Misión a Wellington. [Katisha Harunoai y Stefan Von der Beck]

A mis adentros reí un poco, me parecía cosa de chiste pues dicen que mi hermano y yo nos parecíamos de pequeños, a pesar de que el era 5 años mayor. Mas mi compañera no parecía del todo cómoda y seguía confundiendo a las dos pelirrojas que, solo se diferenciaban por escasos centímetros de altura.

-Hikari -me dirigí a la mayor acariciando su cabeza- Mejor toma de la mano de tu hermanita y sigamos. Va a ser un largo viaje y lo mejor es no demorarnos.

Y ahí estaba yo haciendo de niñero, era un alto rubio con tres pequeñas niñas que cuidar. Siempre supe que la misión iba a ser complicada y tendría que cuidarme mas ahora la tarea se multiplicaba por cuatro y me mareaba el solo pensar lo que vendría. No esperamos a que otras cosas pudieran ocurrir, cuanto antes tomamos el primer tren hacia Wellington; Un vagón privado, un viaje aproximado de 5 horas y un montón de dudas en la mente habría mucho tiempo para hacer preguntas, investigar que era lo que estaba pasando, sacar conjeturas o simplemente quedarme dormido con la cabeza recargada en la ventana del vagón.

-Esta dormido...- habló la chica un poco molesta.

Reí por lo bajo pero a la vez sentí algo de pena, debía estar muy cansado
Dejalo domrir un poco Sonreí atrayendo a la niña hacia mí
Bueno Aimaru yo....
Soy Hikari Me resbaló una gotita en la sien
Lo siento, es solo que son tan iguales Baje la mirada algo apenada pero luego tuve una gran idea
Etto...¿Puedes acercarte?...Hikari cierto? Dije mientras rebuscaba en mi mochila

La niña volteo a ver a su hermana con algo de desconfianza y luego se acercó a mí

Yo saqué un pequeño lazo verde de mí mochila y tome el cabello de la chica que hasta ahora estaba suelto y lo recogí en una colita alta

Listo, ahora si uedo reconocerlas. Además te ves muy linda así ¿No es así Aimaru? Sonreí voltenando a ver a la otra y me sentí satisfecha cuando la chica asintió con una gran sonrisa

Bueno, Hikari ¿Que sabes acerca de los monstruos que que se dirigían hacia Wellington? Le pregunté con la esperanza de recibir alguna información de ellas

De los monstruos nosotras solo sabemos que se diridían hacia Wellingon, sólo los pudimos ver en nuestro camino hacia aqui así que no sabamos mucho de ellos
Pero si sabemos que se dirigían a Wellington y nuestros padres están ahí, ah y antes de que esos llegaran ya habían varios en ahí La chica bajo la mirada algo triste
Si, parecía que buscaban algo...pero hasta ahí no sabemos nada Tomo la mano de su hermana
Ya veo... Les sonreí Bueno, eso al menos es algo ¿no? Dije satisfecha mientras sonreía y luego decidí evitar el tema para no hacer sentir mal a las niñas

Señorita....
¿Si? ¿sucede algo Aimaru?
El señor esta muerto?
Me resbaló una gotita en la sien
N-No...¿Por que lo dices?
Por que no despierta, quiero jugar con el Dijo con un puchero mientras agitaba a stefan...de una manera bastante brusca
M-mejor déjalo dormir, está muy cansado después de lo que pasó con los akumas Me resbaló una gotita en la sien mientras tomaba a Aimaru en brazos y por la salud de stefan, la alejaba de él antes de que decidiera subirse encima de éste. Voltee a la ventana, aún faltaban cuatro horas para llegar

El resto del viaje tranquilo, hasta que cometí el error de quedarme dormida igual que stefan sin pensar antes en el peligro que prospiciaba el tener dos gemelas aburridas en un vagón de primera clase con los únicos dos mayores dormidos.

A Hikari se le ocurrió la maravillosa idea de revisar la mochila de stefan y a Aimaru la de revisar la mía.

No se cuanto tiempo había pasado pero estaba comenzado a tener sueños extraños sobre lo que había pasado en el puerto, tal vez debido a mis nervios tan fácilmente quebrantables o a que la ventana se estaba poniendo fría y mi mejilla también. Sea lo que sea abrí los ojos solo un poco y mientras mi vista se enfocaba pude ver a Katisha dormida en el asiento frente a mi, volteé la mirada y vi a ambas hermanas hurgando en nuestro equipaje. La mayor Hikari pareció palidecer cuando volteó a verme y noto como, a pesar de que seguía en la misma posición, estaba viéndola hacer sus travesuras.
Al instante guardó todas las cosas de nuevo en mi mochila dejando caer del cuaderno de dibujo el cual se apresuró en recoger.

