Reclutamiento de Hiaki

Tras un largo viaje por el mundo en busca de akumas a los que destruir, mis pasos me llevaron hasta la capital de Francia. El tren en el que viajaba parecía uno de los últimos modelos que habían fabricado, ya que en poco tiempo me llevo hasta la ciudad de Paris. El viaje fue tranquilo, demasiado tranquilo para mi gusto, sin explosiones ni nada fuera de lo común. Me tuve que limitar a mirar el paisaje con la esperanza de ver algún akuma en lo alto del cielo.

Una vez que el tren llego a la estación baje con paso lento del transporte, en ese momento pude mirar como aquel lugar estaba muy concurrido. Muchos ciudadanos esperaban ansiosos a que sus familiares o amigos bajaran de sus respectivos vagones y de esta forma poder recibirlos con una calorosa bienvenida. Eso era algo que yo no podía aguantar mucho, tener que ver como la gente mostraba tanto cariño y alegría, al ver de nuevo a un ser querido. Yo me conformaba con una buena carnicería para estar alegre.

-Es hora de buscar nuevas presas- pensé con una sonrisa traviesa en mi tapado rostro.

Sin perder un segundo mas comencé a caminar hacia el exterior de la estación y de esta forma, comenzar la búsqueda de más de esas maquinas asesinas a las que descuartizar.

No supe porque, pero me levanté, ayude a mi hermana a levantarse también, y salí corriendo, con la mochila a cuestas. Me encaminé a la parte iluminada de la ciudad, y mientras corria, escuché disparos y gritos.

Corri más rápido, como alma que lleva el diablo, entonces vi un callejón, y me metí en el seguida de mi hermana. Agarré fuertemente su mano:

-No...no te preocupes Misa-Misa, estamos bien- dije respirando agitadamente.

[En otro lugar de Paris]

El akuma de nivel 2 caminaba con gracilidad por las calles iluminadas de la ciudad del amor. Estaba contento, en poco tiempo, habia logrado matar a mucha gente. Entonces escuchó el griterio. Alzo la vista, y entre su pelambrera rubia, pudo distinguir a un Akuma de nivel 1 disparando a la gente. Sonrió sadicamente al ver tanta muerte, y se acercó al demonio:

-Tranquilo pequeño.....- el akuma se giró y preparó sus cañones, entonces, el rubio sacó de sus hombros unos cañones iguales-....sino quieres que te destruya- el akuma de nivel 1 bajó los cañones al saber que era un nivel 2.

-Ve a buscar a más akumas y seguid matando. Dirigiosa la estacion, alli habrá gente a la que matar- dijo el rubio al Akuma, que obedecio rapidamente a su amo. El akuma sonrio tras la marcha del nivel 1. Siguió caminando, para ver si llegaba a encontrar la inocencia.

[Hiaki y Misa]

-Bunny....- me giré hacia mi hermana. Seguiamos escondidas en el callejon- ¿Tu crees....que saldremos de esta?- yo asentí.

-Tranquila hermanita, estamos las dos juntas, no nos pasara nada...- apreté mas fuerte la mano de mi hermana, para tranquilizarla.

Una vez llegue a la calle pude escuchar como numerosas explosiones provenían de la ciudad, eso hizo que una sonrisa maléfica se dibujara en mi rostro. Sonrisa que fue en aumento cuando en el cielo se divisaron un grupo de niveles 1 disparando a todo lo que se movía.

-Madness- grite al mismo tiempo que juntaba las palmas de mis manos.

Los dos semicírculos que llevaba sobre los hombros se unieron para formar el arma con el que acabaría con todos y cada uno de los akumas que sobrevolaban la zona, una espada mandoble dorada. Comencé a girar mi arma al mismo tiempo que reía sin parar, tras eso di un gran salto hacia el tejado de una de las casas para luego dar otro y aterrizar sobre uno de las esferas metálicas.

No tarde ni un segundo en clavar la hoja de mi arma en el cuerpo del nivel 1, tras lo cual di un salto hacia otro akuma, antes de que en anterior explotara. Repetí esta operación hasta que todos y cada uno de los niveles 1 fueron destruidos. Tras la pequeña masacre acabe aterrizando sobre el tejado de uno de los edificios.

-Parece que hice bien en venir hasta esta ciudad- dije entre risas.

Miré hacia arriba extrañada. Habia oido explosiones, pero más fuertes que las de antes:

-¿Qué demonios ha sido eso?- mi hermana se encogió de hombros, como si no supiese, y era verdad, ella no podia saber nada.

No queria salir, pero me tenia que armar de valor para el plan que se me habia ocurrido:

-Misa-Misa, vamos a hacer una cosa- mi hermana me miró extrañada, asi que le expliqué mi plan- Vamos a casa y cojamos las pistolas de papa. Así nos protegeremos- mi hermana se separó bruscamente de mi.

