Misión en Abuja [Basil&Vidoll]

Hacia un rato que Alexander había encontrado una hospedería minutos después desprenderse del nivel 2, el interior del lugar tenía una pinta distinguida y sofisticada como el tipo de sitios que el frecuentaba. Pidió una habitación. No cruzo mas de dos palabras con el empleado de la recepción, solo tomo su llave y desapareció en un parpadeo como si de un fantasma se tratara. Le atendieron rápido ya que parecía que pocas eran las personas que podían darse el lujo de hospedarse en un hotel como ese, además de que por los tan repentinos cambios de temperatura pocas personas visitaban Abuja. Ignoro el ruido que hacian los presentes, sin querer escucho algunas converaciones ajenas mientras esperaba, curiosamente todas eran sobre el clima y el supuesto lobo, esos fenomenos no pasaban desapercibidos y estaban en boca de todos, de verdad le sorprendia oir acerca de aquello en un lugar como ese. Alexander no tenia pensado alargar su estancia en la capital de nigeria más de lo necesario, si no resolvia todo mañana se largaria, no tenia la paciencia suficiente como para permanecer más de un día.

Al cabo de unos minutos llego a enfrente de la puerta de la habitación, antes de introducir la llave noto que la puerta estaba entre abierta, así que suponía que alguien ya estaba adentro, así que dijo -Con permiso- y entro a la ya nombrada habitación, pudo observar que había una empleada haciendo limpieza, el joven miro el lugar detenidamente, se dio cuenta de que era mas amplio y de mejor gusto de lo que esperaba encontrar en un principio al cruzar la puerta.


La mujer que hacia el aseo se retiro y lo primero que hizo Alexander fue tirar la maleta que se empeñaba en cargar a todos lados en un sillón próximo a la puerta. Se dejo caer rendido sobre la mullida cama apenas entro, se canso de caminar pero comprendía que el mismo fue el responsable, pudo ir en algún transporte pero no, el prefirió caminar y vagar por las calles por lo que recibió su merecido. Yacía inmóvil tumbado en la cama, no parecía que sea fuera a mover durante un tiempo considerable, pero antes de quedarse dormido se dio cuenta de que la empleada había dejado la puerta entre abierta -Estupida...- bufo el joven algo molesto, no deseaba mover ni un solo músculo.

Azoto la puerta con disgusto y enseguida regreso a su letargo. -Espero que por su propio bien ese tonto Akuma no vuelva sin noticias.-

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EL akuma que fue enviado a espiar a los exorcistas pudo colarse en la posada sin llamar la atención del enemigo, sus objetivos ni siquiera parecían percibir su mirada fria sobre ellos. El plan era simple, emboscar a la niña que parecía ser el eslabón débil, no parecia ser nada en comparación al joven que le acompañaba. Había una gran cantidad de akumas nivel uno en la posada que atacarían a la primera señal del akuma lider, ingeniosamente disfrazados de empleados y clientes, se podría decir que los exorcistas estaban acorralados.

Sonreí ante la última frase de Doll, acerca de su estomago, pensé por un momento que algo la incomodaba, pero preferí no hacer mención. La joven exorcista en algunos de sus ademanes me recordaba levemente al comportamiento que tenía mi hermana mayor cuando éramos más pequeños, por lo que decidí no molestarla, a veces era lo mejor, dejar que la gente llevara sus problemas como mejor sabía sin inmiscuirse hasta que sintiera que no había otra opción.

Subí a mi habitación, junto a la de Coccinella y la de los otros dos buscadores, la habitación seguía la misma línea de elegancia o porte noble del hotel. Me recordó muchísimo a Ciara, y durante unos segundos pensé que la tendría al lado soltando esas frases altivas, tercas, o hasta cierto punto orgullosas, sin quitarle lo molestas que eran a veces. No tenía equipaje que dejar… así que sopesé la idea de haberme dejado el equipaje en el tren… No, incluso podría haberlo dejado en la orden… ¿Dónde lo habría metido?

La respuesta divina llegó al instante cuando el buscador que se decía llamar Ruki, apareció con mi maleta, diciendo que la había dejado caer cuando había hablado con el hombre que pecaba de orgullo.

-Gracias. –Fue lo único que salió de mi boca, luego de tomar la maleta, lanzarla sobre la cama y salir de la habitación, cerrándola con llave. Cuando bajaba de nuevo por las escaleras pude ver por el rabillo del ojo que el buscador seguía a unos pasos de la puerta de la habitación. No tenía intención de ir siendo amable con todo el mundo, ya le había dado las gracias, ¿Qué más estaba esperando?

Cuando bajaba por las escaleras, decidí entrar antes en la cocina, la cual estaba abarrotada de gente cocinando con expresiones de sumo estrés cruzando sus rostros, me encogí de hombros ante la escasa probabilidad que habría de encontrar a alguien desocupado que pudiera atenderme, por lo que deshice lo andado, y me encaminé hasta el restaurante, el cual estaba casi completo.

El lujo del hotel me hacía incomodarme levemente, si bien era de familia aristócrata nunca me había gustado comportarme como uno de ellos, hipócrita y estirado, solo con el pensamiento de la prosperidad de la familia en mente. Por lo general nunca me había gustado ninguna de las dos familias a las que había pertenecido, si bien era divertido tener hermanos, ya no los tenía. Por lo que cualquier cosa que me vinculara con ese estilo de vida, había muerto ya, con la aparición del general y los akuma.

Encontré a Coccinella sentada ya en una mesa, junto con los buscadores, me senté en el único sitio que quedaba vacío. No hube terminado de sentarme cuando se acercó uno de los meseros para pedirnos lo que queríamos para comer. Me escuché hablar, pidiéndome todo lo que parecía apetecible en la carta, distribuyendo la comida como supuestamente se hacía en ese tipo de restaurantes, un total de cinco platos (entre ellos la maldita paleta de quesos para degustar)… Chasqueé la lengua, no terminaba de gustarme aquel tipo de comida, y tenía la sensación de que me iba a quedar con hambre.

-Como odio las aglomeraciones de arrogancia andante. –Murmuré mientras observaba de reojo a la mesa de al lado que discutían… a la manera que tenían los nobles recatados de discutir, sobre el porqué no habían dado caza ya al pseudo-lobo que hacía apariciones nocturnas en la ciudad… -Tsk. –Iba a ser cansado estar ahí, o al menos eso pensaba.