-Estan aburridas, ¿cierto? -me lavanté del asiento y estiré un poco, tenía los hombros entumidos pues no había dormido bien.
-Perdone señor -dijo la mayor mientras la otra igual dejaba todo en su lugar.
-Oye, queremos jugar a algooo -habló la que parecía más tímida, y antes de que pudieran impacientarse aún más decidí que diéramos un paseo por el tren. Como sea no podía faltar mucho antes de llegar a Wellington.

Cubrí a mi compañera con el abrigo de mi uniforme y comencé a andar por ahí con mi camisa blanca, mochila y un par de niñas en cada mano. Ambas parecían no haber salido nunca de sus casas pues se distraían con cada artefacto brillante tanto en los pasillos y en el comedor. Había pasado un buen tiempo, 2 horas aproximaría yo y estaba viéndolas terminarse un pastel que habíamos ordenado en la cafetería del lugar. Todo parecía ir bien hasta que una fuerte sacudida hizo que todos los pasajeros nos exaltáramos, luego de eso siguieron unas fuertes explosiones y tras el grito de algunos en los vagones traseros supe que no eran errores técnicos.

-¡S-son monstruos de nuevo! -asustada la menor abrazó a su hermana, la persona a quien más cerca tenía.
-Señor...
-Vallan al vagón donde esta la señorita Katisha y esperen ahí. Yo me encargo. -Y ahí iba de nuevo mi tonto impulso heroico, yo era Stefan el niño con cara de borrego somnoliento, ¿por que cada vez que había gente en peligro no podía dejárselo a alguien más.

Comencé a caminar de forma rápida en sentido contrario al que huía la gente de vagón en vagón, estaba listo con la Inocencia activada y las manos temblando.

Una fuerte sacudida hizo que cayera en el frio suelo del vagón propinandome un fuerte golpe haciendo que despertara sobresaltada, enseguida me puse de pie y mire confusa a mi alrededor, cuando logre enfocar la vista intente buscar con ella a stefan y las gemelas. Recorrí todo el vagón con la mirada hasta que en el asiento donde previamente me había sentado me encontre con el abrigo del uniforme de stefan. Probablemente habría ido a dar una vuelta por el tren con las gemelas.
Un escalofrío recorrio mi espalda mientras intentaba no imaginarme que a Aimaru se le haya ocurrido hacerle algo a stefan capaz de despertarle. Pero entonces las explosiones seguidos de los gritos de los pasajeros me hizo reaccionar
¡Akumas! Fue lo primero que logró salir de mi boca

Pero entonces la puerta del vagón se abrió dando paso a las dos pequeñas gemelas que corrieron a abrazarme
Señorita...Señorita los monstruos de nuevo Sollozó la hermana menor
El señor está luchando contra ellos

Yo instintivamente corrí hacia la ventana del vagón, me quedé en estado de shock
Al menos cuatro nivel 1, pero eso no era lo peor, había uno nivel 2
En ese momento razone que ya debíamos estar en Wellington.
Hikari, Aimaru, deben quedarse aquí para cuidar una de la otra y por ninguna razón salgan de aquí dije mientras abría la puerta del vagón, Stefan no iba a poder solo con tantos akumas
Ambas se abrazaron una de la otra y asintieron
Yo salí del vagón y corrí hacia donde provenían los gritos. Sólo reze por que nada haya salido herido hasta ahora

Estaba ya en el último vagón cuyo techo había sido destruido y había un par de personas a la merced de los cuatro akumas nivel 1. El tren seguía su marcha y el viento generado por la velocidad revolvía mis cabello y hacía que mi cometa se moviera más de lo normal y se me hiciera difícil de manejar, sin titubeos corrí directo hacia ellos y destruí a un par con la cometa dejando a una mujer y un hombre escapar, un tercero se escabullo desde detrás de unas cajas más sin embargo uno de los Akumas restantes abrió fuego hacia él; con algo de esfuerzo moví la cometa para protegerlo.

-¿Se encuentra bien? -dije preocupado pues el hombre que corría hacia la salida detrás de mi terminó cayendo al suelo apoyado de mi hombro.
-Estoy bien, pero creo que me alcanzó a rozar...

