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Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
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Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Tener en cuenta que habían pasado tantas cosas en esos instantes, era una señal que había pasado mucho tiempo desde su primer recuerdo. Un recuerdo demasiado lejano, uno donde ella era normal, donde el único problema que tenía era el de sobrevivir y ganarse la vida, a pesar de su corta. Vivir y crecer en Europa, y además sola, no era muy fácil, pero tampoco difícil, simplemente complicado. Solamente es que extrañaba esos días, en donde podía hacer lo quisiera, vestir como quería, decir lo que quería, sin tener que estar siempre vigilada como ahora.
Odio.
A pesar de que una parte de ella estaba arrepentida, otra parte no lo estaba al completo, dudaba. Es que si no hubiese venido aquí, nunca hubiese conocido a tan buenas personas, todas aquellas con las que se relaciono, hasta forjo amistades que eventualmente se fueron haciendo mas y mas fuerte. Pero cuando llegaba a ese punto, se entristecía completamente, pensando en aquella compañera que perdió, y en su amiga en coma, ambas perdidas, causadas por pelear en esta guerra.
Sus ojos de un color azul oscuro, se voltearon a observar a Roció. Alice simplemente sonrió ante su pregunta, de una manera apenada y al mismo tiempo tierna. Se levanto del piso, no era un lugar para que una señorita descansara después de todo, aunque la palabra “señorita” no significara mucho para Alice, a pesar que en ocasiones, pero muy pocas veces, podía actuar como tal.
El sonido de algo golpeando el piso llamo su atención, el buscador había caído del cómodo lugar donde en esos instantes soñaba tranquilamente, cayendo al duro y frio piso de la habitación. Alice simplemente llevo una mano a su boca, para ahogar una pequeña y risueña risa que iba a salir de sus labios en esos momentos.
-Ahora…chicos…hay una cosa que les quería preguntar- Esas palabras atrajeron completamente su atención en esos instantes, es cierto Roció debía tener muchas dudas. Alice le observo entre algo nerviosa y entusiasmada, pero sin perder esa pizca de inocencia que caracterizaban sus ojos.- –Aun no comprendo a que se refería aquel hombre haya abajo con lo de un viaje, ¿es que acaso pretenden llevarme de aquí?, ¿quieren que deje mi trabajo en este hospital?
Si, irse lejos y dejar tu vida normal para siempre o hasta que esto algún día acabar, si es que lo hacía. Roció tenía razón en sus palabras, además de ser difícil comenzar una vida a la cual uno se acostumbra, ama y la vive con todo su ser. Para Roció, su trabajo parecía ser su vida o eso es lo que pasaba por la mente de la joven exorcista. Mientras Arthur entornaba una mirada seria, pero al mismo tiempo compresivo hacia la enfermera a la cual le había agarrado mucho cariño.
-Todo debe de ser por estos Chakrams, como ustedes lo llaman…inocencia…todo tiene que ver con esto ¿verdad?, por favor les ruego que no me oculten nada, no soy tan débil como parezco, si hay algo de lo que debo enterarme tan solo díganmelo con sinceridad-
Ambos se miraron, exorcista y buscador, como preguntándose quién empezaría primero en esos instantes. A Alice le costaba hablar, eso se podía ver en su rostro, mirada y en como empuñaba sus manos debido a la carga de estrés que comenzaba a generarse en aquel delgado y frágil cuerpo que tenía, claro solo en apariencia. El buscador sabía que la pequeña exorcista era muy fuerte, pero no parecía encontrar las palabras exactas para hablar con la mujer que pedía respuestas.
- Así es.- exclamo repentinamente el buscador, luego de aquel silencio tenso que había sido provocado por las últimas palabras de la que estaba ahora en la cama.- Debe venir con nosotros señorita Roció.- comenzó hablar el buscador.- Todo lo que dijo antes y las preguntas que hizo… es verdad.- poso sus manos sobre las de ella, de una manera cálida, demostrando que estaba con ella.- Se que es difícil de entender pero…- intento explicarse el buscador.
- Muy pocas personas son compatibles con la inocencia.- se escucho la voz de Alice por encima en esos momentos, haciendo que el buscador volteara a verla.- Ambas somos compatibles con diferentes inocencias, por lo que automáticamente te conviertes en exorcista… y… he… te reclutan….- mientras iba hablando su voz se fue apagando lentamente, hasta sus últimas palabras, sus ojos parecían mirar el piso con mucho interés.
No iba a obligarla, no iba hacerlo, y si podía tal vez le dejaría ir. Pero eso ¿No significaría peligro para Roció? Los akumas sabían de la existencia de aquella mujer y además de su inocencia, vendrían de nuevo a buscarla y provocar el caos nuevamente en esa ciudad.
Arthur suspiro.- Si quiere que le dejemos sola…- fueron las palabras que dijo el buscador, volteándole a ver, pensado que tal vez quería pensar un poco sobre todo lo que había pasado.
- Lo siento.-repentinamente la voz de Alice se volvió a escuchar, pero esta vez no de una manera fuerte como siempre lo hacía. Parecía débil y disculpándose con Roció con mucha sinceridad, se sentía culpable de todo aquello. Mientras el fleco de su cabello tapaba sus ojos en esos instantes y se mantenía de pie cerca de la salida.
Odio.
A pesar de que una parte de ella estaba arrepentida, otra parte no lo estaba al completo, dudaba. Es que si no hubiese venido aquí, nunca hubiese conocido a tan buenas personas, todas aquellas con las que se relaciono, hasta forjo amistades que eventualmente se fueron haciendo mas y mas fuerte. Pero cuando llegaba a ese punto, se entristecía completamente, pensando en aquella compañera que perdió, y en su amiga en coma, ambas perdidas, causadas por pelear en esta guerra.
Sus ojos de un color azul oscuro, se voltearon a observar a Roció. Alice simplemente sonrió ante su pregunta, de una manera apenada y al mismo tiempo tierna. Se levanto del piso, no era un lugar para que una señorita descansara después de todo, aunque la palabra “señorita” no significara mucho para Alice, a pesar que en ocasiones, pero muy pocas veces, podía actuar como tal.
El sonido de algo golpeando el piso llamo su atención, el buscador había caído del cómodo lugar donde en esos instantes soñaba tranquilamente, cayendo al duro y frio piso de la habitación. Alice simplemente llevo una mano a su boca, para ahogar una pequeña y risueña risa que iba a salir de sus labios en esos momentos.
-Ahora…chicos…hay una cosa que les quería preguntar- Esas palabras atrajeron completamente su atención en esos instantes, es cierto Roció debía tener muchas dudas. Alice le observo entre algo nerviosa y entusiasmada, pero sin perder esa pizca de inocencia que caracterizaban sus ojos.- –Aun no comprendo a que se refería aquel hombre haya abajo con lo de un viaje, ¿es que acaso pretenden llevarme de aquí?, ¿quieren que deje mi trabajo en este hospital?
Si, irse lejos y dejar tu vida normal para siempre o hasta que esto algún día acabar, si es que lo hacía. Roció tenía razón en sus palabras, además de ser difícil comenzar una vida a la cual uno se acostumbra, ama y la vive con todo su ser. Para Roció, su trabajo parecía ser su vida o eso es lo que pasaba por la mente de la joven exorcista. Mientras Arthur entornaba una mirada seria, pero al mismo tiempo compresivo hacia la enfermera a la cual le había agarrado mucho cariño.
-Todo debe de ser por estos Chakrams, como ustedes lo llaman…inocencia…todo tiene que ver con esto ¿verdad?, por favor les ruego que no me oculten nada, no soy tan débil como parezco, si hay algo de lo que debo enterarme tan solo díganmelo con sinceridad-
Ambos se miraron, exorcista y buscador, como preguntándose quién empezaría primero en esos instantes. A Alice le costaba hablar, eso se podía ver en su rostro, mirada y en como empuñaba sus manos debido a la carga de estrés que comenzaba a generarse en aquel delgado y frágil cuerpo que tenía, claro solo en apariencia. El buscador sabía que la pequeña exorcista era muy fuerte, pero no parecía encontrar las palabras exactas para hablar con la mujer que pedía respuestas.
- Así es.- exclamo repentinamente el buscador, luego de aquel silencio tenso que había sido provocado por las últimas palabras de la que estaba ahora en la cama.- Debe venir con nosotros señorita Roció.- comenzó hablar el buscador.- Todo lo que dijo antes y las preguntas que hizo… es verdad.- poso sus manos sobre las de ella, de una manera cálida, demostrando que estaba con ella.- Se que es difícil de entender pero…- intento explicarse el buscador.