-¿¿¿¡¡¡ESTAS LOCA!!!??? Si nos pilla ese monstruo, nos matara a las dos- yo la miré profundamente con mis ojos, entonces, me acerqué a ella, y mis ojos pasaron de ser serios, a unos llorosos.

-Porfiiiiiiiiiiiiiiiiii- mi hermana se echó hacia atras, y al final suspiro.

-De acuerdo, pero solo porque no puedo resistir tu mirada de cachorrito- me cogio de la mano, y nos fuimos del callejón.

[Akuma nivel 2]

El rubio miró al cielo tras escuchar las explosiones. Se habian cargado a sus Akumas ''Mierda, tendre que convocar a más niveles 1''.

Camino por las calles, llamando a todos los akumas que pudiesen oirle. Entonces vio una victima. Una chica que tendria por lo menos 24 años, rubia con el pelo largo y suelto, y que estaba llorando frente al cadaver de un hombre. El rubio se acercó a la chica:

-Perdone bella dama, ¿podria decirme que le ha pasado?- la chica se giró, y el akuma vio que tenia los ojos azules.

-Es....es mi marido- la chica sollozaba- Ha….ha muerto por culpa de un monstruo, y todo por protegerme- la chica rompió a llorar tras decir eso. Tras la pelambrera rubia del nivel 2, sus ojos tenían un fulgor de sadismo.

El akuma se acercó a la chica y le susurro al oído:

-Tranquila señorita…..pronto se reunirá con el- y mientras decía eso, unos gruesos hilos escarlata emanaban del cuerpo de la humana. Unos fulgores plateados regresaron al rubio, que al ver la sangre que se resbalaba por sus cuchillos, sonrió sadicamente, y lamió la sangre con gusto.

-Me encanta esto de matar humanos- se alejó alegremente de allí, mientras seguia llamando a los niveles 1.

No tarde en comenzar a corre por los tejados de los edificios en busca de mas presas a las que poder destruir con mi arma. Me movía a gran rapidez dando saltos de tejado en tejado, solo tenía en mente encontrar a mas akumas a los que poder destruir.

Mientras corría podía escuchar como los gritos de los ciudadanos recorrían todas las calles de la que hasta ese momento había sido una de las ciudades más apacibles del país. Un reguero de ropas, polvo y objetos pertenecientes a lo que antes eran seres humanos, inundaban las calles. No preste atención a las suplicas de ayuda por parte de aquellos debiluchos que correteaban por la ciudad, no hasta que entre los gritos se oyeran mas disparos que situaran a algún akuma al que destruir.

Para mi alegría cuando llegue a lo que parecía ser una de las calles principales de la ciudad, en el cielo aparecieron numerosos niveles 1. Todos ellos iban en distintas direcciones y sin rumbo fijo, pero en cuanto lance mi arma hacia ellos y destruí a varios, el resto de las bolas metálicas se dirigieron hacia mí.

-Vamos venir que pueda disfrutar un poco- dije entre risas.

Tras aquellas breves palabras volví a lanzar mi arma hacia las esferas metálicas y con una pasada de mi inocencia, todas y cada una de ellas fueron destruidas.

Misa y yo entramos por la puerta de casa, y yo me dirigi corriendo a la habitación de nuestros padres. Cogí un maletín del armario de mi padre, lo abri y vi las relucientes pistolas. Cogí una y la otra y se la fui a dar a Misa, pero no la vi.

-¿Misa...?- pregunté en voz alta. Me levanté del suelo y recorri la casa.

Me encontré a Misa en el jardín, con un papel en la mano, delante del estanque:

-¿Qué haces hermanita- me acerqué y pude ver que estaba esparciendo cenizas en el agua.

-Estoy esparciendo en el agua las cenizas de Kevin- unas lágrimas surcaban su rostro. No pude evitarlo, empeze a llorar yo tambien.

-No te preocupes Misa-Misa, estamos juntas, y nunca nos van a separar- me abrazé a ella cuando terminó de tirar al agua las cenizas.

[Akuma nivel 2, no muy lejos de alli]

El rubio caminaba alegremente, mientras veia tanta muerte a su alrededor. habia matado ya a unas cuantas personas más, desde la chica rubia que habia asesinado. Una persona más y evolucionaria al nivel 3. Justo entonces, se encontró a alguien escondido en un callejón, se acercó, y sin más dilación slo asesino sin escrupulos.

Empezó a sentir un dolor inmenso, y durante unos segundos, se retorcia de dolor. ntonces, una masa de humo salio tras la explosion, y de esa masa, el rubio salia sonriendo.

-Ya soy un nivel 3, ahora soy más fuerte- dijo el rubio, mientras seguia caminando.