En algún momento entre la espera de que vinieran con nuestra comida, y empezara a sonar música de ambiente para animar a los que estaban ahí comiendo, apareció por debajo de la mesa Winters jr., el cual revoloteó histéricamente alrededor de mis piernas antes de meterse por debajo de mi camiseta, haciendo que e recorriera un leve escalofrío por el tacto gélido que tenía la esfera alada.

-Hm.… ¿Qué es lo que has visto? –Le pregunté en un susurro, observando el restaurante, para luego mirar a Coccinella, iba a molestarme bastante si nos atacaban otra vez, y ni podíamos descansar un poco… Nos había tocado alguien, aparentemente apresurado.

Las voces de la gente en los alrededores de la mesa donde se encontraban Doll y el par de buscadores, resonaban demasiado en el cerebro de la exorcista, provocando una desesperación por comer e irse de aquel lugar tan lleno, odiaba los lugares con tanta gente que habla en diferentes tonos de voz, de bajos a altos y gritos. Era incluso imposible evitar cualquier conversación que se escuchara detrás de ella para no decirse que fuera chismosa, pero los hombres que hablaban de los malditos cambios de clima hablaban en un tono de voz muy entendible para oídos de la pequeña.

Más sin embargo, era también difícil entablar una conversación escuchable entre los buscadores y ella, ya que los múltiples ruidos hacían que su voz suavemente normal no pudiese escucharse en oídos de Ruki y Jihun, y luego les acompañó Basil, pero no podrían hablar de lo que Jihun tuviese que hablar con un mercado alrededor de ellos, y tampoco podían alzar la voz por el hecho de que las palabras de Jihun fueran a oírse en oídos intrometidos.

El mesero había llegado por arte de magia, ya que nadie había hecho algo para llamarle, la señorita Doll quien no fue la primera en pedir, miró la carta y empezó a pedir al menos tres platos que contuviesen carne como ingrediente, ya que tendría que llevarle al menos un pedazo a Pluie, suponía que estaría hambriento.

La música clásica que sonaba de fondo se escuchaba, suave y baja, ya que las voces entre tanta gente no podían detenerse, más algunas tantas se habían hecho silenciosas al oírse el violín agudo de fondo. Al menos ya se podía hablar un poco más mejor sin tener que gritar. Doll comenzó a examinar los alrededores del restaurant, ya que el ambiente se había vuelto algo asfixiante, y le daba la impresión de que algo les seguía y quería conseguir cierta cosa que ellos apenas habían comenzado a investigar.

Diable, su golem, salió desesperado de entre sus ropas, Doll no pudo evitar enojarse ya que Diable acostumbraba a revolotear durante un buen rato y ella a corretearle, pero por no querer hacer tal cosa, le dejó irse mientras seguía examinando a las personas.
Pudo ver, en la lejanía, una mesa con unas personas fuera de lo común, sus pieles, sus expresiones, todo aquello les hacía ver como fenómenos. Miró hacia otro lado, ésta vez examinando a los meseros y los músicos, dos de los meseros tenían las mismas características que la mesa de los fenómenos, de los músicos, solo el que tocaba un violoncello tenía esas facciones.

—Basil, creo que tenemos compañía—Anunció con una mirada seria y sin emoción, era la mirada común de Doll, Diable hizo su aparición en el hombro de Doll, ésta lo guardó de nuevo en uno de sus bolsillos. La chiquilla se levantó para mirar en los alrededores, para verificar que al menos no eran pocos fenómenos... recordó que si habían más de veinte, activaría su inocencia.

Las miradas de los fenómenos fueron dirigidas a la exorcista, los de la mesa se levantaron en dirección a la mesa de los buscadores, y los exorcistas, el par de los meseros dejaron de atender para dirigir también su mirada hacia el mismo lugar, mientras el violoncello dejó de sonar enseguida, al igual que los violines (cinco violines) y la tuba.

—Catorce... ¿Hay alguno más?—Susurró.—Creo que no hace falta que ataque...—Volvió a tomar su lugar en el asiento.

Mientras el silencio se hacía duradero, los fenómenos de facciones y características similares a los de un akuma antes de tomar su forma como bola de matar, lograron distorsionar aún más su rareza convirtiéndose ahora en esas máquinas hechas por el Conde para destruir a los débiles humanos.

—Hora de trabajar, Basil—En el rostro de la exorcista, se notaba una leve sonrisa de arrogancia.—¿Quieres que te ayude?—

—¡TODO EL MUNDO DESALOJE EL LUGAR!—Gritaron al unísono tanto Jihun como Ruki, haciendo que la gente, los cocineros, los músicos y el otro par de meseros sobrantes, salieran espantados del restaurante casi bloqueando las salidas disponibles para dejar vacío el lugar y no causar daños, las balas de sangre de los akumas solo habían logrado darles a unas cinco personas, lástima por ellas.

Spoiler:

-Creo que debería hacer algo... No.. Dejare que dos tome la situación en sus manos, no tiene caso que me altere. Por la descripción que me dio deduzco que son unos debiluchos, además, el libro es cada vez mas interesante.- no se veía preocupado por nada, como si supiera de antemano que los exorcistas no llegarían lejos. Bajo el libro que leia con interes -dg.. Pero tampoco me siento cómodo perdiendo el tiempo, en lo que estoy aquí sentado pude haber adelantado las cosas y ya estaría encamino de vuelta a Bélgica..- refunfuño.

-a trabajar..- después de meditarlo por 5 minutos se propuso hacer algo productivo, recordó a uno de los hombres que escucho en la recepción, había dicho algo como "Recientemente mis hombres capturaron al lobo monstruo","Pagaran sumas exorbitantes por ese perro sarnoso” si eso era verdad quería confirmarlo antes de que el akuma regresara. Gracias a que no le quito el ojo de encima pudo saber en que habitación del hotel se hospedaba, camino por un largo pasillo que lo llevo hasta la habitación de su próxima victima.

Toco la puerta y frunció el seño al no obtener respuesta. -Con permiso.- de una patada abrió la puerta pero cuando entro, se sorprendió bastante al ver al hombre que vio conversar cordialmente hacia unas horas sin vida. El cuerpo estaba tendido sobre la cama, las sabanas estaban manchadas con sangre que salía profusamente de una herida en el pecho causada por un arma de fuego.