- Muy pocas personas son compatibles con la inocencia.- se escucho la voz de Alice por encima en esos momentos, haciendo que el buscador volteara a verla.- Ambas somos compatibles con diferentes inocencias, por lo que automáticamente te conviertes en exorcista… y… he… te reclutan….- mientras iba hablando su voz se fue apagando lentamente, hasta sus últimas palabras, sus ojos parecían mirar el piso con mucho interés.
No iba a obligarla, no iba hacerlo, y si podía tal vez le dejaría ir. Pero eso ¿No significaría peligro para Roció? Los akumas sabían de la existencia de aquella mujer y además de su inocencia, vendrían de nuevo a buscarla y provocar el caos nuevamente en esa ciudad.
Arthur suspiro.- Si quiere que le dejemos sola…- fueron las palabras que dijo el buscador, volteándole a ver, pensado que tal vez quería pensar un poco sobre todo lo que había pasado.
- Lo siento.-repentinamente la voz de Alice se volvió a escuchar, pero esta vez no de una manera fuerte como siempre lo hacía. Parecía débil y disculpándose con Roció con mucha sinceridad, se sentía culpable de todo aquello. Mientras el fleco de su cabello tapaba sus ojos en esos instantes y se mantenía de pie cerca de la salida.
Alice
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Localización : Sanhora Kingdom
Exorcista
Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Lo dicho por Arthur y Alice terminaron de ratificar mis sospechas, ¿realmente tendría que dejar todo lo que conocía y tenia por un simple capricho de Dios?, abandonar a mis amistades, compañeros de trabajo, obligaciones como enfermera, ¿que le diría a mis abuelos que estaban en mi pueblo natal?, no puedo desaparecer así como así nada mas. –La vida que me espera… ¿Quién me asegura que lograre sobrevivir a ella? ¿Hay tantas cosas que aun no he hecho? ¿Realmente vale la pena ir con ustedes…?-
Sujete con fuerza la mano del hombre, todo lo que había vivido hasta ahora, el ataque de esos akumas, -Tengo miedo…miedo de lo que me espera mas adelante…miedo a no volver a ver a las personas que amo…miedo de no vivir lo suficiente para cumplir todos mis sueños…pero si me quedo en esta ciudad nada asegura que esas cosas regresaran por mi, ya han muerto y han sido lastimadas muchas personas por mi culpa…- les hablo mientras intento ocultar las lagrimas que caen por mi rostro con mi cabello.
-De todas formas si me negara a ir con ustedes… ¿me dejarían ir así tan simple?- les pregunto mientras me limpio las lagrimas con la mano, me fije en que Arthur desviaba la mirada para evitar contestarme, -Como lo pensé…no vale de nada que me resistiera, de una u otra forma me llevarían igual-, pude darme cuenta inmediatamente por la actitud de aquel hombre en el primer piso, parecía que ya tenían todo previsto sin siquiera pedirme la opinión.
-Al menos creo que debería de escribirles una carta a mis abuelos para explicarles…aunque realmente no se que decirles…si les contara todo lo que me ha pasado me tomaran por loca y los preocupare mas de la cuenta…ya tienen sus años y no seria bueno para su salud…jejeje- no puedo evitar soltar una risita nerviosa mientas mis ojos se vuelven a humedecer, -Por alguna razón no puedo evitar llorar, no se crean que siempre soy así ¿vale?-
-Haaa…creo que estoy aceptando todo este asunto demasiado rápido, ¿debería armar un berrinche? ¿Gritar que por nada del mundo me voy a ir de esta ciudad?- hablo para mi misma mientras levanto la cabeza dejando que las lagrimas se deslicen por mi rostro y posteriormente por mi cuello, hay tantos sentimientos pero no se como expresarlos, miedo, tristeza, rabia, -Todo esto me supera…-.
-Tranquila…le aseguro que la vida de exorcista no es el infierno que parece-, me dice Arthur poniéndome su mano en mi espalda como modo de tranquilizarme, -Creame que la Orden no son todo peleas contra Akumas, ya vera que conocerá a mucha gente todas muy distintas entre si, hará muchas amistades, conocerá muchos lugares, así que por favor no se deprima, yo me encargare de ayudarla a que se ambiente allí, se lo prometo, palabra de honor-, no pude evitar mirar al hombre con cariño, desde un principio había sido muy amable y preocupado por mi, al igual que Alice, dirigí una mirada dulce hacia ella.
-Si una niña tan dulce como tu es capas de soportar esta vida, seria muy feo de mi parte mostrarme débil, después de todo soy mayor y debo de darte el ejemplo-, es cierto…no puedo flaquear a estas altura, mirándolo desde un punto de vista positivo seria otra forma de servir a la gente que lo necesita, -También se necesita vocación para ser exorcista ¿verdad?, el deseo de querer ayudar, cuidar y proteger a quienes lo requieren, el miedo…es algo que tendré que ir superando con el tiempo-, les digo tratando de verme mas calmada aunque en mi interior sigo igual, con dificultad trato de calmar el temblor en mis manos.
Sujete con fuerza la mano del hombre, todo lo que había vivido hasta ahora, el ataque de esos akumas, -Tengo miedo…miedo de lo que me espera mas adelante…miedo a no volver a ver a las personas que amo…miedo de no vivir lo suficiente para cumplir todos mis sueños…pero si me quedo en esta ciudad nada asegura que esas cosas regresaran por mi, ya han muerto y han sido lastimadas muchas personas por mi culpa…- les hablo mientras intento ocultar las lagrimas que caen por mi rostro con mi cabello.
-De todas formas si me negara a ir con ustedes… ¿me dejarían ir así tan simple?- les pregunto mientras me limpio las lagrimas con la mano, me fije en que Arthur desviaba la mirada para evitar contestarme, -Como lo pensé…no vale de nada que me resistiera, de una u otra forma me llevarían igual-, pude darme cuenta inmediatamente por la actitud de aquel hombre en el primer piso, parecía que ya tenían todo previsto sin siquiera pedirme la opinión.
-Al menos creo que debería de escribirles una carta a mis abuelos para explicarles…aunque realmente no se que decirles…si les contara todo lo que me ha pasado me tomaran por loca y los preocupare mas de la cuenta…ya tienen sus años y no seria bueno para su salud…jejeje- no puedo evitar soltar una risita nerviosa mientas mis ojos se vuelven a humedecer, -Por alguna razón no puedo evitar llorar, no se crean que siempre soy así ¿vale?-
-Haaa…creo que estoy aceptando todo este asunto demasiado rápido, ¿debería armar un berrinche? ¿Gritar que por nada del mundo me voy a ir de esta ciudad?- hablo para mi misma mientras levanto la cabeza dejando que las lagrimas se deslicen por mi rostro y posteriormente por mi cuello, hay tantos sentimientos pero no se como expresarlos, miedo, tristeza, rabia, -Todo esto me supera…-.
-Tranquila…le aseguro que la vida de exorcista no es el infierno que parece-, me dice Arthur poniéndome su mano en mi espalda como modo de tranquilizarme, -Creame que la Orden no son todo peleas contra Akumas, ya vera que conocerá a mucha gente todas muy distintas entre si, hará muchas amistades, conocerá muchos lugares, así que por favor no se deprima, yo me encargare de ayudarla a que se ambiente allí, se lo prometo, palabra de honor-, no pude evitar mirar al hombre con cariño, desde un principio había sido muy amable y preocupado por mi, al igual que Alice, dirigí una mirada dulce hacia ella.
-Si una niña tan dulce como tu es capas de soportar esta vida, seria muy feo de mi parte mostrarme débil, después de todo soy mayor y debo de darte el ejemplo-, es cierto…no puedo flaquear a estas altura, mirándolo desde un punto de vista positivo seria otra forma de servir a la gente que lo necesita, -También se necesita vocación para ser exorcista ¿verdad?, el deseo de querer ayudar, cuidar y proteger a quienes lo requieren, el miedo…es algo que tendré que ir superando con el tiempo-, les digo tratando de verme mas calmada aunque en mi interior sigo igual, con dificultad trato de calmar el temblor en mis manos.
Invitado
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Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Ser un arma para la orden.
Eso no estaba dentro de las palabras que había escogido Roció para referirse a lo que era la orden en esos instantes. Pero ella tampoco se lo iba a decir, después de todo ¿Quién era ella para poder decir tales cosas? Era bueno que ella lo descubriera por sus propios medios. Además no quería asustarla, debía llevarlo después de todo, podría no hacerlo, pero eso significaría muchas cosas: ser castigada y que mandaran a otras personas, no amables, a buscarle a ella. Después de todos los buscadores tendrían que dar su reporte al llegar a la orden nuevamente.
Alice simplemente le sonrió apenada ante sus últimas palabras, casi de manera nostálgica, sus ojos tintineaban pareciendo que iba a llorar muy pronto. Pero se contuvo con todas las fuerzas que tenía. Se acerco y puso sus manos sobre las suyas, no era muy buena dando ánimos, así que simplemente hizo eso y le sonrió cálidamente, dándole todo su apoyo.