Continúe mi cacería por la ciudad destruyendo a cuanto akuma se cruzaba en mi camino. Pese a todos los que había exterminado, no estaba satisfecho ya que todos y cada uno de las maquinas asesinas que había explotado, tras ser cortadas por mi espada, eran niveles 1. Pero esa sensación cambio en cuanto se cruzo en mi camino un nivel 2. El nuevo akuma mediría cerca de los tres metros de altura y poseía una maza en lugar de mano izquierda, el resto del cuerpo era más bien corpulento.

Al verme el nivel 2 dio un salto hacia el tejado en el que me encontraba. Una vez a mi altura di un salto hacia él y le aseste un fuerte corte en el costado derecho, tras lo que le solté otro en la espalda. El akuma cayó de rodillas al suelo debido a los golpes que había recibido, al ver aquella imagen no dude en asestar un nuevo golpe que le secciono la cabeza.

-Kikikikikiki, esto está mejor- dije entre risas.

Antes de que la cabeza tocara el suelo, el akuma había explotado dejando un reguero de humo. Mientras seguía riendo sin parar, divise un nuevo grupo de akumas un muy lejos, era hora de continuar con la cacería.

Misa y yo salimos por la puerta, entonces, a lo lejos, divisé un chico. tenia el pelo rubio que le tapaba los ojos. Caminaba de forma extraña, gracil y alegremente.

Noté que el aire se volvia más denso´y más pesado. Me comenzé a encontrar mal, ese chico me comenzaba a dar malas vibraciones, tan malas, que agarré a mi hermana:

-A la de tres, sal corriendo conmigo por favor Misa, hazme caso- mi hermana me miró extrañada. le expliqué..

-Ese chico me da mala espina, es mejor que nos larguemos- mi hermana asintio y se preparo a mi señal.

[Akuma nivel 3]

El rubio habia llegado a una pequeña casa a las afueras. En la puerta, dos chicas le miraban fijamente. El akuma se dio cuenta de que la más pequeña susurraba al oido a la mayor.

El akuma se dio cuenta de algo. La pequeña parecia alertada de su presencia. Tendria que ocuparse de esa la primera. El akuma avanzó despacio hacia las chicas, esperando que no salieran corriendo....pero aunque hicieran eso, el las alcanzaría y las mataria.

Seguí con mi cacería a lo largo de toda la ciudad, esperando a encontrar algo más interesante a lo que poder matar, en ese momento veo una escena muy poco habitual para la carnicería que se estaba llevando a cabo. Un chico estaba caminando sin preocupaciones, como si no temiera a nada ni a nadie, lo que podría significar que en realidad ya no se trataba de un chico.

Di un salto para caer delante de aquel mocoso, me encontraba a mitad de camino entre él y unas chicas que por allí rondaban. Eso confirmaba mi teoría de que no podía ser un humano normal y corriente, debía de tratarse de algún akuma camuflado, lo que le daría más emoción a su muerte.

-Dime akumita ¿vas a enseñar tu autentica forma o quieres que te despedace en la que tienes ahora?- dije entre risas.

Ni siquiera me moleste en preocuparme por las chicas que habían detrás mío, lo único que me interesaba era verter la brillante sangre del akuma por mi espada. La emoción me llenaba, esperaba pacientemente a que contestara a mi pregunta, pero antes de que pudiera ni abrir la boca, cinco niveles 1 aparecieron en el aire.

Vi como un hombre se ponía delante de nosotras. Me asusté, ya que era bastante alto y corpulento. Se dirigió al chico:

-Dime akumita ¿vas a enseñar tu autentica forma o quieres que te despedace en la que tienes ahora?- dijo el hombre.

¿Akuma? ¿que demonios era eso?, ya sabia yo que ese chico tenia algo extraño. El chico rubio se adelantó justo cuando mas monstruos aparecieron en el cielo.

-Vaya, vaya, un general, ¿que pasa? ¿los exorcistas no tienen nada mejor que hacer? ¿tienen que mandar a un general a una mision tan cutre como esta?- dijo el chico riendo- y respecto a lo de mostrar mi aspecto, por mi de acuerdo general, solo que, las niñas podrían asustarse- lo que pasó a continuacion me dejo sin habla.

El chicó se puso las manos en la cabeza, y empezó a quitarse la piel. En el lugar donde habia estado el chico, aparecio un monstruo con armadura.

-Jejejeje- el chico se rio de la situacion.

No pude evitar reír abiertamente al escuchar las palabras de aquel akuma, pero cuando mostro su imagen mi risa aumento en decibelios. Hacía mucho tiempo que no mataba a un nivel 3, daba igual que estuviera rodeado de cinco niveles inferiores, iba a destruirle lenta y dolorosamente.

