se volvió noche y el escenario que había cuidado de memorizar se tergiversó en algo completamente nuevo. Estos árboles no se parecían en nada a los que había hacia un momento atrás, abandonando su orden e internándonos en el corazón de un bosque que cuando menos te sacaba un escalofrío.

Los orbes brillantes, tanto que no podía mirarlos directamente sin dañarme la vista, estaban fijos en nosotros hasta que Ángel habló, causando que se esfumaran así como así. Nos quedamos solos y sumergidos en este extraño lugar, sin ninguna salida aparente.

Bueno, acabas de llevarnos directo a la boca del lobo—le dije sin ánimo y con un timbre de enojo que ni me molesté en disimular.— ¿No eres muy listo, cierto? —nuevamente vomitaba sarcasmo, pero este chico lo hacía demasiado fácil.

Me alejé de su lado, harto de tenerlo cerca y caminé por el borde del círculo de árboles que nos encerraba. Aunque lo odiaba, saqué al bicho de golem y sabiéndolo  encendido intenté llamar a los buscadores.

¿Asdi? ¿Andrew? ¿Me escuchan? —pero ni ese ruido de estática devolvía la cosa esa, como si estuviera completamente muerto.— ¡Kutomba*!

Sentí a Taz removerse inquieto, primero arañándome con suavidad el pecho supongo que para darme su apoyo y luego sacando medio cuerpo por la parte superior del morral. Notándolo tan motivado en su tarea y aunque no quisiera exponerlo al frío, lo ayudé a salir y lo dejé en el suelo. Sin siquiera avisarme cambió a su forma activada y la cruz de Inocencia en su frente brilló trémulamente, iluminándonos un poco más.

Descolgué la picota, tomándola con mi mano derecha con firmeza y palpando la nieve con mi pie. Se me hundía completamente en la nieve, causando ese ruido blando que había delatado la presencia de nuestro atacante (¿se puede decir así cuando aún no nos había atacado directamente?) y me preocupó que su grosor fuera a interferir en mi comunicación con él. Taz se removía inquieto y entendí su urgencia por excavar; odiaba no hacerlo con frecuencia. Con un golpe que tuve que forzar entre la nieve se lo permití y no tardó en palear nieve y tierra y desaparecer bajo ella con una velocidad sorprendente, pero a mí ya me parecía normal; sólo esperaba que no hiciera el mismo frío de acá arriba allá abajo. El temblor que generó aquello duró poco y cuando desapareció, de algún modo sabía que estaba justo bajo mío. ¿Instinto? ¿Sincronización? No sé la verdad, pero no tengo tiempo ahora de preocuparme por esto.

Bueno, ¿y ahora qué? —le pregunté toscamente a Ángel, alzando una ceja sin poder evitarlo—. ¿Algún plan? ¿Alguna idea de dónde estamos? Todo lo que pudimos haber hecho acaba de arruinarse por tu culpa, así que espero que tengas un plan — sonaba injusto culparlo por todo, lo sé, pero aunque nos fuéramos a meter a este mismo lugar más tarde, quizás hubiéramos tenido un poco más de idea en vez de estar parados como estúpidos en la mitad de un bosque desconocido.

Una sombra se movió tras de Ángel, pero con lo oscuro que estaba me costó reconocerla. Iba a acercarme a averiguar qué era cuando el ruido del aire siendo cortado que me era tan familiar me llegó a los oídos y el instinto me golpeó como un tren.

¡AGÁCHATE! —le grité mientras me tiraba hacia un lado, esquivando por los pelos una bala de sangre que se estrelló contra un árbol varios metros más atrás estruendosamente, reventándolo y levantando nieve.

La sombra a mis ojos se volvió completamente esférica y con protuberancias en forma de cañones: una Akuma de primer nivel. Era solo uno, cosa rara porque estos siempre venían en enjambres, pero ya más acostumbrado a esas máquinas horrendas logré moverme con rapidez, correr en dirección hacia ella y tirando con una puntería que aún dejaba bastante que desear la picota hacia el suelo bajo el Akuma. Cayó con casi un metro de fallo, pero Taz emergió de la tierra con un potente estruendo y logró asestarle un par de golpes con sus potentes garras esmaltadas en hierro, haciéndolo explotar al instante.

La explosión fue sonora y levantó más nieve. Me sorprendí de lo rápido que logramos, pero supongo que los aumentos de nivel no hay que tomárselos a la ligera. Nuestros altos y bajos lograron calmarse tras las semanas en la enfermería después de Nueva Zelanda y me enorgullecía ver el crecimiento de Taz.