En un instante unas estrellas negras se esparcieron desde su cuello, justamente iguales a los 5 tatuajes de estrella que tenía en mi cuello, lo preocupante fué cuando estos se expandieron a todo su cuerpo y acto seguido el cuerpo del hombre se desvaneció sobre mi hecho cenizas dejando solo sus ropas. No era una situación cómoda en absoluto, estaba tan perturbado que casi doy un grito ensordecedor y no lo hice solo por que el miedo me tenía paralizado. Aquel hombre había muerto frente a mi y yo no había podido hacer nada. "Horrible..." Y ahí estaba yo, boquiabierto sin poder dejar de voltear hacia la ropas del difunto y con tres akumas, incluyendo un nivel 2, frente a mi en un vagón de un tren que iba a toda velocidad.

Al fin llegue donde era el ataque ya con mi inocencia activada, lo primero que hice fue buscar a mi compañero con la mirada lo cual no tardé en hacer, pero el no hacía nada. Los akumas, incluido el nivel 2, se preparaban para atacarle y el no hacía nada
¡¡Stefan-kun!! intenté llamarle pero no pudo oirme, corrí hacia donde los akumas e hice un pequeño campo de fuerza con mi inocencia que logro detener el atraque de los del nivel uno, pero no estaba segura de poder retener los del nivel dos
¡¡Stefan-kun!! Lo agité, su mirada estaba perdida y me lleve una mano a a boca horrorizada al notar las ropas entre sus brazos
Stefan-kun, stefan-kun!! Me desespere por que reaccionara
No le culpaba al estar en ese estado, a mí me paso lo mismo cuando todos esos akumas mataron a toda mi familia frente a mis ojos...pero aún así debíamos al menos ponernos a salvo, era muy riesgoso estar cara a cara con el enemigo cuando el estaba en esa condición

En aquellos momentos estaba en una especie de estado vegetativo, ni mi mente ni mi cuerpo estaban muy consientes de lo que pasaba, en eso comencé a sentir algunos bruscos movimientos que me sacaron de mi letargo y pude reaccionar de nuevo y realizar que estaba en medio de un campo de batalla. Estábamos en medio vagón pues la otra mitad se había destruido dejándolo al aire libre mientras que los otros akumas nos seguían en el suelo, me volteé hacia atrás y pude ver como la estación de la capital no estaba muy lejos.

-Ya estoy mejor. -se despejé los cabellos que tenía en la frente pues no me dejan ver bien y volví a levantarme junto con la cometa que me seguía como si fuera mi mascota.
-Ustedes nivel 1, maten a esos chiquillos ya. -el nivel dos erá algo así como un mimo con traje de druida con un par de largas piernas y con ojos completamente negros, él bajó y se paró sobre el suelo del vagón como buscando algo en lo que sus "subordinados" se disponían a atacarnos.

Enseguida me dispuse a acabar con los más débiles primero pero el nivel dos se puso frente a mi más rápido de lo que pude imaginar y me pateó lejos golpeando contra la puerta.

-¿Que haces niño? Ya dime donde esta la Inocencia.

"¿Inocencia? No se supone que nosotros la tengamos" Me volteé a ver a mi compañera y con la mirada le señalé a los nivel 1 que flotaban por ahí intentando hacerle entender como dividiríamos labores, no quería que corriera riesgos pero ante esta situación tan crítica no había tanta opción.

Me quedé viendo a mi compañero conn algo de preocupación pero asentí y corrí lejos, siendo perseguida por los nivel 1 hasta un lugar donde la gente no pudiera resultar herida.

En cuestión de minutos pude destruir al primero, me faltaban dos.

Enseguida hice lo que más prudente me pareció...comenzar a intentar matar a los akumas chocándolos entre ellos. Comenzé a reunrlos lo más cerca posible para ejecutar mi plan.