-Increíble... me an leído la mente, yo iba a hacerle algo similar.- musito al aire. bajo la mirada, en el suelo se encontraba un revolver, seguramente esa era el arma con el que el victimaria le puso el punto final a la vida de ese sujeto tan hablador, la pregunta que cruzaba por la mente de el Baels era "¿Pero cual fue el motivo?", sostuvo el arma en sus manos. El mango del arma tenia sangre, desconocía si era del cuerpo que yacía en la cama o de la persona que cometió el crimen, la sangre estaba muy tibia, la sangre se deslizo entre los dedos del aliado -Buh, que asco.- exclamo.

Se acerco un poco mas al cuerpo, tal vez había alguna pista que le sirviera en el cadáver, si el criminal había sido tan tonto como para dejar el arma en la escena pudo pasar por alto muchas otras cosas - Aléjese del cuerpo.- una voz masculina con un toque de amenaza se hizo presente en la habitación. Naturalmente Alexander se volteo para ver a la otra persona a la cara y lo reconocio en un segundo -Oye, yo te eh visto antes, si, te vi. En la recepción hablando con este hombre, porque lo hiciste? crei que eran amigos por la amenidad de su platica... no es los estuviera escuchando!... hacian demasiado escandalo- admitió algo avergonzado en lo ultimo que dijo, escucho esa charla sin querer, para el era difícil ignorar ese tipo de cosas, prestaba mucha atención al entorno en el que se encontraba siempre.

-Una mejor pregunta seria, ¿quien diablos eres tu? ¿y porque entraste a la habitación así? eso es mas sospechoso..-

-¡El que hace las preguntas aquí soy yo!, quiero que me diga todo lo que sepa acerca del supuesto Lobo o le volare la tapa de los sesos con su propia arma..- Dijo mientras apuntaba el arma hacia el hombre -Ghost.- al pronunciar esa palabra un humo negro comenzó a salir del cuerpo de Alexander, el cual inmediatamente tomo forma humanoide y un cuerpo físico. -Q...q.que es esa cosa!!- grito el hombre espantado al ver al fantasma producido por la materia oscura del aliado. -Atrápalo..- el fantasmas acato las ordenes y sujeto al individuo sospechoso. -Ja... creo que eh dado con algo bueno..-

Off: No se me ocurrio más >.>

-Maldita sea. –Murmuré, sonriendo con un deje que mezclaba la ironía con el sadismo, realmente empezaban a molestarme esos akuma, mi estomago rugía incluso más fuerte que los del rey de Coccinella.

Era consciente que a ese paso, sin dormir y sin comer, iba a ser incapaz de mantener el ritmo, por ese hecho permití maldecir con todo mi repertorio de buenas palabras, era un maldito novato a pesar de quien hubiera sido mi maestro, era incapaz de seguir el ritmo de cosas que no necesitaban comer para poder soltar veinte mil balas por minuto (nótese que era un calculo algo exagerado), sin embargo la inocencia consumía energías y cuando no había manera de recuperar lo que se había perdido, el cuerpo empezaba a ceder al cansancio, y me negaba ante ese hecho horrible, tenía la sensación de que donde fuera que estuviera el general Socalo lo sabría y si por mala suerte volvía a tropezarme con él, me mataría a golpes por la debilidad que había mostrado en mis misiones, al fin y al cabo era un inútil arrastrado.

Precisamente por esa furia creciente que parecía estar experimentando ya había sacado la inocencia de su estuche, haciendo un movimiento con la alabarda desde el suelo, que hizo que el viento que la había rodeado desde el primer momento que fue activada, recorriera el piso alzándose como una ola sobre los tres akuma más cercanos a nosotros, cortándolos en varias rodajas.

Observé a Doll, de una de las cosas que no solía pecar era por orgullo aunque a veces pudiera pesarme, era consciente de cuando podía hacer las cosas o no, al fin y al cabo éramos compañeros, tenía que tener la suficiente confianza en ella como para dejarme ayudar, podría ser más pequeña que yo, pero su experiencia superaba con creces la mía.

-Coccinella, si hay alguna manera en la que puedas ayudarme, pudiendo esconder tus ataques con los míos estaría bien. –Dije finalmente, mientras desviaba con el viento varios de los ataques de las máquinas, usando ese mismo movimiento de aire para destruir a otros dos akuma que se encontraban a la izquierda. –Tengo hambre.Y ahora que me siento con ganas de ser sincero, que sepas que por pequeña que digan que seas, confío más en tu experiencia que en lo que dos tipos vestidos en color crema me digan... –Terminé por decir, mientras me dedicaba a crear ondas del viento que hicieran cambiar el curso de las balas venenosas de los akuma, aprovechando los espacios que dejaban a veces entre ataque y ataque moví la alabarda haciendo que las pequeñas corrientes de viento que habían antes para desviar la trayectoria de las balas, giraran sobre si mismas atravesando a varios akuma de primer nivel, los cuales explotaron.

–Quedan ocho. –Susurré, mientras me tallaba con la mano un costado del rostro, por el cual caía una única gota de sudor frío, manchándome la cara con sangre, al parecer me había vuelto a cortar en los brazos por el uso masivo de la inocencia, y por la manera histérica en la que bombeaba el corazón, sin contar las bocanadas profundas de aire que tenía que tomar para que llegara algo de oxigeno a mis pulmones, supe que estaba alcanzando el máximo de mi rendimiento. Maldito cuerpo humano. –Cazzo.

La cosa debía ser rápida, si querían al menos saber las palabras que Jihun debía decirles, la mirada seria de Doll decía que todo debía ser rápido si querían encontrar al lobo antes que otros lo hicieran por ellos, en el fondo presentía que el pobre animal sufriría mucho dolor si llegaba a ser capturado, y era algo que ella no deseaba.

La niña Doll tenía la experiencia suficiente para derrotar al menos más de diez akumas -o veinte- sin exigirse demasiado a su liviano y algo débil cuerpo, iba a poder ayudar más de lo que cualquiera pudiese pensar por la apariencia que daba la exorcista, y por mocosa que fuera.

Más sin embargo, había un claro problema que impediría dar con todo a esos catorce akumas en la altura: Doll no había descansado ni se había alimentado lo suficiente, y era esencial aquello para que pudiese dar la mitad de sus energías, al menos creía que tenía las suficientes en ese momento, pero si se confiaba todo podría salir fatal.