Arthur sonrió de igual manera.- Le avisare a los demás que se quedara para poner sus asuntos en su lugar, después de recuperarse, y luego nos iremos.- exclamo él antes de salir de la habitación y cerrar la puertas tras de sí, escuchando el “click” de la cerradura.
- Espero que… no sea mucho problema.- exclamo Alice luego de que el buscador se fuera.- Si quieres que te ayude en algo, antes de irte, por favor dímelo.- dijo esta vez llena de energía y con una mirada en sus ojos, se notaba el brillo de juventud e inocencia en ellos.
- Quiero ayudarte antes de irnos, ya sabes, tus cosas…- decía mientras se explicaba mejor.- Tal vez con la carta que decía que escribirías.- comento ella por último sonriente y llena de energía para poder ayudar a su nueva amiga. En esos segundos se abría la puerta, otro buscador entraba al lugar, uno desconocido para ellas, traía consigo un carrito lleno de comida, postres y alguna que otra bebida caliente, como café.
- Me dijeron que les trajeran esto.- exclamo el buscador, por el tono de voz se notaba que era una chico sumamente joven, aunque su apariencia dijera que ya fuera todo un hombre.- Deben comer para recuperase mejor.
- ¡oh! Gracias.- comento Alice acercándose al carrito, para luego moverlo hacia la cama donde se hallaba recostada Roció.
- No hay de que, cómanlo antes que enfríe.- les dijo por último antes de irse. Alice inspecciono un poco la comida que venía, había dos platos de sopa de verduras caliente para ambas, demás claro de un par de platos con una surtida ensalada y otro plato fuerte que al parecer era carne, acompañado de una salsa. Aparte también había unas tazas, tal vez para servirse café o algo caliente. En la parte de abajo del carrito, estaban los recipientes con agua caliente, sal y demás condimentos. Alice saco los cubiertos y les tendió algunos a Roció.
- Bueno… provecho.- exclamo ella, antes de pescar la cuchara y comenzar a probar la sopa que habían traído para ellas.
Algunos minutos más tarde Arthur volvía a la habitación, al ver las comer solo pudo sonreír, especialmente al ver como Alice disfrutaba tanto de la comida, se notaba que tenía hambre y mucha, después de todo había usado casi toda su energía para pelear y debía recuperar fuerzas para el viaje.
- Ya avise a los demás buscadores.- anunció él.- ¿Cómo se siente señorita Roció?- pregunto el buscador refiriéndose a lo sucedido anteriormente, lo último que quería es que la joven se sintiera estresada u obligada por todo lo que le estaba ocurriendo ahora.
Eso no estaba dentro de las palabras que había escogido Roció para referirse a lo que era la orden en esos instantes. Pero ella tampoco se lo iba a decir, después de todo ¿Quién era ella para poder decir tales cosas? Era bueno que ella lo descubriera por sus propios medios. Además no quería asustarla, debía llevarlo después de todo, podría no hacerlo, pero eso significaría muchas cosas: ser castigada y que mandaran a otras personas, no amables, a buscarle a ella. Después de todos los buscadores tendrían que dar su reporte al llegar a la orden nuevamente.
Alice simplemente le sonrió apenada ante sus últimas palabras, casi de manera nostálgica, sus ojos tintineaban pareciendo que iba a llorar muy pronto. Pero se contuvo con todas las fuerzas que tenía. Se acerco y puso sus manos sobre las suyas, no era muy buena dando ánimos, así que simplemente hizo eso y le sonrió cálidamente, dándole todo su apoyo.
Arthur sonrió de igual manera.- Le avisare a los demás que se quedara para poner sus asuntos en su lugar, después de recuperarse, y luego nos iremos.- exclamo él antes de salir de la habitación y cerrar la puertas tras de sí, escuchando el “click” de la cerradura.
- Espero que… no sea mucho problema.- exclamo Alice luego de que el buscador se fuera.- Si quieres que te ayude en algo, antes de irte, por favor dímelo.- dijo esta vez llena de energía y con una mirada en sus ojos, se notaba el brillo de juventud e inocencia en ellos.
- Quiero ayudarte antes de irnos, ya sabes, tus cosas…- decía mientras se explicaba mejor.- Tal vez con la carta que decía que escribirías.- comento ella por último sonriente y llena de energía para poder ayudar a su nueva amiga. En esos segundos se abría la puerta, otro buscador entraba al lugar, uno desconocido para ellas, traía consigo un carrito lleno de comida, postres y alguna que otra bebida caliente, como café.
- Me dijeron que les trajeran esto.- exclamo el buscador, por el tono de voz se notaba que era una chico sumamente joven, aunque su apariencia dijera que ya fuera todo un hombre.- Deben comer para recuperase mejor.
- ¡oh! Gracias.- comento Alice acercándose al carrito, para luego moverlo hacia la cama donde se hallaba recostada Roció.
- No hay de que, cómanlo antes que enfríe.- les dijo por último antes de irse. Alice inspecciono un poco la comida que venía, había dos platos de sopa de verduras caliente para ambas, demás claro de un par de platos con una surtida ensalada y otro plato fuerte que al parecer era carne, acompañado de una salsa. Aparte también había unas tazas, tal vez para servirse café o algo caliente. En la parte de abajo del carrito, estaban los recipientes con agua caliente, sal y demás condimentos. Alice saco los cubiertos y les tendió algunos a Roció.
- Bueno… provecho.- exclamo ella, antes de pescar la cuchara y comenzar a probar la sopa que habían traído para ellas.
Algunos minutos más tarde Arthur volvía a la habitación, al ver las comer solo pudo sonreír, especialmente al ver como Alice disfrutaba tanto de la comida, se notaba que tenía hambre y mucha, después de todo había usado casi toda su energía para pelear y debía recuperar fuerzas para el viaje.
- Ya avise a los demás buscadores.- anunció él.- ¿Cómo se siente señorita Roció?- pregunto el buscador refiriéndose a lo sucedido anteriormente, lo último que quería es que la joven se sintiera estresada u obligada por todo lo que le estaba ocurriendo ahora.
Alice
Mensajes : 2220
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Exorcista
Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Arthur salio de la habitación quedándome sola con Alice, esta, muy amablemente se ofreció a ayudarme con mis asuntos, mas específicamente con la carta que tenia pensado escribirle a mis abuelos antes de irme, -Te agradecería mucho si me dieras una mano con ella, realmente no se que escribirles o como explicarles el asunto-, me pregunto si entenderán la situación en la que me encuentro o si debería contarles sobre los akumas y exorcistas.
La puerta se volvió a abrir, era un joven que traía un carrito lleno de comida, -Que bueno, ya me había entrado el hambre, debe de ser signo de que me siento mejor-, tome un plato de sopa y comencé a comer junto con Alice, ambas estábamos disfrutando de los alimentos, realmente los necesitábamos, sobre todo ella que ha trabajado muy duro.
Arthur no tardo en regresar, -Ya avise a los demás buscadores, ¿Cómo se siente señorita Rocío?- me pregunto el hombre mientras regresaba a su asiento de hace un rato, -Le he traído papel y lápiz para que pueda redactar la carta para su familia-, extendió la mano y me las entrego, -Ahora si no se siente capaz yo puedo redactarla para usted-.
-No va a ser necesario, no estoy tan mal como para no poder escribir Arthur-, tome una de las hojas y me dispuse a escribir, pero no se me ocurría nada, -Como se los digo…-, me quede pensativa por unos minutos. –Creo que no seria bueno para la salud de mis abuelos que les cuente sobre todo el asunto de los exorcistas, lo mejor será que no les diga nada de eso, no esta bien que les mienta pero será lo mejor para ellos-.
-Es su decisión señorita, es verdad que las mentiras no son buenas pero a veces hay que hacerlo con tal de no causarle sufrimiento a las personas que mas amamos-, las palabras del hombre eran mas que ciertas, no permitiré que nada estropee la vida tranquila que siempre han llevado.
Con las ideas mas claras conseguí terminar una buena carta, no les conté demasiado, solo que había conseguido una mejor oferta de trabajo y debía abandonar el país pero que en cuanto me estableciera me comunicaría con ellos así que no se debían preocupar por nada por que yo estaría bien, también les pedí que me despidieran de los pocos amigos que tenia allí y les deje mas que claro lo mucho que los amaba.
-Creo que ya esta…con esto será mas que suficiente, me hubiera gustado verlos una ultima ves pero si Dios así lo quiere puede que en el futuro pueda ir a visitarlos… ¿Arthur, crees que te podrías encargar de enviarla?-, le pregunte entregándole ya la carta en un sobre cerrado con la dirección, -No tiene de que preocuparse le aseguro que llegara en perfectas condiciones a casa de sus familiares- me dijo guardándola en su bolsillo.