Aún así, la solitaria máquina me producía cierta inquietud…

¿Hm? ¿Estás bien? —le pregunté a Taz una vez me hube acercado, recogiendo la picota que quedó sepultada en la nieve, pero resaltando por su mango negro.

Se frotaba ansiosamente las patas contra el hocico y, cuando dejaba de hacerlo, se movía inquieto para repetir el ciclo. Después comenzó a olisquear el aire antes de seguir frotándose el hocico y me preocupó mucho su actitud. Me agaché para tomarle las patas y revisárselas, pero no tenían heridas a la vista. Incluso sus viejas heridas en el lomo causadas en Grecia estaban bien, aunque el pelo aún lo tenía un poco corto ahí…

¿…Taz? —se frotó una vez y volvió a excavar, dejándome solo con un sentimiento extraño en el pecho.

Miré a mi alrededor, pero el perturbante bosque seguía igual. Tan de noche, tan diferente y tan… no sé. Era un sentimiento que ya conocía, pero me costaba identificarlo ahora por algún motivo que desconocía.

Me giré a ver a Ángel, dejando de lado mis riña con él. Eso podía ser después (mientras no se las buscara de nuevo…)

Algo está mal aquí.

*Kutomba=fuck.
Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Mar Ago 02, 2016 2:29 am

Intenté protestar, especialmente cuando volvió a invadir mi espacio personal con tal descaro, pero cuando me explicó su lógica… bueno… tiene lógica. Es decir, odio tener que darle la razón y más cuando dice algo tan estúpido como ‘ser un escudo humano’ (¿es que nadie en la Orden tiene sentido de auto-conservación?), pero… tiene razón. ¿Ángel diciendo algo con sentido?



Supongo que hay una primera vez para todo.

Aun así recuperé mi brazo, aunque procuré ser menos agresivo pese a que quería arrancárselo. No tengo por qué darle explicaciones a nadie, pero supongo que tampoco estaba mal llevar la fiesta más en paz y más si eso prometía acelerar las cosas con estas misiones suicidas. No busco amigos, pero supongo que compañeros no están tan mal…

Sí, seguro…

En fin. Procurando no alejarme, permitiéndole ser un estúpido escudo humano, caminamos adentrándonos por este siniestro bosque. Arrastraba el pico contra el suelo sonoramente, removiendo parte de la nieve y dejando una marca tras nosotros; aunque pareciera peligroso, pues literalmente estaba dejándole un rastro al Akuma de por dónde caminaba, había notado que la nieve amortiguaba nuestras pisadas y temía que Taz no pudiera sentir nuestras vibraciones por su culpa. Prefería arriesgar nuestra posición antes de arriesgarme a perderlo a él.

Hay algo raro con este bosque —pensé en voz alta, con la mente confusa—, todo se ve… igual… pero diferente.

Había intentado hacer un mapa mental del bosque, buscando algún camino que sobresaliera. No tenía muchas experiencias con bosques, tocándome sólo un par durante mis meses de viaje con mwalimu, pero cuando estaban cerca de pueblos o ciudades siempre destacaban caminos hechos por las personas, aunque fueran sutiles a ojos poco atentos. Sin embargo, este bosque no tenía ninguna de las señales que buscaba, nada revelaba la presencia de otros humanos alguna vez. Éramos los primeros…

…pero eso es imposible —musité—. Ángel, espera. ¡Taz! —lo llamé, golpeando el suelo sin provocar ruido por culpa de la nieve. Menos mal con él no era necesario.

Tembló bajo nuestros pies por unos segundos y Taz emergió esparciendo la nieve. Se la sacudió del lomo y se acomodó a mi lado, permitiéndome acariciarlo sin problemas gracias a su altura.

No tiene sentido seguir caminando, estamos dando vueltas en círculo si no te has dado cuenta — le dije apuntándole con el mango de la picota los extraños árboles. Eran perturbantes, raros, idénticos sin serlo…—, pero hay algo raro. Estoy seguro que hemos caminado en línea recta. No es posible que no hayamos avanzado nada, pero el bosque luce igual que antes. Esto debe ser obra del Akuma, aunque no me explico cómo —era una conclusión obvia, pero alguien tenía que darla.

Taz olía el aire y se rascaba la nariz, aunque con menos insistencia que antes. Me gustaría que nuestro vínculo también fuera telepático; seguro que su perspectiva nos ayudaría ahora.

Respiré hondo, sintiendo el frío quemarme el interior. Este clima gélido me parecía demasiado agresivo para vivir y no me explico cómo el niño perdido podría estar vivo en estos momentos. Si el Akuma no lo había matado ya, el clima lo habría hecho ya.