—Tengo hambre.Y ahora que me siento con ganas de ser sincero, que sepas que por pequeña que digan que seas, confío más en tu experiencia que en lo que dos tipos vestidos en color crema me digan...—Se sorprendió de las palabras de su compañero, la sinceridad en la que las decía... realmente su sonrisa fue notándose aún más sincera, y una pequeña carcajada salió de sus labios, pero agradecía el comentario.—Gracias. Innocence, fonctionner—Musitó levemente en su idioma, en su cabello residían un par de prendedores azules con un par de flores metálicas, las cuales se desprendieron de lo que sujetaba parte de su cabello para multiplicarse a una velocidad que no se podía describir.

El brillo de éstas pequeñas flores se notaba más con la luz solar que en un lugar cerrado, por lo tanto podría moverlas a mayor velocidad de la que comúnmente las maneja para que nadie se de cuenta de lo que realmente usa para atacar, tal vez ni su compañero podría notarlas, pero ella sabría su posición.
Concentrada en lo que hacía contempló a los akumas restantes para saber como mover su inocencia sin ser descubierta su función, a partir de darse por enterada que al menos sobraban ocho de los catorce akumas que se habían revelado, dividió el total de sus flores en ocho grupos alzando cada uno de sus dedos que se encontraban doblados en un puño, hasta tener levantados al menos ocho de los cinco que tiene en cada mano, colocó su mirada en cada uno de los akumas los cuales se encontraban dispersados en todo el restaurante esperando encontrar una vida a la cual destruir.

Esperó durante un minuto para que las bolas flotantes se acercaran unas con otras, cuando sucedió tal acto, su cuerpo casi se tiraba contra el suelo, pero sus manos fueron las que tocaron éste, hizo un movimiento al frente con los brazos señalando la posición de los akumas, las flores lograron atravesar un poco la coraza de éstos. Enseguida Doll dio un aplauso con una sonrisa orgullosa al mismo tiempo que los masacradores del Conde explotaron estruendosamente.

—Terminé.—Anunció, poniéndose en pie nuevamente, sacudiendo sus manos y limpiando las gotas de sudor que corrían de su frente y sus mejillas, la concentración con la que había hecho el ataque provocó algo de cansancio, lo que le obligó a desactivar la inocencia enseguida con un pequeño ademán, las flores de sus prendedores volvieron a su lugar sin ruido alguno.—Creo que tenemos una plática con Jihun—

El par de buscadores volvió a la posición de la exorcista luego de haber desalojado a la gente fuera del lugar para darle mejor movimiento a los chicos, y que sobrevivieran al menos la mayoría de las personas que se encontraban ahí, pero el ruido de una de las puertas del restaurant sonó ruidosamente mientras una persona se colaba a la escena del crimen desesperada y nerviosamente para el encuentro con los exorcistas.

Doll volteó a mirar al lugar donde provenía el ruido de las puertas abrirse, viendo a una persona que logró reconocer al instante, era el vendedor de animales exóticos al cual le compró a Pluie, su rey león. Estaba sorprendida al verlo, por muchas cosas... ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué corría con tanto apresuro? ¿Por qué corría si ya todo estaba controlado? ¿Qué buscaba de ellos? Fueron unas de las tantas preguntas que pasaron por su mente, hasta ver al hombre frente a ella sudando y cansado, e incluso agitado.

—¡Perdonen la intromisión! Pero creo que ustedes me pueden ayudar... últimamente uno de mis lobos ha crecido demasiado rápido y más de lo normal, y... lo más raro de todo, es que por el día cuando no puede salir... cada vez que su humor cambia, el clima también... ¿Tienen una respuesta o explicación para ello?—Se veía apresurado y preocupado a la vez, la rápidez con la que decía sus palabras le hacían ver como una persona que quería arreglar tal problema a la primera, pero sin perjudicar a su mascota/mercancía

—Inocencia...—Susurró Doll, sorprendida por las noticias que había recibido del hombre, también los buscadores se encontraban realmente atónitos por la información, nunca habían llegado a pensar en la posibilidad de un vendedor de animales exóticos.

—¿Podría llevarnos a la guarida de su lobo? Si nos permite...—Preguntó Jihun, el hombre asintió.

—Siganme, por favor—

Off: siento el retraso...

El tiempo seguía su marcha lenta en aquella habitación, era como si todo se hubiera detenido. Tras 9 minutos de incomodo silencio por parte de aquel hombre que cometió un asesinato, Alexander estaba mas sorprendido por el hecho de que nadie hubiese escuchado el disparo y entrado en la habitación. -Dios, todos tienen que ser sordos en este sitio...- pensó -Será mejor irme pronto... No quiero armar un escándalo y mucho menos quedar involucrado..-

-. y aun no me respondes, de que estaban hablando?- insistió, - Mire, debo decirle que si usted es uno de esos millonarios excéntricos que buscan comprar animales exóticos lamento decirle que esta perdiendo el tiempo.-

-¿Que?-

-¿acaso no esta aquí en Abuja por el lobo? vera, esa criatura se a vuelto el blanco de los amantes de las criaturas extrañas.. Por eso ofrecen grandes sumas de dinero para quien lo capture, pero me temo mi estimado que lo que escucho no fue mas que una mentira... El hombre que yace muerto sobre la cama sabía que había personas escuchando cada palabra que decía.. - finalizo, por su frente corrían gotas de sudor y su voz se notaba nerviosa, no por Alexander sino por el fantasma que le sujetaba y no lo dejaba salir huyendo espantado.

- Ahora comprendo... entonces debo asumir que usted no conoce el paradero de la criatura? le preguntaría por que le disparo a su socio, pero eso francamente no es asunto mío..- Alexander no le quitaba la vista al cadáver, el colchón ya había absorbido el liquido rojo, incluso goteaba manchando por todo lados. Ladeo la cabeza vigilando la puerta, no quería que el grito de una mucama desrizara sus tímpanos. Saco un pañuelo y se limpio la sangre meticulosamente pasando la tela entre sus dedos.

- Ese maldito, que se pudra!... se merece algo peor por lo que me hizo..- pronuncio en voz queda, pareciera tener algo de rencor pero eso no le importaba al aliado. -Como sea... yo me largo, tengo pendientes que atender en otro lugar.- dicho eso hizo que el espectro se elevara en el aire aun agarrado a su victima, Alexander miro por la ventana de la habitación, señalo al fantasma la dirección y este se impacto contra la ventana. El vidrio de la ventana se rompió a la primera, el fantasma desapareció cuando el aliado chasqueo los dedos, dejando caer al pobre hombre hacia el suelo para que su cuerpo chocara con la tierra. -Suerte en todo..- tiro el arma por ahí y desapareció, no era notorio pero estaba furioso por no haber descubierto nada, se sentia como un idiota por sacar conlusiones tan apresuradamente.