-En ese caso ya no tengo asuntos pendientes, solo me queda despedirme de todos aquí en el hospital eh ir por mis cosas a mi casa- les dije a ambos con una sonrisa, -Me parece bien, pero creo que podremos dejar eso para mañana por ahora lo mejor será que pasemos la noche aquí en el hospital, ya es tarde- hablo Arthur mientras se levantaba de la silla y se dirigía hacia la ventana para cerrarla y correr las cortinas.
-Señorita Alice lo mejor será que las dos descansen, dejemos a la Señorita Rocío dormir tranquila hasta mañana, enviare a otro buscador para que custodie la habitación por ahora, yo tengo algunas cosas que hacer, hasta mañana-.
La puerta se volvió a abrir, era un joven que traía un carrito lleno de comida, -Que bueno, ya me había entrado el hambre, debe de ser signo de que me siento mejor-, tome un plato de sopa y comencé a comer junto con Alice, ambas estábamos disfrutando de los alimentos, realmente los necesitábamos, sobre todo ella que ha trabajado muy duro.
Arthur no tardo en regresar, -Ya avise a los demás buscadores, ¿Cómo se siente señorita Rocío?- me pregunto el hombre mientras regresaba a su asiento de hace un rato, -Le he traído papel y lápiz para que pueda redactar la carta para su familia-, extendió la mano y me las entrego, -Ahora si no se siente capaz yo puedo redactarla para usted-.
-No va a ser necesario, no estoy tan mal como para no poder escribir Arthur-, tome una de las hojas y me dispuse a escribir, pero no se me ocurría nada, -Como se los digo…-, me quede pensativa por unos minutos. –Creo que no seria bueno para la salud de mis abuelos que les cuente sobre todo el asunto de los exorcistas, lo mejor será que no les diga nada de eso, no esta bien que les mienta pero será lo mejor para ellos-.
-Es su decisión señorita, es verdad que las mentiras no son buenas pero a veces hay que hacerlo con tal de no causarle sufrimiento a las personas que mas amamos-, las palabras del hombre eran mas que ciertas, no permitiré que nada estropee la vida tranquila que siempre han llevado.
Con las ideas mas claras conseguí terminar una buena carta, no les conté demasiado, solo que había conseguido una mejor oferta de trabajo y debía abandonar el país pero que en cuanto me estableciera me comunicaría con ellos así que no se debían preocupar por nada por que yo estaría bien, también les pedí que me despidieran de los pocos amigos que tenia allí y les deje mas que claro lo mucho que los amaba.
-Creo que ya esta…con esto será mas que suficiente, me hubiera gustado verlos una ultima ves pero si Dios así lo quiere puede que en el futuro pueda ir a visitarlos… ¿Arthur, crees que te podrías encargar de enviarla?-, le pregunte entregándole ya la carta en un sobre cerrado con la dirección, -No tiene de que preocuparse le aseguro que llegara en perfectas condiciones a casa de sus familiares- me dijo guardándola en su bolsillo.
-En ese caso ya no tengo asuntos pendientes, solo me queda despedirme de todos aquí en el hospital eh ir por mis cosas a mi casa- les dije a ambos con una sonrisa, -Me parece bien, pero creo que podremos dejar eso para mañana por ahora lo mejor será que pasemos la noche aquí en el hospital, ya es tarde- hablo Arthur mientras se levantaba de la silla y se dirigía hacia la ventana para cerrarla y correr las cortinas.
-Señorita Alice lo mejor será que las dos descansen, dejemos a la Señorita Rocío dormir tranquila hasta mañana, enviare a otro buscador para que custodie la habitación por ahora, yo tengo algunas cosas que hacer, hasta mañana-.
Invitado
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Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Entonces ya todos al parecer se había puesto de acuerdo, muy pronto tendrían que regresar a la orden y esta vez vendría acompañada con alguien más, Roció. Alice seguía comiendo en los instantes que Arthur entraba a la habitación, su estomago seguía pidiendo comida, y ella claramente no se molestaba en darle mas. La pequeña exorcista seguía comiendo, mientras atentamente, escuchaba lo que Roció y Arthur hablaban, tal como si repentinamente fuera una niña mucho mas pequeña a su edad actual.
Cuando Roció termino su carta, Alice le sonrió, después de todo no necesitaba mucho de su ayuda. Se acerco hasta ella para echarle una ojeada, aunque no alcanzo a leer mucho de ella ya que se la entrego a Arthur para que se la entregara a sus abuelos. Confiaba en que el podía con aquel trabajo.
Arthur en unos instantes se fue, Alice no tenía mucho sueño en esos instantes, ya había dormido mucho o eso creía ella, ya que cansancio era lo que menos sentía en esos instantes, bueno haría el intento de ir a dormir entonces.- Te dejare descansar Roció.- exclamo ella, no quería ser una molestia para ella en esos instantes.- Creo que también necesito descansar.- mintió, mas que nada para dejar sola a la chica, de seguro aún tenía mucho sobre lo que pensar.
- Nos vemos mañana.- le sonrió cándidamente, por último, antes de salir a un trotando hacia la salida y cerró la puerta suavemente tras de sí. Se quedo parada en la puerta en esos instantes, soltando un largo suspiro, para fijarse que alguien le estaba observando en esos instantes, el mismo buscador de muy mal carácter estaba al otro lado del pasillo. Alice le sostuvo la mirada sin temor, lo mismo hacia el buscador, al final la chica termino sonriéndole y se inclino levemente hacia adelante, sorprendiendo al buscador, ante tal ¿saludo? Alice giro sobre sí misma y camino en sentido contrario, se dirigía a su habitación, iba a paso lento en esos instantes no tenía prisa por llegar a la cama.
Cuando llego a su habitación, esta estaba vacía, solo se hallaba allí una típica cama de hospital, con unas ventanas decoradas con unas cortinas de color blanco, para variar. Ella abrió las cortinas en esos instantes, viendo como el sol comenzaba a esconderse, en realidad su poca luz ya no iluminaba casi nada, y el tenue color rojizo del cielo iba desapareciendo para dejar paso al negro de la noche. Lo bueno es que el cielo se encontraba despejado y podía ver perfectamente las estrellas desde donde estaba en esos instantes.
No paso mucho tiempo para aburrirse de tano mirar las estrellas, opto por apagar la luz de su habitación y se tiro a la cama en medio de la oscuridad, quedando ella encima de las mantas mientras veía el techo y la luz de luna se colaba por su ventana –había dejado las cortinas abiertas- A los minutos se había quedado dormida.
A la mañana siguiente los buscadores parecían alistar las cosas para poder volver a la orden, algunas caminaban por aquí y por allá rápidamente, enviando mensaje a otros buscadores de que la zona estaba a salvo. Mientras otros se ponían de acuerdo para quedarse en la ciudad durante un tiempo, hasta que vieran que las cosas se hubiesen calmado las apariciones de akumas y demás. La gran mayoría se encontraba en el hospital atendiendo a las personas y ayudando en lo más que podían .
Arthur en ese mismo instante iba hacia a las habitaciones de las chicas, primero iría donde Roció para ver si había despertado y luego iría donde Alice. Aunque esta última ya se encontraba en el comedor del hospital devorando su desayuno.
Cuando Roció termino su carta, Alice le sonrió, después de todo no necesitaba mucho de su ayuda. Se acerco hasta ella para echarle una ojeada, aunque no alcanzo a leer mucho de ella ya que se la entrego a Arthur para que se la entregara a sus abuelos. Confiaba en que el podía con aquel trabajo.
Arthur en unos instantes se fue, Alice no tenía mucho sueño en esos instantes, ya había dormido mucho o eso creía ella, ya que cansancio era lo que menos sentía en esos instantes, bueno haría el intento de ir a dormir entonces.- Te dejare descansar Roció.- exclamo ella, no quería ser una molestia para ella en esos instantes.- Creo que también necesito descansar.- mintió, mas que nada para dejar sola a la chica, de seguro aún tenía mucho sobre lo que pensar.
- Nos vemos mañana.- le sonrió cándidamente, por último, antes de salir a un trotando hacia la salida y cerró la puerta suavemente tras de sí. Se quedo parada en la puerta en esos instantes, soltando un largo suspiro, para fijarse que alguien le estaba observando en esos instantes, el mismo buscador de muy mal carácter estaba al otro lado del pasillo. Alice le sostuvo la mirada sin temor, lo mismo hacia el buscador, al final la chica termino sonriéndole y se inclino levemente hacia adelante, sorprendiendo al buscador, ante tal ¿saludo? Alice giro sobre sí misma y camino en sentido contrario, se dirigía a su habitación, iba a paso lento en esos instantes no tenía prisa por llegar a la cama.