Entonces, y por mera casualidad, me di cuenta de algo.

Escucha —me quedé muy quieto y Taz me imitó, aunque sentía confusión en él.

Contuve la respiración y aguanté el frío.

No había ningún ruido en el bosque.

Spoiler:
Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Faith E. Wippler Dom Ago 28, 2016 11:01 pm


El silencio era tan profundo que cuando Ángel castañeó los dientes, ni siquiera me molestó. Necesitaba cualquier ruido, lo que fuera; el silencio nos iba a terminar volviendo locos.

Seth, mira eso —me llamó, mirando algo que me costó notar. Me acerqué un poco, Taz aún a mi lado, y noté algo extraño incrustado en la corteza del árbol que me producía un cosquilleo en la mente, como si lo hubiera visto vagamente en algún otro momento.

Ángel murmuró algo, pero no le entendí. Sin ninguna precaución, intentó sacar lo que fuera que estaba ensartado en el tronco, fallando miserablemente al resbalar y caer a la nieve. Alcé una ceja al verlo; era un exorcista bastante ridículo…

¿Qué es eso? —no tenía idea a qué “eso” se refería, pero entonces decidió ignorar que cualquier cosa que él hiciera nos afectaría a ambos y actuó por su cuenta.

¡Esper--! —no alcancé a advertirle que pensáramos un poco mejor las cosas antes de hacer alguna estupidez, puesto que repentinamente todo el escenario que nos rodeaba comenzó a deshacerse a nuestro alrededor, dejándonos nuevamente donde habíamos comenzado—. ¿Qué rayos?

Por una vez, Ángel tenía razón. Esto resultaba frustrante, extraño, pero al menos Taz se veía menos inquieto. Sin embargo, estábamos devuelta en cero y la única diferencia es que cada vez veía menos, por lo que probablemente la luz del día que queríamos aprovechar se nos hubiera ido en donde sea que estuvimos hacía unos instantes.

¿Ángel? ¿Estás ahí? ¡Contesten!

Es todo, iremos por ustedes

Aquí estamos —le respondí manteniendo mis distancias del golem, el cual revoloteaba inquietamente, casi con desesperación. Aleteaba con fuerza, intentando acercárseme, pero con un manotazo no muy fuerte se lo acerqué a Ángel y detuve a Taz antes que intentara comérselo otra vez.

¡Seth! ¿Qué sucedió? Llevamos mucho intentando comunicarnos con ustedes y no había manera. Estábamos por ir a buscarlos, pronto se irá la luz y tenemos información importante que comunicarles —aunque  su voz sonaba un poco robótica a través del golem, pude notar un tinte de preocupación que me hizo removerme incómodo.

Reunámonos en la posada. Allí les diremos todo —fue todo lo que dije, sin humor para ahondar en detalles ahora. La rara experiencia me dejó la piel de gallina y sólo quería largarme de este bosque pronto.

Asdi dijo algo más, pero ya no le oí. Espero no haya sido importante. Taz no se me despegaba y sabía que quería que lo cargara, por lo que con un simple toque en el suelo nevado lo desactivé y lo tomó en brazos, permitiendo que se acurrucara en mi pecho, compartiendo mi calor. Me volteé completamente hacia Ángel, notando que mi golem ya se había instalado en su cabeza (bueno, que alguien lo quiera) e hice un gesto con la cabeza apuntando devuelta al poblado del cual apenas nos habíamos separado.

Vamos, antes que esa cosa nos encuentre otra vez —la verdad es que no sabía si nos había dejado ir o nos habíamos librado de algún modo, pero no quería correr de nuevo el riesgo. Sabía que era algo muy poco propio de un exorcista, el querer alejarse del peligro, pero bueno… no soy muy exorcista que digamos.

Había avanzado unos cuantos pasos cuando noté que no oía pasos tras de mí. Apenas me volteé un poco, notando a Ángel aún donde habíamos “aparecido”.

¿Vienes? —le pregunté con un poco de brusquedad y seguí caminando. No era una invitación que haría dos veces.
Faith E. Wippler
Femenino

Mensajes : 1242

Localización : Halloween Town~

http://chiapple.deviantart.com
Faith E. Wippler
Moderador Global

Volver arriba Ir abajo

El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá] Empty Re: El lamento del bosque y del niño que no podía dejar de llorar [Canadá]

Mensaje por Contenido patrocinado

Contenido patrocinado

Volver arriba Ir abajo

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.