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El akuma continúo adherido como sombra a los exorcistas, apenas y pudo ver bien la inocencia de la niña, solamente vio un corto destello y como el nivel uno era cortado como trapos viejos. -Esto es inútil...- musito el nivel dos mientras posaba su mirada a otro lado, apenas acabaron con los akumas ella dejo el lugar para volver con El aliado y recibir nuevas instrucciones, aun que ya se estaba molestando por reprimirse así pero tenia que obedecer a los mandatos del Señor Baels.

Observé como Doll terminaba con el resto de los akuma, de la manera en que lo hizo era imposible para nadie que no estuviera a centímetros de ella saber cómo lo había hecho o que tipo de inocencia usaba, tal y como había sospechado desde el momento en que había nos habíamos conocido, la joven Cocinnella tenía talento como exorcista, y era fuerte, tanto como esa cabezonería infantil que poseía.

-Eres sencillamente sorprendente. –Fue lo único que dije antes de acercarme a las mesas que no habían logrado formar parte del daño colateral de la pequeña trifulca entre los akuma y nosotros. Lo que buscaba era algo para comer, pues algo me decía que a partir de ahí no íbamos a tener tiempo de lograr cerrar los ojos por unos minutos.

Antes de lograr encontrar nada, el vendedor de animales exóticos entró en el comedor, hablando sobre su lobo anormalmente grande el cual parecía estar relacionado con los cambios de clima que tenían lugar los últimos días, sentí la tentación de hacer uno de mis típicos comentarios, cuando las ventanas del comedor se abrieron de par en par, haciendo que Ruki, quien se encontraba al lado de una de ellas diera un salto, aparentemente sobresaltado por aquel hecho.

El viento, uno fuerte, invadió la estancia haciendo que varias cosas livianas flotaran en el aire, en cierto modo aquello apaciguaba el cansancio que me había invadido en la ultima estúpida lucha en la que nos habíamos visto envueltos, al menos la sensación de estar siendo vigilados había desaparecido por unos segundos, fue precisamente por eso, que el golem decidió salir de donde se encontraba escondido y decidiera dejarse llevar por el viento que había ahora en la habitación.

Al ver que el resto del grupo estaba ya preparado, me decidí a seguirles tomando finalmente guardé dentro de unas servilletas de tela algunos pedazos de milhojas de hojaldre con algún tipo de relleno de fruta y crema, odiaba el dulce, pero al menos serviría para que mi estomago dejara de rugir de una maldita vez. Cuando les alcancé, le ofrecí uno de los pedazos a Cocinnella y otro a los buscadores suponiendo que podía tener aquel detalle con ellos por haber hecho bien su trabajo.

-Dígame señor. –Comenté, decidiendo romper el silencio mientras cruzábamos la supuesta calle principal de la ciudad. -¿Cuándo comenzó su perro a ser capaz de cambiar el clima? –Pregunté con un deje que no mostraba demasiado interés, mientras le daba un mordisco al milhojas, e intentaba no hacer ninguna mueca de disgusto.

El hombre comerciante se giró levemente para enfocar con sus ojos vidriosos quien había hecho la pregunta, por alguna razón tuve la impresión de que no le había gustado mi tono de voz, y en resumidas cuentas él tampoco me gustaba así que si decía algo que me molestaba tendría alguien con quien practicar una vez más, las ultimas técnicas del uso de inocencia que mi maestro había intentado meterme en la cabezota.

-Mi lobo creció de la noche a la mañana, sin embargo lo del cambio del clima comenzó a suceder hará dos días. –Empezó a explicar el hombre. –Antes, unos sacerdotes muy amables me dejaban guardar la mercancía en su humilde iglesia, para así asegurarme que a estas pobres criaturas no les ocurriera nada. Hay mucha gente que no esta interesada precisamente en darle un hogar a estos animales. Sin embargo desde que empezó a suceder el cambio de temperatura todos se pusieron bastante inquietos, aunque uno de los lobos, a veces lograba escapar, normalmente esperaba que fuera de noche, pues es un animal muy inteligente, para poder escabullirse.

<< Cuando empezó a dejar las marcas de sus zarpas en las puertas de las casas de la ciudad los sacerdotes me pidieron que me llevara a los animales a otro lugar, porque no estaban dispuestos a hacerse cargo de ninguna muerte. ¡Pero si tan solo tiene unos meses!... aunque ahora sea difícil de creer. La gente empezó a inventarse cosas sobre su tamaño y apariencia, tratándole como si fuera un monstruo. Eso ha provocado que todos esos cazadores lo estén buscando para matarlo y exponerlo como a un trofeo. –El hombre dejó escapar un suspiro, y mientras parecía asegurarse de que nada nos seguía, nos guió a la periferia de la ciudad. Cuando se hubo calmado se vio con la capacidad de seguir con su relato. –Hace tres días, lo encontré por la mañana junto a uno de los edificios más altos de la ciudad, parecía estar sufriendo muchísimo, así que lo cogí y me lo llevé a un lugar cercano aquí tratándole lo mejor que pude, soy comerciante no veterinario. En el transcurso del día este pobre animal mutó, convirtiéndose casi en la bestia que todos están buscando, no sé lo que le ocurrió, pero solo quería protegerle por eso tuve que encadenarle, para que no saliera, sin embargo, siempre logra romperlas de algún modo y se adentra en la ciudad. Tienen que ayudarme.

Me encogí de hombros al escuchar el relato del hombre, sin duda aquellos días habrían sido tan estresantes para el animal como para su temporal dueño. Me sorprendía el cariño que parecía procesar aquel mercader por todas las criaturas vivientes de las que se hacía cargo, sin embargo seguía siendo una imprudencia tratar con animales que estaban claramente fuera de su entorno… Un lobo en la sabana africana… Era una suerte que no hubiera muerto por el clima que predominaba en la zona.

Decidí abstenerme de hacer más preguntas para dedicarme a comer aquella cosa frutada y asquerosamente dulce que era lo único que teníamos ahora para alimentarnos, observando con curiosidad como aquel hombre nos llevaba a una zona rocosa entre la ciudad y el principio de la sabana… ¿Habría escondido al lobito en una cueva?