Cuando llego a su habitación, esta estaba vacía, solo se hallaba allí una típica cama de hospital, con unas ventanas decoradas con unas cortinas de color blanco, para variar. Ella abrió las cortinas en esos instantes, viendo como el sol comenzaba a esconderse, en realidad su poca luz ya no iluminaba casi nada, y el tenue color rojizo del cielo iba desapareciendo para dejar paso al negro de la noche. Lo bueno es que el cielo se encontraba despejado y podía ver perfectamente las estrellas desde donde estaba en esos instantes.
No paso mucho tiempo para aburrirse de tano mirar las estrellas, opto por apagar la luz de su habitación y se tiro a la cama en medio de la oscuridad, quedando ella encima de las mantas mientras veía el techo y la luz de luna se colaba por su ventana –había dejado las cortinas abiertas- A los minutos se había quedado dormida.
A la mañana siguiente los buscadores parecían alistar las cosas para poder volver a la orden, algunas caminaban por aquí y por allá rápidamente, enviando mensaje a otros buscadores de que la zona estaba a salvo. Mientras otros se ponían de acuerdo para quedarse en la ciudad durante un tiempo, hasta que vieran que las cosas se hubiesen calmado las apariciones de akumas y demás. La gran mayoría se encontraba en el hospital atendiendo a las personas y ayudando en lo más que podían .
Arthur en ese mismo instante iba hacia a las habitaciones de las chicas, primero iría donde Roció para ver si había despertado y luego iría donde Alice. Aunque esta última ya se encontraba en el comedor del hospital devorando su desayuno.
Alice
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Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Me eh quedado completamente sola en la habitación, se ve tan amplia y vacía, y el color de las cortinas y el muro le hace parecer tan aburrida… todavía no tengo sueño, me siento nerviosa y ansiosa por todo lo que me espera en el futuro, también una cuota de miedo e inseguridad me ronda por la cabeza pero trato de no pensar en aquello, con cuidado me salgo de la cama y me dirijo a la ventana para echar un vistazo, la noche ya esta pronta a llegar y las luces de la ciudad comienza a encenderse, el paisaje del lugar me provoca nostalgia, quien sabe cuanto tiempo pasara antes de que pueda volver aquí, si es que acaso lo hago… no puedo evitar que los pensamientos negativos vengan a mi pero muevo la cabeza de un lado a otro para intentar expulsarlo, todo saldrá bien, me repito a mi misma una y otra ves.
Me quedo mirando por la ventana hasta que el cielo ya esta lleno de estrellas, puedo escuchar como el movimiento en el hospital comienza a disminuir y ver a los compañeros de Arthur hacer rondas por el perímetro del edificio. Por fin el cansancio y el sueño aparecen, apago la luz y luego regreso a la cama, me cubro con las sabanas hasta la nariz y cierro los ojos intentando convencerme de que todo lo que ha sucedido no es más que un sueño.
La luz del día calidamente se filtra por la ventana, no se que hora será pero pareciera no ser demasiado tarde, miro a mi alrededor para ver si aun continuo sola en la habitación y efectivamente así es, pero es mas que seguro que alguien estuvo haciendo guarda a la puerta toda la noche, siento como pisadas se acercan a paso lento por el pasillo, no tarda en aparecer una figura en el umbral de la puerta y la perilla comienza a girar.
Era Arthur quien venia acompañado de un Medico, -Buenos días señorita Rocío ¿Cómo amaneció?-, se notaba en su rostro que ya estaba mas descansado, de seguro que pudo dormir toda la noche porque el agotamiento de su rostro por todos los acontecimientos ya no estaban, -Buenos días Arthur, estoy mucho mejor, gracias-, le contesto con muchos mas ánimos que ayer, y no es para menos ya que siento como si mis costillas estuvieran en perfectas condiciones, es increíble lo que pueden hacer unas cuantas horas de sueño.
Confiada de mi recuperación me levanto de forma brusca pero una fuerte punzada me hace doblarme, -¡Señorita se encuentra bien!-, el hombre se acerca rápido hasta mi preocupado, -Estoy bien, estoy bien, no te preocupes-, con su ayuda me volví a recostar en la cama, -Es imposible que heridas como estas se curen de un día para otro, puede que ya te sientas mejor pero eso no quiere decir que ya estas sana- hablo el medico que no reconocí, de seguro que trabaja en alguna otra zona del hospital porque jamás en mi vida había visto su rostro.
-El doctor la viene a revisar, queremos constatar que realmente se encuentra en condiciones de realizar un viaje largo-, el hombre se acerco y puso su bolso a los pies de la cama, -Le pido por favor que nos deje solos por unos instantes, una ves que haya visto como esta le llamare- Arthur afirmo con la cabeza y se dispuso a salir pero de pronto se detuvo, -¡Es cierto!, se me había olvidado pero una de las enfermeras, compañera suya se dio el trabajo de conseguirle algo de ropa-, dejo junto a mi un bulto con las prendas y luego se dispuso a salir.
El medico no tardo mucho en la revisión, por su rostro pude percibir que no estaba en tan malas condiciones, aunque ciertamente me causo un gran dolor cuando presiono en las costillas para ver que tal estaban, después de eso fajo bien todo mi tórax y abdomen.
Una ves terminado el medico, llamo al buscador para que entrara, -ella se encuentra mucho mejor, no tendría problemas con realizar un viaje, siempre y cuando se mantenga fajada y no realice ningún tipo de ejercicio brusco en por lo menos una semana, le dejare algunos analgésicos por si los necesitara-, ya habiendo cumplido su trabajo el hombre hace una reverencia y se retira en silencio de la habitación.
-Eso es bueno, significa que no tendremos problemas para irnos-, parecía feliz de dejar este lugar, y no lo culpo después de todo por lo que a pasado en esta ciudad de seguro que solo quedaran en su mente malos recuerdos, -Espero no tener que necesitar los analgésicos, lo mejor será que me vista, necesito ir por mis pertenencias a mi departamento-, tomo la ropa y la comienzo a separar, para mi suerte es justo de mi talla, un vestido y zapatos, algo simple pero ya estando en casa podré cambiarme, -Entiendo…la estaré esperando afuera, una ves este lista iremos por la Señorita Alice, para que así coma algo y luego se despida de todos sus amigos en el hospital, en el camino nos desviaremos para que pase por sus cosas-.
Tarde un poco en cambiarme, gracias a que estaba fajadazo sentía tanto dolor pero aun así limitaba mis movimientos, una ves lista salí de la pieza y le eche un ultimo vistazo antes de cerrar la puerta, Arthur me esperaba sentado a un lado de la puerta, -¡Ya esta! Vamos por Alice- le digo al hombre quien se pone de pie y me indica por donde esta la habitación de la niña, camino con lentitud, aun me cuesta pero el hombre amablemente me ofrece su brazo y lo acepto.
Estando ya frente a la habitación tocamos antes de ingresar pero al no recibir respuesta Arthur abrió la puerta lentamente, -Con permiso Señorita Alice, voy a entrar… ¿Eh?...ya no esta-, la sala estaba completamente vacía –de seguro que bajo a comer, ella tiene un gran apetito, vayamos a ver si la encontramos en el comedor-, dejando cerrada la pieza nos dispusimos a bajar al primer piso.
Utilizando a Arthur como una especie de bastón caminamos con lentitud hasta el comedor y justamente ahí estaba la pequeña Alice comiendo su desayuno, nos acercamos y me senté junto a ella -¡Buenos días Alice! ¿Qué tal amaneciste?-.
El hombre nos dejo por un momento para ir por alimentos, no tardo mucho y regreso con leche tibia, tostadas y galletas, tenia un hambre increíble, tome la leche rápidamente y luego procedí a atacar el plato de las galletas, -será mejor que comas Arthur sino no te dejare nada- le comento en broma a lo que el respondió con una fuerte risa. –Me alegra mucho que los ánimos estén mejor después de todo lo que a sucedido, y también puedo notar que ya no esta el caos que había ayer, espero que los heridos no tengan nada grave y se recuperen luego-.
-¡Y bien Arthur! ¿Cuándo partimos? No olvides que en el camino debo de ir por mis cosas, no creo que pretendan que me vaya con lo puesto ¿o si?-.
Me quedo mirando por la ventana hasta que el cielo ya esta lleno de estrellas, puedo escuchar como el movimiento en el hospital comienza a disminuir y ver a los compañeros de Arthur hacer rondas por el perímetro del edificio. Por fin el cansancio y el sueño aparecen, apago la luz y luego regreso a la cama, me cubro con las sabanas hasta la nariz y cierro los ojos intentando convencerme de que todo lo que ha sucedido no es más que un sueño.