"Me pregunto si stefan-kun estará bien" Pensé preocupada

Pero entonces un akuma me tomó desprevenida e intentó embestirme

Yo me sorprendí y logré impulsarme y saltar por encima de él, pero al caer mi pie izquierdo fue tomado por el akuma y caí de rostro al suelo del tren, por suerte el akuma también quedó aturdido después de eso pero el otro se preparaba para atacar y yo aún no me recuperaba del golpe además de que un punzante dolor en mi tobillo izquierdo me impedía levantarme. Me arrastré hasta donde yacía el aturdido y le dí un golpe con mi inocencia haceindo que este explotara mientras que el otro se acercaba más y más a mí

Y ahí estaba yo, un principiante contra un Akuma nivel 2 el cual no parecía asustado en lo más mínimo, más bien lucía soberbio y muy seguro de si mismo. En poco tiempo pude escuchar el sonido de un cuerpo chocar contra las paredes metálicas de lo que quedaba del vagón, al instante volteé preocupado por mi compañera pero lo que me respondió fue un fuerte puñetazo por parte del nivel 2, afortunadamente alcancé a cubrirme jalando mi cometa y poniéndola entre el puño del enemigo y mi rostro.

-Eres muy distraído , niño. -me sonrió con aquellos dientes tan grandes que no temía lucir. Llegue a preguntarme que tanto dolería una mordida así.

No pareció ser suficiente lo mucho que me esforcé en retenerlo pues de un segundo empujón me mandó lejos haciéndome chocar contra el akuma nivel 1 que quedaba, me sujete de uno de sus cañones para no caer fuera del tren y quedé ahí con aquella de sufrimiento frente a la mía.

Me quedé viendo con miedo al akuma que cada vez se acercaba más y más a mí, cerre los ojos fuertemente pero un ruido de un golpe me hizo abrirlos de nuevo para notar una figura que fue a dar contra el akuma

S-Stefan-ku-kun Logré articular al notar como este junto con el akuma volaban hacia la parte posterior del tren y ambos amenazaban con caerse

Yo intenté ponerme de pie pero el punzante dolor no me lo permitió de nuevo, sin embargo lo ignoré y corrí hacia donde estaba el akuma. Mi hermano me regañaba multiples veces a causa de que a mi voluntad nada le ganaba, lo cual era peligroso de cierto modo como en este momento

Me aferré al akuma y enseguida comenzé a esparcir mi inocencia por todo su cuerpo mientras que con mi otra mano intentaba hacer reaccionar a stefan y escapara pues este parecía estar algo aturdido por el impacto

Enseguida me sentí vulnerable ante el ataque del nivel 2. Pero las heridas que tenía stefan me preocupaban y no podía alejarme de ahí hasta que este reaccionara.

Me sentí mal, fue un sentimiento que logró hacer que mis ojos se humedecieran y un escalofrío recorrio mi espalda mientras que mis piernas temblaban. Tenía mucho miedo, ¿Como yo, una principiante, iba a lograr detener el ataque de un nivel 2?

Jajaja que lindo, ahora sólo queda un lindo conejito herido... que divertido Río escalofriantemente el akuma mientras observaba el esfuerzo que me costaba permanecer de pie y se preparaba para un ataque más que probablemente sería el último a juzgar por la peligrosa posición en la que nos encontrabamos

...Y entonces me arrojé contra el nivel 2 en mi último y desesperado intento de sacar a mi compañera de todo riesgo. Ambos caímos fuera del tren y rodamos sobre las vías del tren en un doloroso e inestable trayecto de unos 10 metros hasta detenernos completamente al chocar contra un poste de guía en uno de los extremos de las vías del tren; al instante un pie me pateó lejos, el akuma pudo reponerse mucho antes que yo de aquella caída.

Ya en el suelo me tallé los ojos con mi antebrazo para poder voltear a ver el tren que no se había alejado mucho pues la estación estaba cerca, se detuvo en la estación segundos después y la gente salió huyendo desde el tren para refugiarse en la ciudad. Mi compañera seguía viéndome desde el último vagón cuando tuve que moverme de ahí evitando la enorme mordida del Nivel 2.

-¿Que piensas hacer ahora niño? Ya quita esa cara de dormido y diviérteme un poco.
-Ngh... -me quejé cuando el monstruo me tomó del cuello de la camisa, volteé hacia el cielo y vi como mi cometa estaba muy lejos como para defenderme.

Como pude jalé el hilo de mi arma atraiéndola hacia a mi con intenciones de que golpeara la cabeza del Akuma, el viento estaba a mi favor por lo que aceleró bastante rápido hacia donde estábamos, en eso el monstruo se quitó del camino, y aun que logré darle en el brazo el cometa terminó golpeándome a mi. No fue tan efectivo pues yo no era un akuma, pero aún así fue un golpe fuerte.
Me estaba quedando sin opciones y sin energía, esta era mi primera misión y no quería que fuera la última.