Suspiro.

El cansancio comenzaba a tomar forma en el cuerpo de Doll, al igual que la flojera empezaba a formar parte de su cabeza, sacudió sus lisos cabellos castaños levemente, reacomodandolos por los bruscos movimientos que había ocasionado, sin prestar mucha atención a lo que pasaba a su alrededor, pero no se le pudo escapar la frasecilla que su compañero le había dedicado. Sencillamente sorprendente...

Sus mejillas tomaron un leve rubor, nadie había comentado nada acerca de ella o cosas por el estilo, pero tampoco ella quisiese recibir tales halagos, no había necesidad, aunque en cierto modo le agradaba que alguien pensara de esa manera sobre ella. Sacudió levemente su cabeza para olvidar lo que había oído y borrar esos leves rubores en su pálida piel.




Luego de unos cuantos pasos, recibió por parte de Basil un tipo de postre relleno, los ojos de Doll comenzaron a brillar levemente por mirar aquel sencillo platillo, tal vez se debía al hambre que tenía y a las energías que había gastado al haber destruido a los akumas. No lo comió, lo devoró... en tan solo dos o tres minutos -o tal vez sólo uno- ya no quedaba rastro del postre que ahora se encontraría llendo hacia su estómago, esbozó una sonrisa de oreja a oreja, ya estaba feliz por haber recibido algo de comida, con eso sobreviviría por ahora.

Su felicidad no se vio interrumpida hasta que su compañero interrogó al comerciante, colocó su atención en las preocupadas palabras -o así escuchaba ella- del hombre, su curiosidad estaba en el lobo ahora, habiendose olvidado de Pluie temporalmente, el cual rasguñaba la puerta de la habitación del hotel desesperadamente por salir a jugar.

A Doll le gustaban los animales -los lindos, nada más- y saber que el lobito ahora es parte de un juego de vida o muerte, en el cual podría perder, por lo cual no podría estar bien ni contento, se volvía una carga en los hombros de Doll, ella podría respetar cualquier cosa, pero no podría respetar a una persona que no mostrase respeto hacia los seres vivos, y ahora, si se metían con el lobo, podrían meterse con ella.

Monstruo, bestia... algo que sería usado como un trofeo o convertido en alguna prenda bastante cara para gente de alta sociedad. La pequeña Doll casi se rompe a llorar -más bien lo hizo en silencio- por pensar en ello, bajó su mirada y se dedicó a mirar sus pies caminando por alguna calle.

—Bastardos—Pensó, limpiando las lágrimas que habían recorrido sus pómulos, sin dejarlas terminar el recorrido hasta su cuello, respiró profundamente para ahogar el nudo en la garganta por las ganas de romperse a llorar y causar un escándalo frente a todos sus compañeros, la niña era sensible... seguía siendo una chiquilla después de todo, y hasta ahora era la única mujer en ese grupo.

A lo lejos divisó una cueva, el comerciante seguía dirigiendo la expedición, caminó entre algunas piedras para llegar a una oscura entrada, donde se encontraban algunas antorchas apagadas, por que aún seguía dando el sol, pero faltaban pocas horas para que la noche cayese.
La entrada a la cueva era enorme, podría caber en ese lugar tal vez un ogro o cíclope, o un gigante, como en esos cuentos inventados por la gente, pero lo que vivía temporalmente ahí era un pobre animal, sometido inocentemente por la inocente inocencia. (Off: xDU)

—¿Está ahí dentro?—Preguntó Doll, el comerciante no respondió con palabras, solo asintió y se adentró en el lugar, Doll le siguió dentro, al parecer era la más entusiasmada por conocer al dichoso lobo, estaba oscuro dentro, pero en unos metros se encontraba una antorcha encendida, la exorcista intentó ser cuidadosa al caminar, y aunque no podía divisar nada, miró alrededor.

El silencio era roto por unos profundos respiros, y el palpitar rápido de un tranquilo animal. Poco a poco ese par de sonidos iban haciéndose cada vez más cercanos, hasta que las antorchas dieron a conocer al susodicho huésped, el apreciado animal. Doll esbozó una sonrisa.

Era gigante, grisáceo, y su pelaje esponjoso, era más de lo que la exorcista podría haber imaginado, pero, la altura que ella tenía podría ser el causante de su mal mirar.—Arrow—El animal reaccionó ante la palabra, levantando su enorme cabeza que yacía en el suelo y buscar a quien le había invocado. Al parecer ese era su nombre, Arrow, y su emoción se había hecho grande al ver que su dueño no venía solo.

—¡¡Que lindo es!!—

Unos ojos realmente eufóricos y emocionados lograban notarse en la leve penumbra.

Spoiler:

-No puedo creerlo... esto es algo que no pienso aceptar.- se dijo por ver en el lugar al que había llegado, de nuevo por intentar salir rápido de un sitio termino llegando a un lugar indeseable, mas bien era el horrible olor a sangre que había en la atmosfera, casi devolvía la pieza de pan que comió antes de partir.

-Ese olor es tan nauseabundo, por eso odio la sangre...- seguía quejándose como si de esa forma el aroma se extinguiera, no se había alejado mucho del hotel, por eso mismo olía ese aroma, esa olor se desprendia del cuerpo que había salido volando por la ventana y se estrello con violencia contra el suelo de piedra. Algunas personas se acercaban para ver el cadáver que dejaba una enorme mancha rojo en la calle. Como se encontraba a pocos metros de distancia del cuerpo la brisa empujaba el aroma de la sangre hasta la nariz de Alexander, como reflejo esta se arrugaba. Quería irse pero no era conveniente que se estuviera paseando por ahí, podría apartarse del objetivo de la misión.