La luz del día calidamente se filtra por la ventana, no se que hora será pero pareciera no ser demasiado tarde, miro a mi alrededor para ver si aun continuo sola en la habitación y efectivamente así es, pero es mas que seguro que alguien estuvo haciendo guarda a la puerta toda la noche, siento como pisadas se acercan a paso lento por el pasillo, no tarda en aparecer una figura en el umbral de la puerta y la perilla comienza a girar.
Era Arthur quien venia acompañado de un Medico, -Buenos días señorita Rocío ¿Cómo amaneció?-, se notaba en su rostro que ya estaba mas descansado, de seguro que pudo dormir toda la noche porque el agotamiento de su rostro por todos los acontecimientos ya no estaban, -Buenos días Arthur, estoy mucho mejor, gracias-, le contesto con muchos mas ánimos que ayer, y no es para menos ya que siento como si mis costillas estuvieran en perfectas condiciones, es increíble lo que pueden hacer unas cuantas horas de sueño.
Confiada de mi recuperación me levanto de forma brusca pero una fuerte punzada me hace doblarme, -¡Señorita se encuentra bien!-, el hombre se acerca rápido hasta mi preocupado, -Estoy bien, estoy bien, no te preocupes-, con su ayuda me volví a recostar en la cama, -Es imposible que heridas como estas se curen de un día para otro, puede que ya te sientas mejor pero eso no quiere decir que ya estas sana- hablo el medico que no reconocí, de seguro que trabaja en alguna otra zona del hospital porque jamás en mi vida había visto su rostro.
-El doctor la viene a revisar, queremos constatar que realmente se encuentra en condiciones de realizar un viaje largo-, el hombre se acerco y puso su bolso a los pies de la cama, -Le pido por favor que nos deje solos por unos instantes, una ves que haya visto como esta le llamare- Arthur afirmo con la cabeza y se dispuso a salir pero de pronto se detuvo, -¡Es cierto!, se me había olvidado pero una de las enfermeras, compañera suya se dio el trabajo de conseguirle algo de ropa-, dejo junto a mi un bulto con las prendas y luego se dispuso a salir.
El medico no tardo mucho en la revisión, por su rostro pude percibir que no estaba en tan malas condiciones, aunque ciertamente me causo un gran dolor cuando presiono en las costillas para ver que tal estaban, después de eso fajo bien todo mi tórax y abdomen.
Una ves terminado el medico, llamo al buscador para que entrara, -ella se encuentra mucho mejor, no tendría problemas con realizar un viaje, siempre y cuando se mantenga fajada y no realice ningún tipo de ejercicio brusco en por lo menos una semana, le dejare algunos analgésicos por si los necesitara-, ya habiendo cumplido su trabajo el hombre hace una reverencia y se retira en silencio de la habitación.
-Eso es bueno, significa que no tendremos problemas para irnos-, parecía feliz de dejar este lugar, y no lo culpo después de todo por lo que a pasado en esta ciudad de seguro que solo quedaran en su mente malos recuerdos, -Espero no tener que necesitar los analgésicos, lo mejor será que me vista, necesito ir por mis pertenencias a mi departamento-, tomo la ropa y la comienzo a separar, para mi suerte es justo de mi talla, un vestido y zapatos, algo simple pero ya estando en casa podré cambiarme, -Entiendo…la estaré esperando afuera, una ves este lista iremos por la Señorita Alice, para que así coma algo y luego se despida de todos sus amigos en el hospital, en el camino nos desviaremos para que pase por sus cosas-.
Tarde un poco en cambiarme, gracias a que estaba fajadazo sentía tanto dolor pero aun así limitaba mis movimientos, una ves lista salí de la pieza y le eche un ultimo vistazo antes de cerrar la puerta, Arthur me esperaba sentado a un lado de la puerta, -¡Ya esta! Vamos por Alice- le digo al hombre quien se pone de pie y me indica por donde esta la habitación de la niña, camino con lentitud, aun me cuesta pero el hombre amablemente me ofrece su brazo y lo acepto.
Estando ya frente a la habitación tocamos antes de ingresar pero al no recibir respuesta Arthur abrió la puerta lentamente, -Con permiso Señorita Alice, voy a entrar… ¿Eh?...ya no esta-, la sala estaba completamente vacía –de seguro que bajo a comer, ella tiene un gran apetito, vayamos a ver si la encontramos en el comedor-, dejando cerrada la pieza nos dispusimos a bajar al primer piso.
Utilizando a Arthur como una especie de bastón caminamos con lentitud hasta el comedor y justamente ahí estaba la pequeña Alice comiendo su desayuno, nos acercamos y me senté junto a ella -¡Buenos días Alice! ¿Qué tal amaneciste?-.
El hombre nos dejo por un momento para ir por alimentos, no tardo mucho y regreso con leche tibia, tostadas y galletas, tenia un hambre increíble, tome la leche rápidamente y luego procedí a atacar el plato de las galletas, -será mejor que comas Arthur sino no te dejare nada- le comento en broma a lo que el respondió con una fuerte risa. –Me alegra mucho que los ánimos estén mejor después de todo lo que a sucedido, y también puedo notar que ya no esta el caos que había ayer, espero que los heridos no tengan nada grave y se recuperen luego-.
-¡Y bien Arthur! ¿Cuándo partimos? No olvides que en el camino debo de ir por mis cosas, no creo que pretendan que me vaya con lo puesto ¿o si?-.
Invitado
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Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
- Buenos días Rocío, buenos días Arthur.- hablo Alice, una vez hubo tragado su comida.- Amanecí muy bien, creo que si me hacía falta una noche de sueño.- comento ella, después de todo no había querido dormir, o más bien ella pensaba que no tenía mucho sueño. Mientras probaba otro bocado de su desayuno, masticaba y tragaba luego, antes de hablar.- ¿Qué tal tú, Rocío?- pregunto ella sonriente y radiante ante el nuevo día que le esperaba.
Alice no era de despertarse enojada, siempre despertaba feliz y llena de energía, o a veces confundida. Pero en ese mismo instante parecía feliz, sobre todo porque Roció lucía de esa manera, ella pensaba que estaría triste o algo así por lo sucedido la noche anterior, pero no, parecía lista y hasta para gastar bromas. Además Arthur también parecía de buen ánimo, sonrió de solo pensar en que eran felices y que no había preocupaciones por esos instantes. Como le hubiese gustado, más bien deseo en su interior, que toda esa paz que reinaba durante esos breves minutos, fuera para siempre.
Las palabras de roció le sacaron de sus pensamientos en esos instantes.- Claro que sí, no hay ningún problema en recoger algo de su ropa o pertenencias.- comento el buscador. Mientras comía de algo de la comida que había traído.- Le sugiero que sea un equipaje ligero, con lo esencial.- le aconsejo, terminando con una sonrisa, será un viaje pesado, no queremos que se canse apenas este llegando a ti.
Paso como una hora para que se fueran del lugar, Alice y Arthur esperaron en la salida del hospital, por si Roció quería despedirse completamente de él.- Supongo que será difícil para ella.
- La señorita Roció ha demostrado ser una mujer fuerte, estará perfectamente bien.- comento él. Luego de que los tres se hubieran reunido, y fueran en marcha hasta la casa de Roció. Las calles eran un desastre para esos instantes, edificios que le faltaban la mitad, otros sin techos, enormes agujeros en las paredes, ventanas rotas. Había escombros en el piso, algunos pequeños, otros eran grandes pedazos que alguna vez pertenecieron a un edificio. Para esos instantes se podía ver algunas personas reconstruyeron lo que se podía reconstruir y algunos buscadores ayudando en esa labor.
- Espero que la ciudad quede en perfecto estado.- esos eran los deseos de Alice en esos momentos. Arthur apoyaba aquellos.
- Tomara algo de tiempo, pero estará perfectamente. Si los akumas dejan de atacar este lugar, mucho más rápido podrá recuperase y ser lo que era antes.
Si, lo akumas eran un problema, pero nada que un exorcista no podría manejar, claramente si no era una horda de akumas a lo que tenían que enfrentarse, un gran número causaría un gran problema. Tal como lo que había pasado allí, que sin la intervención de una exorcista del nivel de Alice, no hubiesen podido salvar a la ciudad y a sus habitantes, aunque hubiesen habido perdidas, que de seguro las hubieron.
- Bueno ¿Cuál es tu casa Roció?- se aventura a preguntar Alice, mientras iban caminando, como guía tenían a la chica que recién se unía a su grupo, era obvio porque conocía mucho mejor el lugar que la misma Alice y Arthur, además ambos ignoraban cual sería su casa.