Aumente mi velocidad para colocarme encima de uno de las bolas metálicas sin que tuviera tiempo de reaccionar. Tras ese movimiento clave mi arma en la piel metálica del akuma. Antes de que explotara di un salto para caer al suelo y cuando la explosión sonó, lance mi arma hacia el resto de niveles 1, que no tardaron en ser destruidos.

Cuando el arma volvió a mis manos, me lance hacia el último enemigo que quedaba en pie. Mi velocidad superaba su tiempo de reacción de forma amplia, tanto que pude hacerle numerosos cortes en el cuerpo antes de que pudiera mover un dedo. Cuando me canse de cortarle por todo el cuerpo, le ampute ambas piernas con un solo golpe. Aprovechando que estaba en el suelo, clave mi arma sobre su espalda y empecé a retorcerla en su interior.

Los gritos del akuma resonaban con fuerza por todo el lugar, sonó eran superados por mis carcajadas diabólicas y aquel escándalo solo se acallo cuando el nivel 3 exploto, dejando una nube de polvo.

-Que bien sienta esto- dije riendo.

Me quedé asombrada al ver como el hombre había matado al monstruo. Me adelanté cuando el humo se disipó. El hombre dijo algo antes de empezar a caminar, pero no lo había escuchado. Entonces mi hermana me cogió de la muñeca:

-Bunny no, ese hombre parece peligroso. Ha matado al monstruo sin esfuerzo, eso es malo- dijo Misa-Misa.

Le sonreí:

-No te preocupes, solo voy a darle las gracias- mi hermana me soltó y me acerqué al hombre.

Me fijé mas en el, llevaba un casco que le cubría la cabeza, y un traje negro y dorado:

-Per….perdón señor, pe…pero que…quería darle las gra…gracias por habernos a…ayudado- dije tendiéndole la mano para demostrarle mi gratitud. Esperé la respuesta.

Me encontraba disfrutando del momento de matanza que acababa de tener, cuando una de las dos chicas que estaba por allí se acerco hasta mí. Tuve que contener las ganas de reír por la falsa impresión que se acababa de llevar aquella joven, por lo que tras hacer un esfuerzo me gire y clave mi gran arma dorada en el suelo.

-¿Gracias? ¿Ayudar?- dije repitiendo dos de las palabras de la joven, -mira enana no te confundas, yo no quería ayudarte, de hecho lo que a mí me interesaba era matar a esos akumas, guárdate tus gracias para a quien le importe niña- dije en tono frio, -como si me importara lo que le pasara a un humano- murmure dándome la vuelta.

Una vez aclare el asunto, saque la hoja de mi espada del suelo y me prepare para continuar la masacre. Debían de quedar más akumas sueltos por la ciudad, por lo que no podía dejar que se escaparan sin recibir una cálida despedida. Varias explosiones aisladas por distintas zonas de la ciudad, surgían como si contestaran a mis pensamientos, solo quedaba ir hasta donde se encontraban y aniquilarles.

Di un salto hacia una de las casas de la zona y divise el horizonte. Se podían apreciar distintos destellos por varias zonas de la amplia ciudad, eso significaba que tardaría en recorrer toda la ciudad, pero a su vez lo hacía más divertido.

-¿Gracias? ¿Ayudar?. Mira enana no te confundas, yo no quería ayudarte, de hecho lo que a mí me interesaba era matar a esos akumas, guárdate tus gracias para a quien le importe niña, como si me importara lo que le pasara a un humano- dijo el hombre. Y dicho eso, se largo tras escuchar unas explosiones.

-Qué maleducado- murmuré indigna. Me giré a mi hermana y le hize un gesto para que se acercara a mi- Vamonos hermanita- la cogí de la mano y nos dirigimos a la ciudad.

Misa y yo caminamos por las oscuras calles de la ciudad, que antes habían estado iluminadas y alegres. Avanzamos hasta legar al parque, donde decidimos descansar.

Miré la luna del cielo, que brillaba con fuerza. Saqué de mi mochila la marioneta que me habia regalado Kevin hacía tiempo. La miré mientras me levantaba del banco en el que nos habiamos sentado. Mi corazón comenzó a tener una angustia que crecía en mi interior.

Solté la marioneta, me caí al suelo de rodillas y me eché a llorar mientras la angustia crecía en mi corazón poco a poco, Misa se levantó del banco y fue corriendo a abrazarme:

-Bunny.....no llores por favor- dijo mi hermana- Sabes que si no lloraré yo también- dijo sollozando. Me gire hacia ella.

-Misa-Misa, vi a mama morir delante de mis ojos, hemos visto morir a Kevin, y no sabemos que le ha pasado a papa- dije abrazandola más fuerte. Ambas sufriamos, lo sabia. Pero nos teníamos a las dos, y eso me bastaba a mi.