Se alejo de la multitud que se consagraba a contemplar la mancha roja. El akuma nivel dos llego, no se demoro en encontrar al Aliado pues este seria el único hombre de su posición con ese aspecto desalineado.- Eh regresado.-

-Fantástico, esta vez que paso?-

-Nada en absoluto, la pequeña enana sabe como ocultar sus movimientos, solo capte que su arma puede cortar a los akumas mas nada.- dijo el Akuma con cierto tono irritado en las palabras que salían de su boca, era como si hubiera perdido el tiempo. -Ja, ah si? bien, creo que es mi turno para presentarme ante esos exorcistas, tienen derecho a ver el rostro de quien los liquidara..- musito Alexander sin inmutarse - Llévame hasta ellos.- al escuchar las ordenes el akuma camino frente al aliado para guiarle - que rayos haces? dije que me llevaras no que me guiaras... vamos, transfórmate en el bicho raro que eras en un principio y transpórtame en tu lomo, quiero hacer una entrada espectacular..- Dijo el aliado con euforia, el akuma sonrío, tenia deseos de desenvolverse un poco así que asintió y sin importarle que hubiera personas presentes revelo su verdadero aspecto y por ende las personas salieron corriendo despavoridas. La forma del akuma era parecida a la de los dragones de occidente, un enorme reptil alado recubierto por una especie de armadura metálica. Alex ignoro el caos que había provocado y se subió sobre el akuma el cual alzo el vuelo dirigiéndose al lugar donde dejo a los exorcistas por ultima vez.

Spoiler:

Exagerados.

Pensé cuando pude vislumbrar la figura del animal en la parte más alejada de la entrada a la cueva, solo era un lobo gigante, y a pesar de que resultaba surrealista ver a tan grandote animal con aquella expresión de ingenua e inofensiva euforia. No estaba muy seguro de lo que quería hacer si reír, o golpear al dueño del animal por haberlo encadenado a una roca y esperar que no le pasara nada mientras seguía vendiendo animales…

-… -Di media vuelta al sentir una suave brisa golpeándome la nuca, no era gélida pero si lo suficientemente fresca como para amortiguar el calor que había vuelto a imponerse hacía unos minutos atrás, al parecer el pequeño lobito estaba feliz. –Interesante. –Musité, acercándome al animal con cuidado, no quería que se asustara por algún movimiento brusco que pudiera hacer.

Sin embargo, el hecho de enfadarle parecía poco realista, dado que había empezado a mover la cola, cual perro feliz, cuando había escuchado la voz de Coccinella comentando lo bonito que era, ahora su cola lanuda giraba con vehemencia mientras con una pata intentaba tomar a Winters jr. que parecía estar pasándolo bien jugando con el susodicho animal.

-Es una suerte que siga con vida. –Comenté al aire, acerca de lo inofensivo que me parecía el animal, y en parte la creciente preocupación que empezaba a sentir al plantearme los posibles métodos que pudiera haber para extirparle la inocencia pudiendo salir él ileso…

Cerré los ojos un momento, intentando concentrarme. La biología nunca había sido lo mío, sin embargo algo me decía que no iba a ser nada fácil, lo lógico era que si se la había tragado hubiera seguido el ciclo de digestión y caso resuelto. La digestión de aquel tipo de mamíferos era entre unas 4 y 5 horas… no había modo en que pudiera retenerlo más de dos días, si no fuera porque la inocencia hubiera quedado acoplada a algún lugar del animal.

-Coccinella. –Me giré hacia ella, pero también observé a los buscadores, como dándoles permiso para dar su opinión si les apetecía poner sus mandíbulas en peligro. –Empiezo a creer que no encontraremos a nadie aquí que pueda extraerle la inocencia sin hacerle daño. –Comenté, mientras pasaba una mano por el lomo del animal de manera inconsciente. –Y la idea de llevárnoslo con nosotros es tan estúpida como peligrosa, sería difícil llevárselo a los científicos de la orden sin llamar la atención…

Spoiler:

Al parecer, dentro de los ropajes de Doll, se hayaba un golem desesperado por salir y ver lo que pasaba a sus alrededores, Diable era un traviesillo y Doll odiaba su energía y manera de salir sin permiso y empezar a revolotear por donde sea provocando que ella le persiga, es una de las razones por la cual Doll nunca se comunica por golem, solo lo haría si se encontraba en una real emergencia, pero siempre olvidaba al golem en el momento del peligro.

Mientras tanto, Doll se dedicaba a mirar encantadoramente al bello lobo que se encontraba frente a ella, dándose cuenta de que éste intentaba atrapar algo con una de sus patas, parecía un golem, pero afortunadamente no era el suyo, suspiró alivianada por saber que su golem seguía en sus ropajes, pero no fue por mucho tiempo, ya que éste logró salir disparado justo hacia la boca de Arrow.

—¡Ja!—Se burló Doll al verlo entre los dientes del lobo, pero Arrow enseguida lo escupió.—Seguramente tienes mal sabor, Diable—Fue el otro comentario que agregó la señorita, recibiendo al golem en su cabeza después de que fue liberado de la mandíbula de Arrow.

La exorcista lograba sentir el aire fresco que provenía fuera de la cueva, que se impuso justo cuando Arrow comenzaba a estar contento con la visita de ellos, se dedicó a pensar en silencio y con detenimiento, si el lobo tenía la inocencia, ¿Dónde la alojó? ¿Es compatible? ¿Sería Arrow una inocencia del tipo animal? Las respuestas todavía no llegarían.

Escuchó a su compañero dirigirse a ella, seguidamente de algo en lo que tenía razón, no encontrarían a una persona que pudiese saber donde estaba la inocencia y como la sacaría del animal sin provocarle la muerte, y a pesar de que la Orden pudiese hacerlo, no tenían un medio de transporte donde llevarle sin ser vistos.

—¿Y qué? A pesar de llamar la atención, que sé que es lo menos adecuado, yo creo que deberíamos llevarlo a la Orden aún así, no hay otra manera...—Contestó, acercándose al animal y levantando una mano, en ademán de que lo acariciaria, Arrow respondió el gesto bajando su gigantesca cabeza y dejándose acariciar por la mano de Doll.—No creo que haiga otra manera—

—¿Y si buscamos un doctor?—Agregó el comerciante.
—Se espantará... o luego irá con el rumor de que ha encontrado al animal, y vendrán a asesinarlo—Respondió Doll, habiendo pensado bien en la pregunta, acordándose de Pluie, quien aún seguía en el hotel intentando escapar de la habitación donde se había quedado dormido.

—Pensándolo bien, podríamos irnos de aqui a la media noche... cuando todo el mundo se encuentre durmiendo, tal vez así no nos verán... aunque tendríamos que irnos sobre su lomo, y escondernos durante el día para descansar y comprar víveres... e irnos de noche hasta llegar a la Rama Europea... solo es una idea, no sé si funcione en realidad...—

El akuma era usado como un transporte por el aliado, lo único que lamentaba era no haber pensado ene so antes de subir a ese tren, La criatura no se alejaba demasiado del suelo es más, las personas miraban asombradas al ver a un dragón mítico de 3 metros volar sobre la ciudad.