Alice no era de despertarse enojada, siempre despertaba feliz y llena de energía, o a veces confundida. Pero en ese mismo instante parecía feliz, sobre todo porque Roció lucía de esa manera, ella pensaba que estaría triste o algo así por lo sucedido la noche anterior, pero no, parecía lista y hasta para gastar bromas. Además Arthur también parecía de buen ánimo, sonrió de solo pensar en que eran felices y que no había preocupaciones por esos instantes. Como le hubiese gustado, más bien deseo en su interior, que toda esa paz que reinaba durante esos breves minutos, fuera para siempre.
Las palabras de roció le sacaron de sus pensamientos en esos instantes.- Claro que sí, no hay ningún problema en recoger algo de su ropa o pertenencias.- comento el buscador. Mientras comía de algo de la comida que había traído.- Le sugiero que sea un equipaje ligero, con lo esencial.- le aconsejo, terminando con una sonrisa, será un viaje pesado, no queremos que se canse apenas este llegando a ti.
Paso como una hora para que se fueran del lugar, Alice y Arthur esperaron en la salida del hospital, por si Roció quería despedirse completamente de él.- Supongo que será difícil para ella.
- La señorita Roció ha demostrado ser una mujer fuerte, estará perfectamente bien.- comento él. Luego de que los tres se hubieran reunido, y fueran en marcha hasta la casa de Roció. Las calles eran un desastre para esos instantes, edificios que le faltaban la mitad, otros sin techos, enormes agujeros en las paredes, ventanas rotas. Había escombros en el piso, algunos pequeños, otros eran grandes pedazos que alguna vez pertenecieron a un edificio. Para esos instantes se podía ver algunas personas reconstruyeron lo que se podía reconstruir y algunos buscadores ayudando en esa labor.
- Espero que la ciudad quede en perfecto estado.- esos eran los deseos de Alice en esos momentos. Arthur apoyaba aquellos.
- Tomara algo de tiempo, pero estará perfectamente. Si los akumas dejan de atacar este lugar, mucho más rápido podrá recuperase y ser lo que era antes.
Si, lo akumas eran un problema, pero nada que un exorcista no podría manejar, claramente si no era una horda de akumas a lo que tenían que enfrentarse, un gran número causaría un gran problema. Tal como lo que había pasado allí, que sin la intervención de una exorcista del nivel de Alice, no hubiesen podido salvar a la ciudad y a sus habitantes, aunque hubiesen habido perdidas, que de seguro las hubieron.
- Bueno ¿Cuál es tu casa Roció?- se aventura a preguntar Alice, mientras iban caminando, como guía tenían a la chica que recién se unía a su grupo, era obvio porque conocía mucho mejor el lugar que la misma Alice y Arthur, además ambos ignoraban cual sería su casa.
Alice
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Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Alice estaba radiante, se notaba que la noche de sueño nos había hecho muy bien a todos, me pregunto como estaba y creo que con la sonrisa que le mostré era suficiente para dejar claro a cualquiera que me sentía mucho mejor, nerviosa todavía, algo inevitable y que seguramente no se me quitaría hasta que me acostumbre a la nueva vida que se me viene por delante.
Al plantearles que necesitaba ir por mis pertenencias antes del viaje no me pusieron oposición, eso era bueno, como le dije a Arthur no pretendía irme de la ciudad con lo puesto, aunque el hombre me dejo claro que debía de ser un equipaje ligero, me costara decidirme que empacar, tiendo a ser muy exagerada y si no tengo cuidado terminare llevando muchas cosas y seguramente la mayor parte de ellas inservibles.
Luego del desayuno decidí despedirme de todos aquellos que conocía en el hospital, después de todo eran mi familia en esta ciudad, la mayoría estaba trabajando muy duro para poder satisfacer todas las necesidades que tenia el edificio en este momento, con todos los heridos que habían todos los turnos llevaban trabajando incesantemente desde ayer, todos se despidieron con mucho cariño, habían sido años muy buenos aquí, no podía evitar soltar algunas lagrimas cuando recibía algún abrazo.
En una de las salas estaban descansando Anne y Julia, mis compañeras, que por mi culpa habían salido lastimadas, gracias a Dios no estaban graves pero aun así deberían estar por unos días mas en observación, -Cuídate mucho por favor-, me susurro al oído Anne mientras le daba un abrazo cuidando de no lastimarla mas de lo que ya estaba. –No te olvides de nosotras, promete que nos vas a escribir siempre que puedas por favor, y no hagas nada arriesgado-, dijo Julia mientras se secaba las lagrimas, -Ustedes estén tranquilas, recupérense luego, prometo que les enviare una carta lo mas del tiempo-.
-Otra cosa, se que no es el momento pero…si no es mucho problema ¿les importaría echarle un vistazo de ves en cuando a mi departamento?-, era un favor fuera de lugar pero teniendo claro que no podría llevar muchas cosas me preocupaba dejar todo solo, -No te preocupes por nada, nosotros nos encargaremos de mantenerlo limpio y ordenado para que cuando vengas tengas donde quedarte-.
-Muchas gracias a las dos, prometo venir a verlas en cuanto me sea posible-, o eso es lo que espero, no tengo claro como serán las cosas en la Orden y puede que nunca vuelva a este lugar, pero eso no se los puedo decir. Despidiéndome una ultima ves de ellas le di un ultimo paseo al hospital, recorrí cada rincón que había sido mi hogar estos últimos años, aquí fue donde aprendí muchas cosas, conocí grandes amistades y también madure, espero volver aquí…algún día.
Me tomo una hora aproximadamente despedirme de todo y de todos, cuando salí Alice y Arthur me estaban esperando en la entrada, -lamento mucho haberlos hecho esperar pero ya podemos ir por mis pertenencias-.
La ciudad estaba en muy mal estado, muchas casas destrozadas y las calles llenas de escombros, -Aun no puedo creer que esos Akumas hayan causado todo esto tan solo por tener la inocencia que traigo conmigo-.La gente estaba trabajando muy duro, mujeres y hombres, todos por igual se encontraban sacando los escombros y limpiando las calles, se notaba que se habían levantado antes que saliera el sol, también habían varios compañeros de Arthur que estaban brindándole una mano a la población, a medida que avanzábamos el buscador los iba saludando a todos.
-Bueno ¿Cuál es tu casa Rocío?- me pregunto Alice, -No esta muy lejos de aquí, lo debemos caminar unas cuatro cuadras hacia allá, luego doblar dos mas y ahí encontraremos el edificio donde vivo o mas bien donde vivía-, no tardamos en llegar al lugar que les había indicado, todo la calle estaba en mal estado, se notaba que los Akumas habían hecho de las suyas aquí.
Ya frente al edificio sentí un gran alivio al ver que este no estaba en tan mal estado comparado con otros, -No tardo en empacar-, les dije y subí con cuidado por las escaleras que estaban un poco inestables, abrí la puerta con lentitud y camine perezosamente al interior, todo estaba como lo había dejado, lo primero que ise fue buscar ropa para cambiarme, busque en el armario de mi habitación, escogí un vestido oscuro, unas calzas y botas, era un atuendo cómodo, también saque un abrigo y lo deje sobre la cama, -Mejor ser precavida, no vaya a ser que lo necesite-.
De debajo de la cama saque una maleta de mano y la comencé a llenar de ropa y zapatos, busque solo lo necesario como me dijo Arthur, era difícil elegir pero conseguí llenarla solo de cosas que necesitara, lo básico, pantalones, blusas, pijama, una falda, zapatos extra, entre otros. También saque del armario un bolso de mano, puse todo lo que no cabía en la maleta.
Procurando dejar todo bien cerrado revise las ventanas dos veces, dándole un ultimo vistazo a mi casa, cerré bien con llave, tome la maleta y el bolso y bajé al primer piso, -Ya esta, todo en orden, creo que llevo todo lo que voy a necesitar-, la maleta por suerte no estaba muy pesada y el bolso tampoco, -¿Esta segura que no se le olvida nada Señorita Rocío?, una ves partamos ya no hay vuelta atrás-, me advirtió mientras se acomodaba la mochila que llevaba en la espalda.
-No hay problema Arthur, no se me olvida nada, lo mejor será que nos vayamos de una ves, sino podría arrepentirme y tendrán que llevarme a la fuerza-, le comento en broma. Luego de recoger mis cosas nos dirigimos a la estación de trenes, pese al ataque estaba todo funcionando, muchas personas habían decidido abandonar la ciudad después de lo sucedido, no los culpo, de seguro deben de estar aterrados.
-¡Que alegría!, el tren ya esta funcionando, cuando llegamos lo tenían en mantencion pero veo que pese al ataque de los akumas esta en perfectas condiciones-, el hombre parecía feliz y yo aliviada, pensé que nos iríamos caminando, un razonamiento un tanto entupido pero aun así se me paso por la mente. –Esto…Arthur, este lugar esta muy lleno, ¿crees que encontremos pasajes a estas alturas?-, y si que estaba repleto, parecía que estaban metiendo a la gente a la fuerza en los vagones, no querían desperdiciar nada de espacio.