Obsevé con algo de miedo la imagen que presenciaba a pocos metros de mí, comenzaba a temblar y no ma había dado cuenta hasta entonces de que tenía mis manos cubriendome mis ojos mientras que veía todo a través de el poco espacio que mis dedos dejaban.

Al momento que el monstruo tomo a mi compañero por el cuello de la camisa sentí algo así como un shock electrico que involuntariamente hizo que yo me pusiera de pie y bajara del tren en un pequeño salto, claro que al tener contacto con las vías del tren enseguida caí a causa del esfuerzo sobre mi tobillo herido. Levanté la cabeza en un intento desesperado de observar si stefan se encontraba bien aún, su cometa le había devolvido un golpe

Señor..Señoor!!! Se escuchó un sollozo detrás de mí
No....¡¡Para!!! Se escuchó otra voz

Me giré para encontrarme a ambas gemelas sollozando y con ambas manos entrelazadas

De alguna manera el mismo impulso electrico logró hacerme poner de pie no sin antes un pequeño gemido a causa del esfuerzo y logré acertarle un golpe directo al akuma que hasta ahora había estado riendose burlonamente del dueño del cometa

¡Maldición!! ¡¡¡Malditos!!! Dijo mientras se incorporaba y nos lanzaba una mirada de odio. Acto seguido, desapareció entre los millones de arboles que nos rodeaban

Yo caí de nuevo a causa del esfuerzo pero ahora no me dolió tanto como la última caída y dí gracias a que el akuma bajó, aunque sea por un segundo, la guardia o no hubiera podido acertarle el golpe y hubiera resultado seriamente herida

Ambas gemelas bajaron agilmente de un saltito y corrieron hacia donde ambos nos encontrabamos. Yo sólo tenía algunos rasguños a parte de mi tobillo herido, pero no parecía estar roto, además casi ni había peleado. Stefan había hecho casi todo

Señor...¿Se encuentra bien? Aimaru había comenzado a llorar y se había abrazado fuertemente de Stefan limpiandose las lagrimas

En cuanto caí al suelo mi Inocencia se desactivó dejando a mi cometa como un simple pañuelo de nuevo, este se dejó caer por el viento poco a poco hasta cubrir mi rostro completamente, estaba tan cansado de todo aquello que siquiera me lo quité de la cara. Unos cuantos gritos incomprensibles y un gran estruendo fueron lo que pude escuchar seguidos de unos cuantos pasos hacia mi, acto seguido sentí una opresión sobre mi pecho, una pequeña niña me estaba abrazando.

-Señor. ¿Se encuentra bien?- Con uno de los brazos me quité el pañuelo de la cara para ver a la menor Aimaru llorando sobre mi. Espero que no creyera que estuviera muerto.
-Estoy bien. -sonreí sin ganas esperando desprender una sonrisa de su rostro.

Y así fue, la cara de la pequeña se iluminó en aquel nublado lugar y se arrojó sobre mi en un gran abrazo, casi al instante llegó su hermana y se quedó ahí parada viéndome, no parecían poder estar separadas mucho tiempo. Luego de unos instantes me levanté y volví a amarrar el pañuelo alrededor de mi cuello ignorando si lo había puesto bien o no.

-Aún tenemos que dejar a las niñas en su casa y encontrar la inocencia pero antes estaría bien ir con un médico.

Declaré algo obvio pues hacia tiempo no decía nada, me volteé a ver a mi compañera y caminé hacia ella para cargarla pues estaba en el suelo, la pobre no había hecho mas que gritar mi nombre en un buen tiempo y yo no era alguien por el que debería preocuparse, si no por si misma y su tobillo. Así me dirigí con las gemelas adentrándonos en la ciudad que parecía presenciar otro de tantos funerales.

Mi cerebro tardó unos segundos en reaccionar: "Estamos llendo con un médico" pensé al principio, cuando me di cuanta de algo más...Cuando aprendí a caminar sin usar mis pies!!?
Entonces fue cuando mi cerebro proceso que Stefan me cargaba.
Enseguida me sonroje de nuevo como múltiples veces anteriores, no me había acostumbrado aún a tener un contacto físico con algún chico que no fuera mi hermano mayor

E..etto..Stefan-kun...no te preocupes...yo aún puedo caminar....sola Logré articular Casi no me duele...Era verdad, me había dejado de doler considerablemente desde que dejamos el tren. Parecía ser sólo una torcedura