Sorprendentemente, este no estaba reduciendo la población, lo hacían una hora de akumas nivel uno que le seguían. Recostado en la espalda del monstruo se encontraba Alexander, desde las alturas contemplaba como las maquinas de muerte disparaban a discreción. Las personas quedaban reducidas a polvo al ser penetradas fácilmente por las balas de sangre.

Aferraba su brazo a su maleta y bastón, al mismo tiempo se sujetaba con firmeza del cuello de la criatura que tenia bajo su mandato.

- Estamos cerca.- vocifero el akuma con una voz metálica, el grito de los ciudadanos podía ser escuchado claramente desde arriba, eso le molestaba, entre la voz del akuma y los gritos le estaba dando un dolor de cabeza trascendental. Aborrecía los sonidos estridentes como los que provenían de las calles en ese momento.

Pero, al menos el Sol ya no era un problema, cualquier otro clima que llegara seria bien agradecido por el Aliado mientras no se tratara de calor.

Después de un vuelo rápido y de desatar una hecatombe, el akuma aterrizo afuera del sitio donde dejo a los exorcistas. - Obviamente se fueron... Como sea. Me voy a desahogar dándoles trabajo.- refunfuño, bajo de encima de la criatura de un salto, aun que no lo parecía estaba en excelente forma y era bastante ágil pese a que su complexión pudiera decir lo contrario.

Detrás suyo se aproximaba todo un ejercito de akumas de nivel uno, era como si estos no tuvieran fin. Les miro fijamente y se preparo para dar las nuevas órdenes. -¡Destrúyanlo todo! ¡No dejen nada!- Exclamo. Los monstruos obedecieron y comenzaron desplazarse, buscando vidas que acabar.

- Dos.. Tú quédate a mi lado, te necesitare si los exorcistas aparecen-

-¡¿acaso no piensa buscarlos?!- cuestiono el akuma con frustración.

- No, que ellos vengan.. Además, no les sera difícil dar conmigo, pronto seré el único ser viviente en este lugar.-

Me encogí de hombros, sopesando la idea de Coccinella, no había del todo silencio, puesto que el ruido que hacía Arrow al jugar con Diable y Winters Junior, tener que viajar solo de noche y usando como transporte al lobo iba a ser… igual de complicado, sin embargo en algo tenía la razón mi compañera exorcista, la única manera que podríamos sacar al lobo era de noche, aprovechando que los otros dormían.

-Los trenes. –Interrumpió el buscador asiático, Jihun. Al parecer su Ruki, había salido de la cueva para vigilar que nadie les estuviera siguiendo.

-¿Quieres meter a un lobo gigante en un tren? –Pregunté sonriendo levemente, mi tono extremadamente ingenuo e inocente denotaban la carga de ironía que conllevaba esa pregunta.

El buscador se encogió de hombros, armándose de paciencia y a la vez se alejó un par de pasos de donde me encontraba, algo al parecer en mi última expresión le había asustado. Tsk, si fuera mi maestro hubiera dejado a aquel memo hecho puré por no seguir y quedarse haciendo el bobo durante segundos que eran demasiado valiosos para ser malgastados de tal forma.

-No me refiero a esos, Basil… exorcista…. –Intenté no sonreír demasiado al ver que no sabía como llamarme, y decidí dejarle seguir hablando antes de ignorarle por completo, quizás tendría algo interesante que decir. –Esta es una ciudad donde llegan muchos comerciantes de animales, como este señor, especias y otras materias. Lo que quiero decir, es que no usan un tren público, en el que van civiles, señor. Usan los trenes de mercancías y de carga, algunos parten por la noche, estoy seguro que podríamos conseguir subirnos a uno de esos trenes y salir de la ciudad, sería una manera fácil de abandonar el país sin exponer a Arrow, al menos no tanto.

Miré a mi compañera con algo más de seriedad, la estación estaba algo alejada de la ciudad por lo que podrían escabullirse en medio de la noche y entrar en uno de esos trenes, el buscador tenía algo de razón al pensar de que podrían protegerle mejor que en mitad de la intemperie, ya había despertado la atención de otros que no iban a ser tan delicados para quitarle la inocencia… Esa era el modo más rápido de llevarle hasta la Orden Oscura.

-Podría funcionar, pero como bien ha dicho Doll, deberíamos esperar a la media noche al menos, para poder sacar a Arrow de aquí. –Murmuré mientras chasqueaba con la lengua, iba a ser algo complicado. Observé al gigantesco lobo y lo acaricié, al parecer algo de humanidad me quedaba como para quererle con vida, tenía la idea de que al general no le hubiera importado partirlo en dos para tomarle la inocencia, ¿Hubiera comentado algo como que la culpa era del animal por comerse algo valioso?

-¡Exorcistas! –La voz de Ruki me obligó a enfocar su figura la cual se encontraba a unos metros de donde nos encontrábamos nosotros, su respiración era agitada y un leve rubor surcaba lo que se podía ver de su rostro, parecía haber corrido muchísimo… Eso solo podía indicar una cosa, o era que vinieran cientos de cazadores idiotas que habían descubierto el buen escondite del lobo, o algo más simple…. -¡Akumas! Decenas de ellos, están destruyendo por completo la ciudad, por lo que he podido ver van acompañados por un nivel 2 y un hombre.

Ladeé la cabeza observando a mi compañera, el deber era el deber, y a pesar de que tuviéramos que cuidar del lobito, no podíamos dejar que gente supuestamente inocente muriera, a pesar de que muchos de ellos hubieran pensado en hacerse con la pobre criatura portadora de la inocencia.

-Coccinella… Al parecer alguien nos esta invitando a unirnos a la cena… ¿vamos? –Pregunté mientras dejaba el tubo que guardaba normalmente la inocencia en el suelo, y tomaba la alabarda con aparente aburrimiento, sin embargo ahora que había comido algo, podía sentir como mi propio instinto me jugaba una mala pasada, y me pedía comenzar con una posible carnicería de niveles 1. Sin embargo, ya me había cansado de aquel tipo. -¿De donde sacarán tantos en tan poco tiempo? Dios, que molesto es cuando no saben ni hacer bien su trabajo que terminan conformándose con destrozar todo lo que encuentran…-Murmuré mientras empezaba a caminar hacia la salida…