Beloved

Beloved
Una tonada de violín, una noche nevada, un juego, algo inevitable, y una vida fugaz; son las cosas que un joven de 24 años llamado Santiago ha vivido, ahora se enfrenta a la muerte, el reto: un juego de mesa de nombre “serpientes y escaleras” el cual solo consta de 13 casillas, una serpiente y una escalera, el lugar: una biblioteca en la casa de Santiago, el premio: su vida.

El primer tiro le corresponde a Santiago, el dado es lanzado y cae en el nº 1, la ficha avanza una casilla; el tablero se torna de estructura acuosa y dentro de él se ve al joven Santiago, de pie junto a un hombre de traje café que parecía ser su padre y enfrente de ellos un muchacha rubia y de ojos verdes con un hombre de traje negro junto a ella –Santiago…- dijo el hombre a lado suyo –ella es Mariana, y es la hija de una de las familias más ricas de toda España, deberás tomarla como tu esposa y así asegurar nuestro futuro aquí en México- Santiago miro a la joven frente a él y dijo – señorita perdone la rudeza de mis palabras pero… padre yo no me voy a casar con ella, no la conozco y no voy a sacrificar mi felicidad por tu avaricia; con permiso- dicho eso Santiago se dirigió hacia un puerto y tomo un barco a Roma, Italia, para huir de su familia pues sabía que si lo encontraban lo obligarían a casarse con Mariana, al llegar a Roma caminaba por las calles pensando en su futuro, cuando a lo lejos escucho una dulce melodía de violín la cual cautivo su atención, y al seguirla llego a un teatro en ruinas donde, se encontraba una joven de cabello negro, ojos plateados, rasgos finos y un vestido color blanco tocando el violín iluminada por los rayos de luz que se colaban por los agujeros en el techo del teatro, provocando tal sonido, ella al percatarse de él, dejo de tocar y volteo hacia la puerta principal donde se hallaba Santiago ella le pregunto -¿Quién eres?- Santiago se quito el sombrero que llevaba con él y dijo- Mis disculpas por sorprenderla señorita, pero el hermoso sonido de su violín fue el que me guio aquí, mi nombre es Santiago, ¿le molestaría decirme el suyo?- aquella joven solo sonrío y respondió –Aria es mi nombre-.

La imagen en el tablero comenzó a distorsionarse hasta que asumió su forma original-¿Qué fue eso?- le dijo Santiago a su contrincante –algo extra, esto le pondrá más emoción a nuestro juego, en cada casilla el tablero mostrara uno de los recuerdos de aquel que tiro lo dados- respondió ella – bueno ¿y tú? ¿Qué recuerdos mostraras? Eres la muerte, tu no tuviste vida o ¿me mostraras cada alma que has recogido?- cuestionaba Santiago- claro que no así nunca acabaríamos, en mi caso se mostraran los recuerdos de la ultima alma que recogí y de la cual tome apariencia; en este momento… serán los recuerdos de tu amada esposa- dijo la muerte algo sarcástica.

-Bien es mi turno- ella tomo el dado y lo lanzo esté callo en el nº 2, la ficha se movió dos casillas y el tablero mostro el mismo efecto que en el turno de él pero esta vez la imagen en el tablero era de una niña con la ropa desgastada, sentada en el piso a viendo tocar a un músico callejero, con la inocencia y admiración reflejada en sus ojos plateados, el cual interpretaba el violín; aquel violinista toco hasta el ocaso con no más publico que una niña de 10 años, el músico a punto de retirarse, le dijo a la pequeña que ya era tarde y el tenía que irse y también ella tendría que ir a casa –no tengo lugar al cual volver, la calle es mi casa- respondió ella, el músico conmovido por las palabras de la pequeña le ofreció alojo en su casa y la crio como su hija, pero él enfermo gravemente muriendo a los 10 años de haber acogido a la pequeña.