-¡No tiene de que preocuparse Señorita, ya tengo todo arreglado!, vengan, vengan, por aquí-, guiada por Arthur llegamos hasta el primer vagón, el encargado de recibir los boletos reconoció su rostro de inmediato, y como si fuéramos muy importantes nos guío amablemente hasta donde se encontraban los asientos mas elegantes, -Sorprendente…es primera ves que viajo en primera clase…-.
-Agradézcale todo a la Orden- me dijo con orgullo, deje mis cosas en un espacio que había sobre los asientos y escogí un lugar junto a la ventana a esperar que el tren partiera, se escuchaba un gran alboroto afuera pero a los diez minutos el pito de uno de los encargados sonó y la maquina comenzó a moverse, abrí la ventana y saque la cabeza para ver como primero lentamente y después cada ves mas rápido nos íbamos alejando de la ciudad, -Adiós Antofagasta…- susurre para que nadie pudiera escucharme, era el fin de un ciclo en mi vida y el comienzo de un nuevo…
[Cambio de escena]
Al plantearles que necesitaba ir por mis pertenencias antes del viaje no me pusieron oposición, eso era bueno, como le dije a Arthur no pretendía irme de la ciudad con lo puesto, aunque el hombre me dejo claro que debía de ser un equipaje ligero, me costara decidirme que empacar, tiendo a ser muy exagerada y si no tengo cuidado terminare llevando muchas cosas y seguramente la mayor parte de ellas inservibles.
Luego del desayuno decidí despedirme de todos aquellos que conocía en el hospital, después de todo eran mi familia en esta ciudad, la mayoría estaba trabajando muy duro para poder satisfacer todas las necesidades que tenia el edificio en este momento, con todos los heridos que habían todos los turnos llevaban trabajando incesantemente desde ayer, todos se despidieron con mucho cariño, habían sido años muy buenos aquí, no podía evitar soltar algunas lagrimas cuando recibía algún abrazo.
En una de las salas estaban descansando Anne y Julia, mis compañeras, que por mi culpa habían salido lastimadas, gracias a Dios no estaban graves pero aun así deberían estar por unos días mas en observación, -Cuídate mucho por favor-, me susurro al oído Anne mientras le daba un abrazo cuidando de no lastimarla mas de lo que ya estaba. –No te olvides de nosotras, promete que nos vas a escribir siempre que puedas por favor, y no hagas nada arriesgado-, dijo Julia mientras se secaba las lagrimas, -Ustedes estén tranquilas, recupérense luego, prometo que les enviare una carta lo mas del tiempo-.
-Otra cosa, se que no es el momento pero…si no es mucho problema ¿les importaría echarle un vistazo de ves en cuando a mi departamento?-, era un favor fuera de lugar pero teniendo claro que no podría llevar muchas cosas me preocupaba dejar todo solo, -No te preocupes por nada, nosotros nos encargaremos de mantenerlo limpio y ordenado para que cuando vengas tengas donde quedarte-.
-Muchas gracias a las dos, prometo venir a verlas en cuanto me sea posible-, o eso es lo que espero, no tengo claro como serán las cosas en la Orden y puede que nunca vuelva a este lugar, pero eso no se los puedo decir. Despidiéndome una ultima ves de ellas le di un ultimo paseo al hospital, recorrí cada rincón que había sido mi hogar estos últimos años, aquí fue donde aprendí muchas cosas, conocí grandes amistades y también madure, espero volver aquí…algún día.
Me tomo una hora aproximadamente despedirme de todo y de todos, cuando salí Alice y Arthur me estaban esperando en la entrada, -lamento mucho haberlos hecho esperar pero ya podemos ir por mis pertenencias-.
La ciudad estaba en muy mal estado, muchas casas destrozadas y las calles llenas de escombros, -Aun no puedo creer que esos Akumas hayan causado todo esto tan solo por tener la inocencia que traigo conmigo-.La gente estaba trabajando muy duro, mujeres y hombres, todos por igual se encontraban sacando los escombros y limpiando las calles, se notaba que se habían levantado antes que saliera el sol, también habían varios compañeros de Arthur que estaban brindándole una mano a la población, a medida que avanzábamos el buscador los iba saludando a todos.
-Bueno ¿Cuál es tu casa Rocío?- me pregunto Alice, -No esta muy lejos de aquí, lo debemos caminar unas cuatro cuadras hacia allá, luego doblar dos mas y ahí encontraremos el edificio donde vivo o mas bien donde vivía-, no tardamos en llegar al lugar que les había indicado, todo la calle estaba en mal estado, se notaba que los Akumas habían hecho de las suyas aquí.
Ya frente al edificio sentí un gran alivio al ver que este no estaba en tan mal estado comparado con otros, -No tardo en empacar-, les dije y subí con cuidado por las escaleras que estaban un poco inestables, abrí la puerta con lentitud y camine perezosamente al interior, todo estaba como lo había dejado, lo primero que ise fue buscar ropa para cambiarme, busque en el armario de mi habitación, escogí un vestido oscuro, unas calzas y botas, era un atuendo cómodo, también saque un abrigo y lo deje sobre la cama, -Mejor ser precavida, no vaya a ser que lo necesite-.
De debajo de la cama saque una maleta de mano y la comencé a llenar de ropa y zapatos, busque solo lo necesario como me dijo Arthur, era difícil elegir pero conseguí llenarla solo de cosas que necesitara, lo básico, pantalones, blusas, pijama, una falda, zapatos extra, entre otros. También saque del armario un bolso de mano, puse todo lo que no cabía en la maleta.
Procurando dejar todo bien cerrado revise las ventanas dos veces, dándole un ultimo vistazo a mi casa, cerré bien con llave, tome la maleta y el bolso y bajé al primer piso, -Ya esta, todo en orden, creo que llevo todo lo que voy a necesitar-, la maleta por suerte no estaba muy pesada y el bolso tampoco, -¿Esta segura que no se le olvida nada Señorita Rocío?, una ves partamos ya no hay vuelta atrás-, me advirtió mientras se acomodaba la mochila que llevaba en la espalda.
-No hay problema Arthur, no se me olvida nada, lo mejor será que nos vayamos de una ves, sino podría arrepentirme y tendrán que llevarme a la fuerza-, le comento en broma. Luego de recoger mis cosas nos dirigimos a la estación de trenes, pese al ataque estaba todo funcionando, muchas personas habían decidido abandonar la ciudad después de lo sucedido, no los culpo, de seguro deben de estar aterrados.
-¡Que alegría!, el tren ya esta funcionando, cuando llegamos lo tenían en mantencion pero veo que pese al ataque de los akumas esta en perfectas condiciones-, el hombre parecía feliz y yo aliviada, pensé que nos iríamos caminando, un razonamiento un tanto entupido pero aun así se me paso por la mente. –Esto…Arthur, este lugar esta muy lleno, ¿crees que encontremos pasajes a estas alturas?-, y si que estaba repleto, parecía que estaban metiendo a la gente a la fuerza en los vagones, no querían desperdiciar nada de espacio.
-¡No tiene de que preocuparse Señorita, ya tengo todo arreglado!, vengan, vengan, por aquí-, guiada por Arthur llegamos hasta el primer vagón, el encargado de recibir los boletos reconoció su rostro de inmediato, y como si fuéramos muy importantes nos guío amablemente hasta donde se encontraban los asientos mas elegantes, -Sorprendente…es primera ves que viajo en primera clase…-.
-Agradézcale todo a la Orden- me dijo con orgullo, deje mis cosas en un espacio que había sobre los asientos y escogí un lugar junto a la ventana a esperar que el tren partiera, se escuchaba un gran alboroto afuera pero a los diez minutos el pito de uno de los encargados sonó y la maquina comenzó a moverse, abrí la ventana y saque la cabeza para ver como primero lentamente y después cada ves mas rápido nos íbamos alejando de la ciudad, -Adiós Antofagasta…- susurre para que nadie pudiera escucharme, era el fin de un ciclo en mi vida y el comienzo de un nuevo…
[Cambio de escena]
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Re: Misión a Chile [Reclutamiento de Rocío Santos] [Alice]
Bueno a pesar que tuvimos un principio bastante extraño, ya que manejaste a mi personaje, pero rapidamente lo editaste. Tuviste un buen roleo en gran parte del desarrollo de la historia, no solo en como se desenvolvio tu personaje, si no también en creatividad. Esa última parte me gusto, que pusieras parte de tus ideas, después de todo, es tu reclutamiento y debes hacerlo interesante.
No tengo nada que objetar de tus post, fuiste mejorando y espero que sigas así en tus futuros post.
Tienes tus 10 puntos completos.
Tema cerrado.
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Alice
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Exorcista
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