Después de la muerte de aquel músico Aria tocaba su violín en la misma esquina donde lo había conocido, de allí sacaba dinero para comer, también tocaba en el lugar donde se había criado el cual era un teatro abandonado, un día mientras ella tocaba su violín como era su costumbre un joven de cabello castaño, ojos cafés de rasgos finos que vestía con un traje negro, blusa blanca y un sombrero, entro a aquel teatro.

El tablero una vez más volvió a su estado original – aquel viejo músico era su padre, o eso decía ella, no recodaba a sus verdaderos padres y todos la trataban mal pero él fue el único que la trato como lo que era, una niña y por eso ella estaba muy agradecida con él, así que decidió seguir el sueño de su padre “cambiar al mundo con una melodía” era su sueño y su razón de levantarse cada día- dijo Santiago un poco triste - lo sé; pero el día que apareciste tú en la puerta del teatro fue el día más feliz de su vida y también el día en que la cambio por completo-.

-Es tu turno- dijo la muerte, Santiago tomo el dado, lo lanzo y cayó en 2, la ficha se movió dos casillas y debido a la escalera localizada en esta, la ficha se traslado hasta la casilla nº 9, el tablero comenzó su transformación; esta vez la imagen mostraba a Santiago algo nervioso, él se encontraba dentro del teatro esperando a Aria para comenzar sus lecciones de violín, al comenzar sus lecciones él solo miraba a Aria con cautela y justo antes de irse tomo la mano de Aria, se arrodillo ante ella y dijo – Aria, esto es algo que siempre te he querido decir desde el momento que te vi al entrar por esa puerta; te amo y quiero que seas mi esposa ¿aceptarías?- Aria quedo sorprendida por las palabras de Santiago ya que era lo que ella sentía por él, pero él dijo casi enseguida –mañana será el ultimo día que vendré a tomar clase contigo ya que he conseguido trabajo como compositor de la orquesta nacional italiana, quiero que me des tu respuesta entonces- después de estas palabras Santiago salió de el teatro dejando a Aria algo ansiosa, al día siguiente Aria contesto “si” a la propuesta de Santiago.

A su boda no asistió nadie, en la gran iglesia y solo con el cura presente, él le dio a ella un cristal en forma de estrella como regalo de bodas, vivieron felices por un par de años, ella se volvió una de las más famosas violinistas de Italia. Uno de sus conciertos fue ofrecido en navidad, la blanca nieve lo cubría todo, al terminar el concierto Santiago esperaría a Aria a la salida de la sede del concierto, pero uno de sus admiradores la espero en el mismo lugar, peleo un poco con Aria y la apuñalo dejándola sobre la nieve, que poco a poco se teñía de rojo debido a su sangre, Santiago corrió a ayudar a su esposa pero no pudo hacer nada, la tomo entre sus brazos y la apretó fuertemente mientras la nieve caía sin cesar sobre ellos; el tablero una vez más volvió a la normalidad.

Santiago bajo la mirada y comenzó a llorar- sabes…- dijo la muerte- … esta es una de las almas que no quería recoger ya que no era su hora, el destino dio un giro y este es el resultado de eso; como lo que soy, trabajo para él pero no significa que me gusten sus decisiones…- la muerte tomo el dado y lo lanzo este cayó en el nº 1.

La ficha se movió una casilla, y como en las anteriores el tablero reacciono, esta vez era la imagen de la muerte de Aria en los brazos de Santiago, él repetía mientras las lagrimas resbalaban de por su mejilla–no te vayas, por favor no me dejes, si me dejas no podre seguirte y no podre volver a verte, no te vayas Aria…- ella tomó su mejilla y con trabajo dijo –no llores, te vez mucho mejor cuando sonríes… gracias a ti… no me arrepiento… y aun así…- de los ojos de Aria una lagrima salió y recorrió su mejilla mientras ella apretaba con fuerza sus manos- … quiero estar contigo y vivir un poco más… pero, ya han venido por mí… - ella dirigió la mirada a la parte de atrás de Santiago y vio la figura de un hombre vestido de negro y con una mirada de resignación -Santiago quiero que me prometas algo… vive… si lo hacer me iré en paz… hazlo ¿si?- al decir eso Aria murió en los brazos de Santiago dejando caer de sus manos el cristal que él le regalo el día de su boda.

El tablero volvió a la normalidad; Santiago aun con la mirada baja y lágrimas en los ojos apretó fuertemente lo que sostenía en las manos, era el cristal de Aria – ella usaba aquel cristal como un amuleto para cada uno de sus conciertos y una vez que te veía frente a ella se sentía segura y guardaba el cristal para el siguiente concierto, pero ese día no tuvo la oportunidad de guardarlo; vamos, es tu tuno, si el dado cae en 5 tu ganas; solo tira- dijo la muerte, Santiago tomo el dado y lo lanzo este cayó en 5, él llego al nº 13 y el tablero reacciono.

Esta vez, se mostraba lo sucedido después de esa noche nevada, era la habitación en la que jugaban; Santiago se encontraba en un sillón sentado viendo a una esquina, solo esperando el mañana; cuando una mujer vestida de negro, la cual tenía un gran parecido con su esposa, se apareció frente a él; ella dijo: “morirás pronto; yo lo sé porque soy la muerte” después de eso la mujer se desvaneció de la habitación, al día siguiente, como parte de un programa de ayuda a los huérfanos de la segunda guerra Santiago fue enviado a tocar el violín en un orfanato cercano, allí conoció a una niña de 8 años la cual le dijo que su sueño “salvar al mundo con una melodía”, era el mismo sueño que su esposa, eso hizo que Santiago mirara a la pequeña con esperanza y le otorgo fuerzas para luchar por su vida así que al llegar la muerte de nuevo por él, Santiago la reto a un juego, la cual era la situación actual, el tablero volvió a la normalidad.

-Me preguntaba ¿Qué era lo que te dio ganas de pelear? Pero, aquella pequeña es muy parecida a esta alma y para estar a su lado me has retado- dijo la muerte, Santiago con la mirada baja escuchaba sus palabras-felicidades…- prosiguió ella- has ganado - Santiago levanto la mirada y la vio a ella de pie frente a él- le has ganado a la muerte, te dejare vivir, pero un día vendré por ti recuérdalo; pero como extra procurare que no duela- al decir eso ella desapareció de la habitación.

Santiago adopto a aquella pequeña y vivió feliz durante 20 años. Un día que ella no se encontraba en casa la muerte llego por Santiago pero esta vez toco la puerta Santiago al verla no pudo evitar sorprenderse pues esta vez ella tenía la apariencia de una joven rubia y de ojos verdes, al salir de su sorpresa dijo – el hecho que estés aquí quiere decir que ya ha llegado mi hora ¿no?, pero mira que sabes sorprenderme, primero Aria y ahora Mariana- ella solo sonrió y dijo- no es mi culpa; la gente muere- Santiago bajo la mirada solo para levantarla con decisión- está bien, pasa- dijo él, entraron a la habitación donde habían jugado, Santiago sirvió el té y tomo asiento al igual que ella enfrente de la mesa en donde estaba el té -bueno ¿Cómo voy a morir?- dijo un poco asustado – de un infarto, te dije que no dolería- dijo ella, él sonrió sarcásticamente y dijo –por tu amabilidad, gracias- ella prosiguió –y por a verme dado un buen rato te traje un ángel- la habitación se comenzó a llenarse de luz y detrás de Santiago se encontraba Aria con los brazos extendidos al igual que sus alas blancas- lo vez; es un ángel- dijo la muerte mientras Santiago abrazaba a Aria. Poco después la hija de Santiago llego a casa, ella llamo a su padre, al ver que no respondía lo busco por toda la casa y al entrar a la biblioteca, vio a su padre sin vida y sentado en una silla frente a una mesa con dos tazas de té, una a la mitad y la otra sin tocar.

He tenido que vivir muchas historias como esta, pero de todas la que más me ha entretenido, entristecido y hecho la eternidad más amena es esta. Yo, la muerte, les dejo esto como una esperanza de que se puede cambiar el destino, así como lo hizo mi amigo Santiago Maya Hernández; pero no se puede escapar de mí…